Blogia
INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

TERRORISMO

11-M: "LOS QUE ORGANIZARON EL 11-M HABLABAN CON ACENTO ESPAÑOL"

11-M: "LOS QUE ORGANIZARON EL 11-M HABLABAN CON ACENTO ESPAÑOL"

Infokrisis.- Recientemente, la revista Debate21 ha publicado una entrevista con el periodista Luìs del Pino que, desde hace dos años, viene caracterizándose por ser uno de los más implacables investigadores sobre lo que ocurrió verdaderamente el 11-M. El fundador de Peones Negros, resume en esta larga entrevista su concepción de la conspiración que tuvo como como resultado la muerte de 192 personas y el ascenso al poder de un gobierno presidido por un inmaduro político.. que todavía estamos sufriendo. Esta entrevista nos parece el paradigma de la conspiración. Recomendamos como complemento a la lectura de esta entrevista, la obra de Ernesto Milà "11-M: los perros del infierno", Editorial PYRE

 

 

 

 

 

Entrevista a Luis del Pino

17/01/2007

“Los que organizaron el 11M hablaban español con acento de español”

Han transcurrido casi tres años desde que se cometió la masacre del 11M y los agujeros de la versión oficial son cada vez mayores. ¿Estamos cerca del esclarecimiento del 11M? ¿Cuáles son los obstáculos actuales para el esclarecimiento y quiénes ponen esos obstáculos?

Tras casi tres años de investigaciones, se ha demostrado que todas las pruebas del caso, todas las pruebas de esa presunta trama islámica que nos presentaron, eran falsas. Pruebas colocadas “a posteriori” de los atentados, manipuladas, falsificadas; por tanto, estamos ante una realidad que sí podemos afirmar: no cometieron los atentados aquéllos que nos han dicho que cometieron los atentados; y otra realidad que no podemos todavía saber: quiénes cometieron verdaderamente los atentados. Hay varias hipótesis, pero, mientras no tenga reflejo judicial toda esa investigación periodística que se ha estado haciendo acerca de las pruebas del 11M, no se desmoronará oficialmente la versión oficial; y, en tanto eso no ocurra, no van a darse las condiciones como para que, verdaderamente, desde la Policía española se empiece una verdadera investigación de qué fue lo que pasó el 11M.

Entonces, ¿los obstáculos vienen de la Policía directamente o de otras instancias?

No, los obstáculos vienen de quien manda a esa Policía. Es decir, de un gobierno que ha demostrado, desde que llegó al poder, que no sólo no tiene el más mínimo interés en que se investigue qué pasó el 11M, sino que, además, está poniendo deliberadamente piedras en el camino para evitar que esa investigación progrese. Ejemplo: hemos visto cómo a personas cuya participación en los hechos resulta realmente llamativa y poco explicada se las ha promocionado, en lugar de tratar de explicar esas presuntas negligencias que nos dicen que condujeron al 11-M. Hemos visto también cómo, desde instancias policiales, se ha procedido a falsificar presuntamente informes de investigación del 11M, como es el informe del ácido bórico. En estos momentos, hay cuatro mandos policiales imputados por esa presunta falsificación. Evidentemente, no es la Policía la que decide motu proprio ponerse a falsificar pruebas; alguien habrá dado esas órdenes, y ese alguien, evidentemente, parece que está en instancias políticas.

¿Por qué cree usted, entonces, que actúan de esta manera? ¿Qué les lleva a actuar así?

Porque el 11 de marzo sucedió un atentado que, desde luego, no fue un atentado islámico; sucedió un atentado que ha permitido que el Partido Socialista llegue al poder, y si se esclarece por qué se produjo ese atentado, a lo mejor resulta que comenzamos a entender muchas de las cosas que han pasado desde el 11 de marzo en este país.

Estamos dependiendo del hipotético desmoronamiento de la versión oficial a través del juicio, ¿podemos confiar en la Administración de Justicia?

La Administración de Justicia está formada por seres humanos y los seres humanos no son inmunes a las presiones de todo tipo. Hasta hace no mucho, la única presión que existía era la de un Gobierno empeñado en que se cerrase a toda costa la investigación. Pero, desde hace ya tiempo, hay, además, una presión social de cada vez más gente manifestando en la calle, a través de movilizaciones mensuales, su deseo de que se esclarezca la verdad. Dentro de los jueces, y no voy a dar nombres, los hay que parece que actúan al dictado de intereses políticos, y, sin embargo, hay otros jueces que tratan con honestidad, y resistiendo lo mejor que pueden esas presiones, de esclarecer la verdad. Por ejemplo, en el caso del ácido bórico, hemos visto a una buena juez, la juez Gema Gallego, resistiéndose a las presiones de todo tipo y poniendo orden en un caso que había sido embarrado y enfangado por actuaciones judiciales anteriores.

¿Hay alguien que conozca toda la verdad del 11M?

Indudablemente. Los que organizaron el 11M que, sin lugar a dudas, hablaban español con acento de español.

A veces se puede leer en su propio blog a los participantes solicitándoles a usted y a Pedro J que saquen a la luz toda la información de la que disponen. ¿Estas peticiones tienen fundamento?

Esto viene del simple sentido común. Cuando en los medios de comunicación se investiga algo tan complejo y tan grave como es el 11M, lógicamente, entre que llega una pista sobre una posible noticia hasta que esa noticia termina plasmándose en algo que se puede publicar, hay un proceso larguísimo de verificación, de constatación, de comprobación de que no se trata de ninguna pista falsa y de aseguramiento documental para que no te puedan desmentir. Recuerdo haber sacado alguna noticia que tardó un año en ver la luz. Hablamos de un proceso de verificación de algunas noticias que dura hasta un año. Simplemente, porque al lado de esa pista tienes otras doscientas. Y tienes que seguir, descartar, comprobar, quedar con unos y otros, bucear en el sumario y, al final, si consideras que esa noticia está bien amarrada, ya se puede publicar. Nosotros, ahora mismo, tenemos un montón de información, parte de la cual está contrastada, otra parcialmente contrastada y parte sin contrastar. ¿Dosificación? Estamos a expensas de la actualidad. Uno no puede sacar una noticia el mismo día o al día siguiente de que haya un atentado de ETA, porque, entonces, una noticia que puede tener importancia y que la sacas precisamente para poder transmitir a la opinión pública el mensaje correspondiente, quedaría sepultada en un mar de información que hace que pase a ser irrelevante. Eso tampoco se puede hacer, porque, de lo que se trata, en un caso como éste, no es simplemente de informar, sino de intentar que ese mensaje llegue a la opinión pública.

¿Estamos preparados los españoles para saber la verdad del 11M?

Los españoles estamos absolutamente preparados para conocer la verdad. La pregunta en sí misma es una pregunta errónea: si en una democracia los ciudadanos no pueden conocer la verdad sobre la mayor masacre terrorista que han sufrido, entonces, es que algo no funciona en ese régimen democrático. Ésa es la típica excusa que utilizan quienes manejan en la sombra los hilos de una democracia, ocultándoles esa capacidad directiva a los ciudadanos, para tratar de conservar esa gestión encubierta de los asuntos públicos. Por supuesto que estamos preparados. A lo mejor, los que no están preparados son los que tienen algo que perder si esa verdad se descubre; los que tienen algo que ocultar, porque tienen algún grado de participación, o en los hechos o en la ocultación de los hechos.

El noventa por ciento de los ciudadanos son personas de buena fe, personas a las que muchas veces las instancias políticas manejan con conceptos enormemente simplificados y bastante poco elaborados, de tal manera que se tienden a desarrollar fobias y filias políticas no justificadas, puramente sentimentales. Pero yo creo que esas personas, incluso esas personas que ya tienen desarrolladas esas fobias y esas filias políticas, son perfectamente capaces de entender las cosas cuando se les plantean. Y, por eso, yo creo que resulta muy curioso el tratamiento informativo que se da a las investigaciones que yo he venido realizando. Yo empecé a publicar análisis sobre el 11M en marzo de 2005. Publiqué el primero, que decía que la mochila de Vallecas era una prueba manipulada y, desde entonces, he publicado decenas y decenas de artículos, de noticias, de comentarios, de análisis. Todavía nadie me ha desmentido una coma. Es más, en los medios que defienden la versión oficial ni siquiera se me nombra. Entonces ¿qué estrategia han seguido? La estrategia del silencio, porque, si no puedes desmentir, entonces no hables de ello. Porque, si hablas de ello, a lo mejor resulta que esas personas bienintencionadas, a las que se les ha vendido la versión oficial, se ponen a ver los datos y se dicen “pero qué milonga me han estado contando del 11M”. Yo creo que la gente, en este país, es mucho más buena de lo que muchos quisieran, mucho menos tonta de lo que muchos quisieran y, desde luego, tienen mucho más claros los valores morales y que hay que estar del lado de las víctimas y no de los victimarios… tienen mucho más claros esos valores morales de lo que alguno quisiera.

Sin embargo, no nos han dicho nada de los terroristas del atentado de Barajas y parece que ahí se ha quedado todo.

Me pregunto si el señor presidente se dignará informar a los españoles, ahora que han pasado quince días de los atentados, al menos de lo que él reclamaba al ministro Acebes que pusiera a disposición de la opinión pública, con sólo cuarenta y ocho horas, después de la masacre del 11M. Digo yo que tendrá el señor Zapatero algo que contarnos: quiénes eran los etarras que iban en la furgoneta, dónde están las imágenes de esos etarras bajándose de esa furgoneta, cuáles son sus nombres, cómo llegaron a Madrid, cómo han introducido entre 800 y 1000 kilogramos de amonal y RDX; si el RDX es comprado o es fabricado artesanalmente; que nos cuente también si el RDX puede ser similar a lo que algunos TEDAX han declarado ante el juez que pudo estallar en los trenes del 11-M. Digo yo que el señor presidente se dignará explicarnos las cosas. Y, si no se digna explicárnoslas, habrá que exigirle que lo haga.

¿Cómo es posible que Acebes siga ocupando cargos de responsabilidad en su partido después de haber permitido tanta deslealtad en su Ministerio?

Bueno, eso a mí no me corresponde responderlo. Eso es una respuesta que el Partido Popular tendría que dar. De todos modos, ahí también tenemos clara una cosa: Acebes se comportó, a partir del 11 de marzo, como se comportaría cualquier ministro del Interior normal en una democracia normal. Es decir, su primera prioridad, como la de todo el gobierno del PP, fue la de atender a lo que el atentado había provocado, a las víctimas, asegurar la atención a los heridos, dar orden a la Policía de que se investigara. Pero desde instancias de los propios servicios del Estado se empiezan a colocar pruebas falsas y, en tres días, se monta un tinglado destinado a volcar unas elecciones. ¿Tiene ahí responsabilidad el Ministro del Interior? Sí, por supuesto. La de no haber limpiado, primero; y la de haberse dejado colar el gol, después. Ahora, una cosa es que un ministro peque de eso, y otra es que alguien se dedique a manipular, a poner pruebas falsas, a actuar con deslealtad. Esos comportamientos son mucho más graves; sin embargo, personas sobre las que hay sospechas de que puedan haber tenido esos comportamientos siguen en la vida pública; con lo cual ¿hay que limpiar la vida pública de las personas que cometen errores? Sí, pero centrémonos en los más graves, y luego ya discutiremos sobre quién se ha dejado engañar.

¿Está haciendo el PP todo lo que puede por esclarecer el 11M?

Yo creo que el PP podría hacer bastante más de lo que hace. El PP podría plantear una ofensiva parlamentaria mucho más dura; podría involucrarse más de cara a la opinión pública en la exigencia de esa verdad del 11M. Pero estamos como siempre, en una especie de círculo vicioso donde los políticos, que tienden a ser excesivamente prudentes en algunas ocasiones, consideran que si no hay un clamor de la opinión pública, no se apuntan al carro; pero, claro, si no se apuntan al carro, es más difícil que ese clamor de la opinión pública surja. Creo que la única manera de romper ese círculo vicioso es tratar, con la sociedad civil, de movilizarnos para exigir, entre todos, incluido el PP, que nos aclaren qué demonios pasó en aquellos días.

A la vista de la continua presencia de miembros de la Policía en las investigaciones del 11M, cabe preguntarse por qué nadie en la Policía tira de la manta.

¿Y quién dice que nadie en la Policía tira de la manta? Porque, evidentemente, la información que llega a los medios de comunicación lo hace por muchas vías, entre otras, de funcionarios policiales honrados, que conocen datos y que tratan de hacerlos llegar de la forma más discreta posible, por si pueden servir de ayuda.

No creo que debamos esperar tirones de la manta espectaculares por el momento. Las cosas son muy complicadas, la batalla de la opinión pública es muy dura. Hemos conseguido muchísimo en este tiempo. En un tiempo récord, se ha conseguido que la inmensa mayoría de la sociedad, incluidos votantes del Partido Socialista, tengan una duda. A lo mejor, ya buena parte de esas personas, cuando hablan del tema, dicen “no, yo no creo que esté ETA detrás, yo no creo ninguna teoría, pero es verdad que no nos han contado lo que pasó”. Porque no hay más que observar la sucesión de noticias para poner el dedo sobre todas las incongruencias, y que no es aceptable que, después de tres años, no nos digan quién puso las bombas en los trenes, dónde se montaron, cómo estaban hechas, qué explosivo se utilizó, cómo fueron los terroristas a ponerlas, cuándo las pusieron. No nos han contado nada. La versión oficial no sólo es mentira, es que, además, es incompleta. Y de eso se da cuenta todo el mundo. Salvo aquél que voluntariamente quiera ponerse una venda delante de los ojos.

Con las buenas relaciones que tenía el gobierno de Aznar con EE.UU. y otros países occidentales, ¿por qué nadie alertó de la preparación de estos atentados?

El gobierno Aznar, al día siguiente o a los dos días del atentado, pidió específicamente a los EE.UU., que sus servicios secretos que, por supuesto, tienen unas redes de captación de información de ámbito mundial enormes y que controlan infinidad de conversaciones telefónicas, de mensajes de correo que circulan por Internet, etc., revisaran los meses anteriores al 11M, por si entre toda aquella avalancha de información había algo que apuntara a que algún grupo islamista preparara el 11M. Y en toda aquella avalancha de información no había nada de nada. Es decir, no encontraron ningún rastro de ningún grupo islamista que hubiera estado preparando el atentado. Ahora bien, el hecho de que EE.UU. tenga un servicio secreto enormemente eficaz no quiere decir que controle todo lo que pase en el mundo. Y tienen sus recursos, lógicamente, en aquellos temas que les afectan. Por ejemplo, el terrorismo islamista. Si, por el contrario, en un determinado país se produce un atentado movido desde dentro y por fuerzas domésticas, como fue el caso del 11M, entonces es bastante difícil llegar, previamente, a oídos de servicios secretos extranjeros. ¿Que después los servicios secretos extranjeros de los diversos países hayan estado haciendo averiguaciones y tengan más o menos información? No lo sé. A mí, desde luego, ningún servicio secreto de ningún país extranjero me ha pasado ninguna información acerca del 11M. No sé si a otros periodistas se las habrán pasado. De todas formas, al ser un asunto interno, imagino que los servicios secretos extranjeros estarán en esto como meros espectadores de la información. Y yo, si fuera ellos, tampoco tendría ningún interés específico en pasarle esa información a nadie.

Es extraño que nadie sospechara de algo tan gordo.

¿Estamos seguros de que fue algo “tan gordo”? Es decir, ¿cuánta gente participó en la ejecución del 11M? Posiblemente, en lo que es la preparación y ejecución de los atentados, estemos hablando de un puñado de personas. ¿Media docena, quizá? La ejecución, ¿a quién pudo corresponder? Es algo tan fácil como ir al mercado de mercenarios y contratar a doce a precios no excesivamente caros, que llegan, lo hacen y se van a su país de origen.

La adquisición de los explosivos, el material, todo el diseño. Todo lo que usted describe en el libro, todos los señuelos, toda la trama que existente, lo que habían previsto…

La pregunta es: ¿todas esas pistas falsas que se utilizan para construir la versión oficial estaban preparadas de antes o son “pistas” que se improvisan después de la mañana de los atentados? Hay argumentos tanto en favor de una de las hipótesis como de la otra. Algunas pistas nos consta que son improvisadas después de los atentados. Ejemplo: la mochila de Vallecas. La mochila de Vallecas se fabrica a lo largo del día 11. El coche Skoda Fabia se deposita después, tres meses después de los atentados en la calle de Alcalá. El piso de Leganés, todo ese teatro se improvisa después de los atentados.

Pero Zougham…

La furgoneta Kangoo y Zougham son los dos datos que más llevan a pensar que había una preparación previa. Pero la participación previa tampoco exigía la participación de muchas personas. Es decir, no estamos hablando de conspiraciones de muchas personas en distintos puestos. Con muy poquitas personas se puede organizar una auténtica masacre. De hecho, en el 11S, la masacre entera fue organizada por un puñado de 16-20 personas. Organizaron el mayor atentado terrorista de toda la historia.

Por lo leído en su libro “Las mentiras del 11M”, la clave de todo está en los explosivos.

Es que ésa es la mentira original. Estallaron las bombas en los trenes y lo que había que haber hecho era, como se supone que se ha hecho con el atentado de Barajas, tomar muestras de esa explosión, analizarlas y decirles a todos los españoles: “miren, en el lugar de los hechos, se ha encontrado tal explosivo”. Resulta que, en los trenes, nos ocultaron esos análisis, nos ocultaron las muestras recogidas en los mismos y, en lugar de eso, empezaron a aparecer pruebas falsas para decirnos que se había utilizado el explosivo Goma2 Eco, lo cual permitió construir toda esa trama ficticia formada por islamistas y asturianos. Efectivamente, la clave está en los explosivos. Queremos ver esos análisis que se hicieron. Queremos que nos cuenten qué componentes químicos se utilizaron…

El PP estaba gobernando todavía. ¿Por qué no dio inmediatamente la orden de analizarlos y mostrarlos a la opinión pública?

Yo tampoco lo entiendo, pero supongo que lo que sucedió realmente aquel día fue que, a partir de las 10 de la mañana, el ministro Acebes dejó de tener el más mínimo control sobre el ministerio del Interior. Empezó a funcionar la jerarquía.

¿Estaba siendo desinformado?

Claro. Y a él le llegaba una información completamente parcial, manipulada y retardada. Y, sin embargo, esa información llegaba con mucha fluidez a otras instancias. ¿Cómo iba a suponer el ministro Acebes que la Policía le había dado el cambiazo y le estaba ocultando los informes de análisis de los trenes, para enseñarle otras pruebas con las que llevarnos a los señuelos? A ningún ministro en su sano juicio se le pasaría eso por la cabeza, y menos en ese momento, cuando su prioridad principal era enterarse, para empezar, de cuántos muertos había. Porque estábamos en esas horas durante las que esa cifra de muertos iba creciendo. Y, mientras esa cifra de muertos iba creciendo, había personas que tuvieron la frialdad suficiente de planificar ese cambiazo, de ocultar los análisis de los explosivos y empezar a hacer aparecer pruebas falsas. Ése, para mí, es uno de los mayores misterios del 11M. ¿Cómo es posible que alguien tenga esa absoluta frialdad? Porque una alternativa sería que alguien lo tuviera pensando de antemano.

Recuerda mucho a lo de Barajas con el asunto de los explosivos. Pasan los días y nadie explica qué ha explotado allí exactamente ni qué cantidad. Se puede perder el control el primer día, pero el Partido Popular tuvo un mes, antes de ceder el poder, para dar a conocer los explosivos utilizados el 11M ¿Qué sucedió?

Vamos a ver. Si a los demás, a los medios de comunicación, nos ha costado dos años y medio darnos cuenta de dónde estaba el engaño, darnos cuenta de que lo que hicieron fue, con una mano, ocultarnos los análisis de los explosivos y con la otra empezar a sacar Goma2 Eco fuera de los trenes para convencernos de que lo que se había usado era Goma2 Eco… Si a nosotros, desde fuera, y con los sistemas de investigación que tienen los medios de comunicación nos ha llevado dos años y medio ese tema, ¿cómo podemos esperar que el Ministro Acebes se diera cuenta ese mismo día de que le estaban engañando? Nos engañaron a todos. Cuando empezaron a sacar Goma2 Eco fuera de los trenes, nos decíamos: “Ah, pues se habrá usado Goma2 Eco en los atentados.” Era mentira, era un razonamiento falaz, pero todos tragamos con él.

El tema de los Tedax es muy importante. Explica en su libro que no se permitió a la Policía Científica acceder a los trenes para analizar los explosivos. ¿Cómo es posible una situación así?

A la Policía Científica sí se le permitió acceder a los trenes para los reportajes fotográficos y videográficos. El protocolo de actuación lo que marca es que los Tedax entren primero en los trenes, aseguren la zona, recojan muestras propias de su especialidad; por ejemplo, para ver cómo está hecha la bomba, etc.

¿Eran Tedax de la Guardia Civil, de la Policía Nacional?

No, no. Eran Tedax de la Policía Nacional. A la Guardia Civil no se le permitió intervenir en el 11 M. Resulta otra de las cosas muy curiosas. La Guardia Civil permaneció acuartelada, había efectivos de la GC en Valdemoro dispuestos para salir a ayudar, pero no se les permitió.

¿Quién no lo permitió?

Todavía no he logrado que nadie me explique quién no lo permitió y por qué no lo permitió. La explicación que me han dado es un tanto peregrina: son los responsables políticos que estaban en aquella fecha. Al estar en Madrid y ser zona urbana, “correspondía” a la Policía la investigación. Pero es que estamos ante la mayor masacre terrorista. Estamos hablando que hubo zonas donde la gente pidió que enviaran algún Tedax para revisar por si acaso había alguna bomba. Por ejemplo, en la furgoneta de Alcalá. A la furgoneta de Alcalá no mandaron Tedax porque estaban todos los Tedax ocupados en los escenarios de explosión. Bueno, pues a todos los especialistas en desactivación de explosivos de la Guardia Civil no se les podía haber llamado porque… no se les llamó.

¿Hay manzanas podridas en los Tedax?

¿Hay manzanas podridas entre los fontaneros o entre los periodistas? Pues claro. Entre los Tedax también, y una persona que se llama Sánchez Manzano y que era el Jefe de los Tedax, que tendría que dar muchas explicaciones, yo no sé si cometió alguna irregularidad o no, pero que, desde luego, parece que sus acciones son bastante inexplicables yo creo que está fuera de toda duda. Porque, primero, al juez se le informa que no se sabe por qué no ha explotado la mochila de Vallecas, luego nos enteramos de que tiene dos cables sueltos y de que había una radiografía donde se demuestra que estaban sueltos y que esa radiografía se hizo el propio 12 de marzo, luego este señor resulta que es quien se lleva las muestras de los trenes, incumpliendo el protocolo, porque tenían que haber ido a la sede del Grupo Provincial de Desactivación de Explosivos, no a la sede Nacional; en tercer lugar, tampoco se entregan las muestras químicas recogidas en los trenes a la Policía Científica para que analicen esos restos… es decir, hay muchas actuaciones bastante incomprensibles, o demasiado comprensibles, y esta persona, que ha sido cesada recientemente, en el juicio del 11M tendrá que dar muchas explicaciones de su actuación. Yo estoy seguro de que su actuación habrá sido enormemente correcta, pero me parece que va a tener que explicar muchos extremos de la misma. A lo mejor resulta que recibió órdenes de otras personas para actuar de una determinada manera. Bueno, pues que diga quién dio esas órdenes.

¿Podría haber otros grupos o intereses implicados?

Las cuatro hipótesis que se manejan son: islamistas con o sin participación de las cloacas del Estado; etarras con o sin participación de las cloacas del Estado; un servicio secreto extranjero con o sin participación de las cloacas del Estado; o bien, directamente, las cloacas del Estado.

La primera de las hipótesis, islamistas: si fueran los islamistas, no habría hecho falta colocar pruebas falsas para demostrar que son los islamistas, con lo cual, a fecha de hoy, es la hipótesis menos probable de todas.

La de servicios secretos extranjeros: yo, sinceramente, la descartaría de principio a fin. ¿Un servicio secreto extranjero va a ponerse a organizar atentados en España? Y menos, Marruecos, que, si sale mal la operación y se descubre que están detrás, el Rey de Marruecos pierde su privilegio de posición económica y el de su trono, porque, evidentemente, pasaría a ser un apestado en la escena internacional. Yo creo que es absurdo pensar en esas hipótesis. Con lo cual, nos quedan dos: o bien ETA, o bien cloacas del Estado. Yo espero que sea la primera, porque si es así, todavía la situación tiene un arreglo; si es la segunda… vamos a una crisis importante.

Una crisis ¿hasta qué punto?

Iríamos a una crisis en el sentido de que se habría producido un auténtico golpe de estado, puro y duro. Sería algo tan terrible como que alguien habría decidido matar a 192 personas para ocupar el poder o para que alguien que ellos quisieran ocupara el poder. Eso sería horroroso, estaríamos en el peor de los escenarios, así que confiemos en que eso no se termine confirmando.

¿Podría definir qué son para usted las cloacas del estado?

Las cloacas del estado son todos esos servicios del estado, a caballo entre los servicios de Inteligencia y los servicios policiales, que se mueven en un terreno donde se dan cita los confidentes, la delincuencia común, los infiltrados en tramas delincuenciales organizadas, y que, muchas veces, ponen su actividad al servicio de intereses que no son precisamente los del estado. Hemos tenido en España numerosos ejemplos de actuaciones irregulares de esas cloacas. Por ejemplo, el caso “La Vanguardia”, las escuchas famosas aquéllas, que habían sido organizadas con participación de personas del CNI, y donde había detrás, al parecer, toda una trama de chantaje a empresarios. Cuando un servicio secreto del estado realiza unas escuchas y graba a un empresario engañando a su mujer, eso puede quedar archivado, porque no nos interesa la vida privada de nadie, o bien alguien puede tener la tentación de usar eso como arma de chantaje. En el momento en que esos servicios del estado, que no están, por propia definición, sometidos a un control público porque se dedican a actividades encubiertas, deciden apropiarse de esa información al servicio de intereses que no son los del estado, las cloacas terminan por llenarse de inmundicia y terminan derivando en algo que actúa de manera autónoma con respecto al estado, o al servicio de otros intereses.

¿Qué opinión le merece la actuación de la Fiscalía?

Su actuación ha sido vergonzosa; no por lo que tiene de fraude a la opinión pública, o a conceptos abstractos como Verdad y Justicia, sino, especialmente, por lo que tiene de fraude a las víctimas. En los primeros meses tras la masacre, la fiscal tuvo una relación estrecha con las víctimas, pero, meses después, su actitud cambió y las abandonó.

El 4 de abril de 2004 se descubrió en Francia un arsenal de ETA con 100 kilogramos de SEMTEX. ¿Por qué cree usted que el juez Del Olmo se negó a que se publicara un informe que aclarara si el SEMTEX de ETA podría haber provocado los destrozos en los trenes?

Es una noticia curiosa. Al día siguiente de la explosión del piso de Leganés, se encuentra en Saint-Michel, una localidad francesa, un arsenal de ETA en el cual había 100 kilogramos de SEMTEX, que es un explosivo similar al C4 y es, precisamente, uno de los candidatos a haber sido utilizado en los trenes. Es similar al C4 y similar al RDX, que acaba de utilizar ETA en Barajas. La pregunta es: ¿se utilizó ese tipo de explosivo, ese SEMTEX, en los trenes? Porque, según los testimonios ante el juez del Jefe Provincial de los Tedax, Cáceres Vadillo, los agujeros de los trenes estaban hechos con explosivo militar, tipo C3 o C4; es decir, tipo SEMTEX, tipo RDX, etc… Entonces, la primera pregunta es ¿se utilizó eso? Y la segunda pregunta ¿por qué el juez, si este señor, Cáceres Vadillo, declara ante él en julio de 2004 que los agujeros de los trenes se debían a un explosivo militar, no ha investigado esa posibilidad con más ahínco? Porque consta que se le ha pedido, por parte de alguna de las partes personadas, que investigara acerca del SEMTEX encontrado a ETA en abril de 2004, y sin embargo, rechazó efectuar esas indagaciones.

¿Cuál cree que es el motivo? ¿Por qué el juez no investiga esas posibilidades?

¿Por qué el juez del Olmo actúa de esa manera? Yo, desde luego, lo ignoro, pero la instrucción que ha hecho no es de recibo. Es decir, ha negado hasta las más mínimas y sensatas solicitudes de algunas de las partes personadas, impidiendo, por ejemplo, que se hicieran diligencias sobre los explosivos utilizados en los trenes. ¿Por qué? Pues, no lo sé. Algún día tendrá que explicarlo el señor Del Olmo. ¿Está recibiendo presiones? ¿Es, simplemente, un mal juez, incompetente? Pues no lo sé. ¿Es alguien que se ha visto desbordado por las circunstancias? Pues hombre, eso es bastante posible; es un caso tremendo que le ha caído, es un caso, además, donde la Policía le ha llevado desde el principio de la mano por donde han querido, y, para cuando se dio cuenta de que le estaban toreando, ya era tarde, porque él había construido toda una instrucción que, o se tiraba abajo entera y se empezaba de nuevo o no había manera de parchear… y yo creo que, a lo mejor, estamos ante una mezcla de todo. Es decir, alguien a quien le ha caído un caso enormemente complejo, que confió en la Policía, de entrada, como no podía ser menos, pero no pegó un puñetazo en la mesa cuando debía haberlo hecho…

Siguiendo con las decisiones incomprensibles de Del Olmo, ¿por qué el juez no ha enviado una comisión rogatoria a Marruecos para interrogar a Hicham Ahmidan, encarcelado en el país vecino para cumplir una condena de ocho años?

El juez Del Olmo no ha tenido inconveniente en enviar comisiones a Argelia para solicitar el ADN de familiares de los “suicidas de Leganés”, mientras que en el caso de Ahmidan ha sido incapaz de enviar la comisión rogatoria a Marruecos. No tengo explicación para la actitud del juez.

Hasta el momento, no se nos han ofrecido imágenes de los terroristas en el interior de los trenes, ¿Qué constancia hay de que todos los autores materiales están identificados, detenidos, encausados y/o muertos?

Los que nos han dicho que son, no están; así que, difícilmente, pueden estar recogidas sus imágenes.

Pero se ordenó que los trenes fueran destruidos...

Así es. Inexplicablemente, los trenes fueron destruidos. En cualquier situación de esta naturaleza, como es preceptivo, los vehículos se conservan para que se puedan valorar los daños y para llevar a cabo todo tipo de pruebas periciales, por ejemplo, por parte de las compañías aseguradoras. En este caso, sin embargo, los trenes han sido completamente destruidos.

¿Ha recibido amenazas o presiones? ¿Teme usted por su seguridad?

No he recibido, hasta el momento, ninguna amenaza o presión, aunque sí muchos intentos de intoxicación a través de información que me hacen llegar. Pero no temo por mi seguridad. Son otros los que deben tener miedo cuando se descubra toda la verdad del 11M.

 

 

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica (XI) 1.4.2. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica  (XI) 1.4.2. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias

Infokrisis.- Cuando el Ché Guevara empieza a planificar su aventura boliviana que, tenía una secuencia argentina añadida, los núcleos guevaristas argentinos constituyeron el Ejército de Liberación Nacional que posteriormente se transformaría en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las FAR, que terminarían colaborando con el PTR-ERP en la fuga de presos del Penal de Rawson y finalmente integrándose en los Montoneros. Las FAR suponen la irrupción de una milicia marxista clásica que va hacia el peronismo, en un intento de ganar la base social del sindicalismo peronista.

 

 

1.4.2. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias

Cuando el Ché planifica su loca aventura, cuenta con los comunistas argentinos dispuestos a pasar a la lucha armada. Ni son mucho, ni están todos en la misma organización. Están dispersos, pero les une a todos ellos su admiración con el Ché y la identidad con sus estrategias de lucha. Hay militantes del Partido Comunista Argentino, del Partido Comunista Revolucionario, de las Juventudes Comunistas, militantes peronistas deslizados a la izquierda marxista, que en el último tercio de los sesenta, experimentaba la necesidad de seguir el ejemplo del Ché. Uno de aquellos militantes recuerda: "Sí, nosotros nacimos como grupo que se proponía incorporarse a la guerrilla del Che. Conocimos el proyecto con cierta antelación y nos preparamos para incorporarnos. Nuestro grupo era entonces pequeño, compuesto por gente que venía de la izquierda tradicional, algún peronista y mucha gente nueva, sin antecedentes políticos. Éramos conocidos, amigos, compañeros de luchas políticas y nos unía una idea servir en lo que pudiéramos en la columna del Comandante Che Guevara. No nos habíamos planteado una línea política independiente, delegábamos todo lo que se refiera al desarrollo integral de una organización, como es lógico, a la figura del Che”.

Pero, poco después, el Ché muere en Bolivia y el proyecto concluye. No es este el lugar para hablar sobre las implicaciones argentinas de la estrategia guevarista que abordaremos en otro lugar, pero si de recordar que en aquel momento, actuaba el Ejército de Liberación Nacional, que no protagonizó acciones terroristas, como tal, sino que era la estructura preparada para apoyar la acción del Ché en Bolivia y que luego se transformaría en las FAR. Existían también las Fuerzas Armadas de Liberación

Las FAL, de carácter marxista-leninista, actuaron entre 1969 y 1972. En su haber se cuentan las acciones más polémicas del terrorismo argentino. A finales de junio de 1969, asesinan a Augusto Timoteo Vandor, en otro tiempo delegado de Perón en Argentina. Precisamente una de las razones por las que rompieron con el Partido Comunista fue por la actitud de éste partido favorable a Vandor. Roban bancos, asaltan arsenales militares, secuestran a empresarios, asaltan emisoras de radio y radial proclamas, liberan presos arrestados, para confluir con las FAR en esta loca carrera.

Mientras que hay algo equívoco en las FAL que durante un tiempo parecen ligadas a la República Popular China, con las FAR todo está más claro. Se trata de una formación comunista, con su disciplina, su rigor y la estructuración propia de los partidos stalinistas. Con las FAL estamos ante otro fenómeno. Si desaparecen en 1972 es porque a partir de esa fecha, la República Popular China se desinteresa de las cuestiones iberoamericanas. En realidad, la creación del PCR hunde sus raíces en 1962, cuando en todo el mundo los partidos comunistas ortodoxos sufren escisiones en sus juventudes, generadas por la CIA… Pero esta es otra historia. De las FAR se empieza a oír hablar mucho más tarde, hacia finales de los sesenta, pero la sigla alcanzará fama mundial en 1972 cuando se produce la fuga del penal de Rawson.

1.4.2.1. Fuga de Rawson, masacre de Trelew

El 15 de agosto de 1972, un grupo de presos del penal de Rawson en la provincia de Chubut, al sur de Argentina, intentan fugarse. Pertenecen al PRT-ERP y a las FAR, aunque hay también algún montonero. Seis logran llegar a Chile y los otros diecinueve son fusilados el 22 de agosto en la base naval Almirante Zar. Son los “héroes de Trelew”, tal comola izquierda los ha conocido desde entonces. Fueron fusilados cuatro miembros de las FAR, once del PTR-ERP y otros cuatro montoneros. En el penal de Rawson se encontraban presos buena pare de los dirigentes de las organizaciones terroristas. Entre 1970 y 1972, la violencia no había sorprendido a la dictadura militar del general Lanusse que, había logrado infiltrar a la totalidad de los movimientos guerrilleros y terroristas. El movimiento insurreccional estaba “controlado”, aunque constantemente se creaban nuevas células. Los apellidos de los preosos en Rawson incluían el “Gotha” de las asociaciones terroristas: Mario Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Mena por el PTR-ERP, Fernando Vaca Narvaja de los Montoneros, Marcos Osatinsky y Roberto Quieto de las FAR, sin ir más lejos. Estos fueron los únicos que lograron escapar a Chile en un avión secuestrado. En cuanto a los diecinueve restantes se les aplicó la “ley de fugas”.

El comité de fuga estaba formado por Mario Roberto Santucho (PRT-ERP), Enrique Gorriarán (PRT-ERP) y Marcos Osatinsky (FAR). La fuga estaba prevista para 110 presos y en los tres meses anteriores, el comité de fuga se dedicó a perfilar el plan. Se confeccionaron unos cuantos uniformes de funcionarios penitenciarios, con los consiguientes distintivos. Se estudiaron los horarios de los aviones que aterrizaban en el cercano aeropuerto de Trelew y se consideró particularmente la forma y el momento de neutralizar a los presos. En principio solo contaban con dos pistolas, pero calculaban desarmar a los funcionarios y, tal como recomendaba Marighela, huir con las amas “requisadas”. La operación había sido apoyada sin fisuras por el PTR-ERP y por las FAR, mientras que la dirección montonera declinaba participar, teniendo la vista puesta en las elecciones que se avecinaban. A pesar de eso, los montoneros presos, dirigidos por Vaca Narvaja, decidieron colaborar en el intento de fuga. De hecho, en su última fase la fuga de los seis dirigentes guerrilleros solamente tuvo éxito a causa del “savoir faire” de Vaca Narvaja, que, vestido con el uniforme de oficial, ordenó imperativamente, al avión que ya había iniciado el despegue que se detuviera.

El penal de Rawson estaba dividido en ocho pabellones, de los que cuatro albergaban a presos políticos; las mujeres estaban en los pisos speriores. El 15 de agosto a las 18.30 con un gesto de Santucho realizado con su jersey, comenzó la fuga. Con una precisión asombrosa, en apenas diez minutos fueron reducidos aproximadamente sesenta guardia resultando muerto uno de ellos. Marcos Osatinsky, dirigente de las FAR, fue quien efectuó los disparos mortales contra el funcionario de prisiones. Los guerrilleros se habían numero del 1 al 110, los primeros eran los dirigentes guerrilleros, luego los cuadros políticos y finalmente, los militantes. Al parecer, algunos abogados del PTR-ERP habían logrado introducir unas armas que se utilizaron en la fuga. Pero las detonaciones que costaron la vida al funcionario de prisiones, hicieron pensar a los camiones que esperaban cerca de la prisión a los fugados, que la intento había fracasado y se dispersaron. Fue el gran error. Solamente permaneció en su puesta uno de los automóviles, conducido por un miembro de las FAR, que condujo a los seis dirigenes guerrilleros hasta el aeródromo de Trelew. El resto de los fugados intentó ganar el aeródromo llamando a taxis públicos, pero el BAC 111 de Austral, ya había despegado.

Los seis fugados lograron llegar a Chile y, de ahí, siguieron viaje hasta Cuba. Otro avión que debía aterrizar el Trelew, alertado por las autoridades, lo hizo en otro aeropuerto. Copados en el aeródromo y sin posibilidades de huir por aire, los diecinueve fugados convocaron una rueda de prensa y, tras recibir garantías de que serían retornados al penal de Rawson, se entregaron. Por supuesto, nadie pensaba respetar el acuerdo.

El 22 de agosto de 1972, en la intempestiva hora de las 3:30, los diecinueve presos fueron obligados a salir de sus celdas en la base Zar de la Marina. Una vez en el pasillo, los ametrallaron. Poco después, la marina hacía circular la noticia de que los presos habían intentado fugarse, arrebatando el arma  uno de los oficiales y, tras el tiroteo, murieron todos, salvo tres. La noticia de la masacre fue seguida por el estallido de 60 artefactos explosivos. Desde su exilio madrileño, Perón calificó estas muertes de “sesinatos” y, acto seguido, el día 25 de agosto, la CGT decretó un paro de 14 horas.

Hasta la fuga de Rawson, la represión se había encauzado por procedimientos, más o menos, legales. Se habían producido torturas y malos tratos, pero todavía no se habían alcanzado los excesos que tendrían lugar a partir de 1974. Puede decirse que a partir de la fuga de Rawson, las Fuerzas Armadas variaron su percepción sobre cómo podía resolverse la cuestión del terrorismo. Si las “cúpulas” guerrilleras encarceladas podían huir, era preciso liquidarlas físicamente antes de que ingresaran en prisión. Más adelante, cuando al odio hacia el terrorismo se sumó el impacto generado por sus excesos y por atentados extremadamente crueles contra oficiales y tropa, al deseo de restablecer el orden, se sumó la venganza personal. Y esto dio origen a la Triple A, y a la inflación de desaparecidos, no solamente de las cúpulas terroristas, sino de las bases y de los mismos simpatizantes. A partir de 1974, ya no se trataba solamente de hacer desaparecer –como en Trelew- a las cúpulas dirigentes del terrorismo, sino generar la sensación en la sociedad de que los terroristas, sus familiares, sus amigos, sus simpatizantes, debían desaparecer y ser ejecutados, a modo ejemplificador. Ya no se trataba solo de asesinar a los terroristas para evitar el terror, sino de hacer imposible el terrorismo en las siguientes generaciones. Y a la vista de lo que ocurrió después, la estrategia militar no iba reencaminada y mostró su brutal eficacia.

Los fusilamientos de Trelew fueron el preludio de lo que ocurriría después. Los distintos grupos guerrilleros no extrajeron las conclusiones

1.4.2.1. FAR: La guerrilla guevarista en Argentina

El 12 de noviembre de 1972, la revista chilena “Punto Fina”, publicó una entrevista con los responsables del comité de fuga de Rawson (Santucho,  Osatinsky y Fernando Vaca Narvaja, poco antes de que partieran para La Habana. La lectura de la entrevista genera inevitablemente la sensación de que los líderes guerrilleros seguían presos de un dogmatismo absolutamente ciego y que no habían advertido el significado de lo ocurrido en Trelew. Seguían como si nada, pensando que podían derrotar al Estado. Seguían sin advertir que las “organizaciones armadas” a las que aludía Santucho en el curso de esa entrevista, estaban muy distanciadas de los intereses de las masas y que la inmensa mayoría de los argentinos, especialmente de los votantes peronistas, no estaban ni a favor del terrorismo (la “guerra revolucionaria” a la que aludía Santucho en la entrevista, ni siquiera por la “construcción del socialismo”). Por lo demás, Perón seguía vivo, con pocas fuerzas, pero suficiente para condenar la amnistía general concedida por Cámpora y de reprobar indubitablemente la actividad de los grupos terroristas.

Los grupos terroristas ni siquiera estaban maduros para advertir que la situación anterior a la subida de Héctor Cámpora al poder (con el consiguiente retorno de Perón) no era la misma que durante los gobiernos de Ongania o Lanusse. A 35 años de distancia, la lectura de la entrevista de “Punto Final”, produce sonrisas y probablemente carcajadas si se ignorara todo lo que ocurrió después. Peronistas que hacen justo lo contrario de lo que Perón estima conveniente; comunistas que emulan a las guerrillas peronistas después de dos décadas de haberse convencido de que las masas obreras argentinas están con Perón; marxistas-leninistas aspirantes a montar una guerrilla rural en cualquier esquina del país.
Los tres dirigentes aludían a la “convergencia de los grupos armados” y coincidían en la necesidad de formar una “vanguardia de masas”, simple verbalismo revolucionario que jamás terminó de concretarse. De todas formas, tras Rawson las FAR iniciaron un proceso de convergencia que les llevaría a integrarse en los Montoneros.

Pero ¿qué eran las FAR? Es simple: las FAR eran el grupo armado de los partidarios argentinos de Ernesto “Ché” Guevara.

El núcleo inicial de las FAR se había formado “militarmente” en Cuba, sin embargo, por extraño que pueda parecer, sus cuadros no se nutrían ni de los escritos militares del “Ché” Guevara, ni mucho menos de la literatura guerrillera maoísta. No tenían ni idea de los escritos de Lenin o Trotsky sobre la técnica insurreccional y sus conocimientos sobre los clásicos del marxismo, eran primitivos. Todos ellos se habían nutrido de un libro muy alejado del marxismo, “Rebelión en Tierra Santa”, escrito por el terrorista sionista Menean Beguin.

Los cuadros políticos que dieron vida a las FAR no eran peronistas, sino que se ubicaban dentro del marxismo, próximo a las distintas agrupaciones comunistas. Pero el drama del comunismo argentino consistía en que, resultaba muy difícil aspirar a ser el portavoz de la clase trabajadora cuando ésta, mayoritariamente, era peronista. Así pues, en el último tercio de los años 60, además de la admiración hacia el guevarismo, la izquierda comunista argentina estaba empezando a reconocer que una vía “revolucionaria y antiimperialista, un camino de revolución nacional” (tal como lo había definido John William Cooke) solamente podía realizarse asumiendo una alianza con el peronismo, no, desde luego, contra el peronismo. Y, en este sentido, ni el ELN, ni las FAR fueron “marxistas-leninistas” en sentido estricto, sino que incorporaron elementos “latianoamericanistas” que, en Argentina, eran elementos propiamente peronistas.

1.4.2.2. Los factores que facilitan el nacimiento de los grupos armados

¿Cuándo aparecen las FAR y qué ocasiona su surgimiento? Generalmente, se ha dicho que las FAR eran el “grupo armado del Partido Comunista Argentino. En realidad, la coas no es tan simple de despachar. Si es cierto que sus miembros procedían de la Federación Juvenil Comunista, vinculada al PC, pero no es a la rama oficial, sino a una escisión que cuenta con el apoyo de los guevaristas argentinos, disidentes del Partido Comunista Revolucionario y, posteriormente, se integrarán núcleos de militantes surgidos de la dispersión de las Fuerzas Armadas de Liberación de carácter, más o menos, maoísta. Los guevaristas argentinos se habían organizado en el Ejército de Liberación Nacional, el mismo nombre que utilizará la guerrilla del Ché en Bolivia.

El 30 de julio de 970 tiene lugar la “Operación Gabriela” en la que participan por primera vez 45 guerrilleros de las FAR. Durante menos de una hora ocupan la localidad de Garín próxima a Buenos Aires, de 30.000 habitantes. La operación la dirige, personalmente, Carlos Enrique Olmedo, el jefe de las FAR. Garín es una experiencia que marca profundamente a sus protagonistas que extraen –erróneamente- como conclusión la posibilidad de crear “zonas liberadas”, algo que el PRT-ERP intentará años después en Tucumán.

Detrás de todo esto lo que se encuentra es la obra y el ejemplo del Ché Guevara. A las FAR se les consideraba “la guerrilla guevarista” de Argentina. Se ha comentado que, la formación de las FAR obedece a las necesidades de la guerrilla del Ché de extenderse también en Argentina. De hecho, el plan del Ché consistía en extender la guerrilla a la zona contigua a Bolivia, en el Norte de Argentina y también al sur de Perú. Pues bien, el núcleo originario de las FAR, debía ser el apoyo a la guerrilla del Ché en Argentina. Dado que el Ché fue liquidado en 1967, ya no tenía sentido seguir con el plan. Además, el núcleo disidente del Partido Comunista Argentino, comprometido con la guerrilla, seguramente a través de Ciro Bustos, de quien hablaremos en otro momento, se había sumergido en un debate sobre la idoneidad de la guerrilla rural. A poco de iniciarse ese debate, a lo largo de 1969-70 se descarta iniciar un foco guerrillero en Tucumán, optándose por la guerrilla urbana.

Y en entonces cuando tiene lugar la operación de Garín. Era el 30 de julio de 1970 a las 14:45. La operación había sido diseñada por Roberto Quieto, alias “El Negro”, Carlos Olmedo, alias “Germán” y Marcos Osatinsky, alias “Lucio”. La dirección táctica correspondió a Olmedo y a su mando estaban 12 mujeres guerrilleras y 24 hombres. La operación duró casi cuarenta y cinco minutos, e incluyó el asalto a la sucursal del Banco Provincia, la neutralización de la comisaría de policía y el robo de las armas, la destrucción de la estación ferroviaria y de la oficina de comunicaciones y teléfonos. Esta acción favoreció el hecho de que las FAR pudieran contar, a partir de se momento, con los abundantes fondos obtenidos en la operación.

No era la primera operación masiva que organizaban las FAR, aunque si era la más ambiciosa. En realidad, la acción de Garín estaba inspirada en un golpe de los Tupamaros uruguayos. La intención prioritaria de esta acción era la obtención de fondos, y de forma secundaria, la “propaganda armada”. Algunos de los que participaron en la operación reconocieron posteriormente que no hubo consideraciones políticas ni sociales para elegir Garín como objetivo.

Se cortaron los accesos a la ciudad y, durante los 50 minutos que duró la operación los guerrilleros no permitieron que entraran ni salieran automóviles. En total se incautaron tres millones y medio de pesos, armamento, uniformes poli­ciales y una pequeña imprenta.

La operación había sido un éxito. Los comandos se retiraron sin sufrir daños ni bajas… los dos únicos muertos fueron un policía y una mujer, durante la toma del banco. Sin embargo, en los años siguientes, Olmedo, Quieto y Osatinsky, los dirigentes de la operación morirían en los años siguientes. Marcos Osatinsky, cayó nuevamente preso en 1975 y fue asesinato ese mismo año en el curso de un traslado. Quieto, murió en 1976 liquidado por las FFAA.

En el proceso de formación de las FAR tienen importancia cinco factores:

1.- La celebración de la Conferencia Latinoamericana de Solidaridad, conocida como Conferencia Tricontinental.

2.- El inicio de la guerrilla del Ché Guevara en Bolivia y la posterior muerte del Ché en Vallegrande.

3.- Las primeras experiencias de los Tupamaros uruguayos, que consolidaron el concepto de guerrilla urbana que hasta entonces solo se había intuido.

4.- El episodio de inusitada violencia que ha pasado a la historia con el nombre de “el cordobazo”.

5.- El asesinato de Aramburu y el clima de violencia política que se viven en los medios políticos radicales a partir de 1967.

Estos cinco elementos interactúan y contribuyen a crear un caldo de cultivo particularmente revuelto que cristaliza en la formación de las organizaciones armadas y en concreto de las FAR. En realidad, puede entenderse que existieran organizaciones terroristas vinculadas al peronismo que, desde 1955 se había visto apeado del poner mediante el golpe militar de Aramburu, pero ya era más incomprensible que grupos de izquierda hubieran llegado a una conclusión estratégica similar. Los peronistas no pudieron olvidar jamás el que Aramburu fue el inspirador de la “Revolución Libertadora” y posteriormente de los 8 fusilamientos que siguieron al golpe de Estado del general Juan José Valle el 9 de junio de 1956. Aramburu entregó el poder a Frondizi dos años después, pero casi quince años después, el 29 de mayo de 1970, un grupo terrorista, hasta entonces desconocido, los “Montoneros”, lo secuestró y asesinó a los pocos días tras someterlo a un simulacro de “juicio popular”. Puedo asegurar que, al menos en ese momento, quienes componían el comando, no eran en absoluto marxistas, sino que, alguno más bien consideraba aquel crimen como una prolongación de su militancia en la Tacuara.

El 12 de enero de 1966, tenía lugar en Cuba la primera Conferencia Tricontinental, cuando el Ché se encontraba en paradero desconocido, pero nadie dudaba de que estaba articulando la guerrilla en la selva boliviana. Durante la conferencia se emitió el mensaje que el Ché había redactado para los delegados. Poco sospechaban los presentes que Castro, presionado por los rusos, había decidido prescindir del Ché. A cuarenta años de distancia, aquel mensaje suena a despedida. Es posible que, en un momento dado, el propio Ché se convenciera de que aquella aventura era imposible y que entrañaría su propia muerte. Pero el ejemplo del Ché inducía al contagio: cuando se supo que estaba recorriendo las montañas bolivianas, toda una generación de jóvenes con el cerebro ardiente se dijeron que ellos querían ser también como el Ché. Diez años después, los que fueron más lejos en su aventura, lo habían pagado con la vida. Pero en 1967, cuando se había formado el ELN en el corazón del subcontinente americano, todo era fervor y optimismo revolucionario. Luego el Ché murió, pero su ejemplo (o su mito) persistió. Y casi dos años después, tuvo lugar el “cordobaza”. Era mayo de 1969, y una sucesión de huelgas e incidentes se produjo en aquella ciudad. Había mucho expontaneismo en el movimiento huelguístico y quizás algo de subversión organizada desde Cuba (¿quién podría hoy saberlo?). El caso es que los estudiantes se sumaron a los piquetes de huelga obreros, movilizados por las agrupaciones de izquierda. Los choques fueron violentos y duraron varios días. Las fotografías que han llegado hasta nosotros evidencian la virulencia, los enfrentamientos y en desbordamiento inicial de las fuerzas de orden público. El 29 de mayo se produjo la primera víctima civil y, a partir de ahí, la ciudad se vio sembrada de barricadas. En pocas horas los revoltosos se hicieron con el control total de la ciudad incendiando oficinas estatales y empresas extranjeras. El general Ongania decide enviar al ejército, ordenando la detención de Agustín Toscos y una veintena más de agitadores sindicales. Se habló de conspiración comunista, lo que parece exagerado. Sea como fuere, el impacto de los sucesos de Córdoba fue impresionante e incentivó la actividad de los grupos de la izquierda activista que tendrían una incidencia directa en el crecimiento del PTR-ERP y de las FAR.

Hacia 1970, los tupamaros uruguayos ya se mueven como Pedro por su casa. Previamente a lanzarse a la acción, han valorado la estrategia y roto con cualquier modelo anterior. En un país pequeño y con una configuración que hace imposible la guerrilla rural, se imponía la guerrilla urbana. Además, a ellos contribuía el modelo exportado por la Tacuara, tras la desarticulación de una parte de la organización posterior al asalto al Policlínico Bancario, la propia presencia de Baxter y de otros líderes de la Tacuara en Uruguay, y las teorizaciones de Carlos Margihela en Brasil (con su “Minimanual de la Guerrilla Urbana”, por él redactado, que sería leído con fruición por los tupamaros) y de Abraham Guillén considerado como el principal teórico del movimiento. En 1970, los tupamaros se encuentran en el mejor momento y ese año y los dos siguientes, protagonizarán sus acciones más espectaculares. El ejemplo de los tupamaros también se contagia. Además, en París, los “estudiantes revolucionarios” habrán demostrado su capacidad para poner en jaque a uno de los regímenes más sólidos de Europa, el gaullismo. Así que todos estos elementos actúan sinérgicamente y provocan en Argentina la eclosión brusca y brutal de las “organizaciones armadas”.

1.4.2.3. Izquierdistas, versus montoneros

Tras el golpe de Garín, realizado con una precisión milimétrica, casi matemática, las FAR realizan una serie de golpes que se saldan con un éxito similar y que les confieren cierta fama de infalibilidad, si bien en algunas acciones cometen pequeños errores. El 10 de junio de 1970, fallan en su intento de asesinar a Carlos Fernández Leche, secretario de juzgado. En abril de 1971 atacan un camión militar, asesinan a un teniente y se hacen con numerosas armas que son utilizadas unos meses después en el atraco a la Caja Popular de Ahorro de Rosario, golpe económico que les reporta carburante para los meses siguientes. En octubre se hacen con material para montar una radio propia y en diciembre roban una cantera en Córdaba haciéndose con varias toneladas de explosivos. Nuevos robos y atracos en Córdoba, asalto a emisoras de radio emitiendo proclamas revolucionarias en la misma ciudad. El año termina con buenas perspectivas para las FAR que apenas han sufrido bajas y se sienten extraordinariamente crecidas. Y es entonces cuando deciden pasar en 1972 a los atentados personales y a los ajustes de cuentas. En abril de 1972 asesinan al teninte general Juan Carlos Sánchez en Rosario. No solo es un crimen sino además un error, en la confusión asesinan a una vendedora de diarios. La operación está al mando de Juan Roque, alias “Lino”, que luego será un destacado dirigente montonero, muriendo en 1977 en un enfrentamiento con el ejército. También está presente otro futuro jefe montonero, Martín Gras, que será detenido en 1977 y dos años después accederá a colaborar con los militares en la represión contra la guerrilla. Robarán en 1972 millón y medio de dólares en Buenos Aires y en octubre recaudarán más fondos en robos a distintos supermercados en Buenos Aires. Pero vuelven a cometer otro error fatal. En mayo de ese año se les ocurre colocar una bomba en el Sheraton. Asesinararán a un matrimonio canadiense en luna de miel.

Las acciones cometidas en 1973 tienen como objetivos, recaudar más fondos y ejecutar venganzas políticas. En enero atracan el Super Mínimas de Munro, en marzo atentan contra el Decano de Exactas de la UNLP, en mayo obtienen un cuantioso rescate por el generente de Mecánica Lanin, Enrique Fridman y en junio por el de Coca-Cola, Oscar Castell. Se cuenta –y nadie puede asegurarlo- que esa inflación de secuestros con finalidades económicas se debe a la necesidad de recaudar fondos para la campaña electoral que en esos momentos se realizaba. No parece probable. Dos días después asesinan a un dirigente gremial peronista, Pascual Almada y en lo que queda de año realizan más secuestros para obtener fondos. En julio vuelan el Pabellón Universitario de Córdoba y hasta fin de año multiplica los atentados dinamiteros, especialmente en centros universitarios.

A principios de 1974, la mayor parte de miembros de las FAR, se integran en los montoneros, pero la sigla todavía brilla con luz propia el 31 de agosto de ese año, cuando asesinan al director de IKA Renault… Entre 1970 y 1974 han realizado un portentoso esfuerzo terrorista que ha dado sus frutos. El núcleo central es marxista y, por tanto, a allí en donde están las masas. Si las masas son peronistas, habrá que estar con los peronistas y si los peronistas tienen grupos armados y de izquierdas, se tratará de apoyarlos. Esto genera un entendimiento con los “montos” con los que terminarán integrándose en 1974.

Además, en estos años, han sufrido cierto desgaste en cuadros y militantes. Carlos Olmedo, uno de los fundadores de las FAR y su jefe indiscutible en la primera fase, muere en un enfrentamiento en la ciudad de Córdoba el 3 de noviembre de 1971, en el llamado “Combate de Ferreira”. No es el único caso, a pesar de que las FAR parecen haber actuado con una técnica más precisa y eficaz de clandestinidad y a las fuerzas armadas les cuesta localizar y desarticular sus células, la realidad es que, poco a poco, van cayendo cuadros, militantes y simpatizantes. En 1974 están presos en torno a 200 militantes vinculados a las FAR. No parece que, en ese momento, las FAR tuvieran en libertad a más de 300 activistas, bien entrenados, bien pertrechados y con experiencia.

Desde la que se produjo la fuga de Rawon, montoneros y FAR estaban llevando adelante conversaciones tendentes a unificar sus fuerzas. Durante un tiempo, cada una de las partes tantea a la otra, esperando que el tiempo les vaya reforzando y mermando a la otra parte. Además, en ese período, los montoneros no se consideran ni marxistas ni siquiera izquierdistas. Cuando a finales de 1973, resulta claro que los montoneros han ganado la partida, las FAR terminan integrándose en su sigla. En la cúpula montera, a partir de entonces, aparecen nombres ilustres de las FAR. Roberto Perdía, alias “el Pelado Carlos”, Marcos Osatinski, Julio Roque o Roberto Quieto, entran en la dirección montonera. Perdía llegará a ser el número dos de la organización, mientras que los otros morían en enfrentamientos o simplemente “desaparecían”.

(c) Erneto Milà - infokrisis - infokrisis@yahoo.es

 

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica (X) 1.4. Las guerrillas peronistas. Las Fuerzas Armadas Peronistas

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica  (X) 1.4. Las guerrillas peronistas. Las Fuerzas Armadas Peronistas

Infokrisis.- A final de los años 60, distintos proyectos se ponen en marcha en la misma dirección: crear grupos armados partiendo del movimiento peronista. Las Fuerzas Armadas Peronistas serán la primera de estas formaciones, dirigidas por "Cacho" El-Kadri, un antiguo miembro de la dirección de la Tacuara. La historia de esta organización será breve y, en realidad, apenas hacía otra cosa que agrupar distintos grupos informales y sin relación entre sí que utilizaban una misma sigla. Cuando las FAP intentaron una experiencia guerrillera en Taco Ralo, las fuerzas de seguridad desarticularon de un plumazo la iniciativa.

 

 

1.4. Las guerrillas peronistas

Envar El Kadri, alias “Cacho”, era un antiguo Tacuara, devenido fundador de las Fuerzas Armadas Peronistas. Cuestan encontrar referencias a su pasado en Tacuara sobre El Kadri en las obras encomiásticas de la guerrilla. “Cacho” El Kadri, fue, dentro de la Tacuara uno de los más firmes puntales de su tendencia peronista. Las FAP no llegaron muy lejos en su aventura guerrillera. Su nombre apenas ha pasado a la historia por el intento frustrado de crear un foco guerrillero en Taco Ralo, desmantelado por la policía antes de que fuera operativo, y el asesinato del secretario general del sindicato de trabajadores mecánicos peronistas, Drik Kloosterman.  En 1980, apenas quedaban dirigentes de las FAP vivos y en libertad, así que, en la práctica, el grupo dejó de existir en esas fechas. Como todos los grupos de este tipo, abundaron las escisiones, las fusiones con otros grupos y jamás hubo una asamblea de disolución, pero tras 1973, el grupo se eclipsó.

La historia de las FAP resumen el drama de todos los grupos terroristas: iniciativas apresuradas, optimistas, que se ponen en marcha sin valorar excesivamente sus fuerzas, siempre mesiánicas, siempre con una lógica propia, alejada de la lógica “normal”, en definitiva, castillos de naipes que se derrumban al primer choque con la realidad en forma de patrulla militar armada, sin olvidar, por supuesto, la existencia de agentes provocadores, dobles agentes, triples agentes y aventureros ambiguos de pocos escrúpulos y muchas ambiciones. Y, por encima de todo, ingenuidad de unos jóvenes que han dejado atrás la adolescencia, manipulables y dispuestos a ejercer de carne de cañón de las aventuras más insensatas por cuenta de los “armadores” más irresponsables. Eso fueron las FAP y eso serán los Montoneros. En Argentina se dice que los dirigentes Montoneros, “cagaron la vida” de una generación de jóvenes revolucionarios. Así fue, en efecto, pero las FAP fueron una especie de ensayo de lo que los Montoneros convertirían en una “locura nacional”. Esta es la historia de las FAP y de su papel histórico. Luego seguirá el resto: las Fuerzas Armadas Revolucionarias, los Montoneros, el Ejército Revolucionario del Pueblo y, finalmente, sus adversarios. Las FAP y el resto de siglas del terrorismo neo-peronista e izquierdista, son la crónica de algo más que un fracaso, son la crónica de una insensatez que, por sí misma, generó la más formidable represión que se haya visto en el último tercio del siglo XX.

1.4.1. Las Fuerzas Armadas Peronistas

Lo que empieza mal, termina mal. Las FAP empezaron con el fracaso del foco de Taco Ralo y terminan peor con una asesinato estúpido y absurdo –como todos, por lo demás-, el de Dirk Kloosterman. Entre ambos, median cinco años.

En 1996, “Cacho” El Kadri no se había despertado de su fantasía y explicaba la mentalidad absurda que inspiró el foco guerrillero de las FAP en Taco Ralo: “Nos organizamos, un grupo iba a preparar un campamento en la zona de Tucumán, previamente se instalaban en un lugar para aclimatarse y para prepararse físicamente, una vez que estuviera completado el adiestramiento, la capacitación y la preparación física pensábamos dirigirnos a la zona de El Cochuna, en los montes tucumanos, para iniciar esta presencia guerrillera y simultáneamente con eso en las ciudades iban a aparecer los destacamentos, que se iban a llamar Destacamentos Descamisados Eva Perón, para hacer acciones espectaculares, propaganda armada y con todo eso pensábamos que íbamos a movilizar y arrastrar a todo el peronismo y a toda la gente, lo cual de alguna manera fue así aunque no bajo nuestra dirección, sino que se dio en una forma más espontánea, más generalizada, con la aparición de otras organizaciones peronistas y no peronistas”.

1.4.1.1. Taco Ralo. Principio y casi fin

Era 1968 y 14 guerrilleros se instalaron en un campamento llamado “El Plumerillo”, en la zona de Tucumán, próximos a la localidad de Taco Ralo. Se preparaban para iniciar la guerrilla cuando la policía irrumpió en el campamento y detuvo a los catorce guerrilleros non-natos. Era el 19 de septiembre de 1968.

No se sabía nada de la existencia de las FAP, cuando se produjo la desarticulación de Taco Ralo. En noviembre de 1968, la propia organización emitió un primer comunicado en el que detallaba algunos extremos de la operación. Lo firmaba el “Descatamento Guerrillero 17 de Octubre de las FAP”, seguramente el único que existía. El relato de la desarticulación es completamente banal: “Lamentablemente, por una falla en las debidas medidas de seguridad, al regresar de una marcha iniciada a las 4hrs. Del 19 de setiembre, siendo aproximadamente las 5.30hrs., y encontrándonos completamente desarmados, fuimos sorprendidos sin poder oponer la mas mínima resistencia, por una fuerza de cien hombres al mando del Jefe de Investigaciones de la Policía de Tucumán que creía encontrarse en presencia de un grupo de contrabandistas”. Era mentira. Años después, El Kadri recordaba la presencia de Ciro Ahumada, un oficial del ejército, como el hombre encargado de suministrarles instrucción en la guerra de guerrillas. "En realidad trabajaba para los servicios. Fue uno de los responsables de lo que después ocurrió en Ezeiza", dice uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas Peronistas. Así que la desarticulación no fue una casualidad, sino el trabajo paciente de infiltración de un agente de la inteligencia militar, en el que confiaban como “instructor”. El instructor, les delató. No sería la única ver en el caso argentino de un “núcleo guerrillero” inflado artificialmente por los servicios de inteligencia, para justificar matar moscas a cañonazos.

El episodio de Taco Ralo tiene lugar cuando el general Ongania se hace con el poder. Entonces algunos miembros de la Juventud Peronista entran en la clandestinidad. Entre el grupo se encontraba un antiguo miembro de los Uturuncos, quien les convence de irse a la montaña. Así terminan en Taco Ralo. Atracan algún banco y “requisan” vacas a los campesinos de la zona, a los que dan “vales”. Entre los 14 aspirantes a guerrillero hay una mujer, Amanda.  A los pocos días deserta uno. Pero ellos siguen preparándose para la “guerra de guerrillas”, cavan pocos de tirador, roban mulas y entierran las armas. Un protagonista explica: “Ya estábamos aclimatándonos cuando nos agarraron...". Era el 19 de septiembre de 1968. Ese mismo día se moría John William Cooke.

Durante los dos años siguientes, reaparecerían las siglas FAP en varias ocasiones y siempre propagadas por “Cacho” El Kadri y sus amigotes.

1.4.1.2. “Cacho” El Kadri, un antiguo tacuara al frente de las FAP

"Cacho" El Kadri, había nacido en 1941 el 1º de mayo, fecha ideal para un sindicalero de tomo y lomo; tenía 14 años cuando la “Revolución Libertadora” expulsó a Perón del poder y, sus biógrafos pasan apresuradamente sus primeros años de militancia política, eludiendo recordar que fue un miembro activo de la Tacuara y limitándose a decir que “fue uno de los símbolos de la militancia popular desde antes de los 60”. Amigo íntimo de “Pepelu” Nell, el “jefe militar” de Tacuara, militó en la organización y fue uno de los artífices de su deslizamiento hacia el peronismo. Esos biógrafos tienen más razón cuando recuerdan que fue “uno de los primeros en llevar a cabo la lucha armada en nuestro país”.

Dentro de Tacuara propuso que la organización, no solo se aproximara sino que se integrara en la Juventud Peronista de la que fue uno de los fundadores. Concluida la experiencia de Tacuara, se encontró desfilando por las calles en la segunda mitad de los sesenta, cantando “Los muchachos peronistas” y el “Perón, Perón que grande sos”. En tanto que co-dirigente de un amplio movimiento de la juventud, quiso apoyar sobre él la experiencia armada de Taco Ralo, de la que él, en la práctica, fue el principal responsable.

“Cacho” El Kadri conoció la cárcel entre 1960 y 1963, más tarde 1968 a 1973, exiliándose a París en 1975, desde donde fue uno de los denunciantes de los excesos de la represión militar. En los ochenta volvió a Argentina, nunca renunció a sus ideales populares, nacionales y revolucionarios, a pesar de que al regreso se dedicó a regentar una discográfica, trabajar en la industria argentina del cine y vivir unos últimos años de tranquilidad. Algo se detuvo en su cerebro. Nunca pudo olvidar a tantos camaradas muertos quizás por que él se sentía en parte responsable de tanto desastre. Tras regresar a Argentina multiplicó sus conferencias y charlas sobre las experiencias armadas (terroristas) de los años 70. No era un teórico, evidentemente, dudamos de que hubiera estudiado a fondo la experiencia castraste y tenía una idea personal de lo que era el peronismo (cada militante peronista la tiene). Del Ché conocía las frases “estrella”, pero da la sensación de que no había estudiado sus escritos militares.

Unos años antes de morir, cuando le preguntaron qué le llevó a participar en la acción política, dio unas vagas respuestas aludiendo a la injusticia, al sentido de rebeldía, que si el peronismo no podría vencer en las urnas. En el curso de esa entrevista, pasa de refilón –él mismo- su experiencia en Tacuara. Cuando le preguntan: “¿Como evoluciona en ustedes la idea de la lucha armada?”, explica que simplemente que “es el método de la prueba y cada prueba que hacés vas fracasando entonces vas pasando a otro método”. Y entonces, El Kadri, como otros muchos, va perdiendo la fe, poco a poco, en la infalibilidad de Perón. Primero le decepcionan las conspiraciones cívico-militares para retornar al poder a Perón. Luego, percibe que los cálculos de Perón sobre su retorno, son erróneos. En 1964, Perón anuncia que ese año retornará. Llega de Madrid a Brasil y allí los generales brasileños le hacen retornar a Madrid. Tal como El Kadri y otros muchos habían intuido que ocurriría. Y si el retorno pacífico no es posible… solo queda la “vía armada”. Así que bajo el gobierno militar de Ongania deciden lanzarse a la lucha armada, sin tener claro si van a organizar una guerrilla rural o urbana, ni cuáles serán sus objetivos estratégicos. Primero piensan en la guerrilla rural. Se van a Taco Ralo. La mayoría son miembros de la Juventud Peronista. Quieren emular la experiencia de los Uturuncos, incluso eligen la misma zona de Tucumán como escenario. Los catorce primeros van a montar un campamento, aclimatarse y prepararse físicamente. La estrategia –si es que puede llamarse así- consistía en abrir un foco guerrillero en la montaña tucumana y luego abrir focos en las ciudades protagonizados por “Destacamentos Descamisados Eva Perón”. La consigna de la época era “realizar propaganda armada”, aun cuando no tuvieran excesivamente claro en qué consistía. Tenían la vaga sensación de que mediante acciones espectaculares podrían atraer al grueso del peronismo hacia sus posiciones. Lo cual no ocurrió.

Cuando las fuerzas de seguridad “levantan” el campamento y detienen a todos sus miembros. Fracaso sonado, “de esos que te dejan grogui”, decía “Cacho”. Perón, a través de su delegado en el interior, salió en defensa de los detenidos. El gobierno militar los trataba de “comunistas” y Perón sostenía que no lo eran. Eso atenuó el sabor amargo del fracaso y el rigor psicológico de la cárcel. Un año después, Perón les escribió a la prisión. Volvió a levantarles la moral como sólo él sabía hacerlo y a alimentar su fantasía de que eran parte de un movimiento irresistible que avanzaba. Y fue peor, porque, en la tranquilidad de la cárcel, leen las experiencias castristas y el “¿Revolución en la Revolución?” de Regis Debray (el hombre que traicionó al Ché después de facilitar los elementos teóricos para que una generación de neo-guerrilleros se masturbara mentalmente antes de hacerse matar). 

1.4.1.3. Las posiciones ideológicas de las FAP

El 1973, cuando Héctor Cámpora se presenta a las elecciones libres con el slogan “Cámpora al gobierno, Perón al Poder”, El Kadri y sus camaradas están exultantes: creen que la “lucha armada” y el “ascenso de las luchas de masas” han creado las “condiciones objetivas para la revolución”. Santa candidez. Creían que los peronistas que seguían cantando el “Perón, Perón que grande sos”, apoyaban a las “organizaciones armadas” (cinco o seis en la época). Creían que “el pueblo estaba en armas” y que Perón retornaba para establecer el “socialismo nacional”, “expropiar a la oligarquía” y “hacer la revolución”. El Perón que retornó a Ezeiza en 1973, era un anciano que solamente tenía unas horas de lucidez al día, experimentado en el arte de mantener equilibrios entre todas las fracciones del “justicialismo”, pero al que le iba a costar seguir manteniendo ese régimen de equilibrios una vez en el poder. Pecado de ingenuidad. Pecado de juventud. Pecado de radicalismo. Pecado de ofuscación. Pecado de aventurerismo.

Estos pecados están presentes en el documento de las FAP de 1969 titulado “Por qué somos peronistas”. Se trata de un documento que llegó a España a través de los amigos que, en aquel momento seguían manteniendo relaciones con ex miembros de la Tacuara. Era una especie de manifiesto en el que se hacía la génesis de la situación argentina. El autor, realiza un “análisis de clase”, utilizando una jerga marxista clásica, que resulta paradójica con la parte final del manifiesto que da título al documento: “Por qué somos peronistas”. Y no queda muy claro.

Así se explica la génesis del peronismo: “El coronel Perón se pone a la cabeza del movimiento nacionalista -integrado por sectores de la burguesía nacional y del ejército- y de la clase trabajadora organizada con ese nuevo proletariado urbano, tomando como banderas la defensa de la naciente industria nacional, la lucha contra la penetración yankee y las reivindicaciones sociales de la clase trabajadora”. Para las FAP, dentro de un riguroso análisis marxista, el lugar del peronismo que sube al poder en 1945, es el de protagonizar la “revolución democrático burguesa”, que no “modifica en nada las estructuras de poder oligárquico”. Siguiendo el análisis de las FAP, consideran que la llegada de la crisis económica, fractura el frente peronista. Las FFAA son partidarias de la modernización de la estructuras, pero no de las políticas sociales; la “burguesía” aspira a mejorar beneficios “pactando con el imperialismo”; los “burócratas estancan el proceso”; los trabajadores están solos… Las FAP entienden que cuando “falta Evita”, el peronismo es controlado por “la burguesía”. El frente justicialista se rompe y, finalmente, la “Revolución Libertadora”, acaba con el gobierno Perón.

En los catorce años siguientes (de 1955 a 1969) la “base peronista” ve una sucesión trepidante de estrategias frustradas. El documento las menciona: “el golpismo, el electoralismo, la burocracia reformista o traidora en contacto muchas veces con jefes militares, el terrorismo y el sabotaje y solo condujeron a callejones sin salida”. Así pues, no queda más camino que situar al peronismo como uno de “los procesos de Liberación de marca Latina”. A eso le llaman “nuevo peronismo”, expresión de la “clase trabajadora”, en marcha hacia la “Revolución Social y Liberación Nacional”.

El problema era que Perón en esa época, a pesar de sus silencios, sus cartas de solidaridad y sus ambigüedades, no parecía muy decidido a impulsar la “lucha armada”. A estos, las FAP les dicen que el General inaugurara “el nuevo camino a través de la guerra revolucionaria”. Primera pirueta, algo que no estaba, evidentemente, en la intención de Perón. Pero había más errores de apreciación: “más allá de la forma, la apariencia, el pueblo no pide el retorno de un hombre sino de lo que él encarna o sea, la participación en la conducción del país”. Segunda pirueta: cuando Argentina clamaba por el retorno de Perón, lo que aspiraba es la llegada del mesías que solucionara sus problemas, no otra cosa. Y, para colmo, las FAP se creían obligadas a interpretar los designios de Perón: “Perón es un fenómeno no encuadrable en el sistema, porque la posibilidad de negociación entre Perón y el régimen no tiene existencia real, pues el significado de Perón en la Argentina son miles y miles de descamisados en la calle”. Era la tercera y definitiva pirueta. Perón estaba entrando en la tercera edad en esa época. Quizás los militares no iban a negociar con Perón, pero éste tampoco tenía voluntad ni posibilidad ya de dirigir una revolución digna de tal nombre, como máximo un cambio de gobierno.

Tras estos errores, venían las consideraciones “esotéricas” propias de la izquierda iberoamericana de la época. La referencia al Ché, cuya muerte reciente ejemplificaba la “vía guerrillera” (esto es, su fracaso, aun cuando este punto de vista no lo asumiera la izquierda aventurerista de la época), era inevitable y consta en el documento: “El CHE planteaba que no se puede ir demasiado lejos del Pueblo, ni confundirse totalmente con él, dejando de ser vanguardia”. Y ellos, las FAP, en tanto que “vanguardia” iban delante del propio Perón y de las reivindicaciones populares. Y fueron tan adelante que se quedaron solas.

El documento es de 1969, pero cuatro años después, las cosas no habían mejorado. En realidad, el siguiente manifiesto de las FAP, indica que se habían encerrado en sus razonamientos y piruetas empeñándose en interpretar lo que era el peronismo, sin atender a que Perón seguía vivo y tenía otra idea en la mente. En mayo de 1973 a los que permanecíamos atentos a la evolución del terrorismo en Iberoamérica, nos llegaba el documento “Las FAP se dirigen al pueblo”. Ya no era un ex Tacuara quien nos lo facilitó sino un miembro de esas remesas de argentinos que llegaron masivamente en aquella época a España contando inevitablemente la misma historia: “me detuvieron los mílicos y me picanearon”. Luego pedían algún favorcillo económico y desaparecían de tu vida, para recalar en Ibiza o hacer artesanía. El documento era un panfleto incendiario en el que la vanguardia seguía aspirando a ser vanguardia a despecho de cualquier otra consideración. En ese momento, Perón estaba a punto de llegar a Buenos Aires y Cámpora era presidente. Ahora les daba por hablar de Vietnam, de la libertad de los presos, a tronar contra los “burócratas sindicales”, la “oligarquía y el imperialismo”. Ya entonces denuncian a López Rega, Osinde, Calabró, Rucci y Cía, “los que hoy engañan y traicionan a nuestro Líder”. Algunos de estos morirán pronto, y otros que citan ya han sido asesinados. Las FAP parecen orgullosas de esta tarea. Si matan es por que quieren traer a Perón: “Las FAP dicen PERÓN AL PODER...”.”Al poder”, esto es, para llevar adelante las “aspiraciones revolucionaria del pueblo y de la clase obrera peronista”. “Al poder”,  “sin la corte de adulones, traidores y alcahuetes", sin “sin los López Rega, Osinde y su clan, que, sirviendo a los planes de la C.I.A. pretenden heredarlo recurriendo no solo al aislamiento del Líder, sino planteándose hasta su eliminación”… “sin los Rucci [que sería asesinado poco después], Miguel, Calabró, Romero, Rodríguez y Cía.”. Rucci, por cierto, estaba en Puerta de Hierro en una de las ocasiones que Delle Chiaie se entrevistó con el General. También estaba, vigilante, Isabelita Martínez de Perón. Rucci le entregó un libro al general, pero la mala fortuna quiso que cayera al suelo y mostrara un sobre en su interior. Eran las notas que Rucci le entregaba clandestinamente, sin que Isabelita se enterase. Ésta montó el cólera. A veces, Perón no ocultaba solamente datos a las diversas fracciones del movimiento, sino también a su esposa.

El documento terminaba con los consiguientes gritos panfletarios: “Perón al poder: con los trabajadores y no con los traidores”, seguido de un programa incendiario que incluía la expropiación a la oligarquía, la socialización de los medios de producción, la participación popular en todas las decisiones de gobierno y la ruptura y ataque al imperialismo. No era un buen presagio.

1.4.1.4. Enseñar a Perón lo que era el peronismo

Había algunos católicos en las FAP, así pues, no fue raro que se tuviera conocimiento de esta organización a través de un reportaje publicado en el nº 25 de la revista “Cristianismo y Revolución” (septiembre de 1970). El reportaje es, en realidad, una entrevista compuesta por 12 preguntas. Da la sensación de que se trata de una auto entrevista y es muy posible que sea “Cacho” quien conteste desde la cárcel. A la pregunta de “¿Qué clase de retorno y qué clase de gobierno propugnan las FAP?”, tras una larga parrafada, responden “es evidente que la humanidad marcha hoy en lo económico hacia formas socialistas de producción”, seguido de un recurso habitual del “guevarismo”, la alusión al “hombre nuevo”, del que ni se sabe qué es, ni en qué consiste: “[aspiramos a] La liberación total, la creación del hombre nuevo que buscamos trasciende los marcos puramente económicos”. La entrevista dedica buena parte de su espacio a la defensa de la estrategia de “lucha armada”: Nuestra estrategia se opone a la teoría de la insurrección popular como vía revolucionaria. Tampoco se inscribieron en una estrategia de lucha armada. (…) El nivel en que actualmente se desarrolla la ofensiva contrarrevolucionaria impone la lucha armada como una vía conducente al triunfo. Durante toda una primera etapa de la lucha de masas se seguirán dando en forma no coordinada con las acciones armadas de las organizaciones revolucionarias”. Con la “lucha armada” no buscan otra cosa más que “demostrar la viabilidad del método, por un lado, y la vulnerabilidad del régimen, por el otro”. Es, evidentemente, una fantasía porque lo que el resultado de la “lucha armada” ha demostrado es que el método es “inviable” e incluso “invulnerable”. Pero, cuando la fantasía se transforma en peligrosa es cuando se afirma que la “lucha armada” es la respuesta a la “represión policial”… cuando el razonamiento correcto es que hay “represión” por que existe “terrorismo” y no al revés. De lo peligroso a lo grotesco, cuando analizar el “fracaso de Taco Ralo”: “Taco Ralo se tiene que colocar dentro de la experiencia de la vanguardia latinoamericana (…) La derrota de Taco Ralo, no significa que en nuestro país se dé por fracasado el método de la guerrilla rural”. Y de lo grotesco a lo miope cuando se añade que “Las características especificas de la Argentina -grandes núcleos de concentración urbana, por un lado, y zonas geográficas y políticamente aptas para la lucha rural, por otro, determinan que la lucha armada se ha de verificar tanto en el terreno rural como en el urbano”. Castrismo mal digerido y escasa comprensión de lo que es la guerrilla urbana. Hablan de “descentralización de las acciones” cuando en realidad de lo que estaba ocurriendo en ese momento distintos grupos informales, sin relación entre sí, cometían atentados por su cuenta, frecuentemente contradictorios, firmándolos con la sigla FAP como podían hacerlo con cualquier otra. Esto es “expontaneismo”, no otra cosa, a pesar de que las FAP lo interpretaran que indicaba la existencia de grupos que “han comenzado a desarrollar autónomamente organizaciones armadas”.

En ese momento, las FAP proclamaban la necesaria integración de todos los grupos “armados” en un Frente de Liberación Nacional. Eran los tiempos de la guerra del Vietnam, así que, ese FLN debía de estar en contacto con otros grupos similares en toda “América Latina”, y es por ello que “La liberación total solo será producto de la derrota del imperialismo a nivel continental”. La experiencia demuestra que contra más minúsculo es un grupo y más extremista es, alberga proyectos cada vez más ambiciosos y, progresivamente más distanciados de la realidad. Las FAP en este sentido, era un paradigma. Las FAP organizadas fueron poco, apenas nada.

Lo que para la Tacuara fue el asalto al Policlínico Bancario, para las FAP fueron los 14 millones obtenidos en el asalto al Banco Alemán Trasatlántico. Fue una operación sin muertos y heridos. Tampoco se sabe mucho del destino de esta fortuna. Hasta 1968, la “lucha armada” en Argentina tiene tres nombres: la experiencia de los Uturuncos, el asalto al Policlínico por parte de la Tacuara y el episodio de Taco Ralo. Además, estaban influidos por la Revolución Cubana y la Revolución Argelina, habían hecho un todo inseparable entre la liberación nacional y la liberación social.  La muerte del Ché en Bolivia les impulsó a "seguir su ejemplo. Había llegado la hora de la acción. Teníamos la teoría de las dos patas, la guerrilla urbana y la rural". El 29 de mayo de 1970 es secuestrado Pedro Eugenio Aramburu. No son las FAP, sino los Montoneros quienes ejecutan el crimen y, entre ellos, se encuentra algún antiguo Tacuara que luego se exilia en Madrid y al que conocimos bien.

Envar El Kadri, recordó aquella época como “extraordinaria”: "lo mejor de todo fue la capacidad de entrega de los compañeros. Era verdad aquello de dar la vida por Perón”. Y añadía frases nostálgicas sobre aquela época: "fueron, sin dudas, los mejores años de mi vida. Años de entrega, solidaridad, eran los sueños de traerlo a Perón, casi un concepto mágico”.

En 1971, un sector de las FAP, formado por Eduardo Moreno, Ernesto Villanueva, el sacerdote Soler y Alejandro Peyrou, se integra en los montoneros. La última vez que se tiene noticia de esta sigla es poco después de la llegada de Perón a Ezeiza. Dirk Kloosterman secretario general del sindicato de trabajadores mecánicos (SMATA-CGT), es ametrallado. Han sido las FAP. O Robespierre redivivo.

1.4.1.5. Conclusión: hacia el abismo

Las FAP supusieron un nuevo paso al frente en los intentos de constituir un movimiento guerrillero. El marxismo –o al menos, el método de análisis marxista- ya había penetrado ampliamente en relación a anteriores intentos protagonizados por los Uturuncos o las Tacuaras. Las FAP son mucho más tributarias de las experiencias castristas que los grupos anteriores, pero su nivel teórico es todavía primitivo, casi una caricatura que contiene algunos elementos nacionalistas presentes en Tacuara y adherencias propias de la extrema-derecha de los que todavía no han sabido o podido desprenderse.

Como todos los grupos posteriores de la izquierda peronista, harán un “análisis de clase” del justicialismo, desconsiderando lo que el propio Perón –el depositario de la franquicia “peronista”- tenía en mente. Una simple huelga la tomaban como un “ascenso en las luchas obreras”, una “toma de conciencia revolucionaria de la clase obrera”, y eso les inducía a pensar –o a obstinarse en creer de la manera más subjetiva- que las condiciones estaban maduras para una guerra de guerrillas. Les era imposible pensar en que bastaba con una gestión justa y rigurosa del poder para alcanzar algunos niveles de justicia social y de bienestar para los trabajadores; querían el “todo o nada”. Para ellos, nada era la democracia de partidos con elecciones cada cuatro años; todo era la revolución socialista con la distribución de la riqueza, la expropiación de la oligarquía y el soporte a las luchas revolucionarias de liberación nacional (más o menos) que se llevaban en las antípodas.

Les era imposible pensar que Perón estaba en otras posiciones. Simplemente, ni se lo planteaban. El propietario de la franquicia, en los últimos años de su vida, quería regresar a Argentina y encabezar un gobierno democrático. Poco más. La experiencia allendista había demostrado a donde llevaban los excesos de izquierda en plena guerra fría. Y, para colmo, Allende se había dejado desbordar por los activistas vociferantes de extrema-izquierda, los mimos que en Argentina clamaban la expropiación de la oligarquía y demás lindezas. Cuando en 1972, Stefano delle Chiaie y el comandante Junio Valerio Borghese, se entrevistan con Perón –oígase bien en 1972, no en 1948 ni en 1953- éste se compromete a albergar a los exiliados políticos de la extrema-derecha europea y otros compromisos que luego, la precaria salud del general y la situación de caos en el que se desarrollaron sus últimos meses, no pudieron cumplirse. El Perón que regresa a Argentina, no es el Perón de los Montoneros, ni el que querían ver las FAP. Es otra cosa, mucho más moderada y ecléctica y, por tanto, más política. Esto es, menos vociferante y arrebatadamente revolucionaria.

Por lo demás, no había “ascenso en las luchas de masas”, no había “nuevos apoyos a la lucha armada”, no había “toma de conciencia de las masas”. Todo era una fabulación, mero subjetivismo, un falso análisis. En realidad, lo que tenía una presencia muy real eran los servicios de inteligencia que en esos momentos ya estaban infiltrados en los movimientos revolucionarios tal como demuestra la facilidad con la que, de un plumazo, el incipiente núcleo guerrillero de Taco Ralo es desarticulado… por la propia persona que debía ser su instructor. Da la sensación de que las fuerzas de seguridad del Estado habían aprendido la lección de Tacuara: un movimiento radical deja de ser un juego de niños cuando algunos de ellos toman una pistola ametralladora, matan a dos personas, hieren a otras dos y se llevan 100.000 dólares. Y aprendieron a intuir dónde estaban los grupos conflictivos y adelantarse un paso a ellos. En los años siguientes, esta tendencia se hará cada vez más evidente: las fuerzas de seguridad, siempre fueron un paso por delante de los terroristas. Siempre. Que se dejara a los terroristas actuar, para luego justificar medidas represivas, o bien que algunas células temporalmente escaparan a todo control, dio la sensación de riesgo. No existía. Todo estaba controlado. Atado y bien atado. Alguien jugó con la falta de mesura, con las ideas extremistas y con los criterios políticos inmaduros de una generación de revolucionarios. Mejor: ese “alguien” no fue uno, fueron muchos. Fueron los servicios secretos castristas empeñados en exportar guerrillas inviables y revoluciones imposibles, comisionados por el KGB que nunca olvidó que en la “Guerra Fría” se trataba de debilitar al adversario, fuera quien fuera y estuviera donde estuviera. Fue la CIA que aplicaba la doctrina de la seguridad nacional, con fidelidad perruna. Fueron los servicios secretos locales de cada país, que utilizaban el terrorismo, real o ficticio, para lograr reajustes en política interior que beneficiaran a determinados sectores. Fueron también aventureros sin escrúpulos o de pocos escrúpulos, aventureros que empezaron siendo militantes políticos nietzscheanos –al estilo de “Joe” Bóxer- y terminaron siendo agentes dobles, triples o, simplemente, perdidos en una loca aventura de la que, a fin de cuentas, solamente les interesaba salir indemenes.

Este caldo de cultivo alcanza su exasperación con los montoneros, pero ya resultaba previsible con las FAP que no fueron nada más que una sigla común utilizada por grupos sin ninguna vinculación orgánica y que, en gran medida fueron luego integrándose en los “montos”.

 

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica (X) 1.3.5. Algunas conclusiones provisionales

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica  (X) 1.3.5. Algunas conclusiones provisionales

Infokrisis.- Llegó el momento de cerrar nuestro estudio sobre el Movimiento Nacionalista Revolucionario "Tacuara", estableciendo algunas conclusiones. EL camino realizado hasta ahora supone una excursión por lo que hemos denominado la "prehistoria" de los movimientos guerrilleros y terroristas en Iberoamérica. En las próximas entregas examinaremos con el detalle que nos permite un estudio de síntesis, la naturaleza de las Fuerzas Armadas Peronistas, de los Montoneros y del PTR-ERP, concluyendo en la loca aventura de Gorriarán Merlo en el cuartel de la Tablada, en una fecha tardía.

 

1.3.5. Algunas conclusiones provisionales

En la segunda mitad de los años 60, Tacuara se extingue y sus ex militantes se dispersan. Muchos retornan a la vida tranquila y se incorporan a sus trabajos. Otros seguirán viviendo a salto de mata desvinculados de la política, pero los habrá que seguirán luchando por sus ideales –contradictorios, unos a la derecha de la derecha y otros a la izquierda de la izquierda- con excesiva frecuencia hasta la muerte. Muchos se irán al exilio y proseguirán su vida aventurera, incluso en el campo de la delincuencia común. La primera guerrilla urbana iberoamericana supuso una tragedia personal para la mayor parte de quienes la integraron.

Los tiempos no estaban maduros. En realidad, nunca iban a estarlo. El Estado Argentino era cada vez más fuerte y, por mucho que se reforzara la guerrilla, nada puede contra la capacidad represiva de un Estado moderno. Pero hay algunas conclusiones que es posible extraer sobre la historia de la Tacuara que vale la pena tener presentes:

1. En 1963 y 64, acciones como el asalto al Policlínico Bancario o el asesinato de Raúl Alterman, constituían una novedad en aquella fecha. No se habían hecho nunca antes, ni en Argentina, ni en lugar alguno. Sin embargo cinco años después, todos los grupos que practicaban la guerrilla urbana, competían por ver quien era capaz de cometer acciones similares. En este sentido Tacuara fue un precursor.

2. Tacuara fue un movimiento que entra en el esquema de lo que fueron los movimientos neo-fascistas de la misma época en Europa, sin embargo, el Estado Argentino tenía una estructura mucho más débil que sus homólogos europeos y había estado alejado de la II Guerra Mundial, por tanto no existía una represión antifascista similar o comparable a los estándares europeos. Esto favoreció que los tacuara pudieran practicar unos niveles de violencia desconocidos entre los movimientos neo-fascistas europeos.

3. Otro elemento diferencial lo constituía la existencia del peronismo, un extraño movimiento articulado en torno a un fuerte sindicalismo populista, pero con interpolaciones propios de los fascismos europeos que Perón había conocido. Esta generaba una gran ambigüedad en torno al peronismo que Tacuara experimentó en su propia carne:

- por una parte, la Tacuara originaria, seguidora de las doctrinas del Padre Meinvielle, se sentía extremadamente alejada del peronismo y compartía los hábitos del neo-fascismo.

- por otro, eso le permitía reconocer –especialmente después de la “Revolución Libertadora” que arrojó a Perón al exilio- algunos elementos neo-fascistas también inherentes a la doctrina de Perón.

Perón, por ejemplo, era anti-imperialista; Perón, además, albergaba una gran desconfianza hacia los intelectuales; Perón no era comunista; el nacionalismo de Perón insistía en la necesidad de la “liberación nacional”, tanto como los neo-fascistas europeos clamaban “contra la presencia de EEUU y la URSS en Europa”.

Luego estaba la admiración que la mayoría de Tacuaras albergaban hacia la figura de José Antonio Primo de Rivera. Como se sabe, el fundador de Falange Española, ha suscitado, incluso aquí en España, el nacimiento de organizaciones muy diversas: desde de extrema-derecha ultracatólica hasta de extrema-izquierda. Todo depende de qué parte de la obra de Primo de Rivera se tome en consideración. Y así puede entenderse que Baxter dedicara poemas a José Antonio y que también lo hiciera Ezcurra… aun cuando sus respectivas tacuaras no se parecían excesivamente.

Estos dos elementos de cierta ambigüedad doctrinal –peronismo y falangismo- introdujo en el movimiento Tacuara el germen de la vacilación y la dispersión ideológico.

4. En un país como Argentina, donde la mayor parte de la población está situada sobre zonas urbanas y los núcleos urbanos son extremadamente dispersos y solamente en las zonas del norte tucumano sería viable una guerrilla rural, Tacuara ensayó la guerrilla urbana, aun antes de que Abraham Guillén pudiera reflexionar sobre el fenómeno y cristalizar una teoría coherente sobre la misma. Allí donde los Uturuncos habían fracasado, los Tacuara, la pusieron en práctica instintivamente como plasmación de una estrategia de violencia armada.

5. Esta estrategia de violencia armada derivaba de dos elementos:

- su impulso juvenil hacia la aventura revolucionaria, inspirados primero por el mito de las SS que defendieron hasta la muerte el bunker de la Cancillería de Berlín, y después por la aventura castrista en Sierra Maestra.

- el hecho de que Perón hubiera sido expulsado por un golpe militar y los gobiernos posteriores arrinconaran y persiguieran al movimiento peronista que no consiguió regresar al poder hasta 1973. La falta de perspectiva democrática entre 1956 y 1973 favoreció la proliferación de movimientos armados de los que Tacuara fue el precedente común a todos ellos.

Poco importaba el mito –las SS o el castrismo- lo que realmente importaba era que satisfacía las necesidades psicológicas y emotivas de los jóvenes exaltados que buscaban una aventura para vivir y una causa para morir.

6. En la historia misma de Tacuara están incluidos los elementos que luego evidenciaron la debilidad de todos los movimientos guerrilleros y terroristas posteriores:

- su debilidad teórica que jamás estuvieron en condiciones de superar. Ninguno de los planteamientos ni de Tacuara, ni del resto de grupos armados que vinieron luego, respondían a las necesidades de la sociedad argentina, sino que eran, simplemente, salidas aptas solo para jóvenes exaltados y con ganas de aventura.

- ni Tacuara ni ninguno de los movimientos guerrilleros y terroristas estuvieron en condiciones de afrontar la represión en el momento en que se cebó sobre ellos. Tacuara, resultó, más o menos indemne, mientras contó con la protección de buena parte de la policía bonaerense, pero tras el asalto al Policlínico el grupo –o al menos lo esencial del mismo- fue desmantelado por las fuerzas policiales. Este mismo esquema se repetiría con el resto de grupos guerrilleros posteriores.

- Tacuara, nunca fue capaz de enunciar una estrategia de conquista del Estado, ni en su primera época, en donde las dominantes, fueron catolicismo ultramontano, antisemitismo, anticomunismo, nacionalismo, ni en la segunda época, en donde todos estos elementos se atenuaron en mayor o menor medida y apareció el peronismo “tercerista”. Nunca pudieron enunciar una estrategia realista, como tampoco pudieron hacerlo los movimientos posteriores surgidos de la dispersión de la tacuara y de la irrupción de otros movimientos guerrilleros nacidos del peronismo o de la izquierda marxista.

7. Prueba de la dispersión de Tacuara lo da el hecho de que en los quince años siguiente al golpe del Policlínico, existieron ex militantes de la Tacuara en todos los movimientos radicales argentinos y albergando posiciones antagónicas. Unos colaboraron con los militares videlistas en la represión contra la guerrilla montonera y del ERP, otros estaban entre las filas montoneras y del ERP, existieron ex miembros de la Tacuara en los dos bandos peronistas enfrentados en el aeropuerto de Ezeiza durante la llegada de Perón.

El caso de Tacuara, en buena medida, se trasladó a Uruguay en donde el Movimiento de Liberación Nacional “Tupamaros” tuvieron también un origen nacionalista hasta que Raúl Sendic los orientó hacia el marxismo. Por otra parte, la estancia de Baxter y de los miembros de la Tacuara “rebelde”, y sus contactos con los “Tupamaros”, así lo confirman.

8. Buena parte de la historia de los movimientos de izquierda terrorista o guerrillera en Argentina es incompleta en la medida en que a sus propios militantes les resulta extremadamente difícil reconocer que buena parte de sus orígenes se encuentran en la extrema-derecha neo-fascista. De ahí que reconstruir la prehistoria de todos estos grupos, cueste extraordinariamente. Por otra parte, algunos escritores especialistas en antiterrorismo y grupos armados, como Pierre de Villemarest, han sostenido una teoría absurda, pero que convenía en el fragor de la Guerra Fría: la de la identidad de fines entre el nazismo y el marxismo, a partir del Pacto Germano Soviético de 1939. Esta doctrina, por absurdo que parezca, estaba extremadamente difundida en ambientes anticomunistas y liberales de Occidente… a pesar de que no hacía honor a la verdad. Todos estos elementos, y el propio silencio de muchos ex-militantes, reciclados en la vida civil o integrados en movimientos políticos moderados y, por tanto, con ganas de hacer olvidar su pasado terrorista, han contribuido a que cueste extraordinariamente analizar el impacto y la verdadera historia de todos estos movimientos precursores del terrorismo urbano.

 

ZAPATERO SIGUE NOQUEADO DESDE EL 30 DE DICIEMBRE.

ZAPATERO SIGUE NOQUEADO DESDE EL 30 DE DICIEMBRE.

Infokrisis.- Había que esperar al debate parlamentario sobre el atentado contra la T-4 para opinar sobre el estado del gobierno. Hemos visto el debate, lo hemos seguido y no hay dudas: el gobierno sigue sin reaccionar a un atentado miserable. Y era una asignatura fácil, bastaba con animar a todos a decir “Conta ETA, a por ellos”. Pero el gobierno del eunuco mental José Luis Rodríguez Zapatero, no está para estas actitudes, sin duda, por que el presidente se niega a reconocer que nunca como hoy está en manos de ETA.

 

SI LAS ELECCIONES SE CELEBRARAN HOY, ZAPATERO AL ESTERCOLERO

 

Hace siete días, las encuestas más favorables al gobierno daban un empate técnico y en las menos favorables iba por detrás del PP en intención de voto. Cada cual puede considerar la que mejor le convenga, la realidad es que si el gobierno esperaba poder distanciarse de la oposición gracias al “proceso de paz”, esta esperanza ha quedado ampliamente desmentida. El proceso de paz lleva camino de convertirse en la tumba política de ZP.

 

Cuando los tertulianos de cámara del gobierno y los propios voceros gubernamentales afirman que el PP aprovecha el terrorismo para erosionar al gobierno, deberían responder antes a si todo este surrealista proceso de paz no fue iniciado por ZP sobre la base de que un éxito en esta materia contribuiría a hacer olvidar el empantanamiento del Estatuto de Catalunya y generaría una corriente de opinión favorable al gobierno, que le permitiría despegarse del PP.

 

Y para eso, ZP rompió unilateralmente el Pacto Antiterrorista y por las Libertades, disminuyó la presión judicial contra ETA, hizo que cesara bruscamente el acoso policial y, finalmente, desde el primer momento de la tregua, ignoró que ETA seguía extorsionando a los empresarios vascos y navarros, ignoró que sus comandos se habían provisto de nuevas armas, ignoró que estaban creando una infraestructura paralela desconocida por la policía, ignoró que ETA no es un cuerpo homogéneo y que solamente estaba hablando con el “rostro amigo” de Josu Ternera, ignoró que los datos policiales y del CNI indicaban que ETA estaba fabricando de nuevo explosivos y terminó haciendo el ridículo, primero llevando el tema del proceso de paz al parlamento español, luego al parlamento europeo y, finalmente, hablando el 29 de diciembre de 2006 diciendo que “hoy estamos mejor que hace un año y dentro de un año estaremos mejor que hoy”…

 

Todo este capítulo de debilidades y errores es propio de un incompetente llegado a la Moncloa gracias a 191 muertos y que, seguramente, se irá de la Moncloa acosado por las bombas de ETA. Y cuanto antes mejor.

 

LOS ERRORES DEL PP: REACCIONAR TARDÍAMENTE

 

Esta semana pasada hemos vivido lo que podemos llamar “la crisis de las manifestaciones”. Ni ha quedado claro para qué eran esas manifestaciones, ni mucho menos ha logrado aclararse la política antiterrorista del gobierno. Todos, en principio, estamos por “la paz”, todos, naturalmente, por “la libertad”… tales obviedades hacían imposible, aparentemente, estar en contra, salvo que se considerasen como meras ambigüedades destinadas a hacer salir del KO técnico en el que se encuentra ZP y del que sus ojeras y su rostro son la mejor huella de la crisis en la que se encuentra el eunuco mental al que su castillo de “apuestas”, “intuiciones” y “[malas] ideas”, se le empieza a desmontar.

 

Esas manifestaciones no han valido absolutamente para nada, salvo para evidenciar la fractura de la clase política ante la política antiterrorista. La manifestación del sábado en Madrid ha servido solamente para saber que tenemos sindicatos y que, hoy, su papel ya no es el de defensa de los intereses y derechos de los trabajadores (ah, pero ¿defienden algún interés y derecho de los trabajadores? o ¿no será mejor decir que las burocracias sindicales defienden sus “horas sindicales”, su seguidismo hacia el que “paga” –quien paga manda- es decir hacia el que arroja los huesos pútridos de unas subvenciones para poder mantenerlos?) para defender los derechos del gobierno a seguir manteniendo su ambigüedad criminal.

 

El papel de los sindicatos, con UGT a la cabeza y Fidalgo y ce-ce-o-o en el remolque, ha sido en esta ocasión verdaderamente patético, sólo superado por la guardia blanca de ZP, siempre dispuesta a inmolarse a lo bonzo para defender a la imagen que les permite gestionar el poder. Durante 14 días hemos visto a los Rubalcaba, a los de la Vega, a los Blanco y demás, balbucear excusas, esgrimir argumentos incompatibles con le honestidad, para que finalmente saliera el dirigente de UGT sacando las castañas del fuego al gobierno (a cambio de algo, damos por sentado).

 

Pero el PP tampoco ha dado la talla en esta semana pasada. Ha tardado en reaccionar. No se trataba solamente de decir lo que los ciudadanos que aún piensan con la cabeza son capaces de entender (que no hay paños calientes contra ETA y que solamente el terror desaparecerá cuando el último terrorista esté entre rejas), se trataba también de dar una respuesta en la calle.

 

La semana pasada, el PP y la AVT habrían tenido que dar el do de pecho. Salir a la calle y convocar el mismo día, a la misma hora, una manifestación clara, rotunda, nítida, en la que el lema hubiera sido solamente: “Contra ETA, contra los asesinos. A por ellos”. Todo lo demás es, literalmente, marear la perdiz y ejercer de lo que desde la COPE se llama el papel de “maricomplejines”.

 

Muchos ciudadanos acudieron a la manifestación gubernamental-sindical al creer que era una “manifestación contra ETA”. Y no lo era: era una manifestación para que ZP no se viera anegado en las encuestas de intención de voto.

 

Si esa masa hubiera tenido otro mensaje mucho más claro (“Contra ETA, contra los asesinos. A por ellos”) hubiéramos visto cuál de los dos mensajes era más claro.

 

Si el PP tiene miedo de hacer salir a la gente a la calle, la AVT debería de haber pensado por sí misma sobre la conveniencia de reinstaurar la claridad en el seno de la lucha contra el terrorismo.

 

CON PSICÓPATAS SOLO SE NEGOCIA EL HORARIO DEL PSIQUIATRA

 

 

En otras ocasiones hemos aludido a que el País Vasco sufre una patología social generada por muchos elementos diferentes, desde los de carácter étnico-cultural y antropológico, hasta los meramente políticos. Esa patología social tiene un nombre: “nacionalismo”, moderado o radical, pero siempre “nacionalismo”. Es evidente que cuanto más extremo es ese nacionalismo, más acusada está esa patología social, hasta un límite en el cual, ya no estamos en una “patología social”, sino ante una patología personal.

 

Resulta, cuanto menos grotesco, si no fuera dramático, que ETA en su comunicado reivindicando el hecho haya asumido el atentado, indicando que no suponía una ruptura de la “tregua”… Un psicópata es alguien que vive en un mundo propio, dotado de una lógica distinta a la normal, sin empatía con los demás, y sin tener conciencia del daño que hace. El comunicado de ETA es, en realidad, un diagnóstico clínico: están mal de la cabeza, son unos psicópatas irremediables. ¿Negociar con ellos? ¿Y por qué no con aquel loco que se cree Napoleón?

 

Digámoslo ya: en un momento en el que nada justifica el uso de la violencia, en el que adolescentes descerebrados no dudan en poner bombas de 500 kilos, supone que los psicópatas del País Vasco ya saben a donde afiliarse: a ETA, la mayor acumulación de psicópatas por metro cuadrado político.

 

Se puede negociar con alguien capaz de moverse en unas coordenadas de razonamiento lógico. No con un psicópata, en la etiología de cuya enfermedad ya está implícita una lógica particular, diferente de la “normal” y que impide cualquier entendimiento y razonamiento con alguien “normal”.

 

A partir del momento en el que ZP inicia el proceso de paz, el error  fue no establecer en el parlamento los parámetros exactos de esa negociación. No se hizo porque ZP tenía miedo de que esto inhibiera a ETA y revitalizara al sector más proclive al terrorismo. Se habló sólo de que no hubiera “negociación política”… pero entonces, ¿qué se iba a negociar?

 

Para los bienpensantes, eso implicaba que la negociación solamente se iba a realizar sobre el destino de los presos a cambio de una renuncia completa al terrorismo. Aproximación de los presos, medidas de gracia anticipadas, reducción de las peticiones fiscales y relegalización de HB… eran los techos de una negociación “no política”, pero, si estos eran los techos, ¿qué le impedía a ZP proclamarlos en voz alta para evitar cualquier ambigüedad?

 

Era evidente que ZP iniciaba las conversaciones con ETA con intención de ceder algo más. Seguramente un techo autonómico mayor, una forma de incorporar a Navarra a la Comunidad Autónoma Vasca, etc. ZP pensaba que la euforia por la paz conseguida evitaría que los electores tuvieran presente las concesiones de ZP a la banda.

 

Pero el proceso de paz ha fracasado. ZP se niega formalmente a reconocerlo. Su intervención parlamentaria de hoy lunes ha sido débil, demostrando que aún no se ha repuesto del KO que sufrió el 20 de enero. El resto de grupos parlamentarios no ha estado tan cohesionado en torno a ZP (y en el momento de escribir estas líneas, pues el debate todavía no ha concluido) como en anteriores ocasiones. Da la sensación de que el “todos contra el PP” empieza a tener fisuras. Hoy es materialmente imposible que ZP obtenga dentro de 18 meses una mayoría absoluta. Bastante tendrá con sacar unos cuantos cientos de votos por delante del PP.

 

Nunca como hoy ZP está en manos de ETA: si cede más a ETA, alguien le recordará su pacto como “la paz de la debilidad” y puede costarle demasiado cara electoralmente; si interrumpe el proceso de paz con la ambigüedad que lo ha hecho hasta ahora, corre el riesgo de que su mensaje no sea entendido y, por tanto, también sufra menoscabo electoral. Así pues ZP, por iniciativa propia, ha vinculado su destino al de una banda de psicopatones. Era imposible hacerlo peor. Era imposible encontrar a un eunuco mental más incapaz de desempeñar el cargo de presidente de gobierno. En Infokrisis, desde el 14-M hemos sido claros al respecto: ZP no era la persona adecuada para dirigir un país. Las bombas lo pusieron allí. Las bombas lo están dirigiendo al basurero de la historia.

 

LA SALIDA A LA AGONIA DEL GOBIERNO ZP: ELECCIONES YA

 

El que ha sido definido por la inmensa mayoría de periodistas y en varios medios de comunicación digitales y convencionales como el “peor presidente en la historia de la democracia”, debe DIMITIR Y CONVOCAR ELECCIONES ANTICIPADAS EN EL PLAZO MÁS BREVE POSIBLE.

 

No hay otra salida cuando se percibe claramente que el gobierno no está en condiciones de cumplir con su mandato sin desencadenar nuevas y más peligrosas crisis en cualquier lugar en donde decide tomar alguna medida. Y poco importa si es en materia antiterrorista o de inmigración, si es en materia autonómica o en materia de articulación del Estado, si es en materia de seguridad ciudadana o de política penitenciaria, en materia internacional o en materia hídrica… allí donde ZP o algunos de sus fotocopias reducidas meten la mano abren un frente de crisis.

 

Y esto ya dura demasiado. Ni las costuras de este país van a resistir 18 meses más de agonía, ni en estas condiciones se va a revitalizar la inversión, ni se van a detener los procesos centrífugos, ni siquiera vamos a saber qué futuro nos espera. En apenas 30 meses ZP ha situado este país en la duda más absoluta y en el desasosiego más amplio. Ya hemos visto lo que este gobierno podía dar de sí: ahórrenos más angustia. Ahórresenos más angustia y desasosiego. Convóquense elecciones anticipadas, ya. Sin demora y como fórmula más razonable para salir del impasse en el que nos ha metido este bobo ilustre.

 

© Ernesto Milà – infokrisis – infokrisis@yahoo.es

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica (IX) 1.3.3. El Movimiento Nacionalista Revolucionario "Tacuara"

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica  (IX) 1.3.3. El Movimiento Nacionalista Revolucionario "Tacuara"

Infokrisis.- Como fruto de las tensiones interiores entre las distintas fracciones de la tacuara, el grupo dirigido por Joe Baxter, que había protagonizado el asalto al Policlínico Bancario, se transforma en Movimiento Nacionalista Revolucionario. No se trata solamente del añadido de la coletilla "revolucionario", también existía un cambio de planteamiento ideológico y, especialmente, de estrategi política. Con el MNRT lo que quiere nacer es una guerrilla urbana antiinperialista y de liberación nacional. Algo que será común en los diez años siguientes.

 

1.3.3. El Movimiento Nacionalista Revolucionario “Tacuara”.

Tras el atraco, los dirigentes de la Tacuara se reunieron. Todavía no se había formalizado la ruptura entre las dos fracciones. Tenían dinero suficiente para armar una pequeña revolución. Solo que no tenían excesivamente claro hacia donde orientarla. Se plantearon dos opciones: o integrarse en el peronismo o alejarse de él. La dirección del movimiento se abstuvo de criticar la operación. Paradójicamente, esta inyección de fondos aceleró la ruptura entre las dos fracciones. A partir de entonces el grupo de Baxter empezó a llamarse “Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara”. La introducción de la colectiva “Revolucionario” reflejaba un cambio de actitud y la aproximación hacia los sectores revolucionarios del peronismo. No es que se aproximaran a la izquierda, sino hacía al “peronismo revolucionario”. Hasta el final, en sus panfletos, siguieron utilizando la consigna “ni derechas, ni izquierda”. A partir de entonces se produjo la ruptura con Ezcurra que seguía marcando distancias con el peronismo. Al parecer la ruptura fue amistosa, al menos en las semanas siguientes.

El dinero del Policlíno se fue cambiando poco a poco. Habitualmente comprando diarios y libros de pequeño valor, dando billetes grandes. Varios grupos de jóvenes militantes asumieron esta tarea durante los meses siguientes al atraco. Los comerciantes tenían algunos listados con la numeración de los billetes, así que si los militantes notaban que algo no funcionaba, tenían orden de desenfundar el arma, llevarse el billete y, de paso, simular un atraco para despistar a la policía.

La incipiente Tacuara “rebelde” estaba coordinada por Ossorio, Caffatti y Baxter. Ossorio utilizaba como órgano de difusión “Barricada”, mientras que Baxter y Caffatti se expresaban en la llamada “Tacuara del Manchón” (en la que se veía una mancha a modo de gota de sangre que te colocaba sobre la T del título, mientras el grupo de Ezcurra, se veía una caña –la tacuara que daba el nombre al grupo- atravesando la palabra.

En septiembre de 1963, el grupo de Ossorio y los suyos declinaron participar en la presentación del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT) en la facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires. En ese acto Baxter resaltó el carácter antiimperialista del grupo y solicitando la nacionalización de la banca –uno de los elementos estrella del programa falangista de Primo de Rivera- y de la industria petrolera. La Tacuara “rebelde” decidió involucrarse en el peronismo “revolucionario” y trabajar dentro de los sindicatos más combativos de la CGT en la construcción del Movimiento Revolucionario Peronista. La idea de Baxter y de sus compañeros era que los sindicalistas –definidos por ellos como “depositarios de la conciencia nacional”, por eso pintaban en los muros: “Tacuara, Ejército del Pueblo”- engrosaran las milicias de Tacuara. Pero, Tacuara no pudo convertirse en lo que aspiraba: “ser la vanguardia del movimiento revolucionario peronista”. Pero ni siquiera tenían las ideas claras al respecto.

Uno de los componentes del comando que asaltó el Policlínico, posteriormente exiliado en España, Carlos Arbelos, explicó la situación concreta del MNR Tacuara en aquel momento. Dice Arbelos: “Pensábamos en generar la insurrección armada a partir de una serie de hechos protagonizados por una vanguardia política, que asumiese la violencia como respuesta a las violencias que se fueron generando desde la “revolución fusiladora” de septiembre de 1955. Para lograrlo había que crear una importante infraestructura y para ello hacía falta dinero. Esa insurrección iba tener tres ejes: un foco rural en Formosa, la masiva realización de actos de violencia urbana con formas operativas simples –que fueran calando en la mayoría del pueblo peronista– y la liberación de las Islas Malvinas del dominio inglés para que allí se asentara Juan Perón y dirigiera todo el proceso de liberación nacional”. No todos los que participaron en la “Operación Rosaura” compartían el mismo programa, pero estaban de acuerdo en lo esencial, llevaban ya varios años de militancia y amistad y no era cuestión –al menos en ese momento- de malograrla.

Ninguno de los tres dirigentes de la Tacuara “rebelde”, ni Joe Baxter, ni José Luis Nell, ni Jorge Caffatti, tenían experiencia peronista. Hubo un momento en el que se sintieron próximos al peronismo, solo en tanto que reconocían a este movimiento cierta similitud con los movimientos fascistas europeos, especialmente con Falange Española y con la experiencia de la República Social Italiana. Pero en Tacuara había católicos ultramontanos y también neo-nazis. Así que, los tres dirigentes “rebeldes” se iban sintiendo cada vez más incómodos con la etiqueta tacuara. A partir del 18 de marzo de 1962, cuando Andrés Framini, dirigente sindical peronista, gana la elección para gobernador de Buenos Aires, los peronistas de Tacuara aceleran la polémica en el interior del movimiento y los “rebeldes” proponen abandonar la orientación neo-fascista y asumir el peronismo, como verdadera doctrina argentina de liberación nacional. Aunque los tres se declaraban peronistas, los tres sostenían posturas políticas diferentes. Para resumir, podría decirse que Joe Baxter giraba más a la izquierda, José Luis Nell apostaba más por una vanguardia detonante y Jorge Caffatti lo hacía hacia aspectos más populares del sindicalismo revolucionario; los tres siempre dentro del marco peronista. Baxter era el que se situaba más a la izquierda, mientras que Nell defendía una especie de foquismo castrista nacionalizado y Caffatti seguía siendo un populista de estricta observancia.

Poco después, el MNR Tacuara emitió un comunicado titulado “MNRT: violencia revolucionaria” en el que podía leerse: “No nos llegan los ataques personales, cuando lo que está en peligro es la organización misma de la Patria, como consecuencia de la acción desintegradora del imperialismo y la oligarquía local, que han subvertido todos los valores, espirituales, religiosos, económicos y políticos, al cabo de ocho años de planificación devastadora”, un lenguaje que resulta difícil describir en términos ideológicos pero que da la sensación de ser una mezcla de lugares comunes propios de la extrema-derecha y de la extrema-izquierda. Además, en otro párrafo se definían como peronistas, un elemento nuevo, no contemplado en la Tacuara de Ezcurra: “Pero vamos a precisar, sí, las causas que condujeron a la Argentina a la situación de caos y miseria en que se halla postrada, y los ideales que motivan el accionar de TACUARA, junto a los cuadros revolucionarios del Movimiento Peronista”.

Más adelante se describía el proceso de justificación de la violencia: “[en 1955] El gobierno peronista, expresión democrática de las masas argentinas, es vencido por medio de la violencia y la represión; el revanchismo más crudo es ejercitado por el gobierno de facto contra el pueblo, al tiempo que se desentierran viejos personeros de la década infame, para la ejecución de planes económicos dictados por la extranjería. Desde entonces, la fuerza, la VIOLENCIA, reemplaza al derecho porque es éste el único método con que la oligarquía puede conservar sus privilegios y tratar de doblegar la voluntad de un pueblo que, durante una década de gobierno peronista, se acostumbró a participar del poder y gozar del derecho a la vida, que antes era privilegio de unos pocos a costa de la bárbara explotación de los más”. En otro párrafo se definía al Movimiento Peronista expresión de la “revolución nacional” argentina, en un párrafo que podía ser considerado como de inspiración joseantoniana. Manejando algunos textos de Perón -"Contra la fuerza bruta sólo puede ser eficaz la fuerza inteligentemente manejada". "La guerra civil se gana no sólo en una gran batalla de conjunto, si no y preferentemente en miles de pequeños combates que se libran en todas partes y en todo momento"- se especificaba que “no habrá salida pacífica dentro del sistema”.

En este comunicado la evolución ideológica de Tacuara hacia el peronismo queda cerrada: “El M.N.R.T. tiene orgullo en decir que es una de las organizaciones peronistas que viene cumpliendo con mayor disciplina las instrucciones tácticas y estratégicas del jefe del movimiento y por eso hoy es atacada de "nazi" o de "izquierdista", según convenga a la prensa del régimen para desorientar a la opinión pública y sembrar el confusionismo en las filas del pueblo, que tanto rechaza, las copias simiescas de nuestros "nacionalistas" a la violeta paradójicamente europeizantes, como la declamatoria liberal e hipócrita de la izquierda, que siempre ha servido a los intereses de la oligarquía y del imperialismo”. Dicho lo cual vuelve la referencia joseantoniana característica que Tacuara mantuvo hasta el final: “El M.N.R.T. TACUARA no es, por lo tanto, ni de "derecha" ni de "Izquierda"”.

En el capítulo final del comunicado se expone el programa del “Comando Nacional”: movilizar todos los cudros según las directivas de Perón, imponer el programa de Huerta Grande –“olvidado por la dirección claudicante”- a través de la lucha armada y liberar a los dirigentes presos. El llamado Programa de Huerta Grande había sido elaborado por la CGT en 1962 y contenía en 10 puntos los postulados esenciales del peronismo revolucionario. El comunicado termina con las frases de rigor: “La patria será libre o la bandera flameará sobre sus ruinas ¡Perón o muerte!”.

En octubre de 1963, cuando todavía no se ha consumado la ruptura, Osorio, uno de los futuros dirigentes del grupos de Baxter, divulga un comunicado en el que critica el que los dirigentes del MN Tacuara hayan propuesto como nombres de los “comandos” de Tacuara, los de Adolfo Hitler, Benito Mussolini, Ante Pavelic y Cornelio Codreanu. Osorio propone los nombres de comando 17 de Octubre, Primero de Mayo, Eva Perón, Lealtad, etc. Junto con Baxter redacta un comunicado en el que podía leerse: “Son la clase trabajadora y los pequeños núcleos nacionales de la clase media, sin compromisos de ninguna índole con el régimen, los fundadores y herederos de la revolución nacionalista que destruirá a la antipatria para conquistar la soberanía nacional y la justicia social”. Ese comunicado, va firmado por primera vez con la sigla “Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara”. Desde ese momento, el MNRT empieza a pintar por las paredes de las principales ciudades argentinas: “Las 62 al poder”, “Todo patrón es un ladrón”, “La propiedad es un robo” y alabanzas al foco.

1.3.4. El declive de la Tacuara

Existen varias estimaciones sobre los efectivos de Tacuara. En 1962, el “Times” los cifraba en 4.000. Pero otras cifras, incluso datos que hemos podido obtener de antiguos militantes, podían llegar hasta los 10.000 en el momento en que se produjo la escisión de la “Tacuara rebelde”. Con esas cifras estaba en condiciones de competir con los grupos juveniles peronistas que, en esa época estaban todavía en fase grupuscular.

El movimiento estaba extendido a las principales ciudades del país y tenía presencia en la mayoría de universidades. No hubo ciudad importante de la República Argentina en aquella primera mitad de los años 60 que no tuviera sus muros repletos de inscripciones en las que podía leerse: “Viva Tacuara”, “Viva Rosas”, Mueran los judíos”, “Muera Castro”, “Abajo los yanquis”, “Comunistas asesinos”,“los rusos a Moscú”, “Ni yanquis ni marxistas, nacionalistas”. Las dos publicaciones del movimiento tenían tiradas de entre 5 y 10.000 ejemplares. Eran dos: “Ofensiva”, subtitulado “Órgano oficial del Departamento de Formación del Movimiento Nacionalista Tacuara”, y en menor medida “Tacuara, Vocero de la Revolución Nacionalista”. La primera era el portavoz del movimiento, su tarea era uniformizar los temas y los análisis de Tacuara. Trataba temas ideológicos, políticos y organizativos. Tacuara daba una importancia particular a la organización. Sus delegaciones locales se llamaban “fortines”. También se publicaban convocatorias de reuniones, manifestaciones y misas. Nosotros tuvimos en nuestras manos algunos de estos boletines. Su nivel era muy superior al de lo grupos españoles de extrema-derecha de la época. Se notaba cierto seguimiento de las actividades del neofascismo europeo. Algunos de estos boletines llegaron a CEDADE a través de Ángel Ricote, el cual reprodujo parte de estos materiales en los primero boletines ciclostilados del grupo.

Durante su detención la policía pregunta a Nell sobre la génesis de la Tacuara. La policía no logra explicar como pasó del nacionalismo al “marxismo”. Pero en el curso de los interrogatorios, Nell rechaza el marxismo, les explica que lo único que les interesa del maoísmo es la teoría de la chispa que puede incendiar una pradera. Les repite una y otra vez que no había problema ideológico dentro de la Tacuara, como máximo, diferentes enfoques estratégicos. La “Tacuara rebelde” piensa que ha llegado el momento de la lucha armada. Los otros, no. Las dos fracciones siguen siendo rosistas y nacionalistas, solo que interpretan el nacionalismo de manera diferente. Para los “rebeldes” este concepto se identifica con el de “liberación nacional”. La policía no termina de entender este embrollo ideológico y les pone el rótulo de “extrema-izquierda”. En realidad no lo son; pero probablemente ellos tampoco tienen clara su ubicación política. Algunos periodistas han exhumado en los últimos años las declaraciones realizadas por Nell ante la policía, como un testimonio absolutamente imprescindible a la hora de conocer las posiciones ideológicas del grupo. Cuando Perón llega a Argentina, en el aeropuerto de Ezeiza hay antiguos tacuaras en las dos fracciones que se tirotean. Allí, Nell resultará herido grave y tetraplégico.

En 1977, Arbelos fue detenido en el aeropuerto de Barajas junto con Alfredo Roca y Horacio Rossi –también antiguos Tacuaras– acusados de participar en París del secuestro de Luchino Revelli-Beaumont, director-gerente de la Fiat en Francia, por el que se pagó un rescate de dos millones de dólares. Pasó un año en Carabanchel siendo liberado por falta de pruebas; en 1978 se trasladó a Costa Rica.

A pesar de la presión policial, en los meses siguientes, el MNR Tacuara prodigó acciones de sabotaje. Atacaron intereses norteamericanos y multinacionales, entre otras las oficinas de Shell, Esso y Philips, lanzaron cócteles molotov en decenas de establecimientos, locales y oficinas, que consideraban ligados al “imperialismo” o a la “burguesía reaccionaria”, multiplicaron sus distribuciones de panfletos incendiarios, denunciaron la progresiva claudicación de los dirigentes de la CGT, pero seguían sin ser marxistas. Proponían la creación de “milicias populares” y como fórmula política el “Estado Nacional Comunitario”, propuesto por el francés Jaime María de Mahieu, a quien ya hemos aludido, uno de los teóricos más activos del neo-fascismo. Terminaban sus panfletos con los habituales “Soberanía o Muerte”, “Patria para todos o patria para nadie”, y el recientemente incorporado “Perón o Muerte”. Pero cuando se produce el secuestro de Eichman en Buenos Aires, se recrudecen los temas antisemitas y aparecen pintadas firmadas por las dos fracciones tacuara: “Queremos a Eichman de vuelta”. En los incidentes que se produjeron a continuación resultaron heridos de gravedad seis personas, entre ellos dos tacuaras.

A pesar de que Tacuara había renunciado aparentemente a su antisemitismo, eran muchos y muy diferentes los grupos que actuaban utilizando su nombre y, la mayoría seguían manteniendo reservas hacia la comunidad judía. En 1964, se produce un tiroteo durante la celebración del Plenario de la CGT de Rosario en el que mueren varios militantes de Tacuara. Parece que los comunistas dispararon sobre el grueso de la concentración sindical, considerada como un refugio de fascistas. Inmediatamente, Tacuara responde asesinando a Raúl Alterman, judío y militante comunista. Acto seguido, la familia de la víctima recibe un comunicado sin firma explicando el asesinato: “Nadie mata porque si nomás; a su hijo lo han matado porque era un perro judío comunista. Si no están conformes que se retiren todos los perros y explotadores judíos a su Judea natal ¿Qué hacen en nuestro país?”. El asesinato no fue nunca esclarecido, pero, a la vista del comunicado, era evidente que se trataba de obra de grupos antisemitas, de los que Tacuara y la GRN eran lo exponentes más agresivos. Aunque el MNR Tacuara hubiera renunciado al antisemitismo, no lo había hecho la otra fracción del grupo. Era posible que mientras los Tacuaras “revolucionarios” habían alcanzado la “fama” tras el atraco al Policlínico, la otra fracción pretendiera cultivar “laureles” realizando un atentado en la mejor tradición antisemita. Por lo demás, también era posible que la Tacuara de Baxter que, en esos momentos seguía cultivando el antisemitismo bajo la forma de antisionismo, apoyo y solidaridad con la causa palestina, y cuyo anticomunismo seguía siendo, al menos en ese momento, tan vivo y activo como el de la otra fracción, decidiera asesinar a Alterman, Sea como fuere el caso jamás fue esclarecido.

A partir del asesinato de Alternam y de la represión suscitada como consecuencia del atraco al Policlínico, Tacuara entra en colapso. Tiene a muchos militantes en la cárcel y en la clandestinidad. Las distintas corrientes internas están fraccionando al grupo que, por lo demás, ya he visto como se iban los miembros de la GRN, más tarde los seguidores de Dardo Cabo, como Caffatti y otros se integran en grupos peronistas de acción. Cabo protagonizaría en 1966 la “Operación Cóndor”, el viejo proyecto de Tacuara consistente en ocupar las Islas Malvinas y plantar la bandera argentina. Se había sumado al sindicalismo peronista de Augusto Vandor. El 6 de enero de 1977 será fusilado por efectivos militares. Por su parte, José Luis Nell se sumará en los meses siguientes a las FAR-Montoneros y como tal recibiría a Perón en Ezeiza, recibiendo dos tiros en la columna vertebral que lo dejarán tetraplégico. Dos años después pondrá fin a su vida suicidándose. Ezcurra regresa al seminario, mientras que parte de su fracción participó en las actividades de la Triple A y el Batallón 601 de la Inteligencia militar.

En los años 70 encontramos a los antiguos Tacuara absolutamente dispersos en todos los grupos que estaban realizando guerrilla urbana y guerrilla rural, pero también entre los que colaboraron con la dictadura de Ongania y luego con los grupos de choque antiizquierdistas de la Junta Militar de Videla. Cuando Perón llega a Ezeiza el 20 de junio de 1973, hay tacuaras en los dos bandos que se tirotean. Y durante la “guerra contra la subversión” entre 1975 y 1982, también hay ex-tacuaras en toda las fracciones enfrentadas.

Por su parte, Cacho El Kadri, participará en la creación de las Fuerzas Armadas Peronistas, cuando aun era miembro de Tacuara. Pero el proyecto fracasa y a principios de 1967 vuelve a la carga en el mismo proyecto trabajando con miembros del Movimiento de la Juventud Peronista, antiguos tacuaras y restos de los uturuncos. Las tácticas son las mismas que se han ensayado desde la fundación de Tacuara (robos de armas, atracos, bombas). La idea de El Kadri es constituir una guerrilla rural, pero otros ex tacuaras están por la guerrilla urbana. De todas formas las discusiones tienen poco sentido, porque en 1968, las fuerzas de seguridad del Estado localizan el campamento de Taco Ralo y dispersas a los aspirantes a guerrilleros. A partir de ese momento las FAP no pasarán de algunas pequeñas operaciones de guerrilla urbana.

 

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica (VIII) 1.3.2. La Operación Rosausa. Primera operación de guerrilla urbana

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica  (VIII) 1.3.2. La Operación Rosausa. Primera operación de guerrilla urbana

Infokrisis.- En 1963, varios militantes de Tacuara son detenidos y el partido no tiene fondos para pagar las fianzas, así que se plantean operaciones para recaudar dinero. Al poco tiempo nace la idea de realizar un "gran operativo", robando la nómina del Policlínico Bancario. Se dará a la acción el nombre clave de "Operación Rosaura" que pasará a la historia de la violencia política como la primera operación de guerrilla urbana realizada en la historia. Pocos años después, sus protagonistas se encontraban divididos en todas las guerrillas urbanas y rurales que se había generado sobre territorio argentino.

 

 

1.3.2. La Operación Rosaura

La policía conocía al MNR Tacuara, como “el grupo Baxter”. Guardaban las armas acopiadas en las criptas de los cementerios y, un buen día se plantearon cómo obtener financiación para los ambiciosos proyectos de “liberación nacional” que albergaban. Baxter solía preguntar: “¿Dónde está el dinero?”, y él mismo respondía: “En los bancos”. Era cuestión de tiempo que atracaran alguna institución bancaria Es curioso, pero esa misma pregunta la oí en Barcelona en el acto de presentación de “Cruz Ibérica”, un grupo católico ultramontano que irrumpió a principios de los años 70. Había sido formado por Fernando Alcázar de Velasco, un teórico del catolicismo militante español (o, más bien, iberista). Era un tipo brillante, hijo de un notorio falangista que aún daba que hablar en aquella época, Don Ángel Alcázar de Velasco, falangista de la primera hora. Cuando acabó la presentación, unos cuantos nos fuimos con Alcázar de Velasco a tomar unas copas. En una pizzería cercana al Instituto de Cultura Hispánica de Barcelona, Alcázar me comentó que iban a sacar un semanario, así que le pregunté: “¿de dónde vais a sacar el dinero?”. Y me respondió lo mismo que Baxter había repetido una y otra vez a sus camaradas: “el dinero está en los bancos”. No entendí, inicialmente, lo que quería decirme, pero unas semanas después, Alcázar y media docena de sus camaradas resultaron detenidos después de atracar las oficinas centrales del Banco Atlántico en Madrid. Diez años antes, los tacuaras, desde el principio de 1963 habían realizado pequeños robos a los que calificaban eufemísticamente de “apropiaciones”. Pronto iban a dar un salto.

El 17 de agosto de 1963, Día del Libertador, un grupo de la Juventud Peronista se apoderaba del sable del general San Martín. Se trataba de un gesto eminentemente simbólico, pero en aquellos mismos días, otros estaban dispuestos a cometer acciones con objetivos mucho más materiales. Uno de ellos fue la “Operación Rosaura”, históricamente, el primer episodio de guerrilla urbana en Iberoamérica. Este episodio estimuló la imaginación de los tacuaras que aspiraban a realizar acciones todavía más espectaculares. Como la necesidad crea el órgano, fue la detención de uno de los tacuaras más conocidos la que ejerció de estímulo para realizar un golpe histórico. En efecto, en 1963 Tomi Rivaric resultó detenido a causa de un enfrentamiento con estudiantes de izquierdas. Tacuara no tenía dinero para pagar la fianza. Se planificaron dos atracos que resultaron frustrados. Durante el primero, en una farmacia, acierta a pasar un policía que advierte la operación e inicia un tiroteo. El segundo tampoco prospera por otra fatalidad.

La idea de dar un golpe en el Policlínico Bancario no había partido de ningún militante de Tacuara. Ese era su punto débil. Ricardo Viera, además de ser militante de la Tacuara, era estudiante de medicina y conocía a alguien que a cambio de una parte del botín –exactamente el 30%- estaba dispuesto a aportar datos sobre el movimiento de dinero del Policlínico Bancario. El amigo de Viera era Gustavo Posse y su amante era administrativa de aquel centro. O al menos eso era lo que le había dicho. En realidad, no era la amante, sino la hermana, la que un mal día le comentó a Gustavo el día de pago de la nómina y la forma en la que llegaba el dinero al Policlínico.

Hasta ese momento, el grupo de Joe Baxter aún seguía dentro de la Tacuara originaria, pero tanto él como José Luís Nell, se habían aficionado a realizar algunas acciones para robar material y armas de guerra, así mismo, se habían especializado en atracar farmacias y gasolineras para procurarse fondos. Así que el plan presentado por Viera les interesó desde el principio…  a pesar de que en él estuviera involucrado alguien que interesado sólo en el botín que no compartía sus ideales políticos. En los días siguientes, se preocuparon por reunir sistemáticamente cuantos datos pudieron sobre la operación. Y lo hicieron adelantándose en cinco años a los consejos que luego daría Carlos Marighela en su “Minimanual de la Guerrilla Urbana”.

La planificación atravesó distintas fases. La primera fue la de recogida de información. Y la realizaron sistemáticamente durante las primeras semanas. Estudiaron el edificio, los horarios de la furgoneta que llevaba el dinero, el número de personas presentes y las vías de escape. A partir de estos datos, planificaron el que pasará a la historia como el primer gran golpe económico de una guerrilla urbana. Ellos no tenían conciencia de ello, pero a estas alturas, Tacuara se había convertido en la primera guerrilla urbana de la historia. Dieron a la operación el nombre de “Rosaura”. Se habían inspirado en una película de éxito estrenada unos años atrás, “Rosaura a las diez”, dirigida por Mario Soffici sobe una novela de Marco Denevi.

El primer plan que diseñaron era, pura y simplemente, una enormidad. Se trataba de desplazar a decenas de militantes y tomar al asalto el Policlínico. Uno de los comandos debería arrojar gases lacrimógenos y bombas de humo en el interior del recinto para crear confusión. Otro comando dispararía a las ruedas de los coches que se encontraban estacionados y a los autobuses públicos que circulasen por las inmediaciones a fin de bloquear las calles e impedir la persecución… en total haría falta no menos de treinta militantes. Demasiado. Así que el plan se abandonó. Tacuara había aprendido mucho desde su fundación sobre las técnicas de combate callejero. Tenían cierta práctica en disparar desde furgonetas a las ruedas de los transportes públicos con carabinas del 22. Así creaban barricadas que impedían a la policía llegar hasta los manifestantes. Los embotellamientos producidos colapsaban el centro de las ciudades y generaban un caos inenarrable que contribuía a aumentar la sensación, como decían ellos, de que “a Tacuara no la para nadie”, consigna que, por otra parte, pintaban a brochazos en los muros de las principales ciudades del país.

El plan final fue perfilándose poco a poco, tras algún fracaso notorio. En el mes de junio, cuando ya estaba todo prepardo, se les ocurrió robar una furgoneta, anestesiaron al conductor, lo amordazaron y le vendaron la cara para evitar que se viera la mordaza, luego lo tendieron en una camilla y así pretendían entrar en el hospital. Pero se produjo el consabido fallo técnico. Una vez cumplida la primera parte del plan, la furgoneta se averió. Al día siguiente los diarios bonaerenses reprodujeron la noticia: cerca del Hospital Militar, había aparecido una ambulancia con el chofer anestesiado y amordazado. Nadie podía explicar que había ocurrido ni para qué todo aquello… Así que continuaron perfilando la operación. De todas formas, tenían ya decidido entrar en el policlínico en ambulancia.

Aquel día llovía en Buenos Aires. Era el 29 de agosto de 1963. A las 7 de la mañana, dos tacuaras fueron a buscar la ambulancia que habían contratado telefónicamente el día anterior. Narcotizaron al chofer y fueron a buscar a Tomislav Ribaric, estudiante de medicina descendiente de croatas, y Horacio Rossi, alias “El viejo”, (que años después secuestraría a Revelli-Beaumont, el directio de FIAT en París). Rossi condujo la ambulancia. Así llegaron al Policlínico, donde vieron en el automóvil robado el día antes a Fredy Zarattini, Jorge Andrés Cataldo y Rubén Rodríguez cuyos destinos hasta entonces iban unidos pero que en breve se separarían: el primero se orientó hacia el anticomunismo, mientras que los dos segundos figuran entre los fundadores de las Fuerzas Armadas Peronistas en 1977. Cerca se encontraban también José Luís Nell, Carlos Arbelos y Jorge Caffatti, los dos primeros vestidos de blanco. Posse se apostó cerca para recibir su parte del botín. Otros dos autos con militantes armados estaban apostados en las inmediaciones por si era precisa su intervención. Todos iban armados procedentes de robos o bien entregadas por militares de la marina y la aviación. Eran pistolas del 45 y una ametralladora PAM manejada por Nell, jefe de la “milicia tacuara”.

Una ambulancia con la sirena encendida llega a las 12 y se estaciona en el interior del Policlínico. El conductor y su acompañante vestían batas blancas y comentan al guardia de la entrada que traían a un enfermo. El vigilante observa que, efectivamente, hay una camilla con alguien que parece un enfermo. En ese momento, aparca cerca una camioneta IKA de la Dirección de Servicios Sociales Bancarios con catorce millones de pesos de la época (100.000 dólares de la época) para el pago de los salarios del personal. Dentro del hospital, cien personas empleados ya se han colocado en fila tras la ventanilla de pago de salarios. Cuando dos oficinistas salen a recoger el dinero, se escucha un grito: “-¡Quietos! ¡Esto es un asalto!”. Es Nell que empuña una pistola-ametralladora PAM.

El sargento, a punto de jubilarse, intentó desenfundar su arma y José Luis Nell disparó contra él, hiriendo al agente y a tres empleados, pero matando a un ordenanza y al chofer de la camioneta que transportaba el dinero. Nell, al entrar en el Policlínico Bancario, dio una voz de alto a cinco metros de donde estaban descargando el furgón con el dinero. Estaba demasiado lejos y la víctimas no respondieron a la voz militar de “¡alto!”. Los dos muertos causaron un extraordinario impacto entre los tacuaras. Fue su primera operación de guerrilla urbana, pero también la última. En sus planes, en ese momento, no estaba el matar y habían matado a dos personas. Tras la “Operación Rosaura” ya no habrán más “operativos militares”.

Mientras los empleados miran al joven de la ametralladora, no atienden a otros dos muchachos que los apuntaban con pistolas, escondidos entre los coches estacionados. Tras los disparos que causaron las dos muertes, los dos jóvenes que permanecían ocultos, tomaron las sacas con el dinero y suben a la ambulancia en la que habían llegado antes. En menos de cinco minutos todo ha terminado. Los asaltantes han huido. 

Nell, en ese momento era chofer de un oficial del ejército. Estaba acabando su servicio militar y, cada día, debía dejar el automóvil utilizado por este oficial en la tarde y volver a por él a la mañana siguiente. En ocasiones anteriores, cuando Tacuara ejecutaba alguna operación, Nell utilizaba el mismo coche militar para trasladar a sus camaradas a parkings en donde robaban algunos vehículos durante unas horas para ejecutar el golpe. En total, habían participado en la acción 10 militantes que, después de la acción se dispersaron en distintas dirección. El balance de la operación fue un botín de 100.000 dólares, dos policías muertos y tres heridos

Tras los disparos, Carlos Arbelos y Jorge Caffati se hicieron cargo de las sacas del dinero. Arbelos terminaría exiliado en España y haría amistad, entre otros, con el guitarrista Paco de Lucia. El “Flaco” Rubén y dos más desaparecieron el automóvil conducido por éste. Otros tres se fueron caminando y dos tomaron un transporte público. Luego se reunieron en un apartamento del centro. Estaban todos. Nadie había resultado detenido. La primera operación de una guerrilla urbana se había saldado con un éxito. Fredi Zarattini vigilaba las inmediaciones. Tuvo gracia por que 15 años después, Zarattini trabajaba en Centroamérica. Recibimos la orden de ponernos en contacto con él. No lo conocíamos, pero en aquel pequeño aeropuerto solamente había una persona que podía ser Fredi: pelo engominado hasta la exageración, corpulento y con rayban. En efecto, era él. Quince años después del asalto al Policlínico seguía embarcado en aventuras políticas, pero, a diferencia de Joe Baxter, la evolución política de Fredi había sido diferente: se enrocó en el anticomunismo y en eso estábamos todos.

Al retirarse fueron seguidos por un policía que se había cruzado casualmente, pero al que lograron despistar a los pocos metros. A las 13 horas se reunieron en el lugar convenido. Les abrió Nell con la pistola ametralladora en la mano. Durante unos días valoraron la posibilidad de asesinar a Posse a la vista de la alta comisión que pedía y de su falta de vinculación política con ellos, lo que implicaba un riesgo de irresponsabilidad en el gasto del botín (lo cual, efectivamente, ocurrió). El resto del dinero fue ocultado por Nell.

Tras el atraco, la policía federal anuncio que Félix Arcángel Miloro (a) “El pibe de la ametralladora” y Salustiano Franco (a) “Salunga”, eran los responsables del robo. Se trataba de dos delincuentes comunes. La Policía Federal informó que algunos de los billetes que les ocuparon eran de la misma serie que los robados. Por supuesto, no tenían ninguna relación con Tacuara. Un soplón dio la dirección de una vivienda en Córdoba y el 10 de septiembre de 1963, cien agentes federales sitiaron la vivienda. Los pistoleros no se rindieron ni huyeron, resultando masacrados. Aquí se cerró la investigación. Así que las cosas habían salido muy bien para Tacuara, al menos hasta ese momento. Pero seis meses después, la policía empezó a tener conciencia clara de que se habían equivocado.

Gustavo Posse, el 20 de noviembre de 1963 viajó a Europa con su hermano visitando Portugal, España, Italia, Francia e Inglaterra. Cambió 3 de los 13 millones de pesos, siendo localizados los billetes por la policía francesa y enviados los datos a la policía argentina. Posse fue detenido e interrogado. Cuando fue preguntado por esos billetes dio el nombre de su hermano que resultó inmediatamente detenido. Éste, según un testimonio de la época, “Habló a la primera cachetada y después los interrogadores le tenían que pegar para que hablara más despacio porque no les daba tiempo a tomar nota”. Suele ocurrir en Argentina y en todas las latitudes. En febrero de 1964, la policía realizó nuevas detenciones y recuperó una parte mínima de los dólares.

Baxter, Zarattini y otros nueve, lograron eludir la redada, pero el resto –hasta un total de 18- fueron detenidos y encerrados en las cárceles de Villa Devotos y Caseros. Fueron acusados de la “Operación Rosaura” y de otras 40 acciones terroristas.

Todavía hoy subsisten dudas sobre el destino final del dinero. No hay excesiva transparencia a este respecto. La intención inicial era utilizar el dinero para adquirir una embarcación y plantar la bandera argentina en las islas Malvinas. Ya habían elegido el barco, se llamaba “Río Segundo” y habían llamado a la operación “Antonio Rivero”. A decir verdad, todo induce a pensar que hubo una gran dispersión de fondos. La operación de las Malvinas realmente se realizó unos años después, protagonizada por Dardo Cabo y sus muchachos del Movimiento Nueva Argentina, ya escindidos de Tacuara. Otra parte de los fondos se destinó a la creación de Editora del Sur, una pequeña empresa que -entre otras publicaciones- imprimía el periódico “Trinchera” de la Juventud Peronista.

En aquellas fechas, cuando la prensa había contado hasta la saciedad la historia del “Gramma” que llevó a Castro y sus “barbudos” hasta la isla de Cuba, parecía que era imposible que existiera una revolución sin un “barco”. En 1972 nos llegó a España, un emisario de los grupos anticomunistas mejicanos. Obviemos su nombre. Nos hizo, en casa de Ángel Ricote, un resumen de la situación en México. Según él, el país estaba al borde de la insurrección marxista, nos detalló la evolución del nacionalismo anticomunista mexicano desde los “cristeros” y el grupo semisecreto “Teccos”. Nos explicó que acababa de salir de la cárcel. Era profesor de la universidad de Guadalajara y cinco años antes había recibido a un cubano que portaba una carta de recomendación de Jean Thiriart (el fundador de Joven Europa) para que le facilitaran su tarea en México. El problema era que ni Thiriart ni nuestros amigos mexicanos, sabían exactamente que se traía entre manos el cubano en cuestión. Había llegado para poner una bomba en el consulado cubano. Lo hizo, la arrojó en el interior del inmueble del consulado y en su fuga se tomó con una comisaría de policía, siendo detenido allí mismo. A raíz de esta detención, nuestro amigo mexicano pasó cinco años en prisión por colaboración necesaria en atentado criminal. Al salir se encontró con el México insurgente posterior a la masacre de Tlatelolco en la Plaza de las Seis Culturas. No había muchos anticomunistas dispuestos a dar la batalla, así que la CIA contactó con él. Buscaba armas para responder a los movimientos de extrema-izquierda, así que su contacto con la CIA se ofreció a proporcionarlas. Compraron el consabido yate para esperar las armas en Cayo Hueso. Esperaron una semana, quince días y cuando llevaban ya un mes sin noticias decidieron vender el barco para regresar… Y ahora estaba con nosotros pidiendo ayuda europea para la resistencia anticomunista en México. Terminó su larga exposición resumiendo: “Estamos sentados sobre un barril de pólvora, solo se trata de quien prende primero la mecha, si nosotros o los marxistas”. Y pidió el envío de algún “asesor militar”. Así que un antiguo militante de la OAS que luego moriría en el País Vasco francés al estallarle la bomba que pretendía colocar contra militantes de ETA, le estalló entre las manos, fue enviado a México y formó durante unas semanas a los militantes anticomunistas en las técnicas de contraguerrilla y guerrilla urbana. De estos contactos surgió la amistad con el conocido escritor mexicano JL Ontiveros que pocos meses después llegaría a Europa y pasaría una temporada en Italia formándose política y técnicamente junto a los militantes de Avanguardia Nazionale en la Calabria italiana. Pero volvamos a la Tacuara.

Tras las detenciones, la policía pudo establecer que el joven que empuñó la ametralladora en el Policlínico Bancario no era “El pibe de la ametralladora” sino José Luis Nell (a) “Pepelu”, amigo íntimo de otro estudiante, Envar El Kadri. Ambos eran amigo de “Joe” Baxter, su mentor ideológico. La policía supo que todos ellos estaban vinculados a una fracción de la Tacuara. No eran exactamente miembros del mismo movimiento que Ezcurra, porque habían añadido la coletilla “Revolucionario” al nombre de “Movimiento Nacionalista”, pero tampoco habían roto oficialmente con él. Hasta entonces se consideraba que Tacuara estaba solamente implicado en pequeños altercados entre estudiantes, pequeños atentados antisemitas y pintadas en los muros de las principales ciudades argentinas, quizás alguna amenaza, y poco más. Unos años después, el 4 de abril de 1964, la Policía Federal informó que de enero a noviembre de 1963 los miembros del MNR Tacuara habían protagonizado 43 acciones terroristas, entre las que se contaban ataques a los centinelas de la Escuela Superior de Guerra, la Dirección General de Remonta y Veterinaria del Ejército, el Tiro Federal Argentino, el destacamento de guardia del Aeroparque “Jorge Newberry”, y robos de municiones de un camión de la firma Duperial-Orbea y de la fábrica de armas Halcón. La finalidad de todos estos golpes era reforzar un arsenal que en 1964 ya era el primer de América Latina y muy superior al que contó Castro en sus mejores tiempos de Sierra Maestra. Pero, además, estas armas se estaban utilizando: la “tacuara revolucionaria” había atentados contra la la fábrica Philips, contra varias estaciones de servicio ESSO, contra varios supermercados Minimax y contra empresas de origen británico y norteamericano. Al parecer, la policía había descubierto planes para atacar la guarnición militar de Campo de Mayo, acciones de sabotaje contra los Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires, un gasoducto ubicado en La Plata y depósitos de Shell. En el curso de las detenciones de 1964 se incautó una imprenta y millones de panfletos apoyando a la Confederación General del Trabajo y a la Juventud Peronista. En esa redada se arrestaron a 18 tacuaras, 11 consiguieron huir. Entre los detenidos figuraba la mayor parte de miembros del comando que asaltó el Policlínico.

Tomislav Rivaric, de origen croata, fue uno de los detenidos por la Operación Rosaura. Durante el juicio asumió sus culpas sin paliativos, tal como Corneliu Zelea Codreanu, el dirigente fascista rumano, ejemplificó: “…yo me bajé del vehículo porque ya había cumplido mi parte y porque así lo había dispuesto la organización”. La mayoría de los detenidos por el asalto al Policlínico fueron puestos en libertad en 1973 cuando el presidente Héctor Cámpora decretó una amnistía para los presos políticos.

 

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica (VIII) 1.3. La Tacuara rota. "Joe" Baxter

Lucha armada y terrorismo en Iberoamérica  (VIII) 1.3. La Tacuara rota. "Joe" Baxter

Infokrisis.- A partir de 1961, Tacuara empieza a sufrir una mutación interior, gestándose la escisión que se producirá unos años después. A partir de ese momento, está en gestación el nacimiento de un nuevo grupo disidente, el Movimiento Nacionalista Revolucionario "Tacuara", dirigido por un hombre extraño y espectacular "Joe" Baxter. En las tres próximas entregas de este estudio, vamos a abordar la historia del MNRT y, en este capítulo en concreto, la sorprendente biografía del que fue su alma, "el Gordo" Baxter.

 

 

1.3. La Tacuara rota.

A finales de enero de 1961, el Movimiento Nacionalista Tacuara ya había hecho causa común con el peronismo en algunas luchas, pero no se había integrado en sus filas. La actividad de aquellos jóvenes lobos, perfectamente organizados y capaces de desarrollar un alto potencial de violencia, había llamado la atención del general Perón quien ofreció a Alberto Ezcurra la dirección de la entonces grupuscular Juventud Peronista. Ezcurra declinó con amabilidad a pesar de que su situación empezaba a ser peligrosa. Hacía poco que la Tacuara había perdido a algunos de sus elementos más activos, el sector más próximo al padre Meinvielle, dando lugar al Guardia Restauradora Nacionalista. Cuando el movimiento todavía no se había recuperado de la escisión, dos militantes de las Brigadas Sindicales, Dardo Cabo y Edmundo Calabró, se escinden constituyendo el Movimiento Nueva Argentina que ya acepta el título de peronista. El grupo es lanzado el 9 de junio de 1961 cuando se conmemora el quinto aniversario del levantamiento del general Valle que terminó trágicamente. Los siete fundadores del MNA situaron su primer lugar de reuniones en el Café Matheu, en barrio Once. Entre ellos se encontraba Antonio Arroyo, antiguo miembro de la Alianza Libertadora Nacionalista que en 1959 había intentado unirse a la guerrilla de los Uturuncos en Tucumán. A partir de este núcleo fundador, se sumaron miembros de la UNES, de la Tacuara y de la GRN. Un año después se instalaron en el local de la calle French 2927 que siguió siendo la sede del partido hasta que, en 1966, el gobierno militar del general Ongania lo clausuró definitivamente… algo tarde por que el MNA se había disuelto un mes antes. El local pasaría a la asociación Concentración Nacionalista Universitaria, creada en 1968 por Carlos Disandro. Los restos del grupo –que había alcanzado cierto nivel de desarrollo- se integraron en la Juventud Peronista realizando algunas operaciones terroristas que firmaban como “Comando Revolucionario de la Juventud Peronista”. En cuanto a Dardo Cabo acabó trágicamente sus días fusilado por la Junta Militar de Videla en 1977.

Alberto Ezcurra y su grupo seguirán vinculados, hasta su disolución en 1965, a los esquemas propios del neo-fascismo extraparlamentario europeo de los años sesenta en los que la retórico y el “estilo” joseantoniano tenían un peso decisivo. El mito de los miembros de todas las nacionalidades europeas defendiendo la cancillería de Berlín has la muerte, con el uniforme de las SS, tenía un peso decisivo. Ezcurra había escrito en “Ofensiva”: “O triunfamos y desfilamos victoriosos bajo el Arco de Triunfo, o fracasarnos y nos pegamos un tiro en la Cancillería de las ruinas de Berlín”. La propia estructura de la organización, cuando era unitaria, contemplaba la existencia de un cuerpo construido a imagen de las SS, el “cuerpo de milicias”.

La estructura militante de la Tacuara estaba formada por “comandos de barrio”, en realidad agrupaciones locales de militantes en función del lugar de residencia. Cuando estos eran suficientemente sólidos, constituían interiormente un “cuerpo de milicias”, formado por los militantes mejor dispuestos para la acción. Cada “comando” tenía un nombre. Inicialmente, todos evocaban lugares comunes en la extrema derecha. Pero en los primeros años sesenta, a medida que la composición sociológica del grupo va variando -se integran en Tacuara cada vez más jóvenes procedentes de las clases trabajadoras, ellos o sus padres, frecuentemente vinculados a la CGT- estos nombres cambian y se vinculan progresivamente al peronismo (Comando 17 de Octubre, Comando Lealtad) o al sindicalismo (Comando 1º de Mayo). Cada vez aparecen más retratos de Perón en las sedes de la Tacuara. Cuando las reuniones son abiertas y no pueden celebrarse en los locales, utilizan los de algunos sindicatos obreros. Jorge Caffatti, uno de los líderes del MNRT, reúne a sus muchachos en el Sindicato del Tabaco y les dice: “No es casual que estemos aquí y no en otra parte. No se encuentra a los revolucionados en las sacristías”.

A principios de 1960, como escribe Roberto Bardini, uno de los biógrafos de Tacuara y miembro del grupo: “un nuevo aluvión juvenil llega de los barrios periféricos y desborda la capacidad de absorción de tacuara. Lo nuevo ahora, son los apellidos tanos, gallegos y sirio-libaneses, las solicitudes de afiliación que llegan de Flores, Lanús, Quilmes, Avellaneda: es el medio pelo”. Y otro de los comentaristas que han reconstruido la historia de Tacara, Andrés Castillo, aclara sobre su incorporación a esa organización que “casi todos los chicos del barrio entran a Tacuara, pero nosotros –ahí adentro- seguíamos manteniendo nuestra identidad peronista. Nos integramos por el tema del nacionalismo, de la violencia, de la verdad de los puños y las pistolas, por encima de lo racional…”.

A partir de ahora, hay en Tacuara dos formas de entender la política, dos orientaciones completamente diferentes –la nacionalista y la peronista- y por tanto, dos organizaciones que siguen actuando por inercia utilizando el mismo nombre. No será por mucho tiempo. Sabemos quien era Ezcurra, líder del MN Tacuara. Pero veamos ahora quien dirigía el sector disidente, “Joe Baxter”.

1.3.1. “Joe Baxter”, el alma de la “Tacuara revolucionaria”

El 11 de julio de 1973, un Boeing 707 de las líneas Varig con destino a Bruselas se estrelló poco después de despegar del aeropuerto parisino de Orly. Murieron 123 de sus 134 pasajeros. Uno de ellos era un argentino de 33 años provisto de pasaporte falso y que llevaba en la clandestinidad durante los últimos nueve años. Costó identificarlo. Se trataba de “Joe” Baxter, alias “El gordo”, “Salvador” y “Rafael”. Hoy está sepultado en el cementerio británico de Buenos Aires.

Descendiente de irlandeses, su fama fue temprana. Era alto y corpulento. Como todo pelirrojo, su rostro estaba cubierto de pecas. Aprovecharía su aspecto físico anglosajón en Vietnam para atentar contra los norteamericanos. Con apenas 24 años había promovido el asalto al Policlínico Bancario, cuando ya llevaba diez años como militante político. Baxter había iniciado antes su militancia en la Unión Cívica Radical, a mediados de los años cincuenta, para pasar luego al campo del nacionalismo, muy influido por los escritos de José Antonio Primo de Rivera. Llegó a escribir poemas loando su figura y la de otros fascistas europeos. Pero, poco a poco, se fue deslizando hacia la izquierda y hacia el peronismo revolucionario.

Como militante de la Tacuara, Baxter destacó en la organización e impulsión del MNR Tacuara. El 14 de septiembre de 1963, Baxter presentó al MNR en la Facultad de Filosofía y Letras, ante un auditorio mayoritariamente compuesto por estudiantes de izquierda. En el curso de ese acto, pidió la anulación de los contratos petroleros con firmas extranjeras y la nacionalización de los bancos y de los frigoríficos. Fue muy claro a la hora de establecer la diferencia entre los nuevos “amigos” y los “enemigos”. A los que hasta entonces habían sido sus adversarios les dijo: “Recorrimos siempre un camino paralelo en muchas cosas y no nos habíamos dado cuenta”. Respecto a los que hasta entonces habían sido sus camaradas, dijo: “No sólo hay liberalismo cipayo e izquierdismo cipayo; hay también nacionalismo cipayo”, dijo Baxter. “Los nacionalistas cipayos son quienes creen que la batalla por la soberanía argentina se jugó en la Cancillería de Berlín en 1945. Cómo no se van a considerar derrotados, si fueron derrotados en Berlín!”. Llovieron panfletos sobre la sala en los que se podía leer lemas como “Guerra al imperialismo” y “En marcha hacia la liberación nacional”.

Cuando el acto concluyó los militantes del MNRT repartieron ejemplares de su periódico “Tacuara”. El cambio de orientación era patente. El antisemitismo había desaparecido, se condenaba el racismo (“El problema no se da entre blancos y negros, sino entre explotadores y explotados. Si los explotadores blancos son muchos más que los explotadores negros, eso no es motivo de orgullo para la raza blanca”) y la discriminación religiosa; a este respecto se decía: “Creemos que la realidad espiritual de América está dada por el catolicismo, pero entendiendo que todas las demás minorías religiosas merecen nuestro respeto”. Querían demostrar que eran activistas dispuestos a todo, frente a los “charlatanes de café” de la izquierda universitaria. Tras el acto comprobaron que habían perdido algunos apoyos importantes. Baxter reconoció poco después que “Echarnos a favor de la liberación nacional nos costó perder la protección. La misma gente que hasta entonces nos había protegido se nos hizo contra. Ezcurra siguió siendo el niño mimado, nosotros éramos las ovejas negras. Quedamos huérfanos, sin padres y sin dinero”. Y esto condujo directamente al golpe del Policlínico Bancario.

Tras esta operación, proliferaron las detenciones y los pases a la clandestinidad. Baxter, poco después, se desplazó a Montevideo. Alberto Pérez Iriarte, apenas tenía 14 años cuando su madre albergó en su domicilio de Montevideo a unos argentinos huidos. Él mismo explica: “Fue en 1964. Yo era un gurí de 14 años cuando unos muchachos argentinos se alojaron en la casa de mi mamá, en Montevideo. Después me enteré que andaban prófugos de la policía. Eran militantes del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara y habían asaltado un banco en Buenos Aires. Entre ellos se encontraba Joe Baxter, a quien traté casi hasta el último día de su vida”. Es a partir de las declaraciones de Pérez Iriarte que ha podido reconstruirse una parte de la vida de Joe Baxter.

En Uruguay conoce a Raúl Sendic y contribuye a la organización del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros. Luego, siempre con documentación falsa, llega a Madrid en donde se entrevista con el General Perón. Vale la pena detenerse un momento en esta entrevista.

Se han publicado varias descripciones de aquel encuentro. Perón se solía levantar temprano. Era un 7 de enero. Baxter apareció en Puerta de Hierro a primera hora. Antes de la entrevista, Perón se había informado de quien era Baxter y de qué era Tacuara. Le recordó que cuando algunos tacuaras habían resultado detenidos en 1962 –entre ellos Nell– tras el robo de algunos vehículos, él les había enviado al penal una foto suya dedicada como forma e expresar su solidaridad contra quienes se oponían al gobierno militar. Perón había leído algunos textos de la Tacuara en los que se glosaba a Mussolini. Así que Perón le comentó que había visitado al Duce. Ignoraba que, en ese momento, Baxter estaba “en otra onda”. Debió recordárselo su secretario, diplomáticamente, ante el silencio respetuoso del líder tacuara: “Disculpe, General, pero estos muchachos leen más a Mao que al Duce”. Al día siguiente la entrevista continuó, pero en ese momento, Perón ya había colocado entre los papeles de su mesa un retrato de Mao. La anécdota la contó el propio Baxter. Lo que ignoraba es que cuando se retiró, Perón lo miró desde la ventana y comentó a su secretario: “Un muchacho fantástico. Parece capaz de hacer él solo la revolución”.

En Madrid, Baxter conoció a la actriz norteamericana Ava Gardner y mantuvo con ella una relación episódica. A partir de Perón conoce al “rais” egipcio, Gamal Abdel Nasser y luego al presidente del Frente de Liberación Nacional argelino Ben Bella. Regresa luego a Uruguay y en Punta Carretas se extrevista con el ex presidente brasileño Joao Goulart derrocado por una Junta Militar. En ese momento ya está unido a una boliviana, Ruth, y ha tenido una hija, Mariana. El año 1968 fue de gran efervescencia revolucionaria y se ve a Baxter en Cuba acompañado por su mujer e hija. Luego irá a París. En mayo se encontraba en la capital francesa y participó en las manifestaciones y en las ocupaciones. Pero en aquellas jornadas, lo más importante para él fue haber conocido a Roberto Mario Santucho, fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), en el que Baxter se integró con el nombre de “Roberto”. En ese momento estaba en la senda del marxismo, en donde, profundizando, llegó al trotskysmo uniéndose a la “Fracción Roja” de la IV Internacional dirigida desde Bélgica por Ernest Mandel.

En Pekín se albergó en el “Hotel de las Nacionalidades”, junto a sus camaradas. Les impresionó la magnificencia de Tiananmen el lugar en el que 25 años después correría la sangre de los jóvenes estudiantes chinos. Permanecieron durante un mes en Pekín. El país les impresionó mucho más que la doctrina maoísta. Luego siguieron cursos de preparación militar. Se levantaban muy pronto, a las 5:30 y corrían dos kilómetros; era duro porque estaban desentrenados y no eran más que apoltronados urbanitas fuera de su ambiente. Con el tiempo mejoraron y llegaron a correr doce kilómetros. Había otros muchos grupos como ellos de las nacionalidades más diversas. En aquella época, China, como Cuba, como la URSS, hacían esfuerzos titánicos por exportar su revolución. De todo este periplo chino, Baxter asumió especialmente la idea de “guerra revolucionaria” entendida como “guerra popular prolongada”.

Se ignora los caminos a través de los cuales, Joe Baxter recala en China y como le proponen recibir entrenamiento militar junto a sus tacuaras y a miembros de la Juventud Peronista. Sea como fuere su afán de aventuras y su vocación anti-imperialista le llevan a Vietnam, donde se pone al servicio del Vietcong o del Ejército Norvietnamita. Aprovechando su aspecto físico, Baxter, vestido de oficial canadiense, penetró en el Club de Oficiales del ejército de Estados Unidos en Saigón, observó el lugar y trazó el plano que luego utilizaría el Vietcong en la ofensiva del Thet. Incluso se cuenta que Baxter participó personalmente en el ataque por lo que fue condecorado por Ho Chi Minh. ¿Episodio real o una parte de la leyenda de Joe Baxter? Imposible saberlo. La única seguridad, a estas alturas, es que la biografía de Baxter es propia de un aventurero. Así al menos la definieron sus antiguos camaradas uruguayos, los primeros Tupamaros. Otro de quienes le conocieron bien, un ex miembro de la Tacuara dice de él que era “ocurrente e histriónico”. En el PTR-ERP dejó un recuerdo más ambiguo, se le tenía como un “chanta”, término bonaerense para definir a los que hablan más que trabajan. Y se ha escrito que algunos lo consideraban agente de algún servicio de inteligencia. ¿Cuál pudo ser ese servicio? ¿cuándo pudo iniciarse esa colaboración?

Todo induce a pensar que se trató de la CIA y que contactaron con él, entre su estancia en Uruguay y su ingreso en el PTR-ERP. ¿Motivos? A diferencia de otros tacuaras cuya formación política era muy deficiente, y se trataba de meros exaltados, Baxter tenía un sólido fondo ideológico anclado en las doctrinas joseantonianas que, como mínimo compartió sin fisuras, desde su adolescencia hasta su salida de Argentina. A pesar de que, tras morir, la revista “Imprecor”, órgano teórico del Secretariado Internacional de la IV Internacional, glosó su figura e incluso le dedicó una portada en un ejemplar que recordamos bien, Baxter jamás demostró una “acrisolada fe marxista”. Las continuas peripecias ideológicas que tuvo a partir de 1963 dan que pensar. Son piruetas ideológicas demasiado extremas y con escasa justificación doctrinal. Pasar del nacionalismo antisemita al peronismo (sin abandonar completamente el antisemitismo), pasar de ahí al anti-imperialismo peronista (abandonando completamente el antisemitismo, pero retornando al nacionalismo), huir luego a Uruguay y contribuir a la constitución del primer núcleo Tupamaro (lo que implica distanciarse del nacionalismo), entrevistarse luego con Perón en España (lo que indica el mantenimiento de una fe peronista), de ahí pasar a entrevistarse con Nasser (muchos dirigentes neo-fascistas de la época realizaban este mismo periplo, por cierto) y con Ben Bella para más tarde recibir entrenamiento militar en China (la CIA en ese mismo momento –repito, en ese mismo momento- había articulado a través de su antena en Suiza la “operación maoísta” destinada a romper la base juvenil de los partidos comunistas prosoviéticos; gente de extrema-derecha colocaron en Italia carteles con la efigie de Stalin durante el Congreso del PCI, y la leyenda “Reivindiquemos a Stalin”) y congraciarse con Ho-Chi-Min, para terminar luego en el PRT-ERP (que solamente tuvo peso real en la zona de Tucumán, donde los Uturuncos habían realizado el primer intento argentino de guerrilla rural, pero solamente el EPR consiguió ir un paso mas adelante) y luego en una fracción disidente, el trotskysmo de Mandel, y todo ello batiendo recors de clandestinidad y de cruce de fronteras sin problemas, hacen que la posibilidad de que Mandel trabajara para la CIA, no es una especulación gratuita. De hecho, las andanzas internacionales de Baxter, a partir de su salida de Argentina, solo podían tener interés para la CIA, en tanto que excedían las competencias y los límites de cualquier servicio argentino del que difícilmente entenderíamos que se interesara por Argelia, Egipto o Vietnam.

¿Hay otra posibilidad? ¿el impulso aventurero es capaz de forjar personajes como Joe Baxter? ¿Era solamente Baxter un exaltado al que le preocupaba más una “tercera posición internacional” y que, poco a poco, se fue escorando hacia escenarios cada vez más conflictivos? Hay que recordar que en la época en la que Baxter se interesa por la IV Internacional, su grupo francés, la Ligue Comunista dirigido por Alain Krivine, Daniel Ben Said y Henry Weber, está estudiando la insurrección armada y realiza “gimnasia revolucionaria” hostigando las manifestaciones y los mítines de “Ordre Nouveau”. Lo sabemos porque nos lo comunicó Joan Colomar, quien tras su salida del Front Obrer Catalá, fue uno de los impulsores del grupo “Comunismo” en la Universidad de Barcelona del que surgió la Liga Comunista Revolucionaria. En mayo de 1968, cuando Baxter “casualmente” está en París, Krivinne y su grupo actúan con el nombre de Jeunesse Comunista Revolutionnaire; ya entonces se dijo que los acontecimientos de mayo de 1968 fueron impulsados por la CIA para debilitar la posición de De Gaulle, muy hostil al atlantismo anglo-sajón. La cuestión es: ¿por qué Baxter siempre está presente allí en donde aparecen grupos y situaciones anómalas? Cuando muere tiene treinta y pocos años, quizás le hubieran faltado unos cuantos para “moderar” algunas posturas políticas (el impulso aventurero se suele extinguir a mediados de la treintena, y como máximo se prolonga en algunas personalidades particulares hasta los cuarenta…). Como veremos en otros momentos de este estudio sobre la violencia política, el caso de Baxter no es único. Rodolfo Galimberti (a) “el loco Galimba”, otro antiguo tacuara, devenido dirigente montonero y luego taxista exiliado en París, terminó así mismo sus días vinculado a la CIA, antes de que un infarto se le llevara a mejor vida.

En París, como hemos dicho, Baxter ha conocido a Mario Roberto Santucho y en el año y medio siguiente está al tanto de los movimientos que llevan a la constitución del Ejército Revolucionario del Pueblo en junio de 1970. Vale la pena resumir el proceso de formación de este grupo. El 8 y 9 de julio de 1961 había tenido lugar la creación en Santiago del Estero (justo donde apareció el foco de los Uturuncos), el Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP), de la mano de Francisco René Santucho (a no confundir con su hermano Mario Santucho), con una extraña y en ocasiones ambigua doctrina populista.

El FRIP distaba mucho de ser un partido marxista. Inicialmente, su doctrina era el nacionalismo bolivariano y ni siquiera se planteaba la posibilidad de la lucha armada. Anclaba su nacionalismo en las culturas precolombinas. Francisco René Santucho, fue en esto un precursor de los actuales movimientos indigenistas solo que dotado de una concepción más amplia y continental. Había dado a su movimiento un contenido cultural y racial. René Santucho conocía bien las culturas pre-colombinas, especialmente a los quechuas peruanos. Su idea era fundar en Argentina un movimiento similar a la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) peruana. Además, Santucho sostenía posiciones anticomunistas. Llegó a protagonizar acciones anticomunistas y a lanzar cócteles molotov contra sedes del Partido Comunista Argentino. Era librero y editor y en 1961 publicó un opúsculo titulado "Qué es el Frente Revolucionario Indoamericano y Popular", cuyas ideas básicas eran "no al imperialismo capitalista de los Estados Unidos, no al imperialismo comunista de la Unión Soviética; defensa de nuestra identidad latinoamericana y nuestras raíces indígenas, incluyendo las lenguas originales, que debían salvarse de la acelerada extinción alentada por los imperialismos denunciados para homogeneizar el mundo, organización desde las bases, a partir de los sindicatos, pero especialmente en nuestra región noroestina, desde el campesinado, principal fuerza revolucionaria del continente". En los años siguientes Santucho formó a militantes campesinos dando cierta coherencia al movimiento. Hacia 1966 tenía cierta implantación entre los campesios de Tucumán. Pero, fatalmente, aparecería su hermano Mario Roberto Santucho que, progresivamente, daría al FRIP un carácter marxista hasta su transformación fatal en PRT-ERP.

En el período 1961-65, en efecto, el FRIP irá creciendo lentamente y consiguiente sumar a algunos militantes de extrema-izquierda, entre ellos los militantes del Partido Obrero Trotskysta, una pequeña organización argentina afiliada a la IV Internacional. Estas incorporaciones generan tensiones internas que llevan a la escisión de los “morenistas”, seguidores de Hugo Bressano y Nahuel Moreno que habían constituido una fracción –Palabra Obrera- en el interior de la organización. El 25 de mayo de 1965, el FRIP se transforma en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y celebra su primer congreso. Un año después, las resoluciones del segundo congreso, aprueban pasar a la lucha armada. No es una novedad en aquellos momentos. Desde Cuba se están estimulando todo tipo de guerrillas y del 3 al 15 de enero se celebra en a Habana la Conferencia Tricontinental de la que saldrá la OSPAAAL (Organización Latinoamericana de Solidaridad con los Países de Asia, África y América Latina).

Baxter era un fanático de la seguridad (o pasaba por serlo). Cuando la dirección del PRT se reunió en una casa prestada de Buenos Aires para preparar la ponencia central del V Congreso del Partido a realizar a finales de julio de 1970, nadie se reconocía, a propuesta de Baxter, todos los asistentes iban con el rostro cubierto con capucha. Era la primera vez que él participaba en una reunión de la dirección del PRT. Santucho lo presentó por su alias, “Rafael Barletta”. El sistema de acceso al apartamento también fue idea de Baxter: el militante que estaba en la puerta, debía esperar de espaldas a los que iban llegando, debía pedirles el santo y seña y si era correcto darles la correspondiente capucha y no mirarlos a la cara, indicándoles: “Fondo a la derecha”… Al entrar en la casa debían ponerse la capucha. Lo curioso es que, tanta seguridad no servía para mucho; salvo Baxter, todos los asistentes ya se conocían entre sí. En un alto en la reunión, Santucho, interrogado por un delegado sobre quién era el recién llegado (el resto se conocía perfectamente por la voz o por la silueta…) le remitió al asalto al Policlínico. Las historias que corrían sobre Baxter (su condecoración por Ho Chi Min) le facilitaron una fama legendaria en la extrema-izquierda argentina. Dentro del PRT se decía que el “comandante revolucionario Rafael Barletta” había sido presentado y garantizado por los cubanos.

En julio de 1970, Baxter se desplaza a las islas Lechiguanas en el norte del delta del Paraná para asistir al V Congreso del Partido Revolucionario del Pueblo una de cuyas decisiones es iniciar ya la lucha armada. En esa época trabaja con Santucho en la elaboración del documento político fundacional de la organización. Dos meses después, en septiembre de 1970, el ERP realiza su primera acción terrorista: el asalto a la Comisaría 24 de Rosario. Mueren dos agentes y Baxter critica estas bajas innecesarias. Inmediatamente pasa a ser desconsiderado por la dirección del ERP quien vierte sobre él todo tipo de improperios. A partir de ese momento empieza el distanciamiento de Santucho, al que Baxter acusa de “burócrata”. Es en ese momento en donde empieza a circular su fama de “chanta” (charlatán), aunque la acusación definitiva es la de “morenista” (seguidor de Nahuel Moreno, un cuadro del FIND defensor de una “línea blanda”). Pero Baxter sigue en el ERP con papeles cada vez más secundarios. Insistía mucho en que la forma de construir el socialismo mediante los votos no era válida y que solamente el proceso revolucionario –y por tanto, armado- era legítimo y eficaz. En realidad, ese odio hacia la democracia liberal indica que algunas de sus posiciones seguían siendo exactamente las mismas que en su adolescencia, cuando había escrito poemas José Antonio y exaltado a Brasillach y a otros intelectuales europeos tenidos como “colaboracionistas” con el nacional-socialismo.

Es como miembro del ERP que visita el Chile allendista, pero, poco a poco, va siendo alejado de las posiciones de dirección. En 1971 se le acusa de “ineficiencia” y se le separa de la ejecutiva del grupo. La ruptura tiene lugar tras la fuga del penal de Rawson en donde Baxter denuncia que sus amigos más próximos han sido abandonados a su suerte. Es muy posible que en ese momento, Baxter empezara a trabajar en Chile sobre la estrategia que cristalizó poco después de su muerte, cuando en 1974 se fundó la “Junta Coordinadora Revolucionaria” constituida, entre otros por el MIR chileno y el PTR argentino.

Cuando el ERP sufre una escisión interior y se crea el ERP-22 (por la fecha en la que tiene lugar la crisis, el 22 de agosto), Baxter no se une a esta fracción que protagonizaría algunos de los asesinatos más crueles y espectaculares de ese período, sino a la escisión de su rama política, el PRT Fracción Roja que acto seguido pide su adhesión al Secretariado Internacional de la IV Internacional. Y en calidad de delegado de esta organización acude al congreso de junio de 1973, falleciendo en el fatal accidente de Orly. Había logrado algo que parecía increíble: ser odiado simétricamente, tanto por la izquierda como por la derecha.

En realidad, su perfil es propio de un aventurero, mucho más que el de un político. Pasar de la Tacuara antisemita a la IV Internacional en donde se encuentra la mayor acumulación por metro cuadrado político de activistas de origen judío, es, cuanto menos sorprendente. Iriarte y otros que lo conocieron bien hablan de él como de un Lawrence de Arabia o un André Malraux. Y es posible que lo sea, pero, en el fondo, tras reunir todos los datos biográficos que nos ha sido posible sobre su biografía, nos da la sensación de que todavía el “misterio Baxter”, el del hombre que facilitó el deslizamiento de la Tacuara hacia la extrema izquierda, no está completamente resuelto.