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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

TERRORISMO

No olvidar el 11-M

No olvidar el 11-M

PARA QUE NO OS OLVIDÉIS DE QUE LA "VERSIÓN OFICIAL" SOBRE EL 11-M FUE UNA FARSA Y QUE EL ASESINATO DE 192 PERSONAS SIGUE IMPUNE (y si sigue impune puede volver a repetirse en cualquier momento).

¿FUE TERRORISMO ISLAMISTA? NO, el papel de los "moritos" fue de meros comparsas. En aquella época se vivían los tiempos de la "política antiterrorista" de Bush y se quiso repetir un 11-S pero a la española.

¿A QUÉ ASPIRABA? A que la población española experimentara un rechazo hacia el terrorismo islamista y la "política antiterrorista" de Bush, muy desprestigiada en España a causa de la actitud de Aznar ante la guerra de Irak,y, en última instancia reforzara su postura ante las elecciones de 2004.

¿QUÉ FALLÓ? Que todas las partes, a partir del programa de primera hora de la SER, intentaron aprovechar el atentado en beneficio propio. El gobierno se obstinó en decir en las primers 48 horas que ETA era la responsable. Venció el agit-prop pro-socialista y 4.000.000 de votantes cambiaron su voto entre el 12 y el 14 de marzo de 2004.

¿DE DONDE VINO EL CRIMEN? Determinados datos apuntan a la convergencia de tres grupos: "los americanos", "los marroquíes" (en ambos casos, servicios de inteligencia) y determinados grupos de la seguridad del Estado en España que, especialmente, "fabricaron" culpables.

¿Y LOS MOROS CONDENADOS? Un oficial antiterrorista de la Guardia Civil: «El PP ya está jodido hagamos lo que hagamos. Esto se lo van a comer los moros. Son tan gilipollas que al final ellos mismos van a convencerse de que lo han hecho.»...

La investigación de Fernando Múgica, guiado por la racionalidad y por el "a quién beneficia el crimen", nunca renunció a que se supiera la verdad. A él se debe el primer artículo "revisionista" contrario a la versión oficial apenas un mes después del 11-M. Siguió trabajando el tema y estaba preparando un libro sobre la cuestion. Murió hace 10 días, sin poder terminarlo.

Benoist y el yihadismo

Benoist y el yihadismo

Info|krisis.- Traducimos unas declaraciones de Alain de Benoist sobre el yihadismo que ponen el dedo en la llaga. Una cosa es el yihadismo en Oriente Medio y otro el realmente existente en territorio europeo con un origen muy distinto. Para poder combatir al yihadismo es preciso reconocer dónde está el origen del problema. De ahí que los actuales Estados Europeos sean incapaces de identificar a un adversario que ellos mismos han generado al actual negligentemente admitiendo inmigración masiva y descontrolada y creyen que subvencionando a unos cuantos programas de "integración" por medio de asociaciones inexistentes, el problema podrá capearse...

 

¿Terrorismo? El régimen que ha generado inmigración masiva
no reconoce al enemigo

Entrevista a Alain de Benoist.

Para que esta unidad nacional que se repite en nuestros odios desde hace días tenga un sentido, esto, precisa de la amenaza de un enemigo común. Pero ¿quién es, sabiendo que nadie lo ha identificado por el momento? Mencionar sólo al "terrorismo", sigue siendo un poco vago ...

Actualmente estamos presenciando gesticulaciones incesantes que hacen todo lo posible para no llamar al enemigo con su nombre. El concepto de que el enemigo se vuelve problemático desde el momento en que no queremos tener, porque nos hemos olvidado que la historia es trágica y queríamos para proscribir la guerra. Pero hay al menos otras dos razones para esta negativa de llamar al enemigo por su nombre. La primera es que esta designación parece políticamente incorrecta, pues es susceptible de "amalgamar" (palabra de origen árabe: Amal-jammâa). La segunda y más fundamental, es que la clase política no es ajena a su apariencia.

Francia ha cometido dos errores muy graves: la guerra en Libia que sumió al país en una guerra civil y la convirtió en un arsenal al aire libre y el caso de Siria, en la que apoyamos a los opositores de Bashar al Assad, que son los mismos islamistas que nuestras tropas que luchan en Irak y Malí. A esto se suma que "el Estado Islámico fue establecido por los Estados Unidos", como se recuerda sin rodeos el general Vicent Desportes, ex director de la Escuela Superior de Guerra, en el Senado el 17 de diciembre, y que el terrorismo no ha dejado de ser financiado por Qatar y Arabia Saudita, que consideramos a la vez como clientes y aliados.

En el caso de terrorismo doméstico, el problema es el mismo. Ya no estamos, en efecto, frente a un "terrorismo global", como experiencia en el mundo en el momento de apogeo de Al Qaeda sino como Xavier Raufer sigue repitiendo, nos enfrentamos a un terrorismo autóctono, realizado por la escoria de las banlieus que realizaron su aprendizage en el mundo e la deluncuencia antes de convertirse en bombas humanas bajo el efecto de adoctrinamiento o de una ilusión compartida. De Mohammed Merah a los hermanos Kouachi, este terrorismo es inseparable de la delincuencia (no es con petrodólares, sino con el producto de los robos de proximiad que los terroristas obtienen su Kalashnikov). La lucha contra "gangsterrorisme" implica apoyarse en la actividad policial contra la delincuencia. Sin embargo, si existen informaciones sobre este sector, no son explotados, precisamente por la negativa a admitir la realidad, es decir, que el terrorismo es una de las consecuencias de la inmigración. En Francia, en otras palabras, se ha segregado un nuevo tipo de terrorismo al dejar que se formara un ambiente criminal que escapa en gran medida al control de la policía. Por eso, estos terroristas, aún cuando eran vigilados, no se previó que pudieran pasar a la acción. Las directrices emitidas por la policía no eran buenas. Hemos preferido controlar Internet y especular sobre el regreso de los jihadistas de Siria u Oriente Medio en lugar de buscar informaciones sobre el terreno, en el corazón de las ciudades y las banlieus. Pero el problema no radica en el Yemen o Siria, sino aquí, en los suburbios.

¿Estamos en guerra?

 El terrorismo es la guerra en tiempos de paz. Y también, en palabras de Paul Virilio, la "guerra sin fin, en ambos sentidos de la palabra." En el extranjero, estamos en guerra contra el yihadismo, rama salafista terrorista del Islam. En Francia, estamos en una guerra contra el terrorismo interior, puro producto de la inmigración descontrolada que hemos dejado de desarrollarse como un caldero de las brujas de la que emergen escorias más o menos estúpidas, pasadas del gansterismo al Islam radical, luego del Islam radical a la yihad instintiva.

 ¿Quién puede creer que vamos a resolver el problema con "cursos cívicos" en la escuela, con cantos a la laicidad, consideraciones piadosas extraídas de la historia sagrada del "vivir juntos" o nuevas leyes en forma de exorcismos vudú "contra-todas-las-discriminaciones"? Sin embargo, es aquí exactamente donde estamos. La clase dominante se ha vuelto completamente prisionera de su incapacidad para ver los problemas de frente, causa principal de su indecisión (y de su consternación porque ya no sabe qué hacer). Pretende combatir contra un enemigo que no es capaz de reconocer porque sabe que es el Golem que él mismo ha engendrado. El doctor Frankenstein no puede luchar contra su criatura porque es... su criatura. Terroristas como Mohammed Merah (su prototipo) son los frutos de treinta años de angelismo y de ceguera involuntaria sobre la inmigración, de una "política urbana" cuyos costes ascienden a 100 millones de euros convertidos en humo tras haber sido distribuidos a asociaciones ficticias y de una "cultura de la excusa" que se ha convertido en cultura de la impunidad. 

© Entrevista realizada por Nicolas Gauthier - Traducida por Ernesto Milá para info|krisis - http://info-krisis.blogspot.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

La "manifestación bobo"

La "manifestación bobo"

Info|krisis.El lunes 12 de enero nos hemos levantado con una sola noticia unánime en todos los medios de comunicación: la manifestación de París, presidida por una primera fila de jefes de gobierno entre los que figuraban varios criminales de guerra. No se ha tratado, en realidad, de una manifestación de protesta por los asesinatos islamistas en Francia, sino de una manifestación contra el Front National. Los convocantes (el pelotón de los jefes de gobierno) no han pretendido hacer una manifestación contra el islamismo sino contra el ascenso de Marine Le Pen. No una protesta contra el terrorismo islamista y contra quienes lo han hecho posible, sino de un apoyo a la casta política del “viejo orden” (miradlos, están todos en primera fila de la manifestación, aunque falte Barak Hussein, el más representativo de todos ellos) y un acto de afirmación contra todos aquellos que quieren una renovación política y social en Europa. No es raro que algunos la hayan llamado la “manifestation bobo”, la manifestación de los ilusos. Porque todo lo que iba detrás del primer pelotón de jefes de Estado y de gobierno, no eran más que buenas gentes salidas para apoyar a quienes han traído la inmigración islamista en Europa. Eran, en definitiva, los que ponen las víctimas en los actos de terrorismo. Los ilusos. Los que no se creen que el islamismo ha traído la guerra civil a Europa y piensan que quienes han tolerado y alentado esta llegada, ahora les salvarán de la sharia y de las cimitarras islamistas.

 

En España hay una palabra muy dura y rotunda –como todo en la lengua española, una lengua que para cada actitud mental y situación tiene un término preciso– equivalente al “bobo” francés (pronunciado en aquella lengua con acento agudo: “bobó”). Ese término es “gilipollas”, literalmente, “el que se hace daño a sí mismo”. No podemos –por mucho que nos gustara– encontrar una palabra que defina mejor a los manifestantes del domingo parisino salidos a la calle con el peregrino eslogan de “juntos judíos, musulmanes y cristianos contra el terrorismo”. La escalada de cifras de asistentes (dos millones en París, cuatro millones en toda Francia, según la televisión pública española) no puede eludir el hecho de que apenas había musulmanes y que incluso no había delegación oficial marroquí, o que los manifestantes estaban huérfanos de consignas: gritar “Charlie, Charlie, Charlie” es lo único que les quedaba, mientras en toda Europa, los gobiernos aprovechaban para poner límites al derecho a la intimidad, inspirados en el Acta Patriótica de los EEUU. Hoy, los comentaristas de toda Europa hacían equidistancias ya imposibles entre el terrorismo islámico… y el Front National, demasiado tópicos e increíbles como para ser creíbles.

Recordar la historia: en España hubo una manifestación parecida después del extraño intento de golpe de Estado del 23-F, hasta el punto de que puede decirse que más importante que la entrada de unos guardias civiles en el Congreso de los Diputados, fue esta manifestación masiva en cuya primera fila se dio la mano toda la clase política de la época desde Santiago Carrillo hasta Manuel Fraga, destinada a apuntalar a un nuevo régimen que no terminaba de asentarse. Aquella primera fila de la manifestación fue la matriz de la actual “casta”. Todavía se ignoran puntos esenciales del 23-F, pero lo que sí se sabe es que aquella manifestación salvó a la democracia en España.

Esto mismo es lo que se ha intentado ayer con la manifestación masiva en París. Movilizar a las buenas gentes cuyo destino es aportar víctimas a los terroristas, para apuntalar un “viejo orden” que se está desplomando en todo el continente víctima de su incapacidad, de sus impotencias, de sus errores y de su sometimiento a los “señores del dinero”. Digámoslo claro: la manifestación del día 11 parisino no intentaba nada más que cerrar el paso a la verdadera manifestación de protesta contra el terrorismo islámico constituido por los sondeos de opinión que dan al Front National como el partido mayoritario en el vecino país.

Por lo demás, no hay que olvidar que no es que el Front National no haya acudido a la manifestación del 11 de enero ¡sino que se le ha excluido! Los Hollande y demás representantes del “viejo orden” han llamado a excluirlo de la “unidad republicana”. La casta del “viejo orden” se reconoce a sí misma: los corruptos que se han ido alternando en el poder en Francia durante cincuenta años saben quiénes son los “suyos” y quienes amenazan a su statu quo. Excluyen aquello que no reconocen como propio. Excluyen al Front National porque perciben los aires de renovación que trae consigo.

La estrategia de ocultar un crimen –el hecho objetivo es que unos comandos islamistas han cometido la semana pasada irracionales atentados en Francia– mediante el recurso a unas masas engañadas sobre los verdaderos motivos de la manifestación no siempre tiene éxito. Si en la España de 1981 se alcanzó el objetivo de agrupar a la población tras el embrión de la “castuza” fue porque la democracia todavía tenía poco recorrido y aún no había agotado sus posibilidades (faltaba saber cómo gobernaría el centro-izquierda y como lo haría el centro-derecha, desechadas las esperadas en la eficacia del centro-centro de la UCD). Pero en la Francia de la Vª República, desde hace cincuenta años se vienen sucediendo, una tras otra, derechas, centros e izquierdas en el poder y la percepción del ciudadano de a pie le indica a las claras que cada vez existe más inseguridad, más delincuencia, más ineficacia en los servicios, menor poder adquisitivo de los salarios, más escándalos de corrupción y la palabra “integración” es la crónica de un fracaso confirmado por veinte años de experiencia.

Algo está a punto de cambiar en Europa y particularmente en Francia donde es muy posible que la manifestación del pasado domingo sea la comitiva fúnebre de la Vª República francesa. Lo de ayer no fue nada más que la última movilización convocada en defensa del “viejo orden”. ¿Estamos ante la posibilidad de que la protesta real de la sociedad francesa, no solamente por el terrorismo islamista, sino por la incapacidad del islam para integrarse en la sociedad europea, se concrete en un movimiento de renovación de la sociedad, de la política y de los equilibrios de poder en toda Europa?

Desearíamos que así fuera y que la casta del “viejo orden” se precipitase lo antes posible en el basurero de la historia arrojado por la población europea en lucha en defensa de su identidad, de sus valores, de su herencia y, por tanto, movilizados contra la presencia del islamismo en el continente y contra quienes los trajeron y cuyo riesgo ocultaron.

Adenda I:

Inevitable recordar la presencia de Artur Mas en la manifestación. Dos apuntes: el primero, que su jefe, Jordi Pujol, fue quien trajo el islam a Cataluña para abaratar costes salariales y para evitar que llegaran andinos castellano-parlantes, demostrando que se puede ser más corrupto, pero no se puede ser más tonto. Nunca nadie, absolutamente nadie, ha contribuido tanto a desfigurar la identidad de Cataluña como el nacionalismo con esta miserable e irresponsable acción. Gracias a esa presencia, Cataluña es la región de todo el Estado en la que el islamismo está más arraigado.

El segundo apunte alude a que Artur Mas aspiró a ir en el pelotón de cabeza como “presidente de un gobierno”, siendo relegado a caminar entre una masa que ni sabía quién era, ni lo conocía e incluso se sorprendía que estuviera permanentemente rodeado de micrófonos de los medios de la Generalitat. ¿Se ha convencido Mas de que una Cataluña independiente entraría antes en la Liga Árabe que en la UE?

© Ernesto Milá – Info|krisis – http://info-krisis.blogspot.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

 

ETA-Rajoy: pirámide de fraudes

ETA-Rajoy: pirámide de fraudes

Infokrisis.- Strasburgo hace dos semanas dio a Mariano Rajoy la que probablemente ha sido su única satisfacción en 2013. Vale la pena hacer la génesis de todo este problema y recordar algunos de los puntos esenciales del acontecimiento en los que Rajoy no queda, desde luego muy bien parado. Digamos, en principio, que desde que se inició este reiterativo tema del “proceso de paz” las cosas son incomprensibles para la opinión pública. Veamos algunos de los misterios acumulados hasta ahora:

1) ¿Cómo era posible que desde 2002 las detenciones de miembros de ETA se hicieran habituales en células que incluso no habían entrado en acción y estaban todavía en proceso de formación?

2) ¿Cómo era posible que lasa detenciones solamente afectaban a un sector de ETA, el de los oponentes a “Josu Ternera” y, de paso, cómo era posible que, desde 2002 (cuando abandonó su puesto de diputado autonómico y volvió a entrar en la clandestinidad), el único miembro de la dirección de ETA que no había sido detenido era, precisamente, “Josu Ternera?

3) ¿Qué elemento dio al malhadado presidente José Luis Rodríguez Zapatero la seguridad casi teológica de que el “proceso de paz” llegaría a buen puerto? ¿En qué se basaba para arrojarse a tumba abierta a un proceso con el que quería pasar a la historia como “el pacificador”? ¿Simplemente en su “optimismo antropológico, o es que disponía de datos que no se hicieron públicos?

4) ¿Por qué el proceso de paz de interrumpió tras el atentado a la T-4 en el aeropuerto de Madrid y no se interrumpió cuando se detectaron movimientos de militantes de ETA, robos de armas, etc.? ¿Fue solamente por los dos muertos accidentales?

5) ¿Cómo fue posible que ETA reanudara las conversaciones de paz con Zapatero justo cuando éste ya estaba desahuciado en todas las encuestas y desde 2009 a ningún analista se le escapaba  que sería Rajoy quien le sustituiría?

6) Y finalmente, ¿a qué viene esa rapidez en aplicar la sentencia del Tribunal de Strasburgo?

Son seis preguntas que la lógica, el sentido común y las hemerotecas contribuyen a explicar con una facilidad pasmosa y a partir de las cuales es posible elaborar una hipótesis de trabajo que puede resumirse así: el proceso de paz ya está cerrado y solamente falta aplicarlo y se basa en la “integración” de ETA en las instituciones a cambio de la puesta en libertad de los presos. Todo lo que estamos viendo desde hace diez años es una comedia escenificada por las partes que entran en juego en el drama: algunos mandos policiales de la lucha antiterrorista, Josu Ternera, Zapatero, Rajoy, y en el que solamente se han excluido a las víctimas del terrorismo y a quienes creemos que la acción de ETA en los último 38 años no es sino la acción de unos psicópatas, asesinos en serie.

En esta ocasión, como siempre, la verdad está ante nuestros ojos, accesible solamente si tenemos el valor para mirarla de cerca y eludir los datos superfluos interpolados, las pistas falsas, la retórica de comunicadores y tertulianos, y nos ceñimos solamente a los hechos desnudos en su absoluta, terrible y dramática simplicidad. 

Veamos las respuestas:

1) ¿Cómo era posible que desde 2002 las detenciones de miembros de ETA se hicieran habituales en células que incluso no habían entrado en acción y estaban todavía en proceso de formación? Evidente, había un “topo” dentro de ETA, un topo intocable para los etarras y presentado por los medios de comunicación como el jefe indiscutible de la banda, lo que contribuía a hacerle todavía más odioso ante la opinión pública y a aumentar su crédito dentro de la organización terrorista. Las detenciones de etarras eran demasiado continuas, demasiado limpias, demasiado casuales, y lo peor es que la mayor parte de ETA no reaccionó a lo que era evidente: que estaba siendo traicionada desde dentro. Quien lo hizo, “Txeroki”, optó por crear una estructura paralela partiendo de cero y completamente al margen del resto de la organización. Prueba inequívoca de que algún miembro de ETA empezó a sospechar que alguien les estaba traicionando.

2) ¿Cómo era posible que lasa detenciones solamente afectaban a un sector de ETA, el de los oponentes a “Josu Ternera” y, de paso, cómo era posible que, desde 2002 (cuando abandonó su puesto de diputado autonómico y volvió a entrar en la clandestinidad), el único miembro de la dirección de ETA que no había sido detenido era, precisamente, “Josu Ternera? Evidente, si desde su entrada en clandestinidad en 2002 hasta nuestros días, solamente hay un miembro de la dirección de ETA que no ha sido detenido… es evidente que el “topo” es precisamente él. Se llegó, incluso, en el Caso Faisán a que los propios “investigadores” advirtieron a los etarras de que se iba a producir una redada. ¿Por qué? Por que los etarras advertidos pertenecían al círculo íntimo de Josu Ternera.

3) ¿Qué elemento dio al malhadado presidente José Luis Rodríguez Zapatero la seguridad casi teológica de que el “proceso de paz” llegaría a buen puerto? ¿En qué se basaba para arrojarse a tumba abierta a un proceso con el que quería pasar a la historia como “el pacificador”? ¿Simplemente en su “optimismo antropológico, o es que disponía de datos que no se hicieron públicos? Evidente: porque los asesores de la “lucha antiterrorista” habían informado a Zapatero de que el “líder de ETA” estaba a favor del proceso de paz y había prestado hasta ese momento colaboraciones suficientes como para creer en su palabra. Si se examina la prensa de la época, solamente había dos posibilidades para justificar el optimismo de Zapatero, o bien era completamente imbécil, o bien tenía información privilegiada sobre el interior de ETA (y esta solamente podía ser la seguridad dada por su jefe de que se llegaría a un acuerdo). Dicho de otra forma: lo que Ternera proponía era: UN ACUERDO A CAMBIO DE SU SEGURIDAD (acuerdo que se ha cumplido a rajatabla) y probablemente de la policía no insistiría mucho en quién se quedaba con el “tesoro de guerra” de ETA, cuestión clave y que habitualmente se olvida: una organización que durante décadas se ha dedicado al racket, a los secuestros, a tráficos de todo tipo, ha almacenado tal cantidad de fondos cuyo control final es fundamental para determinar la desembocadura de un “proceso de paz”.

4) ¿Por qué el proceso de paz de interrumpió tras el atentado a la T-4 en el aeropuerto de Madrid y no se interrumpió cuando se detectaron movimientos de militantes de ETA, robos de armas, etc.? ¿Fue solamente por los dos muertos accidentales? Evidente: porque la correlación de fuerzas en el interior de ETA, demostró que Josu Ternera había perdido la preeminencia y que quien estaba dirigiendo la banda terrorista era, simplemente, Txeroki, un irreductible con el que era imposible negociar. A partir de ahí era necesario interrumpir el “proceso de paz” hasta que no se restableciera la normalidad, esto es hasta que Txeroki fuera detenido y en la mesa de negociaciones se sentaran de nuevo Josu Ternera y/o sus representantes. Como así ocurrió: Txeroki fue detenido y unos meses después se reemprendieron las conversaciones de paz.

5) ¿Cómo fue posible que ETA reanudara las conversaciones de paz con Zapatero justo cuando éste ya estaba desahuciado en todas las encuestas y desde 2009 a ningún analista se le escapaba  que sería Rajoy quien le sustituiría? Evidente: ETA no iba a negociar con un gobierno desahuciado políticamente y que en año y medio debería abandonar el poder. Si ETA accedió a sentarse en la mesa de negociaciones de nuevo fue porque tenía la seguridad de que el proceso sería proseguido por Mariano Rajoy, quien debió de ser informado de las conversaciones y de cómo se desarrollaría el proceso. De no tener esta seguridad, ETA hubiera esperado a la formación del nuevo gobierno del centro-derecha para reabrir la negociación.

6) Y finalmente, ¿a qué viene esa rapidez en aplicar la sentencia del Tribunal de Strasburgo? Evidente: hasta la sentencia del Tribunal Europeo a Mariano Rajoy le era prácticamente imposible el empezar a aplicar uno de los puntos pactados: el inicio de la liberación escalonada de los presos… a pesar de que en los dos últimos años, con diferentes excusas, habían sido puestos en libertad varios notorios matarifes de la banda, simplemente para indicar a ETA la “buena voluntad” del gobierno y, al mismo tiempo, la imposibilidad de ir más rápido en la aplicación de la amnistía encubierta. La sentencia de Strasburgo ofrecía esta posibilidad. Y ha sido significativa la rapidez con la que las instituciones españolas la han aplicado, especialmente desde el momento en que se ha difundido la noticia de que la mayor parte de países europeos tienen sentencia de Strasburgo sin ejecutar durante más de cinco años y que en nuestro país hay también otras ocho sentencia que llevan más de dos años esperando ser ejecutadas. Es falso que “Europa” obligue a cumplir la sentencia. Lo que ocurre es que la sentencia facilita la explicación de Rajoy a su propio electorado (las víctimas del terrorismo, masivamente, le han apoyado hasta ahora).

¿Alguna conclusión? Evidentemente varias. La primera de todas es que en la “lucha antiterrorista”, nada es lo que parece. Pero hay un cabo suelto: la lógica y el sentido común. A lo largo de estas seis preguntas y respuestas hemos seguido toda la trayectoria de un gigantesco fraude a la justicia, a la verdad y a la esperanza. Un fraude que demuestra: 1) que no siempre ganan “los buenos”, 2) que aquello que la clase política dice no tienen ningún punto de contacto con la realidad, 3) que el Estado débil siempre negocia con bandas criminales si la negociación sirve para mejorar su imagen, 4) que los medios de comunicación, especialmente en estos momentos que precisas subvenciones y publicidad para sobrevivir, acceden a encubrir sistemáticamente las peores infamias de quien les paga y 5) que estamos asistiendo a una infame comedia en el que cada parte asume el rol que le corresponde (el PP expresando “dureza y resignación” por la sentencia, los etarras sacando pecho, el gobierno explicando que se ve “obligado a acatar la sentencia”) y en el que las únicas víctimas son 1) las víctimas del terrorismo 2) la verdad y 3) toda una sociedad que no se merece asistir a representaciones teatrales de tan bajo calado.

(c) Ernesto Milà – ernesto.mila.rodri@gmail.comhttp://info.krisis.blogspot.com Prohibida la reprodcción sin indicar origen

 

 

 

Reapertura sumario 11-M

Reapertura sumario 11-M

Soplan vientos de guerra en Oriente Medio. La opinión pública occidental y norteamericana es contraria a la guerra, pero la historia demuestra que basta un atentado dramático para que cambie de opinión y poco importa quien sea el autor o el instigador del mismo. Recordad el 11-S que sirvió para desencadenar dos guerras contra dos países que nada tenían que ver con Al Qaeda.
En España tenemos experiencia en esto: ¿o es que vamos a olvidar que el 11-M se produjo un vuelco electoral generado por un atentado ¡¡¡DEL QUE TODAVÍA NO SABEMOS ABSOLUTAMENTE NADA!!! y que nadie parece estar interesado en investigar. Murieron 192 personas, todos gente modesta y honesta, como tú y como yo. No murió ningún potentado (es curioso en estos atentados nunca muere nadie poderoso), ningún político, ni nadie conocido: SOLO GENTE MODESTA. 
El terrorismo es utilizado hoy como arma para condicionar a la masas: los grupos terroristas van desapareciendo... pero no el terrorismo: HACE FALTA SABER QUIEN COMETE LOS ATENTADOS Y AL SERVICIO DE QUÉ. Sobre el 11-M no se sabe nada: ni quien fue su inspirador ideológico, ni quienes lo cometieron, ni por qué, ni al servicio de quién. Y EL PAIS ESTA COMO SI AQUELLO NO FUERA CON ÉL: ¡¡A PESAR DE QUE EN CUALQUIER MOMENTO NO IMPORTA QUIEN PUEDE ESTAR TENTADO DE COMETER OTRO ATENTADO PARA REALIZAR "AJUSTES POLÍTICO"!!
Hay una campaña de recogida de firmas: LA TUYA HACE FALTA. ¿HAS FIRMADO YA? LO ÚNICO QUE SE PIDE ES INVESTIGAR... 
http://chn.ge/1aZ6VS4

Entender el terrorismo islámico

Entender el terrorismo islámico

Infokrisis.- Ha vuelto a ocurrir y por enésima vez. ¿Qué tienen en común Mayor Oreja, Mariano Rajoy, Acebes Paniagua, Alonso Suárez, Pérez Rubalcaba, Camacho Vizcaíno y Fernández Díaz? Tienen en común que todos ellos han sido ministros del interior en los últimos quince años y salvo Camacho Vizcaíno que apenas ocupó el cargo de julio a diciembre de 2011 y se ve que no le dio tiempo, todos los demás han anunciado clamorosas desarticulaciones de comandos de Al Qaeda… En efecto, durante un par de días, la noticia ha recorrido los informativos generando alarma social, para desaparecer luego y no volver a tener más noticias de los peligrosos arrestados que, una vez en el juzgado eran puestos en libertad o enviados a la cárcel y condenados luego por delitos comunes. Y no ha pasado una vez, ha pasado en una veintena de ocasiones. No han sido –como anunció el ministerio del interior tras la desarticulación de los últimos tres “presuntos miembros de Al Qaeda”- “cerca de 90 los islamistas detenidos en España, sino algo más de 500… En esta ocasión, como era de esperar desde el momento mismo de anunciarse la desarticulación del “comando”, el juez de guardia de la Audiencia Nacional ha enviado a prisión a uno de los fulanos por tenencia de explosivos (pero no por asociación terrorista), mientras pide ampliación de información sobre los otros dos que no pasaban de ser dos tipos que ¡a los que se les había denegado el asilo político y se iban a buscarlo a otras latitudes! Pero ¿qué diablo está pasando?

La hipótesis central es la siguiente:

1) No existen redes terroristas islámicas en España (y damos por sentado que lo que ocurrió el 11-M fue cualquier cosa menos un atentado islamista) y la prueba es que en los últimos 25 años no se ha producido absolutamente ningún atentado islamista en nuestro país. Pero es que ninguno, ni siquiera un cóctel molotov contra una sinagoga, contra algún centro o empresa judía o, simplemente, contra ninguna estructura de ese Estado que mantiene tropas en Afganistán combatiendo a los talibanes. Tiene gracia –y en realidad desgracia- que los algo más de 500 detenidos que se llevan produciendo desde el año 2000 se presenten inevitablemente como “miembros de Al Qaeda” y/o “peligrosos terroristas islámicos”… ¿Qué peligro puede tener una sigla que en doce años y contando con un mínimo de algo más de 500 militantes no es capaz de tirar ni siquiera una piedra, ni de colocar una bomba, ni de realizar un secuestro, ni siquiera de hacer una miserable pintada en una tapia?

2) No existen redes terroristas islámicas en España porque el Islam considera que en nuestro país todavía no tiene fuerza suficiente como para lanzarse a la ofensiva estratégica, ni siquiera existe un equilibrio de fuerzas, sino que todavía está en inferioridad estratégica, por lo tanto, el trabajo aquí no es de poner bombas –que inevitablemente traerían represión, persecución y desarticulación de los grupos islamistas que, a la vista de la endeblez de sus estructuras no podrían soportar. El trabajo de los islamistas aquí es el de crecer y multiplicarse, edificar mezquitas y hacer trabajar el vientre de sus mujeres, presentándose como “integrados”… Ningún islamista con dos dedos de frente pensaría que en España es tiempo de desencadenar la yihad. La Yihad existe en Afganistán y Palestina, en Irak y allí en donde el Islam está en una posición de ofensiva estratégica. No, desde luego, en Europa. Que con el tiempo las cosas vayan cambiando y que en zonas como Marsella o Cataluña, a la vuelta de unos años se puedan desencadenar esos procesos insurreccionales y terroristas en nombre de la guerra santa, eso no lo ponemos en duda, lo que ponemos en duda es que hoy sea ese el caso. Estamos todavía –afortunadamente- muy lejos de esa hipótesis extrema.

3) Aquellos a los que los sucesivos ministros del interior presentan como “peligrosos terroristas” no son más que

- Delincuentes comunes

- Inmigrantes ilegales que para sobrevivir se dedican a tráficos ilícitos

- Supervivientes de las guerras de Argelia, Bosnia, Chechenia, etc, en fuga y retirados de la acción política

- Individuos que se limitan a recoger fondos entre las comunidades islámicas para enviarlos como ayudas a sus hermanos en zonas de conflicto.

No se trata en ningún caso de terroristas en activo, ni siquiera de gente que hoy tenga interés en la yihad, sino, como máximo y en unos pocos casos, de gentes que hace veinte años, o incluso más, estuvieron militando, habitualmente en el GIA o en los grupos salafistas argelinos. Gente que militó en el islamismo radical hace unos años (o incluso unas décadas) y que hoy solamente buscan un lugar bajo el sol.

4) ¿Quién los detiene y por qué? Es la clave del asunto. Hay tres hipótesis explicativas:

- Los detienen policías españoles en función de confidencias poco solventes de chivatillos que tienen poco que ofrecer y necesitan como sea justificar el que la policía les pague una nómina mensual, inventando informaciones de la nada. Dado que los denunciados como terroristas se dedican a actividades ilegales y comercios ilícitos (habitualmente se trata de vendedores de haschisch o de gentes que han falsificado documentos para obtener permisos de residencia y trabajo). Sin olvidar que todo funcionarios de cualquier cuerpo de seguridad del Estado precisa éxitos para ascender y, a la vista de que ETA ha pasado a mejor vida y que del GRAPO ni nos acordamos, lo único que queda para “triunfar” en la carrera son clamorosas desarticulaciones de islamistas radicales, o así…

- Los detienen policías españoles en función de informes llegados al ministerio del interior, a la audiencia nacional o a la misma presidencia del gobierno, enviados desde EEUU por la CIA y la media docena de agencias de seguridad, por el Departamento de Justicia o por el Departamento de Estado. Y ya se sabe que en España, socialistas y populares, tienen como incuestionables todos los informes que llegan de EEUU. Basta acordarse todavía de la fidelidad perruna con la que los voceros del PP hace 10 años apenas se tomaban los informes evidentemente falsos sobre las “armas de destrucción masivas” de Saddam. Y es que los EEUU tienen necesidad del terrorismo islámico para justificar su política de intervención en los lugares más alejados del planeta. Si no existe un grupo terrorista, se crea y en paz, o al menos se crea la sensación de que existe (recomiendo a todos ver la película Cortina de Humo que estos últimos meses ha sido emitida en distintas televisiones y que es extremadamente realista y mordaz sobre cómo se crean conflictos internacionales de la nada). Sin olvidar que el Mosad es diestro también en la preparación de este tipo de provocaciones para prestigiar la causa de Israel (falta le hace) presentando al oponente como terrorista impenitente: puestas así las cosas, los ciudadanos españoles aparecemos como “sufridores” junto con los ciudadanos judíos, del terrorismo palestino…

- Son detenidos por la policía que requiere éxitos para ocupar las primeras páginas de los diarios (también los ministros del interior creen que pueden utilizar el cargo para ascender: véanse los casos de Rajoy o del propio Rubalcaba que pasaron por el cargo antes de aspirar a destinos mayores. Ascender implica salir en los medios). Por otra parte, a la vista de cómo está la situación en España, hay que pensar que con cierta frecuencia el gobierno de turno aprovecha cualquier cosa (un éxito deportivo, una catástrofe natural, el estreno de una película) para distraer la atención. El dramatismo de la desarticulación de un grupo terrorista (que como el último, el ministro dijo varias veces que se le había ocupado 100 gramos de explosivo “con el que se podía volar un autobús” entroncando el inexistente terrorismo islámico en España con el terrorismo islámico realmente existente en Palestina (y esto es lo que nos hace pensar que esta última desarticulación se ha realizado con materiales procedentes del Mosad). Lo que hizo el ministro anunciando que aquí hay islamistas que intentan “volar autobuses” es crear una imperdonable alarma social (que luego ha quedado desmentida por la Audiencia Nacional que ha dictaminado que no existe grupo terrorista alguno) y eso ha venido en una de las peores semanas de la crisis económica cuando rondamos la petición de intervención por parte de la UE y cuando varias autonomías se han declarado prácticamente en rebeldía económica evidenciando que el gobierno no controla ya todos los escalones administrativos.

5) ¿Y qué hacen los servicios de inteligencia españoles? No ver, no oír, no hablar. Lo más prudente para sus directivos si quieren hacer carrera en esto de la “comunidad de inteligencia” internacional. Los servicios españoles no son más que una prolongación de los norteamericanos. Es otra muestra de nuestra falta de soberanía y de la renuncia a ejercer la soberanía incluso en este terreno. Nuestros servicios ven, oyen y hablan sobre lo que conviene a los servicios norteamericanos, se fían de lo que opinan al otro lado del Atlántico y ven solamente aquellos riesgos que desde la central de la CIA se quiere que se vea. Hay un caso sangrante que nos afecta directamente: Al Queda del Magreb Islámico (AQMI). Hemos pagado en tres ocasiones rescates por cooperantes secuestrados por esta extraña AQMI. Durante el período Sarkozy, a Francia, le ha tocado, igualmente, apechugar pagando rescates y liberando cooperantes. ¿Qué es AQMI? Es lo que la CIA quiere que sea… un “peligroso elemento desestabilizador del Magreb ante el cual hay que tomar medidas, reforzar el dispositivo antiterrorista, reforzar a las fuerzas armadas del Magreb –especialmente de Marruecos- y crear bases militares para defenderse de la amenaza” (esto es, para matar moscas a cañonazos). ¿Pero que es en realidad? Grupos de bandidos del desierto (que siempre han existido), que firman sus capturas con las siglas de AQMI a sabiendas de que sus exigencias son más convincentes, pero a los que les importa un bledo cualquier cosa que no sea cobrar en dólares o en euros… y, por supuesto, la sigla se inició cuando la inteligencia marroquí tuvo necesidad de crear una organización terrorista cuyas acciones beneficiaran la política de Mohamed VI y perjudicaran especialmente la de su enemigo secular, Argelia. Este tema de AQMI fue investigado hasta la saciedad, especialmente por el régimen libio de Ghadaffi que siempre fue el mejor informado sobre las actividades terroristas en la zona. La Yamahiriya libia realizó varios dossiers sobre AQMI que llevaban todos a la misma conclusión: AQMI es una mezcla de bandidos y agentes de los servicios marroquíes. Pero luego, Ghadaffi fue asesinado, su régimen desmantelado y quienes detentaban estos informes pensaron que era posible negociar con los servicios occidentales su entrega a cambio de su seguridad. Sí, porque el nuevo gobierno libio, está asesinando a los antiguos funcionarios de Ghadaffi, incluso a aquellos que se encuentran en Europa. ¿Y qué ocurre? Que los servicios occidentales no están dispuestos a entrar en estas transacciones, simplemente, porque desde los EEUU solamente existe una “versión oficial” de AQMI: son “peligrosos terroristas islámicos vinculados a la red Al Qaeda”… La conclusión que podemos extraer es que los servicios de inteligencia occidentales trabajan más para que la estrategia política norteamericana en el exterior se haga realidad, mucho más que para la seguridad de nuestros respectivos países. Otro signo de los tiempos.

Quedan las conclusiones. Son pocas y desesperanzadoras. La detención de los últimos tres “terroristas islámicos en España, apenas ha sido tratada en los digitales solventes. La información era demasiado increíble como para que algún medio que intentara mantener un prestigio en el mundo de la información se plegara a reproducir los pobres balbuceos de un ministro del interior que aspira a ser vicepresidente del gobierno. Solamente las televisiones, faltas de noticias de relieve en verano y los diarios mayoritariamente subvencionados por el gobierno y las autonomías, se han hecho eco de la noticia. El “zulo” resultó ser una estantería para guardar especies (de ahí que el nombre que le corresponde a este nuevo “comando terrorista” no sea el “Comando Dixán” como a aquellos detenidos en Barcelona a los que el ministro Acebes, sino el de “Comando Arguiñano” por lo del perejil y las especies.

Del arsenal terrorista al que se refirió Fernández-Díaz en su primera declaración, por supuesto, ni rastro. A velocidad de vértigo, el caso se deshinchó sin pena ni gloria. ¿Para cuándo el siguiente episodio de este sainete?

*     *     *

Se nos olvidaba decir que Jorge Fernández Díaz es miembro supernumerario del Opus Dei, esa piadosa organización creada por un impresentable elevado a la santidad, autor de estas dos frases, que verdaderamente indican el nivelazo del fulano: “La política es un magnífico campo para el apostolado” y “Dios es el gran legislador del universo”. Cambien la alusión a “Dios” por “Alá” y verán que, a fin de cuentas, Fernández Díaz mantiene concepciones muy parecidas a las de los islamistas… Por otra parte, si alguien quiere saber lo que es un “supernumerario del Opus”, les aconsejo que naveguen a http://es.wikipedia.org/wiki/Supernumerario_(Opus_Dei). Sé que se sorprenderán porque eso, justamente, eso es lo que hace y lo que cree, el ministro del interior, Jorge Fernández Díaz. Sin olvidar que el anterior ministro del interior del PP, Acebes Paniagua es miembro de los Legionarios de Cristo, grupo formado a imagen y semejanza del Opus… ¿Para cuándo un TÉCNICO EFICIENTE Y DISCRETO en el ministerio en lugar de iluminados ambiciosos en el peor sentido de la palabra?

© Ernesto Milà – infokrisis – ernesto.mila.rodri@gmail.com

 

Nada es lo que parece...

Nada es lo que parece...

Infokrisis.- Tiene gracia que hoy precisamente hayan inhabilitado mi perfil de Facebook. No ayer, ni hace un mes, ni siquiera dentro de una semana, sino hoy, precisamente cuando el que suscribe se preparaba para ejercer sus dotes de videncia. Ayer lo comenté con quienes tuve ocasión: “El asesino de los niños judíos, será sitiado, morirá y la gran prueba de su responsabilidad en el crimen será… la cámara y la filmación que realizó”. Era fácil preverlo, ¿de qué otra manera podía encajarse la anormalidad de un asesino que llevara una cámara? Simplemente para autorresponsabilizarse: aquel a quien se encuentra con la cámara a dos metros de su cadáver, aquel será, impepinablemente, el asesino de los niños judíos. El crimen, una vez más, apesta a servicios de inteligencia (o a “agencias de intoxicación”). Ahora explicaré por qué.

Siempre se elije emotividad

Existe antisemitismo, claro está, pero incluso el antisemita más antisemita no puede evitar tener un bagaje cultural. Todas las civilizaciones, todos los horizontes culturales, abominan de matar a niños. Es casi un tabú. No en vano incluso en los despiadados EEUU se ejecuta a jóvenes… una vez cumplida la mayoría de edad, nunca antes. Solamente los psicópatas no tienen ningún reparo en matar a niños. El problema es que psicópatas hay en todas partes (un 2% de la población, lo es). Los hay en grupos terroristas, al frente de empresas, sentados en el gobierno, y los hay, claro está, en los “servicios especiales” y, por supuesto, entre los grupos de delincuentes.

Para los terroristas matar a un niño implica inmediatamente desprestigiar su propia causa. Supone apelar a la fibra emotiva y sentimental de la población: “Yo estoy con la causa árabe, pero eso de que maten a niños judíos me repele”. Lo coloco entre comillas, pero ese es mi pensamiento y el de casi toda España. Doy por sentado que solamente pueden matar a niños judíos, gentes xenófobas, racistas, fundamentalistas islámicos, antisemitas recalcitrantes y psicópatas de todos los pelajes. Luego, haciendo un ejercicio crítico empieza a pensar que alguien que efectivamente fuera antisemita apuntaría más alto: ¿para qué matar a cuatro niños judíos habiendo un Embajador del Estado de Israel o un presidente de la comunidad judía de Francia, varias docenas de rabinos titulados o incluso adultos judíos? Cualquier rabino, por ejemplo, es accesible para una bala de 9 mm y un anciano indefenso no es mucho menos vulnerable que unos niños. Máxime cuando los rabinos son, desde el período de la diáspora, los que han dado forma a la comunidad judía modelándola como el alfarero actúa sobre el barro.

Si han elegido como víctimas a niños es por el impacto emotivo y sentimental que la muerte de todo infante provoca en la opinión pública. No se trataba de matar a “judíos”, sino de matar a “niños judíos” para que el impacto fuera mayor. Y también, dicho sea de paso, para desprestigiar absolutamente a la causa que se dice defender: la causa palestina, la causa del mundo árabe contra Israel, la causa del “repatriacionismo” de inmigrantes, etc.

No es el primer atentado “extraño” que se comete en los últimos 200 años de historia, atentados que no benefician en nada a la causa que dicen defender sus autores reales o supuestos. En Sarajevo murió el archiduque Francisco-José y no puede dudarse de que Gavrilo Prinzip lo asesinó a la vista de todos. El archiduque era una buena pieza de caza… pero no los niños judíos.

A veces es preciso que mueran pobres gentes para que las masas reaccionen. Fijaros en el 11-S, se dijo inicialmente que habían muerto 30.000 personas, luego fueron solo 3.000, pero la inmensa mayoría de esas 3.000 eran pobres genes, turistas extranjeros, personal de limpieza, bomberos de Nueva York y policías. O fijaros en el 11-M, sin ir más lejos: un atentado que hace bascular 2.000.000 de votos del PP al PSOE a cambio de las vidas de 192 personas modestas, en buena medida inmigrantes y trabajadores que acudían a sus puestos de trabajo. En todos estos crímenes no hay ni una sola persona con capacidad económica suficiente y valorada socialmente como para inducir a abrir una investigación más exhaustiva sobre estos crímenes. Todos son pobres gentes cuyas familias enjugarán su dolor con una indemnización más o menos modesta, pero que para ellos supondrá una ayuda incalculable. Y callarán sus dudas sobre el crimen. En el Caso Papus, por ejemplo, quienes no están dispuestos a hacer declaraciones son los herederos del conserje asesinado: como si una indemnización les hubiera taponado la boca, las entrañas y el corazón. A pesar de que ellos son los primeros en saber que el asesino de su ser querido sigue en la impunidad.

En esta ocasión ha sido preciso que murieran cuatro niños judíos para edificar otro altar a la infamia. En “operaciones psicológicas” nada es lo que parece: se trata de crear un impacto en la opinión pública partiendo de un hecho traumático que, o bien se genera o bien se aprovecha habiendo sido generado por otros.

¿A quién beneficia el crimen?

El principio de toda investigación criminal es responder a esta cuestión “¿a quién beneficia el crimen?”. Podemos establecer dos hipótesis “conspirativas” (más no conspiranoicas):

- En Francia, en 2012, en la primavera, resulta imposible separar cualquier episodio traumático de la campaña electoral para las elecciones presidenciales que tendrán lugar próximamente. En ellas hay tres candidatos muy igualados: Hollande, Sarkozy, Marina Le Pen… Sarkozy ha decepcionado en estos cinco años, tras fotocopiar el programa electoral, los gestos y las actitudes del Front National, una vez conocidos los resultados electorales, dejó esas buenas intenciones en el baúl de los recuerdos y en Francia, tanto la situación del orden público, como de la inmigración, por citar dos temas sensibles de la derecha, han ido empeorando. En condiciones normales, varios millones de votantes de 2007 no le volverían a votar y el voto originario de la derecha-dura volvería a su caladero originario, el Front National que parte con candidato e imagen renovada. La acusación que se suele hacer al Front National es que es “xenófobo, racista y antisemita” que es precisamente la catalogación que se ha dado al asesino de los niños judíos… aun a pesar de que se trate de un argelino. Habrá que esperar las declaraciones de Sarkozy que tronarán contra los inmigrantes procedentes de Argelia para satisfacer al electorado de la derecha-dura y le permitirán articular un discurso anti-inmigracionista y de orden público sobre bases que satisfarían a los electores naturales del Front National (porque si Sarkozy llega a la segunda vuelta de las elecciones será porque logra retener esos votos, no por otra cosa). Desde este punto de vista, el crimen habría estado organizado por “servicios especiales” (públicos o privados, que los hay) a efectos de alterar la campaña electoral. Realmente poco, si tenemos en cuenta que en España fueron necesarios 192 víctimas para lograr el efecto que se pretendía de desplazar dos millones de votos de una candidatura a otra.

- A nivel internacional, cada vez resulta más evidente que buena parte de los contenidos de la información diaria están vinculados a la guerra que estallará en Oriente Medio, la guerra para salvar al capitalismo y poner en marcha de nuevo los mecanismos de producción, consumo y enjugar grandes beneficios por la reconstrucción de las zonas afectadas. Toda guerra precisa de una etapa de “preparación psicológica” de las poblaciones, hasta que estas se hacen a la idea, no solamente de que la guerra es inevitable, sino de que es necesaria, justa y conveniente. Se hace la guerra a los “malvados”, y los malvados son, en primer lugar y sobre todo, los que matan a niños. En la otra “acera” ocurre exactamente lo mismo: cuando se quiere desprestigiar a la causa judía se colocan fotos de niños palestinos asesinados. ¿O es que creéis todavía que hay alguien “inocente” en cualquier escenario de cualquier conflicto?  Este tipo de atentados, con víctimas inocentes judías (o árabes), proliferarán en los próximos meses en Europa. Los EEUU (y los “señores del dinero” que se atrincheran en el skyline neoyorkino) precisan el concurso de los países de la OTAN en la agresión contra Irán y contra el mundo árabe. Hace falta, pues, crear entre la opinión pública europea un clima favorable a la intervención al lado de Israel: para ello hace falta que mueran niños judíos… y que el asesino sea de origen árabe.

Hay “operaciones psicológicas” (auténticos crímenes sin justificación) que se realizan obedeciendo a varias orientaciones. Tras ellos no hay solamente una mente criminal y unos intereses concretos, sino que responden a un “pool” (un grupo de intereses) que los instiga, siendo realizados por una agencia de “trabajos especiales” (pública o privada, que las hay, como decía antes). Es pronto para intuir a qué obedece todo esto. Y si redactamos estas líneas que tienen algo de ambiguo es, sin duda, para estimular el espíritu crítico de los lectores: “¿A quién beneficia el crimen?”… lo iremos viendo con más claridad a medida que pasen los días.

PD.- ¡Que mala mata que, precisamente hoy, me hayan inhabilitado el perfil de Facebook! Este artículo lo podrían haber leído 4.000 personas solamente apretando una tecla y hubiera podido ser reproducido para otras 8-12.000… ¿Es que hay alguien que no quiere que se estimule el espíritu crítico? ¿o es que el que suscribe se está volviendo conspiranoico? Me temo que es lo primero porque lo que he aprendido en la vida –Evola me lo enseñó- era la objetividad: ver el mundo tal cual es, no tal como nos quieren presentarlo.

© Ernesto Milà – prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

 

Proceso de Paz: balance

Proceso de Paz: balance

Vale la pena repasar lo que ha sido la lucha antiterrorista durante el período zapaterista para intentar extraer algunas conclusiones sobre si Rajoy modificará esa línea y si es precisamente la más adecuada para la política española.

La situación de la lucha antiterrorista cuando Zapatero llegó al poder era increíblemente desfavorable para ETA. La acción del gobierno Aznar en esta materia había sido excepcionalmente dura y no había cometido errores como los del felipismo que, tras optar por la vía del terrorismo antiterrorista, había entregado ésta a los funcionarios más corruptos que podía disponer.

En 1995, los comandos de ETA caían constantemente, las medidas de carácter legal aprobadas por Aznar habían dado sus frutos. Después del atentado de que fue objeto Aznar en 1995, pareció tomarse la lucha contra ETA de manera casi personal. Mientras, el kale-borroka estaba en su apogeo. Es la época de los secuestros extraordinariamente prolongados (Ortega Lara 532 días, Cosme Delcaux 232 días, Jorge Aldaya 341 días) que culmina con el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco en julio de 1997. A partir de ese momento, se produce una revuelta popular contra ETA y se asiste a las primeras protestas públicas y airadas contra la organización terrorista. Esto dará pie para que Aznar vaya aprobando una legislación antiterrorista que tiende a arrinconar a los diferentes “frentes” de ETA. Esta línea solamente fue posible mediante el pacto entre el PP y el PSOE en lo que se llamó  “el espíritu de Ermua”. Mientras, el nacionalismo vasco y el sector abertzale en pleno firmaron el Pacto de Estella. Tales eran las dos vías: acabar con ETA por la vía policial (“pacto antiterrorista”) o acabar con el “conflicto vasco” mediante la vía de la negociación (Pacto de Estella).

La llegada del zapaterismo introdujo un nuevo elemento en esta situación. Por primera vez, un jefe de gobierno, pensaba que no se llegaría a la solución del terrorismo en España por la vía policial, sino por la vía de la negociación. Entender esto es capital para comprender lo que ha ocurrido a lo largo de estos últimos siete años. Desde el principio de su gobierno, Zapatero dejó clara su voluntad de negociar con ETA, lo que en la práctica supuso la ruptura del “pacto antiterrorista” y el reconocimiento de que en el País Vasco existía, no un grupo terrorista que operaba causando víctimas inocentes, sino un “conflicto”.

Llama extraordinariamente la atención el que Zapatero, precisamente en ese momento, cuando ETA estaba completamente derrotada, alguien pensara en hurtar la victoria y pasar a negociar con una banda completamente desintegrada. Pero el proyecto de Zapatero se basaba en dos presupuestos. El primer, la convicción de que la negociación iba por buen camino. Esa convicción surgía de los contactos que mantenía la seguridad del Estado con Josu Ternera desde el período de Aznar. Ternera se había configurado como el interlocutor válido: en clandestinidad, afectado por una grave dolencia estomacal, de vuelta de todo, quería solamente evitar morir tristemente en la cárcel. Es fácil suponer lo que ocurrió luego: la seguridad del Estado pactó con Ternera su seguridad y libertad a cambio de que contribuyera a cortar las uñas a ETA, esto es, a denunciar a los comandos y a la tendencia más agresiva para evitar que se produjeran nuevas víctimas. Esto, además, daba la seguridad a Zapatero –seguridad que parecía irracional si se ignoraba este pequeño detalle- de que la negociación una vez emprendida llegaría a buen puerto.

Pero lo que Zapatero no había calculado era que la correlación interior de fuerzas en ETA era inestable. Pronto, Txeroki, uno de los jóvenes lobos de la banda se percató de que los comandos caían con demasiada facilidad y creó una infraestructura separada del resto de la banda, configurándose durante un par de años como “líder militar” de la misma. Esto hizo que en plena negociación con el gobierno, bastara el atentado a la T-4 para que todo saltara por los aires. A partir de ese momento, las seguridad del Estado consideró a Txeroki y a su gente (nunca a Ternera y a los “históricos”, y así puede entenderse con facilidad el episodio del Bar Faisán) como objetivos prioritarios porque de lo que se trataba era, especialmente, de restablecer la preponderancia de la tendencia Ternera en el interior de la banda de tal manera que no se produjeran nuevos atentados y de que una futura negociación tuviera éxito.

Había un segundo elemento que impulsaba a Zapatero a la mesa de negociación y era la situación propia del País Vasco. En efecto, tras la firma del Pacto del Tinell y su traslación a escala del Estado a partir de 2004 del intento de aislar al PP de cualquier otra fuerza política (estrategia urdida por Carod Rovira y asumida por Maragall primero y luego por el propio Zapatero en su fase de connivencia con ERC (2004-2007), Zapatero intenta evitar por todos los medios un acuerdo con el PP en Euzkadi. Sabía que nunca el PSOE-PSE lograría obtener votos suficientes como para gobernar en solitario y que el PNV no estaba en principio dispuesto a gobernar de nuevo con los socialistas vascos. Así pues, la estrategia de Zapatero (probablemente su estrategia de mayor calado) en esa época consistía en evitar la formación de un “frente abertzale” formado por el PNV y por el “frente político” de ETA (lo que se ha dado en llamar “el mundo abertzale”), sustituyéndolo por un “frente de izquierdas”, en el que la llamada “izquierda abertzale” (los amigos de ETA), reconvertidos en partido político democrático, pactaran con los socialistas tal como ya había ocurrido a principios de los ochenta cuando el PSOE vasco se fusionó con Euzkadiko Ezkerra, surgido del antiguo “frente político” de ETA(p-m), tras la desmovilización de esta organización en los años 1984-5. Zapatero creía –y el misterio es pensar qué le impulsaba a creer esto- que nuevamente podía lograrse una operación de este estilo y que la “izquierda abertzale”, antes o después, de daría cuenta de que era “más de izquierdas” que “más abertzale” y que, por tanto, pactaría antes con el PSE-PSOE que con la derecha nacionalista vasca.

La primera ronda de negociaciones saltó por completo y de manera irremisible con la bomba de la T-4 y sus dos muertos. Mientras, prosiguieron las detenciones de comandos y la ausencia de atentados, tanto por incapacidad de la banda para contar con terroristas capaces de cometer crímenes como por que la tendencia que dominaba la banda –la tendencia Ternera- evitaba que estos se produjeran y verosímilmente indicaba al a policía dónde y cómo desarticular a los comandos más exaltados y dispuestos para la acción.

Pero la segunda fase de las negociaciones se realizo sobre bases más sólidas. En esta segunda fase de las negociaciones, la intención del zapaterismo era muy diferente a la primera. El PSOE necesitó, especialmente a partir de 2009, algún éxito con el que contrabandear sus reiterados fracasos en política económica y en distintos frentes en los que la segunda legislatura de Zapatero constituyó un auténtico fracaso. Es cierto que Zapatero quería pasar a la historia como el presidente de gobierno que desmovilizó a ETA, pero en la segunda legislatura, de ser una vocación histriónica pasó a ser la necesidad de contar con un as que presentar a un electorado progresivamente decepcionado con la gestión de su gobierno.

Fue fácil lograr que en marzo de 2010 a raíz de la intervención de los llamados “mediadores internacionales” recién aparecidos, se anunciara un “alto el fuego” para septiembre de 2010 que fue anunciado por ETA en la BBC. En el comunicado se repitieron todos los tópicos habituales en la literatura agitativa de la banda, la novedad estribaba en que, por primera vez, se aludía a “nuevas condiciones políticas” y a favor de “un proyecto independentista a través del diálogo y la negociación”.

A partir de aquí se sucedió algo parecido a una comedia en la que las dos partes habían pactado ya lo esencial y les quedaba solamente enzarzarse en un tira y afloja sobre lo accesorio. Lo fundamental era de un lado que no habrían más atentados y de otro que la izquierda abertzale se presentaría a las elecciones municipales. La paz definitiva llegaría en dos fases: en la primera (declaración del 20 de octubre de 2011 a través del cual se anunciaba el “cese definitivo de la actividad armada” de ETA) beneficiaba especialmente al PSOE ya que Zapatero podría presentar este episodio como un éxito de su gestión antiterrorista. La segunda fase llegaría durante las próximas elecciones autonómicas vascas cuando ETA anuncie presumiblemente el acuerdo definitivo que beneficiará particularmente a la candidatura abertzale. Por entonces, el PSOE ya no estará en el gobierno de la nación pero la idea de un “frente de izquierdas” (PSOE-PSE+Amariur) que sustituya el “frente nacionalista” (Amaiur+PNV) sigue siendo muy querida por algunos sectores del PSOE-PSE.

Quedan una serie de flecos: las aspiraciones de ETA sobre la incorporación de Navarra a Euzkadi están fuera de lugar y no pueden ser satisfechas por una negociación; tampoco la convocatoria de un referendo sobre la autodeterminación puede ser negociada en las actuales circunstancias cuando el PSOE está en el peor momento de su historia; el único fleco que queda es, sin duda, el futuro de los presos. Y esto crea un problema con las víctimas del terrorismo que vale la pena considerar.

Las víctimas del terrorismo han manifestado reiteradamente su oposición a la negociación con ETA. Era evidente y razonable que si la lucha contra el terrorismo estaba ganada como mínimo a partir de 2002, ¿para qué negociar con ETA? Se trataba solamente de que los etarras pagaran sus crímenes y de lograr que si se producían medidas de gracia estas fueran solamente a partir de cierto nivel del cumplimiento de las condenas y cuando se tuviera muy claro que el arrepentimiento era sincero. Las exigencias de las asociaciones de víctimas del terrorismo eran muy claras: cumplimiento íntegro de las condenas y medidas de gracia solamente en casos muy claros y particulares. Hoy, en la actualidad, este es el gran obstáculo para alcanzar un acuerdo definitivo.

¿Cómo evolucionará la situación en el próximo año? Es fácil suponer que, a pesar de que el PP mantuvo desde la oposición otra política antiterrorista, una vez en el poder optará por mantener la negociación, permitir que Amaiur se siga manteniendo como fuerza política (que especialmente roba votos al PNV y, por tanto, debilita a la derecha vasca), accederá a medidas escalonadas de gracia y no variará sustancialmente los acuerdos a los que el zapaterismo ha llegado con ETA, ni siquiera imprimirá una nueva dinámica. Por otra parte, si ETA pudo llegar a un acuerdo con Zapatero fue, sin duda, porque el PP ya estaba alertado y había dado su acuerdo, especialmente porque era evidente que a partir de las elecciones del 20-N se sentaría otro presidente en la Moncloa y era necesario contar, al menos, con la seguridad de que no daría marcha atrás a los acuerdos mantenidos.

Así pues, lo que ocurrirá en los dos próximos años es que se irán concentrando el algo más de medio millar presos de ETA en las cárceles vascas y, poco a poco, se les irán aplicando medidas de gracia que harán que en los próximos cinco años salgan de manera escalonada la mayoría de presos, empezando por los menos conflictivos y terminando por los verdaderamente trastornados y psicópatas que ya no juegan ningún papel ni siquiera dentro de la banda en la nueva hora política en la que ETA está instalada en este momento.

Tal es la situación en la actualidad. Falta atender a las implicaciones morales y políticas de todo esto.

Negociar con una banda terrorista no es, desde luego, la mejor solución para un Estado especialmente cuando tiene la batalla ganada. El que Zapatero pudiera considerar esta fórmula tiene que ver con su particular ecuación personal: es un humanista universalista para el que “negociación” tiene resonancias más positivas que “enfrentamiento”, “pacto” más que “victoria”, “perdón” mucho más que “castigo”… A partir de ahí, en este cuadro mental, puede entenderse el porqué Zapatero renunció a la victoria sobre ETA que tenía al alcance de la mano. Es evidente que una sociedad sana aspira especialmente a que se castigue al criminal y los derechos de las víctimas se sitúen muy por delante de los derechos de los asesinos. Así pues, todo este embrollo no es más que uno más de los generados por el zapaterismo, seguramente la sífilis ideológica más deletérea que ha recorrido nuestro país en toda su historia.

En segundo lugar, hay otro malentendido generado por el zapaterismo y que tiene también mucho que ver con sus concepciones humanistas-universalistas: ¿tiene cualquier opinión política derecho a beneficiarse de los mecanismos del Estado de Derecho aun cuando su objetivo sea destruir ese mismo Estado? Algunos respondemos: NO. Zapatero, en cambio (y no sólo él, Rajoy opina algo parecido inducido por su liberalismo de estricta observancia), dice SI. Por eso le preocupa que un sector de la población vasca partidaria de la independencia no pueda expresarse políticamente a través de las instituciones, ni siquiera teniendo en cuenta que su presencia en esas mismas instituciones tiene como objeto utilizarlas como altavoz para acelerar el proceso independentista.

En el fondo todo esto no implica nada más que el reconocimiento de la existencia de dos jerarquías de valores: de un lado, aquellos para los que “España” es una forma histórica superada y que ha contribuido a esclavizar a los pueblos, es la tendencia que podemos llamar “relativista” (hoy existe España en su actual formulación, pero mañana puede dejar de existir sin que esto suponga ninguna tragedia ni renuncia particularmente importante) y aquellos otros para los que “España” es una forma histórica no superada, cuya existencia y unidad se remonta, como mínimo al mundo clásico cuando nuestra península era llamada “Hispaniae” e incluso al mundo celta anterior que dominó en toda el territorio. Mediante distintos procesos históricos, las distintas regiones españolas han ido convergiendo, tanto bajo el reino visigodo de Toledo, y después de la “pérdida de España”, los distintos reinos que aparecieron durante la Reconquista, llevaron todos el impulso hacia la unidad que culminó en 1492. A partir de ese momento, con la unidad recompuesta, el retorno a las taifas y a los cantonalismos suponía dar marcha atrás a la rueda de la historia.

No fue sino con la aparición de las burguesías regionales vasca y catalana cuando apareció en esas regiones el nacionalismo en ambos casos teniendo como principales instigadores e ideólogos al clero local y como financiadores y máximos beneficiarios a la alta burguesía industrial vasca y catalana. Ciento cincuenta años después de la aparición de estos fenómenos el esquema sigue invariable. Sin embargo, junto a los nacionalismos moderados máxima expresión política de ambas burguesías, han aparecido fenómenos de radicalismo político que engloban a elementos de la izquierda integrándolas con las viejas aspiraciones de la derecha nacionalista.

El hecho de que la Union Europea sea una “unión de Estados Nacionales” hace que cualquier proceso independentista en España o en cualquier otro país del continente, sea impensable (la independencia de cualquier región europea implicaría inmediatamente la eclosión de procesos secesionistas en todos los países de la UE, especialmente en las locomotoras francesa y alemana, por eso, España está, en última instancia, blindada ante los separatismos por la UE) lo que hace que en el futuro se produzca una tendencia cada vez más acusada a la convergencia entre nacionalistas e independentistas que irá aumentando mientras dure la crisis económica. En el caso vasco el independentismo del PNV ha sido proclamado en multitud de ocasiones, mientras que en Catalunya, CiU lo utiliza simplemente como un mecanismo de presión contra el Estado. Por otra parte, los intereses de las burguesías vasca y catalana  están ligadas al comercio con el primer cliente: el Estado Español, por lo que, a la hora de la verdad hay que dudar incluso de la reacción de ambas burguesías nacionalistas ante un proceso efectivo hacia la independencia.

Este tira y afloja contrasta con quienes pensamos que la unidad de una nación no depende de la voluntad de sus habitantes en un momento concreto de la historia, expresada a través de un referendo. Una Nación es algo más que una generación que aparece en un momento dado de la historia, es, sobre todo, un pasado y un futuro, es una cadena de las generaciones que ninguna de ellas tiene el derecho de romper.

Atentar contra la unidad del Estado es, pues, no solamente un atentado contra ese mismo Estado sino contra la cadena de las generaciones que han contribuido a defenderlo, construirlo y sostenerlo. Y, en este sentido, es un crimen contra la comunidad, crimen que resulta mucho más grave que el asesinato de uno y otro de los miembros de la comunidad. Por eso, desde hace muchos años sostenemos que el verdadero “Crimen” de ETA, el crimen con mayúsculas, no es el haber asesinado a 800 personas, sino el intentar asesinar a toda una nación, en la medida en que apunta contra toda la comunidad, pasada, presente y futura. Y eso es imperdonable. De ahí que sostengamos que un Estado no pueda permitir la existencia de movimientos secesionistas, especialmente si ese Estado es el producto de un proceso histórico que hunde sus raíces milenios atrás. Y una modificación legislativa, o la simple opinión oportunista y al servicio del gobierno, de un Tribunal Supremo, ni pueden bastar para legalizar, ni mucho menos para legitimizar una opción que es criminal no tanto por sus métodos como por sus objetivos.

Si la negociación con ETA ha contribuido a legalizar la opción Amaiur, esta negociación ha sido espúrea y no puede ser admitida por un gobierno digno de tal nombre.

En cuanto a los presos de ETA, ni siquiera se ha planteado que se les prohibiera el acceso a los mecanismos institucionales. Pasar página no es suficiente para olvidar que muchos de los actuales concejales de Amaiur, de sus diputados e incluso de su senador, han sido militantes de ETA y como tales han asesinado o han marcado víctimas a los asesinos. No solamente no han extinguido su condena, sino que en sus historiales oficiales no figurarán los nombres de las personas a las que han asesinado. Es evidente que si de lo que se trataba era de negociar el fin de ETA, el Estado hubiera debido cuidarse especialmente de que los antiguos presos con delitos de sangre y condenas no extinguidas, no podrían ni hoy ni nunca ser representantes de los ciudadanos, ni sentarse en plano de igualdad con los representantes de cualquier otra opción que no ha utilizado la violencia como estrategia. Por otra parte, todo esto supone olvidar también que la existencia misma de Amaiur se sostiene sobre el impuesto revolucionario, los secuestros y que en sus herrikotabernas se ha brindado por la muerte de tal o cual víctima. En política no todo vale y una simple negociación no transformará a un asesino en un político honesto.

ETA y la violencia han sido una patología específicamente vasca que no tiene parangón en lugar alguno de Europa. En Irlanda, incluso, lo que existía era una serie de golpes y contragolpes entre las milicias protestantes y el IRA, nada de todo esto ha ocurrido en España. Basta leer, por ejemplo, los escritos y declaraciones de ETA en los años 80 y 90 para advertir hasta qué punto los razonamientos eran falaces, absolutamente irracionales, ciegos y trufados de argumentos mal construidos, todo, absolutamente todo, para justificar los asesinatos. Porque esto es lo más terrible: un sector del nacionalismo pasó a asesinar cuando ya existían libertades democráticas y cuando absolutamente nada razonable justificaba esta opción.

Las asociaciones de víctimas del terrorismo tienen toda la razón en oponerse a las excarceraciones escalonadas de presos: aquí se han producido 800 muertos, 800 vidas inocentes sesgadas que ninguna negociación, ni ningún acuerdo, van a hacer resucitar. Entonces ¿cómo resarcir a las víctimas del terrorismo? Es simple: con el cumplimiento de las condenas.

Las asociaciones de víctimas del terrorismo nunca se han negado a la aplicación de medidas de gracia a terroristas arrepentidos, pero han exigido con buena lógica que ese arrepentimiento sea sincero e indubitable. Y esto ya no está tan claro sobre cómo puede alcanzarse y aplicarse.

Además, hay otro elemento a tener en cuenta. En el momento en que muchos de los presos se vean en libertad lo que van a tratar es de “legitimizar” a ETA: volverán a hacer culto a la violencia, volverán a celebrar y glorificar a los muertos de la banda, magnificar sus acciones y, en definitiva, a exaltar un período dramático y olvidable de nuestra historia, al tiempo que impiden por la coacción que se honren a las víctimas. Porque en Euzkadi sigue existiendo una violencia latente que dista mucho de desaparecer y que hace que determinados abertzales consideren que están en su tierra y que quien defienda cualquier otra cosa que la independencia vasca no tiene derecho a la libertad de expresión.

En definitiva, todo este embrollo ha derivado de la política enloquecida de un histrión que se negó a vencer a ETA y que para legitimar su humanismo-universalista tuvo que sentarse en la mesa de negociación con la banda terrorista. Pero ahora Zapatero está ya en el basurero de la historia, su figura será recordada como el del “gran bobo” que generó muchos más problemas de los que resolvió y que, en definitiva, su período de gobierno fue un interregno desastroso y lamentable en todos los terrenos salvo en el de la disolución de la sociedad e incluso en la quiebra del propio Estado. Sin Zapatero ninguno de los contenidos en este artículo tendrían sentido: hoy, ETA sería un recuerdo si los etarras desde 2004 no hubieran tenido permanentemente la sensación de que podían salvar lo salvable mediante la negociación, en lugar de haber tenido la convicción de que eran ratas acosadas que debían alejarse lo más posible si es que no querían terminar sus días en prisión.

El hecho de que tengamos fundadas sospechas de que Rajoy proseguirá esta misma política pactista es lo que nos lleva a proponer que una futura reforma constitucional, o mejor, un proceso constituyente digno de tal nombre, afirma la unidad inquebrantable del Estado y considere como reos de alta traición a quienes apunten a su disolución o a la secesión de alguna de sus partes; que recoja algo tan sencillo como la cadena perpetua para los crímenes de cierta gravedad y que prohíba taxativamente la negociación del Estado con cualquier grupo criminal.

Si el Estado ha accedido a negociar con un grupo criminal ¿qué impide que negocie con cualquier otro? ¿Por qué no negociar con los narcos colombianos que limiten sus exportaciones a España? ¿Por qué no negociar con la Casa Real marroquí que disminuya las exportaciones de haschisch a España un 50%? ¿Y por que no negociar con los falsificadores de marcas que se limiten a marcas no europeas, por ejemplo?... E incluso todas estas negociaciones estarían mucho más justificadas porque lo que se sentó de ETA en la mesa de negociaciones eran los despojos de la banda, y las otras bandas de delincuentes que hemos mencionado gozan de buena salud…

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