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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

11-S. La Gran Mentira

11-S. LA GRAN MENTIRA. (XV de XV). Final: hipótesis para una conspiración

Infokrisis.- Sabemos como no se realizaron los atentados del 11 de septiembre; creemos lícito y justificado, a estas alturas, negar la versión oficial de los hechos, por falsa y mendaz. Tras desarmar la tesis oficial, queda solamente establecer una hipótesis alternativa que, necesariamente, es conspirativa (pero no conspiranoica). Se apoya en que tiene en cuenta el estilo de trabajo de los servicios de inteligencia. ¿Por qué partimos de este apriorismo? Precisamente por que no es un apriorismo: el desmontado de la tesis oficial ha implicado necesariamente hayamos visto la acción de agencias federales y servicios de seguridad dependientes del gobierno, tras algunos episodios de intoxicación informativa y creación de falsos culpables. Nadie tendría interés en realizar intoxicación informativa si no estuviera implicado de alguna forma en el complot.

¿Qué servicios podrían estar implicados en este atentado? Vale la pena establecer dos bases de análisis: en primer lugar, cuando se habla de los EE.UU. se tiene tendencia a creer que se trata de un país monolítico en su estructura de poder. La sustitución de Carter por Reagan demostró que existían dos líneas que no pueden ser definidas en términos políticos; no se trata de opciones progresistas o conservadoras, sino más bien de dos actitudes ligadas a dos grupos económicos diferentes: el capital especulativo financiero ligado a las multinacionales y a las “dinastías americanas” y de otro el “dinero nuevo” surgido en la según da mitad de los sesenta al calor de las acumulaciones de capital procedentes de las nuevas tecnologías y de nuevos empresarios. Carter fue un delegado de los primeros, Reagan de los segundos. Bush, su vicepresidente primero, presidente luego y padre del actual presidente, fue el punto de encuentro entre unos y otros. Frecuentemente estas dos líneas se han traducido en orientaciones políticas diferentes. Basta con recordar el cambio de política que se dio de Carter a Reagan. Estas dos líneas no están nítidamente definidas, existen entre ellas interrelaciones y compromisos diversos y, en cierto sentido siguen vivas hasta nuestros días.

Así mismo, tampoco los servicios de inteligencia son estructuras monolíticas. Teniendo en cuenta que en EE.UU. existen casi tres docenas de estos servicios, con un presupuesto global más alto que el de Defensa alemán, hay que ser extremadamente cauto a la hora de hablar de servicios de inteligencia en EE.UU. Por lo demás, dentro de un mismo servicio, existen distintos niveles de conocimiento de las actuaciones. Hoy se sabe que el primer atentado contra el WTC pudo haberse evitado y no se hizo así por que un supervisor del FBI “tenía otras ideas sobre como combatir al terrorismo”. Sin embargo, no albergamos ninguna duda sobre el hecho de que la inmensa mayoría de funcionarios del FBI está de acuerdo en luchar contra el terror de la manera más eficaz y profesional posible respetando escrupulosamente la constitución y la legalidad vigente. Y sin embargo...

Es inevitable que en el interior de cualquier servicio de inteligencia tiendan a constituirse círculos paralelos, con ideas propias, cierto mesianismo y medios, redes de cobertura, presupuestos y posibilidades operativas. Funcionarios de la CIA, de la NSA, del Departamento de Estado, círculos del FBI, estuvieron sin duda complicados en la conspiración. Esto puede deducirse a partir de un hecho fundamental: la conspiración sólo era válida si se lograba mantenerla a cubierto de cualquier investigación y para ello era preciso contar con cómplices en las agencias de seguridad más importantes.

Pero estas agencias eran el brazo operativo, en absoluto los inspiradores de la conspiración, tan solo sus ejecutores tácticos. La estrategia estaba marcada por otros: es inútil desvincular a George Wallace Bush de su padre, sobre todo cuando los principales colaboradores de éste se han convertido en los “cerebros” del primero nueve años después de la Segunda Guerra del Golfo, la que puso a EE.UU. indiscutiblemente en el liderazgo del Nuevo Orden Mundial. Resulta imposible no ligar la Guerra del Golfo (destinada a salvaguardar la influencia americana en el Golfo Pérsico, es decir, a garantizar el suministro de petróleo), de la intervención en Afganistán que apunta hacia los yacimientos petrolíferos del Cáucaso. Se trata de dos momentos de una sola estrategia tendente a controlar los yacimientos y las reservas mundiales de crudo. Y en estos dos momentos estaban presentes: Cheney, Rumsfeld, Powell, y el apellido Bush.

La ejecución del “casus belli” fue relativamente sencilla: se eligió a un “maldito” perdido en las montañas de Afganistán, del que se conocía todo o casi todo y, en especial, su forma de actuar y pensar; no en vano, durante años agentes de la CIA habían colaborado con Bin Laden en la guerrilla arfgana. Durante años, Bin Laden había protagonizado presuntamente algunos atentados en Arabia Saudí y contra intereses americanos y, además, había constituido una red Al Qaeda de la que se decía que estaba relacionada en actos terroristas. Era el culpable perfecto, el chivo expiatorio que además, contaba con la confianza del régimen afgano, primitivo y tosco pero que atribuía –como todo el Islam- un gran valor a la hospitalidad. Así pues Bin Laden era el culpable perfecto.

Faltaban unos culpables “ejecutivos”. El FBI señaló a 19. Solo de apenas tres se sabe algo y de Mohamed Atta, lo suficiente como para saber que su papel como “coordinador” de la operación es inverosímil.

Durante meses el núcleo conspirativo creó falsas puertas en torno a Atta. ¿Cómo lo hizo? Le puso un “gancho”, ¿acaso una mujer que lo citaba en los más variados países que luego tendrían importancia en la trama (Alemania, Chequia, España, diversos países de EE.UU.)? ¿o quizás fue sólo que fue un doble de Mohamed Atta el que viajó por todo el mundo con falso pasaporte y cierta similitud física con el personaje? A fin de cuentas esto ya se hizo con Lee Harvey Oswald cuyo doble se paseó por México y EE.UU. creando pruebas falsas de su implicación en actividades antiamericanas.

Se indujo, no importa con qué subterfugio ni de qué manera, a Atta y a Merwan a que se matricularan en la escuela de vuelo de Florida y aprendieran a pilotar avionetas. Luego basto con encontrar otra excusa para que tomaran el avión que terminó estrellándose contra el WTC. ¿Lo secuestraron ellos? En absoluto: ninguno era terrorista, ni estaba capacitado para abordar una acción terrorista como esa. Sin embargo en alguno de los aviones se sabe que hubo lucha e intento de secuestro. Se sabe poco por que las cuatro cajas negras de los cuatro aviones siniestrados se han perdido.

Lo más probable es que, Atta, Merwan y el resto de los presuntos secuestradores se introdujeran en los aviones como meros pasajeros. Entonces ¿quién secuestró los aviones?

Debió existir otro comando. El verdadero comando terrorista que secuestró los aviones. ¿De donde salió? Todos los grupos terroristas generan en sus inmediaciones excrecencias en forma de disidentes, aventureros, psicópatas que siempre pretenden realizar acciones terroristas de más envergadura que las ordenadas por sus jefes. Manipular a estos grupos es un juego de niños para agentes de los servicios de inteligencia. Probablemente se recurrió a mercenarios o a fanáticos islámicos que creían que su acción iba a servir a determinados objetivos y, sin embargo, sirvió a otros. Pero no eran suicidas, tan solo pensaban conducir el avión a otro aeropuerto y pedir un rescate o la libertad de los palestinos presos en Israel, la retirada judía de los territorios palestinos, etc. La reivindicación es lo de menos, por que, a fin de cuentas jamás tendrían ocasión de plantearlas. El misterio estriba en que ninguno de los pilotos dio la señal de alarma.

Y luego los aviones se estrellaron. El ex ministro socialista aleman Von Bülow, buen conocedor del proceder de los servicios de inteligencia, presentó la tesis de que los aviones fueron teleguiados desde tierra. Se hurtó a los pilotos el control sobre los aviones, se interrumpió sus comunicaciones y, finalmente, se les llevó a estrellar contra el Pentágono y las Torres Gemelas.

¿Por qué no se simplificó la operación y los secuestradores reales fueron presentados como los que pilotaban el avión contra el WTC? Precisamente por que carecían de toda formación como pilotos, se les podía manipular pero no hasta el punto de forzar excesivamente la maniobra. Si advertían que, en lugar de secuestrar un avión, se les pedía que se suicidaran con él, seguramente la operación no hubiera sido viable. Pero luego estaba también la cuestión de los rastros dejados por la operación. Si las sospechas recaían sobre Atta, por el mero hecho de que estaba en el avión, había seguido un curso de vuelo y alguien elaboró el “testamento” que se encontró en la maleta que “casualmente” no fue facturada en el avión, se lograba que las investigaciones no se orientaran hacia los verdaderos secuestradores, lo que hubiera permitido saber algo de su pasado, de sus antecedentes, de las relaciones que hubieran podido tener antes de embarcarse en los vuelos de la muerte.

Y en cuanto a los sistemas de teleguiado de los aviones desde tierra Von Vulgo afirma que se ensayaron ya en los años 70 en EE.UU. Y así debió ser porque los últimos aviones que EE.UU. ha lanzado a la campaña de Afganistán –y que pretende implementar la “Doctrina Rumsfeld”- son los aviones sin piloto, teleguiados desde tierra y que alcanzan con singular precisión sus objetivos sin que ningún pilota corra el riesgo de ser derribado. El equipo de control de estos aparatos pesa unos pocos kilos y puede disimularse en cualquier parte del avión. Por lo demás, un equipo técnico que disponga de los planos de construcción de los aviones, sabe exactamente donde un agente operativo puede colocar un equipo que hurte el control del avión al piloto y lo entregue al equipo de vuelo sin piloto, teledirigido desde tierra o bien con un programa de vuelo que permita estrellarlo contra el objetivo. Que este sistema no es completamente seguro lo da el hecho de que un avión se estrelló contra la pradera de Pensilvania y, que otro de la KLM, línea sobre la que los “iniciados” habían especulado económicamente, no llegó a ser secuestrado.

A un suceso como el atentado contra el WTC inspirado en trabajos literarios y películas, corresponde un modo de ejecución de similar calado.

¿Qué pensaban quienes participaban en la operación? En servir a su país, ante todo; y en obtener buenos beneficios de la operación. Para ellos un solo fin –la hegemonía mundial de los EE.UU. y, con ello, sus buenos negocios- justifica todos los medios. Así se cumple el destino mesiánico de los EE.UU. establecido desde su fundación y que ha hecho que el mismo modelo histórico sea repetido con inusitada frecuencia en los últimos 150 años.  En cuanto a los ejecutores materiales –los agentes de inteligencia que crearon pistas falsas sobre Atta, los que indujeron al secuestro de los aviones, los que distribuyeron pistas, noticias a informaciones falsas, probablemente sean en torno a medio centenar, experimentados en anteriores operaciones, de cuya discreción, eficacia y falta de escrúpulos sus superiores no han albergado la menor duda. Habrán actuado por disciplina y dinero, pero también por afán de aventura, posibilidades de promoción, o acaso por miedo a si negaban su cooperación, serían represaliados. Y, por lo demás, ¿quién asegura que estos agentes viven todavía? Acaso algunos hayan sido asesinados en los momentos de escribir estas líneas con el fin de cortar los eslabones de la cadena que hubiera podido conducir hasta el mandatario de los atentados. Son especulaciones, pero perfectamente viables y con base lógica, al menos para quien conoce las técnicas de actuación de los servicios de inteligencia. Y además esta hipótesis de trabajo es, a fin de cuentas más razonable que la tesis oficial que ha dado lugar a la mitología del 11 de septiembre: un hombre perdido en las montañas de Afganistán, entre pastores y agricultores de amapola, mueve los hilos de células dormidas presentes en todo el mundo, siempre desarticuladas antes de que comentan los atentados. Planifica con todo detalle la selección de 19 comandos suicidas, ninguno de los cuales tiene antecedentes en operaciones terroristas, ni siquiera el militancia islámica. Son preparados, no se sabe donde, y logran pasar desapercibidos para los distintos servicios de seguridad del Estado de medio mundo (incluidos la CIA y el Mosad israelí) que, por lo demás, investigan las redes dean a Bin Laden, como mínimo desde 1994. Esa falta de preparación se nota en que jamás utilizan pasaportes falsos, dejan huellas de todas sus actividades, actúan como un elefante en una cacharrería. Eso no impide que cometan su fechoría y, claro está, al día siguiente sus fotos y sus historiales –solo de tres- aparezcan en los medios como sospechosos. Por canales que nadie logra establecer, se vincula a Bin Laden –que desde el principio niega su participación- con este comando. Nadie sabe cómo ni por qué, ni hay pruebas, pero él es el único responsable de este crimen y de la epidemia de ántrax que seguirá. Se sabe como termina la historia: la USAF bombardea Afganistán, un gobierno títere se sienta al Kabul, tropas americanas han desembarcado en Filipinas en persecución de unos pocos miembros de un grupo terrorista que se vincula con Al Qaeda, desde hace poco, por que solo un año antes nadie había logrado ni querido establecer vínculos entre Abu Sayaf y Al Qaeda. ¿De verdad alguien puede creer una versión tan absurda?

Solamente la reiteración ad infinitum de esa versión ha podido obrar el milagro, verdaderamente aberrante, de elevar lo absurdo a la categoría de verdad absoluta. La mitología del 11 de septiembre ha pasado a ser dogma incontrovertible, ante el cual, quienes mantenemos un mínimo de espíritu crítico, quienes experimentamos horror por las imágenes que vimos el 11 de septiembre y por las que han seguido, sólo podemos sentirnos “outsiders” o ser considerados como locos. Pero vale la pena que exista un poco de locura en nuestra sociedad, y bienaventurada sea si contribuye a restablecer la verdad, sea cual sea.

Por que, hay algo de lo que nadie que nos haya seguido hasta aquí puede dudar: que quienes establecieron la tesis oficial sobre el origen de los atentados del 11 de septiembre nos mintieron a todos. Y que los que fraguaron el engaño, son los criminales inductores de los asesinatos por “razón de Estado”.

© Ernest Milà – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es  http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

11-S. LA GRAN MENTIRA. (XIV de XV). Documentos. Declaración de Bin Laden tras el 11-S. Entrevista con Bin Laden

Infokrisis.- América ha sido atacada por Alá Todopoderoso en uno de sus órganos vitales y sus mayores edificios han sido destruidos. Gracia y gratitud a Alá (...) y gracias a Dios América prueba ahora sólo una copia de los que nosotros hemos probado.

Nuestra nación islámica ha estado probando lo mismo durante más de 80 años, humillación y desgracia, sus hijos han sido asesinados y su sangre ha sido derramada, sus lugares santos profanados.

Alá ha bendecido a un grupo de musulmanes, la vanguardia del Islam, para destruir América. Que Alá los bendiga y les conceda un lugar supremo en el Paraíso (...). Cuando aquellos han defendido a sus débiles hijos, a sus hermanos y hermanas de Palestina y otras naciones musulmanas, el mundo entero se ha encolerizado, los infieles seguidos de los hipócritas.

Un millón de niños inocentes muere ahora mismo, asesinados en Irak sin culpa alguna. No oímos denuncia alguna, no oímos ningún decreto de los gobernantes. Estos días, tanques israelíes atraviesan Palestina, en Ramala, Rafá y Beit Jala y en muchas otras partes de la tierra del Islam, y no oímos a nadie levantar la voz o reaccionar. Pero cuando la espada cayó sobre América después de 80 años, la hipocresía levantó la cabeza llorando a esos asesinos que jugaron con la sangre, el honor y la santidad de los musulmanes. Lo menos que se puede decir acerca de esos hipócritas es que son apóstatas que siguieron el camino erróneo. Apoyaron al carnicero frente a la víctima, al opresor frente al niño inocente.

Busco refugio en Alá contra ellos y Le pido que nos deje verlos donde se merecen. (...). Tras este acontecimiento, cada musulmán debe luchar por su religión, perseguir a los oficiales de Estados Unidos de América empezando por el cabeza de los infieles internacionales, Bush, y su equipo, que desplegaron su vanidad cuando sus hombres y sus caballos volvieron contra nosotros a las naciones que creen en el Islam –el grupo que restauró a Alá, el Todopoderoso, el grupo que se niega a ser dominado en su religión-. Ellos [América] han estado diciendo falsedades al mundo para anunciar que luchan contra el terrorismo. En una nación en el extremo más lejano del mundo, Japón, cientos de miles, jóvenes y viejos, fueron asesinados y ellos dicen que eso no es un crimen mundial. (...) Un millón de niños fueron asesinados en Irak y para ellos esto no es un asunto claro. Pero cuando algo más de 10 murieron en Nairobi y Dar es Salam, Afganistán e Irak fueron bombardeados y la hipocresía permaneció detrás del líder de los infieles internacionales, el símbolo del paganismo en el mundo moderno, América, y sus aliados.

Yo les digo que estos acontecimientos han divdido el mundo en dos campos, el campo de los fieles y el campo de los infieles. Que Alá nos proteja de ellos. Cada musulmán debe levantarse para defender su religión. El viento de la fe está soplando y el viento del cambio está soplando para eliminar el mal de la Península de Mohammad, que la paz sea con él. Respecto a América, le digo a ella y a su pueblo unas palabras: Juro a Alá que América no vivirá en paz antes de que la paz reine en Palestina, y antes de que todo el ejército de infieles abandone la tierra de Mohammad, que la paz sea con él. Alá es el Más Grande. Gloria para el Islam.

DOCUMENTO II

ENTREVISTA A OSAMA BIN LADEN

WEBISLAM reproduce, por su interés informativo la siguiente entrevista a Osama Bin Laden, realizada por Rahimullah Yusufzai. La entrevista es anterior a los sucesos del 11 de septiembre de 2001.

Pregunta. ¿Es usted responsable de las bombas que estallaron en las dos embajadas norteamericanas en África?

Respuesta. El Frente Islámico Internacional para la Yihad contra Estados Unidos e Israel ha emitido, por la gracia de Dios, una fatwa [decreto religioso] terminante que ordena a la nación islámica llevar a cabo la yihad para liberar los lugares sagrados. La nación de Muhammad ha respondido a la llamada. Si la instigación a la yihad contra judíos y norteamericanos, con el fin de liberar la mezquita de Al Aqsa y la santa Kaaba se considera un crimen, la historia será testigo de que soy un criminal. Nuestra labor es instigar y, por la gracia de Dios, así lo hicimos, y algunas personas respondieron a esa llamada.

¿Conoce a los hombres que han sido detenidos en relación con los ataques?

Lo que sé es que aquellos que han arriesgado sus vidas para complacer a Dios son verdaderos hombres. Han logrado librar a la nación islámica de la deshonra. Sentimos por ellos la más alta estima.

¿Cuál es su reacción ante el ataque contra Irak efectuado en diciembre por fuerzas estadounidenses y británicas?

Sin ninguna duda, ese ataque a traición ha confirmado que Reino Unido y Estados Unidos actúan en nombre de Israel y los judíos y preparan el camino para que éstos puedan dividir una vez más al mundo musulmán, lo hagan su esclavo y se apoderen de lo que queda de sus riquezas. Gran parte de la fuerza que realizó el ataque procedía de ciertos países del Golfo, que han perdido su soberanía. Ahora, los infieles se pasean por todos los rincones de la tierra en la que nació Muhammad y en la que le fue revelado el Corán. La situación es muy grave. Los musulmanes deben cumplir con sus obligaciones, porque los gobernantes de la región han aceptado la invasión de sus países. Y esos países no les pertenecen a ellos, sino al Islam.

¿Qué puede esperar de usted Estados Unidos?

Todo ladrón o criminal que se introduzca en otro país con el fin de robar debe asumir el riesgo de ser asesinado en cualquier momento. La idea de que las fuerzas norteamericanas aguarden algo de mí, personalmente, refleja un punto de vista muy estrecho. Son miles de millones los musulmanes airados. Los estadounidenses deben esperar reacciones del mundo musulmán en consonancia con la injusticia que cometen.

Estados Unidos afirma que usted está intentando comprar armamento químico y nuclear.

Comprar armas para defender al Islam es un deber religioso. Si es cierto que he adquirido esas armas, doy gracias a Dios porque me haya permitido hacerlo. Y si estoy intentando comprarlas no hago más que cumplir con mi obligación. Para un musulmán sería un pecado no intentar lograr la posesión de las armas capaces de evitar que los infieles causen daño a su pueblo.

EE UU intenta detener el flujo de dinero a su organización. ¿Lo ha conseguido?

Estados Unidos sabe que llevo más de 10 años atacándolo, por la gracia de Dios. Asegura que soy totalmente responsable de la muerte de sus soldados en Somalia. Dios sabe que nos habría complacido matar a soldados norteamericanos. Desde entonces, Estados Unidos intenta estrechar su cerco económico contra nosotros y detenerme. Pero no lo ha conseguido. El cerco no nos causa demasiado perjuicio. Sabemos que Dios nos recompensará.

Existen muchos musulmanes que no están de acuerdo con su violencia.

Tenemos que entender nuestra religión por completo. La lucha forma parte de nuestra religión y de nuestra sharia. Quienes aman a Dios, su profeta y su religión, no lo pueden negar. El que niegue el menor principio de nuestra religión comete el pecado más grave en el Islam. Quienes simpatizan con los infieles -como la OLP o la llamada Autoridad Palestina- intentan desde hace decenas de años, recuperar parte de sus derechos. Han dejado las armas, han abandonado lo que denominan violencia y han intentado la negociación pacífica. ¿Qué les han dado los judíos? No les han devuelto ni el 1% de sus derechos.

© Ernest Milà – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es  http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

11-S. LA GRAN MENTIRA. (XIII de XV). Bin Laden. ¿Héroe o bandido?

Infokrisis.- Resulta muy difícil establecer un diagnóstico sobre Bin Laden. Al menos un diagnóstico global: Bin Laden ha sido muchas cosas (estudiante, guerrillero, empresario, líder religioso) y no faltan contradicciones en su biografía. Este hombre que odia a EE.UU. recibió ayuda y formación precisamente de esos mismos EE.UU. a los que luego amenazó.  Su papel desde mediados de los años 90 ha sido ambiguo. Más difícil todavía resulta poder establecer la importancia y los límites de su organización y establecer realmente los actos de violencia cometidos a lo largo de todo el mundo que han sido directamente inspirados por Bin Laden. Para colmo, en sus declaraciones públicas en los últimos años, Bin Laden ha sido mucho más ambiguo de lo que generalmente se cree. A pesar de haber hablado de terrorismo y aludir directamente a los atentados, sus palbras siempre han resultado extremadamente ambiguas. Por eso llama la atención que, tras los atentados del 11 de septiembre, Bin Laden negara expresamente su participación en los mismos. Si bien en declaraciones posteriores, aun manteniendo esa misma negativa, Bin Laden añadió frases que han permitido a sus detractores afirmar que reconoció su participación en los atentados. Para colmo, los servicios de inteligencia americanos, cometieron su mayor torpeza manipulando verosímilmente un vídeo que “casualmente” se encontró en las cuevas de Tora Bora y cuya autenticidad es más que cuestionable. Esta falsificación era desde todo punto de vista inútil si existieran pruebas fehacientes de su culpabilidad. El hecho mismo de haber falsificado el vídeo en si mismo es extremadamente significativo. El vídeo en cuestión apareció tres meses después de los atentados del 11 de septiembre; seguramente sus mentores pensaron que si hasta ese momento nadie había dudado de la versión oficial de los atentados, podía intentarse un nuevo golpe de tuerca. Ya hablaremos más delante de esa burda falsificación.

VI

BIN LADEN: ¿HEROE O BANDIDO?

LA VERDAD SOBRE EL PERSONAJE

Bill Clinton se refirió a Bin Laden como el enemigo público de América número uno e incluyó su nombre en la lista de los 10 criminales más buscados por el FBI. El Departamento de Estado de EE.UU. le acusaba de financiar actividades terroristas de los grupos islámicos radicales. Claro que todo eso era antes del 11 de septiembre. A partir de ese momento Bin Laden ya no es uno más entre los diez criminales más buscados; es simplemente, el más buscado del planeta.

Fuentes norteamericanas afirmaron que sietemil agentes del FBI y de la CIA desplegados en EE.UU. y numerosos países, recogieron información suficiente para responsabilizar a Osama Bin Laden de ser el inductor de los atentados del 11 de septiembre. En la misma tarde del atentado su nombre ya emergió como posible sospechosos; cuarenta horas después, Colin Powell lo señaló como el principal sospechoso.

No puede decirse que su destino sea afortunado, sino más bien sorprendente; y a partir de 1979, adopta un sesgo tráfico cuando las tropas rusas invaden el país que a partir de ese momento estará ligado al corazón de Osama Bin Laden: Afganistán. Y de Afganistán al terrorismo internacional... y de ahí a encabezar el hit de los más buscados a partir del 11 de septiembre. Pero tras esta síntesis apresura y simplista, existen muchos claroscuros en los que precisamente radica el misterio Bin Laden. Y esto es lo que vamos a tratar de desentrañar en las páginas que siguen.

LOS PRIMEROS AÑOS: UNO ENTRE MUCHOS

Osama bin Mohamad bin Awad bin Laden nació en la ciudad saudí de Riad en el barrio de Al-Malaz, en 1957. No parecía destinado a grandes tareas. Era hijo de Mohamed Bakr Bin Laden, un modesto estibador yemenita que con el paso de los años había logrado convertirse en el mayor contratista de obras de Arabia Saudí. Su madre, formaba parte de un pequeño harén de 11 esposas que dio a Mohamed Bakr 54 hijos. Osama era el decimoséptimo, pero eso no fue obstáculo para que se educara en los mejores colegios e institutos docentes del mundo árabe y de occidente. No era, desde luego, uno de los los hijos favoritos del patriarca, pero recibió una educación tradicional y acabó sus estudios secundarios en un colegio de Djeda en 1973.

En sus años jóvenes no era una persona excesivamente religiosa; conocía el Corán pero no más que cualquier otro de sus hermanos. Quienes le conocieron en su juventud no lo describen como un fanático religioso, ni siquiera como alguién dotado de una piedad excesiva.

LOS AÑOS DE FORMACIÓN

En 1972 falleció víctima de un accidente (del que luego volveremos ha hablar), el padre de Bin Laden. Sus 54 hijos recibieron en herencia un imperio económico. Resultó trabajoso dividir la fortuna familiar en tantas partes, máxime cuando sus esposas eran también originarias de países distintos. Esa dispersión serviría luego para desarrollar las actividades del grupo en muchos países; existían hermanos sirios, libaneses, egipcios. En todas, en el momento de la ejecución del testamento, las distintas empresas del consorcio agrupaban a 40.000 trabajadores..

Según algunas fuentes, hacia 1975, contrajo matrimonio con una joven siria que era pariente lejana. Estos hechos coincidieron con su ingreso en la universidad King Abdelaziz de Riyad..

En 1976 el consorcio adoptó el nombre de Bin Laden Brothers for Contracting and Industry, con sede en la ciudad saudita de Djeda, modernizó sus estructuras y se adaptó a la nueva situación, procurando profundizar en los mercados explorados hasta ese momento. Los frentes que registraron más actividad fueron la construcción, la industria y la importación. También asumieron la representación de grandes marcas automovilísticas europeas en Arabia Saudí. Se asociación a empresas holandesas e inglesas y hacia 1977 ya estaban convertidos en un pujante consorcio internacional cuyas actividades, extraordinariamente diversificadas, se multiplicaban sin cesar.

En ese tiempo, Osama era todavía muy joven para poder tener un papel decisivo en las actividades del clan, pero, esporádicamente realizaba prácticas en las empresas familiares en las que pronto destacó como un cuadro técnico extraordinariamente dotado para las finanzas.

CONOCIENDO EL MUNDO

Durante ese período realizÓ diversos viajes por Europa, Estados Unidos y Oriente Medio. Estudió en Beirut entre 1968 y 1970 junto a tres de sus hermanos. En el internado en que se matriculó, la mayoría de los alumnos eran oriundos del Golfo Pérsico. Los datos que han salido a la superficie de esa época son contradictorios. Unos sostienen que era un mujeriego empedernido y que apenas estudiaba. Su hermano mayor, Abdelaziz, da una visión completamente diferente de él. Nos Dice que era modesto y practicaba devotamente los valores del Islam.

En 1979, tenía 22 años y tras finalizar brillantemente sus estudios de economía en la Universidad de Rey Abdul Azíz de Jedda, pasó a formar parte de la plantilla de ingenieros de la empresa familiar. Algo ocurrió en su interior, cuando la empresa familiar abordó la reconstrucción de las mezquitas de La Meca y Medina, puntos focales de la fe y de la tradición islámica.

En diciembre de ese mismo año, cuando ya había tenido lugar su mutación religiosa, su vida cambió completamente. El Ejército Rojo ocupó Afganistán y Osama abandonó los pujantes negocios familiares para integrarse en las guerrillas que combatían a los soviéticos.

TIEMPOS DE GUERRA: AFGANISTAN

En 1994, Osama Bin Laden perdió su ciudadanía saudí y se convirtió en un paria. Hasta pocos años antes había sido uno de los favoritos del Rey Fahd. Sin embargo, a partir de entonces, él sería considerado por la monarquía saudi como un peligroso apestado y su familia sometida a vigilancia. Hemos llegado pues al período crítico en la biografía de Osama: el que le llevó de ser considerado de héroe del Islam a perverso terrorista en apenas cuatro años. Es imposible entender este tránsito sin tener en cuenta toda la peripecia afgana de Bin Laden.

Circula una versión que explica que Osama llegó a Afganistán de la mano de los Hermanos Musulmanes y, más en concreto, de su rama palestina. Estos le pusieron en contacto con Mufaz al Hawi, el principal intelectual de los muyahidin afganos. Fruto de su colaboración fue la puesta en marcha de una organización internacional cuyo objetivo era reclutar a guerrilleros islámicos para combatir a los soviéticos en Afganistán.

En 1980, era un industrial rico y próspero que bruscamente abandonó sus negocios y su privilegiada posición en la administración saudí para luchar por la libertad del Islam en las montañas afganas. Ese año, el príncipe Turki Al-Faysal, viejo amigo del clan Bin Laden y jefe de los servicios de inteligencia saudés, le encargó organizar a los contingentes afganos que pasaban por Djeda para alcanzar la ciudad fronteriza de Peshawar en Pakistán, integrándose en la guerrilla antisoviética. Eran los mudjahidines.

Pocos meses después, se hizo evidente que, en un ambiente de gran exaltación religiosa, empezaron a confluir voluntarios islámicos de todos los países árabes para combatir junto a los afganos por la liberación de su país. Poco a poco, el prestigio de estos voluntarios y su valor legendario fue creciendo en todo el mundo islámico.

Formados por oficiales egipcios experimentados en la Segunda y Tercera Guerra Arabe-Israelí, estuvieron respaldados desde el primer momento por los fondos enviados desde distintos Estados árabes y, muy particularmente, por Estados Unidos que, a partir de 1980, destinado casi trescientos millones de dólares anuales a la resistencia afgana.

A solicitud de Turki Al-Faysal, Osama se convirtió en la pieza clave de este trasiego de voluntarios. Osama Bin Laden estuvo en los frentes de combate, su papel no fue solo el de un funcionario reclutador; él mismo contó en una entrevista como un mísil Scud soviético, estalló cerca de él. La experiencia bélica le transformó. Identificó la causa de la libertad afgana con la causa del Islam y fue mucho más allá de donde esperaban los funcionarios saudíes. Todos los testimonios que se han podido recoger de esa época coinciden en que su valor y la solidez de su fe islámica se probaron con creces en las montañas afganas.

Sus biógrafos explican que “conmovido por el martirio de los hermanos afganos aplastados por Moscú, voló hacia Pakistán con la misma idea que otros miles de árabes: entrar clandestinamente en Afganistán con sus cuatro esposas —dos sauditas, una palestina de Siria y una filipina— y sus 15 hijos”. Inicialemtne se instaló en Lahore (Pakistán) y, luego, abrió una oficina de reclutamiento en Peshawar, sobre la frontera afgana. Allí comenzó a organizar la resistencia. La victoria final sobre las tropas soviéticas se debe en buena medida a su trepidante actividad.

Cuando llegó a Pakistán, los mudjahidines no contaban con una organización. Apenas eran unas pocas tribus que llevaban una guerra casi tribal contra los soviéticos. En esas condiciones todo era espontáneo, irregular, ineficaz e inmensamente caótico. Bin Laden acometió la tarea de estructurar la retaguardia pakistaní: construyó campamentos para los exiliados y sus familias, convirtió estos centros en focos de reclutamientos, levantó escuelas y hospitales. Creó campos de entrenamiento para los combatientes que abandonaban desarmados Afganistán y al cabo de pocos meses volvían a cruzar la frontera provistos de las armas más sofisticadas y dotados del entrenamiento adecuado para combatir eficazmente al invasor.

CON WASHINGTON A LA ESPALDA

Se ha discutido mucho sobre si el apoyo de Washington a la guerrilla afgana es anterior o posterior a la invasión soviética. Noam Chomsky, entre otros, sostiene que es medio año anterior y que los rusos fueron atraídos a una trampa segura. Es discutible. De lo que no puede dudarse, en cambio, es del interés de Washington en frenar la expansión territorial de la URSS en Asia y detener su marcha hacia los mares cálidos del Sur. Desde el primer momento el presidente Carter anunció su decisión de no enviar tropas ni asesores militares; sin embargo, el Pentágono y la CIA alertaron sobre el peligro de la presencia soviética en la zona y la necesidad de apoyar a los, hasta ese momento, pequeños núcleos de resistentes afganos que se oponían al invasor.

Occidente elogiaba la valentía de los combatientes que Bin Laden dirigió en Afganistán -unos 9.000- que eran llamados en EE.UU. «luchadores por la libertad.»

A lo largo de los casi diez años de ocupación soviética, los EE.UU. apoyaron a la resistencia afgana con tres billones de dólares (3.281 millones de euros) que fueron canalizados por la CIA. Sin embargo, contrariamente a lo que se ha dicho, esta ayuda no pasó por las manos de Bin Laden. Éste no había percibido todavía que el régimen saudí empezaba a considerarlo un rival peligroso: era un héroe y, además, un héroe multimillonario, es decir, con autonomía financiera y la independencia que ello aporta. Empezaban a sospechar que ese contingente de combatientes islámicos, los más puros y nobles creyentes del Islam, como les consideraba la población, un día podrían decidir apuntar sus armas contra la monarquía saudí. No es raro que el rey Fahd presionara a la CIA para que no le entregara ni un dólar de ayuda. Y todo induce a pensar que así fue. Más tarde los campos de entrenamiento de Osama Bin Laden fueron cerrados en Arabia Saudí. Era solo el primer capítulo de un alejamiento inevitable que, finalmente, se convertiría en oposición radical.

Cuando se inicia el alejamiento entre Bin Laden y el régimen saudí, en los últimos capítulos de la desafortunada presencia soviética en Afganistán, aquel crea la organización Al Qaeda (la Base) con la función de alentar «la guerra santa contra judíos y cruzados”.

En 1989 se retira la última guarnición soviética de Afganistán. Sin embargo, el régimen procomunista local todavía se encuentra firmemente asentado en la mayor parte del territorio, especialmente en la zona centro y norte. Por lo tanto, la lucha continuaba. Los nueve años entre Afganistán y Peshawar, habían sido muy duros para Bin Laden y sus múltiples esposas e hijos. Tocaba el tiempo del descanso. Y nuestro hombre se retiró a Arabia Saudí.

De regreso a su país en 1989, el excombatiente se vio sorprendido por la inmoralidad, la corrupción, el formalismo y la dejadez de la autoridades que contrastaba con el Islam austero, frecuentemente heroico, sensillo e insertado hasta la médula en los combatientes del frente afgano. Era inevitable que pensase que aquellos príncipes con sus halconeros y sus limusinas, sus lujosos palacios con grifos y tiradores de oro, el lujo de sus vidas era una afrenta a los guerreros de Allah que aun se desangraban en los frentes de Afganistán. En 1991 tuvo que abandonar el país después de que pronunciara un discurso en una mezquita, denunciando el alejamiento de la monarquía saudí de los preceptos coránicos. A partir de ese momento empieza a ser un apestado en su propia patria.

LOS TALIBAN

La milicía talibán es un movimiento integrista surgido en 1994, en torno al “mullah” (líder religioso) Mohamed Omar, al amparo de Pakistán. Integrada en sus orígenes por jóvenes estudiantes formados en las “madrasas” (escuelas coránicas), su nombre, Talibán o talebán, es el plural de la palabra persa "telebeh", que se traduce como "buscador de la verdad", aunque también se le atribuye el significado de "estudiantes del corán". Los talibán gobernaron “de facto”Afganistán desde la toma de la capital, Kabul, en septiembre de 1996, hasta que la acción combinada de los bombardeos norteamericanos con la ofensiva del Frente Unido (ex Alianza del Norte), tras los atentados del 11 de septiembre del 2001, debilitó sus posiciones hasta la caída del régimen.

Naciones Unidas nunca aceptó la legalidad del régimen, que tan sólo fue reconocido por Emiratos Arabes Unidos, Arabia Saudí y Pakistán, países, unos antes y otros después, que tras el 11-S rompieron relaciones con la milicia, aislando diplomáticamente al régimen.

A mediados de abril de 1992, Burhanuddin Rabanni fue nombrado jefe de Estado y de Gobierno de un país dividido en multitud de comandancias locales.

Al amparo de Pakistán, así como con la permisividad de Estados Unidos, surgen entonces los talibán, que garantizan la unidad del territorio afgano frente al caos y la fragmentación. La milicia integrista no tardó en hacerse con el apoyo de la población, que cansada de 15 años de guerra ininterrumpida, no dudó en apostar por la que parecía la fuerza más disciplinada y cohesionada del país. Las ciudades del sur fueron las que primero cayeron bajo su control y en el avance hacia el norte, la capital afgana quedó pronto sitiada. El 27 de septiembre de 1996, los talibán entraron en Kabul, horas después de que las fuerzas leales al gobierno del presidente Burhanudin Rabani, al mando del militar tayiko Ahmed Sha Masud, habían abandonado la ciudad.

Nada más llegar, los talibán ejecutaron a Mohamed Najibullah, presidente del Gobierno pro-soviético derrocado en abril de 1992, y a su hermano, que se hallaban refugiados en el edificio de Naciones Unidas. Conquistado el poder, los talibán formaron Gobierno (sólo reconocido por Arabia Saudí, Pakistán y Emiraros Arabes Unidos) e impusieron sus propias leyes, caracterizadas por un excesivo puritanismo religioso, el atropello de los derechos humanos y la violación de las normas de derecho internacional.

A finales de 1998, los talibán dominaban ya el 90 por ciento del país. El resto, reducido a un pequeño feudo al noreste del país, quedaba en manos de la Alianza del Norte, grupo interétnico integrado por “señores de la guerra”de origen uzbeko, liderados por el general Dostum; tayiko cuyo líder, el comandante Ahmed Shah Masud, fue asesinado es un atentado suicida en septiembre de 2001; hazaras de religión chií y lengua persa; e ismaelíes, también de religión chií.

Entre las medidas impuestas por la milicia, figuraba la lapidación de los adúlteros, la amputación de manos a los ladrones, la flagelación a los homosexuales, la prohibición de los juegos de azar o la persecución implacable al consumo y tráfico de drogas. pero el colectivo que más se vio afectado por la interpretación rigurosa de la “sharia”fue el femenino. Una de las primeras disposiciones de los nuevos gobernantes consistió en prohibir a las mujeres trabajar fuera de casa, e imponerles el uso de una vestimenta denominada "burka", un manto que cubría sus cuerpos por completo y sólo dejaba una rejilla para que pudieran ver a la altura de los ojos. Asimismo, cerraron las escuelas femeninas y prohibieron que las enfermeras pudieran atender a pacientes del sexo opuesto.

La consecuencia inmediata fue el cierre de colegios, ya que no había suficientes profesores varones para dar clases, la desatención de los hospitales y otros servicios sociales. Los hombres fueron obligados a dejarse crecer la barba, se clausuraron los cines, se cerró la televisión y se prohibieron la música, el fútbol y hasta el ajedrez, que en tiempos pasados tuvo enorme difusión y que nació como juego en esas latitudes. Hombres y mujeres debían viajar por separado en los autobuses, que deberían reservar una fila, la primera o la última, a las mujeres, separadas de los pasajeros masculinos por una cadena. Asimismo, los autobuses tendrían que detenerse cinco veces al día para que los pasajeros pudieran ir a rezar a las mezquitas, bajo pena de ser detenidos por los líderes religiosos y ser trasladados a los cuarteles talibán. Se prohibió también la ingestión de alcohol, su venta o cualquier intercambio o transporte de este tipo de bebidas. Otra medida fue la orden de destruir los monumentos u obras de arte que representaran a seres humanos, ya que el islám los prohibe. En febrero de 2001, el régimen ordenó la destrucción de dos estatuas de Buda esculpidas en roca, de los siglos III y IV y de 55 y 36,5 metros de altura, en la provincia central de Bamiyán para evitar así "la adoración de ídolos falsos".

Los talibán imponían la pena de muerte a los musulmanes afganos que se convirtieran a otra religión o a aquellos que invitaran a la conversión. Para los extranjeros las penas eran la cárcel y la expulsión del país. En 2001, ocho cooperantes de la organización humanitaria cristiana Shelter Now International (SNI), cuatro alemanes, dos estadounidenses y dos australianos, fueron detenidos y juzgados por predicar el cristianismo.

La vulneración de los derechos humanos hizo que la Comisión Europea, las Naciones Unidas y otros organismos reaccionaran instando al régimen a que respetara los principios y reglas definidos por las Convenciones internacionales, particularmente los de las mujeres. Pero, el devenir de la milicia vino determinado por la hospitalidad brindada al presunto terrorista saudí Osama Bin Laden, a quien Estados Unidos acusa de ser el cerebro de los atentados contra las embajadas de Tanzania y Kenia (agosto 1998) y contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington (septiembre 2001).

El 15 de octubre de 1999, el Consejo de Seguridad de la ONU dio un ultimátum al régimen talibán para que extraditara antes de un mes al presunto terrorista bajo la amenaza de embargo aéreo y sanciones financieras. El 14 de noviembre, agotado el ultimátum, entraron en vigor las sanciones.

En diciembre de 2000 el Consejo de Seguridad aprobó una resolución por la que se reforzaba este régimen de sanciones, y en agosto de 2001, otra en la que se establecía un mecanismo de control para reforzar el embargo de armas impuesto desde 1999 a los Talibán, controlar los campos de entrenamiento militar en Afganistán y luchar contra el narcotráfico.

El 11 de septiembre de 2001, el atentado terrorista cometido contra las Torres Gemelas de Nueva York y el edificio del Pentágono en Washington, y atribuido a la organización de Bin Laden, derivó en una petición de extradición del líder islámico y en la formación de una coalición internacional contra el gobierno talibán, que supuso su caída definitiva.

BIN LADEN Y LA CIA

La propia CIA ha admitido que Bin Laden fue un “miembro activo de la inteligencia” durante la guerra contra los soviéticos en Afganistán. A partir de este reconocimiento algunos han inferido la “teoría del blowback”, a saber, que fue un agente activo de la CIA que, finalmente, se revolvió contra sus antiguos patrones. Esta teoría podría aplicarse, no sólo a Bin Laden, sino a la totalidad del movimiento de los talibán. Estos, fueron la fracción mejor dotada para el combate y más disciplinada de las que integraron el ejército guerrillero antisoviético. Para algunos analists, como Michel Chossudovsky, la CIA nunca cortó del todo los vínculos con los talibanes después de que los soviéticos abandonaran Afganistán.

A través de los servicios de inteligencia pakistaníes estos vínculos permanecieron siempre vivos y activos. Por lo demás, el Inter. Service Intelligence pakistaní ofreció también su apoyo cuando se trató de movilizar integristas musulmanes para apoyar al Ejército Musulmán Bosnio. Y es que la CIA siempre ha visto en los combatientes islámicos buenos soldados dispuestos a siempre a servir de carne de cañón. Chossudovsky escribe: “Fuents fiables informan que EE.UU. participa activamente (en 1994) en armar y entrenar a las fuerzas musulmanas en Bosnia-Herzegovina en directa contravención con los acuerdos de las Nacions Unidas. Lasagencias estadounidenses han estado distribuyendo armas hechas en... China, Corea del Norte e Itán. Las fuentes indicaron que... Irán, con el conocimiento y acuerdo del gobierno estadounidense, proveía a las fuerzas bosnias con un enorme número de lanzacohetes y una gran cantidad de municiones (...) También se informó que 400 miembros de la Guardia Revolucionaria Iraní (Pasdaran) llegaron a Bosnia con una gran provisión de armas y municiones. Se alegó que la CIA tenía pleno conocimiento de la operación”. En octubre de 1994, fueron detectados guerrilleros afganos en las inmediaciones de Mostar, provistos de documentos falsos. Estas unidades se desplazaron en Kupres, Zenica y Banja Luka. Fuerzas de las NN.UU. francesas y pakistaníes confirmaron esta presencia.

A la vista de estas iniciativas, el Partido Republicano de los EE.UU. elaboró un informe en 1997, confirmando estas operaciones y acusando a Clinton de “haber convertido a Bosnia en una base militante islámica”. El diario Angeles Times reconoció, en efecto, que se entregaron armas al gobierno Bosnio Musulmán. La CIA logró movilizar a elementos musulmanes de otras partes del mundo, incuido Sudán, con la Agencia para el Alivio del Tercer Mundo (TWRA). Pues bien, esta asociación está ligada al sheik Omar Abdel Arman y al propio Bin Laden. La Comisión del Partido Republicano no albergó la menor duda en que la política de Clinton favorecía direcamente a los núcleos musulmanes más radicales. Esto ocurría en 1997 e incluía al grupo Al Qaeda de Bin Laden. Si los republicanos no insistieron en este escándalo fue por que, paralelamente había estallado el caso Lewinsky y consideraban que por sí mismo bastaría para arruinar al carrera política de Clinton, así que era innecesario abrir otro frente de desgaste que distraería la atención.

El apoyo de Washington a los musulmanes europeos crecería en los episodios de Kosovo y en el apoyo prestado a los albaneses para que dieran los primeros pasos a la creación de la “Gran Albania”. La UÇK, el sedicente Ejército de Liberación de Kosovo, estaba formado por musulmanes procedentes de muchos horizontes geográficos; tras ellos, no se encontraba solo el brazo protector de Washington y su intento de debilitar a Europa contribuyendo a la creación de Estados islámicos, sino también los narcotraficantes turcos ansiosos por establecer una nueva “ruta de la droga” que desparramara la heroína procedente del Este (Afganistán y Pakistán) por toda Europa Occidental a través del Mediterráneo. En el conflicto de Kosovo, un militante egipcio, que siempre había combatido con las unidades de Bin Laden en Afganistán, diríga una unidad de élite de la UÇK. También ha podido saberse que una de las fuentes de financiación del Ejército de Liberación de Kosovo es precisamente Bin Laden y Al Qaeda. La otra es la CIA y los narcotraficantes turcos.

Piénsese que estamos hablando de tiempos extraordinariamente próximos. LA UÇK, posteriormente al conflicto de Kosovo, se recicló como Ejército de Liberación Nacional de Macedonia y, como tal prosiguió sus operaciones terroristas en la zona... en 2001. Detrás seguían las mismas fuentes de financiación y las mismas ayudas militantes, en un período en el que ya la prensa norteamericana y los servicios de inteligencia venían denunciando la comisión de atentados antiamericanos por parte de miembros de Al Qaeda. Todo esto no escaja de ninguna forma: el entorno de Bin Laden comete atentados antiamericanos, mientras que la CIA colabora con esos mismos terroristas en poner dificultar la supervivencia a Estados Europeos, (Serbia y Macedonia).

Contrariamente a lo que se tiene tendencia a creer, las redes islámicas, frecuentemente han sido guiadas por la CIA para realizar el trabajo sucio. Desde principios de los años 80, han existido líneas de intercambio entre la CIA y los guerrilleros (o terroristas) musulmanes. Así mismo, la colaboración entre estas dos fuerzas no se extinguió con la salida de las tropas soviéticas en Afganistán, sino que ha dudado hasta las puertas mismas de los atentados del 11 de septiembre.

BIN LADEN Y BUSH

Resulta difícil pensar que Bush y Bin Laden son viejos conocidos. Y sin embargo así es. Por azares de la información, ningún diario español ha publicado las notas recogidas ampliamente en la prensa francesa e italiana sobre estos vínculos. En sí mismos estos datos, fundamentalmente de matriz económica, no implican otra cosa más que el reconocimiento de que, como mínimo desde hace más de 30 años, existe un conocimiento mutuo entre ambas familias y la realización de negocios que han aportado a ambas pingües beneficios. Por lo demás, estás relaciones están plagadas de incidentes y episodios poco claros, sino misteriosos.

Se ha hablado mucho de la asociación estudiantil “Skull & Bones (literalmente, el cráneo y los huesos), a la que perteneció Prescott Bush, abuelo del actual presidente de los EE.UU. Para unos esta asociación es un poligroso círculo concéntrico de la conspiración de los “iluminati” que tiene su origen en el entendimiento angloamericano durante la Guerra del Opio. Para otros, se trataría simplemente de una asociación estudiantil de la Universidad de Yale a la que pertenecerían los hijos de las más conocidas dinastían UASP norteamericanas. Sea como fuere, Prescott Bush penetró subrepticiamente en el cementerio indio donde se encontraban los restos de Jerónimo, el famoso guerrero apache, y robó su cráneo que colocó en la sede de la Skull & Bones en el campus de Yale.Otro de los turbulentos miembros de la asociación era John Foster Dulles que luego –dato importante- dirigiría la CIA en tiempos del asesinato de John F. Kennedy. Dulles convenció a Prescott Bush de que devolviera la calavera de Jerónimo, a lo cual éste accedió... devolviendo un cráneo que luego resultó ser falso.

Cuando esto ocurría, el abuelo del actual presidente ya hacía sido investigado por mantener relaciones con la Lufthan alemana en tiempos en los que el nazismo ya estaba en el poder. Prescott Bush era en aquella época socio de una compañía petrolífera tejana que había vendido carburante a la línea aérea alemana, vulnerando la Trading with Enemy Act. Cuando la guerra terminó, el hijo de Pescott, Georg, se licenció. Había participado en la Segunda Guerra Mundial como artillero de cola de un bombardero B-25 y las versiones sobre su valor en combate no eran precisamente edificantes.

Prescott, gracias a su amistad con Foster Dulles, colocó a su hijo en la CIA. Allí le esperaba una brillante meteórica carrera, no exenta de percances. El mayor de todo fue, sin duda, el fracaso de la invasión de Bahía de los Cochinos en 1961. George Bush coordinó la invasión a la Cuba castrista y no tuvo el menor empacho en poner nombres de su busto a las tres embarcaciones que condujeron a los 1500 cubanos anticastristas a su dramática derrota: Zapata era el nombre de la compañía petrolífera familiar, Barbara era el nombre de su mujer y Houston el de su ciudad. Solo medio centenar de anticastristas lograron zafarse de la prisión, todo lo cual no impidió que George Bush en 1976 fuera elevado al rango de director de la CIA.

Entre otras operaciones George Bush se encargó de Oriente Medio durante los años 60. Fue así como conoció a un empresario saudí de altos vuelos que frecuentaba Texas con intenciones de invertir en aquella zona. Se llamaba Muhammad Bin Laden y era el padre de Osama Bin Laden. Había foEn 1968, precisamente sobrevolando los pozos petrolíferos de la familia Bush, el cabeza de familia de los Bin Laden se estrelló, siendo reemplazado por su hijo mayor, Salem. Los negocios entre ambas familias que progresaban rápidamente, prosiguieron en los años siguientes.

Más o menos por esas fechas, alcanzó mayoría de edad el nieto de Prescott. Un verdadero zoquete. Algunos lo han calificado literamente como un “asno” en la escuela (Il Manifesto del 25.09.2001). Se graduó por los pelos y estuvo a punto de no ser admitido en las Fuerzas Aéreas de la Guardia Nacional como argucia para evitar ir a la guerra del Vietnam. Sus juergas repletas de alcohol y cocaína dieron mucho que hablar en la campaña electoral. Con esos antecedentes George Bush prestó a su hijo el apoyo económico y social suficiente para que fundara una compañía petrolífera propia, la “Arbusto Energy”. Al parecer le tiraba lo hispano; Arbusto es la traducción directa del apellido Bush.

Bush nieto, recurrió como socios a dos amigos de su padre: Khaled Bin Mafouz y el primogénito de los Bin Laden, Salem, responsable de los negocios familiares. Mafouz tampoco era un desconocido; su fortuna se debía en gran medida al ejercicio de su cargo como banquero de la familia real saudí. Además estaba casado con una hermana de Salem. Mafouz se convirtió en presidente de la Bessed Relief, una ONG árabe en cuyas oficinas centrales ocupaba un lugar destacado otro joven que treinta años después daría mucho que hablar: Osama Bin Laden.

La empresa petrolífera de George W. Bush no fueron del todo bien. Los gastos eran superiores a los ingresos y la “Arbusto” corría el riesgo de quebrar. Se llegó a un acuerdo con los acreedores y la “Arbusto” se transformó en la Bush Exploration y posteriormente en la Spectrum 7. El joven Bush evitó así la bancarrota, pero el artífice de esta operación fue el viejo amigo de la familia Salem Bin Laden, el cual  compró 600.000 dóleres de la empresa Herken Energy que, a su vez asumió el control de la Spectrum 7. Estas relaciones le permitieron también firmar un contrato de importación de petróleo por 120 mil dólares por año. Poco después, gracias a un contrato con el Emirato de Bahrein, Georg W. Bush consiguió arrancar su fortuna personal.

Sin embargo, esta operación le acarreó algunos problemas a Georg W. Bush. El 20 de junio de 1990, vendió su participación en la Harken a 4 dólares por acción. Se embolsó aproximadamente un millón de dólares. Pero ocho días después la Harken declaró pérdidas por valor de 23 millones de dólares y las acciones cayeron de 4 a 1 dólar. La salida de Bush de la empresa era tan excepcionalmente oportuna que no pudo evitar una investigación por haber obtenido información privilegiada. Salió indemne solo por que fue imposible demostrar que estuviera informado –su padre entonces era ya Presidente de los EE.UU.- de la invasión de Kuwait por parte de Iraq, que acarreó una sacudida en el mercado del petróleo. Su socio hasta entonces Khalid bin Mafouz, vió como se hundía buena parte de su imperio financiero, aun así siguió ostentando el lugar número 125 en la lista de los hombres más ricos del mundo.

En 1979 muchas cosas iban a cambiar en el mundo árabe. Jomeini se hizo con el control del Irán y sus “estudiantes islámicos” ocuparon la Embajada Americana en Teherán secuestrando a 64 ciudadanos estadounidenses en el mes de noviembre. Un mes después, las tropas soviéticas invadían Afganistán. Pocos días antes de esteúltimo episodio, el candidato a la Vicepresidencia con Ronald Reagan, George L. Bush, viajaba en un jet propiedad de Salem Bin Laden a la capital francesa para negociar con emisarios iraníes la liberación de los rehenes que debería ser posterior a las elecciones presidenciales en EE.UU. Así se aseguraba la victoria del tandem Reagan-Bush y la derrota de Carter.

A todo esto, Salem moriría como su padre en otro accidente aéreo en 1988.

HACIA UNA COMPRENSIÓN GLOBAL DEL PERSONAJE

Con posterioridad al 11 de septiembre, Bin Laden negó su participación en los hechos en tres ocasiones. La cosa parecía clara. En los distintos vídeos que suministro a la cadena qatarí Al Jazzira, no hay ni una sola frase en la que asuma la autoría de los atentados. Damos por supuesto que el famoso vídeo encontrado en Kandahar al retirarse los talibanes de la ciudad, es una montaje, bastante ingenuo por lo demás. Así pues, difícilmente un terrorista cometería un atentado que no pudiera asumir públicamente desde el primer momento. Pero no todo está tan claro y esto es lo que cuesta entender. Bin Laden no ha reconocido nunca ni la autoría de esta ni de ningún otro atentado. Y del círculo de Bin Laden han surgido muchos y muy sangrientos atentados (véase la página   ). A decir verdad, respecto a cualquier atentado que se le ha atribuido, Bin Laden no ha dicho ni si ni no, sino todo lo contrario.

Efectivamente, no hay que olvidar que la religión forma una parte esencial en la ecuación personal de Bin Laden. Se trata de un hombre, no sólo religioso, sino extremadamente religioso. Entre este tipo de personas resulta frecuente atribuir a la divinidad la concesión de las peticiones que le elevan. Como hombre piadoso que es, Bin Laden pide a Alá la destrucción de América y de Israel. Desde esta perspectiva, cualquier atentado cometido en cualquier lugar del planeta contra los intereses de EE.UU. o de Israel, es considerado como una feliz concesión de la divinidad. Tal es el pensamiento de Bin Laden: en sus declaraciones es reiteradamente explícito sobre este punto, son plegarias han sido atendidas por Alá cada vez que alguien ha cometido un atentado. Bin Laden no ordena atentados. Ruega a Alá para que la providencia castigue a sus enemigos. El camino mediante él cual se cumple este deseo le importa muy poco. Para él existe una relación causa-efecto, plegaria-atentado. Si la costa Oeste de California se hundiera, Bin Laden afirmaría que es la respuesta con la que Alá obsequia a un fiel devoto del Islam como muestra de su omnipotencia, mientras que para alguien no influido por ideas religiosas, se trataría simplemente de una alteración en la falla de San Andrés. Bin Laden no hubiera podido hacer nada para generar un terremoto y, sin embargo, el terremoto se hubiera producido. ¿Ven la analogía? Bin Laden no ordena los atentados, pero alguien los ejecuta. Mientras los servicios de información, inteligencia y seguridad, no encuentren vínculos objetivos entre los ejecutores del atentado y Bin Laden o sus lugartenientes, resultará imposible para un juzgado criminal aceptar su “confesión”.

Pero hay otro elemento a tener en cuenta. Bin Laden es una leyenda en el Islam. Sus declaraciones tienden siempre –voluntaria o involuntariamente- para a fomentar esa leyenda. El hecho de que su simplemente su nombre se pinte en las paredes de Ceuta y Melilla como desafío y reivindicación de los desesperados y los desfavorecidos, es extremadamente significativo. El Islam siempre ha tenido guerreros aureolados con las brumas de la leyenda y Bin Laden es el último de todos ellos. Almanzor, Yusuf, el Viejo de la Montaña, guerreros del Islam, héroes para su pueblo y asesinos para sus adversarios. En el fondo Bin Laden entra dentro de los arquetipos generados por la tradición islámica y, como tal su figura está extremadamente arraigada en el seno de las poblaciones musulmanas. Su figura longuilínea, como intentando escapar de la tierra y volar a los cielos, su gusto por viajar a caballo, su fama de fiel justo y virtuoso, devoto de Alá, incluso su desaparición de Afganistán y su capacidad para eludir a sus perseguidores lo han dotado de cualidades míticas.

Pero ¿por qué no ha negado taxativamente su participación? ¿por qué no ha intuido la posibilidad de una inmensa y gigantesca provocación contra el Islam? En otras palabras ¿puede ser posible que exista algún tipo de complicidad de Bin Laden con los servicios de inteligencia que, verosímilmente, han preparado los atentados. En el fondo no hay que olvidar que tuvo algún tipo de contacto con la CIA mientras duró la lucha antisoviética en Afganistán y que su familia ha estado vinculada a la familia Bush, una familia, en el fondo, muy poco tranquilizadora.

En las pocas declaraciones públicas que ha realizado, Bin Laden se muestra como una persona coherente con lo que piensa. Su análisis es simple, pero no por ello menos lúcido. Como devoto musulmán culpa a Israel y Estados Unidos de las desgracias de palestinos e iraquíes. Y pide para los culpables el castigo divino. Frecuentemente da la sensación de considerarse instrumento de Alá. Su análisis político es simple, a decir verdad, excesivamente simple. ¿Y si Bin Laden careciera de capacidad para el análisis político? ¿y si solamente estuviera en condiciones de interpretar con extrema simplicidad el afán y el sentir de los musulmanes de a pie? De hecho, los últimos años los ha pasado en un país no precisamente bien comunicado, sus relaciones con el mundo exterior han sido muy reducidas, incluso evitaba a hablar por el teléfono móvil para impedir que lo localizaran y bombardearan. Por lo demás, un integrista religioso es extremadamente manipulable en tanto que se guía por intuiciones y valores absolutos, en su espíritu no hay lugar para la adaptación, la ductilidad o la modificación de las propias posiciones, siquiera imperceptiblemente. Un integrista religioso introducido en el terreno político jamás pensará en términos de estrategia, táctica, objetivos políticos, análisis políticos, vive de manera tan intensa su religión que ésta apaga cualquier otra luz y, por supuesto, la de la razón y el buen juicio, la primera de todas ellas. He conocido a varios integristas religiosos –católicos, musulmanes o budistas- y siempre se repite el mismo esquema. Recuerdo que en un congreso de Fuerza Nueva –partido católico integrista- un joven militante decía a un delegado del Movimiento Social Italiano: “Para alcanzar nuestros objetivos, confiamos en el Espíritu Santo”. A lo que el italiano le contestó: “Nosotros preferimos confiar en el Secretario General del Partido”... No se trata de un mal chiste, el militante italiano en cuestión era Gianfranco Fini, hoy piedra angular del gobierno italiano de Berlusconi, mañana seguramente su sustituto. Por el contrario, de Blas Piña, Fuerza Nueva y su integrismo católico, no queda ni rastro.

Si Bin Laden es un fanático religioso, cualquier movimiento político, atentado o circunstancia concreta, es un signo de la divinidad. Desde su particular óptica –en la que la religiosidad tiene una visión panóptica y, por tanto es una visión subjetiva – lo importante no es afirmar o negar su autoría de los atentados, sino recordar que las plegarias de los fieles son escuchadas por que Alá es “misericordioso y clemente”.

Otra característica de la persona que vive su religiosidad con una intensidad inhabitual es la práctica ausencia de referencias a su propia persona. Se diría que para ellos, el yo no existe. Ellos mismos se consideran instrumentos y objetos manejados por la divinidad a su gusto, a fin de realizar sus designios. Entonces, desde la óptica integrista, ¿para qué afirmar o negar nada? Haciéndolo, lo que se lograría es afirmar una cualidad humana, demasiado humana, como es el “miedo” o el “orgullo”, miedo a una represalia por parte de los afectados por el atentado, y orgullo al jactarse de algo cuyo mérito, en el fondo, no le corresponde a él, sino al Dios de los cielos.

¿Cómo es posible que un fanático religioso, eficaz en Afganistán, pero completamente inepto para realizar un análisis político, haya logrado esquivar durante tanto tiempo a las policías de todo el mundo y eludido la caza del hombre desatada en Afganistán? El instinto de supervivencia en básico para la lucha clandestina y supera con creces la eficacia de los mejores ordenadores. Pero, por lo demás, no hay que olvidar que Bin Laden puede contar con la complicidad y el apoyo de oficiales de servicios de inteligencia de distintos países árabes e incluso, mientras se prolongó la guerra de Afganistán, conoció las técnicas de clandestinidad de la CIA.

También es cierto que una de las técnicas utilizadas por los servicios de inteligencia consiste en preparar un “chivo expiatorio”. En el atentado al WTC, “casus belli” para la operación americana sobre Afganistán, Bin Laden, verosímilmente ha sido designado para este papel. Desde 1993, una decena de atentados en todo el mundo han sido atribuidos a Al Qaeda. Gracias a estos atentados, se ha creado la imagen de un Bin Laden capaz de realizar cualquier salvajada, incluida la del WTC. Y es rigurosamente cierto que en algunos de estos atentados, han estado implicados lugartenientes de Bin Laden. La autoría de los atentados “menores” daría verosimilitud al papel de “chivo expiatorio” en un atentado mayor. O como dice el refranero español: “Quien hace un cesto hace ciento”.

Queda otra hipótesis, la de Bin Laden como cómplice necesario y consciente de quienes prepararon el atentado. Ya hemos dicho que intuimos la presencia de servicios de inteligencia entre bambalinas, ¿pudo ser que Bin Laden actuara como cómplice de esos servicios y acambio de este papel salvara la vida, “eludiendo” a sus perseguidores? Posible, pero no probable. Bin Laden lleva 20 años combatiendo por el Islam; tiene una privilegiada situación económica, no es un mercenario, es un hombre que ha luchado por aquellos valores que cree justos. Su vida hubiera sido mucho más tranquila si en 1980 no hubiera entrado en Afganistán, lo tenía todo para ponerse al frente de un emporio familiar del que él, sin duda hubiera sido un dirigente cualificado. Pero lo abandonó todo por la “guerra santa”. Cuando se viven con propios ideales con tanta intensidad no hay lugar para pensar en las traiciones o los dobles juegos. Si es posible, por el contrario, que el odio de Bin Laden a América se hubiera intensificado dadas las cuentas pendientes de su familia con los Bush. Sobre como se traducía este odio en términos prácticos, resulta difícil pronunciarnos. Atentar contra cualquier miembro de la familia Bush, incluso estrellar un solo avión contra la Casa Blanca con su inquilino dentro era mucho más fácil y directo que secuestrar cuatro aviones y dirigirlos contra el TWC o el Pentágono. Mientras estos objetivos tenían el valor de símbolos, la relativa pequeñez de la Casa Blanca, aseguraba que en caso de encontrarse su inquilino dentro, un impacto hubiera acabado con él. Por cierto que el Vuelo 93, fue el único que no llegó a su destino, el que se dirigía a Washington, quizás al Congreso, quizás a la Casa Blanca. Ambos hubieran quedado completamente arrasados con el impacto.

© Ernest Milà – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es  http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

11-S. LA GRAN MENTIRA. (XII de XV). La "pista iraquí" pasa por Praga.

Infokrisis.- La mitología del 11 de septiembre, indica que los atentados se fraguaron en gran parte en Alemania. Éste país que desde la desarticulación de la banda Baader-Meinhoff es el paradigma de la seguridad, pero eso no evitó que tres de los cuatro pilotos suicidas, incluido Mohamed Atta, residieron durante años en Alemania, sin levantar sospechas bajo la apariencia de estudiantes modelo.

LA “PISTA ALEMANA”

Unos días después de los ataques, la policía registraba una vivienda de la Marienstrasse, en Hamburgo. Y solo unas horas después de que el FBI emitiera su lista de 19 sospechosos de haber secuestrado y estrellado los aviones en Nueva York, Washington y Pittsburgh, un comando de la policía germana irrumpió en la casa, de la que Atta constaba como inquilino. A partir de ese momento se inició la reconstrucción de la vida de este egipcio de 33 años, de aspecto pulcro, hijo de un abogado del Cairo, que durante siete años estudió urbanismo en la Universidad de Hamburgo y que acabó pilotando el primero de los aviones contra las Torres Gemelas. Marwan al-Shehhi, el segundo piloto suicida, había sido su confidente desde que llegó a Alemania con una beca, en 1996, mientras que Ziad Jarrah, a bordo del avión que se estrelló en Pittsburg, había estudiado asimismo con Atta en Hamburgo.

El estupor recorrió a profesores y compañeros que habían compartido el campus con ese estudiante inteligente y herméticamente introvertido, en cuya "fundación islámica", una oficina instalada en las dependencias universitarias y sólo accesible a su grupo de amigos- siempre según la mitología del 11-S se fraguaron los atentados.

Tanto Atta como sus cómplices respondían al perfil de "chicos formales" de buena familia y no llamaron la atención de los servicios del espionaje alemanes, que no los incluyeron en su listado miembros o simpatizantes organizaciones islámicas radicales. Y no es que en Alemania no existan este tipo de grupos. Se calcula que existen 13 organizaciones de ese estilo con 31.000 seguidores dentro de un colectivo de 3,2 millones de musulmanes. Ni Atta, ni sus compañeros tuvieron el más mínimo contacto con ellos, ni siquiera sus compañeros de estudios aportaron el más mínimo detalle que indujera a pensar que se trataba de estudiantes integristas. De ahí que la mitología creara un término específico para llamarles, no solo a ellos, sino a otras supuestos grupos similares dispersos por el mundo: "célula durmiente". Obligados a la clandestinidad, no dejaban huellas de su ideario político, ni siquiera en las conversaciones intrascendentes con sus compañeros.

Atta y sus amigos abandonaron Alemania quince meses antes del atentado, pasaron por Afganistán y estuvieron en un campamento de Al Qaida, tras lo cual se instalaron en EEUU.
El Ministerio Alemán del Interior puso en marcha una operación de rastreo sistemático, basada en los métodos de "cruce de datos" empleados en tiempos de la Fracción del Ejército Rojo (RAF) para localizar a terroristas, que permite a los investigadores acceder a información de tarjetas de crédito, facturas, alquiler de viviendas y visitas médicas. Schily no dudó en sacrificar el derecho a la protección de datos -uno de los principios sacrosantos de la sociedad alemana- en aras del reforzamiento del control, en un momento en que el ansia de seguridad está en el primer plano de las preocupaciones ciudadanas. Se aceleró la supresión del "privilegio religioso" o cláusula que, en la práctica, permitía a organizaciones radicales llevar a cabo actividades anticonstitucionales con la pantalla de su estatus. Apenas cuatro días después de entrar en vigor la ley, Schily prohibió el "Estado Califal", la más radical organización islámica de Alemania, cuyo líder, Metin Kaplan -apodado El Califa de Colonia- cumple condena por instigar al asesinato de un rival. Schily se ha propuesto expulsar a los radicales islámicos residentes en el país, a menudo amparados en el derecho de asilo.

El 1 de octubre de 2001 se supo que los investigadores alemanes seguían la pista de un marroquí relacionado con la denominada "trama de Hamburgo" implicada en los atentados de Nueva York y Washington, que pertenecía a la misma organización que Mohamed Atta y tenía poderes sobre las cuentas de uno de los presuntos pilotos suicidas.

El individuo, al que se identifica sólo como Monnir El M., tiene 27 años, es casado, reside desde hace seis años en Alemania y, como varios de los sospechosos de haber participado en los ataques, estudia en la Universidad de Hamburgo, según avanza hoy la redacción del semanario "Stern". De acuerdo con esta fuente, Monnir El M. pertenecía a la organización Islam SA de la que era presidente Atta. El sospechoso es uno de los que firmaron como testigo en el testamento, datado en 1996, que fue hallado por el FBI en el equipaje facturado por Atta antes de tomar el avión. Según esa fuente, en los últimos meses Monnir El M. transfirió cantidades de entre 1.000 y 2.500 euros a Atta y otro sospechoso y, además, tenía poderes sobre la cuenta de Marwan Al-Shehhi, supuesto piloto suicida del segundo avión contra las Torres Gemelas.

El marroquí, quien estudia electrotécnica y recientemente participó en una visita a una central atómica alemana, ha admitido conocer a Atta y otros presuntos implicados en la trama, pero argumenta que no les ha visto desde hace años. Asimismo, ha explicado que los poderes sobre cuentas de otras personas es "normal entre extranjeros". Y, por supuesto niega la cuestión del “testamento de Atta”. La cuestión es, por lo demás, bastante grotesca. Atta habría dejado escrito una especie de "testamento fundamentalista", además de los documentos hallados por el FBI con los últimos preparativos ante el atentado. Lo más curioso es que incluye las instrucciones del destino que quería para sus restos mortales. Por supuesto el falso testamento incluye frases que lo acreditan ya en la época como un integrista fanático; establece, por ejemplo que "ni mujeres embarazadas ni personas impuras deben darme el último adiós". Indica, asimismo, que las mujeres no deben participar en su entierro ni visitar posteriormente su tumba y pide que quienes "laven mi cuerpo y mis genitales" lo hagan con guantes de goma para que no haya contacto carnal con sus restos. El testamento consta de dieciocho puntos, según "Der Spiegel", data del 11 de abril de 1996 y lleva las firmas de dos testigos. Uno de ellos sería Monrir El M. El testamento se encontraba en la maleta que el Vuelo 11 de American Airline dejó en tierra por error y fue así como cayó en manos de los investigadores... Es evidente que las odiosas indicaciones sobre la presencia de mujeres en su entierro lo acreditan como integrista, pero es lícito preguntarse si, cuando ya sabía que iba a morir en un avion cargado de carburante –y, por tanto, no iban a quedar restos reconocibles- lo más lógico hubiera sido destruir el documento antes de abordar el Vuelo 11. Por que era evidente que, antes de emprender el último viaje, el documento quedaría tan masacrado como el interesado. Y, para colmo, la maleta se perdió y lo que debía haberse quemado pudo leerse...

A pesar detodas estas insensateces, en Alemania, durante unas semanas el nerviosismo se hizo patente. No en vano la presencia de inmigrantes islámicos en aquel país es extremadamente alta. "Der Spiegel" informa asimismo de las detenciones en Wiesbaden (oeste del país) de otros tres presuntos integristas, a los que se encontraron documentos y tarjetas de crédito falsos, así como un arma cargada. Por su parte, el semanario "Focus" asegura en su última edición que el fiscal general, Kay Nehm, ha abierto diligencias contra un grupo de árabes que se sospecha tramaban un atentado contra el consulado general británico de Hamburgo. Esta publicación indica que los investigadores alemanes siguen la pista también de varios sospechosos, que supuestamente filmaron o fotografiaron en secreto otros objetivos potenciales, como la base militar estadounidense de Ramstein (oeste de Alemania), y la central nuclear de Obrigheim (sur del país).

El 13 de septiembre era evidente que algunas pistas conducían hasta Alemania. La Fiscalía General abrió varias investigaciones y se realizaron los primeros registros de viviendas y practicado algunas detenciones. La atención de las autoridades se centró en Hamburgo. Inmediatamente el fiscal general Kay Nehm, anunciaba la existencia de una red terrorista de la que hasta ese momento no se tenía noticia. "El objetivo de esta agrupación –dijo- era, al parecer, cometer actos violentos en cooperación con personas de la misma ideología y dentro de una amplia red, cuyo propósito era dañar a EEUU de una forma espectacular y en lugares simbólicos". Como todas las pistas seguidas en distintos países europeos, los datos llegaron desde el FBI. La Fiscalía alemana reconoció inmediatamente que tres hombres que residieron en ese país embarcaron en los aparatos, dos de ellos en uno de los Boeing que colisionó contra las Torres Gemelas de Nueva York y el tercero en el avión que se estrelló en el Estado de Pensilvania. Los tres estaban matriculados en la Universidad Técnica de Hamburgo y abandonaron el país a finales de mayo. Según la Fiscalía, uno de los tres supuestos implicados dejó una maleta en un aeropuerto con prendas del uniforme de una compañía aérea y una carta de despedida. Se refería a la maleta “extraviada” de Atta. La agencia EFE no advertía que en el parte que envió ese día cometía una tautología: “Los resultados de las investigaciones en Hamburgo parecen coincidir con las pistas que sigue el FBI en el Estado norteamericano de Florida”. Hasta tal punto coincidían que las pistas seguidas por la policía alemana eran las que el FBI les había indicado... En esos primeros momentos se realizaron dos detención de ciudadanos extranjeros con todos sus papeles en regla. Al día siguiente, el 14, uno de los detenidos fue puesto en libertad. El otro apenas estuvo unas horas declarando como testigo.

La Fiscalía General informó hoy de que fue puesto en libertad el hombre detenido ayer en Hamburgo, en el norte, después de que se confirmara que dos de los terroristas que participaron en los atentados en Estados Unidos habían vivido en esa ciudad y probablemente formaban parte de una red de fundamentalistas con contactos en otros países. Según informaciones que publica en su edición de mañana la revista "Der Spiegel", que cita fuentes del FBI, un tercer terrorista habría dado la misma dirección que Atta y Al-Schehi al comprar un billete para uno de los vuelos siniestrados. Otros cuatro pasajeros dieron el mismo número de teléfono que Mohamed Atta. Para aumentar el dramatismo, ese mismo día se hizo pública la detención de un ciudadano iraní en Hannover que advirtió sobre "una serie de atentados que conmoverían el mundo" y señaló con precisión la fecha en la que estos ocurrirían. Aunque las autoridades alemanas no tomaron en serio al hombre, éste insistió tanto que se le permitió llamar por teléfono a la Casa Blanca y a los servicios secretos estadounidenses. Sin embargo, cuando éste se identificó como un detenido sus interlocutores norteamericanos le colgaron el teléfono. Tras los atentados, las autoridades del centro de detención informaron al Ministerio de Justicia del estado federado de Baja Sajonia sobre las advertencias y el hombre, de 29 años e identificado como Ali S., fue interrogado ayer tanto por los servicios secretos estadounidenses como por la fiscalía general alemana. Sin embargo, el ministro de Justicia de Baja Sajonia, Christian Pfeiffer, sostuvo hoy que las declaraciones del hombre deben ser tomadas con cuidado puesto que se trata de alguien con síntomas de perturbaciones psíquicas. Pfeiffer informó de que el detenido hizo 12 llamadas a los Estados Unidos y dos a servicios estadounidenses en Alemania.

En los días siguientes fueron registradas dos viviendas de Bochum en las que donde vivió temporalmente Ziad Jarrahi, uno de los presuntos terroristas, según confirmó hoy el fiscal general, Kay Nehm. Ziad Jarrahi es uno de los nombres registrados en la lista de pasajeros del avión que se estrelló en Pensilvania. Las investigaciones llevaron a Bochum después de que una mujer denunciara la desaparición de su novio, que resultó estar en la lista de sospechosos. En un principio se creyó que la pista de Bochum podría poner sobre los pasos de un cuarto terrorista, pero el fiscal general confirmó hoy que, en realidad, es uno de los tres ya identificados.

El 16 de septiembre, la opinión pública alemana sabía que los supuestos terroristas era “gente normal”. Se supo también que el expediente académico de Atta era inmejorable y tenido en alta estima por sus profesores y compañeros. La Asociación Islámica que dirigía en la Universidad Técnica de Hamburgo nunca despertó sospechas y, desde luego, todas sus actividades entraban dentro de la normalidad. Otro tanto pudo reconstruirse de la vida de Marwan Al-Shehhi, que iba en el otro avión que impactó contra las Torres. Todos los que le conocieron afirman simplemente que parecía un "buen chico". En el verano de 1996 una familia de Bonn lo acogió como inquilino durante cinco meses, al término de los cuales el joven, que ahora tendría 23 años, les regaló un quemador de incienso y escribió unas amables palabras de despedida en entrecortado alemán. Nada parecía indicar que Atta y Al-Shehhi, que vivieron un tiempo juntos en Hamburgo y abandonaron Alemania el año pasado, se dispusieran a aprender a pilotar aviones para después estrellarlos contra las Torres Gemelas.

El desconcierto entre los conocidos de ambos debe ser todavía mayor para la novia de Ziad Jarrahi, un libanés de 26 años identificado como el tercer terrorista que vivió en Alemania. La mujer, residente en Bochum (oeste del país), no debía saber de los planes de Jarrahi, pues denunció su desaparición a la policía. Las autoridades alemanas comprobaron que su nombre figuraba en la lista de pasajeros del aparato que se estrelló en Pensilvania y registraron la vivienda de la joven, donde encontraron una maleta con información sobre aviones; no se trataba de nada anómalo teniendo en cuenta que estudiaba aeronáutica. Los tres sospechosos eran extremadamente discretos y lo único llamativo en su comportamiento era que se ausentaban durante temporadas de Alemania. La prensa se encargó de explicar que esta es la actitud habitual de los "durmientes", a la espera de cumplir una misión.

En las 14 viviendas registradas por la policía desde que se iniciaron las investigaciones, la policía no encontró absolutamente ningún elemento de interés. No puede decirse que el gobierno alemán hubiera realizado investigaciones preventivas anteriores al 11 de septiembre. Se supo que la Oficina de Protección de la Constitución tenía fichados a más de 3.000 simpatizantes de los muyahidín.

Hacia finales de septiembre la “pista alemana” que había arrancado sin duda como la más vigorosa de todas las seguidas en Europa, estaba completamente deshinchada. Ni se habían encontrado rastros de relaciones entre los estudiantes musulmanes muertos en el interior de los aviones, los “presuntos secuestradores”, y las redes de Bin Laden en aquel país. El único elemento anómalo es que “viajaban mucha”, “pasaban largo tiempo fuera de sus domicilios”. La asociación islámica presidida por Atta fue objeto de una investigación exhaustiva pero no pudo deducirse nada más que se trataba de un círculo de estudiantes que vendía apuntes a buen precio y realizaba algunas fiestas para sus miembros.

Nadie duda que Kim Philby fue uno de los grandes espías del siglo XX, capaz de permanecer en el anonimato como agente doble durante casi 30 años. Sin embargo, a poco que se escarvase en la biografía de Philby, era fácil encontrar declaraciones y testimonios sobre sus años de estudiante en los que demostraba ser un comunista convencido. No creemos que Atta y sus compañeros fueran mejores que Philby, de hecho sabemos que se comportaban como unos completos patosos en la escuela de vuelo, en los bares que frecuentaban, en las aduanas. Es imposible pensar que nadie recordara nunca ninguna confesión de su fe político-religiosa.

En tales circunstancias la “pista alemana” no es más ni menos increíble que la “española” o la “iraqí”, como habrá ocasión de comprobar. Si el FBI sostuvo desde el principio que los atentados se fraguaron en Alemania seis años antes de cometerlos, falta preguntar sobre qué bases puede establecerse esa temeraria teoría, especialmente por que la investigación posterior realizada con precisión germánica ha evidenciado que, salvo en los datos generales, el FBI trabajaba sobre informaciones surgidas de la nada.

© Ernest Milà – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es  http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

11-S. LA GRAN MENTIRA. (XI de XV). La "pista iraquí" pasa por Praga.

Infokrisis.- A finales de octubre de 2001 Stanislav Gross, Ministro del Interior de la República Checa, declaró al diario "Hospodarske Noviny", que Atta pudo pasar "semanas enteras" en Praga y que mantuvo “previsiblemente” contactos con diplomáticos iraquíes, algunos de los cuales fueron expulsados por efectuar labores de espionaje. Como era “previsible”, nunca ha aparecido ninguna prueba de tales contactos. De hecho, lo que podía aportar el flamante ministro era poco; requerido por los periodistas para que ampliara el clamoroso dato, se excusó "ya que se podrían revelar hechos y ello no es aconsejable por razones de Estado". Según Gross, Atta “pudo haber contactado” en la República Checa con los espías iraquíes Samir Al-Anim y Abu Ahmed, camuflados por Bagdad como diplomáticos y que fueron expulsados del país centroeuropeo en abril pasado, dos semanas después de que se produjera el “presunto” contacto.

Atta trató de viajar por primera vez a Praga en avión el 30 de mayo del año 2000, intento que fracasó debido a su proverbial falta de habilidad a la hora de cruzar fronteras sin llamar la atención, por lo que se dijo eran “irregularidades en su documentación”. Después estuvo en Praga el 2 y 3 de junio de ese mismo año. Eso al menos es lo que parece confirmado. Sin embargo, para Gross, el 18 y 19 de mayo, es decir, quince días antes, es cuando tuvo lugar el encuentro con los agentes del espionaje iraquí en las afueras de Praga. Otro encuentro tuvo lugar en la primavera del 2001, dos semanas antes de que Al-Anim fuera declarada "persona no grata" y expulsada del país. Este extremo es una mera suposición de Gross, el cual por lo demás, llegó a afirmar la posibilidad de que Atta fuera “huésped habitual de los servicios secretos iraquíes en Praga bajo otro nombre y quizá con documentación falsa”. Vanamente buscaríamos alguna prueba de tan temerarias afirmaciones. En un alarde de ambigüedad prosiguió su divagación: "Ni siquiera se puede excluir que pasara en Praga semanas enteras", de hecho, no puede excluirse nada a condición de tener las tragaderas suficientes para aceptar cualquier explicación sin que prueba alguna la avalara.

La “pista checa” en sí misma no sería importante de no ser por que no se agota en sí misma, sino que fue elaborada para orientar parte de las investigaciones y de la responsabilidad hacia Iraq. En efecto, a los pocos días de la comisión de los atentados se puso de manifiesto que existían dos líneas de imputación en Estados Unidos. Mientras la CIA orientaba todos sus esfuerzos a demostrar que Iraq estaba tras los atentados y que, por tanto, había que reanudar los bombardeos sobre aquel país, el Departamento de Estado, con Dick Cheney a la cabeza –algo más que un modesto vicepresidente- negaba esta orientación y dirigía sus invectivas contra Afganistán. La CIA realizó distintos intentos de recuperar su línea de trabajo. Posteriormente, cuando se inició la crisis del ántrax, los funcionarios de la inteligencia americana intentaron por todos los medios intoxicar a la opinión pública achacando a Iraq la paternidad del virus. Nuevamente sin éxito. En cualquier caso, quedaba claro que, desde la Segunda Guerra del Golfo, la CIA tenía cuentas pendientes con Iraq.

Pero ¿por qué estas iniciativas tuvieron lugar desde la joven República Checa? De entre todas las repúblicas surgidas de la desintegración de la Europa Comunista, Chequia es una de las más serviles hacia los Estados Unidos. Una situación económica no excesivamente halagüeña y unas necesidades de desarrollo urgente, hacen que los dirigentes checos busquen desesperadamente el apoyo de Washington, a la espera de ser admitidos en la Unión Europea. En 1995, Radio Europa Libre, la emisora de la CIA que, hasta 1990 emitía propaganda anticomunista, fue transferida de Munich a Praga e instalada en la plaza Wenzel. Desde allí retransmitió inicialmente emisiones destinadas a Irán e Iraq y, posteriormente, tras los atentados del 11-S, también a Afganistán. Chequia es pues un Estado en el que la inteligencia americana está sólidamente asentada y cuyos dirigentes necesitan caminar por los senderos trillados por la administración americana, si es que pretenden beneficiarse de planes de ayuda, inversiones y prebendas. No es raro, pues, que la “trama iraquí” se iniciara en Chequia. Y no es raro que fuera un indiscutible buñuelo de viento desde el principio al final.

Si el Ministro del Interior, Gross fue lejos en sus afirmaciones temerarias, su Primer Ministro no se quedó a la zaga. De viaje oficial a Washington el 9 de noviembre no dudó en afirmar que Mohamed Atta había planeado un atentado contra la sede de la emisora Radio Europa Libre. "Existían planes para usar un camión cargado de explosivos para destruir el edificio de la emisora", dijo Zeman quien añadió que Atta mantuvo contactos con agentes de Bagdad en los viajes que efectuó entre el 2000 y el 2001 a Praga, en cuatro ocasiones. Pero estos contactos no estaban relacionados con los atentados del 11 de septiembre, sino con la operación contra la Radio de la CIA. ¿Pruebas? Ninguna. ¿Datos objetivos? Tan solo palabras pronunciadas para agradar a la opinión pública americana y a su administración. Para dar más verosimilitud a la hipótesis del atentado contra Radio Europa Libre, Zeman y Gross ordenaron que la sede de plaza Wenzel fuera protegida por un espectacular contingente de paracaidistas armados hasta los dientes.

Para preparar el viaje de Zeman a Estados Unidos, Gross realizó una declaraciones  espectaculares unos días antes, exactamente el 26 de octubre, en las que apuntaba las baterías contra la línea de flotación del gobierno iraqí. En el curso de una rueda de prensa, Gross, declarói que Atta se reunió en Praga con el diplomático y oficial del espionaje iraquí Ahmad Chalil Ibrahin Samir unas semanas antes de que éste fuera expulsado de la República Checa, el 22 de abril pasado. Los detalles de ese encuentro son materia de una investigación reservada, agregó.

Según Gross, Ahmad Chalid Ibrahin era el jefe de los servicios secretos iraquíes para Europa Central, extremo que siempre fue negado por el gobierno iraquí y por el interesado. Sin embargo, las autoridades checas lo expulsaron al recibir informaciones –seguramente de la CIA- en la que se implicaba al diplomático en actividades de espionaje. Gross indicó que Atta viajó en distintas ocasiones a la República Checa con pasaportes de distintas identidades, aunque, añadió ingenuamente “no tenía motivos para ello, debido a que su documentación original estaba en orden”. La explicación es mucho más simple: el viaje a Estados Unidos es más barato desde Praga que desde Hamburgo. En cuanto a la utilización de distintos pasaportes por parte de Atta en su periplo por la hermosa ciudad checa, no se ha publicado ni un solo dato objetivo que lo confirme. Se sabe que Atta utilizó habitualmente su propio pasaporte –que como indicaba Gross “estaba en orden”- hasta el último momento; entonces ¿por qué recurrir a peligrosos pasaportes falsos habitualmente utilizados por terroristas ya “quemados”? Quienes diseñaron la operación de intoxicación informativa no pensaron como los verdaderos terroristas: si un activista está quemado solo puede utilizar pasaporte falso; pero si no está quemado el suyo es mucho más seguro... a menos que realice frecuentes viajes que no desee ver reflejados en el documentos por que podrían infundir sospechas en las aduanas. Ante esa eventualidad se recurre a denunciar el pasaporte como robado y obtener otro limpio de sellos y visas. A partir de ese momento, el terrorista ya no tiene uno, sino dos pasaportes, ambos legales, que corresponden a su verdadera identidad. Entonces ¿para que viajar con documentos falsos? No hay respuesta lógica.

Praga es importante en los atentados del 11 de septiembre por otros motivos. Una vez más fue el inefable Ministro del Interior, Stanislav Gross quien, el 19 de septiembre, comunicó al diario "Lidove noviny" que estaba comprobada la presencia de Atta en Praga antes de desplazarse a Estados Unidos. En mayo del 2001 obtuvo en Berlín un visado para viajar a EEUU. Dos semanas despues en Praga, embarcó en un vuelo regular de la compañía aérea checa CSA con destino a Nueva Jersey. El dato parece interesante y hubiera sido completamente incuestionable si Gross no hubiera lo hubiera estropeado refiriéndose a que "en ocasiones se desplazó a España, dónde se sabe que existen grupos terroristas"... ahora sabemos que ninguno de los supuestos miembros de Al Qaeda detenidos en España tuvo jamás relaciones con Atta y que, todo lo publicado sobre las relaciones de Atta en España fue absolutamente ficticio.

Y a todo esto ¿qué decía el gobierno irakí? Como Pedro, representantes iraquíes negaron en tres ocasiones cualquier participación en los sucesos del 11 de septiembre y mantener algún vínculo con las redes de Al Qaeda.

El 19 de septiembre Irak negaba por primera vez la relación entre Mohamed Atta y sus propios servicios secretos. En una entrevista con el semanario local "Al Iqtisadiya", el ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Nayi Sabri, negó categóricamente que los servicios secretos de su país hubieran contactado en Europa con Atta, tal como se indicó desde Washington y se avaló desde Praga. "Estados Unidos, el Reino Unido y el resto del mundo saben que Irak no ha tenido nada que ver con los ataques contra Nueva York y Washington", explicó Sabri. Desde el mismo día en que se cometieron los atentados, los iraquíes temieron que el episodio pudiera ser considerado como un “casus belli” parea desencadenar una nueva ofensiva contra su país. Desde la subida a la presidencia de Bush, los cazas y bombarderos anglo-americanos sobrevuelan a diario la "zonas de exclusión" aérea en el norte y el sur del país. Los vuelos se hicieron más frecuentes a partir de marzo, menudeando los bombardeos y en mayo atacaron incluso la capital iraquí.

Sadam Husein, dos días después de los atentados declaró que Estados Unidos había "cosechado los frutos que sus Gobernantes sembraron en el mundo". El viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, por su parte, envió un mensaje de condolencia por "las víctimas inocentes" de los atentados. Pero, en realidad, nadie se llamab a engaño. Las iniciativas políticas de Bagdad iban destinadas a denunciar el servilismo de los países árabes que ofecían apoyo y solidaridad a los Estados Unidos.

El 1 de octubre de 2001, Irak negó hoy que sus diplomáticos se hubiesen reunido con Atta. En declaraciones a la agencia oficial de noticias local INA, uno de los portavoces del Ministerio iraquí de Asuntos Exteriores arremetió contra las acusaciones del ministro checo de Interior, Satanislav Gross. "El señor Gross –dijo- sabe mejor que nadie que tales afirmaciones no son ciertas, y que además se contradicen con declaraciones precedentes en las que afirmó que no se podía confirmar una reunión entre Atta y los diplomáticos iraquíes en Praga". Pero esta negativa no fue óbice para que el 27 de octubre, tras la declaración de Gross, la prensa americana anunciara que abriría una investigación sobre las reuniones entre Atta y Ahmad Chalil Ibrahin Samir. La reunión, de la que no se han revelado detalles, se celebró unas semanas antes de que Samir fuera expulsado de la República Checa, el 22 de abril de 2001.

El The New York Times, dio una relevancia particular a las afirmaciones de Gross responsabilizando a Iraq en un momento en el que, según afirmaba el rotativo, “la administración que encabeza George W. Bush se cuestiona si extender a Iraq la campaña antiterrorista que se lleva a cabo en Afganistán". Como era de esperar, para James Woolsey, antiguo director de la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) la situación imponía una "rigurosa investigación" acerca del papel de Iraq en el ataque terrorista. Para Woolsey, la confirmación de Gross era “extremadamente importante” y justificaba la investigación. "Es otra aguja –añadió- que apunta hacia una implicación iraquí en alguna especie de terrorismo contra los Estados Unidos que tiene que ser investigada con vigor". El papel de Iraq era valorado de forma diferente en los distintos estamentos de poder de los EE.UU. Si bien la CIA apuntaba sus baterías contra Iraq, el Departamento de Estado negaba cualquier vinculación de éste país con la trama terrorista. Un alto funcionario del Estado de Israel se alineó con estos últimos: "Iraq es un chico malo, pero no el chico malo de esta película".

El día en que se difundían estas declaraciones, la prensa norteamericana sugería que Iraq había entrenado terroristas en los años 90. La base para justificar estas informaciones eran las declaraciones de un capitán del Ejército iraquí, que desertó y se instaló en Texas. En 1999, este capitán explicó a la CIA que había trabajado en un campamento de entrenamiento de terroristas en Iraq. Incluso dio el dato de que en ese campamento los terroristas disponían de un viejo Boeing 707 para simular secuestros aéreos. Sin embargo, ese campamento figuraba en las listas de la inteligencia occidental como una base de entrenamiento de comandos antiterroristas; la presencia del Boeing se justificaba para realizar ensayos de liberación de rehenes de aviones secuestrados.

El 1 de diciembre, Irak negó por tercera vez cualquier tipo de vinculación con los atentados y con Mohamed Atta. Dos días antes, la prensa americana había publicado que Faruk Hiyazi, embajador iraquí en Turquía se encontró con Atta en los días anteriores al atentado. La información tenía como origen a la BBC y fue categóricamente desmentida por el portavoz iraquí: "Nuestro embajador en Turquía llevó a cabo sus obligaciones diplomáticas durante aquellas fechas con el conocimiento de nuestro Gobierno, y todos esos cargos son parte de una campaña sionista contra Irak y el resto de los países del mundo árabe e islámico". Según la BBC, Hiyazi mantuvo relaciones con Atta. Lo importante no es la negativa de Iraq, sino la ausencia de pruebas para sustentar estas acusaciones. La “pista iraqí” nacida en Praga, no es menos falsa que la española, e igualmente está sostenida en el aire.

LA ACADEMIA DE VUELO DE MOHAMED ATTA

De los 19 terroristas que presuntamente participaron en la operación, cinco cursaron estudios para pilotar aviones. Al menos esta es la noticia que difundió el FBI el 13 de septiembre. Los nombres de los sospechosos estaban incluidos en la lista de pasajeros de los aviones secuestrados y utilizados en los atentados contra Nueva York y Washington. Atta fue presentado como el responsable del comando. Su historia en la escuela de vuelo es tan absolutamente increíble que por si misma ya desdice el que fuera capaz de dirigir el comando que ejecutó una operación tan extremadamente compleja.

Toda la polémica se centra en si con una ligera formación como pilotos de avioneta era posible controlar en vuelo aviones extremadamente complejos y sofisticados. Si la respuesta es afirmativa, Atta y sus compañeros bien pudieron tomar el control de los mandos de los cuatro aviones secuestrados y estrellarlos contra los objetivos. Pero, si por el contrario, esta formación era insuficiente, la aproximación a las torres se debió realizar mediante otro procedimiento ¿quizás un sistema de radiocontrol manejado desde tierra? No en vano, sistemas de este estilo se habían ensayado ya en los años 80, cuando se valoraba la posibilidad de que el control de los aviones secuestrados pudiera ser hurtado a los terroristas armados que viajaban en el interior del avión y llevado a lugar seguro desde tierra. Y sobre este punto fundamental los especialistas no terminan de ponerse de acuerdo. Se ha dicho, igualmente, que la formación como pilotos que les faltaba a los terroristas, pudo suplirse mediante el empleo de videojuegos de ordenador. Ciertamente el “Flight Simulator” reproduce el escenario de Nueva York y las características de la cabina de pilotaje. Pero, en un contexto mucho más sencillo y accesible, es evidente que el hecho de manejar un videojuego de coches de carreras, no capacita para conducir un vehículo real. Es preciso un período de adaptación que los terroristas no tuvieron. No hay que perder de vista la complejidad de acercar un avión a un objetivo lejano extremadamente pequeño, cuando no se está suficientemente familiarizado con los mandos.

Desde nuestro punto de vista, este es el asunto clave de los atentados. Saber quién controlaba los mandos de los aviones secuestrados. Dado que las cajas negras de todos los aparatos están perdidas o inutilizadas, jamás se podrá saber exactamente qué ocurrió en el interior de las cabinas. Pero hay extremos que resultan sospechosos. Cómo por ejemplo el que los pilotos de los cuatro aviones no lograran comunicar con tierra, ni siquiera pulsar los códigos de alarma.

¿Y si Atta y sus compañeros hubieran subido al avión sin saber exactamente lo que iba a ocurrir? ¿y si dentro de los aviones no ocurrió nada salvo el desviarse de su ruta, girar bruscamente y dirigirse, pilotados desde tierra, contra sus objetivos? ¿y si las llamadas que algunos pasajeros realizaron a sus familias desde sus teléfonos móviles fueran tan sólo grabaciones sintetizadas por ordenador? ¿Y si la presencia de Atta y sus compañeros en las escuelas de vuelo fueran simplemente una trampa? ¿acaso no se les pudo convencer de que podían aspirar a un trabajo de indudables perspectivas económicas, si aprendían a pilotar avionetas? ¿su interés por los giros? ¿es real? ¿o quizás una mala interpretación de alguna frase aislada que tras el 11 de septiembre cobró un significado diferente al que tuvo en tuvo en realidad? Lo que parece evidente es que en las semanas anteriores al atentado y especialmente tres días antes del mismo, ni Atta ni sus compañeros se comportaban con la reserva que se podría prever en terroristas que estaban a punto de cometer un macroatentado y no podían dejar cabos sueltos.

Agentes federales allanaron el martes el apartamento donde residía Atta en Coral Spring e interrogaron a los empleados del restaurante Shuckum, en Hollywood, al norte de Miami, donde el sospechoso estuvo con unos amigos de posible origen árabe el viernes antes de los atentados. La camarera Patricia Idrissi reconoció al hombre de una fotografía mostrada por el FBI como un cliente que estuvo en el restaurante con otros dos hombres hasta las tres de la madrugada del 8 de septiembre conversando en un idioma extranjero. Al concluir la reunión y pedir la cuenta, que ascendía a 48 dólares, se suscitó una discusión por el monto y cuando Idrissi llamó al gerente del local para que tratara de mediar en el problema, el sospechoso se molestó. "¿Piensas que no puedo pagar? Yo soy un piloto de American Airlines, puedo pagar mi cuenta", dijo al gerente tras sacar un fajo de billetes de cien dólares.

El FBI detectó que Atta y otros sospechosos de secuestrar los aviones estuvieron en Lantana, donde aparentemente repasaron sus conocimientos de vuelo en el aeropuerto Park del condado de Palm Beach, al norte de Miami. Los agentes federales están investigando si algunos de los secuestradores tomaron lecciones en el centro de simuladores de vuelo en el aeropuerto Oppa-Locka o en el Flight Safety International, los dos mejores del estado, para pilotar aviones Boeing 757 y 767, los dos modelos utilizados en los atentados. La habilidad con que los secuestradores pilotaron los aviones hace pensar a los expertos que tuvieron más entrenamiento que el recibido para pilotar aviones ligeros o de turbohélice. Todos los expertos coinciden en que los terroristas estaban al mando de los aviones secuestrados, porque descartan que un piloto estadounidense, por mucho que le amenazasen, llevara a su avión a estrellarse contra las Torres Gemelas o el Pentágono.

En la primera semana después del atentado, la investigación se centró en la formación seguida por los presuntos terroristas para lograr conducir los aviones con posterioridad al secuestro. El día 14 de septiembre estaba ya claro que siete de los secuestradores habían recibido en Florida entrenamiento como pilotos. Atta, era la figura que más interés despertó desde el primer momento. Había vivido Coral Springs y Hollywood (Florida) y pronto fue identificado por las autoridades alemanas como seguidor de un grupo integrista islámico que planeaba ataques en contra de intereses estadounidenses. Lo que más llama la atención de la estancia de los presuntos pilotos suicidas en el curso de su aprendizaje es que, por distintos testimonios se sabe que apenas se interesaban por los giros y en absoluto por los despegues o aterrizajes. Nunca despertaron sospechas.

Ambos tenían pasaportes de los Emiratos Arabes Unidos y habían conseguido licencias de pilotos de aviones ligeros en academias de Florida, durante los últimos meses. Se habían matriculado en la academia Simcenter Inc, situada en el aeropuerto Oppa-Locka, al noroeste de Miami, donde los alumnos se entrenan en un simulador de vuelo que reproduce exactamente la cabina de aviones comerciales y los accesos a los principales aeropuertos de la nación. Atta y Alshehhi pagaron 1.500 dólares por seis horas de entrenamiento, que tuvieron lugar el 29 y 30 diciembre del año pasado. Henry George, ex piloto de Eastern Airlines y quien dio las clases particulares a los dos supuestos terroristas, no sospechó nada cuando sus alumnos le pidieron que les enseñara más que todo a hacer giros de aviones en vuelo. Incluso llegaron hacer un simulacro de acceso al espacio aéreo de Nueva York.

"La mayoría de los que vienen aquí lo que quieren aprender es a despegar y aterrizar en estos simuladores de vuelo", declaró George, quien dice que no sabe cómo va a vivir el resto de su vida sabiendo que, involuntariamente, ha ayudado a cometer estos actos terroristas.

Las autoridades federales habían identificado a Atta el 13 de septiembre como el principal líder del plan terrorista en Estados Unidos. Su foto era transmitida a todas las cadenas de televisión. Se hacía pasar por piloto saudí, aunque tenía pasaporte de los Emiratos Arabes Unidos, que las autoridades creen que es falso.

Una de las primeras informaciones sobre la investigación iniciada inmediatamente se produjeron los atentados, aludía a una escuela de aviación del Estado de Florida. Las primeras informaciones fueron confusas pero aludían a que dos de los implicados en los atentados habían cursado estudios en ese centro de vuelo. A primera hora del 12 de septiembre, cuando apenas se habían cumplido 24 horas desde que se cometieron los atentados, los agentes del FBI ya habían registrado la escuela de Rudy Dekkers, presidente de Huffman Aviation, en Venice (cerca de Tampa, en la costa oeste de Florida). La Huffman Aviation prepara a sus piloltos para guiar avionetas de pequeño tamaño, Cessnas y Pipers. 

En la tarde del 12 de septiembre se supo que las autoridades federales investigaban la posibilidad de que algunos de los presuntos terroristas residiesen en dos casas alquiladas en Vero Beach, en la sureste de Florida, mientras aprendían a pilotar aviones. El FBI interrogó a primera hora del 12 a Paul Stimeling, propietario de las casas, sobre la identidad de sus inquilinos. Explicó a la CNN que los inquilinos de una de las casas la abandonaron el mes pasado, pero que los de la segunda casa le pidieron una prórroga del contrato, que venció el 31 de agosto, hasta el 17 de septiembre. Por cada casa, cobraba 1.400 dólares que los "pilotos saudíes" –tal como se identificaron-  pagaban puntualmente. No le crearon ningún problema y ambos tenían familia con hijos. Los inquilinos de la segunda casa la abandonaron el día 9 de septiembre cuando aun no había expirado el plazo del contrato.

Voss manifestó que los agentes le comunicaron durante una entrevista, que tuvo lugar en su residencia, que los dos hombres "estaban involucrados en la tragedia en el World Trade Center".

Un ex empleado de Huffman Aviation, Charlie Voss, informó que agentes del FBI le dijeron que dos personas que se hospedaron en su casa mientras recibían entrenamiento de vuelo eran sospechosos de los atentados contra Nueva York y Washington. Uno de ellos que permaneció en julio del 2000 en su domicilio se identificó como Mohamed Atta. Al otro solo lo conocía por su nombre, Marwan. Ambos le dijeron que habían llegado de Alemania y querían hacer un curso de vuelo en Huffman Aviation. Durante unos meses, vivieron en su casa, hasta que su familia empezó a sentirse incómoda con ellos.

Bruscamente, las escuelas de vuelo se convirtieron en objetivo preferencial de vigilancia. El 5 de noviembre, la policía de Baja Sajonia siguió la pista de dos estudiantes extranjeros, uno de ellos afgano, que tomaban clases de vuelo y desaparecieron tras los atentados de septiembre.  Se trataba de dos universitarios, matriculados en distintas universide quería ser piloto comercial en Afganistán. Atta, estudiaba en la universidad de Hamburgo junto con otros dos de los presuntos implicados.

Un Rudolf Kreil, austriaco de 31 años, que compartió clases de aviación con loades del estado federado de Baja Sajonia y cuyos números de teléfono se encontraron en documentos de Mohammed Atta. Uno de los dos estudiantes, afgano, había tomado clases de aviación en una escuela de aeronáutica, donde explicó qus terroristas sospechosos de estrellar dos aviones explicó que "se interesaban sólo por las maniobras de viraje", según declaró al semanario austríaco “News”. Kreil fue compañero de Marwan Al Sehhi, que luego se cambió a la misma escuela en la que estaba inscrito Atta como alumno. Las dos escuelas estaban en contacto y frecuentemente sus alumnos se reunían fuera de las clases.
Gracias a Kreil se sabe que Atta y Al Sehhi "en el simulador de vuelo sólo ensayaban una cosa: volar haciendo curvas pronunciadas". Pagaron al contado las clases, casi 67.000 dólares por persona, y "parecían disponer de reservas enormes en efectivo", dado que "fueron los únicos que se compraron automóviles inmediatamente".

El austriaco, que describe a sus compañeros como "amigables y corteses", asegura que disfrutaron especialmente de las clases de vuelo artístico, en las que se aprendía a hacer curvas y caídas en picado, algo que los supuestos terroristas seguían perfeccionando en el simulador de vuelo hasta altas horas de la noche. Poco antes de la desaparición repentina de ambos, uno de ellos le confió al Kreil su gran sueño: "poder pilotar pronto un avión grande".

Marwan Alshehhi, oriundo de los Emiratos Arabes Unidos recibió sus primeras horas de instrucción como piloto en Alemania, tal como informó el semanario "Stern" el 9 de octubre. Su primer avión fue un ultraligero del tipo Remos G-3 que Alshehhi manejaba con extrema habilidad. Su profesor dijo de él que "tenía un talento extraordinario". Estos primeros vuelos tenían lugar en 1999 y aun faltaban dos años para que fuera acusado de estrellar el avión del vuelo 175 de American Airlines contra la torre sur del World Trade Center. Con su ultraligero había sobrevolado en Alemania plantas químicas, refinerías, el centro de Colonia, el barrio gubernamental de Bonn y la sede del ministerio de Defensa. "Stern", en el mismo reportage, explicó que las autoridades alemanas creyeron identificar a un miembro de un supuesto quinto grupo de secuestradores que pensaba perpetrar otro atentado el mismo 11 de septiembre, un francés de origen marroquí llamado Zacarias Mussaui. Mussaui, de 33 años, fue detenido el 16 de agosto en Minessota (EEUU) después de que sus profesores de vuelo le denunciaran por negarse a recibir instrucción sobre el aterrizaje y el despegue de los aparatos. El 23 de febrero, el presunto terrorista viajó a Estados Unidos para entrenarse sin disponer de conocimientos previos con un simulador de vuelo de un Boeing 747-400 en la Academia Internacional de Vuelo de la compañía Pan American. Mussaui dispuso durante su estancia en EEUU de "grandes sumas de dinero cuya procedencia no pudo explicar" y que, según las autoridades germanas, procedían de Alemania, es decir, del lugar habitual de residencia de Mohamed Atta. El dinero que manejó Mussaui fue girado los días 1 y 3 de agosto en sendos bancos de las estaciones de tren de Düsseldorf y Hamburgo. Los investigadores alemanes creen haber hallado pruebas que relacionan a Moussaoui con el grupo de terroristas que vivió en Hamburgo, que incluía a Alshehhi y al egipcio Mohamed Atta.

El 13 de septiembre de 2001, el piloto costarricense David Castro aseguró que fue compañero en la Flight Safety International, de dos de los supuestos terroristas que se estrellaron contra el WTC. Castro aportó algunos datos curiosos sobre la peripecia de Mohamed Atta y Marwan Alshehhi, que el FBI identificó en un tiempo record como posibles sospechosos de pilotar dos de los cuatro aviones secuestrados. Tras regresar a Costa Rica al concluir el curso de vuelo, Castro se quedó sorprendido cuando vio las fotos de quienes fueron sus compañeros en la Flight Safety International como dos de los supuestos autores de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono.

Castro indicó que se trataba de dos individuos normales que mantenían buenas relaciones con el resto de alumnos. Relativamente normales por que uno de ellos llevaba la leyenda "Satán" en la placa de su automóvil, algo no precisamente edificante. Tampoco se relacionaban con el resto de alumnos. Castro los definió como "muy serios, pero amables". Alguna de las anécdotas que contó tendía a dar verosimilitud a la identificación de Atta y su compañero como integristas religiosos. Castro explicó que, en cierta, ocasión, cuando pilotaban un avión, uno de ellos dijo al instructor que la aeronave podía ser conducida por Ala; el instructor le respondió que creía en Dios, pero que no dejaría que Jesús la aterrizara. Se trata de la única referencia relativa a las opiniones religiosas de Atta. Muy ambigua por lo demás.

El problema de la escuela de vuelo es similar a la asociación “Juego Limpio para Cuba” que constituyó Lee Harvey Oswald meses antes del asesinato de Kennedy. La asociación no tuvo otra finalidad que llamar la atención sobre la militancia procastrista de Oswald, con lo que el crimen tenía un móvil. La presencia de Atta y sus compañeros en la escuela de vuelo, así mismo, tenía como función demostrar que si ellos se encontraban en el interior del avión y eran musulmanes, ellos, necesariamente eran quienes debían haber pilotado los aviones con rumbo al WTC.

Hay que recapitular las pocas certidumbres que tenemos hasta este punto: sabemos que Atta estudió en Alemania, sabemos que cogió un avión desde Praga –sin duda por que desde allí era más barato viajar a EE.UU.-; sabemos que no se interesaba nada por el integrismo islámico; sabemos también que hizo un curso de vuelo en avionetas; sabemos que su militancia islámica estaba muy relajada y jamás hizo gala de ella, acaso por que era inexistentes; sabemos que viajó de un país a otro con su propio pasaporte; sabemos, igualmente, que nunca adoptó las más mínimas medidas de seguridad e incluso que tres días antes se insolentó con una camarera por unos pocos dólares... sabemos que, por el mundo se movían distintas personas con pasaportes a nombre de Mohamed Atta; sabemos que sus rostros “se parecían” al de Atta; sabemos, así mismo, que en ningún momento de su vida adoptó medida de seguridad alguna; sabemos, finalmente, que se encontraba dentro del vuelo que se estrelló contra la torre norte del WTC. Todo lo demás, absolutamente todo, o no está confirmado o es rigurosamente falso.

LA REACCION DE LAS FAMILIAS

Es difícil que un padre ignore completamente las tendencias de su hijo, especialmente cuando este, a lo largo de sus últimos meses, ha demostrado ser alguien, no particularmente discreto, frecuentemente muy visceral y poco dado a soportar los rigores de la clandestinidad. Tal es el caso de Mohamed Atta. Si por su cabeza hubiera pasado alguna vez un pensamiento integrista, necesariamente su padre o sus amigos deberían haberlo conocido, aunque sea indirectamente. No fue así. El 19 de septiembre el padre de Atta afirmó que su hijo "no tiene nada que ver con estos ataques". "Mi hijo es arquitecto y no sabe nada de aviones. Puede ser que le hubieran robado el pasaporte", dijo el padre en unas declaraciones publicadas ese día por varios medios locales y árabes. Mucho más sorprendente es la afirmación de que "poco antes de lo sucedido me había enviado una carta en la que aseguraba que iba a regresar a Egipto para casarse". El padre de Mohamet Atta fue interrogado por los servicios de inteigencia egipcios "me hicieron algunas preguntas, y confían en las respuestas que les he dado". Mas adelante añadió: ”Mi hijo nunca aceptó el asesinato de civiles inocentes”.

Algo más tardó la familia del libanés Ziad Jarrah, identificado por el FBI estadounidense como uno de los piratas aéreos del pasado martes 11 en EEUU, en demostrar que su vástago no mantenía vínculos con grupos radicales islámicos. Hubo que esperar al 28 de septiembre para que el fiscal general del Líbano, Adnan Addum, asegurara a la prensa local que no había el más mínimo indicio de que Jarrah tuviera opiniones políticas integristas y, mucho menos de su vinculación a medios terroristas. El fiscal añadió que el expediente policial de Jarrach "está limpio y posee un pasaporte libanés en vigor durante cinco años, expedido el 7 de marzo del 2000 por el consulado del Líbano en Alemania". Addum también reveló que las investigaciones cursadas en el Líbano no permitieron establecer ninguna clase de conexión de Jarrah con Mohamad Atta. "Al parecer, Jarrah se trasladó a Estados Unidos para proseguir los estudios universitarios que financiaba su familia, que le envió el último giro monetario veinte días antes del atentado", apostilló. La familia de Jarrah negó desde el principio cualquier relación de su hijo Ziad con los terroristas. Incluso envió vídeos a las televisiones locales en los que se le puede ver bailando y bebiendo, "acciones imposibles si fuese verdaderamente un islamista", indicó su padre. Por que Jarrah, por no ser, no era ni siquiera un devoto musulmán...

Igualmente sorprendente es la vehemencia con que la madre de Zacarías Moussaoui, el único acusado hasta ahora por los atentados del 11 de septiembre pasado, sostiene la inocencia de su hijo. Aicha El-Wafi, quien llegó desde Francia hace una semana para hablar con los abogados de su hijo, señaló que él no estuvo involucrado en la conspiración para secuestrar los aviones que fueron estrellados contra las Torres Gemelas de Nueva York, y el Pentágono, en Washington. "Mi hijo me dijo que no lo hizo y con eso me basta", dijo a los periodistas antes de partir hacia Francia. "No lo hizo y una sociedad civilizada no debería tomar medidas bárbaras", expresó cuando se le pidió que comentara la posibilidad de que las autoridades estadounidenses pidan la pena de muerte contra su hijo.
"Como madre comparte el dolor de los estadounidenses que han perdido familiares en esta tragedia", dijo.

Moussaoui ha sido acusado de conspirar con Osama Bin Laden y su organización Al Qaeda para matar a miles de personas. De origen franco-marroquí fue detenido en agosto pasado cuando las autoridades de una escuela de aviación del estado de Minesota sospecharon sobre sus reales intenciones al tomar clases de vuelo. Moussaoui, quedó detenido después de los atentados de septiembre, dijo que no tenía nada que declarar ante un tribunal federal del estado de Virginia en una audiencia en la que sus abogados dijeron que es inocente de los cargos.

La juez Leonie Brinkema dio un plazo que vence el próximo 13 de marzo para que las partes en el caso presenten los argumentos preliminares para el juicio que deberá comenzar el 14 de octubre. El gobierno federal tiene hasta el 29 de marzo para decidir si solicita la pena capital. Según las autoridades, además de asistir a una escuela de pilotos junto a algunos de los terroristas de los atentados de septiembre, el acusado recibió dinero durante el pasado año de Ramzi Bin al-Shibh, compañero de piso de Mohamed Atta (uno de los autores de los atentados) y asistió a un campo de entrenamiento terrorista en Afganistán. A diferencia de Atta y Jarrah, Moussaui si es un fiel musulmán. Cuando el tribunal federal de Alexandría (Virginia) le pidió cómo se declaraba se limitó a contestar "En el nombre de Alá, no tengo nada que declarar". Fueron sus abogados quienes indicaron al juez que su defendido se declaraba inocente. Moussaoui, franco-marroquí de 33 años, está acusado de seis cargos, cuatro de los cuales pueden acarrearle la pena de muerte. Está acusado de conspiración con Osama bin Laden y con los secuestradores de los cuatro aviones que el 11 de septiembre provocaron la muerte de más de 3.000 personas en Nueva York y Washington. Tras decidir que el juicio comenzará el 14 de octubre, la juez Brinkema fijó la fecha del 30 de septiembre para comenzar la selección del jurado. La defensa quiso cambiar la fecha tanto del juicio como de la selección del jurado argumentando que estaban muy próximas al 11 de septiembre, cuando se cumplirá el primer aniversario de la tragedia y cuando es previsible que se produzca una gran publicidad sobre los atentados y, por tanto, en contra de su defendido.

Según las autoridades, además de asistir a una escuela de pilotos junto a algunos de los terroristas de septiembre, el acusado recibió dinero durante el pasado año de Ramzi Bin al-Shibh, compañero de piso de Mohamed Atta (uno de los presuntos autores de los atentados) y asistió a un campo de entrenamiento terrorista en Afganistán. Gracias a una ley especialmente aprobada por el Senado, el proceso contra este hombre será retransmitido en directo por circuito cerrado de televisión en las ciudades más afectadas por los atentados del 11 de septiembre.

Parece normal que los familiares de los presuntos terroristas intenten defenderles de las graves acusaciones que pesan contra ellos. Inicialmente se está dispuesto a no concederles excesiva credibilidad. Pero si examinamos más de cerca estas declaraciones veremos que no hay motivo para dudar de ellas. Si se hubiera tratado de integristas religiosos –solo Moussaui lo era y su participación en los atentados es excesivamente tangencial- quizás sus padres hubieran seguido defendiendo su inocencia, pero siempre existiría algún amigo, compañero de clase, algún resentido con ellos, que a cambio de unos dólares aportara datos sobre su radicalismo religioso. Estos datos no han aflorado por que no existen. Atta y Jarrah bebían como no lo hubiera hecho ningún moderado islamista, iban a cabarets y les encantaba el streep-tease... cuando los talibanes son capaces de apedrear a un mujer si se despoja de su burka o se deja tocar por otro hombre que no sea su esposo... ¿Fanáticos integristas dispuestos a morir por una fe de la que ni siquiera eran capaces de guardar sus mínimos preceptos religiosos? Demasiado increíble para ser cierto.

© Ernest Milà – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es  http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

11-S. LA GRAN MENTIRA. (X de XV). La "pista española" de Mohamed Atta

Infokrisis.- Desde el 14 de septiembre, tres días después de los atentados, la Policía española investigó la presencia de Mohamed Atta en nuestro país y la posibilidad de que se hubiese alojado en un hotel de esta población costera durante el verano anterior al atentado. En la tarde del 15 de septiembre, fuentes policiales, comentaron a EFE la posibilidad de que Atta hubiera realizado una estancia en un hotel de Salou. La Vanguardia confirmó el día 15 que Mohamed Atta habría llegado a Salou en julio del 2001, procedente del norte de Africa y que, quizás, le acompañasen otros terroristas.  Sin embargo, las fuentes policiales consultadas en esa fecha era extremadamente cautelosas y aseguraron a EFE que "no hay nada fiable" y que la pista "debe manejarse con mucha cautela". Incluso añadieron que "hay mucha psicosis tras los atentados del pasado día 11 en Nueva York y Washington”. Estas fuentes cautelosas no fueron tenidas en cuenta y los medios prefirieron dar en primera página las noticias sobre la presencia de Atta en España, aun a pesar de que era extremadamente tenue.

LA “PISTA ESPAÑOLA” DE MOHAMED ATTA

La “pista española” estuvo desde el principio marcada por la confusión y no ha aportado absolutamente nada a la investigación sobre los atentados, a pesar de los ríos de tinta que vertió. Es muy sospechoso que existan dos versiones de cómo se inició la investigación. Inicialmente –el 14 de septiembre– se dijo que la pista había nacido a partir de una llamada recibida por la Policía en la que el responsable de un hotel de Salou indicó que "le parecía poder indentificar a Mohamed Atta” a través de las fotos difundidas en esos días por los medios de comunicación. Atta, por entonces, había sido identificado como uno de los supuestos terroristas que iba a bordo del vuelo de American Airlines. Sin embargo, otra versión, más sólida, explica que la policía española recibió la petición de la CIA y del FBI para que investigara la presencia de Atta en Salou. Es decir, la “pista española” nace en Estados Unidos y fue, verosímilmente, una pista más inventada con la idea de dar una dimensión multinacional a las actividades de Al Qaeda. La operación de intoxicación informativa, no solamente sostenía que Atta estuvo en las costas catalanas, sino que allí tuvo lugar una cumbre terrorista...

Cuando ya acababa el 2000, exactamente el 30 de diciembre, “El País” explicó los motivos de la presencia de Atta en Salou.  El egipcio Mohamed Atta y varios dirigentes de Al Qaeda procedentes de Alemania, Francia e Italia se dieron cita clandestinamente en España en julio del 2001. La cita tuvo lugar en un hotel de Salou, una localidad turística de la costa mediterránea española. El diario citaba “fuentes policiales” sin especificar más. Resulta sorprendente que esas fuentes explicaran que la reunión no tuvo como objeto preparar los atentados contra Nueva York y Washington, “porque éstos ya estaban en marcha, sino abordar otras acciones futuras". ¿Otras acciones futuras? ¿qué futuro tenía un Mohamed Atta que iba a empotrarse a bordo de un avión de línea contra las Torres Gemelas? Se diría que la lógica ha desaparecido para las ambiguas “fuentes policiales” y para los periodistas que reprodujeron la noticia. Por lo demás, una persona implicada en una operación suicida en curso, puede fracasar en el curso de la misma y, por tanto, caer prisionero, ¿cómo era posible que participara en una reunión en la que no podía aportar nada y si entrañar graves riesgos para la seguridad del grupo? Absurdo sobre absurdo.

Hacia el 20 de septiembre la policía seguía buscando indicios del rastro de Atta en Benidorm. En los días sucesivos la pista no pudo confirmarse. El razonamiento de la policía española era simple: Atta trabajaba para Bin Laden; el delegado de éste en Europa era Mohamed Bensakhria, detenido el pasado 29 de junio de 2001 en Alicante. Si Atta estuvo en España, seguramente debió encontrarse con Bensakhria. Pero la pista fue abandonada: demasiado bonita para ser cierta. No era demostrable ningún tipo de relación entre ambos presuntos terroristas.

Al día siguiente se difundió la noticia de que Atta había visitado a un preso árabe recluido en la cárcel de Tarragona desde el pasado mes de julio. Inicialmente su nombre no se hizo público y se difundió el rumor de que Atta podría haber utilizado una identidad falsa para comunicarse con el preso árabe. Según se dijo, la intención de la visita era ingresar dinero en la cuenta de ese preso. En días sucesivos al atentado, se desplazaron a la cárcel de Tarragona agentes de INTERPOL para recabar información. Aparentemente, Atta fue reconocido por un funcionario de la prisión a los que se les mostró fotos de Atta. Registrada la celda del preso en cuestión, apenas pudo requisársele un diario en árabe.

El preso en cuestión no era otro que el argelino Jague Christiane Homarin, ingresado el 6 de julio de 2001 por intento de homicidio de un compatriota. Un funcionario de prisiones destinado al recinto exterior aseguró que entre las personas que le visitaron en la cárcel a mediados de ese julio estaba Mohamed Atta. Según el testimonio del funcionario, Atta acompañó a otras dos personas que querían ver a Homarin, pero no pudo entrevistarse con el recluso porque no había concertado la visita, por lo que sus datos -al contrario de lo que ocurrió con los de los otros dos- no quedaron registrados. La versión de este testigo, según las fuentes consultadas, no ha podido ser confirmada por la Guardia Civil, que tiene muchas dudas sobre la identidad del tercer visitante.

A pesar de que Homarin estaba acusado de un delito común, en octubre de 2001, el Juzgado de Instrucción número 5 de Tarragona se inhibió en favor de la Audiencia Nacional en la causa seguida contra él por su presunta relación con el terrorismo islámico. El juez incorporó al procedimiento una carta remitida por el abogado de Homarin en la que el letrado asegura que, después de que algunos medios de comunicación publicaran la noticia de la supuesta visita de Atta a la prisión, un ciudadano árabe residente en España le aseguró que había sido él quien había intentado ver al argelino preso en Tarragona. Así pues, la visita de Atta a la cárcel de Tarragona se esfumó como por ensalmo.

Pero ¿estuvo realmente Atta en Salou? A poco que releamos las noticias publicadas en los turbulentos y caóticos días posteriores al 11 de septiembre, advertiremos que la presencia de Atta es tenue y bien pudiera tratarse de su doble. Lo que sí está claro es que alguien se paseó por Salou con documentación a nombre de Mohamed Atta, pero cuyo rostro no era tan evidente que fuera el del presunto terrorista.

Una semana después del atentado, el 19 de septiembre, la policía española había comprobado que el libro de registros del Hostal Montsant de Salou recogía la entrada como cliente en ese establecimiento el 17 de julio de Mohamed Atta. El propietario del hostal-residencia Montsant de Salou, Antoni Banyeres, concejal del PSC en dicho ayuntamiento, explicó a EFE que no podía asegurar que se trate de la misma persona, pero se registró con el nombre de Mohamed Atta. Se trataba de un árabe “educado y amable, de rasgos parecidos a los de las fotografías” que le mostró la policía. El cliente apellidado Atta presentó en recepción un pasaporte egipcio y abandonó la habitación doble que ocupó, la número 15, tras abonar la cuenta con una tarjeta Visa. Según consta en el registro de entradas del hostal-residencia, que tiene dos estrellas de categoría y está situado en el número 33 de la calle Barcelona de Salou, Mohamed Atta llegó el 17 de julio y mostró un pasaporte egipcio con el número A-300-54068-321-D. Antes de irse del hostal, sobre las 09:00 horas del día 18 de julio, Mohamed Atta pidió información en la recepción sobre casas de alquiler de coches, según el propietario. Banyeres ha comentado que el comportamiento de aquel ciudadano árabe, que vestía ropa occidental, "no nos despertó ninguna sospecha" y tampoco recuerda que se reuniera con nadie ni recibiera ninguna visita en su habitación. La policía, por algún motivo –seguramente por que así se lo comunicaron el FBI y la CIA- sospechó que Atta había ido a Salou a encontrarse con otras personas. Sin embargo, ninguna prueba fue aportada y la noticia jamás pasó de la categoría de rumor.
A partir del 21 de septiembre se hizo público a través de EFE que Atta “pudo estar” en otros lugares del este y sur de España durante los días que permaneció en este en julio pasado, informaron a Efe fuentes de la investigación.  Por ello, las pesquisas abarcan también localidades de la costa este y del sur de España como Alicante, Valencia, Málaga y Cádiz, donde se rastrearon centros hoteleros para determinar si Mohamed Atta pernoctó en alguno de ellos. En ese período todo era posible. Sobre la base de informaciones temerarias, sino falsas, cada vez iba cobrando cuerpo la posibilidad de que España fuera utilizada por los islamistas radicales como un especie de santuario. La CIA y el FBI aumentaron esa sensación enviando a las fuerzas de seguridad del Estado españolas, fotos y fichas del resto de sospechosos de haber participado en los atentados para saber si existían rastros de su presencia en España. En las semanas siguientes se detuvieron a varios miembros del Grupo Salafista para la Oración y la Predicación del Islam, pero, a pesar de las noticias difundidas, nada induce a pensar que este grupo argelino estuviera integrado en la organización de Bin Laden, como veremos más adelante.

Atta –o alguien apellidado Atta- llegó al aeropuerto de Barajas procedente de Miami el 7 de julio, se dirigió a un lugar desconocido y regresó en otro vuelo a Miami el 19 de julio. La investigación en Salou empezó inmediatamente que la policía española recibiera la información del FBI de que Atta podría haberse alojado en la población turística catalana. Una unidad del CESID y expertos policiales desplazaron a Salou, revisaron los registros, las llamadas telefónicas y los pagos efectuados con tarjetas de crédito en varios establecimientos hoteleros de esta localidad tarraconense, entre ellos el Casablanca, para intentar averiguar la identidad de otros posibles terroristas que podrían haberse reunido con Atta.

Así pues, inmediatamente, se difundió la noticia según la cual, ya no era sólo Atta, sino un número indeterminado de “terroristas” (se dedujo que cualquier persona que tuviera relación con un terrorista, era, necesariamente, terrorista a su vez) los que convergieron en Salou. El hecho de que se alojaran en distintos hoteles aumenta la sensación de clandestinidad; así evitaban ser relacionados entre ellos. Esa astuta habilidad no impidió que se llamaran de un hotel a otro o pagaran con tarjetas de crédito (en lugar de en riguroso contado si querían borrar huellas). Y además todos ellos tenían apellidos musulmanes. Un ciudadano turco que, al parecer, en la misma época residía en el hotel Montsant fue investigado en profundidad, comprobándose que no tenía nada que ver con Atta. Del resto jamás se han publicado los nombres. Todas las informaciones relativas a este tema han de ser consideradas como mera intoxicación informativa

El 27 de septiembre el director general de la Policía española, Juan Cotino, explicó que Atta viajó por primera vez a España el 4 de enero. Para Cotino, la única prueba de que se trataba de Ata, el terrorista, era que  "ese era el nombre de una persona que llegó ese día al aeropuerto madrileño de Barajas", a despecho de que ese mismo nombre y apellidos es bastante frecuente entre musulmanes. A la Policía española no le consta cuando abandonó España en este viaje, dijo Cotino, pero sí tuvo conocimiento de que ese mismo nombre aparece también entre los viajeros que llegaron al aeropuerto de la capital española el día 8 de julio. Esta sería la segunda visita de Atta a España, que finalizó el 19 del mismo mes y en el curso de la cual alquiló un vehículo, recorrió con éste 1.900 kilómetros. En ese periodo estuvo en "dos o tres" hoteles de la ciudad catalana de Salou, en Tarragona.

Salvo estos datos, el resto son especulaciones. Cotino hubo de reconocer que no constaba ninguna prueba de que en nuestro país se entrevistara con los individuos relacionados con Bin Laden, ni que mantuviera relaciones con los miembros del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC). En realidad, los servicios de seguridad españoles hicieron gala de cierto provincianismo: bastaba con que llegara alguna foto, alguna ficha desde los Estados Unidos, enviada por la CIA o el FBI para que los funcionarios españoles dieran inmediatamente esas informaciones como buenas y, a despecho de lo endeble de las pistas, desplazaran decenas de funcionarios a investigar datos de muy escasa relevancia. En el fondo, es posible que el Ministerio del Interior pensara que si abordaba sumisamente esta colaboración y hacía todo lo que se sugería desde EE.UU., éste país, en contrapartida, ayudaría en la lucha contra ETA. En el fondo, detener a unos pocos musulmanes y agradar al gobierno americano podía rendir extraordinarios beneficios y, acaso, entrañar una ayuda inestimable en la última fase de la lucha contra el terrorismo independentista vasco.

Las investigaciones policiales en España también siguieron la pista del yemení Ramzi Bin al Shibh, compañero de piso de Mohamed Atta en Hamburgo, que abandonó esa ciudad alemana el 5 de septiembre, seis días antes de los atentados, en un vuelo Düsseldorf-Madrid. Al Shibh, según El País, estuvo dos días en la capital española, se alojó en un domicilio particular y mantuvo contactos con miembros de la célula española de Al Qaeda. Según la policía española, el presunto terrorista yemení tenía un billete de regreso a Düsseldorf para el 19 de septiembre, pero nunca tomó ese avión y, al parecer, se encuentra refugiado en Indonesia. El nombre de Ramzi Bin al Shibh aparece citado varias veces en el sumario judicial abierto en la Audiencia Nacional sobre las actividades de la célula española de Al Qaeda.

El juez Baltasar Garzón, encargado de este caso, ordenó en noviembre la detención de ocho presuntos miembros de esa célula de Al Qaeda, encabezados por el sirio-español Imad Eddin Barakat, alias Abu Dahdah. Los ocho detenidos están acusados de participar en los atentados del 11 de septiembre. El juez considera, además, que Abu Dahdah tenía contacto directo con Osama Bin Laden. Pero esta es otra historia que no tiene nada que ver ni con el verdadero ni con el falso Atta.

Como mínimo puede decirse que la presencia de Atta en España es confusa y su pista extremadamente débil. Creemos haber establecido qué informaciones son falsas y cuáles dudosas. La estancia en Salou, pertenece a este segundo tipo; su visita a la cárcel de Tarragona puede ser considerada como mera intoxicación informativa, al igual que la “cumbre” terrorista celebrada en Salou. Luego están las informaciones llegadas de EE.UU. a la seguridad española y que fueron absolutos fiascos (la presencia de Atta en el sur o la llegada a España de otros terroristas que presuntamente cometieron los atentados del 11 de septiembre). ¿Estuvo Atta en Salou? Difícilmente; las pruebas de su presencia son extraordinariamente débiles. Por otra parte, no se trata de ver el nombre de “Mohamed Atta” registrado en los libros de los hoteles o en las listas de pasajeros de los aviones, sino antes bien, de que el rostro de Atta sea reconocido por quienes tuvieron contacto con él. Y en este terreno, como máximo se afirma que “era parecido”. Cada vez cobra más forma la hipótesis de un falso Atta, provisto de documentación a su nombre y dejando pistas de su presencia aquí y allí; ¿con qué intención? En primer lugar para dar envergadura a la hipótesis de una trama internacional que recorriera transversalmente distintos países europeos; en segundo lugar para confirmar la implantación de Al Qaeda en distintos países occidentales; finalmente, como muestra de la operación psicológica global, para dar la sensación de que los atentados del 11 de septiembre no afectaban solo a EE.UU., sino a todos los países occidentales en los que los terroristas se paseaban como Pedro por su casa. De esta manera el atentado al WTC no era una operación contra EE.UU., es decir, algo alejado de nuestro horizonte geográfico, sino que España quedaba implicada directamente. Operaciones similares fueron tejidas en casi todos los países occidentales sobre datos igualmente falsos. La mente que ideó el 11-S quiso sugerir un tránsito de lo global (el atentado contra el WTC) a lo particular (nuestro país). Así se creaba en cada país occidental la idea de que era preciso participar en un coalición mundial contra el terrorismo. ¿Atta en España? Permítasenos dudarlo...

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11-S. LA GRAN MENTIRA. (VIII de XV). La trama financiera. El misterio del ántrax

Infokrisis.- A los pocos días del atentado se puso de manifiesto que alguien había especulado con las- acciones de las compañías propietarias de los aviones estrellados con el WTC, el Pentágono y la pradera de Pensilvania. ¿Quién? Bin Laden, por supuesto. Si él era el planificador de los atentados, él debía ser también el conocedor de que las acciones de estas compañías aéreas podían desplomarse y, consiguientemente, especular con ellas. La especulación era un cargo más que pesaba contra Bin Laden –ese cerebro de las finanzas, titulado en economía por las mejores universidades  inglesas- y la prueba definitiva de su culpabilidad.

IV. LA TRAMA FINANCIERA

Pero ¿qué ocurría si él no tuviera nada que ver con la especulación a la baja? Sencillamente, que el culpable sería otro. El asunto de las acciones es fundamental para tener la prueba definitiva de la autoría de los atentados. Así pues, vale la pena dedicar unas líneas al asunto.

El 12 de septiembre ya se sabía que una semana antes se habían llevado lo que se definió como “maniobras características de aprovechamiento de informaciones privilegiadas”. En efecto, la United Airlines y de American Airlines sufrieron una caída del 42 y del 39% en el valor de sus acciones. La especulación proporcionó a los misteriosos inversores 4 y 5 millones de dólares en ganancias respectivamente, según la Comisión de Control de Operaciones Bursátiles de Chicago. Sólo otra compañía sufrió caídas similares, la KLM Royal Dutch Airlines, lo que implica pensar que alguno de sus aviones pudo ser objeto de un secuestro frustrado. Pero las compañías aéreas no eran las únicas en sufrir especulación. Algunas compañías cuya sede social estaba en el WTC también fueron objeto de maniobras especulativas. Las operaciones de venta de acciones de la Morgan Stanley Dean Witter & co se multiplicaron por doce la semana antes de que se hundiera la Torre Sur y con ella la sede social de la compañía. Los especuladores ganaron 1’2 millones de dólares. Por su parte, la Merril Lynch & Co, situada en un edificio próximo al WTC que acabó derrumbándose, proporcionó unos beneficios de 5’5 millones de dólares. Y otro tanto ocurrió con las acciones de las aseguradores que daban cobertura a las empresas domiciliadas en el WTC. En total, los especuladores –esto es, los inductores del atentado- lograron un mínimo de 16’7 millones de dólares en beneficios solo en estas cinc1o compañías. Pero, en realidad se especuló con muchas más empresas.

Anne M. Mergier reprodujo un informe de la Organización Internacional de las Comisiones de Valores (IOSCO) que coordinaba las investigaciones. El 15 de octubre presentaron las investigaciones de este organismo concluyeron que “las ganancias logradas alcanzarían varios centenares de millones de dólares, lo que constituye el más importante delito de aprovechamiento ilícito de informaciones privilegiadas jamás cometido”. El informe prosigue explicando que se logró establecer que la mayor parte de las transacciones pasaron “por el Deutsche Bank y su sucursal americana de inversiones, la empresa Alex Brown, mediante un procedimiento de portage (que asegura el anonimato de quienes realizan las transacciones)”.

Pero la sociedad Alex Brown está dirigida por A.B. Krongard. Anne M. Mergier rescató algunos elementos significativos de su biografía: “Capitán de marines, apasionado por el tiro y las artes marciales, este banquero se convirtió en asesor del director de la CIA y desde el 26 de marzo último es el número tres de esa agencia de inteligencia estadounidense”. Con esos antecedentes no puede extrañar que la Alex Brown se negara a cooperar con la investigación para identificar a los que Mergier llama “los iniciados” y añade: “prudentemente los “iniciados” renunciaron a cobrar los 2’5 millones de dólares de ganancias sobre American Airlines que tuvieron tiempo de embolsarse antes de que se diera la alarma”.

Todo esto es extremadamente turbador. Mientras ha durado la tensión que siguió a los atentados y, posteriormente, el dramatismo de la campaña contra el régimen afgano, todos los intentos de abrir investigaciones en las direcciones apuntadas han chocado con trabas y obstáculos. Nadie parecía interesado –a pesar del dramatismo del atentado y de la gravedad de los datos vertidos por la IOSCO- en penetrar en la opacidad de los paraísos fiscales en donde había ido a parar el dinero.

V. EL MISTERIO DEL ÁNTRAX

El 12 de diciembre de 2001, la cuestión del ántrax repuntó por última vez en las primeras páginas de los diarios americanos. Ya habían pasado dos meses desde el inicio de los primeros sobres con ántrax. A mediados de diciembre, los bombarderos americanos machacaban las posiciones talibán en Tora Bora y la carne de cañón de la Alianza del Norte asaltaba las cuevas donde la mitología del 11 de septiembre ubicaba a Bin Laden. Pocos talibanes se rinden, la mayoría de los que resultan capturados están heridos, uno de ellos es un joven musulmán norteamericano, John Walker, que se había adherido a las filas de Al Qaeda. Se sabe que no era un hombre importante en la organización, apenas un militante de base. Esto no impidió que funcionarios del Departamento de Estado pusieran en su boca declaraciones, a todas luces tan falsas como increíbles. La Vanguardia del 13 de diciembre tituló la noticia a tres columnas: “El talibán americano vaticina un ataque bioquímico en EE.UU.”. Y el diario catalán, tras dar la noticia de forma destacada, comentaba en el último párrafo, no sin cierta ingenuidad: “Su testimonio, sin embargo, no tiene mucho peso. No es probable que un soldado raso talibán, como era él, tuviera acceso a los planes terroristas de Al Qaeda”. El corresponsal de La Vanguardia olvidaba decir que la información sobre las supuestas declaraciones del talibán americano habían sido filtradas por el Pentágono.

Y ya que hablamos de intoxicación informativa, llama la atención comprobar las noticias que fueron emitidas desde EE.UU. en relación a las investigaciones y a la existencia de laboratorios capaces de fabricar ántrax, por que en la disparidad de informaciones vertidas por los distintos centros de poder de los EE.UU., hay algunas claves extremadamente importantes. Mientras que para el Gobierno (tamdem Cheney-Rumsfeld), la autoría de la campaña de ántrax había que atribuirla a Irak, el FBI culpó del origen de las esporas a “un laboratorio militar norteamericano”. Y todas las pistas, en efecto, llevaban a esta segunda posibilidad. ¿Por qué esta disparidad de criterios? ¿Acaso ese FBI –o, mejor dicho, algunos funcionarios- que ocho años antes había hecho todo lo posible para que estallara la primera bomba en el WTC, ahora estaban aquejados de un irreprimible deseo de profesionalidad y eran sinceros a la hora de indicar la existencia de una conspiración interior? ese mismo FBI que, junto a la CIA, habían enviado pistas falsas a buena parte de los gobiernos occidentales sobre presuntos miembros de Al Qaeda y estaba implicado en la maniobra de presentar a falsos culpables ¿se convertía ahora en brillante defensor de la verdad? No. Lo que ocurrió es que entre el 11 de septiembre y el momento en el que se produce la psicosis del ántrax, han pasado muchas cosas en EE.UU. Se hace evidente que la CIA y los organismos militares se están implicando en una nueva aventura exterior de la que pueden derivarse consecuencias imprevisibles; el tradicional aislacionismo americano queda atrás; en las semanas siguientes al 11-S, EE.UU. ha empezado a bombardear Afganistán, está desplazando tropas y medios militares ingentes a la zona y se prevé la intervención en otras zonas de la región. El FBI no puede llamarse a engaño. Sabe que cuando la CIA, a despecho de cualquier lógica y razonamiento, intenta implicar a Irán, Iraq o Rusia, lo que está es preparando las bases para acciones militares en el futuro. Y el FBI teme que esto vaya demasiado lejos y que el peso del complejo militar-industrial sea excesivo en el futuro. Así que denuncia la conspiración veladamente… cumpliendo sus funciones, es decir, realizando una investigación en profundidad. El 20 de diciembre de 2001 el FBI expone sus pruebas ante los medios de comunicación. La Vanguardia titulaba en su página 9: “El FBI cree que el ántrax salió de un laboratorio militar estadounidense”. Una docena de funcionarios militares estaba bajo investigación.

El foco de difusión del ántrax era la base del ejército de Fort Detrick en Maryland, un centro que suministraba carbunco de la cepa “Ames” (a la que pertenecían las cartas enviadas a los senadores Tom Daschle y Patrick Leahy, a la NBC y a la redacción del Washington Post. Las primeras informaciones filtradas por el FBI sobre el laboratorio de Maryland se remontaban al 4 de diciembre. En ese momento, los muertos por ántrax ascendían a 5 y los posibles contaminados a 10.000… Después de esa declaración del FBI la epidemia desapareció como por ensalmo. La declaración del FBI equivalía a decir: “Sabemos quiénes habéis fabricado el ántrax y por qué lo habéis hecho. Así que no sigáis por ese camino o todo saldrá a la superficie”. Y efectivamente, la epidemia desapareció bruscamente. La psicosis colectiva se disipó.

Las otras pruebas difundidas por el FBI en la rueda de prensa eran mera coreografía. Exhibieron los textos de las cartas que acompañaban a las esporas. En ellas podían leerse frases del género “Alá es grande” y “Muerte a Estados Unidos”, algo irrelevante. En realidad, gracias a estas frases, la postura del FBI había empezado a estar clara a partir del 26 de octubre cuando, a través del Washington Post, ésta agencia federal filtró la sospecha de que no existían terroristas extranjeros tras las cartas con ántrax. En efecto, las frases estaban redactadas en un correcto inglés-americano y, por lo demás, la caligrafía no denotaba rasgos propios de quien está habituado a escribir en caracteres árabes.

Hasta ese momento, el dogma establecido en la mitología del 11 de septiembre implicaba, obligatoriamente, pensar que Iraq o Al Qaeda, o ambos en comandita, estaban tras el bioterrorismo. El mismo día en que el FBI, a través del Post excluía la presencia de terroristas extranjeros, el Departamento de Estado recordaba que sólo EE.UU., Rusia e Iraq estaban en condiciones de fabricar esporas tan sofisticadas. Lo cual era, manifiestamente falso. El 4 de diciembre el FBI respondía difundiendo el perfil de la persona que podía enviar el ántrax: científico, con acceso a la fuente de ántrax y con conocimientos y tecnología suficiente para refinarlo. Pero no era solo el FBI quien había decidido romper la baraja y evidenciar que todo era una conspiración interior. Los medios científicos no iban a la zaga. Es difícil callar a todo un pueblo. El diario La Razón del 25 de octubre sacaba a colación las declaraciones de Barbara Hatch Rosenberg, prestigiosa bióloga molecular de la Universidad de Nueva York que elaboró un informe sobre las esporas de ántrax, en el que se aseguraba que una persona que trabaja para el gobierno o que tiene contactos con funcionarios, había sido responsable de los ataques. La doctora Rosemberg añadía: “Toda la información disposible lleva a pensar lleva a pensar en un laboratorio del gobierno como la fuente, bien del ántrax, bien de la fórmula para pulverizarlo”. La doctora era tajante en un punto: “Sólo existe un país capaz de desarrollar los medios para hacer armas biológicas”. Y ese país era EE.UU. Pocos días después, el FBI lanzó otro rumor a través del mismo diario: Serían activistas ultraderechistas norteamericanos los que estarían tras la campaña. En 1998 se produjo un extraño episodio de compra de esporas de ántrax por un militante ultra, luego… Esa pista se vertió en los medios pero no produjo el efecto deseado. Faltaba el móvil; por lo demás, era difícil concebir a ultras norteamericanos, católicos y evangélicos, escribir en el interior de los sobres “Mueran los EE.UU.” (ellos tan patriotas) o “Alá es grande” (ellos tan cristianos)… La carta de los ultras era una salida fácil: se evitaba la posibilidad de que el ántrax fuera la excusa para otra aventura exterior y, al mismo tiempo, se exoneraba a los funcionarios del gobierno de ser responsables del ataque biológico. La opinión pública norteamericana acogió la filtración con escepticismo y nadie volvió a insistir nunca más en ella.

Y es que la campaña del ántrax había tenido un efecto colateral en la opinión pública: en una encuesta publicada el 20 de octubre de 2001, el 53% de los norteamericanos pensaban que las autoridades federales y locales no habían hecho lo necesario para prepararse contra un ataque biológico. Y eso era negativo para la credibilidad del gobierno y para la posible reelección de Bush. La creación de la psicosis había ido demasiado lejos; la cuerda se estaba tensando demasiado. Si la campaña de ántrax se inició para cubrir la crueldad de los bombardeos, ahora se corría el riesgo de que el gobierno perdiera credibilidad y pareciera incapaz de asegurar la protección del pueblo americano.

Cada vez más, las sospechas planeaban sobre funcionarios del gobierno. De nada servían informaciones no contrastadas por otras fuentes que las del Pentágono (es decir, fuentes indignas del más mínimo crédito y especializadas en la intoxicación informativa) según las cuales, se habían encontrado en Afganistán 40 bases de armas químicas… una vez más, los genios de la intoxicación informativa no eran capaces de explicar cómo era posible que ningún talibán aventajado hubiera hecho uso, in extremis, de alguna de estas armas. El enemigo es “malo” por que posee armas de destrucción masiva, pero también es “tonto” por que los “buenos” las capturan antes de que sean capaces de utilizarlas. La información, publicada el 28 de noviembre, debe considerarse como otro intento de desviar la cuestión del ántrax hacia Afganistán. Vale la pena recordar que esas informaciones eran vertidas en los días más duros del bombardeo de Kandahar cuando ya se tenían datos suficientes de que se habían producido “daños colaterales” de consideración entre la población civil. Además, estaba reciente la muerte de una anciana de 94 años, Ottilie Lundgren, quinta víctima mortal del ántrax. A despecho de todos los informes de los especialistas, incluso en una fecha tardía, el 20 de noviembre de 2001, el Subsecretario de Estado afirmaba que EE.UU. se preparaba para acusar públicamente a Corea del Norte, Iraq, Irán, Libia y Siria de fabricar armas biológicas, entre ellas ántrax. Se aseguraba que Iraq “ha desarrollado, producido y almacenado precursores y armamentos paragüera biológica”. Decididamente, el gobierno parte de una presupuesto básico: que el pueblo de los Estados Unidos carece del más mínimo espíritu crítico y de nula capacidad de análisis. Por que la cuestión no es que el Iraq o en Marte se fabricaran armas bacteriológicas, sino que la epidemia de ántrax partía de laboratorios norteamericanos.

Resumamos el estado de la cuestión:

-          a partir del 10 de octubre, a un mes de los atentados, EE.UU. es víctima de una ola de pánico provocada por la recepción de sobres de correo que contenían esporas de ántrax. Mueren 5 personas.

-          Estos envíos generan una oleada de psicosis colectiva en los EE.UU. que relega a segundo plano la campaña de bombardeos de terror sobre Afganistán.

-          El Departamento de Estado presenta esta campaña como relacionada con los atentados del 11 de septiembre, es decir, con Bin Laden, Afganistán e Iraq. Ni una sola prueba avala esta teoría.

-          El FBI y medios científicos y académicos americanos recuerdan que este tipo de esporas solo pueden fabricarse en laboratorios del Gobierno de los EE.UU.

-          Tras esta denuncia, la campaña cesa.

Resulta difícil extraer otra conclusión más que considerar el episodio del ántrax como una nueva fase de la guerra psicológica emprendida por el mismo grupo de poder responsable de los atentados del 11-S.

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11-S. LA GRAN MENTIRA. (IX de XV). La improbable

Infokrisis.- Si Atta era un terrorista formado en las escuelas de Al Qaeda, desde luego, no había aprendido bien las lecciones de cómo pasar desapercibido. Nunca ningún terrorista en la historia ha dejado tantas pistas, salvo quizás Lee Harvey Oswald en los meses inmediatamente anteriores al asesinato de Kennedy. Poco a poco se han ido sabiendo detalles de la vida de Atta que inducen a pensar que hay elementos poco claros que permiten pensar que Atta es el “terrorista imposible”.

V

LA IMPROBABLE “PISTA ESPAÑOLA”

LA INCREÍBLE ENTRADA DE ATTA EN EE.UU.

El 19 de octubre, desde Miami, las agencias difundieron la noticia de que a Mohamed Atta estuvo a punto de no poder entrar en Estados Unidos al volver de un viaje a España. El funcionario del Servicio de Inmigración que revisó su pasaporte el 10 de enero, sospechó cuando éste le dijo que tomaría lecciones de vuelo durante su permanencia como turista en el país. La noticia fue difundida por  The Miami Herald, obteniéndola de fuentes próximas a la investigación que desde luego no explicaron como un peligroso terrorista, en un alarde de sinceridad, explica el elemento central de su preparación para el atentado del 11-S. ¿No era más lógico que callara su preparación como piloto especialmente a un funcionario que no tenía posibilidades de saber cuáles eran los motivos de su entrada en EE.UU.? Por que lo más sorprendente es que Atta tenía una visa de turista y no un visado “M” de estudiante. Interrogado a este respecto por un segundo funcionario le explicó que estaba esperando un "ajuste de estatus". Las explicaciones parecieron satisfactorias y se le permitió el ingreso. Aparentemente, este segundo funcionario tampoco advirtió que la anterior visa de turista del egipcio de 33 años, había expirado el 2 de diciembre del 2000 ¡nueve meses antes! y que había sobrepasado su previa estancia en el país. Si se le hubiera prohibido la entrada, podría haber sido detenido en el Centro de Procesamiento de Krome, en Miami, o deportado en el próximo vuelo a Madrid de donde provenía. Para quien conoce la rigurosidad de los aduaneros norteamericanos resulta imposible pensar que esto pudo ser así. Por lo demás, resulta contradictorio que terroristas tan hábiles como para poder derribar el WTC, fueran tan absolutamente patosos a la hora de cuidar sus visados, máxime cuando un terrorista sabe que debe dar que hablar lo menos posible, especialmente en las aduanas.

El incidente protagonizado por Atta en su entrada en Miami no fue el único encontronazo que tuvo con la autoridades norteamericanas. EFE, recopilando material publicado en EE.UU., presentó otros dos “tropiezos” del terrorista que se suman a la fatal cadena de casualidades que impidió su detención. El 27 de diciembre, un funcionario de la Administración de la Aviación Federal amenazó -sin cumplir la advertencia- con interrogar e investigar a Atta y a otro de los sospechosos, Marwan al-Shehhi, tras haber abandonado éstos una avioneta alquilada en una pista de acceso del aeropuerto de Miami, debido a una avería. El 28 de mayo, pese a una orden favorable, la policía no arrestó a Atta al no presentarse éste a una citación judicial por conducir sin permiso de conducir válido.

Los servicios aduaneros norteamericanos, molestos por que se les achacara negligencia en la detección de las irregularidades cometidas con Atta en su entrada al país, tacharon de "incorrectas" las noticias difundidas por la prensa y desmintieron todos los extremos relativos a los fallos en la verificación del status de Atta en EE.UU. El Servicio de Inmigración dejó claro que Atta llegó al aeropuerto internacional de Miami (Florida) el 10 de enero de 2001 y presentó un visado de turista válido. Los inspectores de inmigración lo interrogaron en esa ocasión.

Su historial fue verificado por el INS (servicio de inmigración), el Departamento de Estado y de otras instituciones de justicia, aseguró. Agregó que los inspectores de inmigración de Miami descubrieron que Atta fue un estudiante pero que tenía un visado válido y que estaba pendiente su cambio de situación de visitante a estudiante.

Pero la última entrada de Atta en Estados Unidos encierra otro hecho absolutamente grotesco. El 10 de enero del 2001 no sólo entró en el país un Mohamed Atta ¡sino dos! La noticia procede también del Miami Herald. Las cintas magnéticas de las aduanas, muestran que uno de los Atta fue autorizado a permanecer en el país hasta el 9 de julio y el otro hasta el 8 de septiembre. ¿Dos personas con nombre idéntico que entran en el país el mismo día? Imposible. ¿O hay que pensar en los dos Lee Harvey Oswald que utilizaron documentación con el mismo nombre, uno fotografiándose en los EE.UU. con un rifle y el otro dando que hablar en el consulado americano en la capital mejicana? Para la investigación, el verdadero Atta, salió del país el 7 de julio, dos días antes de que expirara su viaje. Viajó de Miami a Madrid, para volver el 19 de julio por el aeropuerto de Atlanta. Los medios de comunicación américa, informados siempre por “fuentes anónimas de la investigación” informaron 72 horas después de los atentados que, es posible que Atta se entrevistara en España con un agente de origen iraquí para ultimar los atentados del 11 de septiembre.

El 1 de octubre el Miami Herald señaló que los 19 sospechosos de haber participado en los atentados de Nueva York y Washington entraron y salieron fácilmente a Estados Unidos. Según los datos obtenidos por el periódico, nueve de ellos tenían visas de turistas o empresarios y uno de estudiante. No se obtuvieron informaciones sobre los nueve restantes pero las autoridades presumen que al menos algunos de ellos ingresaron ilegalmente al país.

Mohamed Atta, Marwan Alshehhi y Ziad Jarrah, quienes vivieron simultáneamente en Hamburgo, tenían aparentemente visas de turistas de múltiples entradas que les permitían entrar y salir de Estados Unidos a su antojo.

Alshehhi obtuvo visa en Dubai, mientras que Jarrah y Atta la lograron en Berlín, donde actualmente se presume que fue planificado el ataque contra las Torres Gemelas del World Trade Center y el Pentágono que ha costado más de 6.000 vidas. El trío viajó más frecuentemente que los otros supuestos secuestradores, desplazándose fácilmente entre Estados Unidos, Madrid, Amsterdam, Casablanca y Munich. Atta llegó a Estados Unidos en un vuelo de Czech Airlines desde Praga el 3 de junio del 2000, luego de obtener su visa el 18 de mayo. Las autoridades de emigración le otorgaron permiso de permanencia hasta el 2 de diciembre del 2000, pero el presunto secuestrador sólo abandonó el país el 4 de enero del 2001. A pesar de ello su visa no fue revocada y se le permitió regresar a Estados Unidos el 10 de enero luego de un viaje a España.

Nawaf Alhamzi, uno de los presuntos secuestradores del vuelo 77 de American Airlines que fue estrellado contra el Pentágono, consiguió visa más de un año después de que la CIA emitiera una alarma sobre él a causa de su conexiones con actividades terroristas. Ingresó a Estados Unidos el 15 de enero del 2000 procedente de Hong Kong con una visa obtenida en Yida (Arabia Saudí) en abril de 1999. Su compañero Jalid Almihdhar consiguió una visa de negocios en Yida, donde también las obtuvieron Walid Alshehri, Abdul Alomari, Said Alghamdi y Ahmed Alhaznawi.

Al menos cuatro de los presuntos secuestradores pueden haber usado una identidad falsa. Según diplomáticos de la embajada de Arabia Saudí en Washington, dos de ellos podrían haber usado pasaportes robados a ciudadanos de su país. Salem Alhamzi, uno de los sospechosos del secuestro del avión que fue lanzado contra el Pentágono, podría haber usado los documentos de un ciudadano saudí del mismo nombre, quien denunció el robo de su pasaporte en El Cairo, hace tres años. Por su parte, Alomari podría haber usado la identificación de otro saudí, quien denunció el robo de su maletín en Denver en 1995

El 19 de septiembre, Bert Rodríguez, entrenador del Fitness Centers, en Dania Beach, al norte de Miami, dijo que agentes del FBI lo entrevistaron en relación con el entrenamiento suministrado a Ziad Jarrahi, uno de los sospechosos de secuestrar el vuelo 93 de United Airlines.  Jarrahi "vino aquí y me pidió que lo entrenara. Era muy agradable, de hablar suave y muy modesto. Sus rasgos físicos, piel blanca, pelo corto y el acento, lo hacían parecer de origen alemán. Nunca me imaginé que era árabe". Le comentó que estudiaba negocios y estaba tomando clases de vuelo, pidió ser entrenado en técnicas de defensa personal con cuchillos y armas, pero tranquilizó al entrenador diciéndole que llevaría armas de plástico a las sesiones. Recibió clases durante cuatro meses y dejó de asistir a las mismas en agosto. ¿Un terrorista peligroso elegido para una no menos arriesgada misión que pide recibir clases particulares de defensa personal? Decididamente, los planes de formación terrorista de Al Qaeda dejan mucho que desear.

Más sorprendente fue la noticia difundida desde Miami el 3 de octubre  por el The Miami Herald, según la cual Atta solicitó y recibió un pasaporte de la exótica y absurda Conch Republic (República de la Conchas), una comunidad de Cayo Hueso (Florida) que proclama su independencia. Justo un año antes del atento, en septiembre del 2000, Atta obtuvo en septiembre de 2000 este documento. , que aparentemente ha sido utilizado al menos por uno de los "funcionarios" de la "república" para entrar a Estados Unidos y algunos países del Caribe. La supuesta nación emite dos tipos de pasaportes que imitan los de cualquier país. Solo que, al tratarse de un país sin existencia real al no estar reconocido por las Naciones Unidas ni por ningún otro Estado, en lugar de entregarlos, los venden. La versión corriente, con tapas de azul marino, que cuesta 109 dólares, y la versión diplomática, de color rojo, para "dignatarios" dispuestos a pagar 1.200 dólares. Resulta absolutamente increíble que un terrorista busque este tipo de pasaportes para cruzar fronteras, dado que los servicios aduaneros de todo el mundo están alertados ante este tipo de iniciativas fraudulentas. Días pues, el mismo diario de Florida aclaró que los agentes del FBI “aún no están seguros de que se trate de la misma persona”. Peter Anderson, secretario general de la Conch Republic, dijo que el grupo está cooperando ampliamente con el FBI y que durante la primavera (boreal) del 2000 el grupo recibió una gran cantidad de solicitudes de personas con nombres árabes y desde países como India, Pakistán y los Emiratos Arabes Unidos. El pasaporte de la "república" que posee Anderson está sellado cinco veces con timbres que aparentemente pertenecen al Servicio de Emigración de Estados Unidos.

LOS DOCUMENTOS IMPOSIBLES

Un nuevo golpe de tuerca en la operación de guerra psicológica se realizó el 28 de septiembre cuando el  The Washington Post publicó un reportaje dramático sobre la preparación de los atentados. El diario indicó hoy que los investigadores un manuscrito de cinco páginas en árabe, en el equipaje de Mohammed Atta. Se supo que Atta había viajado con Abulaziz Alomari desde Portland, Maine, a Boston y allí ambos tomaron el vuelo 11 de American Airlines, que secuestraron y estrellaron contra una de las Torres del World Trade Center de Nueva York. Lo más sorprenden es que, precisamente el equipaje de Atta y no otros,  no fue transferido al vuelo 11, y los investigadores encontraron, entre otros artículos, el manuscrito que comprende plegarias, exhortaciones y algunas instrucciones prácticas para la víspera del encuentro con la muerte.

"Verifica todos tus artículos, tu maleta, tus ropas, cuchillos, tu testamento, tus documentos de identificación, tu pasaporte, todos tus papeles", señala el manuscrito. Los rigurosos periodistas añadían una nota a estas líneas: “los investigadores no están seguros de si el autor de la nota fue Atta”... La “honestidad” quedaba a salvo. Luego seguía un consejo infantil para terroristas que llevaban cinco años fraguando la operación: "Verifica tu seguridad antes de salir. Asegúrate de que nadie te sigue"  y, finalmente, se añadía un consejo de urbanidad  absolutamente banal: "Asegúrate de que estás limpio, tus ropas limpias, tus zapatos también". 

Pero donde el texto aparece más tópico es en los párrafos en donde se “demuestra” que los terroristas eran fanáticos integristas islámicos. Se incluyen oraciones islámicas e insta a los comandos a que acepten la muerte y sean optimistas. Y más adelante: "Todos odian la muerte, temen la muerte" o "Pero sólo los creyentes, que saben de la vida después de la muerte y la recompensa después de la muerte, serán los que busquen la muerte", excesivamente tópicas. Bajo el título "La última noche", el manuscrito recuerda a los lectores que en esta noche "enfrentarán muchos desafíos". Dice concretamente: "Debéis encararlos y comprenderlo totalmente... Obedeced a Dios, a su mensajero, y no luchéis entre vosotros, porque esto os debilita, permaneced firmes. Dios está con quienes se mantienen firmes". El manuscrito contiene breves instrucciones con tono de oraciones, como la que sigue al subtítulo "Al entrar al avión": "Oh Dios, abre todas las puertas para mí. Oh Dios, que respondes a las plegarias y las preguntas de quienes te preguntan, te pido tu ayuda. Te pido tu misericordia. Te pido que ilumines mi camino. Te pido que levantes el peso que me agobia".

Pero las casualidades no terminan aquí. Porque no sólo el texto pudo conocerse gracias a un error en el envío del equipaje, sino por que el FBI encontró una copia de un documento casi idéntico entre los restos del vuelo 93 de United Airlines que se estrelló en una zona rural de Pensilvania. La existencia de copias del texto sugiere que sirvió como lectura a varios de los terroristas suicidas en las últimas horas antes de su ataque. "Purifica tu corazón y límpialo de todos los asuntos terrenales", puede leerse en este segundo documento.

Dado que, el comportamiento de los terroristas en los años anteriores a los atentados, no fue en absoluto “ortodoxo” en relación al integrismo islámico, sino más bien todo lo contrario, la misteriosa pluma que redactó este segundo documento escribió: "Ha pasado el tiempo de la diversión y de derroche, ha llegado la hora del juicio". Salvo este párrafo, necesario a la vista de que Atta y sus compañeros solían hacer una vida relativamente disipada, el texto vuelve otra vez a las indicaciones místicas: "Tienes que convencerte de que las pocas horas que te quedan de vida son muy pocas", prosigue el texto. "A partir de allí empezarás a vivir una vida feliz en el paraíso infinito".

La agencia EFE, preguntó a John Voll, del Centro para la Comprensión entre Cristianos y Musulmanes en la Universidad George Washington, qué opinaba sobre todas estas frases e instrucciones: a excepción de las instrucciones sobre cuchillos y ropas limpias, "todo lo demás puede encontrarse en algunos manuales de devoción medievales". El documento "parece escrito por alguien que vive en un contexto devoto, y está arraigado en un amplio discurso espiritual islámico", agregó. Jonathan Brockopp, profesor de estudios islámicos en Bard College, señaló una incoherencia entre el tono espiritual y devoto del texto, y la misión final de los terroristas, que incluyó la muerte de inocentes y el suicidio de los atacantes. Aunque el Islam exhorta al martirio en defensa de la fe, "hay una distinción importante entre el suicidio y el martirio, porque los mártires no buscan la muerte", dijo Brockopp.

"Un mártir busca la gloria de Dios y quiere ser instrumento de Dios", agregó. "No busca, necesariamente, la muerte". Uno de los párrafos del manuscrito contiene la declaración de fe; "Dios, en ti confío". Y agrega: "me pongo en tus manos, y pido con la luz de tu fe que ha iluminado a todo el mundo y aclarado todas las tinieblas de este planeta, que me guíes hasta que gane tu aprobación. Esa es mi meta final".

¿Qué puede pensarse de todo esto? Dos anomalías permiten conocer los testamentos espirituales de los terroristas. Una maleta que no está donde tenía que estar y unos papeles que figuran, precisamente, entre lo poco que se salvó del accidente del Vuelo 93 sobre Pensylvania. No hace falta haber pasado un curso de “operaciones especiales” para saber que, una casualidad quizás pudo darse, dos es imposible y mucho menos en este terreno. No hay ninguna razón para que los terroristas fueran acompañados de estos escritos. Por un lado se les exhorta a cuidar si alguien los sigue, pero por otro nadie les explica que si, casualmente, son detenidos, estos escritos constituirían una prueba abrumadora de que intentaban realizar un atentado terrorista. Por lo demás, el escrito sirve para justificar algo que iba a ser imposible ocultar durante la investigación: el comportamiento poco islámico de Atta y los demás. Imaginemos gente que hace cinco años ha tomado la decisión de morir por el Islam, pero durante esos cinco años, el lugar de llevar una vida de preparación ascética... decide pasárselo lo mejor posible. Esto sin contar la contradicción que supone esta vida, con “la que vendrá” en el Paraíso de Alá, que el Islam considera como el verdadero gozo.

En torno a la persona de Atta existe tal cúmulo de “casualidades” que es imposible pensar que no se trate de un montaje, burdo a poco que se le examine de cerca. El hecho de que el pasaporte de Atta se encontrara semicalcinado en las inmediaciones del WTC no es el mayor disparate que se difundió. Quien vio el atentado y el estallido de los aviones con sus miles de galones de combustible, sabe perfectamente que de aquel infierno de fuego y carburante ardiente, nada de lo que iba en el interior del avión debió salvarse. Y, de hecho, nada se salvo, ni siquiera las cajas negras con los registros de las conversaciones e incidencias de los vuelos, absolutamente nada... salvo el pasaporte de Atta que, milagrosamente, fue encontrado por los equipos de rescate. ¿Y qué pensar de las maletas de Atta encontradas en el interior del vehículo que le llevó al aeropuerto en donde, entre otras lindezas, se encontró un ejemplar del Corán, un ejemplar que no pudo quedarse en casa de Atta, o que podía haberlo acompañado en el vuelo, sino que debió de estar en el vehículo para que, desde el primer momento, no hubiera ninguna duda de que los autores del atentado eran integristas islámicos. De hecho ¿qué otra persona podría dejar un Corán en el interior de un vehículo, sino fuera un peligroso terrorista islámico.

"Prepárate para enfrentarte a tu dios. Prepárate para ese momento", es una de las frases escritas en la nota, según el semanario “Neeswek” que recibió estos datos de una “fuente anónima”. Junto con la nota, las autoridades investigan un paquete que Atta envió el 4 de septiembre a Mustafá Ahmed, de los Emiratos Arabes Unidos. Las autoridades sospechan que Ahmed fue la persona que financió directamente los ataques terroristas del 11 de septiembre, según “Neeswek. "No sabemos con certeza qué contenía el paquete", señaló la fuente anónima. "Mustafá puede ser la clave en las finanzas de Osama bin Laden. Estamos investigándolo de cerca", agregó la fuente. La revista agrega que las autoridades creen que otros secuestradores enviaron dinero a Ahmed o a algunas otras personas en el Medio Oriente en los días previos al ataque. "Estaban devolviendo lo que les quedó", explicó un agente de inteligencia. "Ellos estaban partiendo a un lugar en el que el dinero no era de mucha utilidad", agregó el agente. Las autoridades creen que toda la operación que terminó en los atentados del 11 de septiembre costó unos 200.000 dólares, aunque los terroristas pudieron haber tenido acceso a cerca de medio millón de dólares. ¿Devolver lo que les quedó del dinero cuando Atta poco antes estaba derrochando ese mismo dinero en espectáculos tan poco islámicos como los de streep-tease? Por lo demás, nunca, nadie ha sabido mucho más del tal “Mustafá Ahmed de los Emiratos Árabes Unidos”.

Esta parte del episodio es tan absolutamente incoherente que demuestra, por sí mismo, que algo no encaja en la versión oficial. Es mucho más fácil pensar que alguien lanzó el pasaporte quemado de Atta en las inmediaciones del WTC después de cometido el atentado, que alguien colocó la maleta de Atta sin facturar en la terminal de equipajes del aeropuerto y, seguramente, esa persona colocó dejó también el coche aparcado con el Corán en su interior. Como también es más lógico pensar que otra persona colocó el segundo documento hallado en las inmediaciones de los restos del Vuelo 93. A la vista de lo incoherente del contenido de los documentos, hay que pensar que no pudo ser elaborado por terroristas que llevaban preparando concienzudamente el atentado, sino por alguien interesado en que, desde el primer momento se reforzara la “pista islámica”. ¿Quién pudo asumir todas estas tareas para cuya elaboración hace falta un “equipo” bastante amplio? La falsificación y dispersión de documentos no puede ser sino obra de uno de los veinte servicios de inteligencia que actúan en los Estados Unidos.

© Ernest Milà – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es  http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen