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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

INMIGRACION

Alicante: provincia mártir (I de III). Cómo la inmigración ha alterado sin remedio a toda una provincia

Infokrisis.- Alicante ha cambiado radicalmente. Ha pasado en apenas 20 años de ser una provincia que vivía del turismo en la costa y la industria y la agricultura en el interior, a ser una provincia en vías de convertirse en el “geriátrico de Europa”, con turismo, una industria en declive y una agricultura estable, para devenir, finalmente, una provincia en crisis, con un marcado proceso de desertización industrial (mayor a cualquier otra provincia española), que lo fiaba todo a la construcción y a la que ha terminado por afluir una inmigración en volumen absolutamente insoportable… y, para colmo, con una agricultura. A partir de ahora, ni siquiera va a ser el geriátrico de Europa.

Y, finalmente, ha llegado la crisis. A la rotura del tejido socio-económico de la provincia se une ahora la mayor crisis económica que haya vivido nuestro país en su historia. El riesgo es que ambas crisis conduzcan a crear nuevas realidades insostenibles para esta provincia.

Alicante, meca del turismo y de los jubilados europeos

La forma de la provincia es triangular. Su base es una parte del “frente mediterráneo” de la Península y, desde mediados de los años 60 fue uno de los emplazamientos privilegiados de nuestra industria turística. A diferencia de otras zonas costeras, inicialmente en Alicante no se trató de un turismo masificado, sino extraordinariamente diversificado. De un lado era la meca de un turismo interior procedente, de la Comunidad de Madrid. Pero, al mismo tiempo, llegaba un turismo procedente de Europa Occidental y de los Países Escandinavos. Inicialmente, todo este turismo se limitaba a alojarse en hoteles y pensiones, pero pronto –hacia finales de los años 60- el turismo interior empezó a adquirir apartamentos y luego a establecerse en la zona. Todo esto generó el que ya en 1967, la primera actividad de las zonas costeras no fuera la pesca como hasta entonces, sino la hostelería, el turismo y la construcción.

Los visitantes llegaban atraídos por el sol y el mar que parecían más escasos en sus lugares de origen. Se ha llegado a esgrimir como reclamo turístico el que Alicante tiene 340 días de sol al año. Hasta principios de los años 90, los jubilados ingleses, holandeses, alemanes y nórdicos preferían establecerse en Canarias y en Baleares. Pero pronto se hizo evidente que la lejanía de Canarias era un problema para muchos y que las Baleares estaban saturadas. A decir verdad, muchos inmigrantes europeos además de mar y sol, buscaban también tranquilidad. Fue entonces cuando a principios de los 90 empezaron a fijarse en la provincia de Alicante que contaba con un aeropuerto fácilmente accesible desde las zonas costeras de Torre vieja-San Fulgencio, con un turismo “de calidad” –especialmente en el eje Javea-Denia-Calpe-, cuyas infraestructuras eran buenas y los precios, inicialmente, no eran excesivamente caros. Además, la convivencia con los autóctonos era excelente.

Con el paso de los años, toda la costa alicantina se saturó de urbanizaciones pobladas mayoritariamente por unos “inmigrantes” europeos que, no solamente no planteaban problemas sino que estimularon el movimiento económico y, por tanto, la riqueza de la zona. Poco a poco, se impuso la imagen de “Alicante = geriátrico de Europa”. Pero ocurrió algo peor: la construcción alcanzó un desarrollo hipertrófico en toda la costa al iniciarse el período de gobierno del PP. Se estaba construyendo por encima del umbral de sostenibilidad. Y no había nadie que lo detuviera: todo lo contrario, se estimulaba. Para construir al ritmo que precisaba la expansión turística de Alicante, ya en 1997, era necesario contar con una mano de obra que no existía en la provincia. Así que fue preciso recurrir a otro tipo de inmigración completamente diferente al que había llegado hasta entonces.

La inmigración no daba miedo a los alicantinos. A fin de cuentas, antes de la llegada de los jubilados europeos, en los años 60 habían llegado decenas de miles de franceses procedentes de la traumática descolonización de Argelia (“pieds noires”) que tuvieron su parte en el desarrollo económico de la provincia entre 1961 y 1969. A partir de 1996 empezaron a llegar masivamente inmigrantes andinos y magrebíes. La crisis del “corralito” argentino hizo que también afluyeron miles de bonaerenses a la provincia.

Si la franja costera del triángulo alicantino vivía del turismo, la hostelería y la construcción, el interior de la provincia tenía sólidos puntales industriales construidos primorosamente desde el I Plan de Desarrollo franquista entre 1964 y 1967. La industria juguetera española se concentraba en Ibi, una población que hasta ese momento era casi exclusivamente heladera. En Crevillente se concentraba la industria de la alfombra de toda España y buena parte se dedicaba al textil, llegando a funcionar hasta 80 fábricas que exportaban el 75% de su producción a finales de los años 90. Elda-Petrer, Novelda, Villena y Elche concentraron hasta finales del milenio a una industria del calzado que exportaba a todo el mundo y suplía con creces las necesidades nacionales. En Elche se fabricaba hasta el 42% del calzado consumido en España. Un 30% de la mano de obra villenera llegó a trabajar en pequeñas factorías y en sus hogares, también en el sector del calzado.

El resto de industria del interior de la provincia tiene que ver con las canteras y con los productos químicos utilizados en agricultura. Pero, desde principios del milenio, el sector agrícola sufre una recesión cada vez más acusada. Algunas zonas de la provincia, observadas desde el aire, generan una irreprimible tristeza al percibirse con claridad el aumento incesante de los campos de cultivo abandonados. Las causas de este abandono han sido tres: de un lado no poder soportar la caída de los precios de la producción agrícola ante las importaciones magrebíes e incluso iberoamericanas; de otro el aumento en la edad media de los campesinos y el que sus hijos no se vean motivados a seguir trabajando los campos. Finalmente, las políticas agrícolas comunitarias, erráticas y contradictorias, elaboradas por centroeuropeos que lo ignoraban todo sobre los cultivos mediterráneos, han terminado apuntillando al sector.

A partir del último tercio de los años 90, la globalización empezó a generar sus efectos más deletéreos sobre la industria de la provincia de Alicante. El textil empezó a migrar hacia el Magreb, fue el primer síntoma de que algo estaba cambiando. Luego –ya a partir del 2000- le siguieron el juguete (casi completamente deslocalizado en estos momentos), el calzado (en vías aceleradas de deslocalización) y el mueble de la vecina Yecla (Murcia) que también absorbía mano de obra alicantina. Hasta 2006 no hubo problemas porque los excedentes laborales de estos sectores eran absorbidos por la construcción o las industrias suministradoras de materiales de construcción. Pero en 2006 empezaron a notarse los primeros síntomas de desaceleración. A partir de entonces, los parados generados por otros sectores ya no pudieron reciclarse en la construcción y el paro empezó a enseñorearse en la provincia. En el momento de escribir estas líneas, empiezan a verse las colas del paro en las oficinas del INEM de la provincia. Es sólo el principio. Cuando entre marzo y junio de 2008 terminen las obras en curso, apenas quedará en activo en el sector de la construcción un 25% de quienes lo componían hace sólo dos años.

En cuanto a la agricultura, el drama no es menor. En el momento en que la UE empezó a subvencionar determinados cultivos, buena parte de los agricultores orientaban su producción hacia los cultivos subvencionados para lo que debían adquirir maquinaria apropiada. En el caso de la viña la situación ha sido dramática: por un lado se empezó a subvencionar las plantaciones de cepas… para luego subvencionar el arranque de las mismas, todo esto en un marco de caída de los precios de la producción. Se han subvencionado la colocación de espalderas, la compra de aperos, el riego por goteo… para negarse a subvencionar en absoluto la producción (que a fin de cuentas era lo esencial para compensar las caídas en los precios de la producción). El resultado ha sido el hundimiento del sector, lo abusos y el abandono progresivo de la agricultura.

Pero hasta hace dos años, cualquier agricultor que quisiera vender sus tierras y obtener el dinero suficiente para la jubilación, sabía que podía hacerlo. Hoy, eso ya es imposible. A partir de 2006 se orientaron amplias zonas agrícolas hacia la energía solar. En Beneixama se encuentra la mayor “huerta solar” de Europa con 32 hectáreas de placas. Buena parte de los agricultores intentaron entrar en el nuevo negocio. Pero las hidroeléctricas no facilitaron las cosas a tenor de que deben comprar obligatoriamente la energía producida a un precio superior al del kilowatio que venden… En cuanto a los generadores eólicos, muy discutidos (por el ruido vibratorio que producen, por la alteración del paisaje y por su rendimiento oscilante), la otra posibilidad con la que contaban algunos agricultores, apenas han podido concretarse dos nuevos parques eólicos, estancados en el momento de escribir estas líneas.

El turismo ha entrado también en crisis en 2008 y los jubilados europeos han dejado de afluir. Es más, algunos han fallecido y sus herederos tienen dificultades en vender sus chalets y apartamentos. Los que se venden van a parar a otros jubilados del mismo origen… pero ya no se construye.

Este es el drama económico de la provincia… un drama que es  también social: de una parte, la población autóctona empieza a registrar tasas importantes de paro que recuerdan las de principios de los años 90. De otro, la provincia de ha llenado de inmigrantes que habían venido atraídos por las posibilidades de trabajar en hostelería, construcción y agricultura… sectores que están en crisis. Lo peor es que no parece que, en breve, esta situación pueda ser reversible.

La construcción nunca más –nunca- volverá a tener la importancia que ha tenido hasta el 2006 en la provincia de Alicante. De otro, la industria deslocalizada ya no volverá, y lo que es peor, no existe la más remota idea de qué podría sustituirla. En cuanto a la agricultura, salvo que ocurriera un cambio en la economía mundial, en las actuales circunstancias, con un Marruecos que cada vez obtiene más beneficios de la UE y donde se concentran cultivos intensivos de ínfima calidad pero de precio adaptado a los tiempos de crisis, no se ve de qué forma ni en función de qué podrían levantarse los campos alicantinos.

En estas circunstancias ¿qué hacemos con los excedentes migratorios? Siguen llegando masivamente a la provincia… pero no hay trabajo ni siquiera para los que llevaban diez años asentados en Alicante. ¿Entonces…? Contrariamente a lo que quieren pensar las autoridades provinciales, autonómicas y estatales, el problema de la provincia es de modelo económico: nadie fue capaz de prever las oscilaciones de la agricultura, ni denunciar las inconsecuencias de la UE en materia agrícola, nadie fue capaz de prever lo que implicaba la globalización para la industria de la que vivía el interior de la provincia. Nadie fue capaz de crear un modelo económico alternativo para el momento en el que fallara la construcción (¿quién pudo pensar que se podría construir eternamente y sin medida?) o que el turismo entrara en recesión. Si bien el Magreb no ha logrado suplantar a España en materia turística, como se temió a principio de los 90, las costas del Adriático y los países del Este, una vez liberados de la pesada losa del socialismo real, se configuran hoy como destinos turísticos de primer orden con un crecimiento exuberante que atrae al turismo de calidad, dejando para nuestras costas un turismo de alpargata y garrafón.

De “provincia modelo” a “provincia mártir”

Luís Díaz Alperi, un hombre clave en la política municipal del PP en Alicante ciudad, explicaba hace poco algo demasiado lógico y evidente como para discutirlo: “muchos inmigrantes van a delinquir para vivir”. Claro está que las conclusiones que realizaba Alperi al diario Levante eran incomprensibles: “hace falta más dinero para la inmigración”. Esto es, evitar que roben… subvencionándolos. No hay que olvidar que la degradación de la vida en la ciudad, la creación de guetos de la inmigración, la “limpieza étnica” del centro, si tienen un responsable por omisión es el PP del que forma parte Alperi y que ha gobernado ininterrumpidamente desde 1995.

Alicante es, junto a Valencia, la provincia con más inmigrantes parados que no cobran subsidio. Solamente un 58% de los 14.288 extranjeros que había en paro en junio de 2008, cobraban algún tipo de prestación que asegurase sus necesidades más básicas. Resulta un misterio saber de qué vive, exactamente, el resto. Seguramente la mayoría del trabajo negro, pero es inevitable conectar esta situación con el aumento de los robos en la provincia experimentada desde principios de 2006.

En el ya lejano 2001 -con  el copyright de Dinpesa- se ofrecían unas cuantas pinceladas –suficientes- de lo que estaba ocurriendo en la ciudad de Alicante: Las calles del centro tradicional de Alicante se han transformado. Una de las zonas más emblemáticas de la capital ha cambiado su habitual aspecto -negocios de restauración y establecimientos al servicio del turismo- tras haberse convertido progresivamente en un barrio magrebí. En poco más de un año el centro histórico de Alicante ha tomado acento árabe y son ya pocos los negocios nativos que allí subsisten. El día a día de esta zona toma paisaje de un zoco, dónde sólo tienen cabida inmigrantes que viven o viajan a Alicante gracias a un ferry diario que enlaza la capital con Orán. El problema radica en que la convivencia se ha tornado harto complicada. La voz de alarma surgió este verano con la formulación de todo tipo de denuncias por robos, tráfico de drogas y, prostitución. Lo cierto es que en una decena de calles se concentra más del 70% de los delitos que se cometen en la ciudad. Las denuncias iban más lejos: comerciantes que traspasaron sus negocios a los magrebíes rompían su silencio y aseguraban haber sido víctimas de extorsiones y prácticas mafiosas, con la única intención de hacerse con el control de la zona. Hecho que finalmente se ha producido. Bazares, locutorios telefónicos, comedores árabes, pensiones, panaderías, carnicerías ... son algunos de los dominios de estos inmigrantes que se han abierto hueco en la vida cotidiana. La guinda al pastel la ponen las 81 denuncias presentadas por mujeres allí residentes que dicen haber sido "víctimas de amenazas e insultos por parte de los magrebíes que han tomado la calle", según señala un portavoz de la Coordinadora para la Recuperación del Centro de Alicante”.

Era sólo el principio. En 2001, escribir esto equivalía a hacerse acreedor del calificativo de “xenófobo y racista”. Sin embargo, toda la ciudad de Alicante y el consistorio gobernado por el PP, eran perfectamente conscientes de lo que estaba ocurriendo. Como siempre, se creía poder superar la situación inyectando fondos públicos. Siete años después, no solamente no se detuvo la degradación del centro de Alicante, sino que el problema se extendió a otros barrios y al interior de la provincia [tal como veremos en otras partes de este mismo dossier].

Alicante ha pasado de ser una “provincia modelo” con industria diversificada, hostelería, turismo, agricultura, a ser una “provincia mártir” en la que la industria se ha deslocalizado, el turismo remite, la agricultura se extingue y de la construcción quedan solamente las brasas. Ahora viene “el tío Paco con la rebaja”, como se dice popularmente cuando se pretende expresar la idea de que lo peor está aún por llegar.

Pateras hasta en Alicante

Pero no es solamente la delincuencia que denunciaba Alperi lo que los alicantinos tienen ante la vista. Es mucho peor. En principio, lejos de retraerse los flujos migratorios a la provincia [como hemos visto] aumentan más que en ninguna otra provincia española. Esto se debe a que los inmigrantes están de espaldas a la realidad económica internacional y desconocen los problemas de la economía española. Llegan simplemente porque son conscientes de que en caso de existir “crisis” en España, en su país existe “miseria absoluta”; y, al menos aquí, aunque estén paro y vivan en precariedad (en su país de origen la precariedad es todavía más dramática), el Estado garantiza una serie de servicios (sanidad, renta mínima de inserción, escuelas, asistencia social, etc.) ¡Cómo van a dejar de venir! ¡lo raro es que no vengan a mayor velocidad! Es normal que en las zonas que hasta ahora han ido concentrando más inmigración (como Alicante) el “efecto huida” sea mucho mayor que allí donde nunca se han instalado inmigrantes.

Hecha la ley, hecha trampa. Controlado el Estrecho mediante un avión dotado de radar, las mafias de la inmigración cambian de táctica. Las pateras ya no parten de las costas marroquíes, sino que se embarcan en “buques nodriza”, habitualmente pesqueros marroquíes o pequeños mercantes, y son soltados en lancha cerca de las costas españolas. Contra más al norte se realiza la operación, más seguridad tiene de tener éxito.

En septiembre de 2007 se produjo la llegada a las costas alicantinas de cinco pateras procedentes de Marruecos. Demasiado lejos para que hubieran podido llegar por sí mismas. Y si las pateras llegan, también llegan drogas. Desde hace cinco años, la vigilancia policial en las costas gallegas ha hecho que descendiera la entrada de cocaína en los puertos de aquella autonomía. Como ya informó IdentidaD, a partir de 2003 tuvieron contactos entre los narcotraficantes marroquíes y los colombianos. Los marroquíes aseguraban la llegada de la cocaína a Marruecos y luego su traslado a España quedándose con un 5% de los envíos que, o bien serían consumidos en el propio Marruecos (el “majzén” –el entorno del palacio Real- es un “gran aficionado” a la coca) o serían distribuido en España por redes marroquíes hasta entonces solamente especializadas en haschís. Parte de esos envíos entran por las costas alicantinas. No es raro que el consumo de cocaína y de haschís en Alicante esté por encima de la media nacional.

Incluso la inmigración argelina que nunca había sido apreciable (ni apreciada, a decir verdad, dado que los antiguos “pieds noires” franceses residentes aun en la provincia son excepcionalmente críticos hacia ellos) en la provincia ha repuntado en plena crisis económica. A principios de agosto de 2008, se registró la llega de 10 pateras en Torrevieja con 91 argelinos. Otras llegaron, así mismo, a la vecina Murcia. Desde principios de año, habían resultado detenidos 781 argelinos aspirantes a entrar en España, el año anterior 83 argelinos habían perecido ahogados en la aventura y 1.530 fueron detenidos.

¿Crean riqueza o deslocalizan capital?

Derechas e izquierdas alicantinas han estado de acuerdo en que la inmigración “crea riqueza”. No es así. De hecho, la inmigración es uno de los dos aspectos de la globalización: no crea riqueza sino que desplaza la riqueza. En Alicante, la inmigración ha sido la causa de que los precios de la mano de obra agrícola, pero también en construcción y hostelería, bajaran. Cuando los defensores de la inmigración masiva reconocen esto –y hoy ya pocos se atreven a negarlo- pasan a sostener que gracias a las cotizaciones de los inmigrantes se pagan las pensiones de los abuelos (pero evitan decir que la inmensa mayoría de inmigrantes cotizan en las franjas salariales más bajas, tienen trabajos temporales y familias numerosas, con lo que si bien la SS recauda más… también gasta mucho más con lo que el sistema de pensiones peligra hoy más que nunca) una idea que hoy ya se cuestiona desde muchos puntos. Entonces, su última línea de justificaciones es decir que los inmigrantes “crean riqueza”.

Es cierto que gracias a la inmigración el PIB ha ido creciendo en los últimos 10 años. Es normal para un país en el que han ingresado una media de 600.000 inmigrantes/año, el PIB suba solamente por la presencia de estos mismos inmigrantes que comen, beben, se alojan y consumen en definitiva. Pero no es riqueza lo que se crea. La riqueza se crearía si el dinero ganado por los inmigrantes se invirtiera en España. Es cierto que se trata de cantidades mínimas, pero sumados, alcanzan más de 8.135 millones de euros… ese dinero se va en forma de remesas al extranjero.

Una vez en los países de origen ese dinero también sirve para poco: con él no se pueden crear pequeños comercios ni pymes, sino como máximo, servir para satisfacer el consumo básico de los receptores. Así pues, salvo para las entidades que tramitan los envíos de remesas y para los administraciones de los países receptores que cobran impuestos directos e indirectos sobre ese dinero, el producto del trabajo de la inmigración sirve para bien poco.

En total los inmigrantes residentes en la provincia de Alicante enviaron en 2007 728’6 millones de euros a sus países de origen, representando casi el 7% de la cifra total de remesas enviadas desde España.

Así pues, las remesas, lejos de ser una fuente de creación de riqueza, son un frente añadido más a la deslocalización de capitales. Es normal que así sea: a fin de cuentas, la inmigración no consiste en otra cosa más que en comprar mano de obra en el extranjero, que desarrolla aquí su trabajo, pero buena parte de cuyo pago se realiza en forma de remesas. En períodos de crecimiento económico, estas cifras apenas tienen repercusión, pero cuando se producen crisis de dimensiones incalculables como la actual, estas remesas adquieren una dimensión dramática: en primer lugar, los 728’6 millones de euros que se van al extranjero en la provincia de Alicante supondrían un mayor movimiento económico en la provincia e inyectar fondos en los circuitos económicos. Esa cantidad supone un dinero que es absorbido por una bomba, desaparece de la provincia de Alicante y reaparece pulverizada en los países de destino de esas remesas.

Algunas conclusiones

La provincia de Alicante vive una situación de conflictividad creciente cuyos efectos se dejarán sentir durante décadas. Con una natalidad crepuscular y una constante llegada de inmigrantes con demografía explosiva, hay que ser realistas sobre el futuro que le aguarda a la provincia: y ese realismo, implica necesariamente ser pesimista.

A eso hay que añadir el hundimiento de los modelos económicos que rigieron desde 1960 a 1985 y desde 1985 hasta la gran crisis de 2007. La globalización ha golpeado a Alicante más que a cualquier otra provincia española. Sus dos tentáculos, la inmigración masiva y la deslocalización empresarial, se han conjugado en Alicante de manera endiablada. En el momento en que escribimos estas líneas, ni el gobierno de la nación (PSOE), ni el gobierno autonómico (PP), ni la diputación provincial, ni los ayuntamientos de las primeras ciudades alicantinas, han sido capaces de prever la crisis hasta que ha estado encima ni mucho menos los remedios para establecer un nuevo modelo económico. En esas circunstancias, Alicante solamente tiene delante suyo la crisis, terrible, imparable, prolongada…

No hay lugar para el optimismo, pero sí una necesaria catarsis. Y el principal medio para realizarla es dejar de votar automáticamente a las opciones políticas que hasta ahora han gobernado y exigir un rendimiento de cuentas y una petición de responsabilidades a una clase política que ha sido capaz de sumir a Alicante en la crisis más profunda de su historia. Y, resaltamos, que la crisis provincial dista mucho de haber alcanzado sus cotas máximas.

Mientras Alicante siga gobernada por la misma clase política, interesada solamente por aumentar su patrimonio, que sigue con fidelidad perruna las leyes de lo políticamente correcto, será muy difícil salir de la crisis. Las ideas nuevas solamente pueden venir de la mano de gentes nuevas. La vieja clase política, responsable de la quiebra de una provincia, está inhabilitada para liderar el futuro.

Anexo I

Tontos, tontitos, tontarras y listillos
De “Zapatero Premio Nóbel” a “Alicante, ven cuando quieras”

Todas las provincias tienen irresponsables, inconscientes y/o, francamente, tontos. En Alicante, últimamente, parecen proliferar. Dos noticias –dos “perlas”- son suficientemente elocuentes de lo que decimos.

Víctor Domínguez, miembro del Consejo Político local de Izquierda Unida-Alicante, publicó un artículo recogido en “Nueva Claridad” (subtitulado “Por una alternativa marxista”…) en el que seguía, obstinadamente, sosteniendo en ¡2006! el “papeles para todos”. En su nirvana marxista, Domínguez alude a que la Ley de Extranjería “ha provocado una fuerte respuesta tanto entre la población alicantina como entre los trabajadores inmigrantes” (?) lo que ha llevado a la creación del “Comité de Inmigrantes de Alicante”… No busquen información sobre ese “comité”. En Google solamente aparece en una ocasión: en el artículo en el que lo cita Domínguez. La tesis que sostiene es que el eslogan de la diputación de Alicante: “Alicante, ven cuando quieras”, no alude a los inmigrantes, sino al turismo “de clase” y él, humanitario como es, quiere extender el artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, a todos los extranjeros. En definitiva “papeles para todos”. Con estos planteamientos se entiende que en pocos años Izquierda Unida haya descendido en Alicante del 10’3 en 1993 al 2’3 en 2008. Y todavía parecen muchos a tenor de los planteamientos de Víctor Domínguez.

La otra “perla” es casi tan buena. En 2007 un grupo de inmigrantes alicantinos propusieron a José Luís Rodríguez Zapatero al precio Nóbel de la Paz en 2008. La noticia es un despropósito, no sólo por la información en sí, sino por sus promotores que decidieron lograron sus 5 minutos de fama mediática provincial. Quienes promovieron colocar a ZP al mismo nivel que la madre Teresa de Calcuta, fueron los miembros de la Plataforma para la Integración y la conquista de los Derechos Políticos de los Nuevos Españoles y fue entusiásticamente apoyada por los andinos de Amigos de Alacant, Nueva Realidad y los magrebíes de Abya-Yala… que, en su conjunto, suman 250 afiliados. Indudablemente, se trata de los más “listos”, en la medida en que han entendido que Zapatero subvenciona a quien le ríe las gracias. Por cierto, mientras el portavoz de estas asociaciones, elogiaba a Zapatero y pedía para él una promoción internacional (al ser “un gran humanista”), aprovechaba para tachar las declaraciones de Díaz Alperi sobre el aumento de la delincuencia al aumentar el paro entre la inmigración como “criminales” y “xenófobas” y pidió para él la “aplicación de la ley al sembrar el odio y las divisiones entre la ciudadanía”.

Por supuesto de la Plataforma para la Integración y la conquista de los Derechos Políticos de los Nuevos Españoles, nunca más volvió a saberse nada.

ANEXO II
Elche: de ciudad del calzado a ciudad de la inmigración

Elche es la tercera ciudad de la Comunidad Valenciana y excepcionalmente próxima a Alicante, frecuentemente se trata a ambos ayuntamientos de “conurbación”. Los males de la ciudad de Alicante se reproducen en Elche hasta el punto de haber situado a la ciudad en momentos de tensión (como las manifestaciones contra la proliferación del comercio chino en 2004).

Elche ha sido uno de los destinos preferidos por la inmigración. En la actualidad, el crecimiento demográfico de Elche (mediante nacimientos y empadronamientos) se debe en un 80% a los inmigrantes. El 20% restante es crecimiento vegetativo (diferencia entre nacimientos y fallecimientos). Los datos oficiales nos cuentan que en Elche había a finales del 2006 14.382 residentes extranjeros. De ellos, el grueso procedía de Ecuador, Colombia, Marruecos y Rumania, suponiendo el 55% del total. En el padrón municipal se reflejan hasta 115 nacionalidades distintas. En Elche hay una mayor proporción de magrebíes (20%) que en Alicante (13,6%). La proporción de rumanos en Elche es el doble que en Alicante.

En la primavera del 2004 estallaron en el polígono Carrús de Elche incidentes graves cuando empezaron a detectarse los primeros síntomas de crisis del sector del calzado.

La crisis del calzado, primer signo de la globalización

A partir de 2002 apareció un nuevo tipo de producto en España: calzado extremadamente tosco, de muy mala calidad, frecuentemente caminar un poco con ellos destrozaba el pie, su única ventaja es el precio: baratísimo y distribuido en la misma zona de Alicante. Paradójicamente, grandes empresas ilicitanas del calzado como Pikolinos, Martínez Valero y Kelme, entre otras, habían trasladado parte de sus procesos productivos al sureste asiático.

En la región de Elche y en el sector del calzado se produce un doble fenómeno: de un lado, los inmigrantes que han llegado de China, aceptan trabajar por un salario miserable, con contratos a tiempo parcial, cuando están trabajando jornadas de 10 y 12 horas laborables (lo cerrado de la comunidad china y el peso de las «tríadas» mafiosas, hacen que mantengan el silencio sobre lo precario de sus condiciones laborales). ¿Por qué? Porque en su estilo de vida, es aceptable permanecer diez o quince personas en el mismo piso (y por tanto, los gastos de alquiler bajan drásticamente) y trabajar durante jornadas interminables, sin derechos sociales, sindicación, pagas extras, etc.

De otro lado, el déficit del saldo comercial por el descenso de las exportaciones y el aumento de las importaciones de calzado y la paulatina pérdida de empleos conforman el escenario del conflicto que vive el sector del calzado de la provincia de Alicante. El resultado de esta doble tenaza es el estrangulamiento de la industria alicantina del calzado: no pueden competir con los ínfimos costes de producción de las empresas chinas en España, ni pueden competir con el precio de las importaciones de calzado procedentes de China.

China es hoy el primer proveedor de calzado de España en 2003 con 70,9 millones de pares, un 53% del total de las importaciones del sector en ese año. La cosa es todavía más sorprendente en la medida en que en el sector del calzado España podría ser completamente autosuficiente. En el periodo 1999–2003 las importaciones de zapatos procedentes de China se dispararon hasta el 108,15 por ciento, al pasar en dicho periodo de 29,7 millones de pares a los 61,9 antes mencionados. El precio medio por cada par de zapatos chinos importados se sitúa en 3,7 euros. Paralelamente, en los últimos tiempos se han ido destruyendo entre 1.500 y 2.000 empleos anuales en el sector del calzado de Elche y entre 10.000 y 15.000 trabajadores pueden perder sus puestos entre un futuro inmediato.

Si bien el retroceso del sector se inició en la década de los noventa, los problemas alcanzaron su cenit a partir de 2001 y 2002, con la caída de las exportaciones a Estados Unidos tras el 11–S. Ante esta recesión del mercado, firmas históricas como Martínez Valero, que funcionaba desde principio de los años sesenta, cerraron algunas de sus factorías y despidieron a sus trabajadores. En 2003 se tramitaron en las comarcas alicantinas del Vinalopó expedientes de regulación de empleo que afectaron a 60 empresas y 780 trabajadores en localidades como Elche, Aspe, Villena, Monóvar, Elda, Petrer, Sax o Aspe, cuyas economías dependen en gran medida de este sector.

Otro problema es el calzado de marca falsificado, actividad a la que se dedica buena parte de la estructura china. El 13 de enero de 2005, la Policía Local de Elche desmantelaba uno de estos almacenes en la partida de Altabix y quince días después la Policía Nacional detenía en la ciudad a dos empresarios, uno chino y otro español, acusados de distribuir zapatos falsificados, tras hallar en una nave industrial 3.244 pares de estas características. Precisamente las falsificaciones y la competencia desleal por parte de los chinos fueron la causa de las manifestaciones de trabajadores ilicitanos en el polígono Carrús en 2004.

¿De dónde vienen los chinos?

Antes –hasta 2001– los inmigrantes chinos procedían de Taiwan (China Nacionalista), Singapur y Hong–Kong: es decir, las zonas occidentalizadas de China que, o bien fueron colonias europeas hasta hace poco, o bien reagruparon a los oponentes a la revolución comunista de Mao (Taiwan). Habitualmente se dedicaban a la restauración o bien a negocios de import–export, o a tiendas de Todo a 100.

A partir de 2002, irrumpieron otro tipo de chinos: los continentales, procedentes del gigante chino en fase de evolución hacia un capitalismo tutelado por el Partido Comunista. Estos últimos entran a través de Yugoslavia (país que se venga de Europa por los bombardeos de la OTAN aceptando la llegada de chinos sin visado que luego se desparraman por toda Europa Occidental. Se trata de gentes más conflictivas que los anteriores, han traído sus mafias (las «tríadas») y tienen poca relación con gente de fuera de su comunidad. Habitualmente trabajan para empresas chinas sometidos a horarios infernales y salarios de hambre.

¿Cómo se inició el conflicto de Elche?

Durante los días anteriores a los sucesos circularon por Elche pasquines anónimos convocando una manifestación en contra de las empresas asiáticas instaladas en el Polígono Carrús. La convocatoria no fue comunicada a la Subdelegación de Gobierno de Alicante y tampoco fue secundada por sindicato alguno. Los aproximadamente 300 asistentes iniciales, según la Policía, comenzaron por cortar el tráfico y proferir gritos de «¡chinos fuera!», para luego apostillar «¡Elche se muere!». La crispación fue en aumento y los participantes más exaltados pasaron a la acción, yendo a la treintena de almacenes asiáticos abiertos. No eran muchas las opciones, ya que la mayoría de los encargados habían cerrado en previsión de lo que se avecinaba. Contenedores quemados, dos naves incendiadas y el saqueo de la mercancía de un trailer que proveía a uno de los almacenes fueron el resultado de la revuelta ciudadana.

© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

¿Qué es esta nueva hipocresía del burka?

 

Infokrisis.- Ahora resulta que la clase política miserable y corrupta que ha traído a la inmigración en masa a nuestro país se asusta del... burka, esa prenda que en toda España no llevan ni 60 mujeres, desagradables y siniestras... pero sólo 60. Y, la clase política miserable se escandaliza: ¿Por qué no se escandalizan de los 7.000.000 de inmigrantes que han traído ellos mismos? ¿Por qué no se escandalizan los guetos que han formado o por la pulverización del mercado de trabajo español o, simplemente, por tener un grupos social subsidiado para que reviente el precio de la mano de obra, los salarios y, por supuesto, a nuestra sociedad. Mirad los rostros de la clase política: tienen miedo de que el país advierta que la principal fuente de gasto público hoy en España es la inmigración y que no hay solución al déficit sin repatriaciones masivas a sus lugares de origen, de ilegales, de inmigrantes que han protagonizado episodios delictivo, de inmigrantes parados de larga duración. En mi perfil de facebook están los originales para los que quieran aprovechar estos diseños.

Mercancía averiada y políticas de lucha contra la inmigración

Infokrisis.- El PP catalán e incluso CiU han pedido en algunos ayuntamientos la prohibición del burka. Previamente, en otros ayuntamientos, concejales de ambas formaciones han propuesto no empadronar a ilegales. ¿Qué ha ocurrido? ¿Bruscamente ha regresado la cordura en materia de inmigración en el PP y en CiU? Realmente no; a decir verdad en todos los ayuntamientos en donde ambas formaciones aprobaron mociones para no empadronar a ilegales e informar a las fuerzas de seguridad del Estado de su presencia, absolutamente en todos, tras adoptar la “dramática” medida se desdijeron y dieron marcha atrás. Esto es, para ellos se trataba solamente de “demostrar escénicamente” que estaban contra la inmigración masiva… logrado este objetivo, se plegaban a los buenos oficios de sus direcciones que siguen calladas respecto al problema de la inmigración. A nadie mínimamente avisado se le escapa que si lo han hecho es para impedir la sangría de votos que se prevé tanto en las elecciones autonómicas catalanas como en las municipales de mayo del año que viene. Vale la pena analizar brevemente los significados y significantes de este giro en el centro-derecha nacional y en el autonómico.

1. Cuidado con la obsesión islámica.- Empecemos por decir que el Islam no es una religión como cualquier otra. Su concepto de la umma (comunidad islámica), del sometimiento de lo político a los dictados de lo religioso, de la yihad como forma de extender el Islam, su idea misma de la “sumisión”, su reduccionismo monoteísta exasperado, su diferenciación entre “musulmanes” y “kafires” (palabra despreciativa aplicada a los infieles), todo ello hacen del Islam algo inquietante, ajeno a Europa y cuyo lugar natural es el desierto y la otra orilla del Mediterráneo… Bien, pero cuidado con la “obsesión islámica”. La inmigración islámica no es la única que existe en España. Hay una inmigración hindú, albano-kosovar, china, andina, romaní, turca que también desequilibra los mercados de trabajo, también constituye un riesgo para la seguridad ciudadana en unos casos, para el pequeño comercio en otros, para la identidad de la sociedad española siempre y para el déficit del Estado. No solamente es preciso adoptar una postura frente al Islam (esto es “contra” el Islam), sino también dejar claro que no pueden admitirse ni excedentes de inmigración islámica, ni de inmigración cristiana, ni de inmigración taoísta o confucionista…

2. El islam es una doctrina peligrosa, sí, pero....- El islam es una doctrina contraria a las raíces de Europa y por eso no tiene lugar en el continente. Mucho más en España en donde el islamismo nos ve como usurpadores además de infieles. En la doctrina islámica cuando esta religión asienta sus mezquitas, sus minaretes, sus cementerios y sus gentes, esta tierra pasa a ser “territorio musulmán”, allí deja de existir el “caos” que acompaña siempre al concepto de “infiel” y pasa a ser “tierra islámica”. Incluso si en el futuro ese territorio es reconquistado por los infieles o cedido en virtud de algún pacto, esa tierra sigue siendo “islámica” y sus gobernantes ilegítimos. Así ven los islamistas a España y a los españoles y en su doctrina es rigurosamente cierto que consideran que Al-Andalus es hoy una tierra islámica usurpada por “infieles y cruzados”. La raíz de todas estas “ideas” es, por supuesto, religiosa. De ahí que el Islam como religión de masas llegada de la mano con la inmigración sea una parte del problema que acompaña a la inmigración… aunque no es la totalidad del problema.

3. ¿Están contra el islam pero no dicen nada de otros colectivos de inmigrantes? Sospechar.
- En Internet proliferan decenas de “diarios digitales” realizados todos más o menos a partir de las “alertas Google” y de los partes emanados de los servicios de prensa de la embajada judía. Para Israel, el único interés que tiene denunciar la presencia islámica en Europa es cambiar la desastrosa imagen que tiene el Estado judío entre la población el viejo continente. Nada más. Utilizando el dicho “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”, las embajadas judías aspiran simplemente a que en Europa se identifica a los “árabes” como fanáticos peligrosos servidores de una doctrina criminal y asesina… lo que implica, necesariamente, reconocer a Israel como aliado de cualquier causa que aspire a la expulsión del Islam de Europa. Esta operación, movida por los servicios de prensa de las embajadas de Israel en Europa –como ya hemos denunciado anteriormente en Infokrisis- recibe el nombre de “Eurabia”. Hay que decir que no todo el material servicio en nombre de “Eurabia” puede tenerse como cierto. En el último año se han detectado varias noticias difundidas por los medios judíos en los que se mentía descaradamente: entre las más grotescas figura la noticia sobre “Mahoma pederasta” o sobre los casamientos masivos de niñas de 6 y 10 años en palestinas. En tanto que judíos ignoran que el valor más elevado en Europa es la Verdad, la verdad siempre, la verdad ante todo. La credibilidad y legitimidad de los textos es cuestionable en la medida en que si hace falta mentir para defender la causa de Israel es que la causa, a fin de cuentas, no es justa.

4. En pos de las migajas arrojadas a suelo por Israel.- Es cierto que ante la actual crisis económica algunos parados se las ingenian para intentar obtener algunos rendimientos de sus páginas web. Algunos de ellos han oído campanas y no saben dónde. Han oído que Israel está interesado en difundir informaciones contrarias al mundo árabe, han percibido la influencia de Israel en algunas cadenas de blogs y han terminado pensando que “Israel paga”. Así hemos podido ver extraños experimentos –de los que sin duda Alerta Digital figura entre los más grotescos- en los que se elogia a Israel de manera tan absolutamente desmesurada y con tanta falta de criterio que incluso esa defensa es perjudicial para la causa de Israel. Otros personajes como Pilar Rahola han terminado reaccionando histéricamente en medios de comunicación ante cualquier pequeña insinuación de que Israel atenta contra los derechos humanos, su defensa 2H (histérica e histriónica) no ha contribuido en absoluto a “popularizar” la causa de Israel que, al igual que la causa mayoría, es percibida por la mayoría de la población como ajena a Europa y exterior a todos nosotros. No, Israel no paga por defenderlo, considera que el pago son los informes gratuitos servidos diariamente por su servicio de prensa y juzga que bastante honor es defender la causa de Israel. Esas son las migajas arrojadas al suelo por Israel.

5. Prevenir la acusación de “racismo” con una mano tendida hacia Israel.- Algunos partidos europeos situados en la antesala de las posiciones de gobierno, no piensan perder su privilegiada situación recibiendo la manida acusación de “antisemitismo”, acusación que lleva inmediatamente a la evocación del “holocausto” y, finalmente, a una estigmatización pública. Si tienen ambiciones políticas parece lógico que se guarden las espaldas. Es lo que ha ocurrido en algunos partidos europeos que sostienen posiciones antiinmigración correctas. La presencia islámica en Flandes, por ejemplo, ha generado amistades aparentemente contra natura: no solamente los flamencos están interesados en la repatriación de la inmigración islámica de zonas como Anvers… también la comunidad judía lo está. Estas situaciones han dado origen a malentendidos sobre si tal o cual partido “está pagado por los judíos”… Valdría la pena aplicar el principio de la navaja de Okham ("La explicación más simple y suficiente es la más probable"), aunque en algunos casos sería mejor incluso aplicar el principio de Hanlon ("Nunca le atribuya a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez")…

6. La cuestión del burka es una cuestión menor y puede hacer perder la perspectiva de lo esencial.- Llama la atención que el PP y CiU se fijen en el problema del “burka” cuando en España no habrá ni dos docenas de mujeres islámicas que lleven cubierto incluso el rostro con el velo islámico integral. Bastaría aplicar la legislación vigente para impedir esta curiosa prenda que demuestra a las claras la negativa a integrarse: con no renovar los permisos de residencia sería suficiente para repatriar a quien lo utilizara. Más extendido está el velo islámico propio de Marruecos llevado como prenda de “sumisión” e imposición islámica sobre la cotidianeidad de la mujer. Bastaría una simple ley para prohibir esa prenda alógena desagradable a ojos de cualquier europeo (es cierto que las monjas de algunas órdenes van con el pelo tapado, sí, pero hay una pequeña diferencia: ellas forman parte de la tradición europea, las islamistas no). Es mucho más importante pedir el cese de flujos de inmigración, recordar que el “aforo está completo” y que ya no caben más inmigrantes, e incluso pedir la prohibición de las mezquitas y de los minaretes mientras no exista reciprocidad y en función del principio de prudencia a adoptar ante el islam.

7. La base de una correcta política de inmigración se resume en dos palabras: contención – repatriación.- Se trata de transmitir a la sociedad española que en esta materia no existe término medio. Cualquier inmigrante llegado a España mientras no exista pleno empleo entre nuestros nacionales, sobra. Cualquier inmigrante no necesario para el mantenimiento de nuestra economía es superfluo y su lugar no está entre nosotros. Debe ser repatriado inmediatamente, máxime si ha entrado ilegalmente en nuestro país. La Ley de Inmigración debe ser abolida y la figura de la “regularización por arraigo” proscrita. No puede existir más inmigración que la estrictamente necesaria y siempre en disminución. Si se precisan nuevos brazos para sostener la economía, cuando antes se recurra a campañas demográficas sostenidas en desgravaciones y ventajas fiscales por tener hijos, mejor. El peor crimen contra una comunidad es rebajar su identidad y resquebrajarla introduciendo fuerzas alógenas que modifiquen su perfil. Un inmigrante de más es un salario de menos para un trabajador autóctono. Un inmigrante de más supone diluir nuestra identidad, alterar nuestra sociedad y, por tanto, comprometer nuestro futuro. Tal es la única política de inmigración admisible: ¿el PP y CiU no se atreven a proclamarlo? No hay problema, ya sabemos que sus tentaciones anti-inmigracionistas apenas logran encubrir su vocación globalizadora y el miedo que les causa el que nuevas fuerzas políticas se introduzcan en los parlamentos autonómicos y en las instituciones. Por eso su giro en materia de inmigración no es más que cínica mercancía averiada.

(c) Ernest Milà - infokrisis - infokrisis@yahoo.es - http://infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción de este texto sin citar la web de origen.

Así están las cosas en Catalunya, así que ya sabéis a quien votar en Noviembre

Tras la “reforma Caldera”, la “reforma Corbacho”. Enésima reforma, enésimo error

Infokrisis.- Como las seis anteriores, ésta reforma de la Ley de Inmigración contribuirá a agravar el problema. Que la actual Ley de Inmigración precisa una reforma en profundidad está fuera de toda duda. Que la reforma ideada por el ministro Corbacho, como la anterior perpetrada por Jesús Caldera, contribuirán a agravar el problema de la inmigración, es algo más que una suposición:  es lo que suele ocurrir cuando se reforma de espaldas a la realidad. Hay gobiernos ciegos y gobiernos incapaces; por increíble que pueda parecer, el gobierno Zapatero ha conjugado estos dos niveles de incapacidad y está demostrando, desde el momento mismo de su instauración hace cinco años y medio, que a su ceguera (falta de percepción de la realidad), se une su incapacidad (falta de iniciativas válidas para resolver los problemas de la sociedad). Y, entre tanto, los problemas se van acumulando.
Durante el 2008, 461.889 inmigrantes, según los datos de Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea, se desplazaron a vivir a territorio español. Esto ocurría en plena crisis. Antes, cuando la crisis se perfilaba, en 2007, habían entrado 701.023 inmigrantes. El año anterior, 2006, fueron 587.000. Y así sucesivamente: desde 1997 hasta 2008, ha entrado inmigración a una media de 500-700.000 por año.

Por mucha ingeniería social, concesiones aceleradas de nacionalidad española, enmascaramiento y maquillaje de las cifras reales de inmigración, aludiendo en ocasiones a “inmigrantes legales”, en otras a “inmigrantes empadronados”, pero siempre eludiendo la suma de “inmigrantes legales + inmigrantes ilegales empadronados + inmigrantes ilegales no empadronados”, lo que daría la cifra total que hasta 2004 el PP evitaba dar y que el PSOE se niega, lo cierto es que, en estos momentos, deben residir en España entre 6.000.000 y 6.500.000 de inmigrantes. Insoportable para nuestra sociedad, insoportable por la carga social que representa e insoportable para nuestras infraestructuras educativas, sanitarias, asistenciales, tecnológicas, que están, desde años, funcionando muy por encima de sus posibilidades.

Poco a poco, va aumentando el desfase entre las cifras reales y las cifras “confesadas” por el gobierno. Es evidente que el gobierno pretende evitar la “alarma social” ante la situación que se está gestando: una inmigración sin salidas laborales, que va creciendo, a medida que aumenta el paro… Todos intuimos cómo va a acabar la situación: todos, salvo el gobierno y el primer partido de la oposición, ambos preocupados por convertir a los inmigrantes en votantes, pero despreocupados por completo por una masa incrementada anualmente entre 500 y 700.000 personas, de las que 2/3 partes constituyen un peso muerto para el Estado: de los 6.500.000 de inmigrantes, solamente menos de 2.000.000 cotizan a la Seguridad Social…  

Y no hay esperanza de que cese la marea migratoria. Desde IdentidaD lo hemos dicho desde el número 1: no vienen atraídos por las perspectivas de trabajo en España, llegan huyendo de la miseria. Por fuerte que sea el paro, en España nunca vivirán la situación de miseria de sus países de origen… Bien, pero el problema estriba en que España no puede acoger a la miseria de todo el Tercer Mundo. Los cuarenta millones de enfermos de SIDA que hay en África desearían todos, sin excepción, venir a España a recibir los tratamientos gratuitos a cargo de la Sanidad Pública que cuestan un millón al mes por enfermo: a nadie se le escapa que eso es imposible. Pues bien, de esa imposibilidad nace una necesidad: cerrar el grito de entrada de inmigrantes. La crisis, además, obliga a algo más drástico: empezar a repatriar forzosamente a inmigrantes en paro de larga duración. Y algo más duro: cortar en seco las reagrupaciones familiares, eliminar la posibilidad de “arraigo social” (que supone legalizar a un inmigrante que pueda demostrar estar durante 3 años ilegalmente en España…). Para todo esto haría falta reformar la Ley de Inmigración. El ministro Corbacho ha anunciado la reforma. La mala noticia es que, ¡la reforma no afronta ninguna de las necesidades reales de la nueva situación!

Cómo engañarse y engañar

Resulta un misterio el porqué habiendo firmado el gobierno español la Directiva Comunitaria que prolonga el plazo de detención preventiva de ilegales durante año y medio, la reforma Corbacho solamente la amplía de 40 a 60 días… La respuesta es que el gobierno Zapatero confía solamente en el peso muerto de la inmigración para poder ganar las elecciones municipales que tendrán lugar dentro de dos años y evita por todos los medios tomar medidas que puedan generar actitudes hostiles hacia su sigla. ¿Y el “interés nacional”? Ese concepto es algo que la partidocracia no considera: todo lo que no sea “interés de partido” está fuera de la realidad del actual sistema político.

Para poder reformar una ley hace falta prever cuál va a ser la evolución futura de la sociedad. La muestra de las “previsiones” del gobierno Zapatero, la dio ya en el mes de julio cuando se negó a apoyar la iniciativa francesa que prohibía las “regulaciones masivas”, con el pretexto de que “en el futuro podemos necesitar más inmigración y no podemos atarnos las manos”. ¡En junio de 2008 el gobierno español todavía creía que no había crisis y que en breve, el mercado laboral repuntaría y haría falta una mano de obra nunca vista antes en la historia de España! ¡Ese es el nivel de “previsión” de nuestro gobierno!

Esta incapacidad para prever la realidad futura, esa permanente confusión entre una percepción fantasiosa e irreal del futuro y la triste y miserable realidad que tenemos ante la vista, ha sido una constante del zapaterismo, casi criminal y, desde luego, suicida.

Todos los analistas reconocen que en períodos de crisis las zonas más deprimidas tienden a generar flujos de inmigración más intensos que en períodos de bonanza económica. Y, poco importa que el país receptor de estos flujos se encuentre también en crisis: el inmigrante no es un economista, le basta con saber que aquí hay seguridad y asistencia social, servicios gratuitos y una salario mínimo de inserción que traducido a su moneda local es, simplemente, espectacular: y todo ello por estar. Así pues, se trata solamente de alcanzar lo que, desde el Tercer Mundo, se percibe como la sociedad de la opulencia. Luego, una vez aquí, ya se verá… Tal es la mentalidad con la que está llegando la inmigración.

Dicho de otra manera: en los cuatro próximos años –período mínimo de duración de la actual crisis- disminuirá el número de inmigrantes legales que vayan llegando a España… La mala noticia es que aumentará el número de ilegales.

“Por una inmigración legal y ordenada” ¡payasos!

Produce vergüenza ajena leer las declaraciones oficiales que acompañaron a la anterior reforma de la Ley de Inmigración en 2005. Hoy no es tan difícil recordar (en las hemerotecas virtuales están todos los ejemplares de prensa de aquellas semanas) la consigna del gobierno: “Por una inmigración legal y ordenada”… Algunos ya advertimos entonces que esa reforma generaría un “efecto riada” mucho más que un “efecto llamada”. Así ha terminado ocurriendo. Hoy, tres años después de aquella reforma la gran mayoría de la inmigración sigue llegando ilegal, desordenadamente y, lo que es peor: masivamente.

Nunca llegaron más inmigrantes ilegales como en los años posteriores a la “reforma Caldera” y a la “regularización masiva”. A pesar de que el inspirador de la reforma fe el propio Zapatero, el fracaso le costó el ministerio a Caldera… que fue a parar a ese sumidero de ineptitudes que es la “fundación de fundaciones” del PSOE.

Corbacho va por el mismo camino. Hay que recordar, para quien quiera enterarse, que Corbacho era el antiguo alcalde de Hospitalet de Llobregat. Si está en el cargo es precisamente porque el haber bregado con una inmigración que asciende a 65-75.000 sobre una población de 200.000 habitantes autóctonos: es decir, una tercera parte son inmigrantes y se han instalado en L’Hospitalet durante el período de gobierno de Corbacho, de 1995 a 2008. Si en algo es diestro Corbacho es en conseguir que un municipio que, hasta llegar él, era sostenible, viera en pocos años alteradas todas sus constantes, hasta hacerse inhabitable, gracias al aumento desordenado de un tercio de su población.

El “efecto Corbacho” –basado en que da la cara, asume sus responsabilidades, no pestañea a la hora de dar cifras catastróficas de paro- está hoy amortizado por completo. De hecho, en las quinielas sobre eventuales remodelaciones del gobierno, Corbacho es uno de los nombres que suenan más habitualmente como “sustituible”.

Vale la pena recordar que L’Hospitalet fue, durante el período de gobierno de Corbacho, una de las zonas donde más se elevó (hasta multiplicarse por cuatro) el precio de la vivienda y donde la masificación es más insoportable. Hasta hace un año, viviendas en las que nadie con un mínimo de dignidad hubiera aceptado vivir, se vendía a 40 y 45 millones de pesetas en L’Hospitalet.

En el año 2000, Corbacho, al frente del Ayuntamiento de L’Hospitalet hubiera debido reducir a cero la inmigración en el municipio, hubiera debido de interrumpir los empadronamientos en “pisos patera”, hubiera debido admitir que es imposible que una ciudad crezca 1/3 en apenas 10 años sin que merme considerablemente su calidad de vida. No lo hizo: simplemente se limitó a las buenas palabras, a repetir las ideas de “integración”, “multiculturalidad”, “tolerancia” y demás zarandajas que han convertido L’Hospitalet de Llobregat en uno de los lugares más inhóspitos de todo el Estado. Esas son sus credenciales para estar al frente de un ministerio en esta era zapateriana: haber hecho inhabitable su propia ciudad. ¿Es éste el modelo de “inmigración ordenada” que propuso Zapatero hace cinco años?

Como destruir una sociedad reformando una ley


El anteproyecto de la reforma fue adelantado –como no podía ser de otra manera- por El País. Como todo el zapaterismo se trata de un conjunto de medidas inconexas elaboradas de cara a la galería más para respondes a las exigencias reales de un país, abundando las medidas inútiles o simplemente ridículas ante la que está cayendo.

La reagrupación familiar sufre algunas limitaciones… lo que, en principio sería normal, pero luego, la reforma equipara las parejas de hecho al cónyuge a efectos de reagrupación, lo que, en la práctica implica que cada inmigrante legal podrá traer a otro acogiéndose a la reagrupación y sea o no su cónyuge.  Para colmo, el cónyuge y los hijos mayores de 16 años llegarán ya con permiso de trabajo automático… justo en esta época en la que el primer problema del país es que, precisamente, falta trabajo. ¿Sería posible redactar una ley más de espaldas a la realidad? Sí, vean sino el resto de puntos “reformados” de la Ley de Extranjería.

Han hecho falta diez años para que el gobierno español advirtiera que entre un 5 y un 20% de los matrimonios celebrados en España son fraudulentos y no tienen otra finalidad más que regularizar la situación de un ilegal. Le ha hecho falta al zapaterismo cinco años de ejercicio para actuar contra las contrataciones de ilegales. Hay que esperar a la aplicación de esta ley para que todo esto se resuelva con multas de 100.000 euracos de nada para penar las contrataciones de ilegales y los matrimonios simulados… que irán a parar a empresas o sujetos declarados insolventes de partida. 

Dado que el 80% de los inmigrantes entrar ilegalmente, hay que… reconocerles los derechos. Por primera vez en la historia de España la vulneración de una ley implica el reconocimiento de un derecho. Como si ser detenido en un control de carreteras con dos copas de más, hiciera acreedor al conductor de ser obsequiado con una degustación de Cava o de Rioja… Los derechos propuestos en la futura reforma serán: derecho de asistencia jurídica, derecho de entrada de las ONGs a los centros de internamiento, derecho de educación a los menores de 18 años, derechos de asociación, sindicación, huelga, reunión y manifestación… ¿Es este el camino para resolver el problema más grave de nuestra sociedad? Si las situaciones de ilegalidad y las vulneraciones de la ley tuvieran como contrapartida la concesión de derechos ¿en que se basaría el respeto a la ley?

Esta ley es algo peor un bodrio de la peor especie, una astracanada inútil redactada por un gobierno de incapaces. Es algo mucho peor: es el intento insensato y ciego de destruir una sociedad, de vulnerar todos los valores en los que se asienta. Un intento inconsciente del que ni siquiera sus mentores advierten su gravedad. 

Las costuras de nuestra sociedad no van a soportar la doble tenaza formada por una situación económica cada vez más angustiosa y, sin esperanzas de que pueda invertirse la tendencia a medio plazo, y una presencia cada vez más masiva de inmigrantes que contribuyen a agravar la crisis: el peso muerto de la estancia de 2/3 partes de los inmigrantes residentes en España, lo estamos pagando todos los ciudadanos.

En situación de bonanza económica, se podía perder el tiempo discutiendo sobre mitos que nunca han funcionado en Europa: “integración”, “multiculturalidad”, “mestizaje”, “sociedad pluriétnica”… conceptos que allí donde se han aplicado, en modelos de democracia, han fracasado rotundamente. Pero los períodos de bonanza económica tienen eso: que es el tiempo de los diletantes y se puede discutir interminablemente sobre el sexo de los ángeles.

Ese tiempo ha concluido: no es el tiempo del bizantinismo y de los experimentos multiculturales “avanzados”. Es el tiempo de la crisis, de apretarse el cinturón, reducir el gasto público. Nuestra sociedad no va a poder soportar por mucho tiempo el peso de más de 4.000.000 de inmigrantes que no constante como afiliados a la seguridad social, es decir, que no trabajan, ni cotizan, pero si consumen beneficios y ayudas sociales ¡4.000.000! Esa masa la estamos soportando todos con nuestros impuestos. ¿Dice algo esta enésima reforma sobre la obligación que tenemos los españoles de soportar el peso muerto de 4.000.000 de inmigrantes? No, claro que no dice nada: decir algo, recordar nuestra obligación legal de mantener a esta masa con nuestros impuestos podría provocar “alarma social” y la aparición de partidos “xenófobos y racistas”.

Para colmo, Toxo, el nuevo secretario general de CCOO demostró se estrenó con una sorprendente declaración en la que lamentaba que el gobierno “acotara las reagrupaciones familiares de los extranjeros”, añadió que “no se puede tolerar la injusticia que el Gobierno ha cometido”… ¿Se ha enterado CCOO de que cada puesto de trabajo que va a parar a un inmigrantes, es un puesto de trabajo que pierde un trabajador autóctono? 

[recuadro]

Los principales elementos de la “reforma”

-    Hoy, los padres y abuelos puedes reagruparse con sus familiares residentes en España. La reforma prevé que esta posibilidad quede restringida a los que llevan 5 años en España y tengan autorización permanente.

-    La reagrupación solamente será aplicable en caso de familiares en línea ascendente (hijos), pero no padres ni abuelos. En contrapartida se concederá a los reagrupados la carta de trabajo. Los mayores de 65 años podrán ser reagrupados con sus familiares.

-    El tiempo de internamiento de ilegales se aumenta de 40 a 60 días… pero dista mucho de los 18 meses que prevé la directiva europea recientemente aprobada.

-    Se reconocen los derechos constitucionales a los inmigrantes ilegales que incluso llega a poder asociarse, reunirse y sindicarse, además, por supuesto, de gozar de todos los beneficios sociales como ya gozan hoy.

-    El gobierno “fomentará” –pero no “obligará”–  el aprendizaje del castellano y de las lenguas autonómicas, punto que hay que interpretar asumiendo que el gobierno destinará ingentes cantidades de fondos a esta materia (que irán a parar a los “amigos” del gobierno) y que la medida no servirá absolutamente para nada.

Eso es todo… es más que decepcionante: es un suicidio.

[recuadro II]

Un barrio como ejemplo: ¿Mejorará la reforma de la Ley de Inmigración el barrio de El Puche en Almería?

El Puche está en Almería… pero no es Almería a tenor del alto porcentaje de inmigración marroquí: el 50%. En la oficina de colocación del barrio reconocen que es difícil encontrar trabajo para el alto número de parados que viven allí, en efecto, solamente el 20% tiene un título parecido al graduado escolar. El Puche es uno de los barrios más pobres y más densamente poblados por inmigración.

La historia de este barrio es triste, en su origen y en su presente. Las primeras casas aparecieron con las inundaciones de 1975 cuando en el barrio de La Chanca se construyeron viviendas provisionales para familias gitanas afectadas. Esas viviendas duran todavía hoy en estado ruinoso y el barrio ha pasado a conocerse como Puche Centro. Es un verdadero gueto de inmigración en donde viven todavía algunas familias autóctonas. Pocas, realmente. La bibliotecaria cuenta la peripecia del barrio: "Al principio éramos familias sencillas. Gente trabajadora y corriente. Luego vino el problema de la venta de droga. Aparecían personajes que venían en buenos coches al principio, luego llegaban en autobús y más tarde venían a rastras", señala.

En la actualidad viven allí 7.000 personas, la mayoría jóvenes: el 50% son inmigrantes, mayoritariamente magrebíes, y el otro 50% se reparte entre gitanos, payos y los llamados mixtos, hijos de payos con gitanos. Los autóctonos de entre 30 y 50 años se han ido del barrio con sus familias e hijos, solamente quedan jubilados, los huecos han sido cubiertos con más población inmigrante.

Los periodistas que lo visitaron hablaron del alto índice de drogadicción, las enfermedades graves, la violencia doméstica, las actitudes xenófobas y racistas (de todos contra todos), la delincuencia y conflictividad entre los jóvenes o un alto índice de absentismo escolar. Es una zona literalmente abandonada: no hay papeleras, apenas quedan contenedores en buen estado, las infraestructuras se caen… La convivencia entre gitanos y marroquíes es pésima y en cualquier momento puede saltar la chispa por cualquier parte. Los gitanos, mayoritarios en el barrio, se han visto desbordados por la llegada masiva de marroquíes. Y, como ocurre siempre, cuando una población inmigrante pasa a ser mayoritaria en una zona, no realizan ningún intento de integrarse, ¿para qué? Si alguien quiere algo que se integren en su comunidad.

La situación en El Puche no deja presagiar nada bueno. Las actitudes racistas están ahí: gitanos contra marroquíes. ¿Hay que recordar que en mayo de 2005 la ciudad de Perpiñán estalló cuando un marroquí resultó asesinado? Durante casi 10 días, la cuidad de los Pirineos sufrió incidente diario, saqueos y un segundo asesinato. La cuestión es: las reformas a la ley de inmigración ¿van a cambiar situaciones como la del barrio de El Puche en Almería? Porque el problema, a fin de cuentas es que no hay sólo un barrio de El Puche, sino diez, cincuenta, cien, doscientos, muchos en toda España que están en las mismas o peores condiciones… y han rebasado desde haciendo el límite de sostenibilidad. Ahora sólo queda el conflicto.

[anexo II]

Barcelona: abandonad toda esperanza: barrios insostenibles en tiempos de crisis

 “nos dijeron que venían para que pudieran pagarse las pensiones, pero consumen todas las ayudas sociales… no sé lo que durará esto”

Catalunya se aproxima al 20% de población inmigrante. Este porcentaje no se nota en los barrios “altos” de la Ciudad… pero sí en los barrios populares. También ahí el límite de sostenibilidad se ha rebasado hace tiempo. Basta introducirse por el perímetro que está en el interior de las Rondas para advertir la dimensión del fenómeno. Desde 2004, la población inmigrante ya es mayoritaria en el Raval. Se ignora en estos momentos, cuántos inmigrantes ilegales y no empadronados, residen allí. En 2006 se creía que superaban el 70%. Indudablemente esta cifra habrá aumentado en los últimos dos años, como ha aumentado en toda España. Sólo que el Raval ya está saturado. Al otro lado de las Ramblas, el barrio de la Rivera, sufre una situación exactamente igual.

Mientras ha seguido el espejismo de progreso económico ninguna autoridad parecía advertirlo, y si advertían las transformaciones que estaban sufriendo algunos barrios, parecían no interesarles mucho. Y si les interesaban era solamente para ejercer la demagogia social: impedir que las tiendas se rotularan en castellano, pero mirar a otro lado cuando se rotulaban en caracteres islámicos, hablar constantemente de “integración”, “tolerancia”, “multiculturalidad”, y destinar fondos, canalizados por los “amigos” destinados a difundir estos nobles ideales…

Política ciega, resultados catastróficos

El resultado ha sido catastrófico: la crisis ha disparado la demanda de ayuda social en las barriadas con alta densidad de inmigrantes. El pánico empieza a cundir en las dos aceras de la Plaça de Sant Jaume, en donde se encuentran, frente a frente, el Ayuntamiento y la Generalitat, que cada vez dan la sensación de ser fuertes sitiados, pues no es no en vano están en medio de la zona más poblada por inmigración. Por eso la actitud de estas autoridades es todavía más incomprensible: solamente para llegar a sus lujosas oficinas debían, durante años, cruzar unas zonas en las que era evidente que el paisaje estaba cambiando. Ahora –dicen- se trata de impedir que “estalle la convivencia y la cohesión social”.

Pero no es sólo Barcelona-centro donde existe el problema de la imposibilidad de integrar a la oleada de inmigrantes que han llegado en tan poco tiempo. En otros barrios y ciudades del cinturón industrial de Barcelona, la situación es aún peor: Las Torres de Rubí, Collblanc, La Torrassa de L’Hospitalet, Ca n’Anglada en Terrassa… no se diferencian nada de Roquetas en Almería. En algunas de estas zonas ya han estallado incidentes que la disciplina periodística de los medios catalanes ha minimizado, pero que, como mínimo iguala en violencia a la que se ha producido en otros barrios. Así por ejemplo, en 2004, un magrebí resultó muerto en Las Torres de Rubí, en el curso de una pelea ¿con bandas racistas y xenófobas? No, con otros inmigrantes andinos…   En ese barrio el paro alcanza a un 20% de la población. La inmigración supera el 25%. En La Torrassa, el porcentaje es del 35-40%, pero la densidad de la población es la misma que en Calcuta: 50.000 personas por kilómetro cuadrado. Literalmente inhabitable e incontr
olable.

Muchos bares en estas zonas se han ido decantando por preferencias étnicas. Seguramente no ha sido nada deliberado, ni siquiera puede ser considerado como una muestra de xenofobia y racismo: simplemente, a cada cual le gusta tener como compañeros a los que son como él. Y esto vale tanto para magrebíes, andinos, pakistaníes y la minoría autóctona, porque en muchos de estos barrios ya es una minoría. No es nada nuevo, ha ocurrido en todo el mundo, desde los EEUU hasta Francia, de Noruega a Portugal: lo semejante se une a lo semejante. La multiculturalidad solamente existe en las mentes de quienes todavía creen en la propaganda oficial. A la salida de un bar de La Torrassa, un jubilado nos decía: “nos dijeron que venían para que pudieran pagarse las pensiones, pero consumen todas las ayudas sociales… no sé lo que durará esto”

Es difícil olvidar que en Perpiñán, la ciudad occitana de los Pirineos, a 150 kilómetros del centro de Barcelona, en mayo de 2005, se produjeron violentísimos enfrentamientos entre gitanos franceses y magrebíes, que concluyeron con un balance aterrador: 2 muertos, centenares de detenidos, una semana completa de disturbios, buena parte de los comercios saqueados y una sensación de estar sentados sobre un polvorín que todavía dura. No vale la pena, ahora, buscar responsabilidades sobre aquellos sucesos. Lo único importante es recordar que tuvieron lugar.

La responsabilidad de la clase política catalana

La clase política catalana hasta ahora ha mirado a otro lado. En tiempos de crisis ya no puede seguir repitiendo la letanía “multiculturalidad – tolerancia – integración – mestizaje”. Ahora toca el choque con la realidad. La clase política catalana no tiene excusa: solamente para ir a sus oficinas en la Plaça de Sant Jaume han pasado necesariamente, hasta llegar allí, por los barrios de mayor densidad de inmigración. Han visto desde sus lujosos coches oficiales como esos barrios cambiaban en muy pocos años. Han visto como esos barrios se degradaban, incluso aun cuando ellos vivieran en barrios tranquilos y alejados del centro. Lo han visto… ¡y no han hecho nada! Ahora llega la crisis y con ella las situaciones límite.

En su ceguera, no es raro que hoy lo único que les preocupe sea disputar el voto de la inmigración ¡desde ERC hasta el PP! Ignoran que en toda Europa la inmensa mayoría de inmigrantes se han inhibido de los procesos políticos de sus respectivos y si han ido a votar, han votado especialmente a sus propias opciones étnicas, ¿hay algún elemento que haga creer que aquí va a ser diferente?

Los nacionalistas catalanes, que en principio deberían ser la fuerza más interesada en preservar la identidad de Catalunya participan también en esta loca –e inútil carrera- en pos del voto inmigrante cuando ya casi 1 de cada 5 residentes en Catalunya ha nacido en el extranjero.

Artur Más se rodeó de un nutrido grupo de inmigrantes en el último partido Barça-Madrid, al acabar el mitin de CiU “sólo para inmigrantes” que tuvo lugar antes del encuentro en el Palacio de congresos. Allí salió a relucir de nuevo Ángel Colom, ex secretario general de ERC, ex presidente del Partit per l’Independencia y ex delegado de Pujol en Marruecos… hoy “responsable sectorial de inmigración de CiU”, probablemente uno de los políticos más desprestigiados de Catalunya que está multiplicando reuniones con colectivos inmigrante buscando el voto para CiU.

Ni el PP, ni ERC tampoco quieren permanecer al margen de la carrera. En la última reunión del Consell Nacional del partido el tema era la inmigración y la resolución aprobada señalaba que “el millón de personas que han llegado a Catalunya en los últimos tiempos supone “retos muy importantes para la sociedad de acogida”. ERC reclama políticas que intervengan en “la ordenación y la gestión de los flujos migratorios”, pero quiere imponer el catalán como "lengua de uso público y compartida de las personas migrantes (sic), convirtiéndose así en una herramienta más de cohesión”. El presidente de ERC, Joan Puigcercós, intervino en dicha reunión subrayando que “los derechos sociales de los recién llegados son intocables, pero los derechos políticos son otra cosa. Para tener derechos políticos, para poder decidir en una comunidad nacional, es preciso conocer el país, la cultura y la lengua, y nosotros trabajaremos para facilitar las herramientas para que los nuevos catalanes tengan acceso a estos conocimientos. Pero e
l derecho político ha de ser consecuencia de la integración, el enraizamiento y la estima”. Al parecer el único problema es que el inmigrante aprenda catalán.

Ambos, Puigcercós y Mas utilizaron el término “nuevos catalanes” para referirse a los inmigrantes… ¿les han preguntado a ellos lo que piensan?

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Fin de la moratoria para búlgaros y rumanos

Vaya por delante que búlgaros y rumanos son ciudadanos europeos de pleno derecho. Y vaya por delante que desde IdentidaD siempre hemos sostenido que, si es rigurosamente necesaria una inmigración en España, lo lógico es que proceda de los países europeos. Y, por último, vaya por delante, que el sector conflictivo de la inmigración rumana en España es el mismo que también es considerado como conflictivo en su país de origen, la etnia romaní. Dicho lo cual añadiremos que parece aventurado en las actuales circunstancias, levantar la moratoria laboral que hasta ahora pesaba para ciudadanos búlgaros y rumanos. Con un mercado laboral absolutamente desplomado y que pasará mucho tiempo antes de que se reactive, el permitir la entrada a trabajadores búlgaros y rumanos es una iniciativa absolutamente aventurera e irresponsable. 

La moratoria es un mecanismo contemplado en los tratados de adhesión de ambos Estados que permite al resto de países miembros aplicar un periodo transitorio a la libre circulación de trabajadores por cuenta ajena. Este plazo puede prolongarse hasta siete años en tres fases, la primera de las cuales debe durar dos años y para cuya renovación es preciso informar primero a la Comisión Europea. España vencerá el primer plazo el 31 de diciembre de 2008. Para Corbacho, “no vale la pena proseguir con la moratoria”… ¿no vale la pena? ¿acaso tenemos un mercado laboral eufórico?  ¿en que se basa para asegurar –como hizo- que los flujos migratorios se inviertan en relación a estos dos países? ¿hay algún rastro de que efectivamente vaya a ser así? No, no lo hay.

Por lo demás, la existencia de una crisis económica se percibe también desde Bulgaria y Rumania. Los amigos de los trabajadores de estos países que residen en España, son perfectamente conscientes de que aquí no atan los perros con longaniza y que en las actuales circunstancias no hay trabajo. Por tanto, es rigurosamente cierto que la inmigración laboral procedente de estos países se ha detenido… y sin embargo siguen llegando ciudadanos de ambos países ¿qué está ocurriendo?

Es simple: han dejado de venir trabajadores búlgaros y rumanos pero siguen llegando –¡y en qué cantidades!- ciudadanos de etnia romaní procedente de esos países, que desde antes del verano están abandonando Italia. España es el objetivo. Las costumbres antropológicas y culturales de este grupo étnico son difícilmente integrables en Europa (incluido en su Rumania natal). El hecho de que en su escala de valores no conste como algo moralmente rechazable el engañar a los que no son miembros de su comunidad, es suficientemente elocuente y explica por sí mismo, porque ni en su propio país, ni en Italia, han podido arraigar, ni han podido evitar generar en torno suyo un halo de hostilidad.

Pues bien, estos son los rumanos y búlgaros que están llegando en estos momentos. ¿Dice la reforma de la ley de inmigración algo sobre qué hacer con comunidades tan alejadas de nuestra escala de valores que exista con ellas una brecha antropológica y cultural insalvable? No, no dice nada: entonces esa reforma no solucionará ningún problema real.

Por cierto, la medida anunciado por el gobierno de eliminar la moratoria ha sido aplaudida por la “banda de los cuatro”: la medida cuenta con el apoyo del PP, del PSOE por supuesto, CiU no puso ningún obstáculo y, por lo que se refiere al PNV, Emilio Olabarría se mostró también favorable. ¿Realmente son conscientes de la naturaleza del problema?

© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

Crónicas de la España insostenible: La pesadilla demográfica

Infokrisis.- Los “autóctonos” cada vez somos menos, los inmigrantes cada vez son más. Nuestro gobierno y nuestros medios de comunicación practican la política del avestruz: cuando aparece un peligro en el horizonte prefieren esconder la cabeza antes que afrontarlo. Como si la fiebre del enfermo bajara por el mero hecho de romper el termómetro. De todos los problemas que se van acumulando hay uno que produce particular intranquilidad: la perspectiva demográfica que tenemos por delante, máxime tras conocer los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. A pesar de que el gobierno maquilla las cifras, estamos ya por encima de los 7.000.000 de inmigrantes, lo que supone un 15% de la población total. En apenas 20 años serán prácticamente el doble (un 30%) uniendo a los nuevos llegados, su tasa demográfica desbordante. En 2040-50 la mitad del país estará compuesta por gentes llegadas de fuera y étnicamente no pertenecientes al área europea. Se engañan quienes creen que todo seguirá igual. La demografía es la peor pesadilla de los gobiernos españoles; por eso prefieren ignorar el problema.

Recientemente, el diario barcelonés La Vanguardia, publicó una comparativa entre las predicciones demográficas realizadas en 2000 y la realidad de 2009. El subtítulo del artículo era: “Las predicciones del 2000 no adivinaron el gran crecimiento de la inmigración”. En efecto, en el año 2000 se hizo la primera prospección demográfica para los siguientes diez años. Entonces aún era válido en Catalunya el eslogan "Som sis milions" (somos seis millones, alusión al número de habitantes de aquella autonomía en ese momento). La previsión indicaba se llegaría a los 6,4 millones de habitantes en diez años. Sin embargo, el 1 de enero del 2008 se habían superado los 7,24 millones de habitantes, en total 1.242.000 “catalanes” más. Se había producido una desviación ¡tres veces superior a la prevista!

¿Qué había ocurrido? ¿Por qué una previsión demográfica había fallado tan estrepitosamente, siendo la estadística una ciencia exacta? Además, en el año 2000, en Catalunya ya era evidente que estaban llegando desde 1996 contingentes masivos de inmigración que habían construido sus primeros guetos en zonas del cinturón metropolitano. La proyección no había sido realizada por una institución lejana sino por el Institut d’Estadística de Catalunya (IEC) que no podía ignorar la mutación que empezaba a sufrir aquella autonomía.

La tasa demográfica creció mucho más de lo previsto por el IEC, a pesar de que el primer niño nacido en Catalunya en el 2000 ya era marroquí e incluso se habían producido los primeros incidentes entre inmigrantes y población autóctona en Ca’n Oriach. Una institución como el IEC que debería de trabajar con criterios científicos, no podía olvidar introducir en sus estudios de prospectiva constantes relativas a la inmigración que modificarían obvia y extraordinariamente sus previsiones.

Sin embargo nadie apreció que la tasa de fecundidad pasaría de 1,18 hijos por mujer en 2000 a 1,46. El único elemento nuevo al que se le puede científicamente atribuir ese aumento de la natalidad es la inmigración. Los datos aportados por La Vanguardia y extraídos del anuario del IEC así permiten constatarlo fácilmente: entre el 1 de enero de 2002 y el 31 de diciembre de 2007 llegaron a Catalunya 735.000 inmigrantes… y si añadimos lo que ya había llegado antes de esa fecha y lo que llegó después estamos ante 1.350.000-1.450.000 inmigrantes, lo que supone un 20% de la población catalana, cifra que, por todos los medios la Generalitat pretende evitar reconocer. A esto se une, además que desde 1996 –cuando se inició la oleada migratoria- Catalunya ha ido perdiendo una media de 5.000 ciudadanos autóctonos que se han ido trasladando cada año a otras autonomías.

La Generalitat oficialmente reconoce hoy sólo la presencia de 1.150.000 inmigrantes… cifra que, que data de principios de 2008 y de contabilizar solamente a empadronados, cuando a esta cifra habría que sumar los no empadronados y los que han llegado a lo largo de todo el 2008 y el 2009… que nos dan esa cifra de 1.350.000-1.450.000 inmigrantes a la que hemos aludidoantes. En 2000 se enunciaron proyecciones demográficas erróneas y ahora se ocultan 250.000 inmigrantes. ¿Error deliberado o involuntario? No existe “excepción catalana”, en otras autonomías ocurre exactamente lo mismo.

En 2000 y mucho más ahora en plena crisis económica, el maquillado de las cifras sobre inmigración, tanto en Catalunya como en el resto del Estado, ha sido reiteradamente justificado para no crear “alarma social” y, mucho más en Catalunya a la que le cabe el dudoso honor de tener una inmigración mayoritariamente islámica… provista de una tasa de reproducción más alta. En España las estadísticas oficiales no se rigen por criterios científicos, sino por necesidades de gobierno.

La demografía islámica: conquista silenciosa

Hasta no hace mucho, la Libia del coronel Ghadaffi era uno de los grandes exportadores de terrorismo islámico a todo el mundo. El Caso Lockerbie está ahí para recordar aquel período siniestro. Sin embargo hace tres años, Ghadaffi cambió de orientación. A nadie en Europa le interesaron los motivos por los que renunció al uso del terrorismo. Y son significativos por que el mandatario libio lo explicó: “Alá garantiza la victoria islámica en Europa sin espadas. Los 50 millones de islamistas que viven en Europa lo convertirán en un continente islámico en poco tiempo”. Efectivamente, ¿para qué desenvainar la espada?

Las cifras en toda Europa son absolutamente escalofriantes y parecen no importar a nuestros gobiernos tan solo preocupados por captar el voto islámico. Repasemos la situación: en Bélgica el 25% de los jóvenes menores de 20 años son islamistas, pero el 50% de los recién nacidos hoy ya nacen en esa religión; en el 2029 el 50% del país será islamista. En Holanda las cosas están todavía peor: hoy el 50% de los bebés ya nacen islamistas y en 15 años el 50% de los residentes en aquel país será islamista. Gran Bretaña, por su parte, tenía en 1979 a 80.000 islamistas, hoy son 2.500.000 que acuden regularmente al millar de mezquitas, buena parte de la cual antes eran iglesias católicas o anglicanas. En Francia la situación es espeluznante: mientras la población francesa tiene una tasa de natalidad de 1,8 hijos por pareja, los islamistas tienen una tasa de ¡8,1 hijos por pareja!; en el sur de Francia ya existen más mezquitas que iglesias católicas; el 30% de los menores de 20 años son islamistas y en ciudades como Niza, Marsella o París, llegan al 45%. De seguir así las cifras, en 2059 Francia será una república islámica. En España, naturalmente, no hay cifras, pero la presencia de 1.250.000 islamistas magrebíes, subsaharianos y paquistaníes no da lugar al optimismo como veremos más adelante.

En todo el continente existen hoy 50 millones de islamistas que se habrán convertido en 102 en 50 años, incluso aun cuando no llegaran más inmigrantes al continente (…y siguen llegando). Las cosas son todavía más dramáticas si tenemos en cuenta que desde 1990 el 90% del crecimiento demográfico en la UE se ha debido a los islamistas.

Los demógrafos progresistas sostienen que las elevadas tasas de natalidad se deben al subdesarrollo y al analfabetismo. Dadas las malas condiciones de vida del tercer mundo, no basta con dos hijos por familia para asegurar el futuro, sino que es preciso recurrir a muchos hijos, de los cuales algunos morirán siendo niños, durante el parto o poco después. En el momento en que los islamistas se integren en los parámetros de la cultura europea –nos explican los demógrafos progresistas como Emmanuel Todd-  esas elevadas tasas de natalidad irán descendiendo. Así pues, el énfasis hay que colocarlo en la “integración”. Error garrafal: los islamistas vienen llegando a Europa desde hace más de 30 años. Deberían haber tenido ocasión de “integrarse” y moderar sus tasas demográficas: no ha ocurrido ni remotamente eso, sino todo lo contrario. Se han ido reforzando en su identidad y, los subsidios por recién nacido, han servido para estimular todavía más la natalidad. En Francia se ha conocido el caso de un camerunés con tres esposas y 24 hijos, cifra record pero no muy alejada de miles que tienen entre 8 y 12 hijos, a los que el Estado acomoda en pisos gratuitos y a los que da jugosos subsidios por hijo que hacen innecesario el trabajo.

¿Por qué es importante atender a las tasas de natalidad? Por que la historia demuestra que para que una cultura sea “viable” (es decir pueda transmitirse de padres a hijos) debe tener una tasa de natalidad superior a 2,11 hijos por pareja. Si tiene cifras inferiores, tiende a decaer y por debajo de 1,3 se extingue en menos de un siglo y se discute si hoy es posible recuperarse en tasas de natalidad inferiores a 1,9. La comunidad autóctona tiene en España una tasa demográfica de 1,1…

Si dos parejas (4 personas) tienen una tasa fecundidad de “1” esto querrá decir que tienen un hijo por pareja, es decir que 4 personas se convertirán en 2 en una generación. Si esta tasa se mantiene y estos dos nacidos, al adquirir edad fértil, tienen solamente un hijo, al cabo de 50 años (2 generaciones) las 4 personas iniciales se habrán convertido en 1. Imaginemos lo contrario: si 4 personas de religión islámica tienen una tasa de fertilidad de 6, esto querrá decir que dos parejas tendrán sumadas 12 hijos y al cabo de otra generación ya serán 36. Los cuatro islamistas iniciales habrán pasado a ser 36, mientras que los 4  europeos se habrán convertido en 1… ¿Alguien cree que nada va a cambiar en Europa en los próximos 50 años en un continente con mayoría islámica? Si, nuestra clase política que mira a otro lado.

La peor noticia de 2009: 40.000 inmigrantes más al mes

Durante año y medio el gobierno y los medios han ido alimentando una ficción: que la inmigración estaba retornando. Incluso establecieron flamante “Plan de Retorno Voluntario” para estimular la repatriación a la vista de que el mercado de trabajo español visiblemente no puede integrarlos. Por una parte los inmigrantes estaban retornando y por otro no llegaban más o llegaban en una cantidad mínima. En gobierno afirmó por activa y por pasiva que en todo el 2009 apenas iban a llegar 200.000 inmigrantes, añadiendo que la mayoría entrarían a España de manera legal. En 2007 habían entrado 600.000 (que, finalmente fueron 716.257 para el Eurostad y 958.000 para un estudio del INE); en 2008, según el gobierno descendió a 400.000 (que luego han resultado ser 443.930), de tal manera que los 200.000 esperados para este año certificaban una obvia desaceleración. Todo era mentira.

Lo hemos sabido el sábado 14 de noviembre, cuando, seguramente por un fallo de coordinación entre oficinas paraestatales, al Instituto Nacional de Estadística se le escapó el dato capital para entender la situación actual de la inmigración en España. Copiamos la noticia de El Confidencial: “En concreto, y según las estimaciones del INE, durante los primeros nueves meses del año nada menos que 371.226 inmigrantes se han inscrito en los distintos padrones municipales. La horquilla se ha movido entre los 45.072 inmigrantes que se inscribieron en el mes de marzo y los 35.148 registrados en agosto, lo que da idea de la intensidad del fenómeno migratorio. Esto significa que cada mes se inscriben (como media) 41.247 inmigrantes en los registros oficiales, lo que ha sorprendido a los estudiosos en cuestiones de inmigración, que esperaban un reflujo más importante en la entrada de inmigrantes en un contexto económico tan negativo como el actual: la mayor recesión en medio siglo”.

Una media de 41.247 al mes implica que en 2009 entrarán 494.964. Medio millón de personas que es ¡la misma cifra de inmigrantes que ha entrado como promedio en los últimos 14 años, los grandes años del “crecimiento económico”!

Algunos, ciertamente, retornan. Nuevamente copiamos de la agencia AP y pegamos: “Cerca de 9.000 personas, casi todas ellas de origen latinoamericano, solicitaron acogerse al plan de retorno voluntario para inmigrantes desempleados, que contempla el abono acumulado y anticipado de la prestación por desempleo”. Según los números facilitados por el gobierno, las 8.724 solicitudes cursadas fueron en un 44% de ciudadanos ecuatorianos y en un 18% de colombianos. La cuantía media de las prestaciones por desempleo recibidas por los extranjeros ascendió a 9.148 euros (13.588 dólares) por persona. Se ha tratado de un nuevo traspié del gobierno que esperaba que retornara algo más del doble… como si el retorno de 20.000 inmigrantes hubiera supuesto algo en relación a los más de 7.000.000 que han ido llegando desde 1996.

Obviamente retornan otros sin acogerse al “Plan de Retorno Voluntario”… Este año han faltado 316.873 en los padrones municipales, pero ¿han retornado? Sólo algunos: los que ya disponen de doble nacionalidad y por tanto pueden entrar y salir con pasaporte español. Si el mercado de trabajo está mal aquí se van a su país de origen y si luego oyen que en España remonta, vienen de nuevo. Son, en cierto sentido, unos privilegiados. Pero no todos. Cada año hay desfases en el padrón en relación al anterior, sin que se hayan producido modificaciones reales, debido a que los inmigrantes están obligados a inscribirse en el padrón municipal y luego a renovar su inscripción cada año… sin embargo, a partir del primer año, cuando obtienen la tarjeta sanitaria y la inscripción en la escuela de sus hijos o en la asistencia social, pueden prescindir completamente de renovar su inscripción, algo que hacen, especialmente los extranjeros residentes en España procedentes de la Unión Europea.

Lo más terrible es que da la sensación de que el propio gobierno ignora las cifras. Los datos de las inscripciones en el padrón municipal se conocen varios meses después de haberse producido las altas. Por otra parte, es rigurosamente cierto que se trata de una cifra que se presta a equívocos: existen muchos inmigrantes que no renuevan su padrón y otros que han entrado ilegalmente que no juzgan necesario inscribirse. Por tanto, en estos momentos, el gobierno ignora completamente la cantidad de inmigrantes que han decidido vivir en España, pero, en cualquier caso, debe estar en torno a los 7.000.000 según los más optimistas, aproximándose a los 7.500.000 para los más pesimistas. Tampoco hay que olvidar que en torno a 350.000 han obtenido la nacionalidad española en los últimos años desapareciendo de las listas de inmigración y reapareciendo como por encanto en la de “nacionales”.

¿Hasta cuándo aumentará la inmigración?

El pasado 20 de noviembre, varios medios de comunicación publicaron la noticia de que a población española llegará a principios de 2010 a los 46 millones de habitantes, cinco más que en 2002, aumento debido únicamente a la inmigración. Para restar dramatismo a la noticia (si antes de 2002 estaban presentes 2.500.000 de inmigrantes, una simple suma demostraría sin mucha dificultad que estamos por encima de los 7.000.000 de inmigrantes) se añadía que la llegada de inmigrantes se había “frenado”, moderándose el crecimiento del 1’20% en 2008 al 0’4 en 2019… Se reconocía eso sí que entre 2002 y 2008 el crecimiento demográfico de nuestro país se ha debido hasta un 92% a la inmigración.

Llama la atención que estas cifras del INE reconocieran que en 2007 llegaron casi un millón de inmigrantes (958.000) y se felicitaran de que en 2009 solamente lo hicieran 400.000 (si bien, una semana antes, el propio INE había dado como media la entrada de 40.000 inmigrantes mes en España en 2009, lo que hace un total de 480.000). De todas formas el INE no podía dejar de reconocer el impacto extraordinario de la inmigración sobre la natalidad de nuestro país. La edad media en el que las mujeres empezaban a tener hijos era de 31 años, añadiéndose “gracias a la inmigración”. En atención a lo políticamente correcto y a imitación de Francia, no se daban cifras por grupos étnicos. Tampoco hacía falta: estaba claro que cada vez los autóctonos somos menos y más mayores y los recién llegados más y con menos edad.

Es sorprendente que estas monstruosas cifras de llegada de inmigrantes no sean presentadas como dramáticas señales de alerta: el casi medio millón de inmigrantes que llegará en plena crisis económica a España, si bien supone un descenso en relación a 2007 (año récord de la inmigración), corresponde a la media de inmigrantes que ha llegado a España en los últimos 14 años: 450.000 inmigrantes cada año ¿dónde está la buena noticia? ¿no es una tragedia admitir a medio millón de inmigrantes que será imposible acomodar en el mercado de trabajo y deberán vivir de la delincuencia o de la caridad pública?

Otro dato interesante era el relativo al envejecimiento de la población: en los próximos 10 años el segmento que más va a aumentar son los mayores de 64 (habrá 1,29 millones más), que pasarán de representar el 16,6% al 19% en 2019. La esperanza de vida continuará creciendo, más para los hombres -casi dos años- que para las mujeres, que con 1,6 años más llegarán a los 85 años. Ellos, a los 79. La edad media de los inmigrantes, en cambio, se sitúa en los 31.

Las cifras publicadas por INE el 20-N no han sido más que una estadística de urgencia publicada para restar dramatismo a la información publicada sólo una semana antes (el 14 de noviembre) en la que se informaba de que en plena crisis y con una deuda pública disparada seguían llegando inmigrantes atraídos, no por inexistentes posibilidades de trabajo, sino por el sistema de coberturas, subsidios y garantías sociales de nuestro país.

Es significativa la forma con que las agencias de prensa internacionales recogieron la noticia. Associated Press titulaba la noticia: “España prevé descenso de inmigrantes en los próximos 10 años”… La agencia norteamericana evitaba dar cifras: el titular era lo que contaba y tanto en Europa como en los EEUU lo políticamente correcto consiste en difundir noticias que “quiten hierro” sobre la gravedad de la actual oleada migratoria.

Leyendo todos los informes del INE se percibe que la esperanza de que la inmigración disminuya su flujo de llegada a España no se apoya en ningún dato sociológico interpretado científicamente, sino que es meramente una opinión. El INE en España no es más que un espejo distorsionador de la realidad de la inmigración en España, en lugar de un organismo especializado en aportar fotografías instantáneas de la sociedad española que permitan percibir su realidad en cada momento. Esta es la España de ZP, la España del maquillaje estadístico y de la política del avestruz. Mientras el país camina con paso firme hacia el precipicio.

 

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¿Un país para viejos?

IDESCAT, Institut d’Estadística de Catalunya, acaba de elaborar una de sus proyecciones demográficas de carácter quinquenal. A pesar de que el estudio está vinculado a lo políticamente felicitándose por el “descenso” en la llegada de inmigrantes (sin alertar sobre lo relativo de ese “descenso”), como siempre, se filtran datos interesantes y significativos.

En el año 2012, Catalunya habrá llegado a los ocho millones de habitantes, pero se tratará de una población muy envejecida. Si la población catalana crece no es, desde luego, gracias a los catalanes, sino a la inmigración residente en Catalunya. Los que sí envejecen son los catalanes. En el 2042 Catalunya tendrá 2,3 millones de personas con más de 65 años, el 26,6% de la población. Para esa época –y eso es lo que IDESCAT prefiere eludir- es que entre el 40 y el 50% de los residentes en Catalunya sean procedentes otros grupos étnicos no europeos.

Los responsables de IDESCAT, durante la presentación del estudio recordaron que "la pirámide de la población catalana va envejeciendo. Descenderá el número de nacimientos y crecerán las defunciones. Y, sin embargo, se prevé que la población en edad escolar, de 0 a 15 años, crecerá por efecto de la reagrupación familiar de los inmigrantes (…) una de las consecuencias sociales más llamativas es que harán falta más escuelas.

 

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La Clave: irresponsabilidad en el poder

¿Por qué el gobierno permite que en plena crisis lleguen 500.000 inmigrantes más?

¿Cómo es posible que el gobierno por ciego e inepto que sea pueda permitir el establecimiento de medio millón de inmigrantes más en un momento en el que los presupuestos públicos tienen un déficit que se tardará años en remontar? ¿Cómo admite que en un momento en que el mercado de trabajo está literalmente hundido, con 5.000.000 de parados reales, maquillajes aparte, entre medio millón de inmigrantes sin la más mínima esperanza de acomodarse en el mercado laboral? Todo tiene una explicación, por absurda que sea.

En 2009 el PIB caerá entre un 3’6% según las previsiones oficiales y un 4% según observadores independientes. ¿Qué mide el PIB? El movimiento económico, la cantidad de lo comprado, lo vendido, lo producido. Durante años algunos hemos advertido que el crecimiento económico español en los años del ladrillazo era ficticio: subía el PIB, pero no aumentaba la riqueza, aumentaba el movimiento del dinero y el endeudamiento. Y si el PIB subía, decíamos, era simplemente porque cada año se han ido inyectando en la sociedad española entre 500 y 700.000 inmigrantes al año, esto es, cientos de miles de consumidores adultos que, por su mera presencia, hacían subir el PIB.

Un ejemplo lo demostrará con más claridad: en un pueblo de 1.000 personas, aparecen bruscamente 200 vecinos nuevos. Estos 200 vecinos precisarán comer, vestir, desplazarse, consumir servicios, y todo lo que es esencial para llevar un nivel de vida similar a los primitivos vecinos de ese pueblo. Al cabo de pocos meses está claro que en ese pueblo se producirá un aumento del movimiento económico, esto es, del PIB, pero esto no quiere decir que aumente la riqueza, sino que lo más probable es que la capacidad adquisitiva media haya disminuido e incluso que la comunidad en su conjunto se haya empobrecido:  para mantener los 200 vecinos nuevos, a la vista de que no pueden encontrar un puesto de trabajo, deberán pagar más impuestos solo una parte de los cuales retornará en forma de gasto por parte de los recién llegados (en comercios, vivienda y poco más)… sin olvidar que con que un 3% de estos recién llegados sean “conflictivos” o que exista una brecha cultural y antropológica muy acusada entre la comunidad receptora y la recién llegada, los problemas generados excederán con mucho las ventajas parciales del aumento del PIB. Pues bien, eso es justamente lo que ha ocurrido en España.

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Europa superpoblada

Europa figura entre las zonas más pobladas del planeta. La densidad de población de algunos países alcanza los 473 habitantes por kilómetro cuadrado y en España a 92,5 habitantes. Sin embargo, el área metropolitana de Madrid y la de Barcelona ocupan los puestos tercero y octavo de la Unión Europea y figuran como zonas superpobladas. Sin embargo, otras zonas (Zaragoza, Córdoba, Valladolid) sufren un despoblamiento creciente.

Algunos sociólogos y demógrafos han estimado que la densidad de población ideal para un país no debería ser superior a 70-80 habitantes por kilómetro cuadrado, que permiten alternar progreso económico-social con dominio privado. Más allá de esa densidad se producen problemas de masificación con todo lo que implican. Si bien la sociología políticamente correcta se obstina en negar que las diferencias étnicas sean esenciales, el sentido común, la lógica y la historia indican que cuanto más homogénea es una comunidad, mejor funciona. Eso o comunidades multiétnicas en la que desde los ilotas de Esparta a los negros de los guetos norteamericanos, las minorías están sometidas a una oligarquía económico-social perteneciente a otra raza. En la historia no existen sociedades multiculturales estables, lo que debería bastar para prevenirse de los riesgos de la inmigración masiva.

Es esencial considerar este punto: un descenso en el número de habitantes de una comunidad no es necesariamente una tragedia. La tragedia radica en compensar esta disminución demográfica con importación de masas desarraigadas de inmigrantes que alteran el sustrato étnico de una comunidad y, por tanto, modifiquen sus costumbres, su cultura y su tradición.

Desde el punto de vista económico el descenso de la población (con el consiguiente aumento durante un período de la edad media) implica solo un mayor esfuerzo en pensiones y previsión social y una mayor optimización del mecanismo económico. Nada que no pueda superarse. Es simplemente un esfuerzo de adaptación económico lo que se precisa, nada más. Por otra parte, los descensos de población pueden compensarse en apenas dos décadas mediante una adecuada política de natalidad, mientras que la inestabilidad de una sociedad multiétnica dura siempre.

En toda Europa van surgiendo voces de alarma que rompen el muro de silencio criminal de lo políticamente correcto. En Alemania estas voces están alcanzando un particular eco. Recientemente varios expertos de la Oficina Federal de Inmigración, en Alemania alertaron sobre que la inmigración de personas procedentes del Tercer Mundo hacia Europa y otras naciones industrializadas continuará aumentando en años próximos. El secretario de Estado parlamentario de Interior, Ole Schröder, señaló durante una reunión de dicha oficina en Nuremberg, al sur del país, que "actualmente viven en Europa unos 64 millones de inmigrantes, lo que equivale a la población de Francia". "El número de inmigrantes (del Tercer Mundo) aumentará claramente en los próximos años a nivel mundial", advirtió el político durante la reunión. Nunca se ha invertido tanto dinero en el Tercer Mundo (el famoso 0’7%), ni nunca como hoy la incapacidad de las autoridades de esa zona geográfica ha ocasionado un estallido tal de población.

Europa –y concretamente España- no pueden ser víctimas de la incompetencia de las autoridades del Tercer Mundo para regular sus estados y satisfacer las necesidades de sus poblaciones. Urge, pues, el cierre de fronteras y la repatriación de los excedentes de inmigración.

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Reflexiones sobre la inmigración (II de II). El problema no es religioso sino identitario

Infokrisis.- En esta segunda parte de las "reflexiones" intentamos establecer la naturaleza del problema que no es que la inmigración sea "molesta" por sus peculiaridades, ni siquiera que sea peligrosa a causa de su religion. El problema de fondo es que la inmigración masiva altera, desfigura y rebaja nuestra identidad. La religión forma parte de la identidad de algunos pueblos, pero casi nunca suele ser el origen del problema. La conclusión es simple: reforzar la propia identidad, reduciendo al mínimo imprescinible los flujos migratorios es la única garantía de eludir el espinoso problema de la alteración de nuestra identidad y del sustrato étnico de Europa.

 

4. ISLAM E INMIGRACIÓN

Ninguno de los rasgos del islam debería interesarnos gran cosa si se dieran en el otro lado del Mediterráneo. A fin de cuentas, a cada pueblo le corresponde alguna religión específica que ha arraigado más que cualquier otra en su entorno. Muchas religiones son exóticas y todas ellas nacieron en sociedades estamentales, por tanto, todas contienen en sus textos sagrados alusiones a la guerra y comprensibles especialmente por la casta guerrera: el Cristo pacífico del Sermón de la Montaña es también el que maldice a las ciudades de Betsaida y Corazaín que lo han recibido mal. El "maestro de amor" es, en la página siguiente, el que expulsa manu militari a los tenderos del Templo.

Se diría que los textos bíblicos aluden a dos “cristos”: uno guerrero y otro manso. Lo mismo ocurre con los textos islámicos: hay suras dedicadas a la casta guerra y que hablan su lenguaje de muerte, destrucción y liquidación de los adversarios, honor y victoria, mientras otras presentan al islamista como tolerante, alusivo de la violencia, caritativo y bondadoso. Lo mismo ocurre con el budismo, elaboración de un príncipe guerrero que es a la vez maestro de tolerancia y amor pero que no duda en sentenciar: “Si alguien molesta tu meditación, mátalo”. Los adeptos al Zen manejan la espada para decapitar pero la visión de un crisantemo les genera una lágrima de ternura. Y los viejos pagamos rendían culto a su dios en pie, pero llamaban a combatir en el Raknarök durante el ocaso de los dioses con la “hueste sagrada de Odín” formada por los guerreros muertos en combate, con el mismo énfasis que los tibetanos llaman hoy a formar en la guarnición de Shambala durante la batalla final contra las fuerzas del mal. Toda la historia de las religiones tiene su parte de guerra, muerte, destrucción y holocausto, pero también de honor y lealtad, historias de sacrificios y de privaciones por un ideal más alto, limpio y noble.

No nos puede extrañar por tanto que el islam hable de “pequeña” y de “gran” guerra santa, de la lucha contra otros ejércitos (la “pequeña guerra”) y de la lucha contra el enemigo interior que todos tenemos dentro y que nos impide llevar una vida limpia recta y pura (la “gran guerra”). Vale la pena leer todo lo que Evola escribió en su “Doctrina Aria de Lucha y Victoria” y en otros textos de análisis sobre al Tradición Guerrera (“Metafísica de la Guerra” especialmente, ambos en la Biblioteca Julius Evola, http://juliusevola.blogia.com), para encuadrar este aspecto del Islam dentro de la historia de las religiones. Haciéndolo, veremos que en este terreno, desde el punto de vista estrictamente doctrinal, el Islam es otra religión, nacida en otra época, en otras latitudes, adaptada para otros pueblos… pero no excesivamente diferente de cualquier otra forma religiosa.

Entonces ¿cuál es el problema? Dos y muy graves:

- El Islam es otra religión… pero no es la nuestra. Todos los contactos que el Islam ha tenido con Europa han sido por vía de las armas desde la “pérdida de España” hasta el cerco de Viena y la lucha contra los piratas berberiscos que duró hasta tiempos modernos. Europa ha establecido la “libertad de culto” ya desde el mundo clásico y, por tanto, no ha tenido inconveniente en que algunos miles de europeos en las últimas décadas se convirtieran tanto al Islam como a cualquier otra religión. No eran árabes o magrebíes quienes traían “su” Islam, sino europeos que se convertían al Islam conservando su cultura y sus rasgos antropológicos. Estos contingentes nunca manifestaron tendencias extremistas sino que se limitaron a llevar su fe íntimamente. Y mientras esto duró, nadie les molestó. Sin embargo, con la inmigración masiva llegó una forma de islam primitivo, supersticioso y fatalista que nada tenía que ver con Europa. El islam, en ese momento, dejó de ser una opción religiosa personal para convertirse en un riesgo para la identidad europea. Al igual que en medicina homeopática, un veneno puede ser incluso convertido en un remedio a condición de variar la dosis: hoy la dosis islámica que está recibiendo Europa es masiva y convertida en un riesgo.

- El Islam no ha evolucionados desde la época en la que nació, y hoy estamos en el siglo XXI. Su monoteísmo extremo (muy diferente del católico) y propio del paisaje monocorde del desierto, hace que se conserve en su práctica ritual y en sus aspectos antropológicos, prácticamente como en el siglo VII, hasta el punto de que basta por si mismo para explicar el atraso secular de los países islámicos. De no haberse hallado bolsas de petróleo en esos países, su situación no sería muy diferente del interior del continente africano: incapacidad para superar el estadio de tribu, incapacidad para entender el concepto de Nación, incapacidad para seguir los ritmos de la historia.

- El Islam no está donde nació, sino que está entre nosotros. Ha llegado a través de la inmigración. Mientras el Islam era conocido apenas por unos pocos miles de europeos que, fundamentalmente siguiendo a Guénon, habían hecho de él “su religión” a fin de poder enlazar con una forma tradicional que consideraban más viva, no había problema. Antropológica y culturalmente eran europeos aunque su fe fuera islámica. Sin embargo, la llegada masiva de inmigrantes, que, casi completamente, tienen una visión básica del islam, extremadamente somera y, por tanto, simplista y con tendencia a practicar un fanatismo supersticioso que ya está desterrado de las concepciones con las que cualquier europeo asume el hecho religioso, han ahogado al “islam autóctono” sumergido por millones de fieles supersticiosos en absoluto interesados por los aspectos tradicionales del Islam y mucho menos por su esoterismo, ni siquiera por los aspectos más accesibles del sufismo.

- El Islam tiene una increíble capacidad para deslizarse hacia sus actitudes más radicales. Véase por ejemplo, los casos de Palestina, Afganistán e Irak en donde son frecuentes los atentados suicidas ¿por qué? Por desesperación en primer lugar y luego por comparación entre la magnitud del sacrificio (una fracción de segundo de dolor mientras el cuerpo se hace trizas) y la magnitud de la recompensa prometida (una eternidad vivida con 33 años de edad, en erección permanente, como propietarios de siete palacios de jade, cada uno con uno con siete harenes de setenta y siete concubinas, ciertamente una visión muy sensualista de la felicidad en el más allá que puede interesar especialmente a quien ha conocido miseria en el más acá…). Se trata de suicidios instigados no por el desprendimiento… sino por la sensualidad. ¿Y en Europa? ¿Por qué los islamistas se radicalizan? : por reacción ante lo que les está vedado y les resulta inaccesible. Han venido aquí atraídos por los escaparates del consumo, pero una vez en Europa comprueban que la mayoría de ellos jamás tendrán acceso a lo que desean (coches de alta cilindrada, dinero en abundancia, comodidades, lujos, poco trabajo, mujeres rubias su fantasía obsesiva, etc.). El desfase entre el sueño y la realidad se traduce en una frustración que los imanes pueden “explicar” con facilidad: “Los europeos, degenerados y débiles nos han sido dados por Alá para que los dominemos con la fuerza que el viento tuerce una caña”. Es el odio social, la frustración, el complejo de inferioridad que frecuentemente aqueja al excolonizado con resentimientos y reacciones irracionales, la ira ante lo inalcanzable, todo esto, mucho más que la religión, es lo que genera la hostilidad creciente de comunidades inmigrantes (no sólo islámicas) contra Europa y contra los países de acogida. Cuando esa sensación aparece, la religión aporta los valores y actitudes en función de los cuales se intenta superar esa frustración. Por eso se dice que ante las crisis personales y sociales, la gente siempre, siempre, siempre, tiende a refugiarse en la religión y en su concepción más primitiva y radicalizada: porque sólo ella es capaz de dar un sentido a la crisis, a las privaciones y al deseo de revancha, venganza y revuelta. El fundamentalismo religioso siempre es la única esperanza para los desesperados.


5. UN PROBLEMA DE ARRAIGO E IDENTIDAD

Así pues, nuestra conclusión es que lo que tenemos ante la vista no es una lucha contra la religión islámica sino una lucha contra la inmigración masiva. Esta lucha no tiene nada que ver con lo que ocurre fuera de Europa y no puede estar condicionada ni determinada por los intereses de los EEUU o del Estado de Israel a causa del conflicto de Palestina tal como aspiran los instigadores de la “campaña Eurabia” y  que tan irresponsablemente difunden quienes creen que, por encima de todo, de lo que se trata es de denunciar a la religión islámica con no importa qué argumentos, por zafios, erróneos e ignorantes que sean.

Reducir la lucha contra la inmigración masiva a la lucha contra el islam es un error en la medida en que hay más inmigrantes presentes en Europa que los islamistas y el problema no es religioso sino de identidad.

Hay algo que condiciona mucho más que las creencias religiosas: el material genético con el que están constituidas las poblaciones, vinculado a determinadas formas antropológicas y culturales. De la misma forma que los mamíferos superiores desarrollan instinto que condicionan su existencia (instinto territorial que genera patriotismos, instinto de supervivencia vinculado a la reproducción sexual, instinto de agresividad que genera guerras y reacciones de autodefensa, etc.), así mismo están arraigados a la tierra en la que han nacido y ésta les ha proporcionado una identidad que se concreta en unas formas culturales específicas que nacen ahí y no en otro lugar.

El inmigrante pakistaní, el andino, el subsahariano, el magrebí, el llegado del Este europeo, el romaní, el europeo trasladado al Cono Sur que regresa luego a Europa como inmigrante, todos ellos tienen distintos comportamientos y distintas capacidades para integrarse en la sociedad de acogida. Incluso dentro del mismo país, dependerá de si pertenecen  a uno u otro grupo étnico que se integrarán mejor o peor. El comportamiento de la etnia romaní nómada procedente de Rumanía no es el mismo que el del rumano consciente de pertenecer a una cultura del Este Europeo. El comportamiento del chileno o del argentino de origen europeo es muy diferente a los de origen andino.

Y lo que es más interesante: tal como demuestra la inmigración que lleva varias décadas en Europa, el comportamiento del inmigrante africano (magrebí y subsahariano) y su capacidad de integración varían extraordinariamente de la primera a la segunda generación. El inmigrante de primera generación muestra un arraigo mantenido en relación a su tierra natal: está en Europa, pero vive como africano o andino, su corazón y sus sentimientos están allí aunque él esté en Europa. Ha venido a trabajar y trabaja en lo que puede cuando hay trabajo. Pero con la segunda generación la situación se agrava: el hijo del inmigrante ya no es de “allí”, pero tampoco se siente de “aquí” por mucho que en su pasaporte se reconozca doble nacionalidad.

A diferencia de la segunda generación de inmigración interior que en los años 50–70 trasvasó contingentes enormes de población de una región a otra de España sin generar problemas de integración ni fricciones en la medida en que existía una contigüidad antropológica y cultural entre la región emisora de inmigración y la región receptora, ni en la primera ni en las sucesivas generaciones, con la inmigración llegada del exterior ocurrió un fenómeno perverso y lo mismo ocurrió con los inmigrantes españoles que se desparramaron por Europa en los años 50–70.

En cambio, el magrebí de segunda generación perdió su identidad: ni era europeo, ni magrebí. Le repugnaba tanto el que su tierra hubiera sido colonizada (psicológicamente –y recalcamos lo de “psicológicamente” por que, en realidad, la colonización fue no tanto un sometimiento como una aportación cultural cuyo error consistía en pensar que el colonizado iba a asumir sin resistencia una identidad que no era la suya– esto implicaba, de hecho, reconocer la propia inferioridad: en la medida en que se acepta implícitamente que el colonizado siempre es “inferior” al colonizador…). Le acomplejaba estudiar historia, estudiar ciencia, estudiar filosofía y percibir que casi todas estas ramas del saber están completamente huérfanas de personajes de su etnia y el elemento dominante es europeo. Y eso es completamente irremediable que no puede cambiarse.

Este complejo de inferioridad se acentuaba al mirar los escaparates de consumo europeo y percibir que, mediante el trabajo cotidiano que veía desarrollar diariamente a sus padres, no iba a tener jamás acceso a esos objetos del deseo. Para colmo, compara a las mujeres de su grupo étnico, cubiertas con velos, y le resulta inevitable compararlas con los cuerpos europeos de mujeres en topless en las playas a las que no puede evitar desearlas… aunque con frecuencia es rechazado por ellas. A eso le llama “racismo” aun cuando sea el producto de una práctica habitual en la historia de la humanidad: “lo semejante se une a lo semejante”. El joven inmigrante de segunda generación experimenta una sensación de rechazo que se une al complejo de inferioridad del colonizado. Y ningún esfuerzo para "facilitar la integración" realizado por el Estado o por la sociedad de acogida

Ignora quien es, experimenta una sensación contradictoria de carencia: Europa le gusta, pero sabe que nunca podrá ser “europeo”. Se sabe originario de otras tierras, pero esas tierras le repugnan en su mojigatería, en sus hábitos culturales, en su atraso secular. Esto hace de él un personaje inestable y con comportamientos socialmente turbulentos.

Peor es la situación de la segunda generación de inmigrantes subsaharianos: en África Negra el elemento esencial de organización es la tribu. La tribu es una comunidad que ofrece “servicios” ante la inexistencia práctica de otros conceptos habituales en Europa. La sexualidad africana y su tendencia a la promiscuidad hacen que la institución de la familia sea excepcionalmente débil en África Negra. Los hijos no suelen ser educados por los padres a la vista de la volatilidad de las uniones; es la tribu quien educa a los hijos; la tribu trasmite las tradiciones de la tribu, la tribu se convierte a sí misma en un factor de estabilidad mediante un amplio repertorio de técnicas, desde los ritos de tránsito a la organización en sociedades específicas de hombres a un lado y de mujeres en otro. Y el sistema funciona… en África.

Pero una vez trasplantado a Europa, el inmigrante procedente del África Negra, ha dejado atrás a la tribu. La inestabilidad familiar habitual en las sociedades subsaharianas sigue siendo la misma que en África, pero ya no hay tribu capaz de asumir la tutela y educación de los recién nacidos hasta su pubertad. El resultado es catastrófico tal como demostraron los incidentes de noviembre de 2005 en las aglomeraciones de inmigrantes en Francia.

La segunda generación procedente de África Negra se muestra imposible de controlar y educar a través de los canales habituales en Europa y, al igual que los magrebíes, se convierten en focos de inestabilidad para los países de acogida. La reacción de los originarios de África negra es todavía mayor en la medida en que desarrollan un complejo de inferioridad incluso superior a otros colectivos. Podemos imaginar lo que supone para un niño de color asistir a clase y a lo largo de su formación percibir que ni un solo miembro de su raza parece estar presente en las distintas ramas del saber que se transmiten en la escuela.

A pesar de que estos inmigrantes de segunda generación nacen en hogares mayoritariamente islámicos, solamente unos pocos –y es importante destacarlo porque contradice por sí mismo a la tesis de “Eurabia”– asumen el islam como religión. La influencia de los imanes en los disturbios que sacudieron Francia en noviembre de 2005 fue prácticamente nula. Las revueltas de 2005 fueron completamente “laicas” y el odio se orientó no tanto hacia las iglesias católicas como hacia los establecimientos del Estado (comisarías, cuarteles de bomberos, escuelas, centros cívicos, transportes públicos…).

En general, la inmigración a horizontes lejanos, cuando existe una brecha cultural y antropológica, tiende a empobrecer culturalmente a los inmigrantes de segunda generación y a desposeerlos de rasgos identitarios propios: ni son una cosa, ni son otra, son un híbrido “mestizo” que, como aplicación de las leyes de la Psicología de las Muchedumbres de Gustav Le Bon, no asumen “lo mejor” de cada cultura… sino “lo peor”, lo menos esencial de cada una de ellas.

La inmigración es, en definitiva, negativa tanto para el mantenimiento de la cultura del país de acogida como para la identidad de los propios inmigrantes. El tan cacareado “mestizaje” no se sitúa por encima de la cultura inmigrante o de la del país de acogida, sino muy por debajo del nivel cultural más bajo de cada una de ellas.

Lo mismo ocurre con los inmigrantes andinos que experimentan el mismo complejo propio del colonizado y que reaccionan a la manera de Evo Morales, manifestando, de un lado, su hostilidad a “la Hispanidad” y a todo lo que les legó la cultura española al trasplantarse a América; y de otro, mediante la recuperación de las culturas andinas… que habían desaparecido prácticamente en su totalidad a finales del siglo XVI y de las que apenas existían datos fragmentarios.

La habilidad de Evo Morales ha consistido en “crear”, literalmente de la nada, a partir de unos cuantos monumentos de piedra y de unos pocos testimonios documentales (habitualmente escritos por los propios colonizadores…), así como por fragmentos aislados de tradiciones indígenas en estado de agonía, y presentar todo esto como una “alternativa” a la colonización. Chávez, al menos, ha sido más prudente haciendo del Simón Bolívar histórico el eje de su “mito”. En cualquiera de los dos casos, el resultado es el mismo: hostilidad hacia Europa e intentos de arraigo en una real o supuesta tradición local. Tanto Venezuela, como Bolivia, como parte del mundo árabe se permiten estas actitudes gracias a un bien que poseen en común: el petróleo. El petróleo les “financia” la búsqueda o la construcción de una identidad.

¿Dónde entra la religión en todo esto? Los católicos españoles se equivocaron al pensar que los contingentes andinos revitalizarían a la iglesia española, cuando en realidad han tenido mucho más impacto en el crecimiento de las sectas evangélicas, los grupos protestantes y comunidades como mormones, adventistas, testigos de Jehová, etc. ¿Le interesa la religión a un inmigrante de segunda generación? No lo parece, salvo a grupos muy minoritarios, contrariamente a lo que afirman los “eurabianos”.

La religión es un factor identitario para los inmigrantes de primera generación, pero las experiencias y los estudios realizados en Europa demuestran que en las generaciones siguientes el problema religioso pasa a segundo plano y lo que se convierte en elemento indeseable es precisamente la pérdida de toda identidad (a fin de cuentas, una religión no es más que un factor de estabilidad social, algo que vale también para el Islam y sus preceptos) y un innegable proceso de aculturización que hace de esa segunda generación el verdadero riesgo de la inmigración… ¡que en Europa se ha demostrado que no hay forma de reconducir ni de integrar!

La pérdida de toda identidad propia del inmigrante de segunda generación, y esa sensación de “no ser ni de aquí ni de allí” termina generando un odio hacia todo lo que supone “identidad” y un afán destructivo contra cualquier forma de “identidad”. Esto por lo que se refiere a la mayoría.

Pero todavía puede ocurrir un fenómeno más perverso. En tiempos de crisis, cuando se está en trance de perder toda esperanza en el futuro, la religión siempre supone un clavo ardiendo, la esperanza para desesperados de la que hablábamos antes. En este sentido, el Islam trasplantado a Europa ha sido uno de esos clavos ardiendo para unos cuantos miles de jóvenes originarios de países islámicos (especialmente paquistaníes y magrebíes). Su reacción ante la crisis ha sido arraigarse en su propia identidad y tender a reforzarla. Y en el mundo árabe y magrebí, el islam aporta la mayor parte de su identidad en la medida en que trasciende el plano religioso y se convierte en una forma de organizar la sociedad.

Para colmo, en tiempos de crisis aparecen formas extremas de “reduccionismo” esto es, intentos de explicar la crisis mediante el “Es voluntad de Alá” o “Dios lo quiere”, explicaciones simplistas (“Las desgracias son el resultado de nuestras faltas”) y las soluciones radicales (“Vivir intensamente el islam” o cualquier otra religión). Y esto tiene una extraordinaria tendencia a deslizarse hacia el radicalismo religioso.

En ese sentido, el examen del comportamiento de las comunidades islámicas en Europa demuestra que basta que en una comunidad inmigrante aparezca un imán radicalizado para que en pocos meses, esa comunidad, hasta entonces en fase de integración, cambie completamente: de un día para otro, las niñas usan velo islámico, dejan de hablar con europeos de su edad, la comunidad islámica tiende a cerrarse en sí misma, aparecen síntomas de desprecio hacia el estilo de la vida de la comunidad de acogida que pasa a considerarse “degenerado y contrario al Corán”. La religión se convierte entonces en problema, pero el problema no es la religión sino la concentración de inmigración que en tiempos de crisis hace que ésta sea para ellos particularmente aguda.

6. ALGUNA CONCLUSIÓN APRESURADA

Siempre, cuando la inmigración supera el 5% en el seno de una comunidad, aparece el conflicto. El 5% parece marcar la divisoria entre lo que se puede “integrar” o que, al menos, puede convivir sin problemas y lo que resulta inintegrable y con una convivencia progresivamente difícil. Y esto ocurre con todas las comunidades étnicas. El factor religioso, cuando existe, ciertamente puede desarrollar tendencias hacia el radicalismo y es, siempre, un factor de identidad, pero el problema no es la religión en sí misma, sino la identidad de la que la religión es una parte y en función de la cual los fundamentalismos intentan organizar su vida y la de su comunidad por encima de las leyes del país de acogida.

¿Cuál es el problema, a fin de cuentas? El problema radica en que existe una brecha antropológica entre la identidad europea y la identidad islámica o la identidad andina. Esa brecha está anidada en la genética de las poblaciones: la identidad, en este sentido, es un instinto más, como el instinto territorial, el de reproducción o el de agresividad. Permite a una comunidad sobrevivir y tener un rostro propio. El fenómeno de la inmigración tiende a diluir y alterar ese sistema de identidades, tanto en la comunidad inmigrante como en la comunidad receptora y, por tanto, es un medio para desestabilizar a las comunidades.

¿Y la solución? La solución es simple. Si la inmigración es un producto de la globalización (la optimización de las inversiones y de la producción logrando que la inyección masiva de inmigración en Europa abarate el precio de la mano de obra) el problema-fuente es la globalización. Si el péndulo de la globalización llegó en 2008 hasta sus consecuencias extremas, la crisis desencadenada a partir de aquel momento evidenció la necesidad de asumir la DESGLOBALIZACIÓN como una exigencia para restablecer la normalidad.

Y esto implica en la materia que estamos tratando, por una parte, cortar los flujos de inmigración a Europea, en seco y radicalmente y, en segundo lugar, proceder a las repatriaciones masivas de inmigrantes en paro de larga duración, inmigrantes en situación de ilegalidad, inmigrantes presos o a la espera de juicio y favorecer leyes que eviten concentraciones de inmigración superiores al 5% en localidades, barrios y comunidades; reforzar la propia identidad en lugar de renunciar a ella, atenuarla y aceptar las veleidades gilipollescas del “mestizaje” y genialidades similares.

Sólo así la inmigración será “sostenible”: cuando ni amenace ni altere la identidad de la comunidad de acogida y solamente en número estrictamente necesario, algo que no depende de la voluntad de los individuos sino de las necesidades –si existieran– de la comunidad de acogida.

¿Y la religión? En una Europa laica, la religión se recluye en el ámbito personal. Y, por supuesto, la religión que corresponde a Europa, y por tanto, la única que puede recibir un trato especial, es el cristianismo y en España el catolicismo.

¿Y “Eurabia”? El intento de hacer partícipes a los europeos de los problemas de Oriente Medio es un intento rechazable y denunciable como intento de los laboratorios de op-sic del Mosad. Su problema no es nuestro problema. ¿”Eurabia”? ¿Y por qué no “Euroandinia”? ¿O Euroafricalandia? No, el problema de Oriente Medio no es nuestro problema. La inmigración masiva y la desfiguración de nuestra identidad si lo es y en este sentido, el islam es un problema, pero no el único: el problema es lo masivo de la inmigración, venga de donde venga.

© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

Reflexiones sobre la inmigración (I de II). Eurabia como falso planteamiento

Infokrisis.– Uno de los errores en la lucha contra la inmigración masiva es pensar que el único problema que trae la inmigración es el islamismo radical, o lo que es lo mismo: pensar que estamos obligados a combatir contra la inmigración masiva porque en sus maletas traen el islam a Europa. Se trata de una simplificación ingenua, sino ignorante, que ha aparecido en Europa a partir del milenio, especialmente tras los ataques del 11–S, cuando el islam pasó a ser sinónimo de “terrorismo internacional”. Pero vale la pena perder de vista un planteamiento más amplio del problema de la inmigración y del islam.

1. EEUU, ISRAEL, MUNDO ÁRABE

Es inevitable hablar del Estado de Israel. La ocupación del territorio palestino y el conflicto que dura ya casi 70 años ha ido empañando progresivamente la imagen de Israel especialmente en Europa. A diferencia de en los EEUU en donde el judaísmo tiene una influencia decisiva en medios de comunicación, industria del cine, comunicaciones y finanzas, en Europa el rol efectivo de los ciudadanos de origen israelita es mucho menor. Además, el judaísmo europeo está incluso dividido en relación a la percepción del problema de Palestina y carece de capacidad efectiva para que su presión sobre los gobiernos europeos sea decisiva y capaz de influir en la actitud de Europa en relación a este conflicto.

Israel ha utilizado históricamente la cuestión del “holocausto” para congraciarse con la opinión pública europea. Ha bastado cualquier repunte de la conflictividad en Palestina para que los “agentes de influencia” israelitas distribuidos por todo el mundo pasaran a la ofensiva contrabandeando el desprestigio del Estado de Israel en estas cuestiones acentuando la victimización apelando al sentimentalismo y la emotividad europea con recuerdos sobre lo que se ha dado en llamar “holocausto”.

Sin embargo, esto ha logrado mantener solamente una especie de cordón umbilical emotivo, pero muy tenue, entre Europa e Israel que nunca ha ido muy lejos, especialmente porque en materia de política internacional los gobiernos europeos han mantenido la cabeza fría e Israel ha sido considerado como una especie de portaviones norteamericano en Oriente Medio. En momentos en los que Europa ha mantenido deseos de autonomía en relación al “imperio”, se ha acentuado la tendencia a participar en “procesos de paz”, facilitar negociaciones y ayudar a Palestina a que tenga algo parecido a un Estado. Por el contrario, en momentos en los que los gobiernos europeos han sido más partidarios del alineamiento pro–norteamericano, más se han inhibido de participar en iniciativas políticas en Oriente Medio, dejando al binomio EEUU–Israel la resolución del conflicto.

Pero a principios del milenio se puso de manifiesto una nueva variable en la ecuación. Desde el 11–S y más especialmente desde los meses previos al ataque a Irak, la opinión pública norteamericana tiene tendencia a considerar a Europa como “continente en fase de islamización”. De un lado se difunde la idea de que “París es islámico”… que no está desprovista de sentido si tenemos en cuenta que el número de menores de 25 años de origen magrebí en París y banlieu ya es superior al número de franceses de etnia europea y mucho más si tenemos en cuenta que el número de mezquitas aumenta en Europa más que en lugar alguno del mundo. Para colmo Turquía y Marruecos, avalados por algunos Estados Europeos (entre ellos España) aspiran por ingresar en la Unión Europea.

Los EEUU, insistiendo en estos temas avalan la veracidad del concepto de “Eurabia”, síntesis de la cultura europea e islámica al que nos referiremos más adelante. Pero hace falta añadir que los EEUU han sido siempre los primeros interesados en avalar y fomentar todos estos fenómenos que suponen, en definitiva, un debilitamiento de Europa logrado mediante la alteración de su sustrato étnico y cultural. Desde la administración Clinton, los EEUU están realizando todas las gestiones diplomáticas, esfuerzos y presiones para lograr que Turquia entre en la UE. De la misma manera, Marruecos es hoy el gran aliado de EEUU en el Mediterráneo Occidental y su portaviones en África continental…

Hay documentación e informaciones suficientes para sostener que:

1) EEUU mantiene una estrecha alianza con Israel… pero también mantiene una relación preferencial con determinados regímenes islamistas: Marruecos, Turquía, Arabia Saudí, etc.

2) EEUU utiliza la amenaza del “terrorismo islámico” (¿pero qué diablos es Al–Qaeda y quién y desde dónde se controla?) como clave de su intervencionismo exterior y “casus belli” para desencadenar guerras de agresión.

3) EEUU avala la entrada en la UE de Turquía y Marruecos con el único objetivo de debilitar a Europa generando problemas y creando focos de inestabilidad.

4) EEUU e Israel han lanzado el concepto de “Eurabia” para desactivar el apoyo europeo de paz en Oriente Medio y alterar la decantación de la opinión pública europea en relación al conflicto.

2. “EURABIA” O “EUROISRAEL”

El concepto de “Eurabia” es inseparable de la persona que lo creó, Bat Ye’or, y de la periodista que más hizo por difundirlo, Oriana Fallaci. Bat Ye’or, seudónimo de la escritora judía Giselle Littman (que literalmente significa “hija del Nilo”), nacida en Egipto y declarada apátrida en 1957, nacionalizada británica luego y con residencia en Suiza, ideó originariamente el concepto de “Eurabia” y luego, en su último libro introdujo el tema de la “islamización de Europa”.

Formulado en forma de “teoría política”, “Eurabia” apenas es un mecanismo ideológico destinado, no tanto a ganar adeptos para la causa israelí, como a aumentar la brecha entre Europa y los regímenes árabes… que, en consecuencia, tiende a beneficiar al Estado de Israel.

La “ideología de Eurabia” es inconsistente y formulada apresuradamente y no pasa de ser una operación psicológica del Mosad sin otro interés que el propagandístico. La idea es que tras la crisis del petróleo de 1973, Europa se desenganchó de los EEUU para obtener petróleo de los países árabes y, a cambio, realizó “concesiones: apoyo a las políticas exteriores árabes y oposición a EEUU e Israel, aproximación de Turquia y Marruecos a la UE, olvido de las “raíces cristianas” de Europa y carácter democrático de algunos países árabes, sosteniendo que no existe una incompatibilidad de base entre democracia e islamismo.

Pues bien, ni una sola de estas bases sobre las que se edifica la inestable construcción de “Eurabia” son sostenibles:

- No es Europa quien ha pactado de espaldas a su aliado, EEUU, con los países árabes, sino EEUU quien ha hecho eso mismo justamente. Léanse las obras de Alexandre del Valle para conocer los apoyos documentales sólidos que demuestran que EEUU mantiene alianzas con buena parte del mundo árabe, incluso con los regímenes como el de Arabia Saudí más fundamentalistas y ello desde los años 30, siendo una constante de la política norteamericana desde entonces.

- La crisis iniciada con la guerra del Yon Kippur en 1973 sirvió, no para alinear a Europa con el Mundo Árabe, sino para romper y dividir al mundo árabe y lograr que algunos países que hasta  ese momento habían estado alineados con la URSS (Egipto, especialmente) pasaran a situarse bajo la órbita de EEUU.

- No es Europa quien se ha aproximado a Turquía y Marruecos, sino los EEUU los que desde hace más de diez años presionan a estos gobiernos para que entren en la UE y en ambos, en ambos, existen bases militares norteamericanas operativas.

- En cuanto al olvido de las “raíces cristianas” de Europa en el proyecto de Constitución Europea se produjo en un momento en que la socialdemocracia gobernaba en buena parte de Europa, exactamente en doce de los diecisiete Estados de la UE de la época. Hoy, cuando el socialismo gobierna en apenas cinco (y dentro de poco sólo en dos), ni una sola fuerza política europea de peso apoya la entrada de Turquía en la UE (salvo en España que, como efecto precisamente la presión norteamericana, tanto Aznar como ZP la siguen apoyando…). No es “Europa” quien oculta esas “raíces cristianas”, sino la socialdemocracia europea… que hoy está sin duda atravesando una crisis histórica previa a su descomposición continental.

- En cuanto a la compatibilidad entre Islam y democracia, tal es la doctrina norteamericana puesta en marcha en Afganistán e Irak convocando elecciones democráticas, no la actitud europea que se ha limitado –como máximo– en ir a remolque.

A nadie se le escapa la debilidad de la tesis de “Eurabia” que en ningún momento tuvo mucho eco en el Viejo Continente. Pero a partir de 2001 empezó a variar el enfoque que le dieron sus promotores: todo lo dicho hasta entonces pasó a segundo plano a la vista de que la cantidad de argumentos en contra inhabilitaba a la ideología de “Eurabia”. Pero pronto, los laboratorios de operaciones psicológicas del Mosad encontraron un enfoque más preciso y efectivo utilizando un híbrido que consistía en utilizar como “elemento riesgo”  a la inmigración masiva procedente de los países islámicos, combinándola con el islamismo radical. La inmigración islámica en Europa sería un riesgo para la seguridad del continente en la medida en que estaba radicalizada. Como en toda operación de operaciones psicológicas, partiendo de algunos elementos reales (que no estaban contenidos en la primera formulación de la ideología de “Eurabia”) se recombinaban de forma que adquirieran la forma de un riesgo insuperable y operaran un efecto coactivo sobre la mentalidad de las poblaciones europeas.

El objetivo de esta operación era: transformar el miedo del europeo medio al islamismo en una visión hostil hacia el binomio inmigración–etnia–religión–islamismo que generase en el objeto receptor del mensaje una situación mental predispuesta para apoyar y “comprender” al Estado de Israel y a su actuación en Oriente Medio por aquello de que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”, que a fin de cuentas era lo que se buscaba.

De ahí que sea importante seguir las fuentes de muchas noticias e informaciones que se publican sobre islamismo y radicalismo islámico porque las informaciones vehiculadas a través de las redes de Internet que atienden a la ideología de “Eurabia”, son “mercancía averiada” y no tienen como objetivo el despertar de Europa ante la amenaza islámica, sino lograr el atemorizamiento de Europa y su alineamiento con el Estado de Israel. Todo este tipo de literatura es preciso ponerla bajo caución, so pena de caer en las redes de lo que no es más que una simple “operación psicológica” del Mosad sobre Europa.

Frecuentemente hemos visto como difundían material burdamente falsificado haciendo especial énfasis –no en vano el jefe de operaciones psicológicas del Mosad tiene formación freudiana– en las perversiones sexuales del Islam. La habilidad de esta operación psicológica ha consistido en mezclar elementos auténticos, chocantes para la cultura europea (poligamia, harenes, cierto menosprecio por la condición femenina, ablación del clítoris que, a fin de cuentas, es una costumbre pre–islámica extendida en África negra), con episodios pura y simplemente inventados que hacen alusión a la pederastia (hace unos meses estos medios difundieron fotos de una “boda” entre palestinos y niñas de 6 a 8 años… que resultó ser algo muy diferente: un homenaje a los huérfanos palestinos). Lo que se pretende es generar la náusea hacia las “prácticas islámica”… Y hay que reconocer que para un público poco exigente desde el punto de vista cultural, habitualmente poco informado sobre el mundo islámico y sin conocimientos sobre esa religión, esa operación psicológica ha cosechado algunos éxitos especialmente entre grupos anti–inmigración europeos.

3. MALOS TERRENOS PARA COMBATIR A LA INMIGRACIÓN MASIVA

De ahí que alertemos sobre los riesgos de visitar las páginas rotuladas como “Eurabia”, reproducir su material y elaborar con él otros artículos. Se trata casi completamente como hemos dicho de “mercancía averiada” cuya única intención es cambiar la actitud de Europa ante el Estado de Israel y, sobre todo, enajenar las simpatías de la opinión pública hacia la causa palestina.

Y ya lo dijimos cuando Israel atacó a Gaza hace año y medio: la lucha de Israel contra los palestinos no es nuestra lucha, ni sus caminos pasan por Europa, ni para bien ni para mal. Ni hay motivos para tomar partido, ni porqué manifestarse por unos o por otros. 

En cuanto a los “análisis” sobre la religión islámica, formuladas desde las páginas web que se reclaman de “Eurabia”, todos, absolutamente todos, parten de los laboratorios de operaciones psicológicas del Mosad y ni uno sólo está avalado por departamentos universitarios especializados en historia de las religiones. Se trata siempre de material “interesado”. Y este es el gran problema: porque si existe el “terrorismo islámico” en la forma en la que ha sido presentado desde los EEUU ¿qué necesidad hay de desviar la atención hacia la religión y falsear burdamente lo que es la religión islámica como se hace constantemente desde las webs de “Eurabia”? Ninguna… Lo que se busca no es “conocer la verdad” sobre el Islam: sino predisponer a los europeos a favor de quienes combaten verdaderamente al Islam, esto es, el Estado de Israel…

Afirmar, por ejemplo, la pederastia de Mahoma, supone ignorar las tradiciones de las tribus árabes en las que nació Mahoma y a las que transformó en “pueblo”. La pederastia no existe en el Islam más que en cualquier otro horizonte cultural. Por otra parte, a otras latitudes, otras tradiciones y a otros siglos otras costumbres. Si tenemos en cuenta que los países islámicos mantienen un atraso secular de entre 3 y 4 siglos (o 10 en el caso afgano) se entenderá perfectamente que algunas costumbres árabes sean chocantes para un europeo laico del siglo XXI. A finales del siglo XVIII la guillotina era mucho más habitual en Francia de lo que hoy es la lapidación en cualquier estado islámico… Hoy en cambio, la guillotina revuelve las tripas de todo europeo y habrán de pasar unos siglos todavía para que ocurra lo mismo con la lapidación en el mundo árabe.

Por otra parte, quien recuerde que Mahoma “esposó” con una niña de 9 ó 12 años, se arriesga a que le repliquen –entre decenas de ejemplos– que Abraham hizo pasar a su esposa por “hermana” a fin de que copulara con egipcios y poder extraer ventajas, por no hablar de la edad de la Virgen María cuando esposó a San José… Sin olvidar que, tal como ha demostrado Mircea Eliade y tantos otros, los “textos sagrados” no son relatos históricos sino narraciones con fines moralizantes y esotéricos que frecuentemente incluyen conceptos de numerología y claves simbólicas, y así ocurre con el Islam y con cualquier otra religión tradicional.

Eso por lo que a la historia sagrada de cada religión. Y en cuanto a la actualidad de la pederastia, unos pueden recordar a un imán huido de España por ese motivo… y otros pueden recordar los casos de pederastia que han estallado en los últimos años en el ámbito de la cristiandad y entre sus ministro. La objetividad y el amor por la verdad es una de las características propias de Europa: la verdad en Europa lo es todo desde el “Amigo de Platón, pero más amigo de la verdad”.

No, el “frente religioso” no es, desde luego, el mejor para afrontar la polémica de la inmigración. Este “frente religioso” sirve sólo para idealizar a quienes combaten a los islamistas en Oriente Medio: a Israel, rodeado de pueblos salvajes que practican una religión salvaje tal como sugiere la “Operación Eurabia”. Y aquí no pretendemos entrar ni salir sobre la naturaleza de ese conflicto que conocen cuatro generaciones de palestinos e israelitas.

© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen