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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

ECONOMIA

Una exigencia de la UE para disminuir el déficit: De los 65 a los 67 cotizando

Infokrisis.- ¿Pasarán nuestros prejubilados dos años más en las listas del paro? Una noticia recurrente en España es augurar la quiebra del sistema de pensiones para pasado mañana. Los bancos en los últimos diez años han publicado sucesivos informes alarmistas que recientemente ha utilizado el gobierno socialista para poner sobre el tapete la ampliación de la edad de jubilación de 65 a 67 años. La Caixa lo pronosticó en  1998 que en diez años el sistema entraba en colapso. Antes, el Banco de Santander (en 1992) y el Banco de España (en 1992 y 1999). Todos se han equivocado. Los datos de los que han partido siempre, inevitablemente, han sido falsos, por tanto la previsión era errónea. Sin embargo, tanto gobierno, como agentes sociales, como oposición, todos coinciden en reconocer la próxima quiebra del sistema de pensiones… ¿Se equivocarán también?  Es sistema de pensiones puede entrar en crisis, sí, pero no por los motivos que nos auguran…

Disminuir el gasto público y aumentar impuestos, esto es gastar menos y ahorrar más son las soluciones que cualquier ama de casa conoce para llegar a fin de mes y es esa misma es la solución que los sesudos expertos en economía de la UE han impuesto a los países con problemas de déficit presupuestario. Cuando se habla de “disminuir el gasto”, los gobiernos no entienden disminuir “sus” gastos, sino los costes del Estado del Bienestar y, en primer lugar, las pensiones de jubilación. En los últimos meses se han repetido muchos mitos para justificar esta cuestión. Vale la pena repasarlos…

Imposiciones neoliberales de la UE

La aventura demagógica e insensata del zapaterismo y sus proyectos de “ingeniería social” terminaron cuando empezó la gran crisis económica. A partir de ese momento solamente quedaba pagar las facturas de la crisis. Y esas facturas, a fuerza errores y decisiones incorrectas (apoyo a la banca, apoyo a los dos Plan E, Plan Renove, gastos de integración, alegría en el reparto de subsidios a las asociaciones y organismo más inútiles, etc.), van aumentando de día en día superando hoy ¡tres veces el déficit máximo autorizado por la UE!

Zapatero es perfectamente consciente de que a mediados de la legislatura su posibilidad de reelección peligra si adopta por un reajuste neoliberal duro. Tampoco el PP va a confesar antes de las elecciones las medidas que, sin duda, no dudará en aplicar desde las primeras semanas de su estancia en el gobierno. De ahí que unos y otros hayan tratado de sondear a la opinión de la población sobre una de las medidas que insta a adoptar la Unión Europea: aumentar dos años más la edad de jubilación. No es que no la quieran aumentar… es que dos años antes de las elecciones ya estamos en período pre-electoral.

Esa medida implica teóricamente que aumentará la liquidez de la seguridad social: se ingresará más dinero dado que los trabajadores cotizarán dos años más y se retrasará, así mismo, dos años la percepción de pensiones. Dado que la edad de la población va aumentando, eso contribuirá a equilibrar las cuentas de la seguridad social y a esta en condiciones de afrontar las tendencias del crecimiento demográfico en los próximos 30 años… Tal es el razonamiento de quienes creen que esta medida serviría para algo.

Pues bien, todos estos argumentos son absolutamente falsos tal como vamos a demostrar. ¿Qué se persigue difundiendo reiteradamente tales mentiras? De un lado estimular los planes privados de jubilación cada vez más devaluados y cuyo desprestigio ha ido aumentando a causa de las mermas derivadas de las sucesivas crisis bursátiles. De otro lado disminuir las prestaciones del Estado hacia los ciudadanos mientras aumentan las percepciones que recibe en forma de cotizaciones. Negocio redondo para quien gestione el Estado y, por supuesto, para los grandes consorcios financieros.

Primera falsedad: “Vivimos más”


La clase política y los sindicatos explican con una seriedad pasmosa que la “esperanza de vida” ha aumentado cuatro años entre 1980 y 2005, esto es en apenas un cuarto de siglo y, por lo tanto, la seguridad social debe de abonar a los pensionistas 48 mensualidades más… algo considerado unánimemente como insostenible para el sistema de pensiones y dogma que no cuestiona ninguno de los agentes sociales, ni mucho menos los comunicadores o la oposición. Existe un consenso en aceptar este primer punto que sería decisivo para el futuro del sistema. Pues bien, se trata de una de esas “mentiras estadísticas” que tan habituados estamos a soportar.

Es faso que “vivamos cuatro años más”. En realidad, lo que ocurre es que la esperanza de vida va aumentando en la medida en que esa cifra es una media estadística que resulta de sumar las edades de todos los españoles en un momento concreto y compararlas con otros momentos anteriores. Lo que resulta de esto es una media aritmética que va aumentando a medida que va disminuyendo la mortalidad infantil… no porque “vivamos más”.

Como se sabe hasta no hace mucho, las mayores tasas de mortalidad se producían durante el nacimiento o en los primeros meses de vida. Pero, las mejoras en la sanidad y los avances en materia de asistencia a los neonatos, han evitado que esta sangría de recién nacidos prosiguiera. De hecho desde hace cincuenta años disminuye progresivamente.

En el pasado la ignorancia sobre el origen de determinadas infecciones generaba tasas de mortalidad impensables hoy cuando la inmensa mayoría de niños nacen en un entorno sanitario que garantiza su supervivencia. En España han desaparecido las causas de lo que hasta no hace mucho habían sido los principales causantes de la mortalidad infantil: pobreza, hambre, desnutrición, falta de agua potable, de atención sanitaria, neumonías y diarreas que todavía hoy provocan la muerte de 26.000 niños al día en todo el mundo.

Las cifras nos dicen muy a las claras que las tasas de mortalidad materna son extremadamente bajas -una por cada 16.400- y las de mortalidad infantil se han reducido en los últimos 50 años hasta un 80%, pasando de ser cifras tercermundistas -cien muertes por cada mil nacimientos- a ser la tercera menor del mundo, por detrás sólo de Islandia y Suecia.

Si en los últimos 10 años la mortalidad infantil en España no se ha reducido todavía más, se debe en buena medida al ingreso de grupos étnicos por vía de la inmigración están habituados por tradición antropológica a tener los hijos sin recurrir a médicos ni hospitales. Desde 2000,  las cifras de muertes infantiles de menores de cinco años se mantienen estables (entre 2.000 y 2.200 al año); casi la mitad (43,4%) fallecen por afecciones perinatales, derivadas de partos prematuros con bajo peso y de pactos en solitario que generan infecciones posteriores. Uno de cada cuatro de estos fallecimientos se debe a accidentes domésticos, descuidos de los padres, incendios y síndrome de la muerte súbita.

Resulta significativo que Cantabria y Navarra, por un lado, tengan la menor tasas de mortalidad infantil (2,29/1.000), mientras que Ceuta tiene la mayor (12,5/1.000) con una evolución cada vez más negativa. Si tenemos en cuenta que Ceuta tiene las mayores tasas de inmigración y las otras dos autonomías norteñas las más bajas, se entienden muchas cosas.

Pues bien, al haber ido disminuyendo la cifra de fallecimientos que cuentan como “0” años en las estadísticas, la “media” ha ido, como no podía ser de otra manera, ascendiendo… No es que “vivamos más”, sino que cada vez mueren –afortunadamente, habría que añadir- menos niños.

En realidad, es cierto que la mejora de las condiciones de vida ha tendido a aumentar ligeramente la “edad media” en la historia: Franco vivió 83 años (es decir, por encima de la esperanza de vida media de los varones actuales españoles), pero Carlomagno, situado en una época en la que apenas existía sanidad y donde se ignoraban los criterios científicos sanitarios casi completamente, vivió 73 años y Jaime I, que vivió cinco siglos después no ahorrando cautiverio, guerras y combates, alcanzó los 68 años de edad. Mucho atrás en la historia son famosos los casos históricos de los filósofos griegos Eratóstenes que vivió 95 años, Pirón de Erris que llegó a los 90 y Jenófanes que alcanzó la friolera de 105 años, mientras que Jeanne Calmet nacida en el siglo XIX en Francia también está constatado documentalmente que vivió 122 años y 164 días… a pesar de no pertenecer a una clase particularmente privilegiada ni de vida cómoda y haber nacido en una época en que la edad media apenas superaba los 58 años.

Si no vivimos más… ¿por qué habría que aumentar la edad de cotización?  Simplemente porque unos tecnócratas, manejando torticeramente estadísticas han sembrado en la sociedad un razonamiento optimista (la prolongación de la esperanza de vida) con la intención de estimular planes de pensiones privados quien hagan entrar más dinero en los circuitos financieros dentro del proceso creciente de financiarización de la economía que venimos denunciando en IdentidaD.

Segunda falsedad: “todos vivimos lo mismo”

No todos los grupos sociales viven lo mismo. La esperanza de vida de un obrero de la construcción o de un minero es muy parecida a la de un funcionario… sin embargo son diez veces inferior a la media de esperanza de vida que corresponden a los salarios más altos, habitualmente identificados con la aristocracia económica y la oligarquía. También esto tiene su explicación.

El funcionario, habituado a estar sentado ocho horas al día durante años tiende a desarrollar enfermedades cardiovasculares, mientras que el maestro sometido a tensiones nerviosas y situaciones de estrés crecientes durante todo el tiempo que dure el ejercicio de su profesión; por su parte, el obrero manual que va desgastando su cuerpo y sus energías mediante el esfuerzo y los ambientes viciados o el obrero de la construcción que debe realizar esfuerzos físicos durante todo el tiempo que dura su actividad laboral, todos ellos tienden a vivir 10 años menos de promedio que los miembros de la oligarquía económica que a lo largo de toda su vida laboral su cuerpo no queda agotado por una incesante actividad, están en condiciones de delegar responsabilidades que les resulten molestas o estresantes, desconocen lo que es el desgaste por esfuerzo físico, pueden permitirse medicamentos y tratamientos que compensen posibles mermas físicas y, finalmente, no están sometidas al estrés generado por contratos en precario, posibilidad de quedar en el paro, estrecheces, etc.

No vivimos lo mismo… Nuestra esperanza de vida tiene mucho que ver con el grupo social al que pertenecemos y con nuestra capacidad adquisitiva y nuestra renta. Lo interesante es constatar que aquellas grupos sociales privilegiados -que suponen una ínfima minoría entre los cotizantes de la seguridad social- viven 10 años menos que la media de los trabajadores manuales… que constituyen una mayoría de cotizantes y, por tanto, que aportarán la mayoría de jubilados. Si la media de vida de los trabajadores manuales es de 70 años, pensar que la edad de jubilación pase de los 65 a los 67 años supone que la Seguridad Social tendrá que pagar solamente durante siete años de media. Toda una vida cotizando para percibir tres miserables años una pensión: ¡gracias Estado…!

Vale la pena especificar que esta diferencia de “esperanza de vida” entre los que cobran más y los que cobran menos es habitual en todos los países occidentales y solamente en los EEUU asciende a 15 años a causa de lo que hasta ahora ha sido el mal endémico de los EEUU: la inexistencia de una asistencia sanitaria gratuita. Pero es no menos sorprenden que en el ámbito de la UE, esta misma diferencia sea de 7 años, esto es tres menos que en España. Esta diferencia se debe a varios motivos: deficientes sistemas de seguridad entre los trabajadores en España y, por consiguiente, una siniestralidad laboral mucho más elevada que en Europa, una inmigración andina incomparablemente superior a la europea con altas tasas de alcoholismo y, por tanto, de siniestralidad laboral, a lo que se une unas tasas no especificadas pero indudablemente mayores (puesto que mayor es el consumo medio global) de drogas especialmente como el hachís y el alcohol.

Tercera mentira: “extender la edad de jubilación implica disponer de más fondos”


A partir de los 45 años un trabajador que queda en paro encuentra muchas más dificultades que uno de 35 aunque sus capacidades físicas e intelectuales no estén mermadas en absoluto. A partir de los 55 años, le resulta prácticamente imposible reinsertarse en el mercado laboral. Así pues, extender la edad de jubilación de los 65 a los 67 años supone simplemente mantener a buena parte de los trabajadores en situación de paro durante dos años más.

En otro tiempo, especialmente las mujeres que durante años habían realizado tareas administrativas pero que, en un momento dado habían quedado en el paro, se dedicaban a cuidar a personas de más edad, inválidos o incluso niños pequeños. Pero esa posibilidad ha desaparecido con la llegada masiva de inmigrantes, especialmente de mujeres andinas, que han asumido esas tareas a coste más barato. A nadie se le escapa que a partir de los 55 años resulta prácticamente imposible para un trabajador que no tenga una especialización muy concreta, encontrar un puesto de trabajo que desempeñar durante sus últimos años de vida laboral.

Por eso resulta, particularmente nefasto –y por eso los gobiernos lo han establecido con el silencio increíble de los sindicatos- para los trabajadores que el cálculo de lo que corresponde de pensión se realice en base a los años de cotización y, especialmente, a lo que se ha cotizado en los años previos a la jubilación, años en los que sus posibilidades de encontrar trabajo van disminuyendo asindóticamente. De poco vale que alguien haya cotizado entre los 25 y los 50 años continuadamente, si queda en paro a los 50 años cuando sus posibilidades de  encontrar trabajo van disminuyendo progresivamente. Esta cálculo está inducido por el truco habitual en todo mal pagador: poner condiciones incumplibles para realizar los pagos.

Por otra parte, hoy a partir de los 15 años de cotización a la SS, el parado, tras agotar sus percepciones tiene derecho a lo que equivale a una pequeña pensión de prejubilación de entre 400 y 500 euros… Lo que, por sí mismo demuestra que mantener dos años más a los trabajadores en vías de jubilación en esta situación solamente supondrá un ahorro mínimo, cuando en realidad de lo que se trata es de reformar el mercado laboral para que todo aquella persona en edad de trabajar pueda hacerlo, cotice durante su vida laboral y se jubile lo antes posible para aprovechar los últimos años de su vida en lo que estime conveniente y deje hueco en el mercado laboral para las nuevas generaciones, o de lo contrario, el paro se irá acumulando también en las edades jóvenes.

Extender la edad de jubilación no supone en absoluto que la Seguridad Social pueda disponer de más fondos: eso ocurriría solamente si se reforma de arriba abajo el mercado laboral y todas las circunstancias que le rodean a fin de facilitar el empleo para las edades superiores a los 50 años. Y sobre todo, si hay trabajo…

Cuarta mentira: “No hay más dinero”

Parece prudente que el dinero de las cotizaciones vaya a parar a una caja única, pero ¿por qué seguir manteniendo el dogma de que sólo con ese dinero se pueden pagar pensiones? A fin de cuentas una pensión es un dinero que da el Estado a un sujeto, ¿por qué ese dinero tiene que salir solamente con el dinero de esa caja única? ¿No estaremos cayendo en un dogma que, como todos los dogmas, solamente es indiscutible mientras nadie se atreve a hacerlo? El Estado tiene dinero: prueba de ello es el disparatado gasto presupuestario actual y los miles de partidas nada justificadas o escasamente justificadas que, sin embargo, nadie discute y que parecen no existir para nadie salvo para sus beneficiarios.

El Estado del Bienestar consiste precisamente en que cada ciudadano tiene a derecho a una serie de servicios y prestaciones durante su vida activa, pero también durante su jubilación. Al margen de lo que ha trabajado y cotizado a la seguridad social, también ha pagado impuestos directos e indirectos y seguramente ha dado al Estado mucho más de lo que el Estado le ha dado a él. En los años de su vejez, cuando ya no está en condiciones de rendir con la fuerza de su trabajo más beneficios al Estado, es el Estado el que tiene que empezar a garantizar al ciudadano una vida digna hasta sus últimos momentos. Existe un déficit entre lo que el ciudadano aporta al Estado y lo que el Estado le da y ese déficit deriva de la gestión del poder por parte de una clase política parasitaria y de unas concepciones políticas liberales según las cuales el Estado debe de intervenir lo menos posible en la vida pública… pero la clase política tiene todo el derecho a distribuir el dinero de los ciudadanos en gran medida en beneficio de propio por aquello de que quien “parte y reparte se lleva la mejor parte” algo que el refranero español conoce desde los tiempos de Cervantes como mínimo.

El Estado tiene más dinero y tendría más si sus gestores fueran más escrupulosos y eficaces. Sólo que no está dispuesto a repartirlo en beneficio de los ciudadanos. Es por tanto completamente falso que el gasto del Estado en materia social sea excesivo. Hoy, el Estado paga un 8,4% del PIB en forma de pensiones y se calcula que en el 2050 ese porcentaje habrá llegado a un 15%, algo que se considera insostenible e imposible, de ahí las voces de alarma que tienden a reformar la seguridad social. Es falso.

Cuando durante el franquismo se puso en marcha el sistema de pensiones y la seguridad social –aportación de Girón y del sector falangista del régimen empeñado en aplicar políticas sociales, similares a las que se empezaban a aplicar en otros países- algunos liberales intramuros del régimen vaticinaban que en pocos años el sistema entraría en crisis… cuando solamente suponía un 3% del PIB. Sin embargo, hoy cuando casi se ha triplicado esa quiebra todavía no se ha producido. ¿Por qué? Por que han crecido las pensiones, pero también ha crecido la productividad del país. Vicenç Navarro, catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra  reconoce en un artículo sobre la viabilidad de las pensiones que: “Suponiendo un crecimiento anual de la productividad española en un 1’5% -que el Banco de España considera como razonable- el valor del PIB español será 2,23 veces mayor en 2060 que en el año 2007. Ello quiere decir que si consideramos el valor del OIB del año 2007 como 100, el del año 2060 será de 223. Pues bien, el número de recursos para los no pensionistas en el año 007 fue de 100 menos 8,4 (8,4 es lo que nos gastamos aquel año en pensionistas), es decir, 91,6. En el año 2060 los recursos a los pensionistas serán el 15,1% de 223, es decir 192, una cantidad que es más del doble de la existente en el año 2007, 91,6. Debido al crecimiento de la productividad en el año 2060 habrá más recursos para los no pensionistas que hoy, y ello a pesar de que el porcentaje del PIB dedicado a pensiones es superior en el año 2060 que en el 2007”.

Resumiendo: hoy España tiene mas recursos para pagar a sus pensionistas que hace 25 años, de la misma forma que hace 25 años existían más recursos que cuando el sistema se puso en marcha y poco importó que el porcentaje del PIB dedicado a pensiones se duplicara… porque la productividad había aumentado paralelamente.

¿Cuál es el único problema? Que la economía española funcione y genere empleo. Sin generación de empleo no hay posibilidades de nada. Lo que implica necesariamente establecer un modelo económico que precise sobre qué pilares se ha de levantar la economía española y que sectores hay que incentivar desde el Estado. Junto a esto, es preciso abordar un proceso de “desglobalización” y rearme arancelario y, por supuesto, la desactivación del efecto llamada para inmigrantes y el redimensionamiento del mercado de trabajo español: España no puede sostener a 5.000.000 de parados y nuestro mercado laboral no puede absorber a 7.000.000 de inmigrantes. Es imprescindible rectificar las políticas de inmigración asumidas desde 1997 y deconstruir el fenómeno de la inmigración procediendo a repatriaciones masivas que sanearán el gasto público definitivamente.

Quinta mentira: "las proyecciones demográficas de los españoles son negativas para la SS"

Lo dicho anteriormente tiene mucho que ver con lo que sigue: estamos hablando de demografía. Las políticas criminales de los últimos gobiernos del PP y del PSOE han convertido a la seguridad social en una especie de “truco de Ponzi” o “estafa piramidal”. Para que la cúspide de jubilados pudieran cobrar sus pensiones era preciso que la base se ampliara constantemente.

La primera ampliación se produjo a partir de los años 60 con la ampliación del mercado de trabajo a la mujer (que hasta entonces ocupaba una mínima parcela y durante un tiempo mínimo, no más allá de los 25-35 años). Con la progresiva incorporación de la mujer se produjo un fenómeno perverso: lo que fue considerado como un logro y un avance social, en realidad consistió en introducir en la ley de la oferta y la demanda un elemento que tiraba a la baja de los salarios. En efecto, si el mercado de trabajo registra un incremento de fuerza de trabajo, pero los puestos de trabajo crecen a menor velocidad, obviamente se produce una devaluación de la fuerza de trabajo y, por tanto, una bajada en el precio de los salarios.

Eso es lo que ha ocurrido desde mediados de los años sesenta, primero de manera poco visible y luego, progresivamente, a una velocidad cada vez mayor. Pero luego, a principios de los años 80, en Europa Occidental y en los EEUU se produjo una nueva vuelta de tuerca. En efecto, era preciso abandonar cualquier idea de “pleno empleo” considerada como “peligrosa” (si había pleno empleo los salarios tenderían a alzarse…) y rebajar aun más el valor de la fuerza de trabajo. Dado que el baby boom ya había terminado, el único recurso que quedaba era la inyección de fuerza de trabajo alógena en forma de inmigración. España llegó tarde a este proceso y le cupo a Aznar la vergüenza de haber estimulado este proceso en nuestro país. Los socialistas aceleraron este fenómeno hasta el punto de que el PSOE puede ser llamado en rigor “el partido pro-inmigracionista”.

La teoría del colapso de la Seguridad Social víctima de las modificaciones de la pirámide de población se basa en que hay menos nacimientos que fallecimientos. Por tanto, a mas beneficiarios pero menos cotizantes corresponde la quiebra del sistema si no se inyectan fondos desde fuera del sistema (¿y por qué no deberían inyectarse llegado ese caso?)… El razonamiento es completamente falaz. Como si las cotizaciones que llegan a la seguridad social tuvieran algo que ver con la pirámide de población.

Según esto si nuestra pirámide poblacional tuviera una forma de “pirámide egipcia”, (base impresionante y cúspide minúscula) como la que podía tener la sociedad española en los años 50, el sistema podría no ser viable si la tasa de paro fuera monstruosamente alta, tal como ocurre en algunos países africanos que ni siquiera son capaces de tener un sistema de seguridad social estable. En efecto, el problema no es la pirámide de población… sino el número de cotizantes y la cotización por persona.

El segundo elemento a tener en cuenta es también importante: los niveles salariales y la productividad. Imaginemos un país en el que todos trabajan, pero sus salarios son ínfimos y su productividad bajo mínimos. Aunque la pirámide de población registrara muchos más nacimientos que fallecimientos, no existe garantía alguna de que se pudieran mantener un sistema de seguridad social capaz de dar pensiones dignas, tal como ocurre en la mayoría de países africanos y en algunos países andinos.

Aquí valdría la pena introducir la pregunta de por qué la oligarquía prefiere insertar población inmigrante antes que estimular la demografía nacional. Las respuestas son muchas y todas ellas desfavorables a los fenómenos migratorios, pero el hecho real y objetivo es que las familias españoles tienen menos hijos de los que quisieran (no tienen más por razones económicas), los jóvenes se independizan cada vez más tarde (por no encontrar trabajo o por encontrar trabajos que no les permiten la independencia, ni siquiera la subsistencia sino es dentro del hogar paterno) y tienen hijos menos hijos y más tardíamente.

La inmigración, con una tasa de natalidad absolutamente desbordante (entre dos y media y tres veces superior a la autóctona) garantiza una pirámide de población “a la egipcia”, pero esto dista mucho de garantizar algo más que salarios bajos (luego pocos ingresos a la seguridad social, baja productividad y tendencia a la baja de los salarios). Repetimos: el mecanismo no puede funcionar si no hay trabajo y los fenómenos de deslocalización empresarial y de financiarización de la economía no dejan lugar al optimismo. No solamente se dista mucho del pleno empleo sino que incluso hoy parece difícil que países como España puedan establecer su cota de paro por encima del 10% en el mejor de los casos.

Algunos demógrafos como Emmanuel Todd sostienen que la inmigración al llegar a Europa y adquirir un estilo de vida europeo y un razonable nivel de vida, irá disminuyendo sus tasas de natalidad. Si esto ocurre la pirámide de población tenderá de nuevo a adoptar la forma actual y, siguiendo el dogma establecido de que sólo países con una pirámide clásica pueden atender al pago de las jubilaciones, se procederá a ¿inyectar aún más inmigración? Es lo malo que tiene confundir la Seguridad Social con una estafa piramidal: siempre hace falta que la base se amplíe.



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En este tema la posición del centro-derecha es exactamente la misma que la del centro-izquierda. Anclados PP y PSOE en los dogmas y en las falsedades estadísticas, amparados en el silencio –sino en la traición- de los sindicatos y de la patronal, y con la voz de su amo –la prensa- dando el visto bueno, todos coinciden en anunciar catástrofes futuras, reorientar el ahorro hacia los planes de pensión privados (esto es hacia los circuitos del capitalismo financiero siguiendo el proceso de financiarización de la economía que algunos agoreros denunciamos) y proponer medidas superficialmente estudiadas que siempre, inevitablemente siempre, suponen sacrificios para los trabajadores y merma de derechos sociales ya adquiridos.

Antonio Barea, el que fuera secretario de Hacienda en el primer gobierno Aznar, va desde hace quince años en la misma dirección anunciando la quiebra del sistema de pensiones para pasado mañana y ahora enfatizando con dramatismo la fecha de 2015 como tope máximo para la supervivencia del actual sistema. Y lo hace con el argumento único de que “ahora vivimos más”… argumento que ya hemos deshecho.

Paradójicamente, nosotros coincidimos en esa fecha: el 2015 es más que posible que España todavía no haya logrado salir de la crisis económica iniciada en 2008. No se percibe ni de dónde podría salir el crédito para estimular el consumo, ni qué sectores de la economía podrían reemplazar a los sectores caídos (construcción y turismo) que nunca más volverán a alcanzar los niveles de desarrollo que tuvieron hasta hace dos años. No hay trabajo –y pasarán muchos años antes de que algún sector de actividad económica surgido de no se sabe exactamente de dónde puede absorber a tres millones de trabajadores. Milagro será que no alcancemos los 6.000.000 de parados reales en el próximo año y medio. En esas condiciones ni la Seguridad Social ni nada que tenga que ver con España estará en buena situación y mucho menos el sistema de pensiones.

La clase política no está dispuesta a renunciar a ninguno de sus privilegios ni a un control democrático de su gestión y del manejo de los fondos del Estado, ni por supuesto animada a aumentar las penas por corrupción ni a dar más dotación a las unidades policiales especializadas.

En los últimos tiempos, el gobierno parece haber asumido aquel otro refrán español que dice: “dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces”. El gobierno español alardea, por ejemplo, de que la obvia falsedad para quien tenga ojos y vea, de que la inmigración consume menos recursos del sistema sanitario que los autóctonos. El gobierno sostenía a principios de marzo, contrariamente a toda la clase médica, que el rebrote de determinadas enfermedades desterradas de España no tenía nada que ver con la inmigración, el mismo día que los sindicatos sostenían contra el sentido común que la inmigración no había tenido nada que ver con la caída de los salarios. Y, por fin, el inefable Rubalcaba aseguraba que los delitos no habían subido en esta bendita España de la ceja y de la generación ni-ni. Para colmo, los gobiernos del PP primero y hoy del PSOE nos han repetido una y mil veces que la inmigración venía para “pagar las pensiones de los abuelos”… Todo era mentira.

La única realidad es que los datos sobre los que en los últimos 15 años se ha basado la teoría del colapso de la seguridad social y del sistema de pensiones son literalmente falsedades fácilmente demostrables. Y sin embargo, el sistema corre un riesgo cierto: la llegada de 7.000.000 de inmigrantes ha desequilibrado irremisiblemente el mercado de trabajo y la sociedad española y ha terminado por distintas vías absorbiendo más recursos de los que da al Estado. Si hay un riesgo de quiebra del sistema, va por ahí. Poner el cascabel al gato supone abordar el espinoso tema de cómo repatriar a un mínimo de 4.000.000 inmigrantes hacia su lugar de origen. Sólo eso, unido a un proceso de desglobalización que haga retornar la producción industrial y alimentaria a nuestro país, serán capaces de resolver el problema actual de la seguridad social y de las pensiones: la existencia de una alta tasa de paro que, efectivamente, puede poner en colapso el sistema. Porque el problema, a fin de cuentas, no está en mantener a las personas de 65 años dos años más en las listas del paro, sino de estimular el empleo, a partir de los cual todos los problemas de presente y futuro quedan resueltos.

© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

España: de la Champion’s League a país de riesgo.

Infokrisis.- Cada día que pasa hay menos razones para el optimismo– Los peores presagios económicos se están cumpliendo– Mientras que el endeudamiento crece de día en día, España pierde credibilidad y empieza a ser considerada como un riesgo para las agencias de rating– Estamos llegando al punto crítico– Hasta ahora el endeudamiento se compensaba con la emisión de bonos– A partir de ahora empezará a plantearse el problema de ¿quién se atreve a comprar deuda pública española? ¿Qué inversor puede fiarse de un país considerado como “riesgo”? Esto no ha hecho más que empezar.


El 18 de diciembre pasado se publicó un dato estremecedor: la deuda de las comunidades autónomas del Estado Español había aumentado un 33’2% en el tercer trimestre de 2009, en comparación con el mismo período de 2008– A finales de septiembre de 2009, la deuda de las comunidades autónomas, en cifras absolutas, ascendía a 83–843 millones de euros, el 7’9 del PIB– Los datos son del Banco de España así que no pueden ser puestos en duda– No ha habido ni una sola autonomía que haya establecido un plan de austeridad digno de tal nombre– De hecho, se diría que para las autonomías seguimos en tiempos de “vacas gordas”– Y lo mismo ocurre con el Estado y con los Ayuntamientos– Solamente las PYMES y las familias están sufriendo recortes en sus gastos.

Record de endeudamiento histórico

El rating es una clasificación de los fondos de inversión atendiendo a su rentabilidad y a su riesgo– Aquellos que están mejor situados (con más rentabilidad a mínimo riesgo) son calificados con cinco estrellas, mientras que los peor situados  (mínima rentabilidad a máximo riesgo) reciben una sola– Existen agencias especializadas en rating que califican no sólo a productos financieros sino que también analizan la solvencia de los países– Su prestigio deriva de la exactitud de sus previsiones– Estas clasificaciones sirven de orientación para los inversores que, a partir de ahí, pueden elegir los bonos o acciones que deseen adquirir.

Los problemas de la economía española en 2010 van a depender de que las agencias de rating internacionales no se ceben contra la deuda emitida por el gobierno– Y de momento lo están haciendo: sus opiniones destilan pesimismo en relación a España– A pesar de los errores que han cometido en otro tiempo (permitiendo, por ejemplo que los “bonos basura” se filtraran en los mercados internacionales gozando de la mejor calificación…) los criterios de estas agencias siguen siendo tomados en consideración por los inversores– Por eso ha preocupado extraordinariamente que tres agencias de las más importantes (Agencia Moody’s, Standard & Poor's, y Morgan Stanley) restaran puntos a la deuda pública española.

El problema vino a partir de conocerse el aumento de la deuda de las comunidades autónomas– Distintos medios se hicieron eco de la noticia a principios de diciembre pasado: los datos del Banco de España informaban que el endeudamiento de las comunidades autónomas seguía un crecimiento desde 1995 a pesar del compromiso de estabilidad presupuestaria adquirido por España.

Catalunya se había destacado particularmente en el tercer trimestre del año acaparando el 28’6% de la totalidad de la deuda acumulada por el conjunto de comunidades autónomas– Catalunya alcanzó en ese momento los 24–054 millones de euros, seguida de Valencia (14–533 millones de euros) y Madrid en tercera posición (11–173 millones de euros)– Ni una sola de las diecisiete comunidades autónomas logró reducir ni un euro la deuda en 2009– En algunos casos (262,9% en el caso del País Vasco, el 81,1% de Murcia o el 64,8% de Canarias) el incremento porcentual fue espectacular (262,9% en el caso del País Vasco, el 81,1% de Murcia o el 64,8% de Canarias).

Los ayuntamientos no van a la zaga– Globalmente su deuda alcanzó los 34–546 millones de euros en el tercer trimestre de 2009, con un aumento del 13,2% sobre el mismo periodo del año anterior– Particularmente espectacular fue el incremento de la deuda de Madrid capital que alcanzó los 7,364 millones de euros– No es solo el Estado central, sino todos los niveles de la administración los que se encuentran progresivamente endeudados.

Tres sentencias de tres agencias de rating

El 10 de diciembre, la política económica del gobierno Zapatero sufrió una nueva merma en su credibilidad cuando otra prestigio agencia de calificación crediticia, Standard & Poor's, que rebajo la clasificación crediticia de España definiéndola como “negativa”– La agencia explicó ampliamente a qué se debía esta pérdida de confianza: la subida de impuestos abordada por el gobierno no ha bastado ni remotamente para contener el déficit que sigue desbocado dada la caída del consumo y “hacen falta políticas económicas más agresivas” para los próximos años.

Para Standard & Poor’s esta calificación negativa se prolongará como mínimo durante los tres próximos años– La pregunta es ¿se atreverá el gobierno a anunciar nuevas subidas de impuestos capaces de ir remontando el déficit a razón de un 2% del PIB en ese período hasta entrar de nuevo en superávit? Solamente así se evitaría que España descendiera todavía más en el actual nivel de rating.

Sin embargo S & P es ampliamente pesimista: ni cree que el gobierno se atreva a una nueva subida de impuesto antes de las elecciones de 2012, ni  cree que las subidas de los tipos de interés que se esperan para 2010 favorezcan la colocación de la deuda pública española (tal como expusimos en el nº 24 de IdentidaD, artículo “Carry Trade”, páginas 12-15), a lo que se une la certidumbre de que el endeudamiento seguirá creciendo en los próximos años hasta superar el 90% de la ratio deuda pública / PIB en el 2015.

De todos los informes emitidos por agencias de rating y organismos internacionales, el de S & P es el más duro hacia la política económica de Zapatero– La agencia considera que los altos niveles de endeudamiento del sector privado impiden crecimientos superiores al 1% durante muchos años, a lo que se unirá un estancamiento del consumo persistente.

La comparación con la economía griega –la más “tocada” de la UE– es desfavorable para España– Crédit Suisse sostiene que los precios en España están sobrevalorados un 10% respecto a la media europea y, por tanto, no hay más camino para reordenar las cosas que la deflación (una bajada de los precios)– Pero el gobierno Zapatero tiene horror a esa palabra que supondría el hundimiento del PIB– De ahí que en lugar de dejar que los concesionarios de automóviles y los fabricantes bajaran los precios, ha preferido subvencionar la compra de vehículos– Si bien es cierto que una bajada de precios implicaría necesariamente facilitar el consumo… pero bajarían los salarios, algo que la sociedad española no está en estos momentos en condiciones de soportar (durante los años de crecimiento económico, los salarios seguían siendo bajos pero siempre existía el acceso al crédito fácil; hoy los salarios son bajos, pero la espita del crédito está cerrada…)– Para colmo Crédit Suisse subraya que la vivienda sigue sobrevalorada en toda Europa, un 12% según el FMI, mucho más para la institución suiza y muchísimo más en España.

Para los próximos años Crédit Suisse un aumento de la presión fiscal en España, una reducción del consumo, la escasez de crédito, la imposibilidad de renovación tecnológica en las empresas y el mantenimiento de una tasa de paro superior al 20%, lo que conducirá necesariamente a una pérdida de competitividad… nada de lo cual ayudará a reactivar la economía y será uno de los factores de aumento de la deuda pública que concluirá con más presión fiscal en una espiral sin fin del que, hoy por hoy, nadie puede decir dónde concluirá.

Al conocerse el análisis de Crédit Suisse sobre el riesgo financiero en España (informe publicado el 10 de diciembre), los medios de comunicación españoles destacaron lo dramático de la situación, incluso con tintes irónicos– El Confidencial, por ejemplo, escribió: “Zapatero tiene razón en que España lidera la Champions League, pero no la del crecimiento económico, sino la del riesgo financiero”– En efecto, España había pasado a ser, según la unidad de análisis económico de este prestigioso banco, ¡el sexto país más peligroso del mundo para realizar inversiones! Estamos en la actualidad considerados con la misma solvencia que países como Turquía, Ucrania, Bulgaria, Egipto, Indonesia, Colombia o Kazajistán– Solamente Grecia, Hungría, Rumanía y Lituania, tienen hoy más riesgo que España.

Catalunya y Andalucía se han visto unidas de nuevo, no solamente por tener las mayores tasas de paro y especialmente de paro juvenil, sino también por alcanzar ex aequo los puestos de cabeza en número de empresas declaradas en suspensión de pagos– En toda España erraron en el tercer trimestre del año 764 PYMES, cifra que será superior en el cuarto trimestre, tres veces más que en el mismo período del año anterior. 

El año 2008 marcó el hundimiento de grandes constructoras, luego siguieron las inmobiliarias– Catalunya fue la comunidad situada en cabeza en suspensiones de pagos (165, 31 constructoras, 31 inmobiliarias y 36 del sector industrial y energético) seguida por Andalucía (122 suspensiones de pagos)– Pero no son solamente empresas las que se declaran en quiebra, la marejada del impago también ha alcanzado a los ayuntamientos de mediano tamaño: León, Lorca, El Álamo y Villajoyosa– Son los primeros, otros muchos seguirán la misma senda en los próximos meses– Cada vez se tienen más noticias de ayuntamientos que experimentan dificultades crecientes para abonar sus nóminas y decenas que lo hacen con retraso.

Moody’s se vio obligado a rebajar la calificación financiera de Catalunya a la vista de su elevado nivel de endeudamiento pasando de Aa•3 a A1 e indicó que todavía podía bajar más– Cabe decir que la calificación A1 es una calificación intermedia que aproxima peligrosamente a la deuda pública catalana a los “bonos basura” (Ba1)– Otras comunidades autónomas (Castilla-La Mancha, Comunidad Valencia, Andalucía, Castilla-León, Extremadura y Galicia, sufrieron también descensos en su calificación financiera– Moody’s no ha percibido que la mejora radical del sistema de financiación autonómica que beneficia a Catalunya pueda operar una disminución de la deuda de la Generalitat… dado que no contempla ninguna medida para apretarse el cinturón y tratar de contener el déficit, algo, por lo demás, evidente.

Es la segunda rebaja de calificación que ha sufrido la Generalitat de Montilla a lo largo de 2009– Otras agencias de rating han llegado a las mismas conclusiones considerando de manera muy negativa la seguridad ofrecida por la deuda pública catalana.

El día 15 de diciembre se supo que la agencia de calificación crediticia Moody's había situado a España como el país desarrollado con mayor riesgo financiero en 2010, según su "índice de miseria" que tiene en cuenta, fundamentalmente el déficit público (10%) y el paro (20%)– Para Moody’s España está a la cabeza de “país riesgo” por delante de países como Letonia, Lituania, Irlanda o Grecia– La agencia de rating no rebajó la calificación de España, pero si indicó que se vería obligada a hacerlo de no acometerse profundas reformas estructurales… algo que no entra en los planes del gobierno socialista– Pero este pequeño detalle sirvió para que Zapatero, se viera obligado a salir a la palestra para defender la máxima solvencia de España– "Dos de las tres agencias de rating han confirmado la máxima calificación para nuestra deuda”… el que no se conforma es porque no quiere.

Solamente Morgan Stanley echó un capote al gobierno español justamente en el punto más problemático: la supuesta salud del sistema bancario español que hoy depende solamente de un negocio tan esperpéntico como la compra de bonos del Estado al 3% con dinero prestado por el Banco de España al 1% de interés, operación que, como vimos, se hará imposible en 2010, cuando el Banco Central Europeo suba los tipos de interés– Estas operaciones se han traducido este año en un 2% del beneficio neto del Santander, un 3% del de Banesto, un 4% del de Popular, un 5% del de Sabadell y seguramente cifras parecidas para el BBVA que no ha ofrecidos cifras– Los beneficios obtenidos con estas operaciones contribuyen a paliar las pérdidas por una morosidad creciente.

Pero las cosas son más graves de lo que parecen– El estudio de Morgan Stanley no incluya a las Cajas de Ahorros y elude el espinoso problema de que los bancos españoles han anotado los inmuebles recuperados por la ejecución de hipotecas con los precios de tasación de cuando se concedieron estos créditos a familias que luego no pudieron pagarlos– En los dos últimos años, la vivienda se ha devaluado entre un 20 y un 25%, pero los bancos siguen sin reconocer los nuevos valores de los inmuebles de su propiedad en sus balances contables– Cuando se vean forzados a hacerlo entrarán inevitablemente en pérdidas.

El problema no es sólo que el Estado sufra una crisis de confianza perceptible en todo el mundo financiero internacional, el problema es que a la deuda del Estado se suma la de los ayuntamientos y las comunidades autónomas– El sistema bancario todavía no ha sacado a la superficie el 50% de las pérdidas que se esperan y la morosidad empieza a ser insoportable– A lo que se unen los altos niveles de endeudamiento de las PYMES y de las familias– No hay política económica digna de tal nombre– Ni siquiera hay una política de contención del gasto público en las partidas en las que resultaría menos agresivo para la población– No hay –y esto es lo peor- un plan para salir del agujero– ¿Cómo va a generar confianza Zapatero con sus alusiones al “viento y al sol” pronunciadas en la cumbre del clima y que demuestra hasta qué punto está en Babia… Lo raro es que las agencias de rating no hayan situado a la deuda pública española junto a los “bonos basura”.

Lo que implicará “rebajar el rating”

No es sólo la oposición la que alberga las más serias dudas sobre la solvencia del Estado Español, sino las principales agencias de rating, las que son tenidas en cuenta por los inversores, estos es quienes deberían comprar deuda pública emitida por el gobierno español, no como acto de caridad, sino como negocio seguro y de poco riesgo– Durante 2009, la banca privada ha acudido en socorro de Zapatero como contrapartida a los 8–000 millones puestos a su disposición por el Plan de Rescate de la Banca– Pero, ya hemos visto que en 2010, a partir del aumento de los tipos de interés esa estrategia de colocar deuda a los bancos españoles ya no podrá ser utilizada…– Entonces ¿quién comprará la deuda pública española? Respuesta: cualquier inversor al que se le ofrezcan intereses mayores.

¿Cómo competirá la deuda pública española con la emitida, por ejemplo, por el Estado Federal Alemán? Máxime cuando el diferencial con el bono alemán a 10 años se situará el próximo año en niveles próximos a 100 puntos básicos (un punto porcentual), lo que significa que la deuda pública –si se quiere vender- deberá ofrecer como mínimo algo más de 1–500 millones de euros adicionales en forma de intereses– A menos solvencia, la deuda es atractiva solamente si ofrece más intereses– Las cifras proceden del gabinete de estudios de Caja Madrid– Dicho de otra manera: nos esperan más impuestos.

El Estado emitirá a lo largo del próximo año –tal como indican los Presupuesto Generales para 2010- 211–500 millones de euros de deuda pública, la mayor parte de los cuales (2/3 partes) tomarán la forma de bonos y obligaciones del Estado, en total 158–625 millones– La subida de un punto en el precio del dinero –decretada por el Banco Central Europeo- supondrá, pues que deberán pagarse en intereses 1–586 millones adicionales– Y si esto ocurre también con las letras del Tesoro (emisiones a corto plazo) estaremos hablando de un total de 2–100 millones, coste real de la bajada en la credibilidad de España entre los inversores.

Todos los países están emitiendo deuda en estos momentos: sufrirán más las economías débiles o que ofrezcan menos garantías –como la española-, las cuales no tendrán más remedio que ofrecer intereses mayores para hacer atractiva la inversión y digerible el riesgo…

(C) Ernest Milà - infokrisis - http://infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

 

 

 

Crisis alimentaria aquí y ahora. El fantasma del hambre a la vuelta de la esquina

Infokrisis.- En 1974 Henry Kissinger había dicho: "Controle el petróleo y controlará naciones; controle comida y controlará a las personas”. Para algunos esta frase es todo un programa de gobierno. Hay algo todavía peor que la crisis económica: la crisis alimentaria. La primera la tenemos encima; de la segunda no nos libraremos. Llama a las puertas. Los responsables de la crisis económica y de la crisis alimentarias son los mismos: los grandes consorcios financieros. Son ellos los que han impuesto las políticas suicidas de la globalización y quienes nos están llevando a las puertas de la gran crisis alimentaria que en 2008 ya ha registrado los primeros chispazos.

Algunos recuerdan que la actual crisis económica estuvo precedida por un alza general en los precios de los alimentos. La gravedad de la crisis y la oleada de paro que se está produciendo desde el segundo semestre del año, hizo que el aumento de precios de los alimentos pasara a segundo plano. Pero la crisis alimentaria sigue ahí, amenazante, pendiendo sobre nuestras cabezas como otra amenaza, acaso la mayor: se puede vivir en paro, incluso sin petróleo, pero no sin alimento.

Noticias que han pasado desapercibidas

No sólo en España, sino en todo el mundo, el precio de los alimentos experimentó una subida radical desde la primavera de 2007. En particular, el trigo, el maíz y el arroz fueron los alimentos más afectados. La ONU informó que entre marzo de 2007 y marzo del 2008, el precio de los cereales aumentó un 88%, los aceites un 106%, la leche y sus derivados un 48%. Así mismo, el Banco Mundial explicó que desde junio de 2005, el precio del trigo ha aumentado un 181% y el de la comida en general un 83%.

El arroz que en Tailandia se vendía a 198 dólares la tonelada en 2003, se elevó a 1.000 dólares en abril pasado. En marzo de 2008, el precio del arroz se duplicó bruscamente en Haití. En los supermercados norteamericanos se agotaron todas las variedades de arroz. En Europa también hemos registrado aumentos de precio similares, pero no tanto como en el Tercer Mundo y especialmente como los 2.600.000.000 de personas que viven con menos de 2 dólares al día y que gastan el 80% de sus ingresos en alimentación. No es raro que se produjeran motines.

Los disturbios motivados por la escasez alimentaria han comenzado: en Burkina Faso una huelga general de dos días paralizó el país, reivindicando reducciones significativas en el precio del arroz. En abril, en Egipto, el ejército reprimió la huelga general en Mahlla (Delta del Nilo) que exigía sueldos más altos para poder afrontar las alzas de precios. Lo mismo ocurrió en Bangla Desh en las fábricas textiles de Fatullah. “Marcha del hambre” en Costa de Marfil y manifestación masiva ante la residencia presidencial; "Tenemos hambre," y "la Vida es demasiado cara, usted nos está matando", fueron las consignas. Despliegue de fuerzas armadas en Pakistán y Tailandia cuando la policía ya no era capaz de controlar los motines de los campesinos pobres y los asaltos a los almacenes. La lista es interminable: manifestaciones y protestas en todo el Sudeste Asiático (Camboya, Indonesia, Tailandia), en África (Camerún, Etiopía, Madagascar, Mauritania, Níger, Senegal, Zambia), en Centro y Suramérica (Honduras, Perú), en Asia Central (Uzbekistán), en Filipinas…

Según el Banco Mundial, 33 países se encuentran hoy en grave riesgo alimentario. La novedad es que la mayoría de ellos no se habían visto afectados nunca antes por la escasez. Un editorial de la revista Times alertó sobre la posibilidad de nuevas revueltas: "La idea de las masas hambrientas llevadas por su desesperación a tomar a las calles y derrocar el ancien regimen ha parecido imposible desde que capitalismo triunfó tan decididamente en la Guerra Fría.... Y todavía, los titulares del último mes sugieren que los precios de la comida subiendo como un cohete estén amenazando la estabilidad de un número creciente de gobiernos alrededor del mundo. Cuando las circunstancias hacen imposible alimentar a sus niños hambrientos, los ciudadanos normalmente pasivos pueden llegar a ser muy rápidamente militantes con nada que perder".

A finales de 2007, India anuncio que suspendía sus exportaciones de arroz: necesitaba reservas para su propia población. Vietnam hizo otro tanto: una epidemia de insectos había arruinado parte de la cosecha y el arroz producido sería destinado sólo a la población local. Ambos países, India y Vietnam, suponen el 30% del mercado mundial del arroz. Poco después, se produjo el pánico del arroz en EEUU: los consumidores compraron todo el que encontraron en las estanterías de los supermercados. Durante unos semanas hubo escasez de arroz en la meca del capitalismo.

El origen del problema

En Haití el “bizcocho de barro” se convirtió en 2008 en algo habitual: se calienta barro diluido en agua, se le añade algún aceite vegetal y sal... el ”manjar” está listo para su consumo. Haití es uno de los países más azotados por el hambre, a pesar de que en 1985 era autosuficiente en materia alimentaria. Haití producía 170.000 toneladas de arroz que garantizaban el 95% del consumo doméstico. Había miseria… pero no hambre. En 1995, el FMI exigió a Haití que cortara aranceles proteccionistas como condición para conceder un préstamo. El arroz importado pasó del 5% al 75%. El arroz norteamericano se vendió en el mercado local a la mitad de precio; no era mejor: simplemente estaba subvencionado con 232 dólares por Ha por el gobierno de los EEUU que, además, subsidia la exportación. Todo ese dinero no iba a parar a granjeros… sino a consorcios y corporaciones agroindustriales que les permitían vender arroz a un 50% por debajo de los costes de producción. Sorprendentemente la bajada del precio del arroz consumido en Haití no ha favorecido el aumento de su consumo… sino el hambre, al haber aumentado el paro entre los agricultores que constituyen la mayoría de la población.

Haití no es un caso único, ni siquiera extremo. En todo el Tercer Mundo –pero también en los países europeos del Mediterráneo- el mecanismo ha sido siempre el mismo: abolición de aranceles, llegada masiva de exportaciones procedentes de agriculturas ultrasubvencionadas, abandono del campo, aumento de la dependencia alimentaria…  

A los países pobres del Tercer Mundo, siempre se les ha exigido abolir aranceles, permitir la entrada indiscriminada de exportaciones, para obtener préstamos. Este proceso ha arruinado completamente la agricultura de muchos países y generado migraciones masivas del campo a la ciudad. Ahora, 100 millones de personas corren el riesgo de morir de hambre en el mundo a causa de este sistema.

La responsabilidad de los biocarburantes

Los consorcios agroindustriales norteamericanos han comprado gigantescas extensiones de tierras en todo el Tercer Mundo (utilizando para ello plusvalías procedentes de los años de vacas gordas en las bolsas internacionales). Estas gigantescas extensiones de terreno se están cultivando hoy, pero no para cereales destinados a la alimentación, sino a la producción de los llamados biocarburantes.

En 2006 el desvío de cereales a circuitos no alimentarios subió de un 2% a un 3%. Ese 1% se desvió hacia piensos y biocarburantes. Un 1% parece poco, pero es suficiente como para arrastrar toda una cadena de subidas en el precio de los alimentos: para producir un kilo de vacuno se precisan siete kilos de cereales. Al haber aumentado el consumo de carne entre las nacientes clases medias asiáticas, el fenómeno ha multiplicado su impacto: mientras que en China la clase media crecía un 8’6% en 1990, en 2007 lo hizo a un 70%.

Mientras que la producción mundial de alimentos ha ido creciendo a un ritmo mayor que la población mundial desde 1960, incluso durante los años 2006-2008… sin embargo, el precio de los alimentos se ha ido encareciendo hasta hacerse insoportable, especialmente en las economías más modestas.  

A partir de 2007 el precio del maíz empezó a fijarse, no en base a los costes de producción y a unos criterios aceptables de rentabilidad, sino en relación al del petróleo, con la consiguiente subida. El efecto inmediato, fue la subida de los precios del maíz destinado para alimentación (y sus derivas, incluidas margarinas), que arrastró luego subidas similares en el precio de la soja, del trigo y de los aceites vegetales para uso alimenticio.

Hay tres elementos que han contribuido a que el precio del petróleo aumentara: de un lado, en tanto que combustible fósil, cada día que pasa, el consumo hace que disminuyan la cantidades de hidrocarburos existentes en el planeta; de otro, el consumo mundial de petróleo aumenta, no solamente en los países industrializados, sino especialmente en los países en vías de industrialización. No se encuentran nuevos yacimientos que compensen el aumento en la demanda del petróleo. Finalmente, también el petróleo se convirtió en un objeto de especulación y a partir de agosto de 2005 se inició “la burbuja petrolera”.

Estos tres elementos, han interactuado para generar un aumento del precio del petróleo. En 2003, el barril de petróleo valía 25 dólares, pero el 29 de agosto de 2005 había alcanzado los 70,85 dólares. Cuando parecía que este sería el tope histórico, el huracán Katrina hizo que aumentara todavía más al afectar a las refinerías situadas en el Golfo de México. Los especuladores transformaron esta tragedia en “burbuja”: en mayo de 2008 el precio alcanzó los 133,17 dólares y en el mercado de futuros se compraba a 168,96 dólares por barril. Luego empezó a remitir, a la vista de que la economía mundial era inviable en esas circunstancias. La “burbuja petrolera” había cesado, pero poco podía hacerse para evitar que los otros dos factores (aumento de la demanda y descenso de las existencias) pusieran fin a la era de petróleo barato.

Sin embargo, los consorcios petroleros afrontaron el problema desde otro punto de vista. Desde los años 80, buena parte del combustible utilizado en Brasil se obtenía a partir de vegetales. Era el “combustible verde” en un tiempo en el que todo lo “verde” tenía buena imagen. Así que fueron los consorcios petroleros los que estimularon la producción de biocarburantes. Había otra buena razón: los EEUU subvencionaba la producción de oleaginosas y gramíneas utilizadas en los biocarburantes. Era como encontrar un pozo de petróleo y que el Estado pagara por la extracción. Pero cualquier gramínea dedicada a biocarburantes queda desviada del circuito alimentario…

¿Quién es el culpable de la “burbuja alimentaria”?

En Perú en agosto de 1990, siguiendo órdenes del FMI el precio del combustible se multiplicó por 30 y el del pan por 12… de una sola vez, en la misma noche y sin aviso previo. Fue la exigencia para obtener un crédito de 1.500 millones de dólares. Es una de las delicias del “mercado libre”. Sin embargo, lo agricultores locales no experimentaron ningún aumento en sus beneficios.

El "mercado libre" destruye las agriculturas locales… incluida la española que no puede afrontar los precios de hortalizas, frutas y verduras procedentes de Marruecos y agoniza lentamente para mayor gloria de la globalización. Si esto pasa en un país europeo, en África, esa política conduce directamente a las hambrunas.

¿Quién gana con este proceso? No gana ni siquiera el granjero medio norteamericano, tan solo un pequeño racimo de empresas que controlan los mercados internacionales de grano, los fertilizantes y el mercado de semillas. Cargill Inc y sus 140 firmas controlan el mercado mundial de grano. Nadie puede competir con Cargill Inc que fija el precio de compra y el de venta, actuando en régimen de oligopolio.

Consorcios como éste utilizan a la Organización Mundial del Comercio (WTO) como ariete para penetrar en terrenos insospechados. El de las semillas, por ejemplo. Unas pocas empresas tienen la exclusiva “propiedad intelectual” sobre las variedades de plantas obtenidas mediante diseños biotecnológicos. Esas plantas son difundidas a través de programas de ayuda y de la abolición de restricciones impuesta por la WTO. Los granjeros del Tercer Mundo las plantan y obtienen cosechas nunca antes vistas (utilizando los fertilizantes adecuados facilitados por los mismos consorcios). Sólo al cabo de un año entienden que no pueden volver a plantar las semillas obtenidos de los frutos cosechados… sin pagar derechos a Monsanto o Arch Daniel Midland y sólo utilizando los fertilizantes vendidos por esas mismas empresas. Ese modelo económico es el que facilita la irrupción de hambrunas y el control alimentario ejercido por unas pocas empresas.

Decrecimiento y ruptura con la globalización

El “desarrollo sostenible”, bendecido en las cumbres de la ONU, se ha mostrado, paradójicamente, insostenible. No se trataba solamente de que los habitantes de las “naciones emergentes” de Asia, utilizasen un carburante cada vez más escaso en la naturaleza: también empezaron a alimentarse con dietas que nunca habían pertenecido a su tradición secular, rechazaban la alimentación monótona e iban incorporando (a medida que las multinacionales de la alimentación y el fast-food penetraban en sus países) cada vez más carne. Si tenemos en cuenta que este proceso está ocurriendo en las zonas más pobladas del planeta, es evidente desde hace diez años que se estaban alterando las necesidades alimentarias del planeta.

Para colmo, la subida del precio del petróleo hizo que aumentara el precio de los fertilizantes y su transporte. Ahora hemos llegado a un proceso endiablado: se gastan hidrocarburos fabricando fertilizantes, se aumenta el consumo de combustible transportando esos fertilizantes y se gastan más cantidades de petróleo poniendo en marcha máquinas de siembra y recolección de plantas que son utilizadas para… fabricar biocarburantes, con los que compensar la escasez de combustible.  Todo esto evidencia el estado de una civilización que ha perdido el norte en cuyo centro se ha instalado lo absurdo, cuando lo absurdo sirve a los intereses de los grandes consorcios.

Esta espiral no tiene salida: necesitamos más petróleo para fabricar biocarburantes; pero ésto –unido a las malas cosechas y a la especulación- provoca el aumento en el precio de los alimentos. Y así seguirá mientras el objetivo sea suplir la crisis energética con biocarburantes… lo que añade una crisis alimentaria, además de no servir para resolver las necesidades energéticas del planeta.

En los países emergentes no disminuirá el número de ciudadanos que aspiren a vivir “como occidentales” (el modelo etnocéntrico norteamericano acompaña a la globalización) por lo tanto hay que pensar que cada vez será preciso aumentar más las superficies de cultivo dedicadas a biocarburantes… con lo que disminuirán las dedicadas a alimentación. Y ni siquiera está claro que exista superficie de cultivo suficiente en todo el planeta como para suministrar energía a todos los motores que existirán de aquí al 2020 cuando el petróleo empiece a escasear de verdad.

Solamente hay tres salidas: o una disminución drástica de la población mundial, especialmente la de los países emergentes que, de paso, son los más superpoblados; o el hallazgo de nuevas formas de energía; o el decrecimiento.

Los atentados de Bombay en noviembre pasado demostraron que “alguien” parece interesado en envenenar las relaciones entre India y Pakistán y convertir aquella zona en una prolongación de la guerra de Afganistán. A fin de cuentas (como decíamos en ID-14, págs. 31-34), no sería la primera vez que se sale de una crisis económica organizando una guerra que ocasione decenas de millones de muertos (y en la zona podrían alcanzarse con facilidad algún centenar de millones en poco tiempo), estimule la productividad de algunos países y genere perspectivas de crecimiento económico mediante inversiones en la reconstrucción de los países afectados.

En cuanto a las nuevas formas de energía, no hay que ser hoy muy optimistas a medio plazo, a pesar de que la esperanza de que los científicos encuentren nuevos hallazgos que eviten los problemas generados por el crecimiento, haya alimentado la concepción “progresista” de la historia durante siglo y medio. En realidad, lo que ha ocurrido es otra cosa: los científicos han generado inventos que han mejorado la calidad de vida, pero al mismo tiempo creando nuevos problemas, los cuales han sido resueltos con otros inventos que han terminado generando más problemas… hasta la situación límite actual. No se puede ser muy optimista en torno a esto. Haría falta ver si crear un parque móvil de vehículos movidos con energía solar, resuelve el problema o más bien crea nuevos problemas medioambientales: ¿dónde se almacenarían las baterías amortizadas? ¿no correrían el riesgo de agotarse determinados minerales utilizados para la fabricación de esas mismas baterías? La ciencia no tiene respuestas para todo y las respuestas que aporta no están libres de suscitar nuevos y más graves conflictos.

Queda la opción del decrecimiento. Un planeta de posibilidades y recursos limitados, no puede crecer de manera ilimitada. No hay, pues, “desarrollo sostenible”. Ahora de lo que se trata es de desandar lo andado o enfrentarse a la realidad de problemas medioambientales cada vez mayores e irresolubles.

Decrecimiento implica que todos vamos a sufrir mermas en nuestro ritmo de vida a cambio de obtener una garantía de viabilidad del planeta. Probablemente deberemos utilizar más a menudo transportes públicos. Seguramente, habrá que renunciar a vehículos de alta cilindrada y potencia elevada. Mientras se encuentra una solución energética viable (la energía de fusión no estará presente en nuestras vidas antes de 2040-2050) habrá que restringir los consumos, optimizar los rendimientos, esforzarse en las energías renovables y aumentar los presupuestos de investigación en estos sectores. Pero todo esto no bastará.

Será preciso moderar el volumen de población: no habrá que ver como una tragedia el que la pirámide de edades sea, durante unas décadas, negativa y que al bajar la población el PIB sea negativo. Si el problema es el pago de pensiones, el Estado deberá habituarse a administrar mejor sus recursos, reducir su volumen y aligerarse. Europa es, por cierto, una de las zonas más pobladas del planeta. Menos población, menos consumo. Y si esa población es, cuanto más homogénea, mejor, tenderán a desaparecer problemas y tensiones étnico-sociales. En este terreno el fin de la globalización debe acarrear el fin de la multiculturalidad y el mestizaje.

Hoy, no es que falten alimentos, es que están mal gestionados. No es raro: se gestionan en beneficio de unos pocos consorcios que dominan la alimentación, los fertilizantes y los mercados internacionales. Solucionar el problema pasa por una profunda reforma internacional, no sólo de la Organización Mundial del Comercio y de los tratados firmados, sino del FMI y el Banco Mundial, culpables en gran medida de la crisis alimentaria. Y, por supuesto, la abolición de “derechos de propiedad intelectual” sobre semillas obtenidas por biotecnología. Todo esto implica –vale la pena recordarlo- una profunda reforma política en cada país y la alteración profunda de las correlaciones de fuerzas políticas que han permitido llegar hasta esta situación. Dicho con otras palabras: quienes han gestionado el poder en los últimos 30 años, son culpables de las situaciones generadas y deben pagarlas. Las responsabilidades políticas a quienes firmaron alegremente acuerdos con la WTO y facilitaron la aplicación de políticas de destrucción de nuestros campos, deben ser exigidas y sus siglas arrojadas al estercolero de la historia.

Cada país debe tender a la autosuficiencia alimentaria. O al menos cada bloque económico integrado debe disponer de esa autonomía. Vale la pena recordar que la Unión Europea tuvo como precedente la “Europa Verde” que estableció normas que consiguieron estabilizar los precios de los alimentos en los años de postguerra y racionalizar la producción. La globalización se muestra como la causa de buena parte de los males de la economía, pero también ha terminado siéndolo de los pueblos. La globalización ha facilitado el alza del precio de los alimentos, las hambrunas en determinadas zonas del planeta y, finalmente, el que un sector que afecta a toda la población, esté en manos de un cartel de corporaciones multinacionales que actúan en régimen de oligopolio.

Los Estados tienen la obligación de facilitar el derecho a la vivienda, a la alimentación y al bienestar a las poblaciones y esos derechos están por encima de los acuerdos internacionales firmados irresponsablemente y de los derechos de los consorcios multinacionales.

Las dos consignas para los próximos años no puede ser otras más que decrecimiento y ruptura de la globalización. Eso o tendremos un negro futuro como perspectiva.

[recuadro fuera de texto]

Geopolítica del agua

El agua dulce escasea cada vez más. Para el 2025 se calcula que el 70% de la población no tendrá acceso a “cantidades suficientes de agua potable”. Hoy, el 20% del agua dulce es utilizada por la industria, el 67% va a parar a la agricultura (85% en Asia, África e Iberoamérica). El consumo doméstico ocupa el 10% del total. El agua está presente en todas partes, pero no toda puede consumirse. El 97% del agua de la Tierra es salada, solamente el 2’5% es dulce y el 0’5% es humedad superficial. Buena parte del agua dulce se encuentra en acuíferos subterráneos que, una vez explotados tardan en renovarse. En cuanto a las aguas de los ríos cada vez están más contaminadas.

En Europa la situación es muy mala. La mayoría de ríos están contaminados con agrotóxicos y residuos industriales. La situación es particularmente preocupante en España, Italia (especialmente en el Sur), Grecia, Balcanes, Holanda y Alemania. Asia está todavía peor y el agua es uno de los elementos que enfrentan a Turquía e Irak (por el control de las fuentes del Tigris y el Ëufrates) y la principal causa del conflicto en Palestina (al precisar los cultivos del desierto del Negev, las aguas del Jordán y de los acuíferos de Gaza). Iberoamérica con un 12% de población mundial tiene el 47% de las reservas mundiales de agua, lo que no es obstáculo para que en algunas zonas se exploten acuíferos hasta agotarlos.

Falta agua. Por tanto, no es raro que en los próximos años se desencadenen “guerra del agua”.  La escritora y cuentistas política canadiense Maure Barlow en su libro “Oro Azul”,  indicó que “antes de que nosotros nos diéramos cuentas de esta crisis del agua, las corporaciones transnacionales ya lo habían previsto y formaron un cartel para apropiarse del agua. El Fondo Monetario Internacional está presionando a los países que padecen una crisis monetaria y económica para que  -entre otras cosas-  privaticen el agua como condición para liberar los créditos”. Por su parte, el Director del instituto Polaris de Canadá, indicaba que, ”Hay un grupo de corporaciones que controlan el agua a escala mundial”, citando a tres  de las más importantes: Lyonneise des Eux, Vivendi (ambas francesas) y RWE de Alemania.

La Organización Mundial de la Salud, informó en 2006 que más de mil millones de personas no disfrutan de suministro seguro de agua potable. Chris Middleton  -director de la consultora australiana de marketing de bebida Fountainhead- asegura que, “en cuestión de 30 años el agua embotellada ha pasado de no ser prácticamente nada, a ser la segunda o tercera mercancía que más dinero mueve en el mundo después del petróleo y el café”.  En este mercado de “pocas ballenas y muchos pezqueñines” al decir de Middleton compiten  Coca Cola y Pepsi. Para Nestlé, según sus  propias estadísticas, los habitantes del planeta beben  148.000 millones de litros anuales, alrededor del doble que en 1996. El mercado asiático crece a un ritmo vertiginoso, duplicándose las ventas entre 1997 y el 2002.  La causa es la alta contaminación de los recursos hídricos, convirtiéndose China en el tercer consumidor de agua embotellada con aproximadamente 10.000 millones de litros anuales (una media de 8 litros por persona).

A la escasez de agua se une también el destrozo ecológico que suponen miles de millones de embases de plástico con un peso estimado de 1.500.000 toneladas de las solamente se recicla un 20%... ¿solución? Para echarse a temblar: embases reciclables fabricados a partir de ¡maíz!, que se descompondrían fácilmente en agua, dióxido de carbono y material orgánico… lo único que faltaría para que los precios de los alimentos experimentaran otro nuevo repunte.

El hecho de que la ONU haya establecido una “década internacional” (de 2005 a 2015) con el título de “agua por la vida”, no parece que vaya a servir para mucho. Mientras la población del planeta crezca y sus nuevos hábitos alimentarios precisen cada vez más cereales, el consumo del agua irá en aumento. Para colmo, el cambio climático y la desertización creciente de partes del planeta se unen al agotamiento de acuíferos, la contaminación de ríos y lagos. Se prevé que en el 2050 7.000 millones de personas se vean afectadas por la escasez de agua. La ONU atribuye esta situación a la “mala gestión de los recursos hídricos” pero el problema es mucho mayor. En las llamadas Metas de Desarrollo del Milenio para el 2015, la problemática del agua ocupa un lugar preferente.

La Declaración Ministerial de La Haya de marzo de 2000 estableció la relación entre la ausencia de agua y el aumento de las enfermedades y la muerte. En 2000, la tasa de mortalidad estimada sólo por diarreas relacionadas con la falta de sistemas de saneamiento del agua fue de 2.213 millones de personas. La mayoría fueron niños. En la misma reunión se aceptó que el agua constituye una parte esencial de todo ecosistema. Sin embargo, se aceptó también que en el 2030 el 60% de la población mundial vivirá en ciudades y que en las nuevas conurbaciones no existen garantías ni de suministro de agua, ni de eliminación efectiva de residuos, ni, por tanto, podrán existir garantías sanitarias. Además, habrá que dar de comer a esa población: dado su número es inevitable recurrir a la agricultura sistemática, pero, aun mejorando los sistemas de riego, lo que se logrará es aumentar la cantidad de agua dedicada a este fin ¿en detrimento de la industria o del consumo humano? Habrá, necesariamente, que promover una industria más limpia, no sólo menos contaminante, sino que consuma menos agua y que contamine menos. Y eso va a ser difícil: especialmente por que determinados países fían todo su futuro al desarrollo industrial.

Durante siglos, el agua dulce del planeta ha parecido bastante estable. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, los procesos de contaminación empezaron a alterar ese equilibrio. Los vertidos tóxicos y la contaminación de acuíferos crean problemas insuperables y hacen que el agua a disposición de la agricultura y del consumo humano, disminuya. Lo dramático es que aumenta la demanda de agua potable para consumo humano, para agricultura y para industria. En estas circunstancias la tesis del “desarrollo sostenible” ya ni puede seguir siendo una esperanza.

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Preguntas razonables sobre una situación económica irracional

Infokrisis.- ¿Cómo disminuir el déficit fiscal? Lo importante no es bajar o subir impuestos, sino eliminar la principal causa del déficit. España supera hoy en 6’5 puntos el umbral de endeudamiento previsto en el Pacto Europeo de Estabilidad. En 2010 la situación no mejorará. No hay en el horizonte ningún motivo para el optimismo. La solución del PP consiste en bajar impuestos, en la creencia de que esa medida contribuirá a subir la inversión; la solución socialdemócrata consiste en subir impuestos… Ninguno de los dos grandes partidos responde a lo esencial: ¿cómo contener el gasto público? Y ¿cómo eliminar a los principales elementos generadores de gasto público? Para determinar el tratamiento adecuado a una enfermedad hay que conocer sus causas. El déficit público es una enfermedad, pero nuestra clase política se niega a señalar con el dedo a la principal bomba aspiradora de recursos público: la inmigración.

La sensación que se tiene después de cada medida económica del gobierno Zapatero es que cada vez nos encontramos más lejos de la solución. Subidas de impuestos, Plan E, ayuda a la banca, plan VIVE, miles de millones distribuidos entre ONGs, subsidios repartidos alegremente a millones de inmigrantes… Todo ello es como para sentir un inmenso agujero negro bajo nuestros pies del que, a pesar de la fraseología zapateriana, lo único que se puede experimentar es una angustia creciente. Las cifras son elocuentes…

¿Qué es el déficit fiscal?

Es la situación en la cual los gastos realizados por el Estado y sus organismos, superan a sus ingresos en un año de ejercicio. En el caso español, cuando se habla de este déficit se incluye el de las administraciones locales, el aparato del Estado y las Comunidades Autónomas.

Históricamente, los Estados procuraban no entrar en situaciones de déficit fiscal. Fue a partir de la primera crisis del petróleo en 1973 cuando se empezó a generalidad y hoy es una lacra habitual en las economías de casi todas las naciones especialmente en momentos de crisis cuando se reducen las recaudaciones del Estado y aumentan los gastos sociales (como ocurre en la actualidad).

Al existir déficit tiende a aumentar el endeudamiento público y la emisión de deuda. Para hacerla atractiva es preciso incrementar los tipos de interés… con lo cual, se palia el déficit, pero aumentan las obligaciones del Estado en pago de intereses, lo que hace que aumente el déficit.

En ciencia económica se considera que la peor medida para combatir el déficit es la emisión de papel moneda. Para hacerlo sin provocar hiperinflación, es preciso deshacerse de las reservas en divisas con lo que la moneda pierde posibilidad de cubrir el pago de las importaciones y, por tanto, se muestra a corto plazo insostenible.

¿Cuál es la situación actual en España?

A lo largo de 2009 el déficit presupuestario del Estado español siguió creciendo hasta situarse en julio en los 49.687 millones de euros, cinco veces más que en el mismo período del año anterior, según cifras del propio Ministerio de Economía. Esa cantidad supone el 4,69% del Producto Interior Bruto (PIB) español, cuando un año antes, el déficit presupuestario se situó en 9.912 millones de euros.

España entró oficialmente en recesión en el segundo semestre de 2008. Ese año terminó con unas cuentas públicas (incluidas las del Estado, los ayuntamientos, las comunidades y la seguridad social) absolutamente deficitarias que supusieron el 3,8% del PIB, frente a un superávit del 2,2% en 2007. Para 2009, el gobierno prevé un déficit de las cuentas públicas del 9,5%, ¡6,5 puntos por encima del límite puesto por el Pacto de Estabilidad europeo!

Cuando termine el año el déficit habrá superado el 10% y se situará en torno a 70.000 millones de euros. Prácticamente el mismo que corresponde en porcentaje a los EEUU si tuviera la misma población que España.

¿Cuál es la salida “clásica” a esta situación?

La subida de impuesto era, por tanto, inevitable como resultado de una política económica torpe cuyos grandes defectos fueron: no prever ya en 2003 que construcción y turismo sufrirían una inflexión, basar el  modelo económico en un aumento de más de 500.000 de consumidores adultos entre 1997 y 2008, con bajos salarios, altos índices de endeudamiento y en función de solamente dos sectores económicos, construcción y hostelería, negar durante nueve meses la existencia de la crisis y no reaccionar durante otros seis, adoptar medidas erróneas (apoyo a la banca, Plan E, Plan VIVE) y negarse a aplicar soluciones (repatriación de los excedentes migratorios) que pudieran contravenir la ideología mítico-universalista del presidente del gobierno.

El resultado, dentro de la improvisación y la falta de imaginación y autoridad del gobierno, ha sido una inevitable elevación de impuestos que generará más paro y mayor ralentización económica: subida del IVA, desaparición de la desgravación de 420 euros, aumento de los impuestos indirectos, impuesto sobre el ahorro y amenaza de nuevos impuestos (como la “tasa ecológica” que ya empieza a despuntar en los discursos de algunos ministros).

Parece muy difícil que todas estas iniciativas logren recaudan más allá de 15-17.000 millones con lo que distaría mucho de recuperarse niveles aceptable de endeudamiento, al menos en los próximos seis años, como mínimo, especialmente si tenemos en cuenta que no hay absolutamente ninguna razón para pensar que en el 2010 el déficit no seguirá creciendo.

En los primeros meses del año, la recaudación del IVA se ha reducido un 36,1% y los ingresos del Estado por vía impositiva han caído un 16,9%. Particularmente grave y significativo ha sido la caída de la recaudación por el impuesto sobre Sociedades que sufrió perdió un 25,2% de ingresos. Cae el consumo, cae la actividad económica, cae, por consiguiente, la recaudación fiscal. Subir impuestos es la garantía de que el Estado atenuará ligeramente su déficit (en absoluto lo resolverá) y, sobre todo, que aumentarán las bolsas de economía sumergida, la defraudación fiscal y, lo que es mucho peor, los cierres de empresas, con el consiguiente aumento del paro y de la carga social que el Estado deberá afrontar si no quiere asistir impotente a una revuelta social de dimensiones desconocidas en nuestro país.

¿Existe solución?

No desde luego si un gobierno débil y de incapacidad manifiesta para la gestión de la economía sigue en el puente de mando. Las elecciones anticipadas se configurarán como una urgencia a lo largo de 2010. No desde luego si Zapatero se sigue negando a reconocer la realidad: la economía mundial no podrá arrastrar a la economía española (al menos significativamente) porque en España los dos pilares sobre los que se basaba nuestro modelo están agotados definitivamente: construcción (el “ladrillado” ha dejado como herencia 3.000.000 de viviendas invendibles en los próximos 20 años) y hostelería (encarecimiento de los destinos turísticos, saturación, nuevos mercados en el Este Europeo mucho más baratos).

La única solución es la disminución del gasto público, una disminución radical. Aparte de una necesaria reforma del panorama autonómico y de una racionalización de la administración (17 autonomías son demasiadas para gestionar un país y un 30% de funcionarios no tiene parangón con país desarrollado alguno), la repatriación de los excedentes de inmigración es la única medida que lograría tres cosas: 1) atenuar de manera significativa el déficit y las inversiones gravosas para el erario e inútiles (miles de millones gastados en “integración”, formación profesional para inmigración, subsidios, prisiones, policía, justicia, etc.), 2) resolver el problema del paro entre autóctonos, 3) aumentar el volumen de los salarios (al haber menos mano de obra, los salarios tienden a elevarse) y, por tanto a estimular el consumo, relanzando la economía.

Lo que es absolutamente imposible es mantener una masa inerte de inmigrantes que siguen llegando (600.000 en 2007, 400.000 en 2008 –cuando ya la crisis era palpable-, 200.000 según las previsiones en 2009) y que no retornan. Hoy puede dudarse de que esa inmigración viniera a España atraída solo por las perspectivas de trabajo: en realidad, el hecho de que hoy, cuando no hay trabajo, ni perspectiva de haberlo en años, persistan en quedarse demuestra que su interés estriba en aprovechar los servicios sociales, los subsidios, los servicios sanitarios y educativos… Están en su derecho: pero ni en tiempos de bonanza ni en tiempos de crisis el Estado puede permitirse una masa inerte tan absolutamente desmesurada. De 6.500.000 inmigrantes, apenas cotizan a la seguridad social 1.500.000. Buena parte del resto vive de la caridad pública, esto es, de los ingresos del Estado. Las repatriaciones masivas de inmigrantes en paro de larga duración, el cese de las reagrupaciones familiares, de las regularizaciones por arraigo y la expulsión de inmigrantes que hayan cometido actos de delincuencia o que estén implicados en trabajo negro, son políticas duras pero racionales si el objetivo es disminuir la carga del Estado.

¿Hay alguna otra solución?

La solución Zapatero, esto es la solución socialdemócrata, es aumentar impuestos y que vayan llegando inmigrantes. Cargar el peso de la crisis sobre las clases medias. La solución Rajoy es disminuir impuestos y, tal como demostró el PP entre 1996 y 2004 mirar a otro lado cuando llegan ilegales. Ambos partidos coinciden en facilitar el despido… aunque ambos oculten esta carta para períodos alejados de elecciones.

La solución Rajoy se basa en las mismas concepciones neoliberales que nos han conducido hasta esta crisis: facilitar el que empresarios sin escrúpulos bajen salarios, que la banca abra la espita del crédito para que el endeudamiento de las familias aumente hasta que cada individuo viva solo para pagar su deuda, sin más aliciente que endeudarse de nuevo cuando pague la anterior; con unos bancos que imponen sus criterios en economía (fueron ellos los que generaron el “ladrillazo” y los que provocaron la artificial subida del precio de la vivienda mediante sus empresas de tasación) y unos empresarios que quieren beneficios máximos a riesgo cero… Rajoy piensa que todos estos alicientes para los “señores del dinero” bastarán para reactivar la economía.

En cuanto a la oferta del PP de bajar impuestos es falaz: el Estado tiene unos compromisos de pago ineludibles, el problema no es bajar impuestos en realidad, sino evitar que el déficit aumente. Y en este sentido no hay absolutamente ninguna medida que indique como el PP piensa generar esa disminución del déficit. Bajar impuestos sin disminuir las causas que generan déficit supone, en la práctica, aumentarlo hasta  hacerlo impagable.

La peor perspectiva que puede considerarse en España es que a los años de negligencia económica de Zapatero, siga un ciclo en el que todavía se agrave más la situación económica: y nada, absolutamente nada en el programa del PP indica que podría ser de otra manera.

[Recuadro fuera de texto]

EEUU: como en España (o a la inversa)

De acuerdo con el departamento del Tesoro de los Estados Unidos, el déficit del presupuesto federal del país en 2008 ha alcanzado los 454.810 millones de dólares, cifra casi tres veces la registrada del año anterior. Lo más preocupante consiste en que los 700.000 millones de dólares del plan de rescate no están incluidos en los números rojos del año fiscal de 2008 que finalizará en septiembre, y que el déficit fiscal en el próximo año financiero podría sobrepasar los 800.000 millones de dólares.

Las causas: desaceleración económica y bancarrota financiera

El déficit fiscal de 2008 ha sido el más alto durante los más de 200 años desde la fundación de los EEUU, superando los números rojos de 2007 de 161.530 millones de dólares, la cifra pronosticada de la oficina de presupuesto del Congreso (438.000 millones de dólares) y la prevista de la oficina de administración y presupuesto (389.000 millones de dólares).
Los ingresos federales de EEUU en 2008 disminuyeron en un 1,7%, pasando de los 2.570.000 millones dólares a los 2.520.000 millones, mientras los gastos aumentaron en un 9,1 % alcanzando los 2.980.000 millones de dólares.

Henry Paulson, secretario del tesoro (equivalente a ministro de economía y hacienda)  atribuyó el aumento del déficit fiscal al impacto negativo de la desaceleración económica sobre los ingresos y los beneficios de las empresas, el reembolso tributario diseñado para promover la reactivación económica, a los gastos ocasionados por la quiebra de algunos bancos, y, por supuesto, al incremento de gastos militares. A partir de estos datos se entiende perfectamente por qué Obama ha clausurado la instalación de misiles anti-misiles en Europa del Este.

Más déficit en 2009

Los 700.000 millones de dólares propuestos en el plan de rescate bancario, aprobado por el Congreso a principios de octubre, no están incluidos en el déficit fiscal del año financiero de 2008 que finalizó ya el 30 de septiembre, sino deben ser pagados por el presupuesto del próximo año.

Los números rojos del presupuesto federal de 2009 de EEUU podrían superar los 800.000 millones de dólares, mientras que los gastos aumentarán ampliamente debido al pago del plan de rescate bancario, a la recesión económica y al reembolso tributario propuesto en el plan. Las políticas expansionistas previstas por la administración Obama tenderán a incrementar el déficit mucho más que a reducirlo.

Preocupación en China

Los expertos chinos en economía están preocupados por el impacto del alto déficit fiscal de EEUU en dos años consecutivos pueda tener en China que mantiene reservas en divisas en moneda americana que el gobierno no ha hecho público pero que parecen acercarse al medio billón.

Chan Xuelin, uno de los economistas más brillantes que asesora al gobierno chino en la materia dijo que para afrontar el alto déficit fiscal, es posible que EEUU emita en gran margen la moneda, lo que conducirá inevitablemente a la devaluación del dólar. Actualmente vivimos un espejismo: el dólar se ha revaluado debido al incremento de la necesidad del dólar para enfrentarse a la crisis financiera global. Pero esto no durará siempre. En el momento en que se restaure la confianza en los mercados, se reducirá la necesidad del dólar y la cuantiosa emisión de la moneda estadounidense dará origen a una devaluación drástica sobre cuya cuantía los expertos chinos no se ponen de acuerdo. Para los más pesimistas el dólar podría perder hasta el 70% de su valor.

En China se teme esta inevitable devaluación de la que no se duda que causará pérdidas en aquel país. La dependencia de China de los mercados estadounidenses es elevada a causa de la globalización. La continua recesión económica en EEUU limitará las exportaciones chinas a ese país y arrojará al paro a millones de antiguos campesinos que abandonaron la agricultura para instalarse en los polígonos industriales. Su retorno, frustrados y desorientados, a los campos que en otro tiempo fueron suyos será causa de trastornos sociales que en las zonas del oeste chino, poblados por la etnia Hui, de mayoría islamista, pueden terminar en un aumento de la influencia de los movimientos secesionistas y, en cualquier caso de la conflictiva social.

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Banca no embarga a partidos. Por algo hubo unanimidad en “ayudar a la banca” con dinero público.

Infokrisis.- Deben bastante más que usted y yo, incluso bastante más que la inmensa mayoría de empresas, sin embargo los bancos les tratan con guante blanco y paños caliente. Y no es por caridad… El pasado día 20, El mundo publicó la noticia de que en 2006, el Banco de Santander y la caja vasca BBK condonaron al PSOE el pago de 33 millones de euros procedentes de los intereses de créditos impagados suscritos hace más de 20 años cuando tuvo lugar la campaña para el referéndum sobre la OTAN. Es una práctica que roza la ilegalidad. El Tribunal de Cuentas ha denunciado repetidamente a los partidos por condonación ilegal de deudas. Los bancos no contabilizan estas condonaciones como “pérdidas” sino como “inversiones”. Las cifras son escandalosas. En un país en el que cada día se ejecutan 700 hipotecas y embargos, nadie toca un pelo a los mayores deudores: los partidos.

Solamente entre 1997 y 1999 la banca condonó deudas de los partidos por un importe de 19,1 millones de euros y se negó a ejecutar deudas impagadas a esos mismos partidos por valor de 26 millones de euros sólo en 1999. Los datos están extraídos de un informe del Tribunal de Cuentas del Reino. En esos mismos años, los partidos políticos habían recibido 448 millones de euros de ayudas públicas. Demasiada ayuda, demasiados impagos para entidades de derecho privado.

A lo largo de estos años, la condonación de 1.150 millones de las antiguas pesetas al PSC-PSOE ha sido el episodio que más ha dado que hablar y que contribuyó a sacar a la superficie esta práctica bancaria poco ortodoxa. La defensa del PSC fue torpe y contribuyó a que la condonación pasara a ser un escándalo cuando alegó que su acuerdo con la caja de ahorros era "privado" y aseguró que "los datos de la renegociación están donde tienen que estar". No era esa la opinión del Tribunal del Cuentas que desmintió al PSC alegando que el partido no había aportado “la documentación acreditativa correspondiente del acuerdo alcanzado con la entidad financiera a finales de 2004".

Según EFE, las fuentes consultadas del sector financiero conocedoras de estas actividades apuntaron que "las condonaciones a los partidos políticos han sido y son normales y no sólo a ellos, también a ayuntamientos e instituciones con implicaciones sociales", añadiendo que "No es caso de ponerse a embargar un partido una corporación local o una empresa clave para un municipio. Hay que pactar".

ERC o el independentismo bancario

La Caixa desde hacía tiempo se había convertido en la vaca que muñían los partidos políticos catalanes para llevar un ritmo de gastos muy superiores a sus ingresos. En 2005 se supo también que esta institución había perdonado 2,7 millones de euros a ERC. Lo grave no era esto sino que la condonación se realizó cuando el pequeño partido catalán ya había entrado en el gobierno tripartito catalán, no antes.

En este caso La Caixa se limitó a perdonar los intereses generados entre 1996 y 2004 por un crédito de 1,41 millones de euros. En el colmo del cinismo, ERC alegó ante esta información publicada por El Mundo que los intereses eran abusivos y que nunca reconocieron esta deuda como tal…

Hay que decir que en 1996, ERC se encontraba literalmente expoliada por su anterior secretario general Ángel Colom. Solamente cuando ya no quedaba nada de dinero en la caja y la Visa-oro se había agotado, Colom y Pilar Rahola abandonaron el partido arrastrando a un pequeño grupo de diputados del Parlament gracias a los cuales pudieron seguir contando con fondos públicos obtenidos a través de la financiación recibida como “grupo independiente” de esa institución. Cuando en las siguientes elecciones autonómicas, el Partit per l’Independencia perdió esa fuente de financiación, simplemente se disolvió. Rahola se orientó hacia el PSC y Colom hacia CiU siendo recompensado con la “embajada” de la Generalitat en Rabat. Colom se configuró como uno de los máximos responsables de que en Catalunya la inmigración magrebí sea mayoritaria. Acto seguido, y a pesar de una situación de completa insolvencia, ERC firmó un crédito con La Caixa que le fue concedido y que, por supuesto, está pendiente de pago.

La cosa no habría llamado la atención de no ser porque en 1999, ERC inició una campaña contra el pago de peajes en las autopistas catalanas cuyo concesionario era ACESA que tenía como accionista mayoritario a… La Caixa. En esta ocasión La Caixa amenazó –según fuentes de ERC- con el embargo de bienes si no se pagaba la deuda. ERC aminoró el ritmo de su campaña y la retiró poco después. En esa época, el crédito ya había vencido y los intereses se fueron acumulando. En 2004, los intereses ya eran superiores a la deuda y en total alcanzaban los 2,7 millones de euros. Entonces ERC accedió al poder en Catalunya. Ya no volvió a tener problemas de liquidez…

La Caixa accedió a descender los intereses al 3%, una práctica absolutamente inusual en la banca. Cuando el crédito se firmó, los intereses de un crédito eran del 11%. ¿Conoce usted a algún particular o a alguna empresa al que la banca haya aceptado renegociar los intereses de un crédito simplemente por que eran altos en el momento de la firma? ¿Cómo La Caixa ha contabilizado los 2,7 millones de euros de intereses firmados y no pagados? ¿Cómo es posible que mientras ERC se mostraba remisa a pagar, La Caixa le concediera otros dos créditos hasta llegar a deber a la entidad 4,1 millones de euros de mayor y 2,7 de interés? Si ERC considera que el 65% de la deuda perdonada por La Caixa no es ni “condonación, ni trato de favor” ¿qué es?

Ante las informaciones publicadas sobre créditos condonados, el Colectivo de Funcionarios Públicos "Manos Limpias" ha presentado sendas denuncias ante la Fiscalía General del Estado y la Fiscalía Anticorrupción contra el ministro de Industria, José Montilla y el presidente de La Caixa, Ricard Fornesa, por presuntos delitos de tráfico de influencias, cohecho, prevaricación y financiación ilegal de partidos políticos. La denuncia fue sobreseída.

¿Qué espera un banco de un partido?

Ni a usted ni a mí, ni a ninguna PYME nos condonan créditos. Los misterios son tres: ¿Por qué los bancos condonan deudas a los partidos políticos, no exigen la devolución de créditos y se niegan a embargar sueldos a cargos públicos y bienes del partido? ¿Qué esperan obtener a cambio a la vista de que ningún banco regala dinero por nada? ¿Cómo contabiliza la banca estos impagos? Las respuestas son evidentes y dicen muy poco sobre la legitimidad del sistema político español.

Los préstamos y créditos concedidos por bancos y cajas de ahorro, en tanto que se conceden y no se pagan, son regalos realizados a los partidos políticos encubiertos por el formalismo que implica firmar una póliza. Regalos ¿a cambio de qué? A cambio de que los bancos y cajas puedan realizar negocios multimillonarios a la sombra del poder ante los que los créditos concedidos a los partidos son meras limosnas. Si los bancos –tal como reconoce un informe del Tribunal de Cuentas- condonan sistemáticamente las deudas a los partidos políticos con representación parlamentaria, es evidente que esperan compensar esa pérdida con otros ingresos. Así las condonaciones se convierten, no solamente en una nueva fuente de financiación ilegal de los partidos políticos, sino en focos de corrupción.

Resulta sorprendente, por ejemplo, que la garantía que los partidos parlamentarios ofrecen para recibir el crédito sea la subvención que ellos mismos se atribuyen procedente de fondos públicos. Sin embargo, cuando esa subvención llega puntualmente, la cantidad no queda vinculada al pago de los créditos, desapareciendo la garantía.

No es raro que sobre este tema, tanto los bancos como los partidos mantengan una opacidad absoluta y solamente se hayan producido algunas filtraciones periodísticas. En 1995, la deuda de los partidos ascendía a 15.000 millones de pesetas, siendo líderes el PSOE (en aquel momento en el gobierno y, por tanto, en posición ideal para facilitar buenos negocios a las grandes empresas) con 10.000 millones de deudas. Y es que los bancos y cajas consideran a los partidos como “clientes especiales”, a fin de cuentas rentables. Un medio de comunicación escribía: “No cobrarán en dinero sus deudas sino en adjudicaciones de obras para sus empresas de construcción, en resoluciones parlamentarias o en el más variopinto de los sistemas”.

El Tribunal de cuentas ha instado al Congreso a que legislara para cubrir este vacío legal. Una propuesta ingenua porque precisamente en el parlamento se sientan solamente representantes de los partidos políticos que no están dispuestos ni remotamente a renunciar a la facilidad de obtener créditos gratuitos y dinero fácil.

Los bancos son los primeros en ocultar estas prácticas. A fin de cuentas, el hecho de que los partidos pasen por ventanilla para recibir dinero demuestra quién manda en realidad. En ocasiones la Banca se ha equivocado en sus apuestas, como cuando prestó 4.000 millones de pesetas de los años 80 a la llamada “operación Roca” (Partido Reformista), dinero del que no recuperaron ni una sola peseta, ni que nadie reclamó. Desde entonces la banca apuesta solo a caballo ganador.

[fuera de texto]

Una larga historia en donde no hay inocentes

En noviembre de 2005, Jaime Caruana, gobernador del Banco de España anunció que estaba recabando información sobre la condonación de un crédito de La Caixa al PSC por valor de 6,57 millones de euros. Las condonaciones siguieron y a petición del organismo regulador de la banca, las cajas de ahorro tuvieron la obligación de comunicar al Tribunal de Cuentas los créditos que conceden a los partidos políticos.

Desde entonces las cosas no han variado, solamente se han hecho más discretas. El caso de la Caja de Castilla La Mancha es significativo: no concedió créditos a partidos políticos pero sí a empresarios vinculados al PSOE hasta mucho más allá de tener la mínima esperanza en que iban a ser devueltos. Hecha la ley, hecha la trampa.

Los préstamos sin devolución y los tratos de favor han proseguido desde entones. El PSC, por ejemplo, ha podido mantener desde 1994 el impago de 14 millones de euros de créditos hasta conseguir que La Caixa condonara el 45% de esa deuda. En cuanto el 55% restante que ascendía a 7’81 millones fueron renegociados al 3% de interés, la mitad del tipo vigente en 1994.

Los socialistas son, con mucho, el partido más endeudado. El PSOE debe en estos momentos, según el Tribunal de Cuentas, 48 millones de euros a distintas entidades de crédito sin que nadie los reclame a pesar de que algunas desde estas deudas están impagadas desde hace 20 años… y los intereses acumulados debía de haber duplicado el mayor la cantidad debida.

El PSOE alegó que, en breve pagaría parte de esa deuda… con la restitución de bienes incautados por el franquismo, que era otro subterfugio para disminuir la propia deuda con dinero público.

En 2007, el Tribunal de Cuentas volvió a pronunciarse en un informe sobre la ilegalidad de la política de condonaciones bancarias, añadiendo que podía poner en peligro la liquidez y la solvencia de las Cajas de Ahorro. Fue todavía más duro: las consideró como fuentes de “financiación irregular”. En ese momento, la deuda total vencida de los partidos políticos ascendía a 40 millones de euros, siendo los partidos de izquierda los máximos beneficiarios de esta política.

¿Y la derecha? Ni el PNV, ni el PP deben créditos, pero, en cambio si tienen un alto nivel de donaciones anónimas de legalidad dudosa. En cuanto a CiU combina ambas fuentes de financiación: créditos impagados y récord de donaciones privadas anónimas, otro dato que permite considerar que el permanente “oasis catalán” es un estercolero de inmundicias e intereses espurios.

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Ni contención del gasto público ni prudencia. Así se dilapida nuestro dinero

Infokrisis.- La “ayuda al desarrollo” y a las más inverosímiles ONG son un pozo sin fondo para la hacienda pública. La política de inmigración figura entre la más obscena del gobierno Zapatero. En lucha antiterrorista, al menos, ha habido una prudente marcha atrás y lo mismo puede decirse en la aventura autonómica emprendida por los socialistas en la anterior legislatura. Pero en inmigración cualquier rectificación parece excluida por los planes del presidente del gobierno. Y es ahí, justamente ahí, en donde haría falta con más urgencia, desandar lo andado y sustituir la “improvisación y la chapuza” por una política digna de tal nombre.

En 2009 el déficit público habrá aumentado extraordinariamente y seguramente se situará en torno a los 30.000 millones de euros. No hay ninguna garantía de que la sangría se detenga en diciembre del 2009, sino que es más que posible que siga aumentando.

En diciembre de este año nos habremos aproximado a los 3.000.000 de parados y un año después es más que posible que hayamos superado la barrera de los 4.000.000. El gasto social que representa el pago de subsidios y seguros de paro va a ser de tal calibre que será necesario contener el gasto público.

Zapatero y el derroche presupuestario

Hay áreas de la administración en donde se dilapidan cientos de millones de euros al año. El gobierno está subvencionando a las más absurdas ONGs, cubriendo en algún caso hasta el 80% de su presupuesto (como el caso que denunciamos del Movimiento contra la Intolerancia) sin que su tarea sea en absoluto relevante, ni reaicen ninguna aportación tangible a la sociedad salvo el enriquecimiento de sus administradores.

El otro frente que será preciso recortar es el de la, eufemísticamente llamada “ayuda al desarrollo”. La intención del gobierno ZP de alcanzar en esta legislatura la barrera-fetiche del 0’7% debe ser revisada. Aunque nuestro país gozara de una desahogada situación económica habría que preguntarse si esa ayuda sirve para algo.

¿Salvar vidas o sostener a tiranuelos?

Cuando se formula esta cuestión a cooperantes, ONGs y profesionales de la “ayuda humanitaria”, la respuesta es siempre la misma: “con que salve una vida, ya es suficiente”. De hecho, nuestro actual 0’5% de PIB destinado a ayuda al desarrollo no solamente no salva vidas, sino que probablemente contribuye solamente a que muchos tiranuelos africanos sigan masacrando a su población.

Cuando se viaja a cualquier país africano, tanto en Marruecos como en Malí o Mauritania, en los comercios se pueden ver las bolsas de arroz o harina de Cruz Roja con la indicación: ”Ayuda humanitaria. Prohibida su venta”. Hoy, la ayuda humanitaria sirve sólo para que una banda de progres y snobs laven su conciencia pensando que hacen algo “por los pobres”.

En realidad, nuestros fondos de “ayuda humanitaria” languidecen en las bancas suizas en cuentas cifradas cuyos titulares son los tiranuelos africanos. O centroamericanos. Países como Nicaragua reciben ingentes ayudas de fondos solo por el hecho de ser gobernados por amigos de ZP como el “comandante” Ortega, al margen de que su propia familia lo haya denunciado como violador incestuoso y pedófilo.

Viajar por el mundo tirando de talonario

En período de “vacas gordas” nadie se preocupaba por este 0’5%. A fin de cuentas, el superavit de las cuentas permitían arrojar a los pobres eso y mucho más. A Zapatero se le llenaba la boca exhibiendo en NNUU y en los mítines las abultadas cifras de “ayuda al desarrollo”. Moratinos llegó a desarrollar el Plan África, basado solamente en el ingenuo método de hacer amigos tirando de talonario.

Cada ve que Leyre Pajín o la vicepresidenta del gobierno o el propio Moratinos toman el jet con destino a cualquier país insolvente es cuestión de echarse a temblar: podemos apostar con que el viaje costará entre 5 y 40 millones de euros en “ayuda al desarrollo” que, simplemente, por presentarse como “ayuda humanitaria”, parece libre de toda crítica. Y debería ser todo lo contrario.

Si esa ayuda no se fiscaliza hasta el último euro se corre el riesgo –como ya ha ocurrido- de que cualquier ayuda a los países pobres esté bajo sospecha. Hoy hemos alcanzado ese punto de desconfianza: ni una sola vez el gobierno socialista nos ha explicado para qué ha servido esa “ayuda al desarrollo”, nunca nos han presentado un logro realizado con el dinero de nuestros impuestos, jamás hemos visto un proyecto educativo con pies y cabeza que haya cristalizado… sabemos eso sí, que los excedentes de algunas editoriales ligadas al partido del poder, se han enviado a países como Bolivia como “ayuda”… ayuda ¿a quién? Al país receptor o a la “empresa de los amigos”.

Las exigencias impuestas por la crisis

Hoy más que nunca es urgente que el Estado se fije dos objetivos: ayudar con eficacia y disipar las reservas que tiene la población sobre el destino de la “ayuda humanitaria” y la tarea de las ONGs. Para eso será preciso aplicar estrategias consistentes en:

1) Cortar toda ayuda con países que no colaboren al 100% en la repatriación de inmigrantes.

2) Cortar toda ayuda a gobiernos dictatoriales y sanguinarios que restringen los derechos humanos.

3) Suspender toda ayuda humanitaria a países en los que existan serias sospechas de que los fondos y los bienes enviados se dilapidan o se desvían hacia otros objetivos.

4) Realizar auditorías oficiales a todas las ONGs que hayan recibido más de 60.000 euros en ayudas públicas para comprobar si el dinero público se ha destinado a los fines programados y en su defecto entregar los datos a la fiscalía general del Estado para que actúe en consecuencia.

5) Restringir las ayudas y los beneficios fiscales solamente a las ONGs que realmente realicen una función social.

6) Llevar ante el Tribunal Internacional de La Haya a países que no hayan respetado los acuerdos bilaterales firmados por España.

7) Depurar responsabilidades en la cúpula de Interior y en la cúpula del ministerio de Trabajo e Inmigración sobre los “maletines” entregados irresponsablemente a policías y autoridades de los países receptores de vuelos de repatriación.

(c) Ernesto Milà - infokrisis - infokrisis@yahoo.es - http://infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

El proceso de creación del dinero: moneda sin respaldo. La Gran Estafa

Infokrisis.- La constatación de la realidad económica obliga a definir las bases de una nueva economía. Hay algo en esta crisis económica internacional que no termina de entenderse: ¿cómo unos cuántos miles de hipotecas impagadas en EEUU han generado un efecto tan absolutamente impresionante que ha paralizado la economía mundial y que dista mucho de haber alcanzado sus últimas consecuencias? Como siempre, las raíces de los males son profundas y el origen de esta crisis no radica en tal o cual práctica asumida por las entidades de crédito en EEUU entre 2002 y 2007. Las malas prácticas bancarias de esos años han precipitado una crisis cuyo origen se encuentra en la naturaleza misma del sistema bancario. Su origen es la usura (el préstamo con interés). Su remedio una nueva visión del Estado y del Trabajo.

“¿Trabajar? ¿para qué? Mejor que trabaje tu dinero… ¿Para qué esforzarse si una buena inversión permite vivir mejor que esos idiotas que apenas pagan su deuda con el sudor de su frente?”… Las fórmulas para que el dinero “trabaje” por ti, son múltiples: un 10% de rendimiento del capital es considerado hoy como el sueño de un inversor feliz (aunque, finalmente, se trate de una estafa piramidal). Pues bien, actitudes frívolas como esta –que están en la mente de todos y a las que nadie puede resistirse– son las causantes, en última instancia de la actual crisis.

Cuando en una sociedad el principal valor es el dinero ocurren cosas como ésta. El dinero es lo único percibido como real por la modernidad. Sin embargo, el dinero se crea de la nada. O mejor dicho: se crea a partir de la deuda, una paradoja como otra cualquiera de un sistema, en sí mismo, paradójico.

¿Qué es la moneda?


Llamamos moneda a una “pieza de material resistente”, metálica y acuñada en forma de disco que se emplea como medida de cambio por su valor intrínseco y como unidad de cuenta (esto es, unidad que mide el valor de mercado, euros, dólares, yens). Para que algo sirva como moneda debe ser fácilmente transportable, difícilmente falsificable y aceptado unánimemente por la sociedad. Así pues, la moneda es un convencionalismo aceptado para poder realizar intercambios comerciales.

En nuestro ámbito de civilización, el oro y la plata han sido considerados metales nobles, próximos a la naturaleza de los dioses y, por tanto, elegidos como material para las acuñaciones. Si las monedas fueron circulares se debió a que esa figura geométrica era considerada como propio de los dioses. Las estrías que presentan las monedas aún hoy, fueron en otro tiempo símbolos sagrados que invocaban el beneficio de esos mismos dioses. Alterar el valor de la moneda se considerada un delito gravísimo penado sólo con la muerte más cruel que pudiera imaginarse. El préstamo con interés estaba prohibido y quien lo practicaba era considerado, simplemente, un parásito y despreciado por la gran masa social.

Hasta ese momento, aparte de la economía de trueque que subsistió hasta un tiempo relativamente reciente, toda moneda en circulación estuvo “respaldada” por el material del que estaba hecho. El “papel-moneda” todavía no existía.

De la moneda real a la moneda imaginaria

En el siglo XII los Caballeros Templarios habían desarrollado un sistema bancario que acumuló en pocas décadas un patrimonio extraordinario perteneciente, no a ellos en tanto que personas, sino a su orden; la Orden del Temple se regulaba mediante una regla rígida que impedía el enriquecimiento de sus miembros. En las encomiendas templarias existían bóvedas subterráneas en las que quien lo deseaban podían guardar su oro. A cambio, recibían un documento acreditativo del depósito. Esto les permitía tener la tranquilidad de saber su oro custodiado por una orden guerrera sometida a una regla de pobreza, castidad y obediencia. Al mismo tiempo permitía realizar desplazamientos a otras poblaciones y no correr el riesgo de ser asaltado en los caminos. La posesión del recibo del depósito bastabaa para hacerlo efectivo en otra encomienda templaria. Así nació el papel moneda.

En 1314, los últimos templarios fueron quemados en una isla del Sena por un rey ambicioso que codiciaba sus tesoros y que, de paso, les debía mucho oro. A partir de ese momento, la banca dejó de estar sometida a reglas éticas o morales: quien ejercía de banquero buscaba su propio enriquecimiento, tal era su normal moral. La nueva generación de banqueros laicos, pronto se dieron cuenta de que los depositarios del dinero, raramente lo retiraban, sino que preferían utilizar los recibos como elemento de pago. Eso, además de estimular la creación de más papel moneda, dio otra idea a los banqueros.

Ya que en sus arcas tenían almacenado un oro que no era suyo sino de los depositarios, pero que estaba permanentemente conservado allí, podrían prestarlo a terceros cobrando un interés. Cualquier forma de interés era considerada hasta entonces como usura, pero los préstamos que necesitaron los gobiernos para afrontar conflictos y guerras, hicieron que desde el mismo poder, cambiara la percepción de la usura hasta convertirse en moralmente aceptable pasando a llamarse “interés bancario”. El dinero “empezó a trabajar” por sí mismo.

La siguiente vuelta de tuerca se produjo cuando los banqueros advirtieron que nadie, salvo ellos, conocían el monto total de los depósitos guardados en sus bancos. Cada depositario individual conocía el valor de lo que tenía depositado… pero ignoraba lo que tenía el vecino. Así pues, ¿por qué no prestar más dinero del que se disponía en depósito, entregando “papel moneda”? Se trataba de un fraude que permaneció oculto durante muchos años.

Cuando los gobiernos advirtieron el mecanismo utilizado por los banqueros, se limitaron a establecer unos límites para el crédito: admitieron que solamente se pudiera prestar más dinero del realmente existente, dentro de unos márgenes. Había nacido el dinero imaginario.

¿De dónde sale el dinero que prestan los bancos?

Hoy, los usuarios del sistema bancario tienen el convencimiento de que el dinero que prestan los bancos procede de los depósitos que tienen y de su sabia gestión. En absoluto: los bancos prestan un dinero que no poseen. Simplemente lo “crean” a partir de la deuda. Oficialmente, por cada 1 € depositado realmente en el banco, existen otro 9 € más, inexistentes que pueden ser prestados. Si se produjera una quiebra de tal o cual banco, el Banco Central acudiría en su ayuda (lo que no se indica es lo que ocurriría si fueran todos o buena parte de los bancos los que quebraran…). Así pues, los gobiernos constituyen, en última instancia, el aval para los bancos: y esto es hoy, la última trinchera capaz de generar confianza en el sistema bancario. De ahí la importancia de los movimientos económicos realizados en todos los países occidentales en el pasado mes de noviembre para salvar a la banca, concediéndole préstamos mediante la emisión de deuda.

Hubo un tiempo en que el dinero estaba limitado por la cantidad de oro y plata existente. El papel moneda hasta principios del siglo XX era raro y cualquier establecimiento podía negarse a aceptarlo de la misma manera que hoy algunos rehúsan aceptar pagos con tarjetas de crédito. En nuestro país, los billetes indicaban que “El Banco de España pagará al portador la cantidad de X pesetas”. Sin embargo, hoy ya no es posible convertir el dinero en algo diferente. El oro, la plata o el cobre ya no son los “respaldos” para un billete. El dinero se crea como hemos dicho a partir de la deuda mediante un simple procedimiento.

Los Estados exigen a las instituciones bancarias que tengan “reservas”. El ejemplo clásico que se da es el de un banco de nueva creación que disponga de un capital inicial de 1.111,12 euros, que constituye su capital efectivo aportado por los inversores. La legislación actual permite que ese dinero sea considerado como “reserva” en la proporción 9 a 1. Los clientes pueden pedir, en esas circunstancias créditos por un valor total de 10.000 euros (9 veces el capital inicial depositado realmente en el banco). Cuando eso ocurre, el banco simplemente se limita a solicitar al Banco Central que le permita “crear” esa proporción de dinero 9 veces superior al capital depositado. A partir de ese momento se trata simplemente de anotar en la ficha del cliente una deuda de 10.000 euros, deuda que el receptor del préstamo reconoce mediante su firma y sobre la que responde con sus bienes. Además deberá pagar los correspondientes intereses.

Si se trata de comprar un coche, el vendedor recibirá esos 10.000 euros en efectivo (que hasta entonces habían sido una mera anotación contra la cuenta del prestatario) y los depositará en el banco ya como dinero en efectivo. A partir de ahí, el banco podrá conceder otro crédito e 9.000 euros a otro cliente. El proceso se repetirá y el banco volverá a recibir en efectivo los 9.000 euros pudiendo legalmente conceder otro préstamo de 8.000 y así sucesivamente, en un proceso que se ha definido como una “muñeca rusa infinitamente decreciente” que recibe el nombre de “reserva fraccionada”. Y a eso se referían Zapatero y Solbes cuando insisten en las “garantías de seguridad del sistema bancario español”….

En última instancia, el dinero es creado por los gobiernos (a través de las autoridades monetarias) siendo depositado en los bancos centrales y pasando de ahí a los bancos privados. Se crea según las ofertas de crédito de esos mismos bancos. El problema es la morosidad que hace que todo este sistema “imaginativo” sea inestable y, en última instancia, impredecible. Por eso, la clase política y los banqueros insisten en decir que la base del negocio es la “confianza” que el ciudadano tenga en estas instituciones. Pero ¿es seguro un sistema que permita “crear” 100.000 euros imaginarios a partir de 1.111,12 euros reales? Si un banco solamente tiene 1.111,12 euros para responder por 100.000 euros ¿dónde está la “solidez” del sistema? ¿cuáles son sus garantías? ¿en dónde basar la confianza? Es casi un acto de fe religiosa.

De ahí el interés de los bancos en adquirir depósitos: su tenencia temporal les permite aumentar el dinero en movimiento y apoyar la falsa idea de que prestan un dinero que “poseen”. No es así. En realidad, el sistema bancario es un sistema cerrado: el crédito bancario creado en un banco se deposita en otro y viceversa. Cuando existen depósitos por valor de 1.111,12 euros (o millones de euros, o decenas de millones de euros) es posible recolectar intereses diez veces superiores sobre un dinero ¡que el sistema bancario nunca ha tenido!

Una espiral con velocidad de fuga creciente

Tal es la naturaleza del sistema de “creación del dinero”. Queda por decir que el modelo teórico de “deuda fraccionada” que hemos presentado no es real. En efecto, los bancos, con el paso del tiempo y aprovechando las necesidades de los gobiernos, han ido haciendo que las garantías de depósito se hayan ido relajando progresivamente. Hoy, las proporciones de reserva pueden ser muy superiores al 9 a 1 inicial. Frecuentemente se llega al 20 a 1, o incluso al 30 a 1, hasta el punto de que se admite que solamente el 5% del dinero en circulación es creado por la Casa de la Moneda, el resto es, simplemente creado a partir de la deuda. A decir verdad, cada día se crea y se destruye dinero a medida que son pagados los créditos firmados con sus correspondientes intereses y se conceden nuevos créditos.

Si esto puede mantenerse es por dos motivos: 1) por que los gobiernos emiten leyes que generan confianza sobre la “salud” de sus divisas, 2) por que las deudas son pagadas en moneda de curso legal y 3) por que el Poder Judicial garantiza que quien incumpla el contrato y no pague sus deudas será perseguido por la ley, dado que nuestra firma en una póliza de crédito indica que tenemos algo con lo que responder a la deuda de hemos contraído y que se trata de bienes tangibles (en oposición al dinero ficticio, inexistente antes de que firmemos la póliza y que es completamente intangible).

Así pues, a la pregunta de dónde sale el dinero para prestar y cómo es posible que millones de personas deban miles de millones de euros, la respuesta es: el dinero se crea de la nada, y se materializa con la deuda, es decir con la concesión del mismo crédito. Paradójico, ridículo, pero real. La paradoja es todavía más absurda: si toda la sociedad pagara todas sus deudas ¡no existiría dinero! Tal como está configurado el sistema monetario, sin crédito no hay dinero, o al menos lo habría en cantidades tan escasas que sería inutilizable (se reduciría al 5% de dinero en circulación emitido por el Banco Central).

Al conceder un crédito, los bancos “crean” el dinero del mayor de la deuda, no el dinero con el que se pagan los intereses. Ese dinero sale del total de dinero en circulación, la mayor parte del cual ha sido igualmente creado como créditos bancarios… que tienen que ser pagados con más dinero de aquel con el que fue creado. No hay dinero en el mundo capaz de pagar todos los créditos firmados por toda la población con sus intereses correspondientes. Y este es el gran problema: porque para pagar los créditos existentes hace falta conceder más créditos a mayor velocidad, para pagar los cuales hará falta conceder muchos más créditos y así sucesivamente. Se trata de una espiral expansiva que se propaga a una velocidad cada vez mayor. A nadie se le escapa el pequeño detalle de que este sistema gira a cada vez mayor velocidad y, en los últimos años a una velocidad que hacía previsible su descarrilamiento.

Esto explica algunos de los rasgos de nuestras economías: los intereses son relativamente bajos en relación a períodos anteriores (solamente así se estimula el consumo, esto es, el endeudamiento), los gobiernos gastan más que nunca en gastos frecuentemente absurdos y en créditos a terceros países (y suelen ser los primeros deudores de la banca, de no serlo, el sistema podría paralizarse; la mala noticia es que el Estado al aumentar su deuda… aumenta los impuestos, con lo cual, el ciudadano se endeuda más… y debe crearse más dinero), las tarjetas de crédito se conceden con extrema facilidad (así estimulan el pequeño consumo cotidiano gastando un dinero que no se posee realmente y habituándonos a vivir permanentemente endeudados)… Pero el resultado final es que la espiral se expande a una velocidad cada vez mayor y, cada día que pasa, el sistema está más próximo al colapso.

Para colmo, el resultado final de todo esto es dramático: ¡a medida que se crea de la nada más dinero, éste vale menos! Lo único que puede hacer que mantenga su valor es un aumento del nivel de intercambios y… la creación de más dinero, en la misma proporción. Cuando se dice que la economía crece un 3’7% en una año y un 3’4% al año siguiente, se olvida decir que el crecimiento de este último año es mayor, puesto que la magnitud sobre la que se mide ya se ha incrementado un 3,7% en el ejercicio anterior. Aunque los porcentajes puedan parecer bajos, el crecimiento no es “constante”, sino “exponencial” y la curva que lo refleja está cada vez más inclinada.

La necesidad de un nuevo modelo económico

La cumbre del G-20, a la que Zapatero asistió con su silla plegable, pomposamente fue presentada como “la refundación del capitalismo”. Y este es el problema: que el capitalismo ha demostrado en esta ocasión, no solamente no ser reformable, sino tender implacablemente a las últimas consecuencias de su lógica interna basada en la usura y el interés. No hay frenos, ni contrapesos posibles para un sistema de creación del dinero estructurado tal como está el actual. Al igual que el ciclista cae en cuanto deja de pedalear, el capitalismo y, en especial el sistema bancario, entran en colapso en cuanto dejan de generar deuda, pero la deuda que terminan generando es tan enorme que el sistema debe pedalear con más fuerza, hasta que se rompen los engranajes, recalentados por un esfuerzo de décadas.

Hasta ahora los remedios a este modelo económico han sido:

1) Abaratamiento de la mano de obra. Esto se logró en los años 60-70 con la incorporación de la mujer al mercado laboral estimulando la doctrina feminista de la “paridad de sexos”, esto es, inyectando un 50% más de masa laboral y, por tanto, rebajando salarios: esto explica el porqué en los años 50-60 una familia podía vivir con un solo salario y hoy apenas es viable formar una familia con dos salarios. Posteriormente, a partir de mediados de los años 90, fue necesario importar fuerza de trabajo del extranjero para abaratar aún más los salarios. No solamente distamos mucho del pleno empleo, sino que éste –propuesto bochornosamente por el PSOE en las últimas elecciones– constituiría una verdadera tragedia para el sistema: de haber pleno empleo, se correría el riesgo de que la fuerza de trabajo aumentara de valor (al disminuir el número de trabajadores y seguir existiendo demanda de trabajo).

2) Abaratamiento de los costes de producción: a lo que sobre todo ha contribuido el proceso de globalización y la deslocalización industrial orientado hacia donde la mano de obra era más barata y existía una mayor proximidad a las fuentes de materias primas y una mayor productividad. Pero también esto constituye otra espiral, en este caso involutiva, al menos en Europa: si cada vez se deslocaliza más industria, ¿no existe el riesgo muy real de experimentar un proceso de desertización industrial, aumento inimaginable del número de parados y dependencia del exterior de cualquier suministro, incluida la alimentación? Una situación así ¿no resulta suicida?.

3) Utilizar los procedimientos de manual de la economía clásica: ¿sube la inflación? Se aumentan los tipos de interés. ¿Se desacelera la economía? Se bajan los tipos de interés  a fin de aumentar la inversión. El resto lo hace el “mercado” que se regula a sí mismo. Y al decir “mercado” se refieren al mercado mundial, una entidad abstracta excesivamente diferente en sus distintos elementos constitutivos (¿Qué tiene que ver China, en población, en mentalidad, en sistema político, con cualquier país europeo o con la misma UE? ¿qué tiene que ver el mundo árabe con Iberoamérica? El mundo, afortunadamente, es muy diverso y muy desigual en cada una de sus partes.

Pero el precio de la mano de obra ya no puede abaratarse mucho más: las clases trabajadoras están en el límite de la subsistencia, ni siquiera el silencio culpable de los sindicatos podría hacerles transigir con una situación insoportable en sus hogares. La globalización, por su parte, se basaba en la era del petróleo barato, cuando era posible enviar mediante increíbles cadenas suministro, mercancías de un lugar a otro del planeta a bajo coste: la era del petróleo barato ha concluido. En cuanto a las soluciones de la economía clásica… nos han llevado hasta donde estamos, así pues, mejor olvidarnos de ellas. Es todo un nuevo sistema económico el que hace falta reconstruir, a la vista de que el actual, puede subsistir –como un zombi– durante unos cuantos años, pero está condenado a muerte porque nada humano puede crecer sin cesar sobre bases tan falsas como el proceso de creación del dinero que hemos expuesto. ¿Entonces?

Definir los problemas de una nueva economía

Los problemas que debe afrontar de una “nueva economía” se centran en:

1)    Un objetivo: creación de dinero que circule permanentemente sin necesidad de que éste sea constantemente prestado para que pueda existir y que pueda asegurar la continuidad de los intercambios económicos.

2)    Un problema a evitar: que los gobiernos sigan pidiendo prestado dinero a los bancos, cuando ellos mismos pueden crearlo, evitando pagar intereses y, por tanto, estando en condiciones de disminuir impuestos.

3)    Recuperar el sentido común: un sistema económico no puede crecer de manera ilimitada en base a la deuda. Crecimiento perpetuo y sostenibilidad son incompatibles. Mucho más cuando ese crecimiento se basa en la sobreexplotación de los recursos naturales y nos sitúa al borde del caos ecológico.

4)    Localizar el fondo del problema: que, a fin de cuentas, es el proceso de creación de dinero mediante la deuda y la servidumbre al interés financiero. Aunque los prestamistas tuvieran dinero suficiente para prestar, sin necesidad de crearlo mediante deuda, al cobrar interés, siempre se reconstruiría el problema de fondo; quienes tienen dinero para prestar cada vez tendrían más y, finalmente, acapararían toda la propiedad. Es decir, al “hacer trabajar su dinero”, aumentarían sus beneficios, esto es, su acumulación de capital. Por tanto, al final del ciclo, volveríamos al origen de la espiral que nos ha llevado hasta donde estamos. El problema no es tanto el préstamo de dinero real, como la servidumbre del interés.

5)    Un patrón unánimemente aceptado: ese patrón, sobre el que se respaldaría la moneda debería dar un valor real al dinero circulante y debería servir como respaldo de esa moneda. Nadie quiere volver a llevar bolsas de oro encima, pero le “dinero de plástico” tampoco es la solución porque lleva nuevamente al problema de la dinero creado artificialmente sin respaldo tangible.

Cambiar el sistema: abolir la servidumbre del interés

Hay soluciones simples que se ven fácilmente cuando se tiene voluntad para quererlas percibir: si el problema de la creación del dinero apareció con el préstamos con interés, bastará simplemente con prohibir el interés. No parece absurdo. Es posible que la Banca no esté dispuesta, pero, a fin de cuentas la banca es un organismo privado y la sociedad no puede depender de sus necesidades y vicios heredados. El Estado tiene que volver a asumir un papel central en la economía de un país y en especial en el crédito. No se trata de “nacionalizar el crédito”, tanto como de eliminar las malas prácticas bancarias que al haberse prolongado a lo largo de la historia nos parecen como normales: nadie debería, en efecto, poder prestar más dinero del que dispone, nadie debería cobrar un interés usurario por prestar dinero, nadie podría fabricar dinero a partir de la deuda.

Impedir la servidumbre del interés puede realizarse mediante tres vías: en primer lugar, simplemente por ley mediante una iniciativa del poder legislativo. Pero esto no bastaría para desterrar completamente una práctica que lleva ejerciéndose durante siglos y que ha dejado su huella en nuestras mentalidades: de lo que se trata , en última instancia, es de entronizar –segunda vía- un nuevo modelo social que vea en el préstamo con interés algo rechazable, propio de parásitos sociales y en cualquier otro ingreso no procedente del trabajo, un modelo en sí mismo condenable. Finalmente queda una última, gravar las actividades bancarias con impuesto que disuada de su ejercicio más allá de determinados límites. Las necesidades de crédito deberían ser pues cubiertas por el Estado a un interés que justificara solamente los impagos y el desarrollo de la actividad: no que constituyera un impuesto añadido.

Los economistas clásicos niegan que una sociedad pudiera vivir sin el sistema bancario. Se olvidan de que las sociedades mueren precisamente a causa de la naturaleza del sistema bancario.

Por otra parte, la actual crisis nos muestra que no son solamente los bancos convencionales los que se benefician de la creación de dinero ficticio. Las grandes corporaciones financieras, los brokers, los bancos de gestión, viven del mismo sistema. Es su gigantismo, junto al ejército americano, el que ha forzado la globalización de la economía y la creación de un mercado mundial de capitales, lo que ha facilitado el enriquecimiento de unos pocos y el endeudamiento y la miseria de millones: así pues, la segunda exigencia de un nuevo modelo económico es la ruptura con la globalización y la creación de un nuevo modelo económico que ya no será “mundial”, sino que deberá atender a dos factores: su sostenibilidad (en función de los recursos del planeta) y su desigualdad (reconocimiento las diversas situaciones que viven los distintos continentes en lo que a desarrollo económico se refiere).

A diferencia del dogma establecido por los economistas liberales, y con él, se levanta la concepción de “espacios autárquicos de economía integrada” autónomos en sí mismos, formados por países complementarios, uniformes en su cultura, en sus necesidades y en sus comportamientos económico-sociales y, provistos, por sí mismos de capacidad técnica para desarrollar proyectos de renovación tecnológica; capacidad productiva para asegurar el bienestar de su población y, en segundo lugar, exportar excedentes, sin necesidad de importarlos; autonomía en materia energética. Es evidente que nuestro “espacio autárquico de economía integrada” está constituido por Europa. Y al decir “Europa” unimos los países de la UE y Rusia.

Se trata,  sobre todo de romper el modelo etnocéntrico que generaliza el estándar occidental a todo el mundo, romper los patrones de consumo innecesario, la producción constante, el considerar natural la obsolescencia programada de los productos y cambiar la percepción mental del modelo de desarrollo: no es posible llegar a un desarrollo que se sitúe por encima de la capacidad ecológica del planeta.

Es evidente que un cierto consenso mundial tiene que producirse, pero este no aparecerá hasta que la globalización, paradójicamente, se rompa: dentro de un mercado globalizado cada parte intenta exportar más, producir más, y hacerlo más barato… por tanto, se reconstruye el patrón de inviabilidad para el cual hace falta inversión ilimitada, crédito, y finalmente destrucción del medio ambiente. Rompiendo la globalización, todo este proceso se ralentiza y se reordena: cambiado el estándar de vida, cada pueblo puede seguir su propia vía hacia el bienestar en función de sus recursos, de su tecnología, de su capacidad productiva y de su modelo antropológico y cultural.

El trabajo en un nuevo concepto de desarrollo

Queda por definir cuál sería el patrón económico que respaldara a la moneda de cada espacio de economía integrada. Hemos visto que el oro escasea y que rápidamente sería monopolizado. La plata, ciertamente, es más abundante y habría más dificultades, pero también es inviable al estar desigualmente repartida y su cantidad es limitada. Así pues persiste el problema de qué bien tangible respalda el valor económico de una moneda. Además, el problema se plantea en un tiempo en el que es preciso pensar también en cómo se producirán las transformaciones económicas (por la vía de la mutación progresiva, consciente y voluntaria o por la vía del desplome inapelable del sistema neo-capitalista). En efecto, si el 95% del dinero “creado” y respaldado por la deuda, reconocer la gran estafa que supone, implicará la parálisis del sistema y, por tanto, el caos.

Así pues, es preciso plantarse qué valor tangible podrá respaldar a la moneda. Sólo hay uno: el trabajo. La solidez de una economía, su estabilidad, solamente puede respaldarse en las gentes que forman la sociedad en la que esa economía actúa. La economía así concebida para de ser un fin sí misma (como en la óptica liberal en la que el fin de la economía es garantizar una producción que asegure el consumo y, por tanto inicie la espiral producción-consumo-crédito-deuda) pase a ser solamente un medio para la consecución de un fin: el generar un ambiente estable y “amistoso” para el ser humano. Las ideas de estabilidad frente a la de “crecimiento sostenible”, de arraigo frente a mudialización, de “Ser” frente a “poder”, se completan solamente con la del reconocimiento del trabajo como único valor que mantiene en pie una economía una sociedad y, por tanto, como único respaldo a su moneda.

Cuando decimos “trabajo” intentamos ver más allá de la actividad manual que ha sido considerada desde la irrupción del marxismo como la única forma de “trabajo”. Es trabajo la actividad del soldado que defiende las fronteras, es trabajo la acción del agricultor que crea alimentos, es trabajo la acción del político que crea un destino para su país, es trabajo la acción de un intelectual que crea cultura, del artista que exterioriza su sensibilidad, del padre de familia que educa a sus hijos, del anciano que transmite a sus nietos una tradición, un estilo, una enseñanza para vivir la vida, el trabajo la tarea de investigación del científico, del constructor de nuevas fronteras: todo eso, en su conjunto, forma el verdadero –el único valor- en el que puede reposar la salud económica de un pueblo.
 
Cuando el trabajo se denigra mediante salarios de miseria, con medidas diariamente premeditadas para abaratar los costes, cuando todo un pueblo vive sometido a la dictadura del interés, al sistema de creación fraudulenta de dinero a partir de la nada, cuando ha dejado que de esa concepción deriva la “economía del pelotazo”, la comprensión hacia el “hacer trabajar el dinero” y hacia la usura y el parasitismo, la moneda que utilice ese pueblo no vale absolutamente nada. Una simple catástrofe natural puede hoy contribuir a desmadejar su economía y a convertir a una población que solamente sabía apreciar el dinero pero lo ignoraba todo sobre la supervivencia y sobre el “trabajo”, es una sombra de sociedad.

El trabajo es a la vez lucha, esfuerzo, creación, destino, futuro, responsabilidad, autodisciplina e implica, así mismo, la existencia de otros dos valores que han desaparecido: el sentido de la comunidad (es decir del grupo humano que está unido en una misma actitud y, por tanto, en un mismo destino: laboral, municipal, familiar, regional, nacional, europeo) y que se reconoce porque en su interior todas las partes son solidarias; y de otro lado el valor de la personalidad (que no es el individuo anónimo, sino el ser humano dotado de rostro propio, con voluntad propia, potencialidades propias que puede desarrollar… o no y que es, por eso mismo, fundamentalmente desigual a cualquier otro ser humano, esto es: dotado de una personalidad propia).

El sentimiento de comunidad es orgánica y el sentimiento de personalidad solamente puede manifestarse en un conjunto comunitario en forma de jerarquía, es decir, de complementareidad. No es raro que en las sociedades modernas se haya hecho todo lo posible por hacer desaparecer el sentido (y el instinto) de jerarquía hasta el punto de que en la actualidad solamente existe una jerarquía: la del dinero, la única que podrían desear los “señores del dinero”, los banqueros y los gestores de los grandes consorcios.

No sólo hay que reconstruir una ética del trabajo, sino reconocer que la capacidad de trabajo de un pueblo es el único sostén de su economía y, por tanto, el único respaldo real de la moneda. ¿Es mesurable el “trabajo” en términos de unidades económicas? La respuesta es sí.
 
(c) Ernesto Milà - infokrisis - infokrisis@yahoo.es - http://infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

AMERO, la moneda que sustituirá al dólar: Tras la maniobra está el “el verdadero gobierno de EEUU”

Infokrisis.- La inseguridad y la inquietud se han apoderado de los mercados, pero también han invadido la red. Desde principios de octubre un rumor recorre Internet: ¿está llamado el Amero a sustituir al dólar? ¿tras ello se oculta una gigantesca estafa? Lo único cierto es que el Amero tiene una existencia muy cierta y no ha sido inventada por los “supremacistas blancos” de los EEUU. Éste es el estado de la cuestión.

El vídeo colocado por Hal Turner en la red había sido visto a principios de noviembre por un millón de personas en todo el mundo. Decididamente, Octubre ha sido el “mes del Amero”. Paradójicamente, la prensa económica española no le ha dedicado una sola línea ¿Será verdad aquello de que los economistas son gente especialmente brillante a la hora de analizar acontecimientos pasados, pero incapaz de adelantarse una sola el futuro?

¿Qué es el Amero? ¿Quiénes lo crearon?


El Amero existe. No es ninguna elucubración de algún conspiranoico de pocas luces. El Amero es la moneda que se ha propuesto, inicialmente, para América del Norte que debería ser común entre los países firmantes del Tratado de Libre Comercio de Norte América (TLCAN).

El Amero tiene “padre” y “madre”, respectivamente el Howe Institute y el Fraser Institute. El primero es un thin-tank canadiense, dedicado a estudios económico-sociales y con sede en Ontario y Toronto. Está financiado por las grandes empresas canadienses y, de alguna manera, sus trabajos reflejan el sentir de las direcciones de estos consorcios. La segunda entidad, el Fraser Institute, es otra fundación de carácter neoliberal uno de cuyos objetivos es lograr la mayor competitividad en los mercados. Entre sus objetivos se cuentan: un mayor libre-comercio en todo el mundo, la privatización de buena parte de los servicios públicos, la libertad para adquirir armas de fuego sin control, la legalización de la marihuana [ver en este mismo número artículo sobre este tema en pag XX-XX] y así sucesivamente.

La idea de sustituir a las monedas de Norte América por el Amero partió de Herbert G. Grubel, un veterano economista nacido en Alemania y naturalizado canadiense que entre 1993 y 1997 fue diputado por el Reform Party canadiense. No se presentó a la reelección en 1997, desde 2005 es profesor emérito de la Universidad Simon Fraser y miembro del Fraser Institute. En 1999, publicó un artículo titulado AMERO: la Unión Monetaria, económica y política, de América del Norte. En dicho artículo Grubel proponía la unión monetaria entre EEUU y Canadá, como respuesta al euro.

¿Quién promueve el Amero?

El  23 de marzo de 2005 tuvo lugar una conferencia de prensa conjunta ofrecida por los Presidentes de México y Estados Unidos y el Primer Ministro de Canadá en el Salón Barfield de la Universidad de Baylor.

Tras la reunión se crearon las 12 mesas de trabajo que han trabajado sin publicar sus conclusiones, como si, a partir de ese momento, se tratara de avanzar discretamente, fuera de las críticas de la opinión pública.

De esta reunión salió la Sociedad para la seguridad y prosperidad de Norteamérica que, en principio parecía no ser más que una prolongación del TLCAN. Al no hacerse públicas novedades, los medios de comunicación tendieron a pensar que la reunión de Baylor había sido puramente rutinaria, a modo de reunión de seguimiento del TCLAN. Pero era algo más.
Hal Turner y su vídeo de youTube

A principios del mes de Octubre del presente año, empezó a circular el rumor de que el secretario del tesoro de los EEUU había mandado al Banco de desarrollo de China 800 billones de Ameros, 400 billones para pagar la deuda externa que mantienen los americanos con los chinos, deuda que equivale en dólares americanos a 2,5 trillones…

Hal Turner se hizo eco de esta información sin establecer su fuente. Había trabajado en la WBCQ, una emisora de onda corta, en la que mantuvo durante cuatro años su programa. Antes había coordinado la campaña de Patrick Buchanan en 1992, luego participó en campañas del Partido Libertario en New Jersey y a partir de 2000 se aproximó al Partido Republicano. Cinco años después estaba vinculado a National Vanguard, un grupo radical que suele encuadrarse en el área de la “supremacía blanca”.

En su vídeo difundido a través de youTube, muestra un “Amero” acuñado y denuncia una “gigantesca estafa” consistente en cambiar dólares devaluados por Ameros. Se hace eco del run-run sobre el envío de 800 billones de Ameros a China para el pago de la deuda.
El vídeo de Hal Turner suscita sorpresa, luego escepticismo y repele su simplicidad y su conspiranoia. Sin embargo, el vídeo ha sido visto por más de un millón de personas que, seguramente, es la primera vez que han oído hablar de esta moneda. Vale la pena preguntarse si hay alguna “conspiración” tras el Amero.

Amero algo más que una leyenda urbana

Hay algo en el Amero que remite necesariamente a la mentalidad conpiranoica… pero ello no implica que todo sea falso. A fin de cuentas, el símbolo del Amero es la A rodeada de un círculo. En realidad se trata de un redundancia: la forma de la A es el compás masónico abierto 45º con el que el Gran Arquitecto del Universo crea la figura más perfecta de la geometría, el círculo, cuya totalidad de puntos distan lo mismo del centro. ¿Acaso por eso la A de Amero está inscrita en un círculo perfecto de la misma forma que el dólar estadounidense alberga la imagen de la pirámide truncada y del “ojo que todo lo ve”, símbolos igualmente masónicos?

Pero el Amero es algo más que la enésima conspiración difundida por Internet: tiene una base real que la falta de información oficial permite exagerar o distorsionar.
Para neoliberales y librecambistas, el Amero es la posibilidad de que los EEUU salgan reforzados de la catástrofe financiera actual. En un momento, en el que el euro resta protagonismo al dólar, el Amero sería la posibilidad de recuperar el terreno perdido y permitiría saldar la deuda exterior –especialmente con China- y reactivaría la economía.
Para que eso pudiera ocurrir sería preciso que la moneda norteamericana adquiriera su valor real: esto es, se devaluara. Algunas fuentes han hablado de una devaluación del 50% del dólar. Esto empobrecería a los ahorradores que, en el momento de la conversión recibirían un Amero por cada dos dólares. Otras fuentes, en los EEUU amplían este desfase: cuatro dólares equivaldrían a un Amero. No perdería quien hubiera cambiado dólares por divisas sólidas antes del canje de dólares a Ameros.

A favor de la propuesta están todas las fuerzas económicas que han visto como el TCLAN ha favorecido a la gran industria cuyo volumen de negocio ha ascendido extraordinariamente desde su puesta en práctica. Sin embargo, el campo mexicano y la pequeña industria de los tres países se han visto dañadas. La aplicación del Tratado es una de las causas del aumento de inmigración desde México a EEUU. Por otra parte, está claro que las economías de los tres países ahorrarían los costos de conversión de moneda y simplificarían el mercado. Un Banco Central similar al europeo regularía todo lo relativo a la política monetaria.

¿Y qué hacemos con el déficit USA?

Pero el problema de fondo es ¿qué ocurre con el cuantioso déficit norteamericano que en 2005 equivalía al 23% de la deuda mundial. Se ha dado la cifra de 11 billones de dólares en octubre de 2008. ¿Cómo se trataría esa deuda? Este es el mayor riesgo económico de la operación.

Lo normal sería que los países participantes entraran en un circuito de moneda única con sus economías saneadas… pero un agujero negro económico de tal magnitud es imposible de sanear a corto plazo.

En este terreno de la deuda hay un problema: mientras en Canadá se hacen esfuerzos por disminuirla, los EEUU la aumentan constantemente.

La crisis financiera mundial, larvada primero en los EEUU ha afectado a todo el mundo, pero los problemas sociales y económicos se acumulan en los EEUU y al exteriorizarse tienden a que cada vez cueste más atraer divisas y “colocar” dólares en el extranjero. La creación del Amero supondría realizar una tabla rasa.

El dólar hoy está sobrevaluado por circunstancias poco “económicas”: el agujero negro de la economía norteamericano, se contrapesa con la capacidad militar norteamericana que aportaría “seguridad” que se pagaría inyectando fondos en las bolsas norteamericanas y comprando dólares. Pero ¿y si la capacidad militar americana fuera ficticia y ni siquiera fuera capaz de vencer a la insurgencia iraquí y a los talibanes?

CFR: el verdadero padre del Amero

En agosto del 2007, los rumores y teorías conspirativas comenzaron a circular en Internet con respecto a supuestos Ameros acuñadas por la Tesorería de Estados Unidos. Las monedas existían, las mostró Hal Turner en youTube… pero se trataban de acuñaciones sin valor monetario.

Aparentemente no había ningún secreto en la acuñación: el original había sido elaborado por Daniel Carr, diseñador de monedas. Las piezas eran de 25 centavos y se vendían a través de la web Designs Computed. El Departamento del Tesoro de los EEUU no tenía nada que ver con estas acuñaciones que, aparentemente, era un negocio privado.

Turner consideraba que la participación de los EEUU en un “mercado común norteamericano” contribuiría a generar un "mega-estado socialista". La crítica era excesiva pero apuntaba contra alguien concreto: Robert Pastor

Pastor, considerado como el padre de la Unión Norteamericana escribió Hacia la Unión Norteamericana: lecciones desde el viejo mundo para el nuevo que incluía la sugerencia de adoptar el Amero. Además es co-presidente, y miembro del Destacamento Independiente del CFR sobre el Futuro de América del Norte.

Ahora bien, Robert Pastor y su task force no trabajan para el gobierno de los EEUU, sino para una obscura institución: el Consejo de Relaciones Exteriores, CFR, considerado como el “gobierno oculto” de los EEUU. Sus trabajos en éste área están apoyados por el Consejo Canadiense de Jefes Ejecutivos y el Consejo Mexicano de Relaciones Exteriores.
Frecuentemente, cuando se habla de “gobierno oculto” se suele hacer alusión al Club Bildelberg o a la Comisión Trilateral que no son más que círculos concéntricos del CFR, que acaba de cumplir 70 años.

Financiado por 200 multinacionales, cuenta con 4.200 miembros cooptados entre los cuales se escogen la mayoría de los presidentes que han gobernado en los EEUU. El CFR es el organismo plutocrático del poder en los EEUU: hace y deshace a su antojo y solamente permite que en la recta final de las elecciones, lleguen dos candidatos que acepten sus orientaciones. Obama fue bendecido por el CFR, selecto club del que es miembro, al igual que su esposa, una de las promotoras del NAFTA...

Inmediatamente salió elegido presidente, el diplomático James Goldgeier, experto del CFR se apresuró a declarar: "Los europeos piensan que, si se convierte en presidente, Obama agitará su varita mágica y todo cambiará (…) en numerosas cuestiones, su margen de maniobra será muy limitado". Así pues, el próximo presidente es miembro del CFR, una organización partidaria de la Unión Americana y que mira con buenos ojos la creación de una moneda única.

Teniendo en cuenta quién impulsa el Amero, poco importa, como dicen los comentarios hostiles al ya famoso vídeo de Hal Turner, que el Congreso de los EEUU no esté informado de las gestiones sobre el Amero y no haya votado ninguna resolución sobre el Amero. El CFR tiene su propio proyecto que, todavía no ha juzgado oportuno plantear al Congreso: cuando lo haga no será para consultar sino para ordenar.

Un plan por fases, “a la europea”

Todo induce a pensar que estamos ante un plan a llevar a cabo por fases: la primera de todas ellas es equivalente a la creación de la Comunidad Económica Europa, es decir, creación de un espacio económico libre de aduanas y aranceles. Esto llevará a una moneda única común y, finalmente, a una integración política progresiva.

La primera fase de este plan es el TCLAN (1994). La siguiente, es la implantación del Amero. El tiempo es secundario: entre la creación de la CEE y la implantación del Euro pasaron más de 40 años.

Al igual que la CEE se transformó en UE y ha ido adicionando miembros (“la Europa de los 6”, “la Europa de los 10”, “la Europa de los 15”, etc.), también el TLCAN tiene previsto ampliar su radio de acción a todo el continente americano. El primer paso también está dado, es el famoso acuerdo ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) que supone una expansión del TCLAN a todos los países de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, excepto Cuba: un mercado de 800 millones de personas y un PIB de 11.000 billones de dólares anuales...

El Amero será la moneda de todo este conglomerado de poder. Cualquier idea generada por el CFR puede ser aplicada en la práctica, por consentimiento o por la coacción. Cualquier idea del CFR tiende a reforzar el peso y la influencia del stablishment norteamericano a costa del resto de América… y del resto del mundo.

[recuadro I]

Amero: “The Dollar is dead; Long live the New Dollar”

Adrian Sanbuchi estimaba en 2005 que existían entre 4 y 8 veces más dólares en circulación de los que corresponderían a una economía como la estadounidense.

Contrariamente a lo que la mayoría de la gente cree, la Reserva Federal es una institución privada en la que el Gobierno Federal sólo tiene cierta incidencia. Su gobernador sólo tiene obligación de concurrir a una sesión trimestral en el Congreso para informar sobre sus políticas monetarias... no para recibir instrucciones.

En 2004, el Déficit Fiscal estadounidense fue de más de 450.000.000.000 dólares, mientras que el Déficit en Cuenta Corriente era del orden de los 617.700.000.000  de dólares, con un crecimiento de 24,5% sobre el año anterior). En los años siguientes este déficit ha ido aumentando.

En noviembre de 2004 Bush autorizó el incremento del límite de Deuda Pública a casi 8.200.000.000.000, a través de la emisión de Bonos del Tesoro contra los cuales la Reserva Federal, emitió billetes… sin ningún respaldo sólido. Las guerras de Iraq y Afganistán obligaron a esta medida, pero el propio Greenspan, gobernador de la Reserva Federal, advirtió que el aumento del déficit “va por un camino insostenible”, advirtiendo que se “podría generar una economía estancada o algo peor”.

En 1971, Nixon había retirado la posibilidad legal de convertir el dólar de papel en su equivalente en oro o en plata. Desde entonces el dólar es una moneda “creíble” sólo en la medida en que está avalada por la fuerza económico-industrial-militar de los EEUU y por ser una “divisa mundial” impuesta por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Esto ha permitido financiar su déficit presupuestario.

Pero en 2001 cuando apareció el Euro, que detrás tenía un mayor rigor y solidez que el dólar y estaba en condiciones de disputar su papel. Desde entonces los EEUU han conseguido (frecuentemente a través del FMI) que los Bancos Nacionales de muchos países “absorban” dólares y compren Deuda pública estadounidense. Entre esto y la inyección de 1.000 millones de dólares diarios en las bolsas de EEUU, el gasto público ha sido sostenible.

Mientras los bancos centrales de países extranjeros y mientras inversores foráneos compren y guarden dólares a cambio sólo de cobrar intereses… es viable que el dólar mantenga un valor teórico sin necesidad de que caiga a su valor real (la cuarta parte de ese valor). Estamos ante una verdadera estafa piramidal. Salbuchi explica: “Absorber dólares equivale a retirarlos de la circulación”.

Utilizando este sistema, los EEUU tienen un respiro: cuando nuevamente se necesita efectivo, se pone en marcha la imprenta y se inyectan todos los dólares en el mercado que otros sean capaces de absorber. Así la rueda gira… pero ¿y si antes o después se detiene?

Este proceso puede ser simbolizado por una espiral centrífuga en la que a medida que uno se aleja del centro, aumenta la distancia entre el valor real del dólar y el valor oficial y la velocidad de impresión de nuevos dólares sin respaldo alguno.

El “colapso inminente”

Desde 2000, la Reserva Federal no hace público el M3, la medición del dinero, en un intento de ocultar la cantidad de papel-moneda bombeado dentro del mercado. Otros economistas, como Bob Chapman consideran que este problema puede causar “Un colapso inminente del dólar”. Y todo esto enlaza con la tesis difundida en youTube por Hal Turner: ante el colapso del dólar, la administración propondrá la Unión Norteamericana para poder competir con el Euro. Dice Chapman: “La creación del Amero le será presentada a la opinión pública como la solución mágica del gobierno para la recuperación del dólar”.

¿Cuál es el problema? Que en el momento de reconvertir el dólar en Amero, aquel se redimensionará hasta su verdadero valor. De ahí que Turner sostenga que se tratará del mayor “robo” de la historia. En realidad no es así: se tratará simplemente de un reconocimiento de la debilidad del dólar… y por tanto, de la pérdida de poder adquisitivo de quienes dispongan de capitales sólo en dólares. Pero es cierto que hay algo de estafa.

Quienes hoy disponen de fuertes sumas de dólares –y conocen el proyecto del CFR- empiezan a cambiar dólares por otras monedas más fuertes, o bien a realizar pagos masivos al exterior en dólares (la historia que cuenta Hal Turner en su vídeo sobre 800 billones de “ameros” enviados a China, puede tener un lejano eco de realidad)…  
 
[recuadro II]

La información venía de Moscú: De la guerra fría a la guerra económica

El espionaje parece cosa de la Guerra Fría. Sin embargo, está vivo y activo. Los servicios secretos chinos operan en Europa subcontratando servicios a los servicios secretos cubanos, la CIA sigue observando y actuando, al igual que el Mosad, extremadamente operativo en Europa; en cuanto al viejo KGB, reconvertido en FSB, sigue dominando las artes de la información sensible.

Gracias al grupo de antiguos analistas y observadores del KGB especializados en Iberoamérica, se conoció, vía México, algunos de los extremos no hechos públicos en la reunión de la Universidad de Baylor. La posibilidad de que los tres países de América del Norte fusionaran sus economías era un asunto estratégico internacional de primera magnitud que interesaba de manera preeminente en el Kremlin. A partir de ese momento el FSB abrió dossier sobre el tema.

En plena crisis financiera (octubre de 2008), el FSB dio salida, por distintos canales, a información sensible sobre el Amero. No era información necesariamente real, sino simplemente un guiño a los interesados que implicaba: “Sabemos lo que estáis haciendo”. Los “interesados” eran los centros de poder económico, especialmente el CFR.

Hal Turner y su vídeo no fueron más que instrumentos inconscientes de una operación de inteligencia que había empezado en el otoño del 2006.

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