Entrevista a E. Milà sobre el 15M
Infokrisis.- Está dispuesto para su distribución la última obra de Ernesto Milà, 15-M Indignarse con los indignados y con él hemos mantenido un pequeño encuentro en el que nos ha respondido a distintas cuestiones sobre este movimiento. Quienes deseen adquirir esta obra pueden dirigirse a http://eminves.blogpot.com o bien a eminves@gmail.com. La obra de 160 páginas se vende al precio de 14 euros + 3 de gastos de envío.
Acaba de aparecer el volumen 15-M indignarse con los indignados. ¿Por qué ese título?
- Soy de los que opinan que lo normal, con la que está cayendo, es que la inmensa mayoría de nuestro pueblo estuviera indignado contra una clase política que cada día que pasa da mayores muestras de incapacidad e indignidad. Sin embargo, el movimiento “de los indignados”, cuyos primeros pasos seguimos con interés e incluso curiosidad, ha tenido un desarrollo decepcionante. Las amas de casa, los padres de familia en paro, los jóvenes “suficientemente preparados” que solamente pueden aspirar a precariedad, contratos basura y salarios de miseria, que tienen problemas reales desaparecieron pronto de las plazas y del 15-M. Su coexistencia con miembros intolerantes de la extrema-izquierda, con supervivientes del mayo del 68 dispuestos a reverdecer los laureles, con okupas y capas juveniles no competitivas, e incluso con figurones de la izquierda intelectual a la búsqueda de base social sobre la que sustentar sus ambiciones, era completamente imposible. El movimiento del 15-M ha decepcionado a muchos, ha constituido una verdadera estafa a la esperanza. Por eso hay que “indignarse” con el 15.M.
¿Por qué hablas de fraude a la esperanza?
- En este país vivimos un duopolio que se remonta a 1978: centro-derecha y centro-izquierda se reparten el poder gracias a una arquitectura electoral hecha por ellos y para ellos. En una situación así los éxitos corresponden a unos o a otros, pero los fracasos no tienen padre ni madre. Y al cabo de 33 años de “régimen”, los fracasos se han ido acumulando sobre los éxitos hasta el punto de que hoy l país se encuentra en un agujero profundo del que ni siquiera sabemos si podremos salir algún día. De lo que no cabe la menor duda es de que este caos tiene dos culpables mayores: PP y PSOE, y dos menores CiU y PNV. Esta es la “banda de los cuatro” responsable único de todas las tragedias que este país ha vivido desde 1978. Y no han sido pocas. De ahí que cuando unos jóvenes salieron a la calle el 15-M y llamaron a votar a cualquiera, a votar en blanco, a votar nulo, a no votar, a lo que fuera, salvo a votar a la “banda de los cuatro” era inevitable que muchos nos sintiéramos identificados y nos aproximáramos al movimiento. Había una esperanza y esta, por primera vez no era el PP cuando el PSOE decepcionaba, ni el PSOE cuando el PP hacía otro tanto. Había posibilidades de que una protesta masiva forzara una reforma institucional. Ya sabes: si las instituciones se blindan no hay problema, la movilización popular les devuelve a la realidad. Pocas semanas después esa esperanza quedó frustrada por los residuos de progresismo, ultraizquierdismo, asamblearismo y por la ideología zapaterista que está en el corazón mismo del movimiento.
¿Estás diciendo que el 15-M es “zapaterista”?
En absoluto, lo que estoy diciendo es que respiran el mismo tufillo ideológico: humanismo universalista. El problema de Zapatero es que la gestión de la realidad le ha hecho aterrizar y de su proyecto de ingeniería social y reforma de la sociedad no han quedado nada más que unas leyes a menudo absurdas (matrimonios gays), ineficientes (ley contra la violencia doméstica), estúpidas (divorcio express), criminales (ampliación del aborto) o simplemente delirantes (regularización masiva de febrero-mayo de 2005 tendente a construir una sociedad mestiza y pluricultural). Sobre todos estos temas los “indignados” están completamente de acuerdo, se quejan de que Zapatero no haya extendido el Estado del Bienestar a todos los inmigrantes recién llegados, se quejan de que haya apoyado a la banca, se quejan de que el PSOE sea un nido de corruptelas y se quejan de que el gobierno socialdemócrata no haya sabido salir de la crisis y se haya plegado a las exigencias del capital financiero internacional. Pero el aroma ideológico que destilan el 15-M y Zapatero son exactamente el mismo.
¿Cuáles son las similitudes? Dicho de otra manera, ¿en tu libro tratas sobre los orígenes ideológicos del 15-M?
- Justamente ahí es donde está el problema. En 1789 tuvo lugar uno de esos momentos estelares de la historia. Todavía no sé porque la Revolución Francesa se llama así cuando en realidad podía haberse llamado “Gran Masacre” o “Festival de la Guillotina”. Allí aparecieron tres principios: “Libertad, igualdad y fraternidad” que más de dos siglos después siguen inéditos. La burguesía fracasó a la hora de llevar a la práctica estos principios. Más tarde, la revolución soviética de 1917 se puso en marcha justo con estos mismos principios y el proletariado guiado por una casta de agitadores en lugar de constituir un paraíso de libertad e igualdad lo que hizo fue desemboca en el GULAG y en la dictadura más inmisericorde. Más tarde en 1968, una nueva izquierda contestataria quiso alumbra un mundo nuevo… y lo hizo redescubriendo de nueva esta consigna. También fracasó. Los ultrarrevolucionarios de hace 40 años son los gestores del poder en la actualidad. El sistema se los tragó acaso porque la consigna de “libertad, igualdad, fraternidad” era aquella sobre la que se había constituido ese mismo sistema. De ahí que cuando el 15-M se puso en marcha adoptando, por cuarta vez el mismo lema haya que esperar idéntico fracaso a los tres anteriores. Hoy no hay otra forma de indignarse que ir más allá de estos tres principios “libertad, igualdad, fraternidad” sobre los que se han construido los grandes fracasos de la civilización occidental en los dos últimos siglos. Este es el origen ideológico del 15-M, un mero lema frustrado que hoy los “indignados” nos aseguran que llevarán a la práctica. Lo lamento, el problema es el lema y el objetivo que se nos propone. Tres fracasos son muchos fracasos para rescatar del basurero de la historia este lema. O si lo quieres más claro: el 15-M no tiene ideología, su ideología es otra envoltura de la misma que desde 1789 viene cosechando fracaso tras fracaso.
¿Y la figura de Stephan Hessel?
- Tengo cierta tendencia a mirar con condescendencia a las personas de edad. La edad me produce un profundo respeto. Dicho lo cual prefiero aludir a los contenidos de sus dos folletos (no son libros, uno es un pequeño artículo de 30 páginas y el otro una entrevista hecha por terceros) cuya mediocridad clama al cielo. Si Hessel es el “inspirador ideológico” del 15-M no es raro que la debilidad ideológica y cultural del movimiento sea flagrante. ¿Qué dice Hessel? Dice, ni más ni menos, que el gran documento del siglo XX sobre el que se podría levantar un mundo nuevo es… nada más ni nada menos que una declaración del Consejo Nacional de la Resistencia publicado en 1944 tras la entrada de los americanos en París. Hessel parece haber olvidado que documentos como ese –por lo demás mediocre y llegado en los furgones de los vencedores- son los que han regido los últimos 67 años de vida política. El mundo de hoy es hijo directo de documentos como ese que Hessel recuerda como ligados a los mejores años de su vida, pero cuya mediocridad y desfase con el presente son patentes. Respeto hacia la ancianidad no quiere decir olvido hacia el papel que ha jugado Hessel en los últimos 67 años: ha vivido de las ubres del Estado francés y de los organismos internacionales. No hace tanto tiempo era asesor de Mitterand y, en general, puede decirse que del deshabillé de la Resistencia, ha hecho un traje para toda su vida. Te resumiré: ¿qué es Hessel? Hessel es una parte de lo que combaten los “indignados”: un funcionario que ha transitado por organismos internacionales y que en España no ha dudado en apoyar públicamente a Zapatero. ¿Cuánto vale el pensamiento de Hessel? Un cero absoluto.
¿Quién mueve el 15-M?
No creo que los mueva nadie. Hay implicadas suficientes ONGs como para que dispongan de ciertos medios. Por otra parte, buena parte del trabajo del 15-M se hace a través de los instrumentos de la Web 2.0. No creo, por supuesto, en aquello que dijo Intereconomía sobre si Rubalcaba estaba detrás del 15-M y que generó más indignación entre los indignados. Hay que reconocer cierta autonomía al movimiento. Creo que hay más autonomía que originalidad.
¿Hacia dónde derivará el 15-M?
Hay distintos escenarios posibles. El primero de todos ellos es un hundimiento del PSOE el próximo 20-N. Imaginemos que se queda con entre 90 y 110 diputados. Un partido empequeñecido no tiene lugar para tanto ambicioso. A partir de ese momento, cada cual intentará salvar su situación personal. Los partidos socialistas regionales tenderán cada vez más a su independencia, se producirán muchos abandonos y federaciones enteras se desplomarán. Se suele decir que algunos organismos son “demasiado grandes para caer”, pero no hay que descartar que un hundimiento electoral del PSOE y la ausencia de una clase política de sustitución al zapaterismo, entrañen un final parecido al del PS italiano que gobernó durante 40 años hasta que fue tragado por la marejada de corruptelas que él mismo había desencadenado. En esta hipótesis, si el 15-M lograra estabilizarse y aislar a dos tipos de elementos, los ácratas asamblearios y los antisistema marginales, podría realizarse en torno suyo la recomposición de la izquierda. El otro escenario sería aquel en el que el PSOE lograra salvar los muebles. El 15-M se iría extinguiendo y quedaría como patrimonio de la extrema-izquierda antisistema. La tercera posibilidad es que el movimiento de los indignados lograra desembarazarse del progresismo de izquierdas, de esas adherencias humanistas y universalistas, y convertirse en un amplio movimiento popular de protesta que adoptara un espíritu parecido al que propongo: “no somos ni de derechas, ni de izquierdas, somos los de abajo y vamos a por los de arriba”.
¿Qué explicas en tu libro?
La evolución del movimiento en primer lugar, sus contenidos, sus posibilidades y su razón de ser, sus matices doctrinales, sus propuestas y su evolución. Creo que es un trabajo que había que realizarse al margen de nuestras filias y nuestras fobias en relación al 15-M. Es bueno conocer los nuevos movimientos que van apareciendo en el escenario. La novedad de nuestro tiempo –y que en parte hay que agradecer al 15-M- es que a partir de ahora la política ya no pasa solamente a través del PP y del PSOE. Fuera de estos partidos existe vida.
¿En qué punto de vista te has situado al escribirlo?
El movimiento del 15-M me interesó porque en cierta medida defiende una renovación del panorama político español, renovación que considero necesaria y con la que en buena medida me identifico. Luego, el movimiento entró en el debate y llegó a la conclusión de que era un “movimiento de izquierda” y cometiendo errores increíbles de análisis, entre otros el haber recuperado el rancio “papeles para todos” o el haber aceptado la batuta doctrina de Hessel, de quien ya he dicho que es un inmenso agujero negro antediluviano que aporta un cero absoluto. O el haber caído en el asamblearismo paralizante. Mi punto de vista es pues el de un observador que hubiera preferido que el 15-M fuera el representante de la protesta de toda la sociedad, no sólo de la parte izquierda…
Creo que hubiera sido mucho más eficaz el haber asumido el lema que hago mío, el de la auténtica protesta: “No somos ni de derechas, ni de izquierdas, somos los de abajo y vamos a por los de arriba”. Los de abajo son los “damnificados” por la globalización y los de “arriba” sus beneficiarios. En cuanto a la derecha y a la izquierda, huelgan comentarios.
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