11-M Los Perros del Infierno. Últimos ejemplares en almacén.
Infokrisis.- Sólo tres meses después del atentado apareció esta primera obraque cuestionaba el 11-M, cuando aun ni la investigación oficial, ni la paralela había concluido todavía. En mayo de2004, con ocasión del lanzamiento del libro, ùbliqué esta entrevista en un blog y la reproduje en krisis.info (que, cursiosamente, a partir de ese momento fue objeto de reiterados ataques de hackers y crackers). Es impotante fijar la fecha: 5 de mayo de 2004, menos de dos meses después del crimen del 11-M. Los 3.000 ejemplares del libro se agotaron en pocas semanas y apenas ha quedado una caja con 19 ejemplares en mi domicilio. Resulta interesante reproducir la entrevista en cuestión como prólogo para la lectura de la obra.
11-M Los Perros del Infierno
por Ernest Milà
¿Cómo surgió la idea del libro?
El 11-M éste país sufrió un trauma del que difícilmente se recuperará. Desde los primeros instantes posteriores al atentado se fueron difundiendo informaciones manifiestamente falsas. Las elecciones estaban cerca. El día 12 cientos de españoles salieron a la calle en protesta por el crimen y el 13 cientos movilizados por la SER y por SMS, en plena “jornada de reflexión” se manifestaron al grito de “Queremos la verdad”. Pues bien, nosotros también la queremos: pero no sólo en la tarde del 13 y frente a una sede del PP, sino ayer, hoy y siempre: la verdad siempre. Este libro es mi contribución a la verdad.
¿Por qué cree que puede aportar algo a esclarecer lo que ocurrió el 11-M?
Desde principios de los años 70 he recibido formación y adiestramiento en operaciones psicológicas. Sé reconocer cuando una información carece de veracidad y es un producto propio de la guerra psicológica. A partir de la misma mañana del 11-M, los medios de comunicación se convirtieron, en algunos casos voluntariamente y en otros de forma involuntaria, en difusores de una gigantesca campaña de operaciones psicológicas.
¿Tiene un conocimiento particular sobre el terrorismo internacional?
Nadie tiene un conocimiento particular sobre esta materia. Como máximo alguien puede afirmar que ha leído seis o seiscientos dossier emitidos por servicios de seguridad del Estado, dedicados al terrorismo internacional. Pero esto no implica que sepan ni entiendan de que va el tema. Walter Laqueur, director del Centro de Estudios Estratégicos de Washington lo ha dicho hace poco: “Llevo años estudiando el tema y todavía no sé en qué consiste”. Yo, probablemente, no conozco más que cualquier otro periodista esta materia; ahora bien, a diferencia de otros periodistas, yo he sido implicado en casos de terrorismo internacional.
¿Entonces, ha sido usted un terrorista?
En absoluto, si lo hubiera sido, habría purgado cárcel por ello. Nunca he sido procesado por ningún episodio de terrorismo. Lo cual no quiere decir que determinados servicios de información españoles y extranjeros, no me hayan vinculado al terrorismo internacional entre 1980 y 1984. En 1980 el diario stalinista francés “L’Humanité”, utilizando informaciones canalizadas por los servicios de seguridad españoles, me acusó de haber sido el autor material del atentado contra la sinagoga de París. Y cuatro años después, Barrionuevo afirmó que yo había colocado la bomba en la estación de Bolonia que asesinó a 80 personas. Todavía estoy esperando sus disculpas... él, el ministro de los GAL.
¿Y no fue usted?
Evidentemente. El grupo de Abu Nidal fue el responsable de la bomba de París y en cuanto a la de Bolonia todavía hoy no está claro quien la colocó. Ningún juzgado se tomó en serio las acusaciones del libelo del Partido Comunista Francés "L’Humanité", ni las calumnias que Barrionuevo levantó contra mí.
¿Por qué fue acusado de esos atentados?
Por una serie de coyunturas políticas de la época. La transición estaba cerca y algunos servicios de seguridad del Estado juzgaban que era preciso generar la sensación de que existía una amenaza de extrema-derecha. Aumentar esta sensación de amenaza generaba sorpresa y temor en la opinión pública. Durante la transición, el motor real del cambio, a partir de mediados de 1976, fue el miedo a "la involución". Y para ello era preciso acrecentar la sensación de "amenaza fascista". Yo fui elegido chivo expiatorio. Ahora bien, era rigurosamente cierto que yo había estado vinculado en los años 70 a grupos de extrema-derecha en contacto con exiliados italianos de la misma tendencia.
¿Le ha servido para algo esta experiencia?
Pude conocer muy de cerca la manipulación que los servicios de seguridad italianos habían realizado en torno al fenómeno terrorista. Entre 1969 y 1983, estos servicios utilizaron el terrorismo, lo manipularon, lo mediatizaron e incluso lo generaron artificialmente, para estabilizar el gobierno de centro-izquierda. Posteriormente, Licio Gelli, fundador de la logia Propaganda-2, utilizó el terrorismo político a fin de generar en la opinión pública el deseo de orden y autoridad dentro de su proyecto de crear un régimen presidencialista. Entre la experiencia que adquirí como promotor de “operaciones psicológicas” y el impacto que me produjo ser “chivo expiatorio” en las ocasiones que le he mencionado, adquirí una gran sensibilidad ante los intentos de manipular el terrorismo político o generarlo.
En el libro, usted alude a su pasada militancia política ¿por qué?
Era necesario hacerlo. Yo nunca niego ni reniego de mi pasado. Lo hecho, hecho está. Será mejor o peor, con razón o equivocado, pero ahí está. Todos tenemos derecho a equivocarnos. Pero si cito algunos episodios personales no es con intención exculpatoria, sino por algo muy diferente. Lo que he intentado decir es “he visto otros episodios similares y a través de mi experiencia personal puedo certificar que se ha tratado de atentados cuyos ideadores tenían muy poco que ver con los chivos expiatorios a los que les fueron atribuidos”. No es que desconfíe de la versión oficial sobre los atentados del 11-M es que, para mí, es un dejâ vù. He visto atentados criminales que han sido manipulados para encubrir ajustes de cuentas políticos. Y yo mismo he sufrido las consecuencias de estas campañas. Por eso soy tan sensible a la manipulación del terrorismo político. Por eso creo que tengo algo que aportar a las denuncias sobre los intentos de manipulación del terrorismo que se han hecho desde distintos frentes.
¿Usted cree que algo de esto ha ocurrido con los atentados del 11-M?
Sin ninguna duda. La película de los hechos es altamente preocupante desde el mismo 11-M hasta el 7 de abril siguiente cuando tiene lugar la explosión de Leganés. En atentado tuvo lugar pasadas las 7:00 am, dos horas después, a través de la SER ya se vehiculizaban los primeros datos que podían considerarse de pura intoxicación ¿quién los filtró? Un comunicado de dos trabajadores de informativos de esa cadena indicaron que el jefe superior de policía de Madrid daba la información a Rafael Vera y éste, a su vez, las entregaba al jefe de informativos de la SER. Por lo demás, a partir de ese momento no pasó día en el que no se filtraran información intoxicantes.
¿Qué es lo que falla en la versión oficial sobre los atentados?
Las fuerzas de seguridad del Estado encontraron unas “pistas” que llevaban inevitablemente al locutorio de la calle Tribulete en Lavapies. Las dos “madres de todas las pistas” fueron la furgoneta hallada ante la estación y la bomba que no estalló. Sobre la primera cabe decir que ni siquiera está claro cómo fue sustraída a su dueño sin forzar la cerradura ni el contacto, y por qué en su interior, se encontró todo lo necesario para encaminar la pista hacia el mundo islámico. Sobre la bomba que no explotó sencillamente no se sabe nada: ni por qué no explotó (se han dado varias versiones), ni como apareció en la comisaría de Vallecas... pero estas dos pistas llevaron a Jamal Zougam y sus amigos, todos ellos, casi sin excepción, pequeños delincuentes, en absoluto terroristas y en absoluto ligados a medios islámicos radicales.
¿Luego está el episodio de Leganés?
Si la bolsa y la furgoneta son las “madres de todas las pistas”, la explosión de Leganés es “el padre de todas las confirmaciones”. En Leganés muere hasta el apuntador, caen todos los “eslabones intermedios” presuntamente implicados y el considerado “emir” del grupo, “El Tunecino”. Efectivamente, “El Tunecino” era un lunático religioso... el único del grupo. El resto eran marroquíes occidentalizados, con un ritmo de vida y un estilo que jamás hubiera aceptado un islamista ortodoxo y no digamos un fundamentalista. En Leganés mueren todos. Aún no está claro si la explosión fue con C4, explosivo militar utilizado en demoliciones controladas, o bien con Goma-2 ECO... lo cierto es que nunca sabremos lo que ocurrió en las últimas horas en el piso de Leganés, ni por qué una cadena de mando improvisada dio la orden de asalto, contraviniendo todos los protocolos habituales utilizados por los GEO.
¿Y qué decir de la casa de Morata de Tajuña?
Un fraude. Era el centro de un grupo de marroquíes. Allí celebraban sus fiestas y sus reuniones familiares. Poco más. Es posible que desviaran hacia allí contrabando o receptación de objetos robados, pero, desde luego, allí no funcionaba un grupo terrorista. Tres días antes de su detención, todo el grupo dio una fiesta con sus mujeres y sus hijos. Por otra parte, los vecinos los habían denunciado pensando que trasladaban objetos robados...
¿Pero se encontraron detonadores usados?
Si, de hecho, los famosos detonadores se han encontrado en todas partes. En la furgoneta, en Leganés, en Morata... igual que restos de explosivos que aparecían desperdigados allí donde la policía quería seguir alguna pista. Estas cosas no ocurren en el mundo real a menos que haya habido una “siembra” fraudulenta de pruebas. De hecho, eso es lo que creemos que ocurrió.
¿Y los explosivos?
Esa es la parte más truculenta de toda la trama. Aún no se sabe de donde salieron los explosivos. Contrariamente a lo que se ha dicho, el minero detenido Suárez Trashorras no ha podido responder a la pregunta de dónde ha sacado 250 kilos de dinamita y en torno a 200 detonadores. Sólo ha reconocido, y por eso está detenido, haber vendido unos pocos detonadores antiguos a un moro, hace tiempo. Fue detenido por haber estado vinculado en 2001 al hallazgo de un alijo de droga y una pequeña cantidad de explosivo y detonadores. La Guardia Civil ha revisado los estadillos de las minas de Avilés y no se explica de donde ha podido salir una cantidad tan alta de dinamita. Es mejor reconocerlo y ser claros: la policía no sabe todavía de donde salieron los explosivos.
¿Pero quién colocó las bombas? ¿cree usted en la “pista islámica”?
No creo que exista una pista islámica, como máximo podría hablarse de una “pista marroquí”. Pero ni siquiera es seguro que exista. Como sabe, los medios fundamentalistas marroquíes consideran que la Península Ibérica es Al-Andalus, tierra islamizada usurpada por “cruzados e infieles”. Algunos irredentistas marroquíes están dispuestos a emprender la reconquista de Al-Andalus. Pero, en este episodio, difícilmente puede percibirse esta intención. Mucho menos la implicación del terrorismo internacional y de Al Qaeda. De hecho, el mismo día 11-M se produjeron media docena de reivindicaciones islámicas, a cual más increíble y en los lugares más inverosímiles del planeta. Usted me pregunta ¿quién colocó las bombas? Pues bien, en principio, la pista islámica dista mucho de estar confirmada. De todas formas, no le extrañe que sea la que está en vigor: como sabe, el muerto “siempre se come el marrón” y en esta historia, como mínimo, ha habido siete muertos en Leganés.
Esto es poco tranquilizador. ¿Nos está diciendo que entre la versión oficial y la versión real media un abismo?
Efectivamente. Es lo más probable. A ciencia cierta no sabemos quien colocó las bombas ni a qué organización terrorista imputar la autoría. Sabemos solo una cosa, y no es poco: quien salió beneficiado por el crimen. El principio de toda investigación policial es “¿A quién beneficia el crimen?”, y ese es el principio del que no hay que desviarse.
Eso ¿a quién beneficia el crimen?
Hay dos niveles de beneficiarios: el nivel nacional y el nivel internacional. Ambos están, de todas formas, unidos. A nivel nacional el máximo beneficiario es el PSOE. Eso es incuestionable: gracias al atentado y a la campaña de agitación psicológica que siguió, ZP está sentado en la Moncloa. A nivel internacional, los máximos beneficiarios son los adversarios de la intervención norteamericana en Irak. De hecho, en nuestro libro sostenemos que la dinámica que se creó a partir del 11-S quedó destrozada con los atentados del 11-M. Este dato debía servir para advertir en ambos atentados una matriz diferente: la dinámica intervensionista generada el 11-S y la “coalición”, saltan por los aires el 11-M. Es el “efecto ZP”. Como puede ver, lo nacional y lo internacional cierran un ciclo.
¿Creo usted que miembros del PSOE pueden estar implicados en la trama?
No lo quiero creer. De todas formas, distintos medios de prensa han lanzado acusaciones muy duras contra algunos personajes del PSOE. A estas alturas creo que se impone la creación de una comisión cívica para investigar los atentados. No tengo mucha esperanza ni en la creación de una comisión parlamentaria, ni en que pudiera llevar a buen término una investigación profunda sobre las responsabilidades de unos o de otros. Creo que, por primera vez, desde 1975, la sociedad civil debe de reaccionar por sí misma, si es que es capaz y si quiere que no vuelvan a suceder crímenes como estos...
¿...por?
...porque, es evidente, que si no salen a la superficie todas las responsabilidades –y créame que estos atentados apestan literalmente- se corre el riesgo de que a partir de ahora cualquiera que quiera provocar un vuelco electoral en su beneficio o realizar una rectificación de la correlación natural de fuerzas políticas, recurra de nuevo al terrorismo. Si en Italia no han vuelto a producirse crímenes como este desde 1983, es, simplemente, por que la sociedad civil, los medios de comunicación reaccionaron y resultó evidente la implicación en las tramas terroristas de logias masónicas irregulares, oficinas ligadas a servicios de inteligencia y políticos corruptos. Italia hizo su catarsis. España todavía no. Esta es una buena ocasión. La sociedad civil debe reaccionar contundentemente o de lo contrario tendremos más terrorismo.
¿Cree usted que la crisis ha terminado?
Todavía no. Hay detenidos, habrá juicios y veremos los indicios racionales de criminalidad que perciben los tribunales. De momento sigue el goteo de episodios propios de la guerra psicológica: el domingo 18 de abril, el diario “El Mundo” difundió un dossier que cuestionaba frontalmente la versión oficial. Este dossier tuvo un impacto impresionante y circuló en millones de copias electrónicas por Internet. Por la tarde del mismo domingo, ZP interrumpía la proyección de la película de TVE y anunciaba la retirada de las tropas. En la madrugada del 18 al 19, el nicho del GEO Javier Torrenteras era profanado, el ataud arrastrado 700 metros, y el cadáver destrozado a golpes de pico e incendiado... El dossier de “El Mundo” quedó aprisionado entre el anuncio de alta cota (la retirada de tropas) y el de bajo cota (la profanación del cadáver). Se trata de una operación de guerra psicológica clásica. No, esto no ha terminado... va a haber escándalo para rato.
Usted ha ido variando su posición sobre los atentados ¿por qué?
Inicialmente pensé, como toda España, que los atentados habían sido obra de ETA. Luego resultó que no era. Pero más tarde quedó claro que alguien había querido que el gobierno cayera en la trampa y pensara, sinceramente, durante 48 horas que era ETA. Más tarde se publicó la responsabilidad islámica y creo que fui de los primeros en denunciar que Marruecos es “el enemigo del Sur” (título de la crónica del “desencuentro” con Marruecos que publiqué en 2003)... Pero cuando examiné la versión oficial al detalle, ésta interpretación perdió toda su coherencia. Era, literalmente, imposible que unos marroquíes que nunca se habían sentido llamados por la política ni la religión, que no eran sino pequeños delincuentes, asumieran la tarea de reconquistas Al Andalus o seguir órdenes de un lejano e improbable Bin Laden. Desde el principio valoré los resultados del 11-M en función de la situación internacional y creo que es ahí en donde están las pistas más significativas: EEUU está implicado en un grave problema irresoluble en Irak. Han llegado al techo del unilateralismo y, han generado como rechazo, una dinámica multipolar. Tras los atentados del 11-M tuvieron lugar la masacre de 4 americanos en Falluja, escenificada delante de TV y que causó un impacto demoledor sobre la moral americana y la insurrección general de Semana Santa en Irak. Estos tres hechos marcan el final del unilateralismo americano: la defección de un pequeño país que apenas podía aportar 1600 soldados, seguida de la defección hondureña, luego de la noruega, el anuncio de la retirada polaca, etc. y las dificultades crecientes de la ocupación americana, han demostrado que Bush es un idolillo con pies de barro y cerebro de plomo. Para llegar a estas conclusiones era preciso que pasaran como mínimo 30 días tras los atentados, así era posible tener una mínima perspectiva.
¿Cree usted que puede haber alguna vinculación entre el terrorismo internacional y ETA?
No, en absoluto. Lo que no implica que el terrorismo de ETA no sea tan odioso como el de los criminales del 11-M. No, son dos campos diferentes. Contrariamente a lo que dijo Aznar, ETA y Bin Laden no son lo mismo. ETA está hoy a la desbandaba. Sus militantes ni siquiera son capaces de explicar a qué se deben los casi 200 militantes detenidos en casi dos años. Algunos empiezan a sospechar que una parte de la dirección está liquidando la organización y piensan más un salvar lo salvable que en la independencia de Euzkadi. ETA aspira hoy solamente a sentar al gobierno a negociar la suerte de los presos. Y no todos los dirigentes etarras están por la misma labor. Los hay que son conscientes de que la batalla se ha perdido y ya no queda nada que hacer. No albergamos la menor duda de que son estos los que están liquidando la organización. No olvidemos que lo último que le queda a ETA es el “tesoro de guerra”. Es evidente que se lo quedará el último dirigente que quede en libertad...
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