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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

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Serial Killer: matar a destajo

Serial Killer: matar a destajo

Info|krisis.- Siempre han existido asesinos en serie. Pero nunca tan abundantes como ahora. Contra más avanzado es un país y mayor es su nivel de vida, parece que dé a luz más asesinos en serie. Si bien los que han realizado crímenes más masivos proceden de Rusia, Africa y Pakistán, en Estados Unidos aparecen con más frecuencia. No hay que olvidar que uno de los más sistemáticos asesinos en serie era español: el “Arropiero”. ¿Qué pasa por la mente de un asesino en serie? ¿por qué matan? ¿qué modelos históricos tienen? Este artículo ayudará a conocerlos mejor.

El asesino en serie siempre tratará de excusar su conducta, con el fin de evitar las cárceles o la pena de muerte pero a decir verdad pocas veces logran salirse con la suya. Jeffrey Dahmer declaró que había nacido incompleto, Ted Bundy dijo que todo fue culpa de la pornografía, Herbert Mullin culpó a las voces dentro de su cabeza, ellas le impulsaban al crimen mientras cantaban la canción de la muerte. John Wayne Gacy se limitó a mentar pestes y dijo que sus víctimas merecían morir. En palabras de Bobby Joe Long fue un accidente de motocicleta lo que desencadenó un frenesí sexual, al punto de convertirlo en un asesino en serie. 

¿HISTORIA O FANTASÍA? 

A pesar de que el término en “serial killer” (asesino en serie) fue acuñado apenas en 1971, viejas fábulas infantiles (tales como las narradas por los hermanos Grimm) nos enseñan que siempre ha existido el peligro de confiar en los extraños. Los criminales de ese entonces: vampiros, hombres lobos, trolls y brujas eran metáforas de lo que hoy conocemos como asesinos en serie. Estas viejas historias nos recuerdan a los actuales monstruos que viven en nuestra sociedad. Con toda seguridad se puede afirmar que siempre han existido los asesinos en serie, que representan el eterno sadismo y crueldad del ser humano. 

Existen una serie de personajes literarios que prefiguran a los asesinos en serie y, lo que es más importante, sacan a la superficie una constante en la historia: la atracción que siente la persona normal hacia lo maligno, hacia lo que él jamás será capaz de hacer. Frankenstein, el Hombre-lobo, el Vampiro, Jeckill y Hyde, no pueden explicar su éxito si no es a causa del vértigo que la humanidad siente hacia el mal.

¿MAL DE LA MODERNIDAD? 

El estudioso del tema Eliott Leyton opina que el asesinato en serie surge a la par de las modernas ciudades industriales del siglo XIX. Basa su teoría en la premisa de que el asesinato contra los extraños, es inexistente en las llamadas sociedades «primitivas». Sin embargo es en las ciudades de atmósfera asfixiante, donde hay calles en que ni la luz llega y en que transita todo mundo, donde residen los pordioseros y otros marginados sociales donde pega mas fuerte la plaga del asesino en serie. 

Durante el siglo XIX dejó de culparse al demonio como única fuente del mal y la destrucción en el mundo. Los ojos de los científicos y los escritores miraban hacia las personas, tratando de descubrir a la bestia escondida dentro. Las teorías de Darwin enlazaban a la bestia y al ser humano como nunca antes se había imaginado. ¿Qué tan lejos estábamos de aquellos hombres mono prehistóricos? Una posible respuesta la dieron los investigadores Cesare Lombroso y Max Nordau quienes creían que los hombres violentos tenían rasgos primitivos, con mandíbulas pesadas y frente pequeña. A pesar de que la teoría del perfil lombrosiano tuvo evidencia estadística, hoy ésta no es aceptada por los especialistas. De todos modos aún goza de gran popularidad. 

JACK EL DESTRIPADOR, PRIMER SERIAL KILLER MODERNO 

¿Qué mejor lugar, sino el Londres del siglo XIX, para que apareciera en escena el mas famoso asesino en serie del mundo? Como ya dije, el término asesino en serie, se acuño en los años 70. El misterio y el horror de los crímenes cometidos por el asesino de Whitechapel asombraron al mundo entero, dada la gran cobertura que tuvo en los medios de aquella época. 

Todavía se siguen generando especulaciones para determinar quien fue el asesino. Creo que jamás lo conoceremos. Personalmente creo que el problema es viejo como la humanidad misma, sin embargo la sociedad actual acentúa la aparición de estos asesinos como ninguna otra en tiempos pasados. 

En su libro En serie Killers, Joel Norris describe los ciclos de violencia como generacionales: «Los padres que abusan de sus hijos tanto física como psicológicamente instalan en ellos instintos de violencia, recurso al cual acudirán en primer lugar para resolver sus retos y problemas personales». El abuso infantil no sólo genera reacciones violentas, sino que afecta al desarrollo, el crecimiento y la nutrición del pequeño, entre otras cosas. 

EL EXCESO DE DISCIPLINA

Algunos padres piensan que ser estrictos y celosos en la disciplina, crea hijos diestros y exitosos. Pero esta demostrado que ocurre lo contrario, mas bien resulta un completo desastre. 

Si entre el infante y sus primeros tutores, sean estos sus padres biológicos o no, se crean deficientes lazos afectivos se pierde el fundamento tras el cual nace la nobleza y la confianza hacia otros semejantes. 

Aquel que carece de lo anterior queda aislado; en su soledad aparecen violentas fantasías, que se convierten en la única fuente de felicidad. Y todo esto, en sustitución de la interacción social. 

En el libro: Sexual Homicide: Patterns and Motives los autores Robert Ressler, Ann Burgess y John Douglas llegan a la conclusión de que tras esta fallida infancia, el individuo crece acompañado de sus fantasías sobre dominación y control. No experimentando simpatía ni remordimiento alguno por los demás. Toda persona es reducida a un mero símbolo que puede ser manipulado de acuerdo a la fantasía en turno. 

ABUSOS INFANTILES

Los especialistas tienen muy claro que el abuso infantil, de cualquier tipo y en cualquier grado, no es la causa directa en la formación de un futuro asesino. Pero si es un factor muy importante para entender al psicópata. 

Sabemos que mucha gente padece en la niñez, pero entonces el mundo tendría que estar repleto de criminales. La gran mayoría de los asesinos culpan a sus padres y madres. Exageran cuando describen los abusos y el maltrato. Muchos quieren creerles y provocan que éstos declaren mas de la cuenta, así ganan simpatía frente al público y en no pocos impartidores de justicia. 

De todos modos, aunque existe exageración, también hay testigos que corroboran las historias. Consideremos también que hay familias que poseen una facha de normalidad y que dentro del seno familiar no es mas que una farsa; reforzando el patrón Dr. Jeckyll-Hyde en sus integrantes. 

LOS PADRES 

Ambos padres suelen ser fuente de terror para los infantes. A la madre se le culpa mas que al padre, tal vez porque este por lo general desaparece o nunca estuvo presente. La queja es si la madre fue sobreprotectora o muy distante, sexualmente muy activa o reprimida. Con el padre, que porque fue alcohólico, golpeador y misógino. 

La marginación y la ignorancia preceden muchas de estas conductas. Que también devienen en fanatismo religioso y en violentos arranques para imponer la disciplina. 

El padre del famoso asesino en serie Gacy DeSalvo llegaba a casa acompañado de prostitutas y nadie podía replicarle. La madre era frecuentemente golpeada. Fontanero de profesión, el padre de DeSalvo le golpeó la espalda con un pesado tubo. Varias veces alquiló como esclavos a sus hijos a granjeros vecinos; tras algunos meses la madre corría a buscarlos. Se trataba de un peligroso alcohólico. Humillaba y despreciaba al joven y tímido Gacy; alguna vez le disparó a su mascota en señal de castigo. Gracias a un golpe le provocó una lesión cerebral que le fue diagnosticada mas de diez años después. 

Henry Lee Lucas, otro cruel asesino en serie norteamericano padeció de sexualidad indefinida durante su infancia gracias a su sádica madre, quien se dedicaba a adulterar bebidas y era alcohólica. Inexplicablemente lo trató como mujer hasta los 7 años. Le obligaba a llevar cabellos largos y lo vestía con ropas de mujer; vivía como una niña. Una de las maestras de Henry protestó y le mandó cortar el cabello provocando la ira de la madre, quien golpeó salvajemente al pobre chico. En una de tantas palizas le provocó fractura de cráneo. Se sospecha que Lucas también estuvo expuesto a las actividades sexuales de la madre. Finalmente terminó por asesinarla en una pelea familiar. 

¿Y LOS ASESINOS QUE NO FUERON MALTRATADOS EN SU NIÑEZ? 

A pesar de que la mayoría de criminales en serie fue víctima de abuso infantil, no siempre es una constante. Lo desconcertante es que también surgen asesinos en familias aparentemente más normales. 

¿A qué se debe? La única explicación es que existen personas que nacen predispuestas al crimen. Nada ni nadie es culpable directo en las tragedias por venir. 

A pesar de haber tenido una infancia relativamente tranquila, sin abuso ni golpes, Jeffrey Dahmer se convirtió en uno de los asesinos en serie mas famoso del mundo. Pocos hombres han causado tanto horror por lo grotesco de sus crímenes sexuales; a tal grado que los preparativos para llevar a cabo el juicio fueron largos y exhaustivos. 

En su libro A Father’s Story, Lionel Dahmer, padre de Jeffrey, relata que la madre de éste tuvo un embarazo complicado y la culpa en parte por lo sucedido. Tras numerosos episodios de histeria e hipocondría, durante los cuales la mujer experimentaba rigidez y convulsiones, Lionel supone que interfirió en el sano desarrollo de Jeffrey. También piensa que posiblemente el cuerpo de Joyce haya sentido rechazo presintiendo el inmundo ser que se gestaba en su vientre. Sin duda que algo estaba mal, pero jamás sabremos el qué. 

Existían serias dificultades en el matrimonio Dahmer. Suficientes como para alejar del hogar a Lionel, un químico que se refugió en el trabajo y en el estudio para evadir el estrés familiar. Bajo la perspectiva que da el tiempo, Lionel admite que el lado oscuro de su personalidad estaba fielmente plasmado en Jeffrey, por no decir que aumentado y corregido. 

De ser un niño radiante y feliz, Jeffrey comenzó a crecer retraído, inclusive su cabello se tornó oscuro, a la par que sendas sombras cubrían su mirada. Alguna vez, padre e hijo descubrieron los huesos de un pájaro en el jardín de casa. El pequeño Dahmer quedó profundamente interesado en ellos. Situación que no preocupó mayormente a Lionel. A los trece años Jeffrey mencionó a su padre que deseaba hipnotizar a una chica, para tomar total control de la misma. Fantasía que fue pasada por alto. 

LOS TRES FACTORES PRESENTES

Curioso pero estos tres factores que mencionaremos están casi siempre presentes en el historial de un asesino en serie. 

  - Piromanía 

  - Crueldad con los animales 

  - Incontinencia 

Usualmente la piromanía representa una actividad de estimulación sexual. La rápida destrucción de la propiedad material es para el piromaniaco de igual intensidad que la destrucción de otra vida humana. En realidad, «el otro» no es mas que un objeto, un símbolo para el asesino en serie. Por lo que el cambio entre prender fuego y asesinar es muy fácil para estos criminales. Famosos pirómanos: Peter Kürten, David Berkovitz y Joseph Kallinger. 

Torturar animales es otra de las más claras señales de alarma. Porque se entiende que ésta no es mas que una práctica para el incipiente asesino. Paralelamente, lastimar a los compañeros, refuerza los patrones de soledad en el infante, por lo que libera su estrés contra seres indefensos. Sacan la furia que llevan dentro, pero evitando molestas consecuencias sociales. 

Kemper, cruel asesino de doce jóvenes, enterró vivo al gato familiar, para después sacarlo y cortarle la cabeza. Dahmer, el “carnicero de Milwaukee”, era conocido por su crueldad hacia los perros; los decapitaba y colgaba las cabezas en palos junto a su casa. 

Pero no todos los asesinos en serie torturan animales; otros, en cambio los adoran... tal es el caso de Dennis Nielsen que no quiso que su perro (Bleep) atestiguara su detención, nada mas por pura vergüenza. El torturador sádico, violador y asesino Christopher Wilder, cuyos horrores se recuerdan todavía en EEUU donó mucho dinero al fondo para salvar a las ballenas y delfines. 

Pero hay una tercera característica sorprendente. Orinar la cama, es uno de los síntomas mas desconocidos, dada su naturaleza íntima. Sin embargo esta estimado que 60% de los criminales en serie orinaron sus camas aún llegada la adolescencia. 

Cosa notable si consideramos que personas con lesiones cerebrales y retraso logran contenerse a una edad aceptable. Por el contrario el asesino en serie siendo una persona «normal» y a veces extremadamente inteligente no logra controlar esta situación. 

¿DEMASIADOS O DEMASIADO POCOS ASESINOS EN SERIE

Aunque muchos años de «formación», son componentes fundamentales en la conducta del asesino. No pueden ser, la única fuente para llevar a la persona al extremo del asesinato. Con tal de ganar simpatía el asesino en serie siempre culpará a sus padres, al entorno infantil, etc. 

Si solo eso bastara para fabricar asesinos en serie, ¿con cuántos no estaríamos lidiando ya en este momento? Debemos encontrar otras explicaciones además de la tríada fatídica (piromanía, crueldad hacia los animales e incontinencia urinaria). ¿Será cierto que algunas naturalezas están predispuestas para el asesinato a causa de un gen de más, el XYY? 


[recuadro fuera de texto]

IRAN: EL ULTIMO ASESINO EN SERIE

Confiesa haber dado muerte a 16 mujeres

Said Hanai, es el último asesino en serie capturado por la policía iraní. Hanai, un obrero de la construcción de 38 años, ha confesado haber asesinado a dieciséis mujeres en la ciudad iraní de Mashah. El portavoz de la policía explicó que tenía problemas mentales y de impotencia. 

Llamado por los medios de comunicación de su país “la araña asesina”, Said Hanai fue detenido el 23 de julio pasado. Así pudo darse por concluida la investigación sobre el misterioso asesino que azotó durante un año la región de Mashad, al noreste del país. 

Hanai, un obrero de la construcción de 38 años, casado y con tres hijos, confesó haber matado en los últimos doce meses a 16 de las 19 víctimas, todas ellas mujeres de entre 20 y 50 años. La mayoría de mujeres asesinadas se dedicaba a la prostitución y eran o habían sido toxicómanas. ¿Quién asesinó a las otras 3 mujeres? La fama obtenida por Hanai en los medios de comunicación que explicaron detalladamente su método para ejecutar los crímenes, hicieron que otros tres asesinos mataran a tres mujeres copiando su técnica. En los tres casos fueron detenidos previamente. 

Los asesinatos se extendieron del 28 de julio de 2000, al 22 de julio pasado. El primer cuerpo que apareció fue el de Afsaneh, una prostituta veterana de 30 años, a los pocos días se encontraron los cadáveres de otras dos y entre diciembre y enero, cinco cuerpos más imposibilitaron que la oleada de asesinatos fuera mantenida en secreto. El diario local “Jorasan” empezó a hablar de la presencia en la zona de un “serial killer” al que llamaron “la Araña” por la particular forma en que las mujeres quedaban atrapadas.  La técnica era siempre la misma, el asesino estrangulaba a la víctima con su propio pañuelo y luego abandonaba los cuerpos arrojándolos a la cuneta y envueltos en el chador (velo islámico). Nunca abusó sexualmente de ellas, solo las asesinaba movido por impulsos religiosos... La ciudad de Mashad, literalmente quiere decir, “lugar de martirio”. 

El impacto que estos asesinatos han causado en Irán es indescriptible, no solo por la brutalidad de los hechos en sí, sino por que ha revelado que bajo la estricta legislación islámica que prohíbe la prostitución y la droga, ambas gozan de buena salud. Sin embargo, los sectores más integristas del régimen iraní se niegan a reconocer la realidad. 

Said Hanai fue ahorcado en 2002. Dos días antes de su detención 9 condenados a muerte fueron ahorcados en Teherán y Shiraz. Tres más lograron salvarse gracias a un indulto de última hora. En Irán la pena de muerte fue restablecida en 1979 con la revolución islámica del Imán Jomeini y está aun vigente en especial para traficantes de droga y asesinos. El reo solo puede evitarla si los familiares de la víctima le perdonan públicamente. Alguien no perdonó a Hanai

(c) Ernesto Milá - info|krisis - ernesto.mila.rodri@gmail.com - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

 

Duelo y petición de ayuda

Duelo y petición de ayuda

Ayer por la tarde falleció, después de una rápida e inesperada enfermedad, mi cuñada. No se trataba de una mujer mayor (45 años), ni nunca en su vida había tenido malos hábitos de vida. Nunca bebió alcohol, nunca fumó y nunca se drogó. Mujer fuerte, con dos hijos que nacieron sin dificultades, no era, desde luego, la candidata a morir de un cáncer de hígado con metástasis en el intestino. Y sin embargo así ha sido. Descanse en paz y que el Sol acoja su espíritu. No escribo estas líneas como lamento (lloramos de pie a nuestros muertos y sentimos su presencia por toda la eternidad), sino porque me han sorprendido varios aspectos de esta enfermedad que me gustaría compartir con vosotros.

Sorpresa: ¿está claro el origen de los cánceres?

La primera sorpresa es que ningún médico nos ha preguntado por los hábitos de vida de la fallecida. Nadie parece –ni siquiera a título personal– querer investigar porqué una persona que no tenía edad ni características para adquirir esa enfermedad, bruscamente, muere. Nadie entre la clase médica parece interesado en tener elementos estadísticos que contribuyan a aclarar de dónde procedió la enfermedad y, lo que es peor, por qué  en estos momentos se está produciendo una oleada de este tipo de cánceres entre personas de edades intermedias.

Desde que se manifestó la enfermedad, en conversaciones con amigos y conocidos he podido saber que son muchos los afectados por el cáncer y que rara es la familia en la que no se ha manifestado en alguna ocasión. Ayer mismo, una amiga brasileña que acababa de perder a su cuñado hace apenas cuatro días me comentaba que, en todo el mundo, tres de cada cuatro personas mueren de cáncer. Eso no ha ocurrido siempre: es una enfermedad propia de la modernidad. Un verdadero signo de los tiempos.

La cuestión clave es que si este tipo de enfermedad tiene una incidencia extrema en la actualidad, pero no en tiempos históricos, se debe a que hoy existen uno o varios elementos que la generan. Y esta es la duda: ¿qué elementos desencadenan una enfermedad de este tipo? No me importan los avances en la lucha contra el cáncer –me da la sensación que la oleada de cánceres es muy superior a tales avances. Me interesaría más que se nos dijera cuáles son los orígenes y los desencadenantes de la enfermedad a fin de poder prevenirla. Y aquí, lo que existe es un inmenso vacío y una inmensa duda.

¿Polución electromagnética?

Ayer murió en EEUU una mujer con 115 años, hoy he visto en las noticias que otra mujer de 105 años era capaz de nadar 1.500 metros en una piscina. Esto quiere decir que el nivel de vida actual, las comodidades, los adelantos médicos, tienden a prolongar la vida. No se trata de que “vivamos más”, sino que se ha logrado reducir la mortandad infantil y eso hace que, estadísticamente, dé la sensación de que “vivimos más”. Lo cierto es que están muriendo gente de edades intermedias por enfermedades propias de la modernidad.

En diciembre estuve en la península de Nicoya en Costa Rica, uno de los “puntos azules” del planeta en donde encuentras con facilidad abuelos de 100 años o más. Cuando le pregunté a un familiar –médico costarricense– a qué se debía esa longevidad me la resumió: vida tranquila, alimentación natural y entorno familiar estable. Seguramente es verdad y tales son las claves de una vida agradable. La serenidad de ánimo, la alimentación sana, un entorno en el que la persona está libre de tensiones y se sienta protegida por la estructura familiar tradicional, pesan mucho en la ecuación personal y en la resistencia contra las enfermedades. Hay que decir, que la Península de Nicoya no es una zona atrasada del planeta: existe cobertura telefónica, transformadores eléctricos, líneas de wi–fi, llega las ondas electromagnéticas como en cualquier otra zona del planeta. Así pues, si bien es cierto que es muy posible que la incidencia de los cánceres tenga algo que ver con la “polución electromagnética” (y que vale la pena prevenirse de ella: no utilizar en exceso telefonía móvil, evitar la proximidad de antenas de telefonía o de transformadores eléctricos, etc.), da la sensación de que existen otros elementos “coadyuvantes” para el desarrollo de los cánceres y otros que los “bloquean” (y que están presentes en esos pocos “puntos azules” del planeta).

Parece demostrado que lo que se ha llamado “polución electromagnética” tiene que ver con determinadas dolencias y cánceres. Nada más inseguro que la instalación de una antena de telefonía o de un transformador en las inmediaciones de nuestro hogar. Nada más inseguro que las sobredosis de telefonía móvil. Pero ¿hasta qué punto? ¿a partir de cuántos minutos al día empieza a ser peligroso hablar por teléfono? ¿y el wi-fi? ¿afecta a nuestros genes? Preguntas sin respuesta. Resulta imposible creer los “estudios tranquilizadores”: si ahora hay enfermedades en número y densidad muy superior a otros tiempos es porque estas enfermedades tienen que ver con “algo” que está presente en la modernidad y era desconocido hace 40 ó 50 años…

Lo que sí parece cierto es que allí en las proximidades de dónde se encuentra alguna antena de telefonía, los cánceres han aumentado. Estos días, en el funeral de mi cuñada, me han hablado de varios casos conocidos directamente.

La “ecuación personal” ante el cáncer

Otra certidumbre es la de que existe una “ecuación personal” de respuesta ante los cánceres y que, en buena medida, depende del carácter. Me da la sensación de que el cáncer avanza mejor entre determinadas formas de ser y que, un carácter capaz de controlarse a sí mismo, estable, apacible, optimista, consciente de sí mismo y, en cualquier caso, activo, opone más resistencia al cáncer que un carácter bilioso, amargado, pesimista o resentido. No era éste el carácter de mi cuñada, pero sí es lo que parecen afirmar algunos estudios. Me queda la certidumbre de que hay una “conexión” psico–somática entre la enfermedad y los procesos mentales del cerebro, pero me veo incapaz de establecer los límites y las características de esta conexión: sí parece cierto que alguien optimista tiende a vivir más y mejor que un tipo sombrío y pesimista. Parece también cierto que la gente activa se ve libre de determinadas enfermedades (aunque corre el riesgo de accidentes cardiovasculares). Y parece también comprobado que caracteres estables, serenos, apacibles se ven menos sacudidos por determinadas dolencias.

El drama no es solamente la aparición del cáncer entre las edades intermedias; la prolongación de la vida y el hecho de que hoy sea relativamente frecuente la presencia de gente que llega a los 90 o 100 años, ha hecho que en esta franja de edades, e incluso a partir de los 60, hayan ido aumentando los casos de locura senil, los procesos degenerativos del cerebro, el alzheimer, el parkinson, etc. Y esto también da qué pensar: no se trata solamente de aumentar la esperanza de vida, sino también y sobre todo aumentar la calidad de la vida. Creo que en este terreno, cerebros activos están más resguardados de estas dolencias que los cerebros que, llegados a un punto, viven en la resignación o en la indiferencia ante lo que les rodea. Pero no me cabe la menor duda que estas enfermedades son también productos de la modernidad y el estilo de vida modernos.

Alimentación con vermicidas, fungicidas, insecticidas, plaguicidas…

Y luego está la alimentación. No sabemos lo que comemos. Lo sé porque he vivido en el campo en varios períodos de mi vida y conozco la diferencia entre la alimentación “natural” y la fabricada en serie o de manera intensiva. En muchas ocasiones he contado que en Francia teníamos dos vacas que se alimentaban solamente con heno, con grano y con la hierba que comían y daban una leche que bebí durante seis meses sin hervir, recién ordeñada,  sin encontrar el más mínimo problema. Nosotros mismos fabricábamos nuestra propia mantequilla, junto a la cual, la que servían en los hoteles parisinos, era lo más parecido  parafina… Más adelante, en Tavertet, los pollos que nosotros mismos criábamos eludiendo piensos de engorde, tenían un sabor y una textura muy diferente a los pollos de supermercado. Los huevos de las gallinas, con yemas consistentes y rojizas, son la antítesis absoluta de los que se compran por ahí. Y en cuanto a los tomates y las hortalizas que cultivamos en Villena, me dieron unos aromas y unos sabores que hacía tiempo que no recordaba. Hoy no sabemos lo que comemos, ni cómo se ha cultivado, ni de dónde procede, ni siquiera lo que contiene. Y esto en un momento en el que la “trazabilidad” (para los alimentos europeos, no para los marroquíes) y el etiquetado (no, desde luego para los alimentos que proceden de china), atosigan a nuestros agricultores.

Pero las necesidades de la producción y las nuevas técnicas de cultivo generan las mayores dudas: no se trata solamente de los transgénicos, sino de las nuevas técnicas de cultivo (los cultivos hidropónicos que hacen que todo lo cultivado tenga sabor a agua a pesar de que su forma sea la de un tomate, una fresa, una lechuga; los cultivos bajo plásticos que precisan sobredosis de plaguicidas, vermicidas, fungicidas, etc.) y de los abonos que se utilizan (y que generan metabolitos si no se respetan los plazos de espera… ¿y quién nos asegura que un agricultor marroquí o chino los respeta?), los que, sin duda tienen una incidencia segura en el desarrollo de los cánceres.

El problema de los aditivos químicos

Y, finalmente, están los aditivos químicos. Seguimos sin saber lo que comemos y el que nos coloquen referencias del género “E–301”, “E–305”, no dicen nada sobre lo que contiene ese alimento. En algunos casos –los esmaltes de las latas de conserva– se tiene claro que generan espermatozoides vagos y masacran el semen. Se sabe, pero no se prohíben. Y se sabe desde hace 15 años. Estando en Canadá, vimos un programa sobre seguridad alimentaria. Canadá es uno de los países del mundo con más seguridad alimentaria. Allí se prohíben alimentos que tardan cinco e incluso quince años en prohibirse en España. Varios nutricionistas estaban de acuerdo en que lo mejor era, ante la duda, no comer siempre los mismos alimentos, eludir aquellas bebidas que contengan “aspartamo” (uno de los aditivos más frecuentes en las bebidas gaseosas e incluso entre zumos envasados) y diversificar al máximo la alimentación para diluir al máximo los riesgos. El problema no es solamente la obesidad que la “bollería industrial” puede generar, sino los aditivos que nos tragamos.

El capitalismo puede matar. El estilo de vida puede matar. La tecnología puede matar.

¿Mi impresión general? Que si la clase médica no pregunta por el estilo de vida del afectado por el cáncer es porque ya está demasiado claro –e incluso es posible que existan informes a disposición del público– cuál es su origen. En 1987 colaboré en la elaboración de un libro sobre el síndrome tóxico, escrito por la corresponsal del Der Spiegel en España. La tesis era que la intoxicación atribuida al aceite de colza derivaba de una intoxicación por organofosforados que partió de un bancal de tomates en Roquetas de Mar (Almería), cuando un agricultor utilizó un productor químico para regar sus tomates y no respetó los plazos de seguridad. Recuerdo que el libro estaba muy bien estructurado, en absoluto conspiranoico, sino realizado con una lógica cartesiana. La conclusión era que las multinacionales de químicas habían impedido que se conociera la verdad. Y hemos llegado al quid de la cuestión: el capitalismo atentando contra la salud.

Seamos claros: en un momento histórico en el que la clase política come de la mano de las multinacionales, de los “señores del dinero” y de las grandes corporaciones industriales (tal es el primer efecto del neoliberalismo), NINGÚN POLÍTICO sería capaz de extender una orden de prohibición de algún producto químico o de limitar la polución electromagnética, SI TAL PROHIBICIÓN PUDIERA GENERAR LA DISMINUCIÓN DE LA CUENTA DE BENEFICIOS DE UNA GRAN CORPORACIÓN. Y es que el capitalismo MATA. Lo ha hecho desde la primera generación manchesteriana. Lo ha hecho cuando ha precisado de guerras para reactivar la economía. Y lo sigue haciendo ahora que el dinero manda a la política. NUESTROS GOBIERNOS ESTÁN PERMITIENDO PRÁCTICAS QUE NOS ESTÁN MATANDO. Lo hacen por omisión y, sobre todo, practican una política del avestruz impidiendo investigar en determinadas direcciones.

La única realidad y unas peticiones que os agradecería contestarais

Un familiar muy querido ha muerto, esa es la única realidad final. Lo ha hecho cuando no “le tocaba”. Lo ha hecho como muchos que mueren de cánceres de los que nadie parece querer conocer su origen y sus elementos desencadenantes.

Quisiera pediros vuestra opinión: a qué atribuís esta oleada de cánceres, no lo que dicen los medios, sino las conclusiones personales a las que vosotros habéis llegado (porque no tengo la menor duda de que muchos, casi todos, sin duda, tendréis algún amigo, familiar, vecino, compañero de trabajo o de estudio, conocido, que haya fallecido en las mismas circunstancias).

Quisiera pediros vuestras opiniones sobre el origen de esta oleada de cánceres, qué creéis que los provoca, a qué atribuís las muertes de vuestros seres queridos por esta enfermedad… cualquier cosa que pudiera sugerir algún tipo de explicación para poder prevenir esta enfermedad.

 

Creo haberos expresado las intuiciones que estos días he tenido al hablar con otros amigos y familiares de mi querida cuñada muerta tan joven. Sí, ya sé que todas estas opiniones son subjetivas y que no se trata de una investigación científica, pero no hay que olvidar que, muy frecuentemente, de la observación de una multiplicidad de casos, pueden desprenderse leyes comunes. No tengo la menor duda de que la clase médica tiene su opinión, pero que nadie quiere jugársela: las multinacionales de químicas, de farmacia, de alimentación, de comunicaciones, de electricidad, mandan… y nadie quiere enfrentarse a ellas directamente. Pero cuando uno tiene casi 3.000 “amigos” en Facebook, estamos antes un número suficiente como para que las opiniones vertidas aquí sirvan para algo o al menos indiquen “intuiciones” de las que puedan desprenderse normas de comportamiento, evitar tomar determinados alimentos o utilizar determinadas tecnologías.

(c) Ernesto Milá - infokrisis - ernesto.mila.rodri@gmail.com

 

 

 

 

 

 

Comeos los unos a los otros

Comeos los unos a los otros

La religión del canibalismo y de los sacrificios humanos.- En junio de 1980 fue detenido en París Isei Sagawa, estudiante. Había cortado las nalgas de su amiga holandesa, a la que acababa de matar, con un cuchillo eléctrico -made in Japan, por supuesto- y las había cocinado al curry. Unos años antes los supervivientes del avión de LAN Chile desaparecido en los Andes revivieron el drama de la balsa del "Medusa" inmortalizado por el cuadro de Louis David. En ambos casos supervivientes de una catástrofe debieron devorar los cadáveres de sus compañeros para poder no morir de hambre. Sin embargo, estos tres casos son atípicos en relación al canibalismo y a los sacrificios humanos.

 En Noviembre de 1995, el alpinista César Pérez de Tudela, junto al profesor Vicente Martínez, especialista en tribus indígenas, se toparon en Nueva Guinea con lo que parece ser la última tribu de caníbales identificada. Con el apoyo institucional del Príncipe de España y de la Comunidad Autónoma de Madrid, esta expedición supuso un verdadero hallazgo antropológico. Después de un mes de búsqueda y de indecibles penalidades, Pérez de Tudela y Vicente Martínez, encontraron poblados situados en las fuentes de los ríos de Irian Jaya en Nueva Guinea, cuyos habitantes, desnudos y viviendo en los árboles, jamás habían tenido contacto con la civilización. Las autoridades tenían ligeros indicios de que aun practicaban la antropofagia. La expedición española vio numerosas cabezas cortadas a las que habían devorado partes de sus cuerpos. Un misionero desaparecido en esa zona meses antes había sufrido idéntica suerte. Al ser nómadas, estas tribus son de difícil localización; las regiones que recorren, muy insalubres, están habitualmente azotadas por la malaria. Pérez de Tudela y sus acompañantes, habían encontrado a los últimos caníbales del planeta. Hubo un tiempo en que la costumbre de comerse los unos a los otros estuvo extraordinariamente extendida...

Una vieja leyenda guineana explica que un halcón sobrevoló la cabaña del jefe de una tribu centroafricana y dejó caer en el caldero el trozo de carne que llevaba entre las garras. El reyezuelo quedó encantado con el guiso y ordenó a su cocinero que lo reprodujera. Como éste no pudo, el rey le cortó la cabeza y la arrojó al caldero; solo entonces su paladar se vio satisfecho. Tanto le gustó el guiso que cada día sacrificó a un esclavo; cuando estos se agotaron, continuó enviando al caldero a sus vecinos, luego a los familiares y, finalmente, él mismo cortó trozos de su propia carne para cocinar con ellos el suculento menú...

La moraleja enseña que el canibalismo solamente es permisible si se somete a unas reglas capaces de contenerlo en los límites de lo sagrado. El canibalismo es tan viejo como el hombre; no se ha practicado en todas las culturas, pero aun hoy sigue vivo y activo en rincones olvidados del planeta. La incidencia del canibalismo es irregular; una tribu lo practica y la vecina lo ignora. No puede atribuirse a un déficit de proteínas, no es, desde luego, una peculiaridad gastronómica sino un acto religioso. El canibalismo es una forma de sacrificio humano y por tanto, también un acto sagrado. Sacrificar quiere decir exactamente "hacer sagrado". El canibalismo es una forma extrema de sacrificio humano en la que, no solo los dioses se benefician del alma, sino que los hombres aprovechan la vitalidad de la víctima. Ninguno de estos ritos están motivados por la crueldad, sino por la piedad: la víctima, al ser sacrificada, obtiene un destino mejor que el que le esperaba en vida, entra en contacto con el mundo de los dioses; la comunidad, por su parte, gracias al sacrificio, restablece el equilibrio cósmico y satisface a los dioses tutelares.

PARA QUE SACRIFICAR

Los motivos que llevan a un pueblo a realizar sacrificios humanos o a practicar canibalismo son diversos. Todos revisten la forma de actos litúrgicos si bien su intencionalidad es diversa. En general, el sacrificio humano intenta restablecer un equilibrio que se ha roto o asegurar la renovación de un ciclo que ha terminado. James Frazer ha visto en estos ritos un culto al Dios-año. Sacrificar supone, también, compensar. El sacrificio humano sacia la voracidad de los dioses y disminuye las tensiones de la sociedad. En ocasiones la misma víctima entendía que su sacrificio era necesario. Los europeos que asistieron a estos ritos en África se sorprendieron de la resignación y aceptación con que la víctima asumía su muerte. Los japoneses hasta no hace mucho se arrojaban con sus aviones sobre los barcos americanos del Pacífico, sin que nada perturbara su vida normal durante las semanas de espera; otro tanto ocurre actualmente con los comandos suicidas terroristas. En la antigüedad romana, un rito importado de Iberia, la "devotio", consistía en el sacrificio de un líder para obtener un triunfo, adorar al emperador o evitar una catástrofe. En el 362 a. de JC, por ejemplo, se abrió una grieta cerca del Foro, consultados los arúspices concluyeron que solo se cerraría si Roma arrojaba al mismo su tesoro más preciado. Curcio, armado y a caballo, tras rezar devotamente, saltó al foso. El sacrificio de uno -voluntario o forzado- beneficia a muchos. 

Fenicios y cartagineses sacrificaban al dios de la guerra para obtener victorias. Cartago llegó a ofrecer en holocausto 200 hijos de su nobleza para pedir a Baal la victoria sobre Roma. Otros pueblos creen que la sangre humana bastará para detener epidemias. En un tiempo muy arcaico, en Escandinavia, se sacrificaban niños para detener la peste y más recientemente los incas utilizaban víctimas de entre 6 y 8 años. La fertilidad es otro de los efectos buscados mediante el sacrificio. Sangre y fragmentos de las víctimas fueron desperdigados por los campos en la India hasta el siglo XIX, buscando la exuberancia de las cosechas. En culturas africanas, humores y órganos de la víctima -frecuentemente niños- son utilizados en la preparación de brebajes mágicos. En 1949 fueron juzgados varios brujos de Leshoto por sacrificar a niños y utilizar sus órganos, una vez calcinados, para elaborar pócimas que debían traer virilidad a los varones de la tribu. También el orgullo y la posición social exigían sacrificios. El poderoso no quería emprender solo el viaje al más allá, sino mostrar su poder en el otro mundo. Era una cuestión de "imagen". En China el año 506 a. de JC, Chu, un hombre notable, fue enterrado con cinco carros y cinco hombres vivos. La práctica de enterrar servidores reales sobrevivió hasta el siglo XIV durante el reinado de la dinastía Ming. A partir de entonces los nobles fueron enterrados con muñecos que, mediante un ritual mágico, eran dotados de alma. En Japón se enterró a Yamato-Hiko, hermano del emperador con su séquito, vivo por supuesto; las crónicas cuentan que "Tardaron varios días en morir y se les oía gemir y llorar".

En ocasiones resulta difícil distinguir entre una pena impuesta por un delito y un sacrificio humano. ¿Cómo hay que llamar a los autos de fe inquisitoriales? ¿O cómo debemos considerar el sacrificio de dos soldados por Julio César en el año 46 a. de JC, para castigar un motín y aplacar al dios de la guerra? Tras el terrorismo ciego e insensato ¿acaso no existe un poso fanático? La propia palabra fanático es significativa, procede de "fanum", templo. Lo irracional del terrorismo entronca con la concepción ancestral de los sacrificios humanos que persiguen obtener algún beneficio mediante el ofrecimiento de vidas humanas. 

BUENAS RAZONES PARA COMER AL VECINO 

El canibalismo estaba motivado por razones diversas. Buscaba obtener un efecto preciso. En general, se trataba de absorber la energía vital del difunto que unos pueblos situaban en el hígado, otros en el corazón, algunos en el cerebro y muchos en la sangre. El mito de los vampiros, en el fondo, no es sino una variante del canibalismo, donde lo que se absorbe es el fluido vital que se vehiculiza en la sangre. Algunos pueblos primitivos que practican cultos totémicos, tras matar al animal-tótem, comen alguna de sus partes, frecuentemente su sangre. Los virólogos tienen la certidumbre de que estos ritos totémicos en África Central provocaron la transmisión de enfermedades infecciosas al hombre; esta es al menos la hipótesis oficial sobre el origen del S.I.D.A., que luego los inmigrantes trasladaron al Caribe y de ahí, vía EEUU, se universalizó. 

En ocasiones se trata de poner al difunto al servicio del brujo o chamán. Algunos cultos afro-brasileños o afro-caribeños siguen realizando estos rituales bárbaros, tal como demuestra la película "Perdita Durango". Se trata de ofrecer a la víctima una muerte horrenda en la que interesa que sufra lo más posible y se mantenga consciente hasta el final de su martirio. Con ello se pretendía que el alma del muerto tuviera miedo del sacerdote sacrificador y aceptara ponerse a su servicio. Otras culturas consideraban que el alma de los difuntos se apegaba a los huesos y solo mediante el sufrimiento se desprendía de ellos para cumplir el encargo mágico que se le requería.

En todos estos casos el momento clave del sacrificio era aquel en el que la víctima expiraba: ahí coincidía un momento en que el mundo de los vivos entraba en contacto con el de los dioses, con la víctima como emisario y puente.

Los antropólogos creen que el sacrificio de animales precedió al de seres humanos y fue solo cuando se abandonó el totemismo -culto a los tótems, animales frecuentemente- para concebir un dios antropomórfico que los sacrificios de animales dieron paso a los sacrificios humanos: el dios pedía la sangre de lo que era semejante a él. En algunas formas de concebir estos sacrificios humanos, la víctima no solamente era intermediario entre Dios y la Humanidad, sino que pasaba a ser la encarnación misma del dios.

NUESTRAS PARTES MÁS SABROSAS 

Hoy nadie duda que el canibalismo no sea una excentricidad dietética, ni la búsqueda de un complemento proteínico, sino un rito sagrado. No todas las partes del cuerpo son igualmente apreciadas. En Nueva Guinea, quien mataba a alguien tenía el derecho de comer su hígado; allí residía el "espíritu" del difunto. En el Norte de Nigeria, la cabeza de la víctima estaba reputada de ofrecer masculinidad. Entre los yoruba solo el rey tenía derecho a comer el corazón. Los ritos caníbales de los indígenas de Nueva Guinea horrorizaron al Capitán Cook; pudo ver como el sacerdote oficiante comía los ojos de la víctima; en Java se los tragaba, mientras que en Hawai la cabeza y las extremidades eran seccionadas y distribuidas entre los jefes de los clanes y el resto del cuerpo, troceado, se repartía entre los inferiores. Sorber el cerebro del muerto es una tradición que aparece en distintos pueblos del paleolítico, incluso en Europa. 

El canibalismo nunca ha desaparecido del todo en África. Se sabe que Bokassa, el improvisado emperador centroafricano, o el dictador guineano, Macías, solían practicar la antropofagia para fortalecer su poder y dominio sobre la comunidad. Del "emperador" Bokassa se cuenta que llegó a ofrecer, el día de su coronación, un manjar exquisito preparado con carne humana al entonces presidente de la muy racionalista República Francesa, Valery Giscard d'Estaing. Lo más terrible es que se cuenta que Giscard no rechazó el guiso. En cuanto a Macías debió afrontar la acusación de canibalismo en el proceso que lo condenó a muerte. Hoy se tiene la certidumbre de que el canibalismo experimenta un nuevo y extraordinario revival en algunas zonas del interior del África Subsahariana. 

Cocida, cruda o a la brasa, la carne humana se ingiere según complicados rituales religiosos. En el Zaire, poco antes de la independencia, un oficial belga fue hecho prisionero, despedazado y comido crudo. Mas sofisticación gastronómica tenían los ritos caníbales practicados en las riberas del río Magambi; allí los mercados de esclavos ofrecían seres humanos depauperados cuyos compradores los engordaban para luego devorarlos en el curso de rituales bárbaros. En Nueva Guinea se cocía a la víctima, pero el rito solo podía realizarse en un manantial de agua hirviente; no valía utilizar el consabido caldero. Entre los ganawuris la carne de sus prisioneros solo podía ser devorada por los ancianos, los jóvenes solo tenían derecho a untarse con el caldo oleoso surgido de la cocción. Los guerreros zuperis daban las cabezas de las víctimas a sus padres y ellos se limitaban a lamer la sangre que rezumaba. 

LOS NIÑOS PRIMERO... 

En las ruinas de Cartago, cerca de Túnez, los arqueólogos descubrieron los restos de 6000 niños carbonizados; al parecer los cartagineses habían realizado allí sacrificios al dios Baal cuando presintieron la derrota contra Roma en el curso de la Tercera Guerra Púnica. Sus primos hermanos, del otro extremo del Mediterráneo, los judíos, practicaron abundantes sacrificios de niños. Al llegar a la tierra prometida, los judíos, siguiendo las costumbres egipcias, apenas practicaban sacrificios humanos. Sin embargo, antes y después de su paso por la tierra de los faraones destacaron como implacables sacrificadores. Se conoce la historia bíblica de Abraham a punto de sacrificar a su primogénito, Isaac; la orden divina sorprendió al patriarca, más por tratarse de su hijo, que por ser un sacrificio humano. Una vez en Palestina, el culto a Iahvé se confundió en algunos períodos con el culto a Baal, dios sediento de sacrificios humanos. Ezequiel se lamentaba de que Israel sacrificara su prole a ídolos paganos. En el siglo VIII a. de JC alcanzaron su punto culminante y solo cesaron con la destrucción del Templo. El lugar de sacrificios se llamaba "tofet", de "tofin", estrépito; en efecto, para acallar los gritos de los niños sacrificados, se hacían sonar estruendosos instrumentos. 

Hasta principios de este siglo, prosiguieron las sospechas de que el pueblo judío realizaba sacrificios humanos. Grupos antisemitas afirmaron que el propio hijo del famoso aviador Charles Limberg, había sido muerto por su secuestrador, Bruno Hauptman, en el curso de un sacrificio ritual. Julius Streicher, dirigente del partido nazi, escribió un libelo sobre los "Crímenes Rituales Judíos" que fue reeditado en Argentina en el período de la Junta Militar, en plena "guerra sucia". Se trataba de una acumulación de medias verdades, rumores e informes de escasa credibilidad. La sombra del sacrificio de niños ha perseguido siempre a los judíos; recuérdese el caso del "Santo Niño de la Guardia" o de Santo Dominguito de Val, arquetipos de la leyenda urbana medieval y renacentista en función de la cual se justificaron "pogroms". Siempre, el tema es el mismo: un niño cristiano, menor de siete años, secuestrado por judíos, al que le infringen las mismas torturas y muerte descrita en la pasión de Cristo. En Barcelona, se repite la misma leyenda en la figura de San Mauret, crucificado por los judíos en el barrio del Call. 

Los sacrificios de niños no son cosa del ayer. En 1909 las tropas coloniales inglesas detuvieron a varios individuos en Bombay acusados del horrendo crimen para obtener la fertilidad de sus mujeres. En 1924, también en la península indostánica, se ofrecían niños a Thlen, diosa-serpiente, como alimento para que la familia prosperase; si la diosa no tenía esa satisfacción, traía el hambre y la enfermedad. Lo más espeluznante, según se evidenció en el juicio que tuvo lugar en Assan, era que antes del sacrificio se les cortaba a los niños las yemas de los dedos con unas tijeras de plata. En otros lugares se sacrificaba al primogénito, recién nacido, para congraciarse con la diosa de la fertilidad y obtener abundante descendencia.  Más terrible si cabe era la costumbre dravídica de inmolar a hijos de familias humildes, para que pudieran concebir las madres de los pudientes. Se quemaba a los niños y  el humo debía ser olido por las mujeres que deseaban concebir. En Australia la madre mataba y devoraba al primer hijo para obtener más. En la India pre-védica, si una mujer tenía hijos y quería más, debía sacrificar al primero. Los thugs, feroces sacrificadores, también sacrificaban al primer hijo al dios de la destrucción, Mahadeo. 

El paraíso hawaiano no se vio libre de estas atrocidades. El infanticidio era frecuente y los recién nacidos las piezas más cotizadas. Se les consideraba los mejores intermediarios entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Pero fue en Méjico, donde una vez más, el frenesí de sacrificios humanos alcanzó su cénit, también entre los niños. En Tehuacán, a 200 km. de Méjico, se encontraron restos de niños quemados, con la cabeza separada del tronco. Los cráneos habían sido tostados tras sorberle los sesos. En Tlatelolco, un barrio del Distrito Federal, se encontraron dibujo de niños y adultos, con el pene perforado, desprendiendo sangre. Así se cultivaba la bondad del dios de la lluvia. En el momento del sacrificio, si los niños lloraban, sus lágrimas indicaban que llovería. 

El niño, por su corta edad, no es un ser "desgastado", su novedad es amada por los dioses. Así mismo, su nacimiento reciente indica que ha estado en contacto con los dioses en el período prenatal y es el mejor intermediario entre ellos y la humanidad. Ser niño en estas culturas no era ninguna ganga. 

PRIMERA PIEDRA Y PRIMER SACRIFICADO 

El enterramiento de niños y adultos, frecuentemente vivos, en los cimientos de los edificios fue la forma más antigua para consagrar y proteger edificios. Esta modalidad de sacrificio humano estuvo extremadamente difundida en todo el mundo. En todas partes se pretende que el alma del difunto proteja al edificio. En la ciudad birmana de Tavoy fueron encontrados cadáveres bajo los postes de entrada de la ciudad; se trataba de delincuentes enterrados vivos en agujeros para convertirlos en guardianes de la ciudad. La costumbre estaba extendida incluso por Europa Central. En 1906 se descubrieron bajo los cimientos del antiguo puente de Bremen en Alemania, el cadáver de un niño colocado allí para proteger la construcción. La costumbre de sacrificar un niño de padre desconocido y rociar con su sangre la tierra, aseguraba la protección del terreno sobre le que se edificaría un edificio. 

En China hay restos de cuerpos sacrificados en los cimientos de edificios, desde los primeros tiempos de la dinastía Chu (1028 a 256 a. JC). En Japón se enterraban hombres en los cimientos de los castillos, en puentes e islas artificiales. Se les llamaba "hitobashira", literalmente, postes humanos. Los judíos tenían idénticas costumbres. En la apocalíptica llanura de Megido se ha encontrado una muchacha de 15 años muerta y enterrada bajo un edificio; era mucho más frecuente el caso de enterrados vivos. Otro tanto ocurría en Tailandia, donde al construir una ciudad se apresaban entre 4 y 8 transeúntes que eran enterrados vivos bajo las puertas de la ciudad. Serían sus ángeles guardianes. 

Incluso en nuestro territorio se recuerdan tradiciones y leyendas que recuperan este tema universal. En el siglo XVIII se construyó el barrio barcelonés de la Barceloneta. Los escombros del Barrio de la Ribera, destruido tras la conquista de la ciudad por Felipe V, fueron arrojados al mar uniendo unos islotes surgidos por precipitación de las arenas traídas por los ríos Besós y Llobregat, con la costa. Dado que se había conquistado un territorio al mar, la diosa del lugar, "Dama Barceloneta", exigía sacrificios de niños. Cada cuatro años, un infante barcelonés era arrojado al mar en el interior de un pellejo de vaca. Así mismo, tras el primer incendio del Liceo, se decía que la tragedia ocurrió por no haber realizado el sacrificio expiatorio a los genios de la Tierra... 

Cuando esta costumbre universal fue desapareciendo, ese rito propiciatorio fue sustituido por la ceremonia de colocación de la primera piedra. Esa piedra cúbica sustituye -ventajosamente, por lo demás- a la vida humana; la piedra, contiene en su interior, una multiplicidad de formas, de la misma forma que en el cuerpo de la víctima existen todas las potencialidades del ser, truncadas por el sacrificio. 

DE LA ANTROPOFAGIA A LA TEOFAGIA 

El cristianismo y otras religiones mediterráneas sublimaron el sacrificio humano y el canibalismo. Respetando el principio de una víctima propiciatoria que se sacrifica por la comunidad, ésta le transfiere los pecados de la comunidad y su muerte restablece el equilibrio. Adonis muere víctima del jabalí, Pan es troceado, Osiris descuartizado, Atis muerto, Dionisos despedazado y resucitado, Cristo, finalmente, torturado, crucificado, muerto y resucitado. El tema del dios hecho hombre, sacrificado por la salvación del mundo es mucho más antiguo de lo que parece. El sacramento de la Comunión extraído del contexto que le es propio, aparece como una forma de teofagia, lo que se ingiere no es una parte de la víctima, ni siquiera la víctima hecha dios en el proceso de su sacrificio, sino más bien, la carne y la sangre del Dios hecho Hombre. Se trata de una variación sobre el mismo tema. 

El origen de la momificación es significativo. En un primer momento los egipcios practicaron el culto a la cabeza, más tarde, lo sustituyeron por la momificación cuyos ritos eran la copia exacta de los que Horus e Isis practicaron sobre el cuerpo de Osiris. Osiris, engañado por su hermano Seth, había sido despedazado; su esposa y su hijo, lograron recuperar trece de los catorce fragmentos del cuerpo de Osiris; les faltaba el sexo. Una vez recuperado el cuerpo de Osiris fue envuelto en vendas y resucitó en el reino de los muertos. No se tiene la seguridad de que los egipcios practicaran en algún momento el canibalismo. El hallazgo de huesos con restos de haber sido descarnados y huellas de dientes en el Egipto predinástico es poco significativo. En el año 3000 a. de JC el culto a los muertos alcanzó proporciones espectaculares en el Egipto de las primeras dinastías. El cráneo era la parte del cuerpo tratada con más cuidado; retirado el cerebro a través de los agujeros de la nariz, era cuidadosamente tratado al contener "materia anímica". 

Entre los mochicas, existía una siniestra ampliación del corte del cuero cabelludo practicado por los indios norteamericanos. Se despellejaba todo el cráneo de los prisioneros a excepción de una pequeña franja de piel y músculo que permitía mover las mandíbulas para alimentarse. Los presos, al no poder mezclar los alimentos con saliva y comer solo menús muy ligeros adelgazaban hasta lo indecible adquiriendo el aspecto de esqueletos y calaveras. Sin embargo eran tenidos como seres sagrados, pues se consideraba que encarnaban irrupciones del reino de los muertos entre los vivos. Su rango era similar al de la divinidad. 

Raros son los horizontes geográficos en donde en un momento u otro no se ha practicado la antropofagia o los sacrificios humanos. Europa no puede alardear de haber abandonado mucho antes que otros pueblos los sacrificios humanos: la costumbre ancestral expulsada por la puerta ha penetrado de nuevo por la ventana. Ayer se le llamó sacrificio humano, hoy se llama terrorismo. Una vez más se exige a víctimas inocentes el sacrificio por una noción abstracta -la "liberación nacional", cualquier fundamentalismo, una reivindicación de clase...- en la convicción de que sus muertes redimirán a la totalidad. La locura sigue siendo una irresistible prueba del conservadurismo humano que se resiste al cambio. 

QUIEN ESTE LIBRE DE CULPA QUE DÉ EL PRIMER MORDISCO 

Todos los pueblos de la tierra albergan un momento en el que sobre ellos planea la sospecha de haber practicado el canibalismo o realizado sacrificios humanos. En ocasiones estos se han abandonado para luego retornar con extrema ferocidad ante una situación nueva. En Roma desaparecieron en un tiempo muy temprano, casi en el período mítico, para reaparecer con posterioridad al irrumpir religiones orientales. En el ámbito nórdico-germánico hay pocas huellas más allá del sacrificio de Wotan en el Roble del Destino. Entre los pueblos mediterráneos fue muy frecuente y otro tanto entre las tribus dravídicas de la India. Los sacrificios humanos abundan más entre las culturas de carácter telúrico, totémico y ginecocrático, que entre las de carácter guerrero y viril. La Gran Madre exige muchos más sacrificios que el Dios Sol. Solamente en Mesoamérica se dieron sacrificios humanos al Sol. En Guatemala, el equipo perdedor en el juego de pelota, perdía también la cabeza que era ofrecida al Sol. Y otro tanto en Chizen-Itza. Pero incluso en América, la mayoría de sacrificios se realizaban a diosas-serpiente, la Madre Tierra o el dios-año (es decir al sol sometido a la ley de ascensos y descensos que cada día busca fuerza renovada ocultándose en el horizonte en el seno de la Madre Tierra). 

En la playa de Ipatanga, en San Salvador de Bahía, Brasil, José Mauricio Carvalho, líder de la secta "Asamblea Universal de Santos", ahogó a ocho niños de 7 años a finales de los años setenta. Arrojados desde lo alto de un acantilado en el curso de una ceremonia, Mauricio explicó que el sacrificio era para mayor gloria del dios de las aguas... Brasil es hoy una potencia atómica y un coloso económico, pero ni aun así ha logrado erradicar los ritos ancestrales. Los viejos dioses siguen exigiendo la misma sangre de otros tiempos. 

© Ernesto Milá – infokrisis – ernesto.mila.rodri@gmail.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

 

¡SOLO PARA TUS OIDOS!

¡SOLO PARA TUS OIDOS!

Quien no está sensibilizado por el ruido es que tiene los sentidos disminuidos. Y los sentidos es uno de los elementos que nos dan la medida de lo humano. Estoy HARTO de tener que oír las conversaciones telefónicas de la gente (habitualmente gilipolleces) a voz en grito, incluso en el cine. Estoy HARTO de oír la música que oyen en el móvil (incluso con auriculares) a cretinos con pinta de gilipollas (y por algún motivo, solamente oyen música-basura). Si os pasa lo mismo, reproducir este jpg que equivale a una protesta.

Rivales del Palmar de Troya

Info-krisis.- Buscando información sobre el antipapa francés fallecido en 1974, Michel Collin, nos hemos encontrado con que la única que existe en castellano  es la que nosotros mismos colocamos en Internet en el ya lejano 1998 en un servidor gratuito y de la que todavía subsisten restos (salvo una breve mención en Wikipedia que remite a un enlace roto a nuestro artículo). No habíamos trasladado aquel artículo a infok-risis por puro despiste. Ahora reparamos esa carencia aunque solamente sea por pura curiosidad.


DOS ANTIPAPAS MODERNOS:
CLEMENTE XV Y JUAN GREGORIO XVII.

La imagen de cualquier antipapa está devaluada desde que Clemente Domínguez recibió una réplica de la triple corona de Pedro en el Palmar de Troya. Así pues, el analista tiene tendencia a desconfiar de quien pretende ostentar el título de Papa y residir fuera del Vaticano. Los precedentes en la segunda mitad del siglo XX han otorgado poca credibilidad a los papados disidentes, pero, en cualquier caso, tras ellos existen historias curiosas.

El fenómeno palmariano ha surgido en un lugar fronterizo de Europa; más al Sur, a unos pocos pasos, está el Islam; el calor propio de Andalucía parece operar un embotamiento de la espiritualidad, una pérdida del sentido de la medida y, a la postre, una caricatura. Aun para quienes nos sentimos extremadamente próximos del Sur, aun no perteneciendo al mismo Sur, nos es extremadamente difícil comprender las manifestaciones de la fé en aquellas regiones; las procesiones, la Romería del Rocío, y otras muchas manifestaciones locales, nos dicen mucho de la concepción de una espiritualidad que el calor parece extremizar. Cuando la temperatura hace hervir la sangre, más vale que la energía que libera se encarrile por el terreno de la espiritualidad que por cualquier otro. Clemente Domínguez y la Iglesia Palmariana, en principio, parece que sólo podrían haber surgido de la Andalucía profunda. Pues bien, no...

El dicho castellano de "en todas partes cuecen habas", inevitablemente, se confirma una vez más cuando dirigimos nuestra mirada a un pequeño pueblo lorenés. Pocas regiones se diferencian tanto de Andalucía como la Lorena, disputada secularmente por galos y teutones. El clima es frío, los bosques oscuros y misteriosos,  siempre exuberantes. El sol suele hurtase a la vista de los campesinos de aquellos pequeños pueblos. Clemery es uno de ellos; nada le diferenciaría de los demás, sino fuera por albergar una réplica del Vaticano, el monasterio de Santa Maria Co-redentora. El lugar fue la sede del primer antipapa del Siglo XX, Clemente XV, el sacerdote francés Michel Collin.

El seudo-Clemente XV, murió en 1974 tras haber entrado en lo que algunos analistas religiosos llamaron "deriva doctrinal del antipapa". Sin embargo tuvo sucesor en la figura de Gregorio XVII, un quebequés cuya vida parecía muy alejada de la pompa y el boato de una corte papal. Su particular Vaticano estaba entre bosques de abetos canadienses, muy lejos de la vieja Europa; de hecho, fue el primer anti-Papa coronado en el Nuevo Mundo.

Estos tres anti-papas, al margen de lo desmesurado de su título y de sus aspiraciones, son meros subproductos de la crisis de la Iglesia Católica. Lo sorprendente no es que unos sujetos que experimentan el llamamiento intenso de lo religioso, acepten ser coronados anti-papas, sino que sean seguidos por unos miles de fieles que, en buena lógica, debieran haberse situado en lo que hemos llamado el "margen próximo" de la Iglesia. Se trata, en los tres casos, de una cohorte de integristas, cuyo principal rasgo diferencial en relación al resto de fieles católicos, es una exacerbación del milenarismo apocalíptico. Los tres atribuyen a las apariciones marianas y, especialmente a las de La Salette y Fátima, una importancia capital y no tienen dudas en cuanto a la próxima venida del Paráclito, la renovación de la Iglesia y el fin del papado romano. Los tres rechazan las reformas litúrgicas del Vaticano II y practican los ritos tridentinos. Los tres, predican una vida ascética y distante del mundo, acaso porque, siendo como son, objetivamente, sectas católicas, prefieren la creación de su propio pequeño mundo (en el que no hay contradicciones ni conflictos) al choque con la realidad; y eso sólo puede realizarse en el marco de una comunidad ascética y aislada. Los altos muros que separan la Basílica del Palmar de Troya, o los espesos bosques loreneses y canadienses, delimitan un espacio "seguro" en el interior del cual, nada impide que convivan decenas de obispos sin diócesis o un papa sin grey y, sobre todo, que ningún integrante de la comunidad dude o compare.

Queda una última advertencia a realizar antes de entrar en materia. No se cometa el error de medir a estos tres antipapas con el mismo rasero. No solamente son diferentes en sí mismos, sino que, cada uno de ellos constituye un fenómeno particular e irrepetible. No creemos que tras Juan Gregorio XVII o el "Papa Clemente", exista continuidad. Ya ha ocurrido en el caso de Clemente XV, el anti-papa lorenés, cuya comunidad se fraccionó a su muerte, entrando en un período de agonía que todavía se prolonga. Personalidades fuera de lo común dan vida a comunidades anómalas; pero una vez desaparecidos los fundadores, éstas tienden a extinguirse sin pena ni gloria. Tal ha sido igualmente el triste destino de los anti-papas, por legítimas que fueran sus cartas. Ahí está la silla del "Papa Luna" en Peñíscola para evocar el lánguido final de quien osó competir con la Tiara vaticana.

EL ITINERARIO ESPIRITUAL DE GASTON TEMBLAY

"Nací en Rimouski el 8 de septiembre de 1928 y pasé mi primera niñez allí hasta los 16 años. Estudié en el colegio de los Hermanos del Sagrado Corazón como todos los jóvenes de mi pueblo. A los 16 años, encontré un religioso de San Juan de Dios, el Hermano Cirilo. Había venido a Rimouski para asistir a los funerales de su madre, que, una vez enviudó, se había hecho religiosa en un monasterio de monjas de clausura. El fotógrafo del pueblo me invitó a conocer al hermano Cirilo de los Hermanos Hospitalarios. Era entonces superior de una de las casas de los Hermanos en la calle de San Pablo de Montreal. Podríamos decir que el hermano Cirilo me reclutó...". Con estas palabras el anti-papa Juan Gregorio XVII, se presentaba a sí mismo, a un periodista suizo, Albert Critin, el 20 de abril de 1980. La entrevista es uno de los pocos documentos en los que Gaston Temblay habla de sí mismo y de su portentosa aventura espiritual. 

Temblay, a la edad de 16 años, convencido por el "hermano Cirilo", decidió entrar en la "Comunidad de los Hermanos de San Juan de Dios". "Llegué allí en 1944 -nos dice-, tenía 16 años y permanecí durante ocho años"; durante todo ese tiempo, su única actividad consistió en cuidar ancianos. El día de su vigesimocuarto cumpleaños, el 8 de septiembre de 1952, decidió abandonar la Orden. No era una crisis de fé, sino una agudización de su fé. Durante esos ocho años, Gaston Temblay había dejado de ser Gaston Temblay para adoptar el nombre de "Hermano Juan". A partir del tercer año de estancia en la comunidad empezará a tener "revelaciones sobrenaturales". En 1949 llegará incluso a "ver" el rostro del Papa revelado por Dios.

El "Hermano Juan", entraba con facilidad en estados extáticos en el curso de los cuales "oía la voz de Dios". Sus biógrafos afirman que "tuvo una visión en la que Nuestro Señor le reveló Sus designios. Se veía en un prado inmenso, rodeado de cinco o seis mil religiosos, entre los cuales distingue a varios muy claramente. Entrega a cada uno una túnica. Todos estos religiosos entraban luego a una amplia iglesia donde destacaba un inmenso ostensorio. Una Voz decía: Tu ganarás para mí a todos estos". Esta y otras visiones le confirmaron en su misión de fundar una nueva comunidad religiosa. Las voces le advirtieron de las dificultades de la empresa: "Para esto, deberás sufrir humillaciones. Serás sacerdote, pero de un sacerdocio de ignominia como Yo en el Calvario. Serás obispo; tu mitra será una corona de espinas".

Estas revelaciones se irán convirtiendo en más frecuentes con el paso de los años. El "Hermano Juan", a pesar de su fe, queda profundamente turbado; no sabe lo que le está pasando... y hace lo único que le aconseja la regla de su comunidad, consultar discretamente con sus superiores. Estos, desde el principio, no dudan de que el "Hermano Juan", ha sido investido por un mandato divino: "Dios intervino y se produjeron muchos milagros para demostrar que no era yo el que inventaba eso. Los testigos vieron perfectamente que no era un hombre quien podía fabricar esto". Tras la aprobación de sus superiores, el "Hermano Juan" siguió la voz de Dios: "Me dijo que debía retirarme, que había que hacer la predicación en el mundo como en tiempo de los Apóstoles y que debía prepararme para ello". Consideraba aquellas visiones como una "enfermedad bochornosa" y apenas hablaba de ellas. Treinta años después, explicaba porqué que, gracias al apoyo de sus superiores y "viendo que las visiones se realizaron al pie de la letra", dejó de tener miedo a hablar y supo que eran verídicas.

Convencido de la trascendencia de estas revelaciones, en 1952 abandona a los Hermanos de San Juan de Dios. La primera entrevista que realiza una vez fuera de la comunidad es con el Arzobispo de Montreal, Monseñor Leger; el Superior de su comunidad le facilita una entrevista con el prelado a quien presenta su proyecto. En ese momento se produce un acontecimiento que, en principio supone un retraso para los proyectos del "Hermano Juan", pero que, a la postre, se convierte en su gran baza durante aquellos años. Monseñor Leger, abandona bruscamente su diócesis canadiense para ser nombrado cardenal, trasladándose al Vaticano; una vez allí, Monseñor Leger, que no alberga la menor duda sobre las visiones del "Hermano Juan", las relatará a Pío XII obteniendo de él la bendición para su proyecto el 13 de mayo de 1953. El "Hermano Juan" tiene las puertas abiertas para formar una comunidad, cuyo fin principal sea la "predicación del Evangelio íntegro". Pronto un sacerdote se unió a la comunidad. Apenas eran media docena de personas, pero se creían con la suficiente fuerza como para impulsar la "Comunidad de Jesús y María", nombre que habían adoptado. Un sacerdote canadiense encargado de velar por este tipo de congregaciones le dijo: "He tenido centenares de personas que han venido a verme para confiarme proyectos para organizar grupos religiosos y nunca me pronuncié. Usted es el único a quien le digo: Es la Voluntad de Dios. Si esto no le basta, vaya a ver a otro". Lo menos que puede decirse es que el futuro anti-papa, en un principio contó con el apoyo de las autoridades eclesiásticas.

A partir de esa fecha crucial, la vida del "Hermano Juan" da un giro espectacular. Adopta un estilo de vida que recuerda extraordinariamente el de los primeros franciscanos. "Ibamos de un lugar a otro para ayudar a las parroquias. Tuvimos innumerables persecuciones del clero católico romano, porque vivíamos en la pobreza absoluta y nuestra pobreza producía escándalo a tal punto que en varias ocasiones el obispo en cuya diócesis estábamos nos dijo: ’’Lo que hacéis produce escándalo. Iros a otro sitio (...) Mi clero es muy burgués, no está preparado para aceptar eso’’".

La pobreza -más que la austeridad- de la que hacían gala era extrema: "Cuando llegábamos a una casa, a menudo no había electricidad, ni agua, ningún mueble, nos acostábamos en tierra". Vivían de la caridad, mendigaban comida y vivían en casas alumbradas con velas. Sus vestidos apenas eran unas viejas sotanas remendadas. Carecían de todo, sus pertenencias cabían en pequeñas cajas de cartón; ni siquiera disponían de mochilas o maletas. "Eramos casi "hipies" anticipados -recuerda el "Hermano Juan"-, en fin, hacíamos mala cara"...

Y así transcurrirá la vida de aquel manojo de ascetas católicos, entre 1953 y 1958. !Cinco años de miserias y privaciones! Fréderic Luz, uno de los pocos investigadores que han dedicado su tiempo a indagar sobre la "Comunidad de Jesús y María", escribe sobre esos años: "Los testimonios de esta primera época son edificantes. Ni los detractores más obstinados han negado la pureza evangélica en la que se mueve la comunidad en esa época". 

Tras ese período heróico, el "Hermano Juan" es consciente de que la grandeza de los proyectos los que la Providencia le ha destinado -y de los que ha tenido conocimiento a través de sus visiones de juventud- tiene poco que ver con la vida que han llevado en los cinco años de vida de la comunidad. Si se trataba de demostrar que eran capaces de renunciar a los placeres y a los boatos de este mundo, ya lo han hecho, si Dios quería ponerlos a prueba, la prueba ha sido superada; insistir en la misma vía resultaría ocioso. A veces la austeridad y el ascetismo también pueden implicar un pecado de orgullo. Por lo demás, el "Hermano Juan" es consciente de que su cuerpo y el de sus correligionarios no puede soportar por tiempo indefinido tanta privación. Poco a poco, ven como sus barbas encanecen prematuramente y lo macilento de sus rostros suma veinte años a sus edades reales. "En 1958, un poco desengañado de todas mis aventuras que conllevaron tantas persecuciones, decidí venir a vivir aquí en el bosque para llevar una vida del todo retirada del mundo". Finalmente se establecieron en Santa Jovita, pero la situación no mejoró esencialmente. Hemos visto fotos de las primeras cabañas que les albergaron, toscas, de madera, con un brasero en el centro, pequeñas y de muy mediocre factura. Podían ser cabañas de los buscadores de oro del Yukon hace más de 100 años. La capilla no es mucho mejor. "Yo decía siempre: Las gentes felices no tienen historia. Deseábamos permanecer escondidos y desconocidos". No es de extrañar que en los tres años siguientes, la comunidad no progresase y que sus miembros fueran considerados como excéntricos por los presbíteros de las inmediaciones. Una cosa era la pobreza evangélica y otra el regresar a los tiempos heróicos del monacato cristiano. Tampoco había que exajerar.

En 1961 el "Hermano Juan" vuelve a dudar. Si antes eran mendigos itinerantes, ahora son mendigos asentados sobre una tierra fría y pobre. Tanto esfuerzo, tanta privación ¿para qué? La comunidad, con sus diez integrantes, era excesivamente pequeña como para poder traducir en una obra concreta las visiones extáticas del "Hermano Juan". Luego estaba la hostilidad del clero... " ¿Acaso estoy en la verdad? ¿Acaso Dios me ha pedido esto?" Por lo tanto le digo a mis compañeros: "Ustedes pueden irse". No querían marcharse". Una vez más, la Providencia vino en su ayuda: "El 8 de diciembre de 1961, soy confirmado de nuevo. La Virgen vino y me dio que estaba en la verdad y la hora llegó para que cumplan los designios de Dos. Ella dijo: "Esta comunidad que yo te pedí tomará cuerpo". "Ha llegado la hora de la obra anunciada pero de la que dudabas. Tendrás pruebas de que es el Pedro de los cielos quien lo quiere, hijo mío, será necesario subir al Calvario, pero no temas, Yo estaré cerca de ti".

Frederic Luz considera que esa visión de 1961 viene en un momento decisivo para la historia de la Iglesia moderna. En el período final del pontificado de Pío XII, resultaba evidente que la Iglesia empezaba a perder el ritmo de los tiempos. Si algunos ¿como Juan XXIII- experimentaron, ante tal perspectiva, la necesidad de convocar un Concilio, otros, como el "Hermano Juan" y algunos círculos cismáticos, empezaban a pensar que era imposible enderezar los caminos de la Iglesia desde dentro de la institución romana.

EL PADRE COLLIN, ANTIPAPA CLEMENTE XV

En marzo de 1961 un amigo de la "Comunidad de Jesús y María", visitó el Monasterio de Santa Jovita; estaba enfermo y quería peregrinar a Lourdes y Roma con la esperanza de ser sanado; necesitaba a un acompañante que le llevara las maletas, lo acompañara y, finalmente, le ayudara en los desplazamientos, tarea que le propuso al "Hermano Juan". Con el pasaje en el bolsillo, ya en Montreal, supo que el Padre Michel Collin llegaba al Canadá ese mismo día. El "Hermano Juan" había conocido a un oblato que desde algunos años propagaba la existencia de un papa escogido, no por un colegio cardenalicio, sino, directamente por Dios y que correspondía al anunciado en los mensajes marianos de Fátima. Ese mismo oblato le había hablado del Padre Collin como de ese elegido por Dios y fue él quien se lo presentó ese mismo dá. "Cuando le vía, reconocí perfectamente que era el hombre que se me había señalado en mi visión de 1949, 12 años antes".

Del Padre Michel Collin se contaban maravillas. Se decía, por ejemplo, que era un estigmatizado de nacimiento y que había nacido con una cruz en el pecho, como San Roque. Esa cruz, bien diseñada y con los brazos perpendiculares y rectilíneos, sangraba y era la señal de su elección por Dios. Lo cierto es que nació el 14 de septiembre de 1905 en Béchy (Mosela). Su madre fue considerada por algunos como "mística" y, desde muy, pequeño, inculcó a su hijo la convicción de que su destino natural era alcanzar el papado y renovar la Iglesia. Dijo haber tenido visiones desde muy niño en una época en la que ignoraba que se tratase de "fenómenos paranormales". Una infancia como ésta solo podía terminar en el seminario. Una inoportuna neumonía doble lo colocó al borde de la muerte, atribuyó su curación a un milagro de la Virgen del Sagrado Corazón. Este hecho determinó que se uniera a los Padres del Sagrado Corazón realizando votos el 13 de junio de 1929. Frederic Luz recuerda que "fue ordenado Sacerdote en Lille, el 9 de julio de 1933, por el cardenal Liénart (prelado que reconocía su militancia masónica y que consagró a Monseñor Lefebvre, por lo que algunos integristas han considerado inválido al "obispo de Econe")".

En 1935, el Padre Collin, había fundado "La Comunidad de los Apóstoles del Amor Infinito", de la cual era Superior General. Cuando se produjo esta fundación "algo" había ocurrido. Era el 28 de abril de ese año, festividad de Louis Marie de Montfort, que en vida anunciara la futura llegada de los "Apóstoles de los últimos tiempos". Ese día el Padre Collin afirmó haber sido consagrado obispo en el curso de una misa celebrada por Jesucristo en persona. Su consagración no había llegado aún a oídos del Vaticano y, durante los años de la Segunda Guerra Mundial, el Padre Collin y su congregación se encargaron de varias parroquias. En esa época, hacia 1942, Collin fundó los "Foyers Cénacles" (literalmente, hogares o núcleos de adoración) que querían ser réplicas de la iglesia primitiva. Una veintena de "cruzados" exhortaron a las familias católicas a la creación de estos núcleos en la región de Montmeryran.

Al parecer, el Padre Collin, optó por sumarse a la resistencia francesa, acto por el cual los miembros de su comunidad fueron considerados hostiles al ocupante alemán. Muchos terminaron en la cárcel o en campos de concentración. Finalmente, el sacerdote fue detenido y deportado a un campo de concentración donde pudo salvar la vida evadiéndose poco antes del momento en que debía ser ejecutado. Tras la guerra, los "Foyers" quedaron reducidos a la nada; solamente sobrevivieron unos cuantos sacerdotes, bastante ancianos por lo demás.

Entre la fecha de su abandono de la Congregación de los Padres del Sagrado Corazón en 1946 y su reaparición el 7 de octubre de 1950, no quedan huellas de su actividad; ni sus agiógrafos, ni sus críticos logran establecer qué hizo exactamente el Padre Collin entre esas fechas. Se sabe -por que él mismo lo comenta- que estando en Sorrento la Santísima Trinidad en pleno le anunció que sería coronado Papa con el nombre de Clemente XV, tras el fallecimiento del sucesor de Pío XII, Juan XXIII.

A pesar de estas grandezas, hacia 1961, lo cierto es que su comunidad estaba reducida a la mínima expresión. Fue entonces cuando entró en escena Gaston Temblay, el "Hermano Juan"; el canadiense parecía la persona adecuada para revitalizarla, pero para ello había que "arreglar" su situación religiosa, pues no en vano todavía era un laico. A todo esto, Clemente XV, sin utilizar todavía este nombre exteriormente, se había instalado en un pequeño pueblo lorenés, Clemery, instalando allí su cuartel general. Junto con sus dos compañeros, los padres Césard y Althofer, instalaron un pequeño oratorio en el que veneraban una estatua milagrosa de la Virgen. El lugar pasaría a ser, primero el Santuario de Santa María Co-Redentora y, más tarde, el "Pequeño Vaticano". La armonía tardó poco en romperse, Collin excomulgó a sus dos socios, acusándoles de estafa y malversación de fondos. El 3 de junio de 1963 fallecía Juan XXIII y solo seis días después Collin se proclamaba oficialmente Papa.

Pocos meses después, en Clemery, el "Hermano Juan" fue ordenado sacerdote por el "Padre Collín", que, antes había sido consagrado secretamente obispo de Francia. Por este mismo acto, el "Hermano Juan" se transformó en "Padre Juan" y unió su comunidad a los "Apóstoles del Amor Infinito"; el Padre Michel Collin renunció al título de Superior General de la Comunidad, a favor del "Padre Juan". Poco después, lo consagraría también obispo. En 1962 sería ordenado cardenal. El "Padre Juan" lo cuenta así: "Primero ordenado sacerdote, consagrado obispo y creado cardenal. Nuestro Señor Jesucristo hizo cosas mucho más de prisa. Escogió a sus apóstoles que eran pescadores y les hizo príncipes de la iglesia solamente con estas palabras: "Haced esto en memoria Mía". Esto bastaba".

Gaston Temblay, no debía ignorar que sus relaciones con "Clemente XV" equivalían a una ruptura con la Iglesia. Desde 1951, el Padre Collin se había hecho acreedor del interdicto vaticano. El 17 de enero de ese año la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe le desposeyó de su estado de sacerdote, reduciéndolo a "hombre común", por haber "violado las reglas del Canon Sagrado". La Congregación fue igualmente disuelta "y se le prohibió reconstruir el Instituto de los Apóstoles del Amor Infinito que había pretendido fundar sin la aprobación de la Autoridad eclesiástica competente". Cinco años después, el Vaticano renovó la condena alegando que engañó la "fuena fe de algunos eclesiásticos e institutos religiosos de mujeres y se atrevió a oficiar la Santa Misa tras ser reducido a estado secular", por que el Vaticano se veía obligado a alertar sobre su estado de ex-sacerdote excomulgado. Collin, tras este drástico aviso, se sometió pero nada impidió que redoblara su actividad cismática en los años siguientes. Frederic Luz recuerda que en 1957, Collin, a la búsqueda de una consagración episcopal más concreta que la que le había concedido el Espíritu Santo, fue ordenado obispo por Cyprien Dangé de la Iglesia Católica Liberal (otra iglesia cismática de origen teosófico).

Como quiera que la actividad del Padre Collin en esos años, en lugar de disminuir, fue creciendo, en 1961, el Vaticano publicó un nuevo documento de condena recordando los antecedentes del caso y acusándolo de "contumaz desobediencia"; las medidas que pesaban sobre él fueron endurecidas con el interdicto "ab ingressu ecclesiae" que, según el Canon 2277, le prohibía celebrar o asistir a un servicio religioso e incluso ser enterrado en suelo sagrado. Así pues, Gaston Temblay no debía albergar ninguna duda: relacionarse con el ex-Padre Collin, implicaba autoexcluirse de la Iglesia.

LA CORONACION DE UN NUEVO PAPA: JUAN GREGORIO XVII

Hacia mediados de los años 60, "Clemente XV", inicia su "deriva doctrinal". Su comunidad había llegado a las 25.000 personas, sus boletines y publicaciones alcanzaban varios miles de ejemplares de tirada y su éxito era innegable entre congregaciones femeninas centroeuropeas, especialmente en el sur y oeste de Alemania, en Austria y en un salpicado de comunidades francesas. Pero, a partir de ese momento, y especialmente en sus últimos años, el anti-papa se interesó por los extra-terrestres, la ufología, atribuyendo un carácter escatológico a las apariciones de OVNIS. Recién inaugurados los años 70, la comunidad inició un lento declive: algunos de quienes le habían apoyado hasta ese momento, volvieron al redil romano, aunque fuera en sus márgenes y otras comunidades simplemente se disolvieron.

La Comunidad de Santa Jovita, a todo esto, será igualmente puesta en entredicho, a pesar de que a partir de 1967, las relaciones con el anti-papa lorenés se interrumpirán en 1967 precisamente a causa de la "deriva doctrinal" a la que hemos hecho alusión. La Comunidad, que cambió su nombre por el de "Apóstoles del Amor Infinito", se escinde y el "Padre Juan?" a la hora de orientarla, vuelve a estar atento a los mensajes divinos que, poco a poco, le van desvelando los rasgos específicos de su misión.

El 29 de septiembre de 1971 en Santa Jovita, el  ya "Obispo Juan" es elevado a la dignidad de Pontífice y Papa de la Iglesia por ocho obispos que él mismo ha consagrado. Gaston Temblay ha aducido siempre como argumento para su elección el haber sido confirmado por el Padre Collin y recibir su sucesión: "Antes de morir, este Padre Michel Collin me pasó la sucesión. Tengo conmigo el documento y cualquiera lo puede ver. Hay seguidores de Padre Collin que no quisieron aceptar este nombramiento, sobre todo entre los europeos porque hubieran querido fuera un europeo que sucediera al padre Collin y no un pequeño canadiense. Pero el padre Collin me dijo: "Es usted quien es mi sucesor. Lo sé por revelación divina. Y muchos misticos fueron advertidos de este hecho en diferentes países"

Sin duda, el documento de sucesión al que se refiere el nuevo anti-papa, fue emitido por el Padre Collin, con anterioridad al enfriamiento de relaciones en 1967. A pesar de que en entrevistas y declaraciones públicas, el anti-papa canadiense evite cualquier tipo de declaración contraria a su antecesor lorenés, lo cierto es que la elección del primero es anterior en tres años a la muerte del segundo y que solo una fracción pequeña de la comunidad creada por el "Clemente XV", siguió al que se tenía como su sucesor. Los partidarios de éste, al morir, se dividieron en dos sectores, uno de ellos dirigido por una mujer, a la que, todavía hoy, se conoce en la región de Clemery como "la Papisa". En cualquier caso, la polémica pertenece a la pequeña historia del grupo y es típica de la situación movediza en la que discurre la vida de los pequeños grupos religiosos integristas.

El nuevo anti-papa ha negado siempre que la coronación fuera idea suya. Si bien tenía la carta de legitimidad de "Clemente XV", y las visiones proféticas de unos o de otros, Gaston Temblay no eligió ser coronado anti-papa en esa fecha; fue proclamado por los suyos. El lo cuenta así: "La comunidad misma, a mis espaldas, preparó una tiara y toda una ceremonia de coronación y cuando me enteré que estaban preparando esta ceremonia, me evadí y abandoné los lugares. Se las arreglaron bien una segunda vez y lograron coronarme. Quisiera o no, hubo de llevarse a cabo. La ceremonia se hizo con gran sencillez, pero llegó a oídos de los periodistas que se apresuraron a hacer grandes titulares en los periódicos. Dieron una gran resonancia a esta pequeña ceremonia muy sencilla que se hacía en el interior de la comunidad. Habría quizás, dos o trescientas personas. Estaba lejos de ser la coronación de los papas en Roma, en todo su esplendor y pompa. La tiara quizás costó unos dólares. Yo llamo eso una tiara de papel arrugado. No era algo de gran valor, pero parecía sin embargo, bastante bien. Hubo mucho amor en la preparación de esa tiara".

Desde su coronación el nuevo anti-papa está rodeado por un consejo compuesto por doce cardenales: "No tienen la púrpura romana, no salen con vestidos rojos; son sencillamente hermanos en la comunidad. Los puede encontrar trabajando en el montón de estiercol. Son, sin embargo, cardenales de la Santa Iglesia. No se pavonean con ese título, es un rol espiritual. Es menester que la iglesia vuelva a ser espiritual. Es como un reto y yo sé que Dios está con nosotros y sé que la Iglesia se verá obligada a reconocer que esta misión nos ha sido dada por Dios".

LA COMUNIDAD DE SANTA JOVITA

La vida en Santa Jovita no es ninguna bicoca. El clima es duro en el lugar; frecuentemente hay heladas incluso en julio y agosto. Es relativamente frecuente que las berzas se congelen en septiembre. Las primeras cabañas de madera se han transformado en un austero y gigantesco monasterio que en el momento actual alberga a casi 500 personas y está en contínuo crecimiento.

El día empieza para los monjes y monjas a las 5:30 con el toque de diana. A las 6:00 se inician los Oficios Divinos. El oficio de Prima, seguido de la Misa conventual termina a las 7:30. Se desayuna hasta las 8:00 y luego cada cual va a su trabajo. No existen ociosos en Santa Jovita; es posible ver a un obispo en ropa de trabajo colocando tochanas o a un cardenal trabajando en la imprenta. Las barbas son largas, las túnicas austeras, si bien, los monjes han aprendido la lección y no llegan hasta los extremos de los primeros seguidores del "Hermano Juan", cuando las túnidas debían estar remendadas hasta la saciedad o de lo contrario, eran tenidas como signo de ostentación. Al medio día se canta el Angelus y a las 12:30 se almuerzo. Durante cinco minutos se realizan lecturas sagradas, tras las cuales los monjes y las monjas pueden hablar entre ellos. Terminada la comida cada cual vuelve a su trabajo; algunos estudian hasta las 6, hora de cenar. El período de esparcimiento dura tres horas más; el toque de queda es a las 21 horas. En esas tres horas, unos estudian, otros rezan, algunos meditan sobre lecturas espirituales o bien, simplemente, oran. Así es el día en Santa Jovita. Hemos visto varias decenas de fotos del lugar. Los monjes mas ancianos tienen las barbas blancas y, como los jóvenes, ostentan la tonsura. Hay monjas de todas las edades, algunas de increíble belleza. En todos ellos destaca una mirada enérgica y decidida, tras una expresión relajada y bondadosa. El monasterio es austero, nada que ver con el pretencioso Palmar de Troya o la grandiosidad vaticana. Cuando uno examina con detenimiento las fotos de la vida en el lugar, se hace una idea de cómo podían discurrir los días en las comunidades benedictinas o franciscanas, hasta no hace mucho.

El funcionamiento de la Comunidad, el pago de créditos, la construcción de nuevas alas e instalaciones del monasterio, la manutención de los monjes y monjas, los gastos generales, cuestan una media de 5000 US$ diarios. Pero aquí apenas hay sombra de ingresos inconfesables, financiaciones ocultas o aportaciones anómalas. Existe un valor equivalente al oro: el trabajo. Quien llega a la comunidad con conocimientos de mecánica se encuentra inmediatamente trabajando en el taller, si es albañil o maestro de obras, ya sabe la tarea a la que se va a dedicar. Un buen día llegó a la comunidad un impresor. Desde entonces, en el terreno de las artes gráficas, la comunidad no es solo autosuficiente, sino que además, realiza encargos para el exterior. Pero incluso a los hijos de los burgueses de Montreal, a los proletarios de Quebec, les es fácil aprender a cultivar la tierra, cuidar la granja y el corral, tardan poco en aprender a muñir una vaca y en manejar un tractor para cultivar grano. "Santa Jovita" es una comunidad, casi autosuficiente, capaz de prestar algunos servicios al exterior.

El grupo originario consiguió extenderse por Canadá, especialmente en la parte francófona, tiene sucursales en Ontario, Toronto, Winnipeg, Edmonton, Vancouver, Victoria y muchas casas en la provincia de Quebec; también ha penetrado en profundidad en los Estados Unidos, contando con una red de varios miles de simpatizantes que "constituyen un núcleo sorprendentemente vivo y activo". La Iglesia Católica reaccionó mal ante este crecimiento y llevó en varias ocasiones a la Comunidad ante los tribunales. A pesar de todo la Santa Jovita ha ido ganando influencia en el medio integrista francófono. Cuatro obispos ordenados por Monseñor Ngo-Dinh-Thuc, sostienen la causa de Juan-Gregorio XVII y una docena más pertenecen a la "Orden del Magnificat de la Madre de Dios" ligada a la comunidad, junto a ochenta sacerdotes. Existen otros núcleos perfectamente asentados de la "Comunidad de los Apóstoles del Amor Infinito" en Guadalupe, en Puerto Rico, Santo Domingo y Guatemala. Desde Puerto Rico se organiza la difusión en los países de habla española.

La comunidad está dividida en varias categorías. Los "Apóstoles" realizan los votos clásicos de pobreza, obediencia y fidelidad, los otros son "Discípulos". Los primeros tienen hábito religioso, los Discípulos solamente se distinguen por un uniforme característico distinto; las religiosas, por su parte, visten de azul y las "Damas", que no han realizado los votos, llevan un uniforme marrón.

EL SACERDOCIO FEMENINO

Uno de los primeros miembros de la Comunidad de Santa Jovita, fue una anciana de 74 años, ya viuda. A esta buena mujer se le encargó de velar por la contabilidad y la estructura administrativa de la comunidad, tarea que desempeñó incesantemente y con una energía juvenil durante los 20 años siguientes hasta que murió a los 94 años. Y es que las mujeres siempre han tenido un papel especial en la "Comunidad de los Apóstoles del Amor Infinito".

Uno de los aspectos que, sin duda, más llama la atención a los observadores es que esta comunidad, a pesar de su aparente integrismo, ha instaurado un sacerdocio femenino. Se trata, ciertamente, de un sacerdocio atenuado y sub conditione, pero sacerdocio al fin y al cabo. Para justificar esta medida "Juan Gregorio XVII", buscó hábilmente argumentos teológicos en las cartas de Pablo. El "gran converso", sostenía enigmáticamente que el bautizado no es "ni hombre ni mujer" (en un concepto que sin duda derivaba de las antiguas escuelas de misterios y se remontaba al mito platónico del andrógino). En sacramento, por lo demás, va dirigido al alma, no al cuerpo, y mientras que éste si tiene sexo, el alma no. Por lo tanto, quien imparte los sacramentos no es un cuerpo -mero instrumento- sino un alma situada más allá de la sexualización. Con todo, las sacerdotisas de la Comunidad están autorizadas a decir misa bajo dos condiciones: lo deben hacer de rodillas y solamente para miembros femeninos de la comunidad. Se procura que la ordenación sea conferida sólo a "damas maduras y discretas". No están autorizadas para ejercer un ministerio público y solo pueden desempeñar funciones en el interior de la Comunidad.

El camino hasta llegar a la aceptación del sacerdocio femenino no estuvo exento de dudas y dificultades: "Esto nos fue pedido por Dios -explica "Juan Gregorio XVII"-. Personalmente yo era un poco conservador y este asunto de mujeres sacerdotes me contrariaba mucho. Era algo amargo de tragar. Se habían descubierto ciertos documentos que había antaño mujeres obispos, mujeres sacerdotes, pero eran casos excepcionales. Hay hasta una Bula del Papa Pascual III que sanciona excomunión hecha por una Abadesa que tenía autoridad sobre el clero (...). A fin de cuentas el sacramento se imparte al alma. La Sagrada Escritura dice: "No hay varón o hembra ante Dios". El sexo es un accidente en el tiempo".

LAS SOMBRAS DE UNA COMUNIDAD

Pero no todo son luces en la comunidad fundada por Gaston Temblay. En 1967 un sacerdote de la "Comunidad de los Apóstoles del Amor Infinito" llegó a Omaha, Nebraska y contactó con una familia católica del lugar, era la familia de Brenda. Brenda aun no había nacido. La familia entera, tíos, cuñados, los seis hijos del matrimonio, todos, vendieron sus pertenencias y se fueron a Santa Jovita convencidos de que el Apocalipsis se acercaba y que la comunidad constituía una especie de "Arca de Noé" salvífico. Brenda nació en 1969 y allí permaneció hasta los 17 años. Nos ha dejado un testimonio conmovedor de lo que dice haber visto allí.

El relato de Brenda ocupa ocho apretados folios a un espacio y ha sido publicado en Internet. Su lectura es estremecedora. Solo que, como en el caso de las visiones el "Hermano Juan", se trata de un artículo de fé: hay que creer su visión que, a la postre, adolece de exajeraciones notorias como cuando habla de las misas negras que se realizan allí, los cultos diabólicos, para, acto seguido, explicar que se realizaban exorcismos.

De lo que no cabe duda es que que "Brenda" sufrió en el seno de la comunidad; recuerda vagamente a esos niños que se han criado en un internado y guardan un mal recuerdo de él. En ocasiones el relato de Brenda es confuso, a veces, ellas misma, reconoce que no recuerda muy bien, que sería necesario que le aplicaran hipnosis para que pudiera recuperar recuerdos. Brenda alude a torturas sexuales, abusos por parte de las monjas, castigos humillantes, en el fondo muy similares a los que han denunciado algunos miembros de otros grupos sectarios. Se queja, así mismo, de banalidades que pueden resultar incómodas, como no utilizar la televisión o no enseñar a las niñas a acicalarse.

Lo posible se junta con lo inverosímil en las 10 páginas del testimonio. Desconocer otros rasgos personales de Brenda impide valorarlo en su justa medida. Si es cierto, en cualquier caso, que la Comunidad de Santa Jovita tiene rasgos similares a los de cualquier otra secta, y en tanto que tales, rasgos preocupantes. Si es cierto, igualmente, que Gaston Temblay acabó en la cárcel por denuncias interpuestas por padres de jóvenes que ingresaron en la Comunidad. El ambiente de un grupo cerrado, que se siente diferente a cuanto le rodea, no es el marco más adecuado para el crecimiento de un niño. Brenda cuenta -y no hay motivo para dudar que así fuera- que a los cinco años, junto con otro infante de la comunidad, pensó seriamente en suicidarse. Finalmente optaron por no llevar a cabo sus planes y suscribir un acuerdo de fidelidad mutua, quien lograra salir antes de la comunidad, procuraría por todos los medios sacar al otro.

Santa Jovita es como cualquier cenobio del pasado. Está en el presente, pero hay algo en él que remite al ayer. Nadie ha dicho jamás que la vida en los monasterios sea fácil... Las reglas de la mayoría de comunidades monásticas prescriben que los abades o priores deben estar alerta de las tendencias de sus monjes y monjas, y enseñarles a renunciar.

Por otra parte, no hay que olvidar que en los años 80 apareció en EE.UU. el movimiento de los "Survivors", significativo del estado de espíritu de la civilización norteamericana. Los "Survivors" eran adolescentes que declaraban haber sido objetos de vejaciones sexuales y malos tratos en el curso de rituales diabólicos en los cuales, sus padres los habrían entregado a sectas satánicas. Tales rituales eran tan traumáticos que los "survivors" (se llamaban así por haber "sobrevivido" a los ritos nefandos...) olvidaron conscientemente cualquier detalle de los mismos y solo eran capaces de recordar algo en el curso de hipnosis regresivas. Desde que un tribunal norteamericano encarceló a unos padres acusados por sus propios hijos de haberlos sometido a ultrajes en el curso de rituales e incluso de haber asesinado a un hermano, los "survivors" aparecieron en todo el territorio de los EE.UU. Hasta que alguién se preocupó de investigar seriamente los hechos... La conclusión a la que llegaron las distintas encuestas es que los "survivors" lo habían inventado absolutamente todo, que, por mecanismos inconscientes y por la dinámica propia de las terapias regresivas, se habían creado "falsos recuerdos" que no eran sino proyecciones de sus propios temores y miedos. El testimonio de Brenda, hubiera sido más convincente, si no hubiera incluido todo el cortejo de horrores que contiene. Excesivos para ser ciertos y para que el cuerpo de adolescentes pudiera resistir los castigos y las puniciones sin enloquecer, o morir de agotamiento.

Pero, exajeraciones aparte, repetimos, no podemos perder de vista, el carácter sectario de la Comunidad fundada por Gaston Temblay, aun cuando él mismo rechace este carácter, como, por lo demás, tiende a realizar cualquier movimiento del mismo estilo. Y es que, en definitiva, un análisis extremo de la realidad cotidiana, realizado bajo el prisma uniformizador de una ideología reduccionista, lleva necesaria y directamente a estructuras sectarias, peor aceptadas sobre todo por adolescentes que no han pedido ingresar en ellas voluntariamente, sino cuya incorporación ha sido decidida unilateralmente por los padres.

EL PAPADO ROMANO VISTO POR SU REFLEJO

Contrariamente a lo que sería de esperar, "Juan Gregorio XVII" nunca se ha mostrado excepcionalmente beligerante contra Roma, incluso ha elogiado algunos aspectos del pontificado de Juan Pablo II. Los juicios de los "sedevacantistas" o de Monseñor Lefevre eran, por lo general, mucho más duros. Leyendo algunos escritos emanados por la Comunidad de Santa Jovita o del propio "Juan Gregorio XVII" se percibe una actitud psicológicamente significativa: por una parte se sitúan fuera de la Iglesia Católica y al margen de la férula del papa de Roma, pero por otra, una parte de sí mismos, sigue tomando al Vaticano como referencia.

Si Pío XII había bendecido a la comunidad, su sucesor, Juan XXIII, mantuvo -si hemos de creer al "Hermano Juan" en la entrevista tantas veces mencionada- cierta relación con ella. Es imposible comprobar si lo que afirma el "Hermano Juan" al respecto es cierto, falso, o si se trata de una fábula insertada por terceros. Parece difícil que, durante su corto pontificado, Juan XXIII hubiera tenido tiempo de algo más que preparar el Concilio Vaticano II, y hoy en el Vaticano dicen desconocer si hubo algún contacto en la época. El "Hermano Juan", sostiene que los contactos con Juan XXIII se realizaron a través de un sacerdote que se niega a identificar pero del que da pistas abundantes para poder ubicarlo: "...era un amigo de Juan XXIII que él había conocido cuando era Nuncio Apostólico en Francia. Cuando fue nombrado Papa trajo a ese religioso al Vaticano y lo hizo uno de sus colaboradores más cercanos, pero un poco entre bastidores". Nos ha sido imposible identificar la identidad de este "religioso", y dejamos el trabajo para los "vaticanólogos" especialistas en bucear en los complicados entresijos de su historia reciente. Igualmente imposible es acreditar, por otro testimonio que no sea el del propio "Hermano Juan", las comunicaciones que el Papa envió a la comunidad: "Juan XXIII nos alentó. Aun cuando el obispo local nos condenaba, el Papa nos hizo saber secretamente por alguien del Vaticano que era nuestro amigo y a través de quien podíamos tener comunicación directa con el Papa, nos hizo saber que nos enviaba su estimulo y que él sabía que la iglesia sería salvada por medios del todo inesperados. El papa Juan XXIII sabía que la rehabilitación de la Iglesia se había fuera de los medios establecidos, pero no podía manifestarlo públicamente".

Cierto, falso o intoxicación de terceros, lo cierto es que tras Juan XXIII, no vuelven a tener otro contacto con el Vaticano. Paulo VI es, sin duda, la figura que más critican. Un miembro de la comunidad católica disidente escribió estas líneas que fueron leídas por el presentado Jean-Paul Plante en el curso de una entrevista: "Mientras el pobre Clemente XV era burlado y menospreciado hasta el último grado y aun encarcelado en París como un vil criminal, vuestro glorioso Pablo VI era coronado con una hermosa tiara que le había costado 110.000 US$ y sobre la cual se leía la inscripción "Vicarius Filii Dei". Usted sabe que algunas letras tienen un valor numérico en numeros romanos. Calcule lo que se encuentra en la inscripción "Vicarius Filii Dei" y la suma le dará 666 (...) Fíjese que en latín, la U está sustituida por V, fíjese también que Pablo VI fue elegido en 1963 y que dos años antes de su elección, mandó preparar su tiara en Milán, elección que había sido planificada por el Cardenal Spellman de New York, quien distribuyó en cantidad hermosos billeres verdes a los cardenales durante el cónclave".... El argumento no era nuevo, había sido publicado por primera vez por el abate Georges de Nantes, líder de la "Liga de la Contra-Reforma Católica" en su revista.

La crítica que "Juan Gregorio XVII" realiza al Vaticano es sensiblemente diferente a la de Lefevre. Mientras que el antiguo obispo de Dakar, reprochaba fundamentalmente al Vaticano haber adulterado los ritos, esto era secundario para "Juan Gregorio XVII": "No es lo peor del Vaticano II querer simplificar la liturgia. El concilio no hizo solo cosas malas, quiso hacer la religión más sencilla. Tenía buenas intenciones. Como se ve, la forma en que procedieron en ciertos casos, es discutible. (...) La iglesia en el Concilio quiso aligerar un poco la carga. Cuando yo era niño los obispos llevaban largas colas. Pío XII, en un momento dado, pidió a todos los obispos recortar las colas". Una de las medidas del anti-papa canadiense fue simplificar la liturgia, pero conservó el canto gregoriano.

"Juan Gregorio XVII" hizo causa común con los cardenales de la curia vaticana que terminaron enfrentándose con Paulo VI. Recordaba el episodio en el que los cardenales Ottaviani y Bacci hicieron circular panfletos en la ciudad de Roma advirtiendo a los feligresos que tuvieran cuidado con el Papa que había caído en el error. Las autoridades vaticanas, según "Juan Gregorio XVII" arreglaron el asunto diciendo: "Son cardenales ancianos que han vuelto a la infancia. No se puede tomar en cuenta lo que dicen".

A poco de morir Paulo VI, "Juan Gregorio XVII" pasó un período de cárcel a causa de una familia que acusó de secta a su comunidad y de tener bajo secuestro a uno de sus hijos. El episodio no merecería destacarse, salvo por que uno de los funcionarios de prisiones denunció que con anterioridad a la muerte de Juan Pablo I, el preso le había comentado que el nuevo Papa moriría en breve y que su pontificado no duraría más de un mes, palabras que luego resultaron proféticas. La explicación que el anti-papa quebequés dió cuando fue preguntado al respecto, resultó decepcionante: "Bien, yo lo había oido, y lo repetí. Generalmente yo no quiero decir lo que oigo, sobre todo cuando no son cosas buenas. Prefiero mejor no decirlas, pero se me escapó". La respuesta es lo suficientemente ambigua para que unos piensen que se trató de una revelación divina, otros de una confidencia de alguna jerarquía vaticana, y otros, acaso, de mera casualidad. Sea como fuere, lo rigurosamente cierto es que el caso se comentó en la prensa canadiense y dió mucho que hablar en su momento.

La actitud de "Juan Gregorio XVII" en relación a Juan Pablo II diferencia entre el hombre y la institución. El hombre, la persona de Carol Wojtyla, es valiente honesto, pero ha sido elegido por un cónclave de cardenales, la mayoría de ellos, elegidos fraudulentamente y, por tanto, su situación es falsa. Por lo demás está al frente de una "misión imposible"; ya desde las profecías de La Salette se alertaba sobre la situación del clero, su progresivo abandono y la degeneración de la institución sacerdotal; éstas han proseguido en las décadas diguientes hasta descomponer por completo a la Iglesia; hoy ya no hay nada que hacer, intentar reformarse "sería como poner una capaplasma sobre una pierna podrida, cuando hay que amputarla".

La descomposición de la Iglesia se muestra, entre otros signos de los tiempos, en la obstinación con que los últimos Papas, desde Juan XXIII, ocultan el Tercer Secreto de Fátima. ¿Por qué esa negativa reiterada a hacerlo público? Por que, al decir de "Juan Gregorio XVII" y antes que el, en opinión de los partidarios del Padre Collin, el mensaje de Fátima anunciaba una intervención directa de Dios en la Iglesia, para detener su proceso de desintegración; tal intervención se centraba en el envío de un Papa providencial, elegido por Dios, en lugar de por el degradado Colegio Cardenalicio; ese Papa era "Clemente XV", el Padre Collin. Esta una parte del "secreto de Fátima" y por su carácter las autoridades eclesiásticas en aprietos con ese secreto de Fátima, no quieren divulgarlo. El resto del "secreto" tiene un marcado tinte apocalíptico. "Juan Gregorio XVII" es uno de los pocos que afirma conocerlo y, como los demás, se muestra extremadamente prudente sobre su contenido, si bien coincide en afirmar que se trata de un mensage apocalíptico: "Puedo decir que se trata de verdaderamente de una intervención de Dios en la Iglesia y cosas muy tristes van a pasar"... Poco más queda por decir, o se acepta la veracidad de las afirmaciones -temerarias en ocasiones- de "Juan Gregorio XVII", o bien se le tiene por un loco más que compite en lo que se ha dado en llamar "el mercado de la tíara".

El problema del "Hermano Juan", luego "Padre Juan" y, finalmente, "Juan Gregorio XVII", ha sido que ha nacido en un tiempo de escepticismo generalizado y sobre todo en el que, en un lugar de España se coronaba otro antipapa, precisamente con el mismo nombre que él. Clemente Domínguez el "vidente" de El Palmar de Troya se autocoronó Papa a mediados de los años setenta, cuando Gaston Temblay llevaba ya cinco años su triple corona de Pedro. Hasta ese momento el anti-papa canadiense había firmado sus escritos con el nombre de "Gregorio XVII", pero tras el esperpento palmariano debió de cambiar. "Hay en España -dijo el anti-papa canadiense- otro que dice haber recibido esta misión y pretende que Dios le ha dicho que él también sería Gregorio XVII. Por lo tanto (riendo) tengo mi "rival" en España: un hombre llamado Clemente Dominguez Gómez. Yo le dije: "A fin de cuentas, no es un concurso de belleza, mi querido amigo. Le cedo mi puesto. Si eso pudiera ser cierto que es usted el bueno, pues bien, Dios mío, yo sería liberado de esa cruz".

En realidad, la Iglesia romana resultó más beneficiada que otra cosa de la increíble aventura de Clemente Domínguez.

Es difícil juzgar a "Juan Gregorio XVII". Si bien sus cartas de legitimidad son discutibles, pero hay algo en él, difícil de definir, que implica un roce con lo sobrenatural, pero sobre todo hay algo en el núcleo de su personalidad profundamente "auténtico". No olvidemos que desde su más lejana juventud es un "hombre de Iglesia", y más que eso, es un monje, casi un monje-guerrero. En sus declaraciones públicas hace gala de tal modestia y humildad que uno se pregunta si está ante un loco, ante un mentiroso genial, o ante un verdadero Papa surgido en un tiempo de crisis.

El escritor católico francés y heraldista, Frederic Luz, a pesar de realizar algunos objeciones a las reformas litúrgicas del anti-papa canadiense y dudar de la legitimación de su consagración apostólica, no tiene inconveniente en reconocerle indudables valores. Escribe Luz: "He tenido ocasión de consultar nuevos documentos y sobre todo conocer al Padre Juan Gregorio: un hombre simple, tolerante y de profunda espiritualidad que tendrá ciertamente un papel importante en la terrible crisis que afectará a la Iglesia tras la desaparición de Juan Pablo II". Es misma sensación que nosotros mismos hemos experimentado al leer los documentos y la portentosa historia del anti-papa canadiense.

Luz no tiene inconveniente en conceder sin comillas ni ironías el título de "Padre" a Gaston Temblay, y lo prefiere a cualquier otro. Y es que lo que más en contra juega de la imagen y de las pretensiones de "Juan Gregorio XVII" es su título de "papa"; probablemente si se hubiera limitado a crear una comunidad tradicionalista en el seno de la Iglesia, hubiera contado rápidamente con seguidores entre los católicos más conservadores. Sin embargo, el título de "papa" o "anti-papa" genera recelos inmediatos e insuperables entre los fieles católico-romanos, por conservadores que sean. Con todo, ya hemos visto que la comunidad ha progresado, especialmente en el área francófona y en Centroamérica y en el momento de escribir estas líneas, está en pleno dinamismo.

"Juan Gregorio XVII" es consciente de la correlación de fuerzas y de la desproporción de su enfrentamiento con el Vaticano: "Mi situación es, más o menos, la de una pequeña pulga que se hallaría sobre el asfalto y quisiera parar un autobús. Lo que hay que hacer en la cristiandad y en el mundo sobrepasa las proporciones humanas. Si no tuviese la fe que Dios me ha dado, estaría desesperado, porque no hay solución".

Ni siquiera cuando se le recuerdan los ataques o burlas de que ha sido objeto demuestra la soberbia o la megalomanía de que hace gala su competidor andaluz, Clemente Dominguez; suele decir, "un poco de estiercol sirve para abonar el jardín". Quizás por eso, su comunidad florezca y se desarrolle...

(c) Ernest Milà - infokrisis - http://infokrisis.blogia.com - http://info-krisis.blogspot.com - infokrisis@yahoo.es - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

La familia en Europa

Infokrisis.- La Europa de hoy es altamente tributaria del mundo clásico. Tanto es así que algunos pensamos que la solución para el Viejo Continente es combinar los adelantos científicos más avanzados nacidos del genio de Europa con la tradición más ancestral. Y esta es la herencia clásica. Por que fue aquí, en la sagrada tierra de Europa, donde nació la democracia, el pensamiento científico y todo aquello por lo que hoy vale la pena vivir e incluso sacrificarse. Y fue también en el mundo clásico donde nació una concepción de la familia que merece ser recuperada. Nuestro guía en esta etapa va a ser el brillante Foustel de Coulanges y su no superada y más que centenaria obra “La Ciudad Antigua”.

Explica Foustel que si nos trasladamos con la imaginación al mundo clásico encontraremos en cada casa un altar y en derredor del altar una familia congregada. La familia tiene conciencia de sí misma gracias a la memoria de sus ancestros. Si careciera de ancestros, ni siquiera existiría. Los vivos y los muertos están unidos en torno a este altar y no lejos de él, siempre cerca de la casa, se encuentra la tumba de los antepasados, la que Foustel denomina “la segunda mansión de la familia”. Y añade: “allí reposan en común varias generaciones de antepasados: la muerte no los ha separado. Permanecen agrupados en esta segunda existencia y continúan formando una familia indisoluble”. Por que lo que une a los miembros de la familia antigua es la religión del hogar y de los antepasados, sin duda la mejor y la más realista de todas las religiones. Resulta difícil que la presencia de un dios, ignoto e improbable, condicione nuestro comportamiento cotidiano, pero la fidelidad a los ancestros, a los de nuestra sangre, de nuestro linaje, a los que nos precedieron y de los que somos últimos vástagos, eso si que tiene fuerza de compromiso.

La familia antigua tenía su altar en el hogar. Hogar, religión, familia, eran lo mismo. Es por eso mismo que Foustel puede decir con justicia: “Una familia era un grupo de personas a quienes la religión permitía invocar el mismo hogar y ofrecer la comida fúnebre a los mismos antepasados”. El fundamento de la familia era religioso y cultual. Separándose de la familia, el individuo quedaba al margen de la sociedad; espiritualmente era un desahuciado por que jamás su memoria sería venerada por los miembros de su familia. La idea era que al morir, el hombre clásico perdía su cuerpo físico, pero una entidad más profunda seguía acompañando a los miembros de su familia y se manifestaba a través del fuego sagrado del hogar situado en el altar del culto doméstico. Además, las familias patricias romanas podían establecer con toda precisión el origen de su linaje en algún dios o héroe de la mitología clásica: Hércules, Agamenón, Aquiles, Marte, etc. Y había que ser fiel al linaje de los ancestros por que ellos eran dioses.

Cada culto doméstico era diferente y particular al resto. Cuando una joven perteneciente a una familia determinaba se enamoraba de un joven de otra familia y terminaba casándose con él, no se trataba sólo de una boda con consecuencias sobre la herencia, la dote, la descendencia, etc. sino que afectaba sobre todo al culto doméstico. Abandonar el hogar paterno y construir otro con el esposo, equivalía a convertirse a otra religión: de ahí la importancia del matrimonio y la gravedad de la elección. Por eso los antiguos llamaban al matrimonio “ceremonia sagrada”.

La boda, si es que así puede llamarse, constaba de tres episodios: el primero transcurría en el hogar del padre, el tercero en el hogar del marido y el segundo era el tránsito de uno a otro. Inicialmente el padre de la novia, en su hogar ofrecía un sacrificio a los ancestros y declaraba que entregaba a su hija al novio. Solamente si el padre accedía a que su hija se desligara del culto doméstico, el matrimonio era considerado válido. Para entrar en la nueva religión doméstica, debía, previamente, abandonar la antigua. La segunda fase era una ceremonia iniciática que equivalía a un rapto: no en vano, el marido cogía entre sus brazos a la novia y entraba así en el nuevo hogar. Las amigas de la novia y ella misma debían gritar y realizar un simulacro de resistencia, aunque, claro, ninguna aspiraba a que el “rapto” fracasara. Ya en el hogar, el esposo colocaba a la esposa en presencia de la divinidad doméstica. La rociaba con agua lustral y tocaba el fuego sagrado. Rezaban unas oraciones y comían juntos una torta de pan, frutas y vino. Las tres fases se llamaban: tradition, deductio in domun y confarreatio. La fórmula romana: “Nuptiae sunt divini juris et humani communicatio” implicaba que la mujer había entrado a formar parte de la religión del marido.

Así concebían nuestros ancestros –todos los hijos de la Vieja Europa somos, así mismo, hijos del mundo clásico- la unión de un hombre y una mujer con vistas a formar una familia. Foustel, por eso concluye: “La institución del matrimonio sagrado debe ser tan antigua en la raza indoeuropea como la religión doméstica, pues la una va unida a la otra. Esta religión ha enseñado al hombre que la unión conyugal es algo más que una relación de sexos y un afecto pasajero, pues ha unido a dos esposos con los poderosos lazos del mismo culto y de las mismas creencias”.

El matrimonio era, por todo ello, sagrado e indisoluble. No eran unos pacatos estos romanos que concedían el divorcio civil con una gran facilidad... el civil, por que el matrimonio religioso no se disolvía por el equivalente al tribunal romano de la Rota, sino que se precisaba otra ceremonia sagrada: “Solo –dice Foustel- la religión podía separar lo que la religión había unido”.

Luego estaba la cuestión de los hijos. Cada romano y cada griego tenían el máximo interés en dejar un hijo tras de sí, por que gracias a ellos dependía su propia inmortalidad. Es más: tener hijos era uno de los deberes para con los antepasados, pues su dicha podía durar lo que durase la familia. En el mundo indo-europeo el primer hijo recién nacido se llamaba “el hijo del deber”, los demás eran hijos del amor, de la pasión o de los efectos de la noche al claro de luna llena. Pero el indo-europeo debía ante todo cumplir con su deber engendrando el vástago que supondría la posibilidad de prolongar el linaje. Por que el matrimonio era poco menos que obligatorio. Fustel cuenta que Dionisio de Halicarnaso había visto en los viejos anales de Roma una ley que prescribía el matrimonio de los jóvenes. Alabada sea aquella ley y maldito el tiempo futuro que la perdió. Cicerón en sus comentarios sobre la ley romana dice que proscribía el celibato. Y Fustel colige de todo esto que “el hombre no se pertenecía, sino que pertenecía a la familia”.

Del concepto de familia (como agrupación de los que proceden del mismo linaje en torno al altar doméstico), hemos pasado al examen del vínculo que lo hace posible (la boda con sus tres fases), para ver luego la importancia que adquiría el “hijo del deber” (en tanto que propagador del linaje). Pero si alguien creía que con esto ya bastaba, erraba. No era suficiente con engendrar un hijo. El hijo, además, debía ser engendrado según un ritual sagrado para que pudiera tener el poder de perpetuar la religión doméstica (y, por tanto, a la familia misma). El vínculo de sangre no era suficiente para prolongar la familia: era preciso un vínculo superior. Fustel, una vez más, explica con brillantez: “el hijo nacido de una mujer que no hubiese estado asociada al culto del marido por la ceremonia del matrimonio, no podía participar por sí mismo en el culto”. El casamiento era, por ello, obligatorio. Su objeto no era el placer, ni la fusión de dos fortunas patricias o del hambre y las ganas de comer plebeyas. El matrimonio servía para unir a dos seres del mismo culto doméstico para hacer nacer un tercero que fuera apto para continuar este culto.

Estaba claro que si la mujer era estéril el matrimonio podía disolverse sin excepciones. Por que es básico entender esto: lo fundamental para el griego y el romano antiguo era que la familia no se extinguiera y que la llama del culto doméstico jamás se consumiese. Y a este objetivo se subordinaba el amor, el pragmatismo o la pasión. Más aún: en las legislaciones indo-europeas más antiguas, si la esposa enviudaba, estaba escrito que debía casarse con el familiar más próximo del marido. Y si tenía hijos con él, éstos se consideraban hijos del difunto.

El nacimiento de una hija no suponía cumplir con el “hijo del deber”. Debía ser hijo varón. Pero tener un varón tampoco bastaba. Era preciso recibirlo en la comunidad religiosa familiar. El rito prescribía que, inicialmente, el hijo fuera reconocido por el padre. Luego venía la iniciación que los romanos celebraban al noveno día de vida del recién nacido, los griegos el décimo y los hindúes el duodécimo. Ese día el hijo era presentado a los dioses domésticos, una mujer debía llevarlo en brazos y dar con él varias vueltas en torno al fuego doméstico. A partir de ese momento se consideraba que el niño había entrado en la comunidad familiar, estaba obligado (obligado sería decir mucho, tenía el derecho sería quizás más adecuado) a practicar el culto doméstico y a profesar la religión de los antepasados. Por que era un privilegio más que una obligación.

Fíjense si estas concepciones estaban fuertemente arraigadas que influían en toda la legislación y en algunas instituciones familiares. Veamos. En aquellos tiempos la vida media era corta, no sólo por la precaria salubridad, sino también por la abundancia de guerras. Se tendía a que las familias fueran más que numerosas; la propia matrona romana era el símbolo de la fertilidad y de las necesidades de aquella sociedad tan ruda como pura y esencial. Además, si algo caracteriza a Roma era el pragmatismo. De ahí que existiera todo un ritual de adopción que garantizase la incorporación de hijos no sanguíneos al linaje. Cuando un linaje carecía de hijos varones, la legislación y el ritual permitían que se incorporara uno. Se repetían las mismas exigencias que para el matrimonio: para que un hijo pudiera integrarse en una nueva religión debía de abandonar la antigua. Cuando se adoptaba un hijo era preciso ante todo iniciarle en el culto familiar: “introducirlo en la religión doméstica, acercarlo a los penates”. El lazo de nacimiento quedaba roto, el vínculo otorgado por la iniciación era más fuerte y, desde luego, superior. Se integraba en una nueva familia y, para ello, era preciso emanciparse de la anterior; esto es, debía emanciparse de la religión practicaba por su antigua familia que, a partir de ese momento, ya no era nada para él. Para el mundo clásico, el lazo de la sangre no era nada a la hora de establecer un parentesco –cualquiera que sea- era preciso el vínculo del culto. Por que –siempre con Fustel- “la religión determina el parentesco”. El hijo no podía recibir la herencia del padre si no compartía el culto doméstico o si había abrazado otra forma de culto.

Demos otro paso ya que hablamos de herencia: la propiedad. Contrariamente a lo que algunos tienen tendencia a pensar, la propiedad privada no existió siempre. El establecimiento de la propiedad privada fue largo, trabajoso y no se realizó de manera uniforme. Los germanos cultivaban la tierra y eran propietarios de la cosecha... pero no de la tierra. Las tribus indoeuropeas se reunían cada año para deliberar qué lotes de tierra debían cultivar sus miembros. Había variantes: para los griegos, la cosecha era propiedad común y sólo la tierra pertenecía al patrimonio de la familia. Pero fuera cual fuese la desembocadura práctica, lo cierto es que en las sociedades indo-europeos la religión doméstica, la familia y el derecho de propiedad estaban íntimamente unidos. Cada familia tenía sus dioses y su culto; la propiedad se inicia precisamente con ese concepto: la familia es propietaria colectiva de los dioses. En un segundo paso dado que los dioses están asentados en el culto doméstico, esto es, en el hogar, y éste sobre una tierra, existe finalmente una relación misteriosa entre los dioses y el suelo. Y esto estaba arraigado de tal manera que la pena de destierro por la cual el sujeto debía abandonar la tierra de sus ancestros, era considerado como tan grave como la pena de muerte e incluso más por que suponía vagar por el mundo como un muerto en vida, sin relación con un linaje, con un culto doméstico y con un hogar.

Después de los dioses, el hogar –templo de esos dioses- constituye la segunda etapa de la aparición del derecho de propiedad. Pero, fijémonos, que no se trata de una propiedad individual, sino familiar. Aquella seguía sin existir. El hogar tenía puerta y esta debía permanecer cerrada, ¿por seguridad? ¿para preservar la intimidad? Sólo en parte: no conviene que el hogar permanezca abierto para que alguien ajeno a la familia vea el desarrollo del culto doméstico. Por eso los dioses de este culto se llaman “penates”, literalmente dioses interiores u ocultos. Por eso mismo, el hogar es aislado del exterior mediante un cercado que delimita un recinto sagrado que el dios protege y vela. Violar este recinto supone, no un atentado a la propiedad privada, sino un sacrilegio y una muestra de impiedad. De ahí la dureza con que siempre se castigó en el mundo antiguo el “allanamiento de morada”. El domicilio era inviolable: el dios doméstico –comenta Fustel- “ahuyentaba al ladrón y alejaba al enemigo”. El recinto sagrado era el herctum y en su centro estaba el altar doméstico. Cada casa debía estar aislada de otras; no podía haber muros en común: miren cualquier bloque de apartamentos de nuestra ciudad y los ansiados “adosados” y verán hasta qué punto estamos hoy en la inversión del concepto antiguo de hogar. “¿Qué hay de más sagrado que la morada de cada hombre?” se preguntaba Cicerón. Hoy sería fácil responderle: la televisión, el automóvil. Y en cuanto a lo que hoy llamamos “allanamiento de morada” penado con cuatro años, tres meses y un día, en otro tiempo suponía un sacrilegio. Fustel –siempre Fustel- escribe: “Para invadir el campo de una familia era necesario derribar o cambiar de sitio un límite; ahora bien: este límite era un dios. El sacrilegio era horrendo y el castigo severo”. Los romanos, que para esto no se andaban con chiquitas, establecieron en su legislación más antigua: “Si ha tocado el término con la reja de su arado, que el hombre y sus bueyes sean consagrados a los dioses infernales”, en otras palabras que el hombre y los bueyes debían ser sacrificados en expiación.

Nadie podía vender su propia casa –para horror de los API y desesperación de los gestores hipotecarios-, ni renunciar a ella. Era una ley antigua. Ni vender la tierra ni dividirla. La cosa es coherente: “Fundad la propiedad en el derecho del trabajo, y el hombre podrá enajenarla. Fundadla sobre la religión y ya no le será posible, pues un lazo más fuerte que la voluntad humana asocia al hombre a la tierra”. Fustel una vez más. La propiedad no es propiedad de un sujeto, sino que éste es su depositario en tanto que mero eslabón en la cadena del linaje. Por eso mismo la expropiación con fines de utilidad pública era desconocida por los antiguos. La Ley de las Doce Tablas prescribía la imposibilidad de confiscar las tierras de un deudor, pero con la misma autoridad establecía que el cuerpo de éste pertenecía al acreedor. La sociedad antigua no bromeaba con ciertas cosas.

El derecho de sucesión estaba plenamente regulado y garantizado. Cicerón resume: “La religión prescribe que los bienes y el culto de cada familia son inseparables y que el cuidado de los sacrificios recaiga en aquel que reciba la herencia”. Y un abogado griego especificaba ante el juzgado: “Reflexionad bien, jueces y decidid entre yo y mi adversario quién debe heredar los bienes de Filémon y hacer los sacrificios sobre la tumba”. Por que el cuidado del culto y la sucesión son inseparables. Fustel colige de todo esto que: “transmitiéndose la religión doméstica de varón en varón, la propiedad se hereda del mismo modo”. Lo que hace que el hijo herede no es la voluntad personal del padre. El padre no necesitaba hacer testamento: el hijo hereda sin restricciones. Pero es el hijo mayor el que hereda; no la hija. ¿Por qué?

Dado que la hija no es apta para mantener la llama de la religión doméstica en la medida en que al casarse renuncia al culto de su propia religión para asumir la del esposo, por eso mismo no tiene derecho a la herencia. Hacer heredera a la hija implicaría dejar al altar doméstico sin culto. ¿Y si el padre moría sin hijos? Entonces se intentaba buscar entre sus familiares quien debía ser el continuador del culto. La ley ateniense prescribía que “Si un hombre muere sin hijos, el heredero es el hermano del difunto, con tal que sea hermano consanguíneo; a defecto de éste, el que hereda es el hijo del hermano: pues la sucesión pasa siempre a los varones y a los descendientes de los varones”.

De todo esto puede deducirse que nuestros antepasados no daban importancia alguna al testamento. Los recios habitantes de Esparta lo proscribieron, simplemente. Solón en su código lo permitió sólo a quienes morían sin herederos. Legar arbitrariamente los bienes era una opción que apareció en un tiempo muy posterior a los orígenes. Todo el patrimonio era indivisible e iba a parar al primogénito, el “hijo del deber”. El código de Manú, ley de los antiguos arios establecía que “el primogénito sienta por sus hermanos menores el amor de un padre por sus hijos, y que éstos, a su vez, lo respeten como a un padre”.

El padre de familia detenta una autoridad similar a la de un jefe de Estado. Falta saber de dónde derivaba tal autoridad, pero está claro que ésta era, sobre el papel, absoluta hasta el extremo de poder vender y matar a su hijo. En el mundo clásico el origen del derecho no hay que buscarlo en un legislador, sino en la familia. Los principios que regían a la familia, con el tiempo pasaron a ampliar su radio de acción y a trasladar sus principios a un marco más amplio.

La autoridad en la familia, contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar, no la detentaba el padre en tanto que tal. Hay alguien que está por encima del padre: la religión doméstica y el dios al que los griegos llamaban el “hogar-dueño” y los latinos “lar familiae pater”. Era una divinidad interior o, con más precisión, la creencia que anida en el alma humana, una autoridad indiscutible a partir de la cual se establecía la jerarquía familiar. El padre era el primero en tanto que encendía el fuego sagrado y lo conservaba. Era el pontífice, quien establecía puentes entre el mundo humano y el de los lares. Le corresponde dirigir y ejecutar la liturgia y los sacrificios, pronuncia las oraciones. La familia se perpetuaba a través suyo. Cuando muera se transformará en un ente divino que los descendientes invocarán. La mujer tenía otro rango, ni superior, ni inferior, simplemente diferente. Las legislaciones indo-europeas la consideraban como una menor de edad. No podía tener hogar propio ni presidir el culto. Era la materfamilias pero perdía el título al morir el marido. Soltera estaba sometida al padre; muerto el padre, a sus hermanos; casada a su marido; muerto el marido, a sus hijos. Que no se vea en esta dependencia una imposición, ni el derecho del fuerte, sino que derivaba de las creencias religiosas que situaban al varón como pontifex del culto doméstico. La mujer ejercía también, en cierto sentido, un sacerdocio. Tiene sus derechos derivados de ser la encargada de velar para que el hogar no se extinga. Sin ella, el culto doméstico resulta insuficiente. Si el paterfamilias enviuda, pierde por eso mismo el sacerdocio. En contrapartida, la legislación, las costumbres y la tradición romana atribuían a la mujer una gran dignidad, tanto en su papel de madre matrona como de amante. No nos engañemos: pocas sociedades como la romana han tenido en tan alta estima a la mujer y la han dotado de semejante veneración, incomparable con el rol social actual de la mujer. El hijo, por su parte, no podía cuidar el culto doméstico mientras viviera el padre y no importaba si se casaba y tenía hijos. En la casa romana, en la casa indo-europeo, si bien no existía la igualdad de derechos y obligaciones, si al menos había una igual dignidad. Esto es mucho más de lo que existe hoy.

La religión doméstica configuraba el núcleo familiar y lo organizaba. Se equivocan quienes atribuyen a este modelo organizativo un machismo inherente a la condición de varón del padre. En absoluto, repitámoslo otra vez, esa preeminencia aparecía en función de su papel en el culto doméstico y de su condición de sacerdote del hogar y depositario de los misteriosos ritos del culto y de las fórmulas secretas de oración. Fustel de Coulanges realiza un análisis etimológico de la palabra “pater”. En griego, latín y sánscrito la palabra era la misma y tenía idéntico significado. Era una palabra –y un concepto- antiguo, casi diríamos “originario”. Cuando los romanos querían aludir a quien había contribuido al nacimiento de los hijos, no utilizaban la palabra “pater”, sino “genitor” y los indios “gânitar”. Por lo demás, su autoridad distaba mucho de ser absoluta: era dueño del hogar y de sus bienes, pero no podía ni entregarlo, ni enajenarlo. Podía repudiar a los hijos, pero no era una decisión que se tomara a la ligera pues podía correr el riesgo de morir sin descendencia y, por tanto, su familia se extinguiría y los manes de sus antepasados caerían en el olvido. No había –óigase bien en estos tiempos de derechos adquiridos y relativismos morales- derecho del padre que no estuviera acompañado de obligaciones. Era el primero de entre los miembros de su familia, por que le correspondían unos deberes tan absorbentes que, en el fondo, no era sino el primer servidor de la familia.

Los lares eran los dioses terribles encargados de castigar a los humanos y velar sobre el destino del hogar. Los penates son los dioses que nos hacen vivir, mantienen nuestro cuerpo y sostienen nuestra alma. Los manes son nuestros antepasados devenidos dioses tras al muerte. Dioses protectores, dioses mantenedores, dioses destructores, era difícil que el romano en su hogar se sintiera solo: todo una cohorte sutil le acompañaba, le protegía y lo sostenía. El dios de la caridad no existía. El amor al próximo tampoco. Un hombre veía en otro a un ente exterior a sus ritos, que no debía conocerlos, con el que no tenía oraciones en común, ni siquiera dioses. Por lo mismo, el romano antiguo no imploraba a su dios en beneficio de alguien ajeno a la familia. También ignoraba lo que era la caridad: el romano entendía sólo de deberes. Y el primero de todos era contraer matrimonio. El celibato no era solo una negligencia, era también un crimen.

Nuestro padre es el mundo clásico. Yo me siento hijo de Roma. En Roma, para nosotros hispanos, empezó todo. Entramos en la civilización de la mano de Roma y de su romanización. No podemos evitar admiración, veneración y nostalgia por estos orígenes. Hoy aquel modelo histórico es irrecuperable, pero si es posible repensarlo. Por lo demás, este modelo no desapareció bruscamente, sufrió distintas adaptaciones y mantuvo hasta un tiempo relativamente reciente residuos de sus orígenes. La función de esta pequeña obra consiste en rescatar algunas de las tradiciones y costumbres –casi completamente desaparecidas en nuestros días- que afectaron al matrimonio y a la familia en nuestro horizonte geográfico. Vamos a intentar enumerar estas tradiciones y darles una explicación. Todo sea para recuperar el legado de nuestros ancestros, todo para renovar el contacto con el mundo de los orígenes.

Sabemos como se concebía la familia y el matrimonio en la Roma patricia. Veamos qué características ha tenido en la España tradicional.

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Barcelona y el sexo...

Info-Krisis.- No sabríamos como definir la Barcelona tradicional, si inhibida y pacata en lo sexual o desenfadada y dionisíaca. A decir verdad hemos encontrado rastros de lo uno y de lo otro. Barcelona tuvo, como todo puerto de mar, un barrio de dudosa reputación, salpicado de lupanares, llamados aquí, eufemísticamente, "casas de barrets". Incluso hasta nuestros días  la institución de los "meublés", cuya discrección y exquisitez ponderan todos los que han pasado por ellos, es muestra de ese doble aspecto: de un lado se vive el deseo de gozar, de otro se mantiene en secreto. ¿Tiene la sexualidad de los barceloneses algo que ver con lo mágico y misterioso que nos ocupa? Hubo un tiempo en que sí. 

 Antes hemos aludido a las brujas y hechiceras. No es ningún secreto -y así lo hemos dicho- que, desde la más remota antigüedad existió un nexo de unión entre brujas y celestinas; desde Roma y, posiblemente también en Egipto, las primeras celestinas fueron también hechiceras; el filtro amoroso se situaba en el espacio común y exigía de la celestina una sabiduría que iba mucho más allá de satisfacer las necesidades lúbricas de la clientela. Por lo demás, alguién ha definido al sexo "como la fuerza mágica más fuerte de la naturaleza" y a poco que meditemos sobre ello veremos que así es, en efecto. El sexo está íntimamente ligado -aunque no necesariamente- al Amor. Y los barceloneses de ayer y de hoy se han amado como pocos pueblos.

LOS INICIOS DE UN GRAN AMOR               

Ayer se daba más pompa, ceremonia y solemnidad a la declaración de amor. Acaso por eso las uniones duraban más y, aunque el tedio llegara finalmente, solían ser eternas. Y no era raro que así fuera. Los jóvenes barceloneses, antes de declararse a una "pubilla", iban siete domingos seguidos a misa en el Convento de San José y solo después del último "Ita misa est" osaban declararse a su amada. Si la boda no podía celebrarse inmediatamente, ambos jóvenes, acudían a jurarse amor eterno ante la estatua de la Mare de Deu del Carmen que se exponía en la Iglesia de San José.               

Existían ciertas procesiones y ritos religiosos creados para estimular el amor eterno. También existían supersticiones que operaban a modo de indicativos. Si una chica se miraba al espejo en la medianoche del día de San Juan, podía intuir en él la imagen de quien sería el gran amor de su vida, al menos eso decía una tradición muy extendida entre los barceloneses que pensaban también que en la fuente de Hércules, situada en el Paseo de San Juan esquina Córcega, se reflejaba en el agua el rostro de la persona que estaba destinada a compartir alegrías y tristezas por siempre jamás; esto ocurría a la misma hora, el mismo día fatídico. 

Dos procesiones tenían análoga finalidad y ambas discurrían por el barrio del Raval. Una, la llamada "dels bordets", en los prolegómenos de la Semana Santa, hacía desfilar con cirios pascuales en las manos, a los hijos nacidos fuera del matrimonio, abandonados o huérfanos; si alguién sentia una repentina pasión por alguno de los "bordets", no tenía nada más que entregarle una cinta azul en prenda de su amor.

Otra procesión partía del convento de las Egipcíacas a la ermita del Peu de la Creu, ambas lugares hoy desaparecidos, pero que han dejado rastros en el callejero del Casco Antiguo. La procesión  -que ya mencionamos en nuestra Guía de la Barcelona Mágica- se parecía extraordinariamente a las antiguas saturnales romanas. Los jóvenes varones, con el torso desnudo debían azotarse las espaldas mientras duraba el recorrido. Se decía que si alguna gota de sangre salpicaba a alguna chica, ésta quedaría inmediatamente prendada del penitente. Ritos y tradiciones ingenuas de una sociedad que se esforzaba en entrar en la modernidad. A partir de la crisis finisecular, todo esto fue barrido por los traumas en cadena que vivió la sociedad barcelonesa.

HETAIRISMO Y DERECHO DE PERNADA               

Estos amores eternos estaban muy alejados de las uniones temporales obtenidas al auspicio de los burdeles que, son en definitiva, las que nos interesan. Y tienen cabida en estas páginas en la medida en que la prostitución, originariamente, fue en todo Occidente una institución sagrada. Egipto, Grecia, Roma, y las demás civilizaciones tradicionales concebían el "hetairismo" como prostitución sagrada. La mujer, hasta entonces virgen, debía ofrendar su integridad a la diosa antes de contraer matrimonio. Llevada al templo consagrado a la diosa del amor, debía esperar junto a una columna que cualquier extranjero arrojara una moneda a sus pies para entregarle su virginidad. Nunca jamás volvería a ofrecer su cuerpo a cambio de dinero, sin embargo tal era el tributo que debía a la diosa. Cuando se analiza el origen del "derecho de pernada" se comprueba que tuvo un origen similar. En la mayoría de los casos, bastaba que la mujer que iba a contraer matrimonio pasara sobre la cama del noble, sin que éste la tocara; era el signo de que le rendía vasallaje y sumisión. El futuro marido, por su parte, en el curso de la misma ceremonia ofrecía al noble "beber en sotacopa"; el acto consistía en ofrecer al noble local un vaso de agua en una bandeja que éste tomaba y arrojaba su contenido en semicírculo, mientras que decía que el pacto de vasallaje duraría todo el tiempo que aquel agua tardara en regresar al vaso. Cómo puede verse, el "derecho de pernada", en nuestro ámbito cultural jamás adquirió el carácter dramático y depravado que en otras latitudes.               

En esas mismas culturas mediterráneas, el hetairismo se convirtió en una cofradía sagrada de la que derivó directamente el fenómeno de la prostitución. Podríamos decir que la prostitución actual no es sino una institución sagrada transformada en laica en el decurso de las centurias; una institución que tenía un lugar muy concreto en la sociedad. Las culturas clásicas distinguían dos figuras de mujer: la mujer madre y la mujer amante que se encarnaron en la Roma antigua en las figuras de Demeter (convertida en Santa Madrona en la Ciudad Condal) y Venus Afrodita (una joven que embrujaba con su aspecto físico, algunos de cuyos rasgos -salvo la virginidad, pequeño detalle- coinciden con el mito de Santa Lucía que ya analizaremos en otro lugar de esta obra). 

Incluso a principios de siglo, era extremadamente frecuente que varones de todas las clases sociales, tuvieran una amante oficial, al tiempo que compartían una feliz vida hogareña. Para ellos -e incluso para sus mujeres- resultaba obvio que las madres de sus hijos no podían tener la misma servidumbre sexual que exigían a sus amantes; hacerlo hubiera sido degradar su función materna y mezclar dos planos que no tenían nada que ver: el del amor y el del sexo. El hecho de que en una de las torres de la muralla romana se descubriera una estatua de Diana implica que determinados cultos telúricos de carácter mistérico, se celebraban ya en la Barcelona de los orígenes. La institución fue variando y adaptándose a los nuevos tiempos, pero conservó hasta un tiempo excepcionalmente reciente residuos de ese carácter sagrado propio de su irrupción. No en vano existía en la prostitución barcelonesa un hilo endeleble jamás roto entre las casas de lenocinio y los conventos de un lado y la brujería de otro. Hemos aludido a Enriqueta Martí como muestra de lo segundo, tendremos en este capítulo ocasión de ver como en determinado período del año las prostitutas barcelonesas ingresaban en un céntrico convento y como en la decoración de algunos burdeles dominaba el viejo simbolismo pagano.

EL CASTIGO

La Barcelona antigua jamás puso excesivo énfasis en combatir la prostitución, si en cambio vio siempre con malos ojos al intermediario, al alcahuete, que era castigado con el cepo. Este castigo tenía un carácter genérico y siempre iba acompañado por algún complemento: la lengua atravesada por un alfiler para los blasfemos, tripa de cerdo en torno al cuello por ofensas a las autoridades, la cara untada con boñiga de buey si se trataba de un agravio al vecino, etc. Los alcahuetes resultaban expuestos a la vergüenza pública en la Plaza del Ángel; desnudos en los cepos, el castigo duraba medio día para la primera falta y día entero para los reincidentes. Con el tiempo el castigo se atenuó y en el siglo XIX se limitaba solo a rapar el pelo y las cejas y a ser paseada la culpable a lomos de un burro por las calles de la ciudad antigua.

La abundancia de prostitución en todos los tiempos deriva del carácter portuario de la ciudad. Barcelona tuvo puerto desde la mas remota antigüedad aun cuando la ubicación de éste no haya dejado de variar a lo largo de los siglos. La calle Argentería era el antiguo camino romano que conducía a los muelles, partía de una puerta lateral de la muralla, el Portal Mayor. No era la puerta más próxima al mar; la Puerta de Regomir o Puerta Pretoria vigilaba las costas, sin embargo, en esa parte, al tratarse de un acantilado rocoso, era impracticable como puerto. El área situada frente al fuerte de Regomir se conoció en la edad media como Roquetas, precisamente por su configuración. El perfil de la costa varió mucho. En el período en que se construyó la muralla romana, el mar alcanzaba hasta Regomir. Joan Amades sostiene que en el siglo XI el mar llegaba prácticamente hasta la plaza del Pi, lo cual parece exagerado. Sin embargo si es cierto que en el siglo XIII ya se había retrasado hasta la calle de la Merced y, doscientos años después estaba a la altura de la actual Plaza de Antonio López, frente al edificio de Correos. La sedimentación de las arenas arrojadas por el Besós y el Llobregat produjo la formación de una barra litoral que luego, tras 1714, se rellenó con los escombros del barrio de la Ribera, sobre el que se edificó el Barrio de la Barceloneta. La actual plaza de Medinacelli, donde hoy se encuentra la columna en honor de Galcerán Marquet, fue hasta el XVIII lugar donde baraban las barcas de los pescadores. Poco a poco el puerto fue desplazándose hacia esa zona donde, a lo largo del XIX, se fueron concentran los prostíbulos.         

En tiempos de Cervantes el fenómeno tenía una incidencia mucho menor. El escritor aprovechó unos meses en la ciudad de Barcelona, para rememorar en en "El Quijote" ese período en el episodio de la "cabeza parlante". La tradición sostiene que el escritor se albergó en la casa de Gil Grau, en el número dos del Paseo de Colón. La casa, por supuesto, ha sufrido drásticas modificaciones a lo largo de los siglos y la que acertadamente alberga hoy al Gremio de Editores, tiene poco que ver -salvo el emplazamiento que le otorga la tradición- con la casa originaria. La Muralla del Mar situada justo enfrente hizo que debiera accederse a la casa por la calle de la Merced. Cervantes imaginó la lucha entre su héroe alienado y el Caballero de la Blanca Luna, en la playa situada frente al actual edificio de Correos. Es significativo que la derrota sufrida ante su oponente bastó para devolverle la razón; pero esta es otra historia.

Desde finales de la Edad Media hasta el siglo XVII se obligaba a las prostitutas barcelonesas a vestir de una manera diferente. Un pañuelo de colores vivos e inusuales, situado sobre la falda, delataba su oficio. El pañuelo se llamaba "parranda", nombre que ha quedado asociado a juerga y libertinaje. La tradición sostiene que la mujer de Jaime I, dispuso esta ordenanza después de que una prostituta besara al rey en el curso de la misa sin que éste advirtiera su condición.

Con esta historia y esta fisonomía, el puerto de Barcelona iba a tener un creciente tráfico marítimo, sobre todo cuando, a lo largo del siglo XVIII, aumentó el comercio con ultramar. Tras semanas de travesía, los marineros, una vez desembarcados, se convertían en ávidos consumidores de sexo. Amadés da una etimología para la palabra "ramera" no carente de interés: la "ramera" sería la mujer del "remero". Para satisfacer a remeros de galera y marineros de altura estaban las hetairas barcelonesas y sus curiosas costumbres. 

BURDELES DE OTROS TIEMPOS

Amades da seis características por los que podían reconocerse los burdeles barceloneses: solían tener en su fachada el relieve de una dama hermosa (como el de la calle de la Carassa), en otros casos un sátiro y motivos eróticos evidenciaba la condición del local (burdel del número 6 de la calle Ancha), otros burdeles tenían abundante decoración vegetal (fue un burdel el que, precisamente por ese motivo, dió nombre a la atual calle del Laurel); más tarde bastaba que tuvieran el número de la calle en grandes caracteres para que se supiera el destino del edificio; las fachadas pintadas de bermellón eran otro indicio y, finalmente, la estrechez de las puertas de acceso.

Hubo un tiempo en que las autoridades protegían a los burdeles como si de un bien municipal se tratase; sabedores de que estos locales podían ser foco de disputas y tensiones, eran vigilados por una guardia; también la autoridad municipal procuraba, a la vista de las enfermedades venéreas que irradiaban los burdeles, que sus pupilas se sometieran a frecuentes controles médicos. Unas costumbres extremadamente avanzadas y, desde luego, mucho más razonables que las actuales.

Al llegar la Semana Santa se requería a las prostitutas para que ingresaran en el Convento de las Monjas Egipcíacas, pero esto no constituía tanto un castigo como la posibilidad que una sociedad creyente y devota daba a las mujeres que practicaban el oficio mas viejo del mundo, un tiempo de meditación y búsqueda interior. Situado en la confluencia entre la calle del Hospital y la Riera Baja el convento se llamó a partir del siglo XVIII "de las arrepentidas", regentado por las Monjas Mínimas. En este convento se veneraba una imagen del Santo Cristo de los Descarriados. Cuenta la tradición que una prostituta lo recibió de una persona piadosa; la prostituta le prometió solemnemente que los viernes no pecaría, pero víctima de la necesidad, terminó rompiendo su juramento y el Cristo sudó. Afectada por el milagro, la prostituta ingresó en el convento. No muy lejos de allí, en el convento de San Agustín -cuyo último resto, la iglesia de San Agustín puede verse hoy en la plaza del mismo nombre- se veneraba una imagen de la Madre de Dios de las Virtudes, a la que las prostitutas más piadosas iban a orar tras acabar su jornada. 

BURDELES TRADICIONALES

Frente al convento de los Angels, en pleno Raval existía un famoso burdel regentado por una celestina, la "Nicolaua" que solía utilizar ruda para encandilar a los hombres. Tenía fama la tal "Nicolaua" de que los hombres que llegaban hasta su cama soportaban dos coitos, pero el tercero los colocaba en riesgo de muerte. Varios, efectivamente, fallecieron en lo que se suponía era un envenenamiento. Terminó denunciada a la Inquisición como hechicera y nigromante. Otro burdel famoso estaba situado en la Plaza Real disimulado en una tienda de sombreros. Bastaba pedir un modelo determinado para que el cliente tuviera acceso a la trastienda dedicada a muy diferente menester. De este burdel deriva la asimilación barcelonesa de estos locales a "casas de barrets" (sombreros). En los períodos absolutistas de recio moralismo del siglo XIX se solían utilizar triquiñuelas de este estilo. Otro burdel, este en la Baixada de la Pressó, estaba disimulado en una guantería. La casa del Fang en la calle del Comercio, era otro afamado burdel del que se contaba la leyenda de una garza que robó un diamante del Rey de Portugal y lo depositó allí dando lugar a todo tipo de comentarios. 

El burdel de la calle de las Moscas gozaba de gran prestigios entre los marinos de todas las latitudes. Las mujeres que allí trabajaban aspiraban a ser redimidas de su humillante cometido por algún apuesto marinero. Y no se trataba de una quimera, sino de una práctica habitual. El burdel de la calle de la Carabassa mostraba un orgulloso reloj de sol del que aun quedan trazas y el del numero 11 de la calle Serra tenía en su portal unas rejas que fueron suficientes para expander el rumor de que las mujeres que allí se ofrecían al público estaban secuestradas. Otro burdel que gozaba de gran prestigio estaba situado en la calle de la Carassa esquina Mirallers; allí puede verse aún el rostro humano pétreo que indicaba a los soldados y marinos extranjeros la existencia del lugar. Este, en concreto, fue posterior a la guerra de sucesión y se habilitó a mediados del siglo XVIII. El burdel de la calle de las Cabras fue de los primeros en construirse en esa zona cuando el Raval era aun un descampado. Antes, en los siglos XIV y XV, la zona próxima a la colegiata de Santa Ana estaba salpicada de burdeles que doscientos años después se desperdigaron por el Raval.               

Una zona a la que llegaron a lo largo del siglo XIX fue a la calle del Arco del Teatro que entonces se llamaba calle de Trentaclaus, nombre que ostentaba desde el siglo XIV. La calle era larga y tras dejar atrás la muralla por el Portal de Escudillers, recorría la parte baja de las Ramblas, pasaba tras las Reales Atarazanas e iba a parar a las barracas de pescadores del Puerto antiguo, hoy Can Tunis. En el 1401 la Reina María ordenó que las prostitutas abandonaran el lugar; fue entonces cuando se desperdigaron a lo largo de las Ramblas y llegaron hasta Santa Ana. Allí fueron a confluir con otras expulsadas del barrio de las Puelles por decisión de la abadesa con la aquiescencia del Rey.

ASÍ FUE LA "INDUSTRIA DEL SEXO"

Desde entonces hasta nuestros días las costumbres y zonas de prostitución han variado extraordinariamente. Hoy el Barrio Chino barcelonés es solo un recuerdo. Sus calles han sido "esponjadas" y la mayoría de burdeles y zonas de prostitución han desaparico. Eso no quiere decir que el fenómeno haya desaparecido, sino todo lo contrario. José María Carandell escribía su "Guía Secreta de Barcelona", "la calle Robador era la de mayor incidencia prostibularia". Hoy Robador, una de las calles más antiguas de la ciudad, es casi un recuerdo. Ya no quedado ninguno de los "consultorios médicos" o "clínicas de vías urinarias" que vendían preservativos y examinaban órganos genesíacos enfermos; han sido sustituidos ventajosamente por los sex-shops o los centros de asistencia primaria, ninguno de los cuales está situado en aquella zona.               

Durante los años ochenta la marejada de la droga y las reformas urbanísticas en el Casco Antiguo acabaron con buena parte de este ambiente. La figura del "chulo" o "taxista" ha desaparecido prácticamente. La mayor cantidad de burdeles se sitúa hoy en barrios respetables, el Ensanche es uno de ellos, pero en la "zona alta" de la ciudad están sin duda los más afamados. En cuanto a los "meublés", tras algún período de cierre por parte de las autoridades franquistas, los vientos de la transición los reabrieron y retornaron a sus momentos áureos. Robador no es un caso único, calles enteras como la de las Tapias han desaparecido en su antigua configuración para reabrirse sin sombra de prostitución. De la "isla negra" situada entre San Ramón, San Olegario y las Tapias no queda sino un descampado. Cuando en 1956 el gobierno cerró las "casas de lenocinio" se tenía la presunción de que la "vida golfa" había sufrido un golpe mortal. Carandell sitúa a Barcelona a la cabeza con 98 establecimientos de este tipo cerrados. En esa medida hay que ver el origen de la abundante prostitución callejera que vimos cuando despertamos al sexo allá a mediados de los sesenta y hasta bien entrados los ochenta. Lo que vino después fue el tránsito de la economía artesanal a la industrial: desde principios de los ochenta la prostitución había ido emigrando a zonas más respetables e incluso el gran periódico de la burguesía catalana bienpensante alquilaba parte de sus páginas de anuncios por palabras a las nuevas hetairas incluso en los últimos años del franquismo. 

Sin embargo, la mayoría de prostitutas actuales ni están motivadas por el hambre como antes, sino por el consumo en el mejor de los casos (la prostitución unida al fenómeno de la droga todavía no ha logrado erradicarse). Muchos consumidores habituales de estos servicios se quejan de la desmotivación e impericia de las pupilas; "ya no hay prostitutas profesionales", suelen decir. Y tienen toda la razón. La prostituta de hoy, a diferencia de la tradicional, está desarraigada; a pesar de todo lo sórdido que siempre ha acompañado a la prostitución, antes estas mujeres constituían, sino formalmente un gremio, si al menos tenían prácticas que indicaban cierto nivel de organización colectiva. Se sabe, por ejemplo, que las prostitutas mayores, ya retiradas del oficio, cuidaban a los niños de las que aun estaban en activo. También que las mayores, llegado el momento, se retiraban y abrían un local de citas que ponían a disposición de las jóvenes. Existía "continuidad generacional" entre unas y otras promociones. 

En las salas de espera se transmitían los secretos del oficio, como lograr hacer eyacular antes a un hombre, qué hacer y decir y que no hacer y callar, trucos y pequeñas maldades, que constituían la esencia de la profesión. De eso ya no queda ni el recuerdo. También aquí, la tradición se ha perdido y lo que trae la modernidad -el cybersexo, con el que Barcelona se ha situado a la vanguardia europea del sexo- parece excesivamente frío como para poder sustituir con ventaja los viejos usos y costumbres. La distinción entre mujer madre y mujer amante ha quedado abolida en estas décadas de liberación de la mujer. Los roles sociales se han difuminado y el caos que vive hoy la prostitución contrasta con la sensación de orden que alcanzó en otro tiempo.

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La Reconquista en 1609

Fernando Cantalapiedra, madrileño licenciado en Derecho y Económicas. Comienza su actividad política en la gestión pública como representante universitario en la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido Presidente Nacional de la Confederación de Asociaciones de Representación Universitaria y del Sindicato Español Universitario. En la actualidad ocupa la presidencia del Frente Nacional. Atraído por la historia de España vino a Valencia a dar una conferencia en la sede de E2000 sobre el IV Centenario de la Expulsión de los Moriscos. Con él mantuvimos una conversación sobre este tema que ha pasado desapercibida para los medios de comunicación.

EM.- Los centenarios suelen celebrarse ¿por qué este no ha gozado del favor mediático?

Fernando Cantalapiedra.- Porque chocan con la doctrina oficial compuesta por palabras fetiche: multiculturalismo, alianza de civilizaciones, cultura mestiza, integración. Todos esos fetiches fracasaron en nuestra tierra entre 1492 y 1609. Los Reyes Católicos y los Grandes Austrias intentaron generosamente integrar a los moriscos y el resultado después de un siglo de mano tendida fue cero. El IV Centenario de su expulsión ha sido la patata caliente que nadie sabía ni quería abordar. Es inevitable realizar paralelismos con lo que está ocurriendo aquí y ahora.

EM.- Moriscos de ayer y moriscos de hoy ¿Cuáles son esos paralelismos?

FC.- A finales del siglo XVI existían en España 500.000 musulmanes sobre una población de 7.500.000 de españoles, lo que representaba en torno al 6-7% de la población. En la actualidad, existe una proporción superior de inmigrantes residentes en España y los islamistas son en torno a 2.000.000… más o menos la misma proporción que hace 400 años. Hoy, al igual que en el siglo XVI la minoría islámica se autoexcluye en sus guetos, se organiza en sus propios partidos, practica costumbres brutales (es inevitable aludir a la ablación del clítoris), viste de manera diferenciada, etc. La tolerancia ni ayer ni hoy ha dado resultado para integrar a esta minoría.

EM.- Sin embargo la expulsión de los moriscos fue muy criticada…

FC.- Nunca hasta ahora en nuestro país se había cuestionado la legitimidad y necesidad de la expulsión. Es una visión moderna. Historiadores e intelectuales consideraron justa la expulsión de los moriscos. Un liberal como Jovellanos la elogió. Meléndez Valdés, Manuel Quintana, el historiador y Presidente de la II República en el exilio Sánchez Albornoz la calificó de “gran acierto”. Falta encontrar en la historia de España, hasta los años 80, un solo autor que la condene.

EM.- ¿La historia de España hubiera evolucionado de otra manera?

FC.- Todos los grandes nombres de nuestra cultura coinciden en que si no se les hubiera expulsado en 1609, 30 años después España hubiera dejado de existir, se habrían perdido las posesiones europeas, los piratas argelinos –aliados de los moriscos- hubieran multiplicado sus saqueos en España y el mismo reino hubiera podido dividirse en tres. La expulsión fue necesaria para que España fuera como es hoy. De lo contrario, España se hubiera configurado como un mosaico multiétnico parecido a lo que fue Yugoslavia y a las guerras internas que acompañaron su descomposición.

EM.- ¿Cómo se desarrolla el proceso histórico que lleva a la expulsión?

FC.- En 1492, tras la expulsión del penúltimo reino moro de la península se produce el fracaso absoluto de la integración. Fernando de Talavera y sus misioneros no logran mover un ápice de sus posiciones a los moriscos…

EM.- …Disculpa que te interrumpa, ¿por qué hablas del “penúltimo reino moro”?

FC.- El último reino moro fue el de las Alpujarras. Dicho de otra forma: la reconquista no terminó en 1492 sino en 1609.

EM.- ¿Realmente puede hablarse de un “reino moro” tras 1492?

FC.- Sin duda, los moriscos después de esa fecha viven en Granada y las alpujarras sin respetar la legalidad de la nueva situación creada por los Reyes Católicos, maltratan a los cristianos, se producen continuos delitos de sangre; a cada medida de integración siguen más y más delitos, los bautismos que se producen son falsos, sacrílegos y masivos. Poco a poco en la población va cobrando forma la idea de que la expulsión es la única solución. También entonces, la aristocracia terrateniente se oponía porque juzgaba que esa medida perjudicaría a sus intereses. Pero la población no tenía dudas. Frecuentemente la clase política española ha ido por detrás de nuestro pueblo.

EM.- ¿En qué contexto histórico se produce la expulsión?

FC.- España está en ese momento sola frente a una doble pinza. De un lado la lucha contra los protestantes. Francisco I de Francia pacta con Solimán un acercamiento para aislar a España. Los hugonotes franceses atizan la beligerancia contra España. Felipe II en 1567 exige desarmar a los moriscos, prohíbe el vestido y los cantos islámicos. La dureza de las medidas es de tal magnitud que los moriscos que en ese momento preparaban la revuelta junto a los piratas berberiscos, dan marcha atrás. En ese momento los turcos sitiaban Chipre y España fomenta la Santa Alianza junto al papado y a Venecia. En ese momento (1571) tiene lugar la victoria de Lepanto en donde 3 de cada 4 soldados eran españoles.

EM.- ¿Cómo eran los moriscos?

FC.- Sus barrios eran completamente inhabitables para un cristiano: con leyes, lengua, justicia, vestimenta propia… e incluso en Extremadura con moneda propia. Abundaban las crueldades contra los cristianos. Cientos de misioneros llegados con la intención de evangelizar esas zonas fueron mutilados, castrados y asesinados. Marcos Criado, trinitario de Andújar resultó lapidado, le abrieron el pecho y le sacaron el corazón. Hubo casos de canibalismo. Todo esto está documentado   con nombres y apellidos

EM.- ¿Cómo se decide la expulsión?

FC.- El hartazgo de la población era generalizado, pero las circunstancias internacionales del Reino hicieron que solamente al producirse la llamada tregua de los 12 años con Holanda, existiera un respiro para asumir la tarea cuando las esperanzas de integración se habían diluido desde principios del siglo XVI. La expulsión era una medida problemática porque el 30% de la población del Reino de Valencia, por ejemplo, era morisca

EM.- Así pues, el balance final fue “globalmente positivo”…

FC.- Es innegable que la España de la época entendió que existían razones metapolíticas para la medida. Era imposible integrar a un grupo social que tenía una concepción de la vida completamente diferente. Fue una medida necesaria para lograr la cohesión nacional. Se resolvió también un contencioso histórico: los moriscos eran los últimos integrantes de la invasión islámica.

EM.- Pero han vuelto…

FC.- En efecto, llegados con la inmigración siguen considerando a Al-Ándalus –nuestra patria- como tierra islámica, vuelven a autoexcluirse en guetos, forman organizaciones y partidos como el PRUNE que simbólicamente han abierto dos sedes: en Asturias, arranque de la Reconquista, y en Granada. Hay miles de casos de ablación del clítoris, el tema del velo islámico está a la orden del día, imponen su costumbre, sus zonas de limpieza étnica y sus símbolos religiosos. Santiago ya no puede ser llamado “matamoros”. En La Rioja aparece un calendario que incorpora las festividades islámicas. En las cárceles se cambias los menús para satisfacer a los presos islamistas. Incluso intentan imponer una doble legislación: una para islamistas y otra para no-islamistas…

EM.- ¿Mismos parámetros, mismos resultados?

FC.- La integración, hoy como ayer, está llamada al fracaso. No sólo España, Europa es estúpida en su tolerancia sin reciprocidad. Los musulmanes residentes en nuestra tierra deben adaptarse… o irse. Cuando hayan pasado (en virtud de las migraciones masivas procedentes de África y de Oriente y de sus tasas de reproducción disparadas) del 5% al 20% intentarán islamizar a toda la sociedad. De momento, hoy, ya hay 200 mezquitas. Los alcaldes dan suelo público y licencias para la construcción de mezquitas.

EM.- Y una conclusión…

FC.- Hoy vivimos la misma situación. Podemos y debemos aprender de nuestra historia pasada tanto como del día a día actual. Se expulsó a los moriscos para que pudiéramos conservar nuestra cultura y para proteger nuestra forma de vida. Y hoy va siendo cuestión de empezar a pensar en repatriaciones masivas: intégrate o vete, creo que es el mensaje a transmitir.

(c) Ernesto Milà - infokrisis - infokrisis@yahoo.es - Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen