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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

INTERNACIONAL

¿"Brexit" = "Brdoor"?

¿"Brexit" = "Brdoor"?

Info|krisis.- El peso de la inmigración en el “brexit”. El euroescepticismo británico es un rechazo a la política de inmigración de la UE. “Brexit” es la nueva palabra que expresa la salida (exit) de las Islas Británicas (BR) de la Unión Europea. La encuesta parecen dar la mayoría a los británicos dispuestos a abandonar la UE y buena parte de los euroescépticos se encuentran en las filas conservadoras. En esa decisión pesa mucho la política europea común en materia de inmigración.

La noticia de que el Reino Unido tiene un pie fuera de la UE puede ser considerada como “muy buena” para Europa. Desde que ingresó en las Comunidades Europeas el 1 de enero de 1973, el Reino Unido siempre ha mantenido una posición ambigua. Ni siquiera pertenece al espacio de Schengen y la libra sigue siendo su moneda nacional. Su principal socio exportador sigue siendo EEUU, país que es, así mismo, su principal importador. Sus otros dos grandes socios comerciales son China y Alemania. Así pues, en el curso de estos 43 años de permanencia del Reino Unido en la UE lo que han mostrado es la posibilidad de “estar sin estar”. De hecho, el papel del Reino Unido en estos años ha sido el de correa de transmisión de las políticas elaboradas en Washington sobre el continente europeo.

Todos los gobiernos conservadores británicos desde Margaret Tatcher se han mostrado, más o menos, euroescépticos. La Tatcher ya hizo amagos de retirarse con la excusa de que la UE era una organización internacional que despilfarraba recursos de sus países miembros (y tenía razón). Ahora, David Cameron ha hecho del euroescepticismo un recurso. Y lo necesita para ganar peso en la sociedad británica. Las cosas no van bien en aquella nación y, ante la imposibilidad de realizar cambios en profundidad, Cameron opta por convocar referéndums: hace dos años, el referéndum sobre la independencia escocesa, ahora el referéndum sobre la retirada de la UE.

Las cuatro objeciones que Cameron presenta a la UE son:

- Económicamente las cosas no van bien en la UE: hace falta reformar su estructura económica y la naturaleza del euro. En realidad, salvo en Europa Occidental, los nuevos países del Este que ingresaron en la UE todavía no cumplen las condiciones para ingresar en la zona Euro y Polonia ya ha indicado que no se unirá. Dinamarca y el Reino Unido tampoco lo han hecho. Con lo cual, la existencia del Euro se reduce a una zona que, por lo demás, ha comprobado dramáticamente las dificultades de establecer políticas monetarias cuando no se es dueño de la moneda.

- La cuestión de la “competitividad”. Como neoconservador que es, David Cameron es consciente de que su país (y la UE) deben “ganar competitividad” en relación a las “economías emergentes” (China e India)… y eso implica bajar salarios y reducir prestaciones sociales. En cuanto a la tercera exigencia (aumentar la presencia de trabajadores inmigrantes), ya no es posible a partir de las protestas populares.

- Ni federación, ni unión: Britania ante todo. Los distintos gobiernos británicos, históricamente, mantienen un eje anglosajón que se remonta a más de 150 años que liga su destino al de los EEUU. A pesar de haber ingresado en la UE, el Reino Unido tiene poco interés por esta alianza que, inicialmente, se realizó solamente para gozar de una posición privilegiada en Europa. Así se explica la oposición de Londres a las medidas que han pretendido “profundizar” en la UE. La opción inglesa consiste en mantener la soberanía del parlamento británico por encima de las propuestas adoptadas en el Parlamento Europeo.

- Políticas de inmigración: el principal reclamo para la inmigración en el Reino Unido, no es la legislación europea –muy laxa en la materia, por otra parte- sino la legislación de la Commonwealth (comunidad de naciones que pertenecieron al Imperio Británico) y que tienen facilidades para instalarse en el país. Sin embargo, la “crisis de los refugiados” a dado a Cameron la oportunidad de echar la culpa a la UE. Por lo demás, una amplia mayoría de la sociedad británica está alarmada por la pérdida de identidad de las Islas y la desfiguración de su sociedad.

En la UE, el anuncio del referéndum ha generado terror y, como mínimo, inquietud. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo presentó ayer a los jefes de Estado y de Gobierno una propuesta para evitar el “Brexit”: los parlamentos nacionales podrán vetar las propuestas europeas. Hará falta ver si esta medida logra detener la convocatoria el referéndum y la victoria de los euroescépticos. Pero Cameron tiene otras exigencias, por ejemplo, exigir que no se entregue ningún tipo de ayudas sociales a los inmigrantes mientras no hayan pagado impuestos durante en el país durante cuatro años. Esto no gusta en la muy humanista y solidaria UE dispuesta a subsidiar la llegada de inmigración a Europa… precisamente, para ganar competitividad. La UE prefiere que se apruebe una medida más descafeinada: el que los Estados miembros de la UE puedan negar subsidios a la inmigración solamente cuando no tenga recursos suficientes para ello (cuando “su sistema de bienestar se enfrente a una carga imposible de asumir”... a eso se le llama “freno de emergencia”). Si Londres se queda en la UE el “freno de emergencia” se aplicaría ipso facto.

El sistema no convence al a opinión pública británica. Es demasiado ambiguo y el público está ya demasiado harto de las ambigüedades que están haciendo inviable desde hace décadas, la construcción europea. Lo que Londres tiene claro es: 1) que no modificarán su eje histórico con los EEUU, 2) que no renunciarán a que sus principales socios comerciales sean EEUU y China, 3) que no aceptarán política comunitarias en materia de inmigración que puedan poner en entredicho sus acuerdos con los países de la Commonwealth y 4) que el referéndum en estas circunstancias tiene una importancia menor, sea cual sea el resultado, y lo único a lo que aspira Cameron es a que beneficie sus perspectivas de voto.

El “Brexit” es superfluo, porque, en realidad, el Reino Unido jamás ha estado dentro de la UE. No ha existido un “Brdoor”…

© Ernesto Milà – info|krisis – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

 

 

El aliado saudí...

El aliado saudí...

Info|krisis.- El “aliado” de Occidente en Arabia Saudí: Toxicómano, ludópata y depravado. La historia de Janan Harb, “esposa secreta” del príncipe de Arabia Saudí, Fahd bin Abdulaziz al Saúd, es estremecedora: acaba de publicar sus memorias en las que describe la realidad de la “realeza” saudí. A partir de estas memorias ya no puede dudarse que el principal exportador del islam wahabita, es también toxicómano, ludópata y depravado.

Janan Harb, es hoy una mujer madura, atractiva y de 68 años. De origen palestino y miembro de la alta sociedad británica, en 1968 conoció al príncipe Fahd bin Abdulaziz al Saúd en el curso de una fiesta. Poco después, se convirtió al islam y pasó a ser la “esposa secreta” de quien sería hasta su muerte en 2005 rey y primer ministro de Arabia Saudí y jefe de los Saúd, la casa real de aquel país. Fahd era uno de los ¡treinta y seis hijos! del fundador de la dinastía, Abdelaziz bin Saúd, padre de reyes. Los cuatro hermanos de Fahd habían gobernado antes que él.  

La historia de Janan Harb se inició en 1968 en el curso de una gran fiesta para palestinos y libaneses organizada en Navidad. Janan apenas tenía veinte años y había huido de la Cisjordania ocupada por las tropas israelíes en 1967. Allí conoció al príncipe e inició con él una relación secreta que se formalizó con un “matrimonio secreto” cuyos dos primeros años fueron propios de las Mil y una Noches. En 1970, cuando la relación trascendió a sus otros hermanos, fue alejada de la familia real. El actual rey Salman bin Abdulaziz al Saúd, hermano de su marido, simplemente, quería deshacerse de ella pensando que era una amenaza por sus orígenes palestinos y cristianos. Al año siguiente sería deportada al Reino Unido.

Su ex marido prometió apoyarla económicamente mientras viviera, pero el hijo que tuvo con una segunda esposa, se negó a cumplir los acuerdos adoptados (que incluían comprarle varios pisos en Londres y pagarle 17 millones de dólares). Janan Harb llevó el caso a los tribunales británicos y venció en 2015 después de 12 años de pleitos y tras ser tratada de prostituta por los abogados y los medios saudíes. A nadie se le escapa que las memorias que acaba de publicar son una venganza a todas estas afrentas. Una venganza que promete hacer mucha “pupa” a la familia real exportadora de wahabismo.

Hoy el conocido Middle East Eye, una web de noticias británicas especializada en la difusión de informaciones sobre Oriente Medio, anuncia que a finales de febrero se publicará el libro de Janan Harb La debilidad del rey Fahd. En estas memorias se escribe al monarca como ludópata incorregible, visitante habitual a los casinos del barrio de Mayfair, en Londres. Describe a su ex marido como consumidor de drogas; según Harb sería este consumo reiterado el que le llevó a la muerte en 2005. Lo pinta como un derrochador sin límites, ignorante del valor del dinero y provisto de una escala de valores que no tiene nada que ver con el rigorismo wahabita ni con la austeridad predicada por los ulemas del islam. Pues bien, esta persona dirigió Arabia Saudí entre 1982 y 2005…

El rey Fahd bin Abdulaziz al Saúd no es un monarca más sempiterno derrochador de petrodólares: fue el más encarnizado exportador de wahabismo (creando problemas internos a países como Marruecos en donde se creó una red de mezquitas paralelas que no reconocía la autoridad de Mohamed VI y multiplicando las ayudas para la implantación del islam en Europa, incluida España en donde Arabia Saudí se convirtió en el máximo valedor económico para la gran mezquita del Albaicín en Granada que pretendía ser el símbolo de la nueva conquista de Al-Ándalus para el islam).

En los años de gobierno del rey Fahd, la alianza estratégica de su país con los EEUU alcanzó sus más altas cotas: Arabia Saudí se convirtió en el portaviones del Pentágono en Oriente Medio, las puertas del país fueron abiertas a los marines para que organizaran desde allí la Operación Tormenta del Desierto en 1991 y posteriormente la Operación Libertad Duradera (invasión de Afganistán en 2001) para terminar, pocos meses antes de su muerte, facilitando l invasión de Irak. Durante ese tiempo, cobró forma Al-Qaeda, impensable sin la participación de los servicios secretos norteamericanos de los que Bin Laden fue durante mucho tiempo funcionario. Sea como fuere, toda esta actividad generó reacciones en el islamismo radical (que consideraba que era intolerable que los “infieles y cruzados” pisaran la “sagrada tierra de Arabia en la que había predicado Mahoma”) que, desde entonces se muestra vivo y operante en todo el mundo.

Harb cuenta como se convirtió al islamismo como exigencia irrenunciable para unirse a su amor en marzo de 1968. Una vez hecho “se sintió prisionera en su palacio de Riad”. Embarazada en varias ocasiones, siempre, las autoridades saudíes le obligaron a abortar. Janan Harb ha explicado a los redactores de Middle East Eye que ni su marido, ni sus cuñados, ni nos funcionarios de palacio querían a “pequeños Arafat” en las cercanías del palacio. Como se sabe, el líder de la resistencia palestina Yasser Arafat era contrario a las intromisiones entre religión y política (muchos palestinos eran cristianos) y se mostraba partidario de un nacionalismo laico que la dinastía de los Saúd aborrecía.

Según ha informado Janan Harb a Middle East Eye se filmará una película sobre su experiencia en Arabia Saudí y el tira y afloja judicial que terminó con la sentencia contraria a la dinastía de los Saúd y la obligación de pagar 12 millones de libras esterlinas y dos apartamentos de lujo en el barrio de Chelsea.

“No es buena gente”, terminó Janan Harb definiendo a la dinastía que gobierna en Arabia Saudí.

© E. Milà – info|krisis – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

 

 

¿Qué está pasando? (I).

¿Qué está pasando? (I).

Info-Krisis.- La estrategia imperial de los EEUU. Cada dos o tres años vale la pena seguir los acontecimientos de política internacional para ser capaces de valorar exactamente lo que está ocurriendo antes nuestra mirada. A fuerza de preocuparnos de Podemos o de fenómenos similares, de mantener nuestra ira ante la corrupción y la inoperancia de las instituciones, tendemos a olvidar que el destino de las naciones depende de la coyuntura internacional en un mundo extremadamente interconectado. Vamos a intentar realizar una reflexión a día de hoy sobre la marcha de la política internacional. Hace tiempo que no acometíamos una tarea así y los análisis que hicimos hace cinco, siete o diez años, están visiblemente desfasados.

El hecho central de la política internacional es la tensión dialéctica entre una potencia que sigue queriendo ser “potencia hegemónica mundial” (los EEUU) y una serie de actores internacionales (Rusia, China, Irán, India, Venezuela, Brasil) que aspiran a un mundo multipolar. Así pues, el factor esencial de la política internacional actual es la lucha entre “unilateralistas” (los EEUU y sus aliados europeos) y los “multilateralistas”.

EEUU no quiere volver al período de la Guerra Fría (1948-1989) en donde debió compartir la hegemonía mundial con la URSS. Pero como todos los imperios, su talón de Aquiles es la dilatación de sus líneas de suministro y la abundancia de frentes que tiene que cubrir. En el análisis de Brzezinsky (El Gran Tablero Mundial) Rusia no volverá a ser una potencia mundial si se le resta Ucrania y las líneas norteamericanas y de la OTAN se adelantas hanta 1200 km a las puertas de Moscú. Esto explica el interés de los EEUU y de la OTAN por generar el conflicto en Ucrania y su disposición a pagar la elevadísima factura que va a costar a los contribuyentes europeos el salvar a un Estado corrupto y quebrado, completamente insolvente y que ve en la Unión Europea y en la OTAN, al “pagano” de turno.

Para los EEUU, China es el verdadero enemigo. De ahí que en los últimos años haya variado su estrategia internacional. En el Pentágono se es consciente de que ni siquiera la potencia militar de los EEUU es suficiente como para combatir en dos frentes al mismo tiempo. Así que, a principios de la década, tuvieron que elegir entre mantener las guerras en Asia Central y Medio Oriente, o bien empezar a pensar en contener militarmente al gigante chino, a la vista de que no podían combatir en ambos frentes al mismo tiempo, no solo por limitaciones presupuestarias sino por carecer de potencia militar convencional suficiente para conflictos de este tipo. Así pues, a la vista de la imposibilidad de vencer las guerras de Afganistán e Irak, el Pentágono optó por una bochornosa retirada que, en la práctica, constituía una nueva derrota de gravedad similar a la del Vietnam a mediados de los años setenta.

EEUU sustituyó la presencia militar en esas zonas por la llamada “estrategia del caos” (generar guerra civiles interiores en la zona que mantenían entretenidas a los distintos actores regionales y generaban una situación extremadamente turbulenta en la zona que, finalmente, garantizaba que ningún país árabe estaría en condiciones de atacar al Estado de Israel. Desde 2006, en Irak, los EEUU se preocuparon por excitar las rivalidades religiosas entre sunitas y chiitas, mediante atentados false flag que cada parte atribuía al contrario y le inducía a represalias que, finalmente, desembocaron en la eclosión del Estado Islámico.

Así mismo, induciendo a las “revoluciones verdes” en el Magreb (salvo en Marruecos, portaviones norteamericano en la zona) se conseguía desestabilizar y neutralizar a otro sector del mundo árabe. La provocación de la guerra civil Siria y las negociaciones con Irán tendentes a que este país renunciara a su programa nuclear, son los eslabones actuales de esta cadena de despropósitos que desde 2001 ha sembrado Asia Central con conflictos en cadena. El “caos” generado en la zona es lo que debe permitir al Estado de Israel conservar su integridad territorial y verse libre de las presiones del mundo árabe.

Sin embargo, un elemento nuevo es el papel adoptado por Arabia Saudí en los últimos dos años. Por un lado, la monarquía teocrática árabe quiere, por todos los medios, seguir siendo el aliado preferencial de los EEUU en la zona: si pierde ese estatus se arriesga a que las llamas que han estallado en el mundo islámico terminen por alcanzar a una de las monarquías (junto con la marroquí) más corruptas. Desde el primer lustro del milenio se evidenció la pérdida del papel geopolítico de Arabia Saudí. Tras las operaciones Tormenta del Desierto y Libertad Duradera, el papel de Arabia Saudí se ha ido empequeñeciendo a medida que los EEUU eran cada vez más autónomos de las exportaciones de petróleo procedentes de esa zona. Otro tanto ha ocurrido con el petróleo que EEUU importaba de Venezuela: también ha ido disminuyendo y eso ha permitido lanzar una ofensiva generalizada contra el gobierno de Nicolás Maduro.

El petróleo se encuentra en el trasfondo de esta nueva situación. Si hasta 2005-2007, los EEUU eran dependientes de las exportaciones de petróleo y su estrategia consistía en estar allí en donde existía un pozo de petróleo, a partir de 2008 la obtención de petróleo y gases de esquisto mediante la técnica del “fracking” (la fractura hídrica), hizo que aquel país volviera a ser autónomo y autosuficiente en materia de hidrocarburos. Algo que no ocurría desde los años 20-30. Eso es lo que ha hecho que EEUU pudiera tener las “manos libres” para torpedear por todos los medios a su alcance al gobierno venezolano (su enemigo natural), pero también ha tenido como consecuencia el que Arabia Saudí se sintiera abandonada.

Sin el paraguas protector norteamericano, Arabia Saudí sería, verosímilmente, el próximo objetivo de los fundamentalistas islámicos. De ahí que este país no acepte la nueva política exterior norteamericana (desentenderse de los conflictos en Asia Central concentrándose en el cerco a China) y haya hecho todo lo posible para contrabandearla.

Cuando se supo que Arabia Saudí aumentaba su producción de petróleo hasta hacer que el precio del barril Brent bajara de 100 a 40 euros, algunos analistas pensaron que los responsables de aquella teocracia se habían vuelto locos. En realidad estaban realizando un ejercicio de lucidez. La extracción del petróleo y de los gases de esquisto mediante el fracking hídrico es más cara: 60 euros el barril. Así pues, situar el precio del barril por debajo de esta cifra significaba

1) arruinar a las empresas norteamericanas que realizan este tipo de extracciones,

2) desincentivar la producción mediante fracking en territorio de los EEUU,

3) reanudar las importaciones procedentes de países con precios de extracción por debajo de los 60 euros/barril.

Así pues, en el momento de escribir estas líneas, EEUU sigue aplicando su “estrategia del caos” en Asia Central, pero está obligado a seguir manteniendo su cobertura protectora a la corrupta monarquía saudí. Esto le obliga a no poder desengancharse completamente de la zona y concentrar su potencia para cercar a China.

Aprovechando los contenciosos de la República Popular China con los países del mar de la China por cuestiones de aguas territoriales y de soberanía sobre islas e islotes. Países como Filipinas, Vietnam, Corea del Sur, Taiwán, Japón, son aliados de los EEUU en su estrategia de arrinconamiento de China y sus aguas territoriales están “protegidas” por la VIIª Flota de los EEUU. Por otra parte, los EEUU están tratando aceleradamente de mejorar sus relaciones con los países fronterizos por tierra con China (salvo, obviamente, con Rusia) especialmente con Vietnam, Birmania, Bangladesh y las repúblicas ex soviéticas de Asia.

Todo el dilema para EEUU consiste en que será más rápido: su desenganche total de los escenarios de guerra en Asia (Irak, Afganistán, Siria) o este frente impedirá una política más efectiva de cerco a China cuyo crecimiento amenaza en no más de 10 años la hegemonía norteamericana. Obama ha decidido: retirarse de Asia y concentrarse en China. Así se entiende que la presión sobre Irán se haya desviado de la militar a la negociación diplomática para llegar a un acuerdo de desnuclearización de éste país. Así se entiende también que EEUU no se haya zambullido en la guerra civil Siria o que hace tres años permaneciera discretamente en segunda posición, tras el servilismo criminal de Sarkozy, en los bombardeos sobre Libia. Y así se explica, finalmente, la presión sobre el Estado de Israel para inducirle a firmar un acuerdo con los palestinos.

La iniciativa saudí de aumentar la producción de petróleo y llevar el precio del barril por debajo de los costes de extracción del fracking han supuesto un baño de agua fría inesperado para el Pentágono que está tratando de reconstruir la situación: hoy EEUU vuelve a ser dependiente del petróleo árabe. Pero ¿hasta cuando los EEUU permitirán un desafío de esta magnitud a la monarquía corrupta de los Saud? En realidad, lo que se dirime ahora es: o bien seguir apoyando a esta monarquía… o dejarla caer como se dejó caer a Mubarak, Gadafi, etc., o bien desestabilizarla interiormente: a fin de cuentas, en la actualidad, el cese de las importaciones de petróleo saudí por inestabilidad en aquel país, contribuiría a elevar el precio del crudo nuevamente hasta los 95-100 dólares barril, precio óptimo para que la practicas del fracking  sea nuevamente rentable para las empresas norteamericanas y otorguen a ese país la autonomía energética.

Pero, dejar caer a Arabia Saudí implica llevar la “estrategia del caos” en Oriente Medio a un punto sin retorno. “Perdonar” el desafío de los Saud implica algo peor: que ni el Pentágono ni la diplomacia norteamericana podría concentrarse en China en los próximos años. Y, entre tanto, China va creciendo y acordando la distancia que le separa de los EEUU en todos los terrenos.

© Ernesto Mila – infokrisis – ernestomila@yahoo.es – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

 

¿Qué está pasando en el mundo? (I).

¿Qué está pasando en el mundo? (I).

Info-Krisis.- La estrategia imperial de los EEUU. Cada dos o tres años vale la pena seguir los acontecimientos de política internacional para ser capaces de valorar exactamente lo que está ocurriendo antes nuestra mirada. A fuerza de preocuparnos de Podemos o de fenómenos similares, de mantener nuestra ira ante la corrupción y la inoperancia de las instituciones, tendemos a olvidar que el destino de las naciones depende de la coyuntura internacional en un mundo extremadamente interconectado. Vamos a intentar realizar una reflexión a día de hoy sobre la marcha de la política internacional. Hace tiempo que no acometíamos una tarea así y los análisis que hicimos hace cinco, siete o diez años, están visiblemente desfasados.

El hecho central de la política internacional es la tensión dialéctica entre una potencia que sigue queriendo ser “potencia hegemónica mundial” (los EEUU) y una serie de actores internacionales (Rusia, China, Irán, India, Venezuela, Brasil) que aspiran a un mundo multipolar. Así pues, el factor esencial de la política internacional actual es la lucha entre “unilateralistas” (los EEUU y sus aliados europeos) y los “multilateralistas”.

EEUU no quiere volver al período de la Guerra Fría (1948-1989) en donde debió compartir la hegemonía mundial con la URSS. Pero como todos los imperios, su talón de Aquiles es la dilatación de sus líneas de suministro y la abundancia de frentes que tiene que cubrir. En el análisis de Brzezinsky (El Gran Tablero Mundial) Rusia no volverá a ser una potencia mundial si se le resta Ucrania y las líneas norteamericanas y de la OTAN se adelantas hanta 1200 km a las puertas de Moscú. Esto explica el interés de los EEUU y de la OTAN por generar el conflicto en Ucrania y su disposición a pagar la elevadísima factura que va a costar a los contribuyentes europeos el salvar a un Estado corrupto y quebrado, completamente insolvente y que ve en la Unión Europea y en la OTAN, al “pagano” de turno.

Para los EEUU, China es el verdadero enemigo. De ahí que en los últimos años haya variado su estrategia internacional. En el Pentágono se es consciente de que ni siquiera la potencia militar de los EEUU es suficiente como para combatir en dos frentes al mismo tiempo. Así que, a principios de la década, tuvieron que elegir entre mantener las guerras en Asia Central y Medio Oriente, o bien empezar a pensar en contener militarmente al gigante chino, a la vista de que no podían combatir en ambos frentes al mismo tiempo, no solo por limitaciones presupuestarias sino por carecer de potencia militar convencional suficiente para conflictos de este tipo. Así pues, a la vista de la imposibilidad de vencer las guerras de Afganistán e Irak, el Pentágono optó por una bochornosa retirada que, en la práctica, constituía una nueva derrota de gravedad similar a la del Vietnam a mediados de los años setenta.

EEUU sustituyó la presencia militar en esas zonas por la llamada “estrategia del caos” (generar guerra civiles interiores en la zona que mantenían entretenidas a los distintos actores regionales y generaban una situación extremadamente turbulenta en la zona que, finalmente, garantizaba que ningún país árabe estaría en condiciones de atacar al Estado de Israel. Desde 2006, en Irak, los EEUU se preocuparon por excitar las rivalidades religiosas entre sunitas y chiitas, mediante atentados false flag que cada parte atribuía al contrario y le inducía a represalias que, finalmente, desembocaron en la eclosión del Estado Islámico.

Así mismo, induciendo a las “revoluciones verdes” en el Magreb (salvo en Marruecos, portaviones norteamericano en la zona) se conseguía desestabilizar y neutralizar a otro sector del mundo árabe. La provocación de la guerra civil Siria y las negociaciones con Irán tendentes a que este país renunciara a su programa nuclear, son los eslabones actuales de esta cadena de despropósitos que desde 2001 ha sembrado Asia Central con conflictos en cadena. El “caos” generado en la zona es lo que debe permitir al Estado de Israel conservar su integridad territorial y verse libre de las presiones del mundo árabe.

Sin embargo, un elemento nuevo es el papel adoptado por Arabia Saudí en los últimos dos años. Por un lado, la monarquía teocrática árabe quiere, por todos los medios, seguir siendo el aliado preferencial de los EEUU en la zona: si pierde ese estatus se arriesga a que las llamas que han estallado en el mundo islámico terminen por alcanzar a una de las monarquías (junto con la marroquí) más corruptas. Desde el primer lustro del milenio se evidenció la pérdida del papel geopolítico de Arabia Saudí. Tras las operaciones Tormenta del Desierto y Libertad Duradera, el papel de Arabia Saudí se ha ido empequeñeciendo a medida que los EEUU eran cada vez más autónomos de las exportaciones de petróleo procedentes de esa zona. Otro tanto ha ocurrido con el petróleo que EEUU importaba de Venezuela: también ha ido disminuyendo y eso ha permitido lanzar una ofensiva generalizada contra el gobierno de Nicolás Maduro.

El petróleo se encuentra en el trasfondo de esta nueva situación. Si hasta 2005-2007, los EEUU eran dependientes de las exportaciones de petróleo y su estrategia consistía en estar allí en donde existía un pozo de petróleo, a partir de 2008 la obtención de petróleo y gases de esquisto mediante la técnica del “fracking” (la fractura hídrica), hizo que aquel país volviera a ser autónomo y autosuficiente en materia de hidrocarburos. Algo que no ocurría desde los años 20-30. Eso es lo que ha hecho que EEUU pudiera tener las “manos libres” para torpedear por todos los medios a su alcance al gobierno venezolano (su enemigo natural), pero también ha tenido como consecuencia el que Arabia Saudí se sintiera abandonada.

Sin el paraguas protector norteamericano, Arabia Saudí sería, verosímilmente, el próximo objetivo de los fundamentalistas islámicos. De ahí que este país no acepte la nueva política exterior norteamericana (desentenderse de los conflictos en Asia Central concentrándose en el cerco a China) y haya hecho todo lo posible para contrabandearla.

Cuando se supo que Arabia Saudí aumentaba su producción de petróleo hasta hacer que el precio del barril Brent bajara de 100 a 40 euros, algunos analistas pensaron que los responsables de aquella teocracia se habían vuelto locos. En realidad estaban realizando un ejercicio de lucidez. La extracción del petróleo y de los gases de esquisto mediante el fracking hídrico es más cara: 60 euros el barril. Así pues, situar el precio del barril por debajo de esta cifra significaba

1) arruinar a las empresas norteamericanas que realizan este tipo de extracciones,

2) desincentivar la producción mediante fracking en territorio de los EEUU,

3) reanudar las importaciones procedentes de países con precios de extracción por debajo de los 60 euros/barril.

Así pues, en el momento de escribir estas líneas, EEUU sigue aplicando su “estrategia del caos” en Asia Central, pero está obligado a seguir manteniendo su cobertura protectora a la corrupta monarquía saudí. Esto le obliga a no poder desengancharse completamente de la zona y concentrar su potencia para cercar a China.

Aprovechando los contenciosos de la República Popular China con los países del mar de la China por cuestiones de aguas territoriales y de soberanía sobre islas e islotes. Países como Filipinas, Vietnam, Corea del Sur, Taiwán, Japón, son aliados de los EEUU en su estrategia de arrinconamiento de China y sus aguas territoriales están “protegidas” por la VIIª Flota de los EEUU. Por otra parte, los EEUU están tratando aceleradamente de mejorar sus relaciones con los países fronterizos por tierra con China (salvo, obviamente, con Rusia) especialmente con Vietnam, Birmania, Bangladesh y las repúblicas ex soviéticas de Asia.

Todo el dilema para EEUU consiste en que será más rápido: su desenganche total de los escenarios de guerra en Asia (Irak, Afganistán, Siria) o este frente impedirá una política más efectiva de cerco a China cuyo crecimiento amenaza en no más de 10 años la hegemonía norteamericana. Obama ha decidido: retirarse de Asia y concentrarse en China. Así se entiende que la presión sobre Irán se haya desviado de la militar a la negociación diplomática para llegar a un acuerdo de desnuclearización de éste país. Así se entiende también que EEUU no se haya zambullido en la guerra civil Siria o que hace tres años permaneciera discretamente en segunda posición, tras el servilismo criminal de Sarkozy, en los bombardeos sobre Libia. Y así se explica, finalmente, la presión sobre el Estado de Israel para inducirle a firmar un acuerdo con los palestinos.

La iniciativa saudí de aumentar la producción de petróleo y llevar el precio del barril por debajo de los costes de extracción del fracking han supuesto un baño de agua fría inesperado para el Pentágono que está tratando de reconstruir la situación: hoy EEUU vuelve a ser dependiente del petróleo árabe. Pero ¿hasta cuando los EEUU permitirán un desafío de esta magnitud a la monarquía corrupta de los Saud? En realidad, lo que se dirime ahora es: o bien seguir apoyando a esta monarquía… o dejarla caer como se dejó caer a Mubarak, Gadafi, etc., o bien desestabilizarla interiormente: a fin de cuentas, en la actualidad, el cese de las importaciones de petróleo saudí por inestabilidad en aquel país, contribuiría a elevar el precio del crudo nuevamente hasta los 95-100 dólares barril, precio óptimo para que la practicas del fracking  sea nuevamente rentable para las empresas norteamericanas y otorguen a ese país la autonomía energética.

Pero, dejar caer a Arabia Saudí implica llevar la “estrategia del caos” en Oriente Medio a un punto sin retorno. “Perdonar” el desafío de los Saud implica algo peor: que ni el Pentágono ni la diplomacia norteamericana podría concentrarse en China en los próximos años. Y, entre tanto, China va creciendo y acordando la distancia que le separa de los EEUU en todos los terrenos.

© Ernesto Mila – infokrisis – ernestomila@yahoo.es – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

 

Grecia ¿Mañana España?

Grecia ¿Mañana España?

Info|krisis.- Grecia ha pasado página. A partir de ahora, ya nada será igual en un país que ha dado el 36,12% de los votos a Syriza, dando la espalda a los partidos tradicionales de centro-derecha y de centro-izquierda. A partir de ahora, la negociación con la “troika” no podrá darse en los mismos términos que durante el gobierno de Yorgos Papandreu (PASOK) o de Antonis Samas (Nueva Democracia). El resultado electoral del domingo ha sido el lógico remate a lo sucedido en aquel país desde 2004, cuando el gobierno conservador de Karamanlis empezó a falsear sistemáticamente los datos facilitados a la Unión Europea. Ahora, los griegos han votado masivamente a quien les promete el fin de la austeridad. Decir que ha empezado un nuevo ciclo político en aquel país no significa decir que a Grecia le espera un futuro radiante…

¿Quién ha fracaso en Grecia? ¿Quién fracasa en Europa?

Las elecciones del 25 de enero en Grecia han supuesto el toque de trompetas del Apocalipsis para las dos grandes formaciones tradicionales de centro-derecha y de centro-izquierda. Las cancillerías europeas iban registrando en los días previos a las elecciones griegas una desmoralización creciente. Quienes han perdido en Grecia han sido los aliados de Angela Merkel y de Mariano Rajoy; quién ha perdido es el euro (que irá bajando y perdiendo credibilidad hasta la paridad con el dólar USA), quienes han desaparecido son los “compañeros y compañeras” de Hollande y del infortunado Pedro Sánchez. Ha habido un terremoto político en Grecia y los perdedores son los partidos que han gobernado en Europa desde hace 70 años.

Resulta significativo que incluso el Banco Central Europeo, en los días previos a las elecciones griegas, haya tenido que salir en defensa del euro con su “plan de inversión pública” y sus 50.000 millones de euros ficticios mensuales destinados a comprar deuda pública de los países europeos. Es significativo que esta práctica no se hubiera iniciado cuando empezó la crisis de la deuda, allá por el ya lejano 2009. Durante esos cinco años la política del BCE ha hecho que se cerraran los créditos bancarios para los ciudadanos y las empresas, ha convertido la compra de deuda (con dinero tomado prestado del BCE) en prácticamente la única actividad bancaria, nos ha situado en plena deflación, ha mantenido contenidos con tendencia a la baja a los salarios en el marco de la UE en lugar de recurrir a la devaluación… ha supuesto una verdadera tragedia para Europa, al lado de una garantía de que la banca seguiría ganando lo mismo, haciendo una tarea menos arriesgada. Pero ha sido solamente cuando en un pequeño país, existía el riesgo de que alguien dijera “el rey está desnudo”, cuando el BCE ha reaccionado.

El “pequeño problema” y el “gran problema”: el Front National

El problema de Grecia es un “pequeño problema”. Pero es un ejemplo. Es un pequeño problema porque la economía griega es una quinta parte de la española (a pesar de que su deuda sea la tercera parte de la nuestra). El verdadero problema es que si la situación económica en Europa sigue como hasta ahora, si el voto de protesta se sigue concentrando en sectores políticos nuevos, no se podrá evitar que, no en un pequeño país (Grecia), ni en una economía de segunda división (España), sino en un gran país con una economía de primera división (Francia), termine gobernando a la vuelta de tres años el Front National. Y eso sí que supondría el final, no sólo de la UE europea en su actual configuración, sino también de la OTAN como fuerza de choque de los EEUU.

Si tenemos en cuenta que el dólar mantiene su poder como moneda de cambio gracias a que los marines son capaces de intervenir en cualquier zona del planeta, y que los misiles del Pentágono constituyen el verdadero respaldo para la moneda americana y la OTAN la garantía de que su sistema de alianzas sigue siendo sólido, podemos suponer lo que supondría, no sólo a nivel económico, sino geopolítico, no ya la convulsión griega, sino la que puede tener lugar en Francia.

Lo que preocupe entre los “señores del dinero”, en el Pentágono, y en las internacionales liberal-conservadora y socialista, es la posibilidad de que los “votos de protesta” se generalicen en toda Europa, que los ciudadanos dejen de “votar útil”, se les pase el miedo a nuevas experiencias y se produzcan corrimientos sísmicos de votos que acaben con los equilibrios de fuerzas y los compromisos que se vienen arrastrando desde 1945. Lo ocurrido en Grecia merece ser examinado desde este punto de vista.

El pasado reciente de Grecia: los responsables

Como era de prever, el PASOK ha quedado completamente desintegrado. En efecto, ni siquiera el jefe de los socialistas griegos y presidente de la Internacional Socialista, Papandreu, ha conseguido escaño y su formación ha quedado sumida en la séptima posición. Para colmo, la primera reacción en el interior esta vetusta formación política ha sido el cruce de acusaciones entre Papandreu y Evangelos Venizelos, sobre quién de los dos era el responsable de que Amanecer Dorado se convirtiera en tercera fuerza política…

En cuando a Nueva Democracia, ha conseguido apenas “salvar los muebles” con un honroso 28% y 76 escaños que le permitirán mantener un papel en la oposición. Para su líder Antonis Samarás, la apelación al “voto útil”, a “evitar aventuras”, “cumplir los compromisos para evitar el caos”, le ha proporcionado unos años de respiro. El electorado conservador y refractario a los saltos al vacío, se ha concentrado tras la bandera del partido que trajo el problema a Gracia. Hay que recordar que Konstantinos Karamanlis fundó Nueva Democracia en 1974 para sustituir al “régimen de los coroneles”. En aquel tiempo, en España, algunos ansiaban hasta tal punto la creación de un partido similar que vieron en Fraga al émulo de Karamanlis. La revista de humor e la época, Hermano Lobo, aludía al embajador español en Londres como “Fragamanlis”, el predestinado a traer la democracia…

Fue su sobrino Konstantinos “Kostas” Karamanlis quien inició lo que el electorado griego conservador ha querido olvidar: el falseo sistemático de cuentas rendidas a la UE. Los socialistas del PASOK prosiguieron con esta tradición. El resultado fue que Grecia figurada con un déficit del 2,5%, cuando en realidad era del 20%. Fue así como entró en la “zona Euro” un país que no reunía las condiciones requeridas para formar parte de la moneda única y cuyas cifras suponían un esfuerzo adicional a la UE en ayudas a fondo perdido.

Por otra parte, ni centro-derecha, ni centro-izquierda hicieron absolutamente nada para “disciplinar” a la anárquica economía griega. La existencia de cientos de islas en el Egeo facilitaba una economía en la que el contrabando ocupa un lugar preferente. La recaudación fiscal estaba reducida a la mínima expresión. El fraude en la declaración de impuestos ha sido la práctica habitual desde la restauración de la democracia en 1974, unido a la prepotencia de los dos partidos tradicionales que creían haber constituido un régimen en el que se irían turnando para ejercer el poder hasta el infinito, con unos niveles de corrupción superiores incluso a los de la Generalitat de Cataluña o a la Autonomía Andaluza.

La Grecia que fue a votar

Se ha definido a la Grecia de 2015 como una suma de ira, un deseo de esperanza y una deuda impagable (aunque se produjera otra quita quedaría sin resolver el problema de cómo se pagaría el resto o, incluso, aunque por un milagro de la negociación, la “troika” aceptara una quita total, subsistiría el problema de qué va a vivir la economía griega a partir de ese momento). Los resultados electorales responden a este esquema y han abonado el irresistible ascenso de Syriza (cuyo programa contiene tanta esperanza como ira), el mantenimiento de las posiciones de Amanecer Dorado (sólo ira), el hundimiento del Pasok (ni ira, ni esperanza), y la segunda posición de Nueva Democracia (esperanza sin ira).

La deuda impagable, resultado de la mala gestión de Nueva Democracia y del Pasok, ha generado más de 300.000 millones de déficit, la pérdida del 25% del PIB, un empobrecimiento generalizado de la sociedad griega y el aumento del peso político de la extrema-derecha, Amanecer Dorado, y de la extrema-izquierda, Siryza. Es en esas dramáticas circunstancias cuando la “troika” interviene la economía griega y, bruscamente, se instauran las políticas de férrea austeridad.

El hecho de que, tanto el Pasok como Nueva Democracia, hayan pasado estos últimos años echándose en cara unos  otros, la responsabilidad de lo ocurrido, ha operado un efecto balsámico en el electorado. El voto de centro-izquierda ha abandonado una formación que era tan tradicional como corrupta y se ha reubicado en la “nueva izquierda”.

Los votos a Amanecer Dorado, por el contrario, han surgido especialmente de los sectores que hasta ahora ni siquiera iban a votar o de aquellos otros alarmados, no sólo por la llegada constante de inmigrantes a un país que no puede ni mantener a sus clases más necesitadas, sino por el aumento de la delincuencia y las ayudas sociales que reciben y que se detraen de la población griega de origen.

En cierto sentido, esta campaña electoral ha sido una campaña contra Amanecer Dorado que se inició desde el mismo momento en el que se cerraron las urnas en 2012. En esa ocasión el partido obtuvo 440.992 votos, un 7%, y obtuvo 21 escaños. Los resultados del domingo indican la fidelidad de un electorado particularmente joven (el 23% de los jóvenes griegos, entre ellos el 12% de los estudiantes) y lo bien que el partido ha resistido una represión que mantiene en estos momentos a toda su cúpula encarcelada. En estas condiciones ya ha sido milagroso el que el partido estuviera en condiciones de presentarse a las elecciones y de realizar una campaña electoral.

Amanecer Dorado es hoy una formación a la espera: el electorado griego ha probado soluciones moderadas de derechas y de izquierdas, ahora queda ver que aporta una solución de extrema-izquierda cuyo ejercicio de gobierno no va a ser precisamente un camino de rosas. Según los resultados y según la imagen que sea capaz de proyectar sobre la sociedad griega (el partido ha obtenido un 6% de los votos ejerciendo la carta del radicalismo, tiene un “suelo” suficiente como para, ahora, tender hacia un electorado más moderado y, sobre todo, debe de estar pendiente de la evolución de Siryza en la medida en que el “voto de protesta” puede cambiar radicalmente de orientación en pocos meses.

El enigma de Syriza

La presencia de Pablo Iglesias en la campaña electoral griega y las evidentes similitudes entre Podemos y Syriza, no pueden hacer olvidar que el partido griego está constituido por un entramado de organizaciones políticas de extrema-izquierda procedentes de faunas ya desaparecidas completamente en España: aquí ya no quedan grupos “maoístas” (extinguidos en los 80), en cuando a los trotskistas, después de un período de fragmentación (años 80), pasaron a reconsiderar sus posiciones y entrar en IU (años 90), antes de desaparecer completamente con el inicio del milenio. Lo que queda hoy de “extrema-izquierda clásica” no es más que unas pocas decenas de miembros del PCE(m-l) y un puñado de trotskistas divididos en media docena de subgrupúsculos. Nada, en cualquier caso, ni con capacidad ni maniobra, ni con capacidad para hacer valer sus tesis. Lo esencial en Podemos son “movimientos sociales” organizados a través de “círculos”. Nada parecido al origen de Syriza.

Este partido (cuyo nombre es el acrónimo griego de “Coalición de Izquierda Radical”, pero que en lengua de Homero significa también “Por la raíz”) es una amalgama de pequeños partidos de extrema-izquierda, movimientos sociales controlados por estas formaciones, que ha pasado de un 3% de votos en las elecciones de 2004 a 36,12% en las de 2015. Entre las formaciones que lo componen se encuentran escisiones del Pasok (el Movimiento Democrático Social), escisiones del Partido Comunista de Grecia (el Movimiento por la Unidad de Acción de la Izquierda y el Synaspismós), maoístas (Organización Comunista de Grecia), trotskistas (Izquierda de los Trabajadores Internacionalistas y la Organización Socialista Internacionalistas), ecologistas de izquierdas (los Ecosocialistas y la Izquierda Innovadora Comunista-Ecologista) y el partido de izquierdas Kokino.

Syriza, está dirigido por una dirección colegiada de la que Alexis Tsipras es el portavoz y debe rendir cuentas de sus iniciativas. El menor problema de Syriza, en este momento, es alcanzar ese par de escaños que le faltan para alcanzar la mayoría absoluta (los encontrará entre los “independientes” (que han obtenido 13 escaños), o bien entre el To Potami (liberal-oportunistas).  

A partir de ahora, Tsipras va a estar sometido a dos presiones que difícilmente resistirá su falta de experiencia en gestión directa del poder. Por encima se va a ver presionado por la “troika” de Bruselas encargada de que Grecia no se convierta en un ejemplo para el resto de países en dificultades y que por sus dimensiones económicas (España e Italia) podrían suponer el fin del euro y de la misma UE. La “troika” se mostrará ligeramente flexible, pero no condescendiente. Y Tsipras lo que necesita es un milagro que venga de parte de la UE. En las actuales circunstancias, incluso una condonación de 2/3 de la deuda no resolvería gran cosa (quedarían 100.000 millones por pagar para un país que hace dos años que no emite deuda (a la vista de que el BCE cubre sus pagos exteriores y que el nono griego está muy por debajo del “bono basura”.

Pero, por otro lado, Tsipras va a tener que bregar con el popurrí de partidos de izquierdas que forman su coalición, cada uno de los cuales está preso de la lógica dogmática heredada del viejo leninismo de hace cien años. Dentro de la coalición ya se perfilan posiciones entre los “ultrancistas” y los “realistas”, entre los partidarios de llegar a acuerdos y aquellos para los que el salto al vacío (salida de Grecia de la zona euro) es la mejor opción.

Así pues, los márgenes que Tsipras tiene para resolver el problema (en el caso de que el problema griego tenga solución) son excepcionalmente estrechos. Como en todos los partidos de “protesta”, la parte más fuerte de su discurso político son las injusticias a las que se ha visto sometido el electorado por parte de los “señores del dinero”, pero su parte más débil es, siempre, como resolver la papeleta económica. Tanto Podemos, como Die Linke o Syriza, pero también el Front National, Amanecer Dorado, la Lega Nord, el FPÖ, el UKIP, tienen justamente este mismo problema: es fácil criticar una situación y aislar los elementos que la han desencadenado, pero mucho más difícil definir políticas que atenúen el poder casi omnipotente de los “señores del dinero”.

Los escenarios que pueden preverse

Todo puede pasar en Grecia. Sin olvidar que lo que ocurra en Grecia puede reproducirse, como hemos dicho en otros países en dificultades. Consideramos que hay tres escenarios a considerar:

1) Syriza logra atenuar el impacto de la presión de la “troika” y ampliar sus márgenes para reordenar la economía. En ese caso: se facilita el que partidos similares en otros países adopten las mismas posiciones, queda debilitada la política del BCE.

2) Syriza no consigue mejorar las condiciones para el pago de la deuda. En ese caso: abandono de Grecia de la “zona euro” y más que probable “rescate” de Rusia que recuperaría así el peso perdido en los Balcanes tras la desmembración de Yugoslavia, condicionando a partir de ese momento la política turca. Eso implicaría “pago de deuda” a cambio de “salida de Grecia de la OTAN”. Convulsión geopolítica de altura.

3) Syriza no consigue mejorar sólo levemente las condiciones para el pago de la deuda. En ese caso: estallido interior en el partido-coalición (por las diferentes valoraciones de lo obtenido y sobre el comportamiento a partir de ese instante), pérdida de bases electorales, convocatoria de nuevas elecciones a la vista de dos años.

No hay muchas más posibilidades. Hemos entrado en un momento histórico en el que, en Europa, todo empieza a ser posible. Poco importa que Syriza sea una coalición de partidos marxistas como ya no existen en lugar alguno del planeta (salvo en China y Corea), poco importa que Syriza tenga pocas posibilidades de salir airosa del poder que el domingo 25 de enero acaba de conquistar.

Poco importa que Grecia sea un pequeño país situado en el otro extremo del Mediterráneo. Lo que realmente importa es que se ha producido una convulsión en Europa, que el régimen que ha gobernado aquel país durante 40 años, ha quedado, finalmente pulverizado y que allí se abren, a partir de ahora, espacio vacíos que pueden ser ocupados por nuevas fuerzas políticas.

No todas son oportunistas de pocos escrúpulos como To Potami, el partido improvisado a última hora para restar votos moderados de protesta a Syriza. Hay un Amanecer Dorado con un 6% de votos que está ahí. Su dirección deberá asumir que ahora precisa cambiar el lenguaje, adaptarlo a la nueva realidad.

¿Mañana España?

La presencia de Pablo Iglesias en la campaña electoral griega no debe de inducirnos a equívocos. Ni Podemos es Syriza, ni Grecia es España, ni siquiera Tsipras es Pablo Iglesias. Pero hay ciertas similitudes entre ambas situaciones: también España está a punto de cumplir el 40º aniversario de su régimen político. También aquí gobiernan los amigos de la Merkel y todavía hoy, los colegas de Hollande se tienen por “primer partido de la oposición”. Con un gestación y un origen muy diferente, Podemos se verá reforzado por la victoria de Syriza… aunque también, lo que ocurra después puede llegar a ser un lastre para la formación española. De lo que no cabe la menor duda es que en Grecia existe el mismo hartazgo por parte de los partidos tradicionales que el existente en España. Y, presumiblemente, la reacción del electorado vaya a ser la misma.

Con un PSOE sumido en una profunda crisis interna y que, horrorizado percibe que ya ni siquiera basta con el rostro de un Pedro Sánchez para mejorar expectativas de voto, consciente de que la crisis del PSC le resta para siempre la posibilidad de revalidar una nueva mayoría absoluta, con una Susana Díaz como única alternativa de recambio, surgida del fango hediondo y corrupto del socialismo andaluz, a nadie se le escapa que la sigla PSOE está más que amortizada. Podemos es ya hoy la formación de referencia en la izquierda.

¿Hay que alarmarse por ello? Para unos, después del PP y del PSOE, en las actuales circunstancias, vendrá el diluvio en forma de un fuerte tirón de Podemos que impulse a los restos del PP-PSOE a una “Gross Koalition” de cara a salvar lo salvable. Para otros, el ascenso de Podemos y la paralela caída del PSOE y del PP, son apenas una “oportunidad” de romper el statu quo que ha gobernado la política español en los últimos 40 años. ¿El riesgo? Que en España no hay una fuerza que no sea de izquierdas que asuma el voto de protesta.

Y puede hacerse… sólo falta que las direcciones de los partidos identitarios entiendan que estamos entrando en una nueva fase histórica y que se precisa un gran partido nacional que solamente puede surgir del acercamiento de las pequeñas formaciones ya existentes.

Todos tenemos, pues, algo que aprender y algo sobre lo que meditar tras las elecciones griegas.

© Ernesto Milá – Info|krisis – Prohibida la reproducción de este artículo sin indicar origen.

 

 

 

 

La tercera recesión ya

La tercera recesión ya

Info|krisis.- La crisis económica mundial ha llegado a tal extremo que para evitar referirse a ella como a un todo, se utiliza el eufemismo de aludir a “recesiones”. Vamos por la tercera desde 2007. Resulta inevitable que afecte de manera brutal a la economía española. Menos comprensible parece que afecte incluso a las locomotoras del a UE (Alemania y Francia). Sin embargo, todo se entiende mucho mejor si se tiene en cuenta que las grandes economías de Iberoamérica (Argentina y Brasil) empiezan a fallar y que tienen un volumen suficientemente grandes como para que sus repercusiones afecten a todo el mundo. Delicias del mundo globalizado.

Argentina y Brasil, dos países inmensamente ricos y con potencialidades económicas espectaculares y, sin embargo, mal gestionados, amenazan con situarse en el ojo del huracán de lo que se empieza a llamar “tercera recesión”. La coyuntura política internacional caracterizada además por las sanciones de “Occidente” a Rusia, a raíz de la crisis ucraniana, agrava la posición de la UE. Los EEUU parece que resisten las primeras avanzadas de la nueva recesión, pero en el momento en el que ésta vaya creciendo en Iberoamérica se verán arrastrados también. En Europa, en cambio, la nueva situación ya no puede explicarse como las dos recesiones anteriores, por el despilfarro del “frívolo Sur” en detrimento del “virtuoso Norte”.

Tampoco los excesos en materia inmobiliaria ni en exposición a riesgos bancarios, explican el que la economía de la zona Euro entre en recesión. Lo único que explica esta situación es la interrelación entre las economías nacionales de la zona euro con el resto de economías extra europeas dentro de un mundo globalizado en el que cualquier pequeña crisis local repercute en todas las economías mundiales al poco tiempo. Obviamente, los mentores de la globalización prefieren aludir a “recesiones” localizadas geográficamente en algunas zonas, evitando dar la impresión de que forman parte del mismo fenómeno: la crisis económica mundial desencadenada a partir de 2007, esto es, la primera gran crisis de la globalización. Esta crisis es irreversible y su prolongación demuestra, en sí misma, la imposibilidad de un sistema mundial globalizado.

Si ese modelo económico mundial sigue en pie es solamente porque permite al capital especulativo obtener unos beneficios imposibles de alcanzar en una economía productiva a escala nacional o de “gran espacio económico”. La transformación de la economía productiva en especulativa es precisamente el desencadenante de este vaivén de recesiones.

El segundo gran desencadenante afecta a la economía productiva, pero tiene también que ver con la obsesión por la búsqueda de máximos rendimientos al capital invertido. No es lo mismo producir en un polígono industrial de cualquier región española que en los arrabales de Hunan en China… Estamos ante una economía en la que las economías que tienen los costes de producción más bajos y los países que antropológicamente están más predispuestos para el trabajo servil y automatizado, con menos condiciones laborales, son más competitivos en relación a los países de nuestro entorno cultural. En esas condiciones la deslocalización empresarial con la consiguiente desertización industrial en el antiguo Primer Mundo, resulta inevitable… y con él la precarización de las condiciones de vida, la inseguridad y el empobrecimiento inevitable de la mayor parte de las sociedades occidentales.

No es raro que las dos recesiones anteriores hayan dejado especialmente en Europa un agrio sabor de boca: las nuevas generaciones advierten que faltan oportunidades y que difícilmente van a poder ejercer sus carreras en el Viejo Continente, al menos con una remuneración que suficiente que justifique años de estudio. El paro aumenta poco a poco en toda Europa y en aquellas zonas en las que está más disminuido (como en Alemania) es porque aumenta la precarización del trabajo y el mileurismo. Europa ya no puede alardear de tener las leyes sociales más justas y avanzadas: cada día que pasa, para ser “competitiva”, precisa rebajarse a las condiciones del “mandarinato”. No es raro que la brecha entre la “Europa oficial” y la “Europa real” vaya en aumento y en todas partes, al centro-derecha y al centro-izquierda tradicional vayan perdiendo influencia en beneficio de movimientos más radicales que piden una rectificación, no sólo del modelo económico europeo y de su papel dentro de la globalización, sino también de los sistemas políticos y especialmente de las correlaciones de fuerzas que se han mantenido inalterables desde 1945. La “construcción europea” está detenida desde hace diez años: primero por la timidez en definir Europa en aquel proyecto de constitución elaborado por Giscard d’Estaing y sometido en España a referéndum por un recién llegado ZP. Luego por el inicio de la crisis económica. No sólo el modelo económico mundial es inviable, sino que el modelo de la UE no ha hecho, desde el inicio de la crisis, más que aumentar el euroescepticismo.

No se sale de la crisis ni de sus reediciones dándoles el nombre de “desaceleración” o de “recesión”, sino emancipándose de la globalización.

Y luego está el particular caso de España. Contrariamente a la propaganda de un gobierno que ya está preparando el próximo año electoral, no solamente no salimos de la crisis, sino que cada vez el país está más empantanado. Las exportaciones, mucho más que el consumo interior, es lo que han salvado a España en los últimos años y eso a costa de ganar competitividad rebajando conquistas sociales con el beneplácito de los sindicatos subvencionados. La subsistencia de algunas zonas del país, especialmente  de la orilla mediterránea, está vinculada estrechamente al fenómeno turístico. Se entiende perfectamente porqué la Generalitat de Cataluña ha considerado casi una cuestión de “seguridad” el impedir que los medios de comunicación local trataran como se merecía la crisis de la legionela que en pocos días ha costado diez vidas a causa del negligente control del autogobierno catalán sobre 19 torres de refrigeración de Sabadell y Rubí. Si el turismo se hunde en Cataluña, ciudades como Barcelona, cuya única actividad y su fuente preferencial de ingresos, es el turismo, quedarían al nivel de Detroit, quebradas, abandonadas y con las malas hierbas creciendo en las calles (con o sin independencia).

El hecho de que esta vez el foco de la crisis se sitúe en Iberoamérica hace que afecta más directamente a la economía española. Nuestros bancos han sobrevivido gracias a los más de 200.000 millones de euros insertados por socialistas y populares entre 2008 y 2014 para cubrir su agujero negro y sus actuales beneficios proceden de dos actividades: la compra de deuda pública del Estado con dinero del Banco Central Europeo y de la actividad desarrollada fuera de España… en buena medida en Argentina y Brasil. Amén de que ambos países son destinos habituales para nuestras exportaciones.

No es que, la nueva realidad económica, “disminuya” las previsiones optimistas del gobierno formuladas hace apenas un trimestre: es que las anula completamente. No es que “el crecimiento se modere”, no es que en los próximos meses vayamos a “crecer menos”, como dicen los portavoces del gobierno: es que nuestra sociedad se precarizará mucho más.

La unión de estos tres factores: repercusiones de las sanciones a Rusia, tercera recesión y avance del ébola, no sólo nos harán “perder una décimas” en el crecimiento económico previsto por De Guindos… sino que, de confirmarse, generarán un repunte del paro, mantendrán el estancamiento de los salarios, impedirán el pago de la deuda, corriendo el riesgo de sepultar los actuales equilibrios de fuerzas políticas y al propio sistema político.

¿O es que alguien pensaba que una sociedad –por muchos que sean los mecanismos ideados para mantenerla narcotizada- puede soportar impasible ocho años de crisis económica sin que la crisis social generada resquebraje el sistema político? La “tercera recesión” corre el riesgo de ser la tumba del régimen nacido en 1978.

© Ernesto Milá – info|krisis – infokrisis@yahoo.es – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

 

Obama, como todos los presidentes norteamericanos, COME DE LA MANO DE LA ALTA FINANZA INTERNACIONAL, DEL GRAN CAPITAL Y DE LOS CONSORCIOS MULTINACIONALES que son los que dictan la política norteamericana. 
Las necesidades de la crisis económica iniciada en 2007 hacen que el capitalismo necesite una nueva guerra para poner en marcha los mecanismos de producción y los grandes negocios que vendrán con la venta de armamentos y la reconstrucción de las ciudades destruidas. 
Pero eso es un dejà vû: la crisis de 1929 no se solucionó con el "new deal" de Roosevelt, ni con las medidas de la Reserva Federal, sino con la Segunda Guerra Mundial cuyos "efectos beneficiosos" sobre la economía duraron hasta la crisis del petróleo de 1973: son los llamados "30 años años gloriosos de la economía mundial". Una cuestión fronteriza entre Alemania y Polonia fue convertida en guerra mundial por los EEUU que impulsaron a Inglaterra (y esta a Francia) a declarar la guerra a Alemania.
¿Acaso creíais que de esta crisis económica se iba a salir de otra manera que con una guerra? A Obama le corresponde el triste papel de perro de presa del capital multinacional y la alta finanza. Y a nuestros progres que lo mitificaron, adoraron y lo consideraron como "providencial", les corresponde el triste papel de gilipollas de turno, tan habitual en ellos. Pero ¿es qué un progre puede ser otra cosa?
Lo dramático ES QUE UNA PAÍS VA A SER DESTRUIDO, MILES DE PERSONAS VAN A MORIR EN OTRA AVENTURA DEL GRAN CAPITAL Y DE LA ALTA FINANZA INTERNACIONAL, un gobierno legítimo va a ser destruido y vamos a ver como nuestros gobiernos bajan la testuz (ya lo ha hecho Holande, el ZP francés) y se apresuran a enviar tropas testimoniales para certificar QUE LOS IMPERIOS NO TIENEN ALIADOS, TIENEN SOLO VASALLOS y el gobierno Rajoy es uno más.
EEUU está muy en su papel de querer mantener el UNIPOLARISMO. Todo el mundo sabe que el "ataque con armas químicas" del que se viene hablando  en los últimos días no es más que un CASUS BELLI, una excusa para atacar a Siria. Lo saben todos los periodistas, lo saben los enviados de la ONU, lo saben las cadenas mediáticas... pero todos callan ante lo ineluctable del ataque a Siria. 
NO QUEDA MÁS QUE EL DERECHO AL PATALEO: NI UN VOTO, NI UNA AYUDA, NI UN APOYO, NI UN MINUTO DE ATENCIÓN PARA LOS QUE APRUEBEN ESTE ATAQUE O DISTRIBUYAN INFORMACIONES FALSAS Y TENDENCIOSAS. Se sabe como empezará este ataque criminal y asesino (con bombardeos a gran altura o bien con lanzamiento de mísiles a miles de km de distancia sobre el pueblo sirio), pero NO SE SABE COMO TERMINARÁ, ni si este ataque será el inicio de una guerra más amplia que abarcará a todo Oriente Medio. De momento, ya Irak y Afganistán siguen en guerra gracias a los EEUU. 
¿No creéis que la infamia del imperialismo americano se prolonga demasiado? 
Solo esperamos que los hispanoparlantes de los EEUU entiedan QUE ESE ESTADO CRIMINAL Y ASESINO, NO ES SU ESTADO, QUE NO TIENEN NADA QUE HACER EN ESE PAÍS Y QUE DEBEN BOICOTEAR SUS INSTITUCIONES Y NO PARTICIPAR DE AQUELLO QUE HA DEMOSTRADO A LO LARGO DE LAS DÉCADAS SU MALDAD. Los hispanoparlantes de EEUU deben hacer oír su voz contra la guerra y contra el gran capital y deben pensar en emanciparse de la tiranía que los EEUU proyecta sobre el mundo. LOS EEUU QUIEREN CREAR UN FRENTE DE COMBATE EN ORIENTE MEDIO, PERO ES NECESARIO QUE APAREZCA UN FRENTE DE RESISTENCIA EN EL INTERIOR DE LOS EEUU y el único grupos social con posibilidades de hacerlo son los hispanoparlantes. 
No sé si nuestra generación podrá ver la revancha de 1898, de lo que estoy seguro es que tanta infamia desplegada desde entonces por los EEUU, antes o después la pagarán cara y que los hispanoparlantes no se resignarán durante muchas décadas a permanecen en una posición sumisa en la sociedad norteamericana. 

ALTO A LA GUERRA

ALTO A LA GUERRA

Otro pequeño país, hasta hace poco tranquilo, dirigido por laicos, con un gobierno legítimo y aceptado unánimemente, se ve amenazado directamente por los EEUU tras fracasar dos años de ataques de las bandas armadas por la CIA y el Mosad. 

Nuevamente, como en Afganistán, Irak, Libia, los "cerebros" de la guerra psicológica de los EEUU vuelven a aludir a "armas químicas" y a "armas de destrucción masiva": ELLOS SON EL ARMA DE FALSIFICACIÓN MASIVA, DE AGRESIÓN CONTRA PUEBLOS LIBRES. Y todo ello porque DE LAS GRANDES CRISIS ECONÓMICAS SOLAMENTE SE SALE MEDIANTE LA PROVOCACIÓN DE GUERRAS QUE PONGAN EN MARCHA DE NUEVO LOS MECANISMOS DE PRODUCCIÓN. 

¿Y nuestro país? Rajoy, Morenés, Margallo, con FIDELIDAD PERRUNA jalearán la agresión imperialista de los EEUU, como hicieron antes Felipe (nos metió de cabeza en la OTAN), Aznar (el paleto que se jactaba de su amistad con "George",  ZP (que quiso hacerse perdonar la retirada de Irak zambulléndonos en Afganistán)... luego enviarán a un puñado de soldados españoles a servir a intereses que no tienen nada que ver con la defensa de nuestro país.¡

NI UNA SOLO SOLDADO EUROPEO EN APOYO DE LA AGRESIÓN CONTRA SIRIA! ¡

ESPAÑA FUERA DE LA OTAN! ¡BASTA YA DE MENTIRAS¡

¡BASTA DE AGRESIONES REPUGNANTES POR PARTE DEL IMPERIALISMO USA!

¡BASTA DE QUE LOS MEDIOS ESPAÑOLES REPRODUZCAN LAS MENTIRAS QUE JUSTIFICAN LA AGRESIÓN CRIMINAL Y ASESINA CONTRA SIRIA!