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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

INTERNACIONAL

¿Un golpe como los demás?

¿Un golpe como los demás?

Infokrisis.- Finalmente se ha producido lo que desde hace una semana se estaba viendo venir. El ejército ha cortado la experiencia de los Hermanos Musulmanes en Egipto. No es raro, si tenemos en cuenta que el ejército egipcio ha estado permanentemente presente en la política nacional desde la independencia. Primero con Nasser, luego con Sadat hasta llegar a Mubarak. Tras este corto interregno de un año, vuelve de nuevo al primer plano. Así pues, hasta aquí, no hay nada nuevo bajo el sol.

Quizás la novedad estribe en que el ejército parece haber acudido al llamamiento de las masas airadas concentradas en la plaza Tahrir… o al menos, así es como se presenta el movimiento militar. De hecho, no hay que olvidar que esas mismas masas derribaron al régimen de Mubarak no tanto por su peso muerto, como por el apoyo que tuvieron de las potencias occidentales las cuales se negaron a apoyar al régimen de Mubarak. Y, por otra parte, es preciso no olvidar dos elementos esenciales:

- que los Hermanos Musulmanes vencieron en unas elecciones en las que los partidos islamistas, muy islamistas o fanáticamente islamistas, consiguieron una abultadísima mayoría. Los Hermanos Musulmanes, en solitario, obtuvieron el 52% y su rival inmediato el 47,5 en la segunda vuelta, y

- que la sociedad egipcia es una sociedad mayoritariamente islamista (el 75% son sunitas, los coptos son el 19% y de la población y el 6% restante ortodoxos, cristianos armenios, católicos romanos y protestantes)

Así pues, la simetría electoral dio la victoria a los islamistas. Resulta sorprendente la tibieza con la que el mundo occidental se ha tomado el golpe de Estado contra el gobierno, no lo olvidemos, legal, de Mursi. Como si Occidente agradeciera a los militares egipcios que un islamista radical (relativamente radical) fuera expulsado del poder. Un golpe militar en Iberoamérica, exactamente en las mismas condiciones, hubiera sido denostado inmediatamente por los EEUU y por los profesionales de los “derechos humanos” de todo Occidente. Dos pesos, dos medidas. Y esto es un grave error:

El error consiste, en primer lugar, en pensar que el sistema democrático occidental, inamovible y dogmático desde 1945, puede ser exportado a todo el mundo. Ni es perfecto en Europa (donde la corrupción y la partidocracia prolongan su vida durante décadas), ni es justo en los EEUU (en donde las elecciones son una mascarada para regular la distribución de poder político entre las distintas fracciones e intereses del capitalismo norteamericano), ni se ha implantado en África (en donde cualquier apariencia de democracia es pura ficción), ni siquiera en Iberoamérica puede decirse que funcione bien (funciona especialmente bien para las oligarquías económicas). Pero el dogma establecido en 1945 implica que la “concienciad universal” solamente puede evidenciarse mediante la “democracia”, esto es, mediante un sistema liberal en lo económico y partidocrático en lo político.

Para que el sistema democrático a la occidental sea viable hay que contar con una clase media, fuerte, estable y tranquila. Nada de eso existe en el mundo árabe. La clase media europea es una clase hasta ahora mayoritaria en nuestras sociedades que por su naturaleza misma precisa estabilidad y que huye de los sobresaltos. Para que haya “democracia”, al menos debe existir un grupo social lo suficientemente amplio como para que pueda asentarse. Y en Egipto no hay una clase media suficientemente extendida como para que la partidocracia a la Europa pueda prolongar su existencia durante mucho tiempo.

Así pues, el error, europeo consiste en ignorar el hecho esencial de las sociedades árabes, a saber: que la fuerza social hegemónica es el Islam. El Islam está extendido a toda la sociedad y supone el elemento de agregación de aquellos pueblos, gracias al cual, consiguieron civilizarse. Si se ignora este hecho capital, Occidente queda imposibilitado por comprender lo que está ocurriendo en el mundo árabe.

Las “primaveras árabes” se saldaron con gobiernos todavía más injustos que los que fueron derribados, se establecieron en algunos casos a través de guerras extremadamente destructivas o bien dieron lugar a gobierno, más o menos democráticos, que disgustaron a “Occidente” (esto es, a EEUU y a su apéndice militar, la OTAN). Cuando aludimos a estos movimientos de hace tres años, nos referimos a ellos diciendo que se inauguraba un período de inestabilidad en Oriente Medio.

Europa fracasará en su política exterior hacia el mundo islámico mientras no perciba este hecho esencial y –tal como escribimos en 2002 en nuestra obra Marruecos, el enemigo del Sur y Marruecos, la amenaza–, antes o después, será preciso que reconozcamos el hecho de que el único interlocutor válido al sur del Mediterráneo y al Este del Bósforo, es el Islam. Vale más, -decíamos entonces- que nos hagamos a la idea de que tendremos que tratar con él Islam, antes que intentar apuntalar a los tambaleantes gobiernos de la zona. De todos aquellos gobiernos solamente subsiste el de Marruecos, en la medida en que se ha convertido en el portaviones norteamericano en África.

Ahora bien, hay que insertar el golpe de Estado y los sucesos que están ocurriendo en Egipto desde hace quince días, en el contexto que le es propio: las tensiones generadas por la existencia del Estado de Israel y por la amenaza iraní de disponer en breve de armamento nuclear, con lo que la hegemonía judía en la zona quedaría en entredicho. Israel ya no podría mostrarse tan altiva e intolerante en la cuestión palestina y en la discusión sobre las fronteras de 1967. Le tocaría negociar. E Israel no puede negociar porque lo que está en juego es, caro o cruz, o la subsistencia del Estado de Israel o su desaparición: los acuíferos de Gaza, las fuentes  del Jordán, el agua, en definitiva, es lo esencial de la cuestión. Y también la geopolítica del imperialismo que hace de Israel la “base avanzada” de los EEUU en caso de conflicto y la permanente espina clavada en el flanco del mundo árabe.

Así hay que situar la agresión de bandas de mercenarios de la CIA y del Mosad y de grupos de delincuentes tribales de Siria contra el gobierno legítimo. Siria se encuentra separando a Irán de Israel, si los aviones judíos quieren volver a bombardear las plantas nucleares iraníes deberán hacerlo sobrevolando Siria y eso no sería posible con un ejército sirio vigilante y atento a lo que sobrevuela su espacio aéreo. Para que el ataque pueda tener lugar con garantías de éxito, Siria debe ser neutralizada y su capacidad militar anulada. Tal es el sentido del actual conflicto.

La segunda pieza del puzle es Egipto. La historia militar enseña que ningún país puede combatir en dos frentes al mismo tiempo: el Israel de hoy no es el de 1967 cuando la sociedad judía era todavía joven. Incluso la “composición étnica” de Israel ha variado. Se han ido judíos centroeuropeos (los que dieron coherencia en las primeras décadas a Israel) y han llegado grupos judíos procedentes de Rusia, Sudamérica, África, que en el momento actual no están suficientemente integrados. Por lo demás, el pacifismo, lo políticamente correcto, la corrupción, la partidocracia y el consumismo han hecho mella en la sociedad judía. Israel solamente puede llegar a la guerra basando su estrategia en un primer y único golpe destructor propinado a distancia mediante misiles y a través de su aviación.

Desde el inicio de la crisis económica, tal como se puso de manifiesta en la reunión del Club Bildelberg en Sitjes en 2009, Israel está resultando demasiado caro al judaísmo norteamericano, el cual tomó el relevo cuando Alemania acabó de pagar las indemnizaciones que desde la postguerra garantizaron la viabilidad económica del Estado judío. Decir judaísmo norteamericano es decir gran capital financiero… que ante todo busca rentabilidad y máximo beneficio para sus inversiones.

Al estallar la crisis económica en 2007 en los EEUU empezó a teorizarse con la posibilidad de que se tratara de una crisis de larga duración, como al de 1929, de la cual solamente se salió mediante la Segunda Guerra Mundial (ahora podemos entender perfectamente el interés del Reino Unido en convertir una disputa fronteriza entre Polonia y Alemania en una guerra mundial). En efecto, la crisis del 29 duró en EEUU 10 años y de ella se salió solamente cuando las fábricas volvieron a ponerse en marcha fabricando armamento militar y fluyeron los créditos para la compra de grandes arsenales y recursos bélicos. Ahora estamos ante la misma situación.

La crisis iniciada en 2007 está durante ya cinco años y no tiene aspecto de cesar sino que progresivamente se va complicando. La guerra, una guerra localizada sería lo único que podría hacer que se “calentara” la economía mundial. Oriente Medio ofrece las mejores condiciones para un conflicto de este tipo: si Israel lograra imponerse a sus enemigos, el mundo árabe quedaría definitivamente fuera de la historia, obligado a “laicizarse” y a ceder completamente sus recursos petroleros al capitalismo norteamericano… gobernado por judíos.

Pero, contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar, no todos los judíos son sionistas. Y en los EEUU el judaísmo, si bien tiene “simpatía” por Israel, antepone sus beneficios a cualquier otra consideración. En caso de que Israel fuera aniquilado por sus vecinos árabes (lo cual podría ocurrir), el judaísmo norteamericano perdería especialmente una fuente de gastos. En cualquiera de los dos casos, la guerra parece ser la mejor opción para salvar al capitalismo de esta crisis.

¿Estamos defendiendo una visión conspiracionista de la historia? En absoluto, lo que estamos sugiriendo es que alguien está moviendo fichas para preparar las condiciones para que la agresión judía contra Irán se realice con garantías de éxito para Israel.

La movilización de la plaza Tahrir es, como todos estos movimientos, de importancia relativa. Tiene la importancia que le atribuyen las cadenas mediáticas. Esas masas están en la calle por las malas condiciones de vida y porque un 25% de la población no es islamista y protesta contra una legislación islamista que le agrede. Pero no son mayores, ni de más interés que las que derribaron a Mubarak, ni siquiera representan nada en un país de ¡83.000.000 millones de habitantes!

Ahora sabemos que el movimiento del 15-M y de los “indignados” tuvo una importancia muy relativa y era protagonizado por exiguas minorías movilizadas a golpe de twit o mediante msm. Nada grave, en definitiva, ni nada importante. Casi un movimiento superficial compuesto por muchas tendencias, la mayoría muy superficiales que pronto logró segregar la presencia de verdaderos indignados al comprobar que las riendas las llevaban rancios extremistas de izquierdas y marginados de todos los pelajes.

Y, sin embargo, durante unos días pareció que en las plazas del 15-M acampaba una “mayoría social”. Si dio esa impresión fue por que las agencias mediáticas transfirieron esa sensación. Y nadie que conoce mínimamente lo que es el periodismo ignora que esas macroempresas, a menudo deficitarias y, por tanto, subvencionadas, trabajan para determinados gobiernos y grupos económicos para condicionar los criterios de la población y “orientarlos”.

En la plaza Tahrir lo que se ha desarrollado fue el habitual “teatrillo” escenificado para uso de los medios de comunicación. Protestaba una minoría contra un gobierno legal que había obtenido el 52% de los votos. Esa protesta ha justificado un golpe de Estado que muy probablemente suma al país en una guerra civil similar a la que estalló en Argelia cuando la victoria del Frente Islámico de Salvación fue hurtada por el consorcio franco-norteamericano.

En esa circunstancia, el “frente occidental” de Israel estará neutralizado y los aviones y las baterías de mísiles judías solamente tendrán que apuntar hacia Teherán.

Europa se está equivocando en su política hacia el mundo árabe: la presencia de millones de islamistas en la sagrada tierra de Europa no va a hacer cambiar los datos esenciales de la ecuación. Antes o después, Europa tendrá que negociar con el islamismo, así que mejor hacerse a la idea de cuáles van a ser los términos del toma y daca:

 - para el Islam el sur de Gibraltar y el este del Bósforo.

- Europa no es tierra del Islam.

- Buenas relaciones basadas en la separación nítida de las zonas de influencia.

- ¿Y que pasa con Israel? Israel no es problema de Europa. Allá Israel se las componga con quienes lo han creado.

- Europa no puede ejercer el papel de redentor y entrometerse en lo que son cuestiones regionales.

© Ernesto Milá – ernesto.mila.rodri@gmail.com - infokrisis

Israel al acecho

Israel al acecho

Infokrisis.- ¿Qué está pasando en Siria? Hace falta plantearse en batería una serie de cuestiones sin las que es imposible entender y valorar lo que está pasando en ese país. Digamos para empezar que el régimen sirio es como cualquier otro régimen árabe laico, alejado de una democracia pero alejado también del fundamentalismo islámico. Tolerante en lo relativo al origen religioso de sus funcionarios, tiene, como cualquier otro régimen no europeo, un modelo que no es, desde luego, democrático (¿por qué habría de serlo, por cierto? O es que obligatoriamente los países no europeos deben ser democracias a la europea, como si esta forma de gobierno fuera la panacea…). Gobierna el Baas, partido laico que ha generado unos niveles de corrupción que no son ni mejores ni peores que los de cualquier otro país de la zona. Dicho lo cual, vale la pena formular tres preguntas:

- ¿Por qué se está desestabilizando al régimen baasista sirio? Es fácil entenderlo si tenemos en cuenta la situación geopolítica de este país. En efecto, Siria, situada entre Israel e Irán es el paso obligado para un eventual ataque aéreo de Israel contra las instalaciones nucleares de iraníes. El régimen baasista sirio es aliado del régimen iraní. Mientras, Siria siga manteniendo ese estatus le va a ser muy difícil a la aviación judía salir indemne de un vuelo de ida y vuelta sobre 800-1.000 km de territorio hostil dotado de mísiles tierra-aire de fabricación rusa. Para poder realizar esa incursión –vital para la subsistencia del Estado de Israel- será preciso desestabilizar por completo al régimen sirio y lograr que ocurra lo mismo que sucedió en Libia en las últimas semanas del régimen de Gadafi: que el ejército se desmorone y el país caiga en el caos.

- ¿Por qué Israel estaría interesado en atacar a Irán? Porque Irán tiene la ambición de convertirse en la potencia hegemónica de la zona y lo hará esgrimiendo el factor religioso. De la misma forma que la democracia americana exporta neoliberalismo, los regímenes comunistas justificaban su dominio sobre la sociedad sobre el marxismo, el régimen iraní se justifica a sí mismo mediante el factor religioso y mediante la fe coránica. Históricamente, el enemigo de los países árabes es el Estado de Israel. Mientras los judíos han tenido la bomba atómica (y no han firmado el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares), la existencia de Israel no ha corrido peligro. Pero ahora, Irán está a punto de poder fabricar ingenios nucleares y ya está ensayando vectores de largo alcance para situarlos sobre la vertical de Tel-Aviv o Haifa. Cuando el programa nuclear iraní haya llegado a su fin, Israel habrá perdido la hegemonía militar en la zona.

- ¿Qué pude ocurrir si se produce el ataque? En caso de que los aviones judíos ataquen las instalaciones nucleares iraníes es fácil prever que Irán respondería culpabilizando a EEUU y a sus aliados de haber facilitado el ataque, exigiría represalias diplomáticas y económicas contra Israel y bloquearía el Estrecho de Ormuz a través del cual pasa la mayor parte de petróleo de Oriente Medio a Europa a través de superpetroleros. Eso precipitaría el conflicto con EEUU a la vista de que, desde la llamada “Doctrina Carter”, la amenaza contra los suministros energéticos norteamericanos será, en cualquier caso, considerada como un “casus belli”. Es fácil suponer que los gobiernos europeos, incluido el español –y casi diríamos, especialmente el español- se verían arrastrados por el consorcio EEUU-OTAN al conflicto e incluso que este conflicto podría generar en  toda Europa trastornos con los 20 millones de inmigrantes en su mayoría árabes o de religión islámica que se encuentran en el Viejo Continente.

- ¿Por qué una guerra ahora en Oriente Medio? Es bien simple: desde hace cuatro años ha ido cobrando forma la idea de que solamente una guerra de destrucción masiva puede salvar al capitalismo y poner en marcha de nuevo los mecanismos de producción y consumo. No es la primera vez que se resuelve una crisis del capitalismo recurriendo a la guerra. De hecho, la crisis de 1929 no se superó en EEUU ni con el new-deal rooseveltiano, ni con una década de espera, la crisis se superó solamente cuando Inglaterra y Francia declararon la guerra a Alemania a causa de un conflicto fronterizo intrascendente (por la ciudad libre de Danzig). Solamente, a partir de ese momento, las fábricas norteamericanas empezaron a producir armamento de nuevo y esa producción arrastró al resto de sectores, de la misma forma que luego, tras 1945, la reconstrucción de Europa consolidó el poder hegemónico de EEUU sobre media Europa. La crisis de 1929 fue un juego de niños comparado con la que se generó a partir del verano de 2007 con la crisis de las subprimes que contaminó a todo el sistema financiero mundial, evaporó activos en segundos y generó un estallido económico que todavía no ha terminado y que ha mutado en Europa en crisis de la deuda soberana. A partir de la reunión de Sitges del Club Bilderberg, el estado mayor de la alta finanza, de los consorcios económicos e informativos y de la clase política, llegaron a la conclusión de que solamente una guerra pondría en marcha de nuevo al capitalismo y que esa guerra solamente podía tener un escenario: Oriente Medio. Hay que recordar que buena parte de los “señores del dinero son de origen judío… pero no son sionista y son ellos los que hoy están pagando buena parte del déficit del Estado de Israel. Su desaparición les tiene absolutamente sin cuidado e incluso les puede beneficiar en su irreprimible tendencia a presentarse como víctimas (los ecos del “holocausto” se van extinguiendo y, entre otros, por acción del régimen iraní, cada vez surgen más dudas sobre lo que ocurrió en aquellos años). Este escenario del conflicto ha sido elegido además por imposibilidad de encontrar otros teatros de destrucción masiva: imposible en Europa (la “Unión Europea” empezó a formarse de hecho para evitar que Francia y Alemania se enzarzasen en una cuarta guerra en menos de cinco generaciones que sería la definitiva), imposible en Cachemira (tanto India como Pakistán son conscientes de que un conflicto les arruinaría y les haría perder las cuotas de mercado que hay tienen y les imposibilitaría por mucho tiempo para ser potencias regionales), imposible en África (por muchas guerras que hubieran las destrucciones hubieran sido débiles y el gasto armamentístico limitado a la vista de que las grandes masacres en ese continente todavía se realizan a machetazos), imposible en Iberoamérica (en donde las tensiones regionales entre todos los países –tensiones que existen- no son lo suficientemente fuertes como para llegar a conflictos armados de gran calado, sino que, como máximo apenas pueden llegar al nivel de choques fronterizos y más bien a choques verbales entre mandatarios). Así pues, solamente quedaba Oriente Medio en donde la incapacidad de judíos y árabes para sentar las bases de una paz duradera y los odios atávicos entre ambos, presentan las mejores condiciones para un conflicto de proporciones regionales.

- ¿Y quién piensa en los millones que van a morir? Quizás lo más terrible de todo este escenario es la frialdad con la que unos miserables atrincherados en los rascacielos desde donde se dirige la alta finanza internacional decidan, con el visto bueno de una clase política que solamente piensa en seguir comiendo de la mano de los poderosos, el destino de millones de personas. Resulta absolutamente intolerable que individuos que detentan acumulaciones inhumanas de capital piensen día y noche en acumular todavía más en detrimento de la vida de millones de personas, de su dolor y de su sufrimiento. Pero es que el “sistema” (es decir, la infraestructura económico-burocrática que tiende siempre a las últimas consecuencias de su lógica interior: más beneficios acumulados en cada vez menos manos) hace décadas que ha dejado de tener una dimensión “humana” e incluso de estar gestionado por “personas”: es un mecanismo enloquecido que para sobrevivir precisa actuar precisamente como lo está haciendo como lo haría un robot pre-programado. Pero, así mismo, es también lacerante la indiferencia y la extrañeidad con que las poblaciones, incluso de buen nivel cultural, europeas permanecen de espaldas a lo que está precipitando. Con los cerebros entumecidos por sobredosis de “entertainment”, con sus drogas físicas y mentales, con su ocio, con su repliegue a lo personal, privados completamente de sentido crítica a causa de décadas de un sistema educativo ineficaz, preocupados por el shock de sobrevivir a la crisis, encontrar trabajo y situarse, aunque sea levemente, sobre el umbral de la pobreza, los pueblos de Europa callarán –están callando- y mirando a otra parte, ajenos a lo que vendrá y que repercutirá también en Europa en forma de alzas inmediatas y brutales en el precio de los carburantes y en subidas generalizadas de precios que limitarán aún más el valor de los salarios ya precarizados. Por unos motivos o por otros, nadie piensa, pues, en los millones de personas que van a morir.

- ¿Quién está detrás de las “primaveras árabes”? Con este nombre se conoce a distintos movimientos ocurridos desde enero de 2011 en distintas partes del mundo árabe que han ocasionado la caída de los regímenes que hasta entonces habían gobernado en Túnez, Egipto, Libia, etc. Dejando aparte que existen “causas objetivas” para todos estos movimientos, lo cierto es que su coincidencia en el tiempo y sobre el trasfondo inquietante de la crisis económica mundial, no es del todo casual ni inocente. Reiteradamente se ha denunciado a la CIA como arquitecto de las distintas “revueltas populares” (y de la intoxicación informativa sobre la que se han levantado). Todas ellas han tenido como resultado la formación de gobiernos más o menos islamistas y la radicalización antisionista de ese entorno geopolítico. Y aún hay que esperar el desenlace de las elecciones Argelinas y de las revueltas marroquíes especialmente en la región del Rif, como para dar por concluidas estas “primaveras árabes”. En algunos casos –Libia– la CIA ha delegado en otros servicios occidentales su papel desestabilizador. No es lo mismo lo ocurrido en Egipto, Túnez, Yemen, donde la CIA, el Mossad israelí y los servicios británicos operaron (y operan) para sustituir a dictadores prosionistas gastados y en desuso, por "procesos democráticos" digitados por Washington, que Bahrein, una base estratégica de la Quinta Flota USA, donde Irán, a través de la rebelión de la mayoría chiíta intenta derrocar a la monarquía aliada de EEUU. En cuanto a Libia, se trataba de un aliado inestable y, por eso, fue liquidado. En cuanto a Siria es un aliado tanto de Rusia como de China que recibe información de los movimientos del “ejército rebelde” de los satélites espía de estas potencias. Así mismo, en el caso de la desestabilización en Siria, está fuera de dudas que el “ejército rebelde” cuenta con el apoyo del Mosad israelí. El objetivo global de las “primaveras árabes” es eliminar a todos los regímenes que tengan autonomía propia y no sigan la estrategia del eje EEUU-OTAN-Israel. Y esa estrategia es hoy: generar una guerra para salvar al capitalismo. Las “primaveras árabes” no eran pues ni una lucha contra “el eje del mal”, ni una propuesta de “democratización” del mundo árabe, ni, por supuesto, la “guerra contra el terrorismo”. El objetivo es, simplemente, facilitar las bases para un conflicto regional.

- ¿Qué desembocaduras puede tener el conflicto? Solamente puede haber dos finales. O el Estado de Israel resulta definitivamente masacrado por los ejércitos árabes o bien el mundo árabe queda completamente derrotado por una coalición Israel-EEUU-OTAN. En el primer caso, el mundo árabe triunfante logra su victoria histórica que le hace olvidar todo lo pasado desde la Declaración Balfour y desde las tres guerras anteriores. Y no solamente, los árabes terminan venciendo militarmente sino que quedan como dueños absolutos del petróleo de Oriente Medio imponiendo sus precios y precipitando una nueva crisis energética mundial. En este caso, Israel desaparece produciéndose un verdadero holocausto y los EEUU son arrinconados definitivamente de la política en Oriente Medio. En el segundo caso –victoria de Israel sobre los árabes– se detiene el avance de las revoluciones islámicas, el mundo árabe reviviría las peores pesadillas del tiempo en el que fue colonizado por las potencias imperialistas europeas y se asistirá a una aparición de un terrorismo islámico muy real tanto contra el ocupante en su territorio como en el interior de los países agresores. El petróleo quedará sustraído al control árabe y cualquier régimen de la zona que quiera sobrevivir deberá ser necesariamente vasallo de los EEUU. En el fondo, esta no es solamente la guerra para salvar al capitalismo, sino también la guerra para dirimir quién termina controlando el petróleo de Oriente Medio.

© Ernesto Milà – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

 






 

Lo que nos traerá 2012...

Lo que nos traerá 2012...

Infokrisis.- Habitualmente, en los primeros días del año realizábamos un artículo previendo lo que iban a ser los 12 meses que seguirían. Este año no lo hemos hecho, acaso porque lo que se nos venía encima era demasiado evidente y no valía la pena elaborar un catálogo de obviedades. Sin embargo, ahora, en pleno febrero rectificamos esta opinión. A veces, en efecto, no se trata de enumerar sino de denunciar. Estamos en un momento en el que resulta obvio para el observador que tiene ojos y ve y entendimiento y entiende (es decir, no para políticos ni para empresas periodísticas que no tienen ni entendimiento, sino intereses) que nos estamos precipitando hacia una guerra localizada en Oriente Medio que costará millones de muertos, dolor sin fin y destrozos generalizados. Esa será la guerra para salvar al capitalismo. No está claro, como algunos hubiéramos deseado (puestos a reconducir lo inevitable), que esos vayan a ser dolores del parto de un mundo nuevo. Difícilmente porque esas mismas clases políticas y esos mismos holdings periodísticos que permanecen de espaldas a lo que se está preparando, previamente han realizado una labor narcotizante sobre las poblaciones europeas. Es precisamente de ese letargo del que tenemos la obligación de ayudar a salir a nuestros compatriotas y a todos los europeos. Tal es la intención de este artículo.

1939, 3 de agosto

En 1929 estalló la gran crisis del capitalismo. Contrariamente a lo que han propagado periodistas poco exigentes, el “new deal” de Roosevelt (que, fundamentalmente, consistió en inyectar dinero público en la creación de infraestructuras y programas sociales, unidos a algo de proteccionismo). Sin embargo, en 1937, se volvió a producir una recesión. Hay que decir que la crisis del 29 afectó a todos los países desarrollados… salvo a la URSS que estaba regida por otro sistema económico. Y, por supuesto, Alemania que había llevado a cabo una política muy agresiva a partir de 1933 de lucha contra la economía liberal. Hjalmar Schacht, ministro de economía de Hitler, negoció con los acreedores de Alemania el cobrar inmediatamente las cantidades adeudadas a condición de invertir ese mismo dinero en la reconstrucción del Reich. Aceptaron. En pocos meses, el régimen empezó a absorber el paro. No así en EEUU en donde el “new deal” no pudo evitar la irrupción de un 25% de parados…

Pronto, el capitalismo llegó a la conclusión de que sin una guerra que volviera a poner en marcha los mecanismos de producción y de consumo, no quedaría atrás la crisis. Alemania marcaba el camino: se estaba impulsando la industria armamentística y esta “tiraba” del resto de sectores económicos. Pero el problema en EEUU y en el Reino Unido es que –a diferencia de Alemania- el ejército ya existía. En Alemania, como se sabe, había sido prácticamente disuelto después del tratado de Versalles y reducido a su mínima expresión hasta el punto de que oficiales alemanes debían entrenarse en la URSS para eludir las condiciones impuestas.

Era preciso que estallara una guerra lo más lejos del territorio metropolitano de los EEUU. En Europa, por ejemplo. Para eso, EEUU contaba con un aliado preferencial, cerca del teatro de operaciones europeo: el Reino Unido. De hecho, ya en aquella época Londres era la primera plaza bursátil mundial y el nexo entre las finanzas anglosajonas de uno y otro lado del Atlántico estaba sellado desde principios del siglo XIX cuando ya se habían disipado los efectos de la guerra de independencia de las colonias. Fue a través de este aliado providencial que Francia se vio envuelta en una guerra que se saldaría con la peor humillación de su historia y que el Reich tuvo una guerra que Hitler no deseaba. La excusa fue banal: el corredor de Danzig.

El territorio nacional alemán había quedado partido a raíz de las condiciones del Tratado de Versalles. Prusia oriental estaba completamente descolgada del resto del territorio a raíz de la formación del Estado Polaco. Una parte de Pomerania, que siempre había sido alemana, bruscamente se convertía en territorio polaco. El 24 de octubre de 1938, el gobierno alemán solicitó a Varsovia la devolución de la “ciudad libre” de Danzig, unida aduaneramente a Polonia y permiso para tender una línea férrea y una carrera a través del corredor, con estatuto de extraterritorialidad. Varsovia apoyada, por supuesto, por el Reino Unido, rechazó la propuesta que no atentaba ni contra su integridad territorial, ni contra su seguridad. En lugar de eso, firmó un tratado de ayuda mutua con Londres. El camino para la guerra estaba preparado.

Se puede reprochar a Hitler que, desde la anexión de Austria, había jugado a la ruleta rusa y que,  era inevitable que antes o después, estallase la guerra. Pero la excusa de Danzig era excesivamente banal y, por lo demás, a nadie se le escapa que era de justicia que un territorio que había sido colonizado por la Orden de los Caballeros Teutónicos desde el siglo XII, y que siempre había sido germano, no era de recibo que por una decisión puntual internacional pasara a ser… polaca. No era raro que en París, el 3 de septiembre de 1939, cuando Londres declaró la guerra a Alemania seguida por Francia, muchos periodistas se preguntaran “¿Morir por Danzig?”… en efecto, nadie hasta ahora, ha logrado convencer a ningún analista serio, ni a ningún observador imparcial, de que Danzig valía los 51 millones de muertos (12 por el Eje y 49 por los “aliados”)… Es más, si se produjeron 51 millones de muertos fue solamente y nada más que para salvar al capitalismo y terminar con la crisis iniciada en 1929.

Aquella guerra sirvió solamente para destruir Europa, generar un duopolio internacional USA-URSS que duró 45 años, en el curso del cual, no solamente Alemania, sino especialmente Francia e incluso el Reino Unido resultaron anuladas como grandes potencias. Y, eso sí, el capitalismo resultó salvado y respiró profundamente desde los rascacielos de Manhattan.

Vale la pena no olvidar que aquella guerra no fue ni el blitzkrieg, ni el holocausto, ni la guerra en el Mediterráneo o en Asia: fue sólo y únicamente, pro encima de todo, la guerra para salvar al capitalismo. No lo olvidemos, porque ahora tenemos encima una nueva guerra de consecuencias imprevisibles de la que nuestro país y toda Europa debe de mantenerse por encima de todo al margen.

Cuando Ormuz es Danzig

Casi tres cuartos de siglos después del gran error de Danzig, las piezas del ajedrez vuelven a estar como entonces. El escenario ha cambiado. El Islam y no el Reich es el “enemigo”. El teatro no es Europa sino Oriente Medio. Pero el instigador es el mismo: la alta finanza internacional, los grandes consorcios financieros y mediáticos. Y el objetivo, por supuesto, es el mismo: salvar al capitalismo, preservar los beneficios, rentabilizar el rendimiento del capital y devolver la alegría del crecimiento a los poseedores del capital.

Es relativamente fácil establecer dónde tomó cuerpo la decisión de desatar un conflicto de dimensiones internacionales: en la reunión del Club Bildelberg en Sitges en el año 2010 en el Hotel Dolce del 3 al 6 de junio. Allí se constató especialmente que el capital financiero norteamericano, mayoritariamente judío, se desentendía del destino del Estado de Israel. El mantenimiento de ese Estado es caro, especialmente cuando Alemania ya ha agotado las indemnizaciones de guerra y cuando la demografía interior del Estado judío ha ido variando (disminuyen los askenazíes y aumentan los judíos etíopes, rusos y sudamericanos). Por otra parte, es bueno recordar, que el judaísmo norteamericano no es, ni ha sido nunca, mayoritariamente sionista y, por tanto, la creación de un “hogar nacional judío” le trae, literalmente, al fresco. A partir de ese momento, otros escenarios que podían haber sido tomados como ubicaciones para un conflicto generalizado quedaron descartadas (especialmente Beluchistán, ver artículo: http://infokrisis.blogia.com/2010/040602-la-guerra-para-salir-de-la-crisis-se-va-concretando.-morir-por-beluchistan-.php)

Llevamos más de un año asistiendo al movimiento de las piezas. Las “revoluciones árabes” distan mucho de ser movimientos providenciales. Si lo hubieran sido, ni la OTAN, ni EEUU hubieran puesto tanto cuidado en derribar al régimen de Gadaffi, ni en haber permanecido ajenos a las peticiones de apoyo que formularon los dictadores tunecino y egipcio que tantas veces habían apoyado las políticas norteamericanas en la zona. Era evidente y hasta un ciego podía intuirlo que cualquier movimiento en el mundo árabe generaría desequilibrios interiores que facilitarían el ascenso de fuerzas políticas islámicas radicalizadas. Pero era necesario que desaparecieran dictaduras laicas para abrir el paso a dictaduras religiosas fanatizadas y que estas hicieran causa común con el gobierno iraní para lograr que una vez iniciado el conflicto entre Irán e Israel, el teatro de operaciones se extendiera desde el Atlas hasta Filipinas.

Sí, porque ese será el escenario y la excusa el ataque que en estos mismos momentos está preparando Israel contra las instalaciones nucleares iraníes. Los halcones de Tel Aviv piensan que el tiempo juega contra ellos y que contra antes ataquen antes se verán libres del peligro de que Teherán cuente con ingenios nucleares. El hecho de que Irán tenga armas atómicas es importante, simplemente, porque rompe los equilibrios que se han dado hasta ahora en la zona (Israel tiene ese tipo de armas, no firmó el Tratado de no Proliferación Nuclear y dispone de un número de megatones no cuantificado pero superior a los que posee cualquier otro país árabe… hasta ahora). En un escenario en el que los árabes tengan bombas nucleares, Israel deberá negociar la paz a la baja. Y los cultivos del desierto del Negev (pulmón alimentario de Israel) estarían siempre bajo amenaza de que los árabes condescendieran a que las aguas de los acuíferos de Gaza y de las fuentes del Jordán llegaran a los kibutz.

En este escenario se entiende perfectamente lo que en estos mismos momentos está ocurriendo en Siria. Se está fomentando artificialmente un conflicto (ver artículo de Thierry Meysan en http://www.voltairenet.org/Se-termina-la-partida-en-el-Medio) en ese país y se está engañando a la opinión pública europea mediante un bombardeo diario de reportajes, filmaciones, noticias y declaraciones construidas por los laboratorios de operaciones psicológicas de los EEUU hasta el punto de que ya resulta imposible saber qué informaciones tienen un poso de verdad y cuáles son completamente falsas en un esquema similar al que hizo que la opinión pública europea permaneciera callada ante la intervención de nuestros ejércitos en Libia.

Si hoy Siria está en el ojo del huracán se debe especial y únicamente a que es el aliado preferencial de Irán en Oriente Medio y que es a través de este país como los tanques y los aviones iraníes pueden llegar hasta la vertical de Haifa y de Tel-Aviv e incluso colocar sus baterías convencionales y hacer llegar en pocos años ingenios nucleares lanzados desde los altos del Golán. Mientras, los agentes del Mosad están realizando operaciones secretas en Irán y en Siria. Científicos iraníes han sido asesinados (cinco en apenas dos años).

EEUU es el primer interesado en el estallido de este conflicto. No solamente porque ahí es donde está situado el nudo del capitalismo mundial sino porque quiere también sacarse el mal sabor de boca del fracaso de sus últimas intervenciones en la zona: Afganistán en donde no han podido vencer a unos miles de cabreros armados toscamente, en Irak en donde lo único que han logrado ha sido derribar un régimen laico y sustituirlo por un régimen chiíta próximo a Irán (con un país que previsiblemente se partirá en dos: parte chiita y parte sunnita, optando la primera por aliarse con Irán). Washington sabe que en esta guerra sus tropas estarán en casa (salvo que la amenaza de liquidación del Estado de Israel y la subida al poder de los neoconservadores en las elecciones de noviembre de este año animaran a la opinión pública de aquel país a intervenir en defensa del aliado hebreo… cosa harto improbable a la vista del tradicional aislacionismo de la población norteamericana que, sin embargo, a veces se ve basculado por extraños episodios, desde Pearl Harbour hasta el 11-S y desde el Maine hasta el hundimiento del Lusitania) pero que servirá armas y municiones a los contendientes, directa o indirectamente.

El escenario, repetimos, será éste: ataque preventivo de Israel a las instalaciones nucleares iraníes y respuesta de este país que, por mínima que sea, desencadenará el conflicto. Aunque Irán no se creyera en condiciones militares de atacar, es evidente que tomaría algún tipo de represalia (hoy mismo, en el momento en que escribimos estas líneas, Irán ha suspendido el suministro de petróleo al Reino Unido y a Francia como represalia por haber instigado las sanciones económicas). Y esa represalia solamente puede ser el cierre del estrecho de Ormuz que constituye el verdadero cerrojo del Golfo Pérsico e impediría que ni una sola gota de petróleo saliera de la zona con destino a los mercados mundiales. Cada día 17 millones de barriles de petróleo, un tercio del crudo mundial, pasa por Ormuz así que podemos intuir lo que significaría el cierre del estrecho. Recientemente Ignacio Ramonet recordaba que el Estado Mayor Iraní afirma que “nada es más fácil de cerrar que ese Estrecho”. Y Washington ya ha recordado que el cierre de Ormuz sería considerado como “casus belli”. Ormuz es Danzig.

Pero hay otro contendiente inevitable en el conflicto: Turquía. Este país está demasiado cerca del conflicto como para que pudiera salir indemne. Tiene fronteras con Irak, Irán y Siria y su territorio es imprescindible para hacer llegar suministros a las distintas partes en conflicto. Ankara será presionado por todos los contendientes para que se sume a sus filas: los EEUU le recordarán su condición de miembro de la OTAN y los países árabes de su carácter religioso mayoritario. Y, para colmo, Turquía, a causa de la cuestión del Kurdistán no se puede permitir adoptar una posición contraria a Siria, Irak e Irán. Tiene que contar con ellos o a ellos les costará poco crear un conflicto interior en el territorio turco. Sin olvidar que los islamistas moderados gobiernan en Ankara.

¿Es el tiempo de la diplomacia?

Ramonet en el editorial del número de Febrero de Le Monde Diplomatique afirma con una ingenuidad que dice muy poco de la experiencia que ha aquilatado a lo largo de los años, que “la hora de la diplomacia todavía no ha pasado” ¿sirvió algo la diplomacia para resolver el contencioso de Danzig? ¿Sirvió algo la diplomacia para evitar el miserable ataque a Irak con las miserables excusas que se dieron? ¿Sirvió la diplomacia para que Sarkozy no se lanzara como un buitre sobre Libia? No, bueno pues aquí tampoco servirá de nada. Y no servirá por la sencilla razón de que los dados hace tiempo que están tirados y el futuro está marcado: en Sitges en 2010, por un grupo de oligarcas, financieros y políticos que comen de la mano de ellos, de todo el mundo. En Bildelberg. Después de entonces ya no hay lugar para la diplomacia porque la diplomacia es solamente un auxiliar de la política y esta hoy no es más que algo subordinado a la alta finanza y a los intereses del capitalismo mundial.

Ahora bien, si la suerte de los contendientes (Israel y los países árabes) ya está decidida, lo único que a nosotros debe preocuparnos es preservar nuestra seguridad y nuestra extrañeidad al conflicto. No podemos, la Unión Europea, no puede tomar partido una vez más por los vencedores de 1945: el capitalismo anglosajón. Ni por los agresores de 2003 que nos juraron y perjuraron que había armas de destrucción masiva. Esta no es, ni será nuestra guerra. Esta no debe ser la “Tercera Guerra Mundial” sino la “Cuarta Guerra Árabe Israelí” y quedar así, no nos puede afectar. Debemos necesariamente permanecer al margen de una guerra que puede revestir caracteres de destrucción masiva como pocas antes.

Por tanto, la única opción admisible en Europa y desde Europa es el neutralismo. No es que Europa sea un “enano político” (que lo es), es que en las actuales circunstancias la única garantía de supervivencia de la Unión Europea es permanecer de espaldas al conflicto, ofreciendo ayuda humanitaria como máximo, pero nunca armas, ni municiones, ni apoyo diplomático a ninguna de las dos partes. EN ESTA GUERRA QUE SE AVECINA, PARTICIPAR ES PERDER. Solamente el capitalismo cree que saldrá beneficiado…

Hay que permanecer, pues, vigilantes ante las mentiras con las que nos van a obsequiar nuestros ministros de exteriores y nuestros políticos, incluso los que parece que saben algo de política internacional y apenas saben otra cosa que leer los dossiers de agitación belicista que les llegan de la CIA. Por no hablar de los halcones de la prensa que hace menos de 10 años pontificaban sobre las “armas de destrucción masiva” con un cinismo tan solo equiparable al belicismo más odioso que ha visto este país. Están a la derecha, claro, pero no solamente en la derecha. Y hoy están en el gobierno como lo estuvieron en 2003 cuando la agresión innoble a Irak o como lo estaban en 2001 cuando se produjo la invasión de Afganistán.

¿Salvará al capitalismo esta guerra?

La diferencia entre la crisis del 29 y la iniciada en 2007 es que en la primera el capitalismo tenía entonces áreas por las que expandirse. Hoy, sin embargo, el capitalismo ya está extendido a todo el mundo. Ha generado la madre de todas las desgracias: la globalización. Lo hemos dicho en otras ocasiones: la globalización que se inició como un libre tránsito de capitales (que era, en el fondo lo que interesaba únicamente al capitalismo financiero internacional) ha terminado siendo una globalización de la producción industrial y de las exportaciones e importaciones. Y el mundo es demasiado desigual como para que esto se impusiera impunemente. Es cierto que un trabajador chino cobra 133 euros/mes, pero es que uno vietnamita cobra 75 euros/mes y uno africano 33 euros/mes… así pues, ya sabemos a donde van a ir migrando las industrias. O bien aceptamos la desertización industrial de tres cuartas partes del mundo o bien rompemos con la globalización.

Los ciclos económicos se agotan. Y el ciclo del capitalismo está agotado: el capitalismo muere por la rapacidad incontenible e irrefrenable de los propios capitalistas así como por la propia ley interior del capitalismo, mayor beneficio en menos tiempo. Un sistema así es insoportable a medio plazo. Y ese plazo ya se está agotando. Lo que ha producido riqueza en un período histórico, no tiene porqué seguir produciéndola a medida que va llegando a sus consecuencias últimas: cada vez más dinero está en menos manos y, por tanto, la “libertad de mercado” es sustituida automáticamente por el monopolio y el oligopolio.

Así pues, a diferencia de la crisis de los tulipanes en la Holanda del XVIII o de la crisis del 29, ésta es una crisis sistemática que ha aparecido de la mano de la globalización y de la mano de la concentración del capital. Y no hay remedio. En las actuales circunstancias el capitalismo ya no toleraría nada parecido al “new deal” rooseveltiano o el que los economistas keynesianos tomaran la iniciativa. Todos estos aspectos del capitalismo han quedado atrás. Dicho de otra manera: tras la globalización no hay una fase siguiente de evolución del capitalismo, sólo queda su desintegración.

Lo hemos dicho varias veces: Europa debe aislarse y convertirse en una fortaleza. Europa tiene la dimensión adecuada para desarrollar un modelo económico autónomo y mucho más si en lugar de cultivar la amistad con el mundo anglosajón, lo hace con el mundo ruso. Europa tiene tecnología y, a pesar del proceso iniciado desde los años 70 por los maestros del “entertaintment”, Europa posee todavía cultura y sentido común. Europa tiene territorio, tiene campos enormes de cultivo, tiene científicos y técnicos y, sobre todo, Europa tiene alma que se desprende de su pasado y de su tradición. Europa debe tener pues el valor de romper con la globalización.

Es una magna tarea histórica que no se hará hasta que Europa no se sacuda de encima a la casta de politicastros mediocres o simplemente nulos, carentes de escrúpulos y de ideas, huérfanos de proyectos y milmillonarios en intereses. Son los que persisten en recordarnos que la partidocracia es democracia, que la libertad consiste en elegir cada día entre dos o tres partidos de fútbol en decenas de TVs que compiten en mediocridad, son los que nos dicen que mañana todo irá bien y que para tener un futuro esplendoroso tenemos que apretarnos en cinturón, acceder al desmantelamiento del Estado del Bienestar y seguir confiando en ellos. ¡A la picota con ellos! Europa debe vivir y lo hará si aprovecha este conflicto para mantenerse al margen y renovar su clase política.

© Ernesto Milà – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

 

 

 

 

Racionamiento en EEUU

Racionamiento en EEUU

Infokrisis.- Hoy ha aparecido una noticia que algunos les puede parecer sorprendente pero que no es más que un síntoma de cómo está el “imperio”. Publicada en la edición digital de ABC, se titula: “Cupones de comida en la principal potencia”. En realidad, nada nos podía extrañar menos.

Desde que en 2005 en huracán Katrina llevó la destrucción a Nueva Orleans era evidente que los EEUU tenían un problema de infraestructuras y de movilización ante catástrofes naturales. Debió de pasar una semana sin que el poder estatal de Luisiana reaccionara y, finalmente, cuando los afectados llevaban ya una semana sin que nadie se acordara de ellos, llegaron las primeras ayudas. Esta fue la señal de alarma que confirmaba lo que algunos observadores de la sociedad norteamericana ya habían detectado casi una década antes.

Analfabetismo en EEUU

Hacia 1995 se supo que el número de analfabetos en los EEUU era desmesurado. Los analfabetos totales alcanzaban eran superiores a los de cualquier otro país del Primer Mundo. Los analfabetos estructurales (personas que han aprendido a leer y a escribir pero que no utilizan prácticamente esa habilidad y tienen dificultades para hacerlo) abarcaban a casi un 20% de la población norteamericana e incluso habían aparecido problemas en las fuerzas armadas dado que estas utilizan recursos tecnológicos de manera creciente cuyo dominio no está al alcance de muchos reclutas.

Con el tiempo, los datos han ido empeorando. En la actualidad obtienen títulos universitarios un número superior de norteamericanos que hace diez años pero la capacidad para leer y analizar datos entre los más educados bajó significativamente. Se realizó un “experimento social”: se pidió a un grupo de adultos con diplomas de educación terciaria que compararan los puntos de vista de dos editoriales de diario, o interpretaran una tabla sobre presión arterial. Sorprendió el que menos de la mitad pudo hacerlo bien. El Secretario Norteamericano de Estadísticas de Educación, Mark Scheneider, comentó: “Creo que estos resultados son realmente inesperados”.

Este informe llegó a la conclusión de que 1 de cada 20 norteamericanos es analfabeto y que el 29% de la población cuenta con una capacidad básica para la lectura y la informática. "Once millones de personas analfabetas en inglés es una cantidad espantosamente elevada, que no tiene acceso, por ende, a lo que ofrece EE.UU." dijo a Associated Press, Russ Whitehurst, director del Instituto de Ciencias de la Educación. Entre los hallazgos más significativos se vio que entre los adultos que habían seguido estudios terciarios o contaban con títulos universitarios, el 41% demostró ser competente, en contraste con un 51% hace una década. La competencia se mide por la habilidad para leer textos abstractos largos y complejos y para analizar información en documentos. Los hispanos mostraron una marcada baja en sus niveles, lo que puede explicarse por el aumento en la cantidad de inmigrantes de más edad que están entrando en el país. En 2003, el 44% de los hispanos fueron considerados analfabetos, en comparación con un 35% en 1992. Los hombres parecen estar perdiendo terreno frente a las mujeres. La habilidad promedio de las mujeres, en matemáticas e informática, aumentó 10 puntos en una década. La de los hombres se mantuvo igual.

Racionamiento entre la abundancia

Hoy se ha publicado que 46 millones de personas (algo más de la población española) comen en EEUU gracias a las cartillas de racionamiento, en total el 14% de la población. Estas cifras se han sabido porque en el curso de la campaña electoral recién inaugurada que culminará en noviembre con las elecciones presidenciales, los republicanos se han opuesto a esta política denostada como “sistema de bienestar socialista europeo”…

En efecto, el candidato Newt Gingrich echa la culpa a Barack Obama de la extensión del Programa de Asistencia para Nutrición Suplementaria (SNAP)… cuando en realidad a lo que debería aludir es a cómo es posible que en la primera potencia mundial la pobreza y el analfabetismo estén tan extendidos hasta el punto de que sea necesario regular un sistema de subsidios alimentarios idéntico al existente en los peores momentos de la postguerra. Gingrich es consciente de que los negros votan poco y de que un arquetipo que está presente en la sociedad norteamericana es que los negros son holgazanes y viven de las ayudas públicas.

En octubre de 2008 un total de 30,8 millones de estadounidenses requirieron el auxilio del SNAP; la cifra subió a 37,7 millones en 2009, pasó a 43,2 millones en 2010 y a finales de 2011 llegó al máximo de 46,3 millones. En cuatro años, se ha pasado del 10,5% al 14% de la población, y se ha doblado la financiación, alcanzando los 71.800 millones de dólares. Sorprendentemente los más necesitados en números absolutos son los blancos no hispanos (34% de los que se benefician del SNAP), seguidos de los negros (22%) e hispanos (17%). El programa creció con George Bush, quien rebajó las condiciones para poder acogerse a él, pero se ha disparado con la crisis económica.

Algunas conclusiones

EEUU es un gigante con pies de barro. La situación del “imperio” es económicamente insostenible (12 billones de euros de déficit), militarmente un fracaso (retiradas de Irak y Afganistán sin haber conseguido derrotar a las insurgencias locales, socialmente explosiva (las clases desfavorecidas están ya concienciadas de que jamás alcanzarán la capacidad adquisitiva de la minoría WASP y el conflicto social que se avecina será también un conflicto étnico). Para colmo, los valores hasta ahora dominantes en la sociedad norteamericana (los calvinistas: Dios gratifica a los justos con la riqueza) empiezan a perder hegemonía gracias a la influencia creciente de la minoría hispana (para el que Cristo es el profeta de los desesperados y de los humildes). Esa minoría encuentra en la familia su lugar tradicional de apoyo, mientras que los WASP sitúan a la célula familiar en un lugar muy secundario.

Estamos delante de un cambio histórico, social y político en los EEUU. El hecho de que el analfabetismo y las cartillas de racionamiento se hayan hecho habituales en el país indica solamente una mínima parte de las dimensiones de la crisis que es también y sobre todo, una crisis de valores y de modelos.

No, es difícil que el modelo norteamericano y el propio “imperio” sobrevivan mucho más allá de diez años. Se diría que los WASP han permitido que un mulato ocupara la Casa Blanca casi porque es mejor que a un miembro de otra raza  las generaciones futuras achaquen la responsabilidad de la crisis que están padeciendo hoy los EEUU. Crisis que amenaza con liquidar completamente al “imperio”. No seremos nosotros los que lloraremos porque Washington y sus valores dejen de ser el centro del mundo.

© Ernesto Milà – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

¿Qué pasa en Marruecos?

¿Qué pasa en Marruecos?

Infokrisis.- Las cosas no van bien en Marruecos. A pesar de que el 12 de febrero del año pasado, Zapatero echara el primer capote al gobierno marroquí (esto es, a la monarquía de Mohamed VI) y proclamase en una entrevista inolvidable con la agencia Reuters que la situación en ese país es completamente diferente a la de Túnez, Egipto o Libia, lo cierto es que un año después existe la sensación de que las cosas han llegado al límite y también Marruecos se acerca a un cambio histórico que, obviamente, por la proximidad geográfica, nos afectará queramos o no.

La crisis marroquí es la acumulación de cinco procesos bien diferenciados que han llegado al límite: Crisis política, crisis económica, presión demográfica, crisis internacional y crisis cultural. Y, de la misma forma que en cualquier otro país del mundo árabe, puede establecerse que no hay interlocutor válido con peso social y prestigio suficiente entre la población aparte del islamismo, en Marruecos, no solamente ocurre otro tanto, sino que se engaña quien vea a partidos, a monarca o a fuerzas económicas como interlocutores válidos y posibles aliados.

Francia se equivocó pensando que bastaba con que las élites sociales hablaran francés para hacer de Marruecos una “zona de influencia” gala. Los EEUU se equivocaron al pensar que a la vista de que, comparado con Argelia, Marruecos parecía ser un país estable, era posible allí instalar el gran portaviones norteamericano en África. De hecho, si Mohamed VI sustituyó a Francia por los EEUU en el rango de “primera potencia aliada” fue, precisamente porque, a la vista de lo que se le venía encima, el Pentágono ofrecía más garantías que el Elíseo. Y, a la vista de la situación económica interior de los EEUU parece que también aquí el Rey y sus consejeros se equivocaron.

Marruecos, a la hora de la verdad –esto es, cuando estalle la revuelta socio-política- estará sola frente a las hordas islamistas. Y, de hecho, es probable que nadie en Europa derrame una lágrima por la monarquía de Mohamed VI a la vista de que para la UE no ha sido otra cosa que un verdadero “chantajista” que ha atizado todo tipo de amenazas y desatado todo tipo de riesgos en caso de que la UE no accediera a sus deseos.

La crisis económica se puso ya de manifiesto en 2003 cuando el Partido de la Justicia y el Desarrollo se configuró como la segunda fuerza política del país, mientras que la ONG del jeque Jassin, Caridad y Justicia, pasaba a ser la gran fuerza islamista ajena a los canales de la política oficial pero con una fuerza creciente entre los profesionales y entre los estudiantes. Mohamed VI intentó conjurar el ascenso islamista recurriendo a los servicios de inteligencia y a sus hábiles “operaciones especiales”. Las bombas de Casablanca en 2004, por ejemplo, supusieron un primer intento que seguía el modelo del 11-S y que precedería al 11-M: atentados de dudoso origen presentados como “violencia islamista” que justificaban, no solamente el desprestigio de las opciones políticas islamistas (la primera de todas el PJD y la ONG CyJ), sino también la represión contra los mismos. Mas tarde, la creación de partidos falsamente islamistas vinculados y gestionados por los amigos de la Casa Real, taponaron el ascenso del PJyD durante siete años. Los vínculos cada vez más estrechos entre los EEUU y Mohamed VI hicieron que se desplazara a este país la sede del Africom (el mando para África del Pentágono) y si bien los yacimientos petroleros de ese país han resultado más escasos de lo que se preveía y no tienen interés estratégico, si que es cierto que esa base militar supone un portaviones para los EEUU en África, cerca de la zona petrolera del Golfo de Guinea y de los yacimientos de gas argelinos.

Las contradicciones que aparecen ahora en la política marroquí son muchas y generarán tensiones insuperables que solamente se saldarán con movilizaciones callejeras, protestas, disturbios y finalmente con la monarquía de Mohamed VI tambaleándose. En efecto, por una parte hay que distinguir:

- Contradicciones entre el “Islam oficial” dirigido desde la Casa Real a través de la figura de Mohamed VI, “emir de los creyentes” (como si Rouco Varela fuera a la vez presidente de la Conferencia Episcopal y rey de España) y el islam wahabita financiado desde las monarquías del golfo pérsico.

- Contradicciones entre el majzén (el entorno de influencias del Palacio Real, centro de todas las corrupciones en el vecino país) y las clases desfavorecidas (que van creciendo y que se ven cada vez más afectadas por el paro).

- Contradicciones entre Marruecos y sus vecinos del Magreb (éste país no ha podido superar la rivalidad y desconfianza proverbial con Argelia, los recelos mauritanos, la desconfianza con que es visto el régimen desde los nuevos gobiernos islámicos del norte de África).

- Contradicciones entre Marruecos y el África Negra (Marruecos sufre una presión demográfica propia –duplica su población cada 20 años- y al mismo tiempo la presión demográfica del África negra).

- Contradicciones entre los EEUU y Francia (que se disputan el ser potencia hegemónica en Marruecos).

- Contradicciones entre la imagen que el país proyecta de sí mismo (occidental, democrático) y la realidad (simbiosis entre una democracia limitada y una dictadura feroz).

- Contradicciones en el interior del actual gobierno entre los islamistas moderados y los fieles a Mohamed VI (el gobierno marroquí cada vez tiene menos ministros elegidos a dedo por el rey y, por tanto, más hombres que anteponen su lealtad al partido y al islam antes que al monarca).

Estas contradicciones no tienen solución e irán produciendo desgarrones y tensiones en el interior del país hasta el estallido final. En Marruecos se tiene muy presente la transición española y en los últimos años lo que se ha producido es un intento de comandar desde el majzén un modelo local de transición que garantice la preponderancia el rey en lo esencial y el aspecto de democracia formal del país. Ese intento puede darse hoy por fracasado: con los islamistas en el poder va a ser muy difícil realizar una transición hacia cualquier otra cosa que no sea una república islámica. Estas contradicciones encierras en sí mismas las crisis a las que aludíamos antes: crisis política, crisis económica, presión demográfica, crisis internacional y crisis cultural.

La proximidad de Marruecos a España hace que todo lo que ocurre en aquel lugar nos afecte muy directamente. De hecho, se calcula que una sequía (y este es año de sequía) 250.000 campesinos se va a vivir a los arrabales de las grandes ciudades o emigran a Europa. Por otra parte, históricamente, siempre que la monarquía marroquí tiene problemas interiores busca superarlos mediante aventuras exteriores que siempre tienen como objeto al eslabón más débil en Europa: nuestro país.

Que el estallido social y político está cantado en Marruecos, de eso no cabe la menor duda. La duda estriba en el momento en el que se producirá y en la intensidad del mismo. Pero nadie duda de que se producirá. No se puede hacer nada para evitarlo especialmente desde España, sino solamente tomar medidas para que no nos afecte excesivamente. Marruecos exporta productos agrícolas, haschisch (casi 100.000 hectáreas de cultivo de cannabis en el valle del Rif), inmigrantes y problemas… de lo que se trata es de que nada, absolutamente nada de todo esto nos afecte.

Y esto implica convertir la zona del Estrecho en el eje estratégico de nuestra defensa previendo lo que puede suponer un conflicto fronterizo y en un aumento de la tensión en la zona. No es interés de Europa quién gobierno en la orilla sur del Mediterráneo, se da por supuesto que esa es la zona islámica por excelencia y que a la vista de la falta de tradición de los partidos políticos en esos países, el gran interlocutor en la zona es el islam. ¿Es posible entenderse con el Islam? Sí, si se le garantiza estabilidad e integridad, no injerencia en los asuntos internos del Magreb, a cambio de que el Mediterráneo sea la última frontera del islam. No hay lugar para el islam al norte de Gibraltar.

© Ernesto Milà – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

 

 

 

Cuando 5 + 5 son 0

Cuando 5 + 5 son 0

Infokrisis.- La noticia de la reunión de los ministros de Defensa de cinco países africanos y cinco europeos, el grupo conocido como “5+5” se acaba de reunir en Nuakchot para “debatir sobre los problemas de seguridad de la región”. Ahora entendemos por qué estos días se ha hablado de los europeos secuestrados en la franja del Sahel. Todavía es pronto para saber exactamente qué ha dicho el representante de Carmen Chacón –si es que ha dicho algo, porque el ministerio siempre le importó muy poco y ahora que es ministra cesante le importará menos todavía: ¿o es que habéis leído u oído de sus labios en los dos años que ha estado al frente del cargo alguna declaración mínimamente coherente que afectara a la defensa nacional?-, el secretario general de Política de Defensa, Luis Cuesta Civis, pero sí ha trascendido el contenido de la reunión y de los acuerdos tomados.

El Grupo 5+5 está formado por Francia, España, Italia, Portugal y Malta, países mediterráneos todos ellos pertenecientes a la UE, y por otra parte por Argelia, Libia, Mauritania, Marruecos y Túnez es decir, por los países del Magreb. Hay que decir que es la primera vez que asiste a una reunión de este tipo el nuevo gobierno libio a pesar de que la guerra prosigue entre las arenas y que los fieles a Ghadaffi no parecen haberse descorazonado con la oprobiosa muerte de su líder. En realidad, hace pocos días el aeropuerto de Trípoli debió ser “reconquistado” por las tropas del nuevo régimen, lo que indica que existe una guerra de guerrillas con golpes y contragolpes.

Sea como fuere el Grupo, más que 5+5 debería llamarse 5+5+1 y ese uno es el país que más influye al sur de Gibraltar: los EEUU. El papel de los EEUU condiciona toda la política en el Magreb. A pesar de que la guerra civil libia ha sido instigada por Francia (EEUU tiene suficientes aventuras exteriores y una situación económica delicada como para poder soportar un esfuerzo bélico más aunque fuera mínimo), en los últimos diez años hemos asistido a una pérdida creciente de influencia de Francia en la zona al tiempo que iba aumentando paralelamente la influencia de los EEUU. En Marruecos, incluso, los EEUU han instalado la sede del Africom, el mando del Pentágono para toda África, del golfo de Trípoli a Johannesburgo y del Golfo de Guinea al Cuerno de África.

Hay un elemento determinante en esta cumbre del 5+5: tratar la cuestión de los europeos secuestrados por la llamada “Al Qaeda del Magreb Islámico”. Hoy mismo se ha publicado la noticia de que los dos últimos franceses secuestrados no lo estaban por esta sigla del terror, sino por “disidentes”. Cuando se liberaron a los dos cooperantes españoles y, de paso se liberó a su captor, éste negó pertenecer a AQMI y se declaró, simplemente, “un hombre de negocios”. Todavía queda por explicar porqué las iniciativas y los comunicados de este extraño grupo suponen siempre una ayuda para el gobierno marroquí y un menoscabo para el argelino, su rival geopolítico.

La existencia de AQMI fue la excusa que esgrimieron los EEUU para aumentar su presencia en la franja del Sahel: ni más ni menos. De la misma forma que Al Qaeda fue la excusa para invadir en Afganistán y luego para ocupar Irak, la AQMI ha servido para implantar bases americanas en la zona del Sahel, construir en Marruecos, al pie del Atlas, la base militar más grande de toda África y ganar influencia en una zona geopolítica próxima a los pozos petroleros del Golfo de Guinea y de la costa africana. Digámoslo de otra manera: AQMI ni existe, ni se le espera, es tanto solo distintos grupos de bandidos que utilizan la misma sigla de fortuna a la vista de que crea una sensación de “terror” y predispone al pago por parte de los gobiernos afectados.

Por eso, en la reunión del 5+5 estará ausente la pieza decisiva, los EEUU. Sin embargo, estando ausente, la presencia norteamericana planea sobre la reunión. El ministro de defensa mauritano Ahmedu uld Idey Mohamed Radhi explicó durante la presentación del encuentro que los objetivos del foro estaban basados en la seguridad aérea, la vigilancia marítima, la formación de militares y la asistencia ofrecida ante catástrofes naturales y se refirió extensamente a AQMI y a los doce europeos secuestrados presuntamente por esta formación.

Sin embargo, el grupo 5+5 tiene unas funciones añadidas: lucha contra la emigración clandestina y lucha contra el narcotráfico. Y en estas dos áreas, realmente no se ha avanzado absolutamente nada. A los EEUU, ambos temas le tienen absolutamente sin cuidado. En el fondo, los EEUU han sido desde hace 15 años el primer interesado en que pasara por Gibraltar el mayor número de inmigrantes con destino a Europa y, por supuesto, el mayor número de fardos de haschisch marroquí y de cocaína colombiana. Así se debilita a Europa, uno de los objetivos de la política exterior norteamericana.

La reunión del Grupo 5+5 no llevará a grandes conclusiones. Nada cambiará. Es posible que se adopte solamente una resolución sobre el pago de rescates (Argelia está radicalmente en contra) y poco más. Los países del Sahel intentarán obtener el máximo de fondos de los países del norte para distribuir entre sus clases políticas dirigentes (así se “lucha contra el terrorismo” y se “estabilizan a gobiernos pro-occidentales”), pero no nos engañemos, las elecciones marroquíes han dado la victoria a los islamistas, en Trípoli el nuevo gobierno –como en Egipto- es islamista e incluso en Túnez el islamismo disputa el poder a las fuerzas moderadas en un país en el que nunca el islamismo había tenido gran peso… Esta es la realidad: al sur de Gibraltar no hay más fuerza política y social que el Islam y Europa debe aprender que, en breve, tendrá al Islam, como interlocutor único. Y contra antes Europa entienda esto, mejor. Lo segundo es reconocer que el Sur de Gibraltar no es territorio ni de la democracia, ni del liberalismo, ni siquiera de la igualdad, sino del Islam. Por eso no hay lugar para el Islam al norte de Gibraltar y por eso, de lo único que se trata al negociar con los gobiernos de la zona es sobre la contención de la inmigración y de que la inexistencia de un espacio para el islam y para la inmigración del Sahel en el norte.

La política internacional en el siglo XXI debe partir de presupuestos realistas, no de mentiras insertadas para justificar las maniobras políticas de los EEUU. Partir de presupuestos falsos es lo que hace que 5+5 sean 0.

© Ernesto Milà – infokrisis@yahoo.eshttp://www.identitaria.eshttp://infokrisis.blogia.comhttp://info-krisis.blogspot.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

 

 

 

Marruecos: algunas reflexiones

Marruecos: algunas reflexiones

En los últimos diez años la verdadera obsesión de Mohamed VI ha sido contener la marejada islámica. Lo ha logrado a costa de aplicar tres medidas:

- Rodear a los islamistas de una aureola de terror: los atentados de Casablanca de mayo de 2003 distan mucho de estar aclarados y aquellos atentados apuntaron directamente al corazón del islamismo marroquí. Responsabilizándolos y culpabilizándolos se les desprestigiaba electoralmente. Se apuntaba contra la asociación Caridad y Justicia del jeque Jassin y contra Justicia y Desarrollo.

- Favorecer la creación de partidos islamistas “dóciles” que atrajeran el voto islamista hacia la casa real y, por lo mismo, intentar infiltrar a la propia gente afecta a la Casa Real en el Partido de la Justicia y el Desarrollo.

- Reforzar el nexo de unión con los EEUU relajando la tradicional influencia de Francia en el Magreb. Esto ha llevado a que Marruecos se alineara junto al Pentágono en la “guerra antiterrorista” y ha conducido a la creación de esa ficción que es “Al Qaeda del Magreb Islámico”, verdadero servidor de los intereses marroquíes en la zona. Esta alianza ha conducido hasta el asentamiento del Mando del Pentágono para África a los pies del Atlas marroquí (el Africom).

Pero, a partir de Enero, Mohamed VI tuvo que afrontar las revueltas en el mundo árabe y para ello su mejor opción era “liberalizar” el régimen y convocar elecciones más o menos libres. En estas elecciones el “majzén” (la corte) se abstendría de intervenir en favor de unos o de otros y trataría de buscar la alianza con todos… Esas elecciones se celebraron el pasado domingo y han dado una victoria a los islamistas moderados del Partido de la justicia y el Desarrollo que desde 2003 era, con altibajos, la segunda fuerza política. El Partido Autenticidad y Modernidad es el gran derrotado de estas elecciones a pesar de ser el que expresaba mejor los intereses del islamismo moderado al servicio del “majzén”. El PAM (30 diputados) se convierte en el cuarto partido, por detrás de Justicia y Desarrollo (80 diputados), los nacionalistas del Istiqal (45 diputados) y la Unión Nacional de los Independientes (38 diputados).

Pero esta no ha sido la mayor victoria de los islamistas. Hay otros islamistas en Marruecos que pueden alardear de haber obtenido los mejores resultados: los islamistas radicales de la asociación Caridad y Justicia hicieron campaña por la abstención.

El ministro del Interior, Taieb Cherkaoui, ha señalado en una declaración que la participación en las elecciones legislativas que se han celebrado este viernes en Marruecos ha sido del 45%. Un 8% más que en los pasados comicios de 2007. Sin embargo, ésta es una cifra con doble fondo, ya que este porcentaje está calculado sobre los 13,6 millones de marroquíes que se inscribieron para poder votar. Finalmente, 6,12 millones de ciudadanos del reino alauí, de esos 13,6 inscritos, depositaron hoy su papeleta en las urnas de estas primeras elecciones legislativas que se producen tras la última reforma constitucional. Calculando honestamente las cifras y teniendo en cuenta que los marroquíes mayores de 18 años son 24 millones (contando los 3 millones que habitan en el extranjero), el índice de participación real ha sido del 25,5%. Una abstención del 74,5%, tal como informó la SER a través de su corresponsal en Rabat.

Buena parte de ese 75% ha sido reclutado por Caridad y Justicia. Así pues, el resultado de estas elecciones ha supuesto una doble victoria del islamismo moderado y del islamismo radical. Así pues, la Unión Europea tiene que reconocer la realidad que es la que ya redefinimos hace más de siete años (ver http://infokrisis.blogia.com/2005/123002--sur-oficial-y-sur-real-.-que-interlocutor-queremos-en-el-sur-.php), a saber, que en el norte de África y en el mundo islámico en general la única fuerza política y social realmente existente es el islam. Así pues de lo que se trata es de entenderse con el islam exigiendo a cambio nitidez en las fronteras: el islam termina al sur de Gibraltar, no hay lugar para el islam al norte del Mediterráneo. Dicho de otra manera: no hay lugar para el Islam en la sagrada tierra de Europa. El lugar del Islam es el sur y allí debe concentrarse, expandirse y dar coherencia a aquellas sociedades.

En realidad, todo lo que ha ocurrido en Marruecos, Túnez, Libia y Egipto en estos últimos meses es que gobiernos laicos –en realidad, dictaduras laicas- se han ido al garete abriéndose un interregno en el que los islamistas moderados han ido ganando posiciones. El resultado de las elecciones en Marruecos no ha hecho más que abundar en esta dirección. Hasta ahora ha sido una “revolución pacífica”, veremos a partir de ahora si Marruecos conserva su estabilidad (e incluso si el mundo árabe la recupera antes de la próxima guerra con Israel). Veremos a partir de ahora si la monarquía de Mohamed VI logra prolongarse en el tiempo a condición de relajar su dictadura y ceder a las posiciones de los islamistas.

El hecho de que el ascenso irresistible del islamismo marroquí se produzca en estos momentos coincide con el cambio de gobierno en España. ¿Qué política tiene Rajoy en relación a Marruecos? Nada en especial… ambigua, como todo el resto del programa del PP, mantener buenas relaciones con Marruecos y poco más. Pero ahora, también en esto toca la hora del realismo. Con buenas intenciones no bastan: Marruecos seguirá chantajeando a España con Cauta y Melilla y con abrir y cerrar la mano para permitir o no la llegada de inmigrantes en función de las ventajas que obtenga.

Marruecos, en definitiva, se está desestabilizando progresivamente. Esta desestabilización generará (junto a la demografía explosiva, junto a las sequías cíclicas y junto con la tensión social) un aumento de las riadas migratorias hacia España. Y eso es lo que no se puede permitir. Ni eso ni el contagio islamista. Y si Rajoy no se atreve a proponer estas dos prioridades en su política hacia Marruecos, demostrará ser tan mediocre como los presidentes que le han precedido: Zapatero, Aznar, González.

© Ernesto Milà – Infokrisis@yahoo.es – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.

 

 

Reflexiones sobre Europa.

Reflexiones sobre Europa.

El referéndum griego y el “tutelaje” a la economía italiana

La Unión Europea se ha construido mal, en realidad muy mal: en primer lugar se configuró como una “unión económica” (la famosa “Europa de los tenderos”), no se construyó con vocación política y, para colmo, cuando se inició la construcción, Europa era muy diferente en los años 50 que en la actualidad. Entonces, Alemania estaba en plena reconstrucción y otro tanto le ocurría a Francia. De lo que se trataba era que ambos países que se habían enzarzado en tres guerras demoledoras en apenas tres generaciones, no volvieran a las andadas de nuevo con una cuarta que sería peor que las anteriores juntas. A partir de 1989, con la caída del muro de Berlín, Alemania reconstruyó su espacio territorial y su potencia económica hasta el punto de poder permitirse la reconstrucción del Este y financiar a los nuevos socios.

Este fue el segundo problema: los nuevos socios del “mercado común” llegaban con ideas muy diferentes cada uno. Los países mediterráneos (Grecia, España y Portugal) necesitaban liquidez y financiación para abordar la construcción de infraestructuras y estaban dispuestos a liquidar sectores enteros de su economía a cambio para evitar hacer la competencia al eje franco-alemán que siempre se ha configurado como “núcleo duro” de la UE. A medida que a UE fue ampliando su superficie, se fue dispersando cada vez más. El conjunto era, en consecuencia, cada vez más heteróclito. Hoy todavía es un misterio que diablos hace el Reino Unido en la UE, país que desde el último tercio del siglo XIX no es más que la quintacolumna de los EEUU en Europa.

Había un tercer problema: los Estados europeos estaban regidos por principios democráticos, unos Estados funcionaban mejor y otros peor, pero la democracia era la norma obligada para entrar en el club (España no pudo negociar en serio su entrada en las Comunidades Europeas sino hasta la muerte de Franco), sin embargo, ¿quién elegía a las autoridades de Bruselas, esto es, a los rectores del a UE? Desde el principio fue evidente que el control de los mecanismos rectores estaba en manos de una casta de tecnócratas y burócratas a los que nadie había elegido pero que hacían y deshacían a su antojo.

Finalmente se llegó en Maastrique al cambio de paradigma: de ser una mera “unión económica”, se pasaría a una “unión política”. Sin embargo, diez años después resultaba imposible redactar una constitución europea aceptable por todas las partes. Y, para colmo, quienes construyeron Maastrique hoy ya no gobiernan, con lo que la consolidación de Europa se ha ido haciendo a base de avances y retrocesos inimaginables. Y aquello ya dura más de medio siglo sin que sea vean perspectivas claras de cómo se puede ir evolucionando en el futuro.

Desde Maastrique el avance más sustancial fue la creación del euro que, indudablemente ha tenido la ventaja de evitar los cambios de moneda en cada frontera, pero también generó problemas: el euro era una emanación del eje franco-alemán y su gestión quedaba regida por el Banco Central Europeo, una especie de emanación del Deutsches Bank que restaba a los países periféricos miembros posibilidad de jugar con políticas monetaristas para rectificar sus problemas económicos.

Hubo muchos más errores en la construcción de Europa (la creación a partir de Schenghen de un “espacio común europeo” sin antes haber creado una legislación que lo regulara e impidiera que las mafias de delincuentes hicieran de este avance una ventaja para su actuación) que no se advirtieron apenas mientras la UE se iba ampliando y repartiendo fondos estructurales. Pero llegaron las vacas flacas y fue entonces cuando se empezó a notar lo mal que se habían hecho las cosas.

El elemento esencial de la polémica actual es quién tiene la primacía, si la autoridad económica-tecnocrática o la soberanía de los Estados miembros. Nadie ha elegido a la autoridad económica-tecnocrática de la Unión Europea, por tanto, situarla en la cúspide de cualquier poder, parece excesivo y antidemocrático. En lo que se refiere a los Estados miembros, lo cierto es que en toda Europa gobiernos inoperantes e incapaces de gestionar sus propios países, irresponsables con orientaciones partidocráticas mucho más que democráticas, han gestionado el poder de manera torpe y nefasta. Hay errores por un lado y errores por otro. La soberanía nacional debería tener como contrapartida la eficacia en la gestión… y los errores en los últimos 25 años han sido tantos que resulta imposible reconocer un atisbo de eficacia y de previsión del futuro en todos los gobiernos europeos.

El hecho de que la UE haya presionado sobre Grecia hasta el punto de obligarle a retirar la propuesta de referendo y el que las autoridades económicas de la UE y del FMI, sigan en Italia si este país cumple las orientaciones que propuso para sanear su economía, son las consecuencias de algo caótico y desordenado, sin orientación precisa y sin rumbo que lleva prolongando su existencia por espacio de 50 años, demasiado tiempo para tanto caos.

Europa es necesaria en estos momentos. Debería configurarse como un bloque económico y de poder desde Gibraltar a los Urales y desde Narvik a Chipre. Hoy es un enano político y un caos económico. Hay presupuestos y proyectos que solamente pueden abordarse desde una perspectiva europea y si Europa es necesaria, sobre todo hay que abordar su construcción desde un punto de vista político. Muy poco de lo construido hasta hoy puede servir para gran cosa sino para acelerar el euroescepticismo, pero Europa es necesaria para la supervivencia de nuestra cultura, de nuestra economía y para que nuestro continente siga siendo faro y guía de civilización como lo fue en otro tiempo. Por eso la consigna no puede ser otra más que “Sí a Europa, No a esta Europa”.

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