365 QUEJÍOS (224) Marrakech
365 QUEJÍOS (224) – INMIGRACIÓN: EL DERECHO HUMANO QUE FALTABA
Me quejo -porque es para quejarse- que todavía hoy se tenga como fetiche la llamada “Declaración Universal de Derechos Humanos”. Y eso ¿por qué? 1) Por ser un documento redactado en la postguerra en la que los vencedores trataban de crear una legislación internacional intervencionista para afianzar su hegemonía internacional e imponer los cauces ideológicos por los que debería discurrir. 2) Por que fue redactada por una comisión presidida por Eleanor Roosevelt (lesbiana E hija de alcohólicos, cuya vida fue una completa mentira y cuya obra -la Declaración- trasladó la doctrina de la masonería de la que ella era miembro). 3) Porque, desde entonces, los “derechos humanos” han constituido una declaración formal que facilitaba la excusa para que una de las superpotencias (los EEUU) interviniera donde, cómo y cuándo les diera la gana y 4) Tienden a hacer creer que antes de la Declaración no existía Estado de Derecho y respeto por la condición humana y que, si se ha alcanzado, es por la promulgación en 1948 de dicho documentos que, junto con la instauración de las ONU deberían garantizar la paz mundial y el orden social… Basta mirar la historia de 1949 a 2018 para saber que no ha sido así y que, con demasiada frecuencia, se ha apelado a los “derechos humanos” para estigmatizar a tal o cual régimen molesto y lanzar sobre él la ira de la superpotencia norteamericana e imponer políticas que, aun absurdas, beneficiaban a determinados grupos de poder.
Vale la pena recordar que, la “Declaración de Derechos Humanos” constituye desde su promulgación uno de esos “estatutos tipo” utilizados para la redacción de constituciones democráticos, hermosas en el capítulo de definición de derechos, pero también sin el más mínimo interés ni voluntad de cumplirlos: todas las constituciones democráticas desde 1949 (incluidas las de todas las independencias africanas) han sido redactadas en función de esta declaración, hasta el punto de que puede utilizar aquel viejo refrán español de “dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces”.
Determinadas sectas iluministas y teosóficas (Buena Voluntad Mundial, Triángulos, Escuela Arcana, Lucis Trust) con gran influencia dentro del cuerpo funcionarial de la UNESCO, se preocuparon de la difusión a escala internacional de la “Declaración”. La idea de estos círculos era que la creación de la ONU en 1945 había inaugurado la “edad de la Luz”, concepto idéntico a la “new age”. No olvidemos que el primer secretario general de la UNESCO fue Julian Huxley y que su Secretario General Adjunto durante casi 40 años, Robert Muller, él mismo, era miembro de Lucis Trust. Las nuevas “tablas de la ley” de esa “edad de la Luz” sería la “Declaración de Derechos Humanos”. Pero faltaba un último punto que añadir: la inclusión del derecho a la inmigración. Es lo que se ha hecho en la cumbre de Marrakech.
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