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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

365 QUEJIOS (28) negritud

365 QUEJIOS (28) negritud

365 QUEJÍOS (28) DEL “NEGRO DE LA PELÍCULA” A “PELÍCULA CON ESPECIMEN BLANCO”

(en la foto, el presidente Zuma de la república sudafricana en campaña electoral) Desde hace unos meses vengo observando la invasión masiva de series de televisión (distribuidas estratégicamente en distintos canales generalistas y plataformas en streamming) y de largometrajes, en los que se revaloriza, más allá de cualquier límite y mesura, lo que podemos llamar “la negritud”. No me voy a quejar de eso, porque lo entiendo perfectamente (el trasvase de poblaciones operado desde mediados de los 90 de África a Europa ha generado sociedades llamadas “multiculturales” y, de alguna manera, el cine debe responder a esta situación y presentar la nueva realidad étnica del viejo continente). No, de lo que me quejo es de que el elogio a “la negritud” se está realizando, no en función de la misma negritud, sino de tratar de insertarla con calzador en la cultura europea:

- hemos visto a africanos dentro de las legiones romanas que ocuparon Bretaña en la serie Britannia.

- hemos visto convertidos a Zeus y a Aquiles en “africanos de color” (de color negro) en la última revisión de Troya: la caída de una ciudad.

- esta misma semana, hemos visto como el protagonista de una pieza teatral de Jules Romains cambiaba el aspecto de su personaje central y transformaba a Omar Sy (francés de origen africano) en increíble protagonista de la obra de teatro escrita por un conservador: El doctor de la felicidad.

- hemos visto series norteamericanas protagonizadas por negros de carácter descaradamente racista (Queridos Blancos) hasta el punto de formalizarse un boicot a Néflix por atreverse a exhibir un panfleto racista negro.

Podríamos seguir indefinidamente. Pero tampoco me quejo de esto: a fin de cuentas, cada cual ve lo que quiere y “de tó tié qu’haber”  (que decía aquel). DE LO QUE ME QUEJO ES DE QUE ESTA REVALORIZACIÓN DE LA NEGRITUD DA LUGAR, A PRODUCTOR DE MALÍSIMA CALIDAD QUE SOLAMENTE PUEDEN ASUMIRSE A CONDICIÓN DE TENER CARENCIAS CULTURALES EVIDENTES Y UNA IGNORANCIA TOTAL DE LA REALIDAD EUROPEA. En ninguna de estas series, por ejemplo, se dice que el 80% de los musulmanes presentes en Europa viven de subsidios públicos, no del producto de su trabajo. Se dice y se repite que las razas son iguales y así lo ha establecido la UNESCO, así que hay que aceptarlo como dogma incontrovertible. El problema es que, por mucho que se repita el dogma, la contribución de las distintas razas al progreso de la humanidad ha sido muy diferente: que no sea de “buen tono” recordarlo es una cosa, que no sea real es otra. Quedamos, pues, a la espera de la explicación que dará la UNESCO al respecto y, mientras, nos abstendremos de decir algo que vulnere la corrección política.

Dicho de otra manera: estas series y películas pueden “venderse” en Europa a costa de que los europeos PIERDAN SU IDENTIDAD.

Claro está que detrás de todo esto existe un drama. ¿Podéis imaginar lo que supone para un niño negro que siga clases en un colegio público en Europa el conocer que todos los matemáticos, que todos los filósofos, que todos los científicos, que casi todos los literatos que va a estudiar ¡NINGUNO DE ELLOS ES CÓMO ÉL! 

¿Cuánto tiempo tardará él mismo niño negro en descubrir, por sí mismo y sin que nadie se lo recuerde, que la contribución de la raza negra a la historia de la humanidad, ha sido reducida? ¿Y cómo reaccionará entonces? Reconozco y lamento que dicha toma de conciencia para un chaval de raza negra en cualquier país de Europa Occidental, puede ser devastadora. Se trata de una de los “efectos colaterales” de la movilidad étnica.

Así pues, si Europa quiere no ofender la dignidad de estas minorías, si quiere que se sientan aquí como en Ghana o en Sudán, en Nigeria o en Camerín, Europa está obligada a renunciar a su identidad, a su pasado, a sus tradiciones, a recordar su historia y sus logrosnegros en europa. De eso si es de lo que me quejo

 

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