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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

"crisis catalana": the end

"crisis catalana": the end

Venciendo mi natural pereza para escribir sobre temas políticos, aporreo el teclado para comentar el inicio de la última etapa del “sainete catalán”. Hoy, en Cataluña hay dos tipos de reacciones: los que se están riesgo de todo lo que ocurrió ayer en el parlament y los que lo lamentan. Incluso en relaciones emotivas, Cataluña está partida en dos. Pero el que unos se regocijen y otros experimenten en crujir de dientes, no quiere decir que hayan entendido lo que ha ocurrido, ni que prevean lo que puede ocurrir –y, de hecho, ocurrirá- en los próximos meses. Trataremos de resumir.

Lo que va a ocurrir:

1. CONVOCATORIA DE ELECCIONES REGIONALES ENTRE EL DÍA DE DIFUNTOS Y EL TURRÓN

Esperábamos la declaración a las 17:00 y se retrasó una hora. ¿Motivo? La CUP que no estaba de acuerdo con la tibieza de la declaración y forzó que se “radicalizara”. La CUP, con su 8% de los votos, ha dado un plazo de 30 días al pobre Puigdemont (hoy convertido en irrisión en la prensa mundial y no digamos en las redes sociales) para que “negocie” y “declare la independencia”, de lo contrario, le restarán su apoyo parlamentario, con lo que, inevitablemente, su gobierno deberá adelantar las elecciones regionales… Lo que traducido quiere decir que el “gobierno Puigdemont” tiene fecha de caducidad. El 11 de noviembre. Tratará de resistir de manera numantina, pero el realismo puede que se imponga y desde hoy ya se esté preparando la convocatoria.

2. EL FRENTE INDEPENDENTISTA HECHO PEDAZOS

El “frente independentista” está roto. En primer lugar, los “moderados” son cada vez más conscientes de que se han dejado arrastrar por los “radicales” a una aventura que, desde el principio, tenía pocos visos de terminar bien y que, para colmo, ha despertado el nacionalismo español. Los “moderados” son conscientes de que se ha creado una nueva realidad en la que el Estado, ante una ofensiva final, mal preparada, ha reaccionado con moderación y sin necesidad de emplear el “big stick”. Los “moderados” saben que, a partir de ahora, ya no van a poder actuar con las manos tan libres como durante el pujolato: han generado desconfianza en el gobierno del Estado. Por otra parte, los “radicales” están escindidos entre “posibilistas” (que creen que se puede negociar la independencia o algo parecido) y “radicales” (que quieren independencia ya). De hecho, estas mismas posiciones estaban presentes en 2006, y si se nos apura, en los años 80 e incluso en 1977-8. Así que no ha variado nada, salvo que se ha reconocido que hay tres grupos y no un “frente unido por la independencia”.  

3. NEGOCIAR A LA BAJA, EL DESTINO DEL QUE VENGA DETRÁS

Las nuevas elecciones son inevitables. La nueva convocatoria demostrará el espacio real que controlan aquí y ahora unos y otros a la vista de que nadie en Europa, ni siquiera en España, se ha tomado en serio el 1-O. El PDCat quedará descompuesto. Todo induce a pensar que en el “área independentista” ERC será hegemónica… pero el misterio es hasta qué punto los no independentistas habrán crecido, cuál será la correlación de fuerzas entre ellos y cómo quedará la izquierda podemita. Pero lo que está claro es que “tot plegat” se estará muy lejos de los 2/3 de consenso para alcanzar una situación que permitiera pasar a una fase de “independencia”. Lo que no ha entendido Puigdemont, ni por supuesto la CUP, es que el margen para el “diálogo” y la “negociación”, palabras sagradas en las próximas semanas, es tan reducido que el Estado lo único que puede ofrecer es no aplicar el artículo 155 a cambio de que la gencat convoque elecciones. Aunque gane ERC y pueda formar gobierno (veremos con quién) lo cierto es que la sensación general es que el nacionalismo ha llegado al límite, a la mejor situación a la que podía aspirar y solamente le queda recular, esto es, negociar a la baja.

4. UN TANTO EN DISPUTA: RAJOY DEPENDE DE CATALUÑA

La aventura independentista se ha saldado con un fracaso rotundo que se percibirá en las próximas semanas: desmovilización de efectivos, cese del flujo de subsidios que llegan a las entidades independentistas con el consiguiente descenso de actividades, cifras macroeconómicas que irán en detrimento del “procés”, peleas entre posiciones independentistas y sensación de fracaso en ese sector que aspiraba a “todo” y ya no pueden conformarse con una simple victoria electoral de una de sus siglas. El problema para el independentismo es que ha enseñado sus cartas, su peso, sus técnicas y su poder: y no ha alcanzado la meta (la meta era ayer una declaración de independencia, hoy manifestaciones de masa y ocupaciones de los restos de la administración del Estado, incluidos cuarteles y cadena de reconocimientos internacionales). Y lo que es peor para ellos: se ha desencadenado una reacción nacionalista española en todo el Estado que pesará en la balanza: es una forma de decir a Rajoy “ahora no se te ocurra negociar con esos y darles el oro y el moro para que se calmen…”

5. EN BUSCA DE MEDIADORES “DE PRESTIGIO”

La gencat buscará “negociadores de prestigio” en las próximas semanas. Aparecerán premios nobel de la paz olvidados en busca de vuelos en business-class, hoteles de cinco estrellas y dietas (¿tendrán el valor de recurrir a Rigoberta Munchú?), aparecerán “especialistas en mediación” que se enfrentarán a una posición que solamente puede ser de fuerza por parte de Rajoy: de esa fortaleza va a depender también su reelección en las próximas generales. Suerte tendrá algún “negociador” si logra ser recibido por algún jefe de negociado de interior. La gencat además, olvida que su estrategia era demasiado burda para haber podido triunfar.

6. EL ESCENARIO AL QUE LA GENCAT QUERÍA LLEGAR

Los manuales sobre “conflictualidad política” indican que la última fase de una crisis es su “internacionalización”, es decir, cuando el problema deja de afectar a una nación para terminar afectando a un área geográfica. La gencat lo ha intentado enviando al pobre Romeva aquí y allí. Lo único que ha cosechado son esperas, entrevistas con personajes de tercera o cuarta fila y el vacío: a nadie le interesa la independencia de Cataluña porque a nadie le interesa la atomización de los Estados Nación en entidades todavía menores. La gencat aspiraba desde su fundación a ser “paritaria” en sus relaciones con el Estado: no en ser considerada como “entidad colaboradora del Estado en la gobernabilidad de Cataluña”, sino como un ente igual al Estado Español. Buscaba sentarse en plano de igualdad con el Estado y para ello necesitaba un Estado propio… ahora lo tiene: ¿lo tiene? Sí, lo declaró ayer formalmente Puigdemont. Ahora es cuando cree que, “siendo Estado”, puede negociar con “otro Estado” en condiciones de igualdad. Fantasías de alucinados. Tres días antes Artur Mas había dicho: “Cataluña todavía no está preparada para la independencia, requiere poder judicial propio, control sobre el territorio, recaudación de impuestos…” (Financial Times recogido por El Mundo). Lo que quiere decir que… Cataluña será independiente cuando sea independiente… según la lógica absurda del nacionalismo. Nadie, absolutamente nadie en Europa duda de que la gencat es una entidad SUBORDINADA al Estado, no un embrión de “Estado independiente”. Nadie, salvo los nacionalistas que han defendido esta idea en los últimos 40 años y a los que, hay que decir en su favor, que ni PP ni PSOE, se lo han recordado para obtener su apoyo.

El discurso de Puigdemont en la fase terminal de la crisis:

1. UN TIPO AL QUE LE VIENE GRANDE EL BERENJENAL QUE HA LIADO

Ayer no vimos nada parecido a un “molt honorable senyor president”, lo que vimos ayer fue a un pobre diablo superado visiblemente por una situación ante la que empieza a sentir temblor en las piernas y de la que no sabe cómo salir. Lo aplaudieron al llegar y los mismos le pitaron al salir. En redes sociales, incluso en las favorables, no ha sido mejor tratado. El que “un catalá de Girona” haya sido comparado a “Chiquito de la cagada” con el “aquí llega Puigdemort”, o las fotos de los indepes antes y después de los 10 segundos que mediaron entre la declaración de independencia y la suspensión de la misma, deberían redimensionar sus ambiciones políticas. Amortizado y sin futuro, mejor que vuelva al negocio familiar o lo traslade a Transilvania (luego verán el motivo de la alusión).

2. EL HABITUAL DISCURSO VICTIMISTA

El discurso de ayer tuvo una primera parte en la que hizo gala, como era de prever, del victimismo habitual propio de cualquier nacionalista. “Democracia y libertad”… tales eran los leit-motivs del referendo, recordó. Error: nadie en Cataluña tiene la sensación de estar “oprimido” por mucho que haga un esfuerzo de imaginación o los medios que viven de la teta de la gencat sigan una y otra vez difundiendo fotos de los porrazos del 1-O. Quizás quienes deberían sentirse “oprimidos” son los que querían que sus hijos fueran educados en el idioma familiar, o los que se han visto multados por rotular sus establecimientos en castellano, o quienes hubieran deseado que las subvenciones de la gencat se distribuyeran equitativamente y no sólo a coñas nacionalistas e independentistas. Así que sobre esto de las “libertades” y de la “democracia” habría mucho que hablar. No hace falta recurrir a la corrupción para dudar de que cuando la gencat habla de “libertad y democracia” entienda precisamente lo mismo que el común de los mortales.

3. DEFENDIENDO LO INDEFENDIBLE

La gran mentira del discurso de Puigdemont ayer fue considerar que los resultados del referéndum del 1-O demuestran algo más que lo que demostraron los resultados del 9-N o incluso los de aquellos referéndums por pueblos hacia 2009-2010. Lo que venía a decir Puigdemont es que un referéndum que se había obstaculizado por todos los medios y que se había realizado sin ninguna garantía, pero ¡oh, maravilla de maravillas! daba un resultado diáfano: la voluntad de los catalanes de llegar a la independencia. Glosó el que “el pueblo catalán” acudiera a las urnas en medio de mamporros, secuestro de urnas… Curiosamente no aludió a que nadie ofreció a los partidarios del no, o de la abstención o del voto en blanco, espacios electorales en los medios para comunicar sus posiciones. Ni quiera que la gencat diera por descontado que iba a vencer el SI. Es el habitual “yo me lo guiso, yo me lo como” tan carpetovetónico. Por las razones que fuera, la obstinación en celebrar el referéndum llevó a una situación de referéndum imposible y de resultado indemostrable e incomprobable…. E inútil. Aferrarse a los resultados del 1-O es muestra de los paisajes extraterrestres en los que se mueve Puigdemont y el resto del independentismo

4. LA GRAN MENTIRA

Pero cuando Puigdemont inició su retahíla de medias verdades y mentiras descaradas fue cuando trazó el camino que ha llevado a la crisis: el punto de arranque fue, para él, el “nou estatut”… Presentado como “aspiración de la sociedad catalana hacia su autogobierno”, Puigdemont recordó que fue votado el 18 de junio de 2006 ¡por apenas el 48,85% de los votos y con un 20,76% de votos en contra y un 5,34% de votos en blanco! Dicho de otra manera: cuando menos de la mitad del electorado acude a las urnas y una cuarta parte de los que lo hacen votan en contra, ese estatuto será aprobado… pero se demostrará que nace sin apoyo social suficiente. Vale la pena recordar que el Estatuto de 1979 registró una afluencia del 59,7% del electorado, con una adhesión del 88% y un 11,5 entre votos nulos, noes y en blanco. Se percibe claramente la curva descendente: el Estatuto de 1979 interesaba, sí, pero la mitad del electorado; el de 2006 tuvo un apoyo en bruto de 1.899.897 votos y la hostilidad, el desinterés o la burla de 3.410.103 catalanes… cifras que, por sí mismas, hubieran indicado a quien tuviera ojos y viera (o quisiera ver) la imposibilidad de “profundizar” por ese camino. Aún así, lo intentaron. Ayer se vio el resultado.

5. LA LÓGICA ABSURDA DEL PALETO

El su conjunto, el discurso de Puigdemont demostró demasiado a las claras, no solamente lo que estaba en la médula de su personalidad, sino del mundo nacionalista y que podemos definir como la “lógica absurda del paleto”. El paleto es ese tipo pueblerino, cejijunto, con boina calada, que cree que es el centro del universo y que su huerto es el Axis Mundi. El paleto es un tipo que no termina de entender el mundo en el que ha sido arrojado; el pensamiento crítico no se ha hecho para él, vive de sofismas indemostrables y tópicos banales que considera tienen el rigor de verdades científicas incuestionables; está convencido de que se lo merece todo, pero como tiene la sensación de que hay alguien por encima de él, se siente mal, tiene envidia, rencor y resentimiento y aspira a ser como el que está encima suyo.

Si vive en el barrio de un pueblo, trabajará por segregarse y crear un nuevo ayuntamiento. A fin de cuentas, no es raro: España es el escenario de sempiternas rivalidades entre Villarriba y Villabajo o entre Sabadell y Tarrasa. Como paleto que es, cree que lo suyo es superior y tiende a despreciar cualquier otra cosa que no sea manifestación de eso por mucho que sea cursi, kitsch, ridículo o dicomonónico.

El paleto tiene tendencia a pensar que lo suyo debería exportarse a todo el mundo y que vale para todos, en especial para grupos étnicos que él mismo ha traído y a los que cree que podrá “catalanizar” (musulmanes, africanos), con la misma facilidad que ha “catalanizado” a andaluces y gallegos... Desconsidera cualquier otra opción: “como me lo merezco todo, no estoy dispuesto a dar nada”. Es así que TV3 es SOLO en catalán, pero TVE o las radios que emiten en Cataluña deben de tener espacios en catalán obligatoriamente. Porque el paletón de aquí es “demócrata” pero no evitar nunca el imponer su criterio por la vía autoritaria (y la inmersión lingüística es solo la enésima muestra de ese savoir faire). No quiere que le impongan nada, pero no duda en imponer. No le basta con disponer de todos los recursos que el Estado da a Cataluña y que él es el único gestor, sino que quiere disponer de todos los recursos de Cataluña y utilizarlos a su antojo.

Todo lo malo, para él, pasa en la otra orilla del Ebro. A esta, no pasa nada. Y si pasa, la culpa es “del otro”. Vive de tópicos nacidos en el último tercio del XIX que han quedado muy atrás en la historia: “la laboriosidad catalana”, “el seny”, “la seriedad del catalán”, cosas que fueron ciertas en otro tiempo pero que hoy ya no lo son tanto.

Todo esto genera una lógica propia que no tiene nada que ver con la lógica aristotélica o, simplemente, con el sentido común: vive dentro de una realidad que él mismo se ha construido y que solamente tiene leves puntos en común con la realidad que percibimos los no nacionalistas e incluso los que sienten Cataluña como patria pero son capaces de realizar análisis objetivos. El paleto “de la ceba” (que sería el reflejo especulo¡ar del “charnego”) confunde lo que le gustaría que fuera Cataluña, su imagen teleológica y excluyente, con lo que es en realidad: un conjunto atomizado de dos comunidades lingüísticas autóctonas y de una nueva foráneo que tiende a desfigurarlas a ambas: la inmigración masiva, que, para colmo, en Cataluña, por decisión soberana de la gencat es mayoritariamente islamista…

7. PALETOS CATALANES Y PALETOS RUMANOS MISMO COMBATE

De toda esta historia queda un misterio por resolver: si para cualquier analista resultaba evidente que una “República Catalana” era inviable y que con las cifras electorales de las últimas autonómicas lo más razonable era pensar que no existía suficiente consenso y que había que plantear objetivos más realistas ¿cómo es posible que Puigdemont no lo advirtiera? La respuesta habitual es que, a él, al igual que a Junqueras, el nacionalismo les ciega y les convierte en una especie de Daredevil, el super-héroe invidente. Dicho con otras palabras: ¿en qué se basó esta clique de aventureros inconscientes para tirar adelante un proyecto que tenía todos los visos de embarrancar? O más concretamente: ¿Quién les prometió apoyo y les dio seguridades?

Se ha hablado de George Soros. Soros es lo suficientemente hijoputa para hacer algo así y mucho más incluso. Pocos financieros tienen las manos tan manchadas de sangre como él. A él se debió parte de la responsabilidad en la desintegración de Yugoslavia. Pero Soros es un negociante: no le gustan las malas inversiones y una mirada sobre Cataluña le indicaría a él lo mismo que a cualquier observador objetivo: el mapa catalán está demasiado fracturado para apostar por unos o por otros y esta no es tierra con gente capaz de protagonizar conflictos a la yugoslava.

¿Algún fondo de inversión? También se ha hablado de 30.000 millones “donados” a la “República Catalana” para aguantar durante los tres primeros años. No nos lo creemos: ningún fondo apostaría en una causa perdida. Quizás algún aventurero, algún vendedor de humo, algún estafador de altos vuelos, como aquel Bloch que apareció por Cataluña en 1931, Maciá se lo quitó de encima y se lo endosó a Companys quien por su culpa tuvo que dimitir después de protagonizar al alimón un escándalo sobre especulación de la peseta. Me creo que la conselleria de finanzas haya sido visitada por este tipo de estafadores.

Puedo creer en la incompetencia del equipo económico de la gencat y en especial del grupo que rodea a Junqueras… pero ¿y Puigdemont? A fin de cuentas el ayuntamiento de Girona es como la gencat pero en pequeño. Y aquí es donde entran las consideraciones personales que no me gusta recordar pero que alguien debe de hacerlo.

En Cataluña se suele decir que los de Gerona “son cerrados” (molt tancants). Es uno de esos tópicos que a veces aciertan. Con Puigdemont, por ejemplo… Pero la ecuación personal del personaje es más compleja de lo que parece. Hace poco un diario publicó una foto de la madre y de las hermanas de Puigdemont en su tienda en Gerona: era imagen propia del tendero catalán, una honesta familia pequeño-burguesa de las de antes, de las que habrían votado a la Lliga, apoyado a la Mancomunitat, luego a Macià, llorarían en el confortable salón la salida de Companys por las alcantarillas y tratarían de pasar desapercibidos durante la guerra civil y en los cuarenta años siguientes, para ver si luego colocaban al “noi” en algún carguillo de la nueva gencat… Su biografía es de tal pobreza: que si escribía crónicas futbolísticas a los 16 años para Los Sitios (¡era prensa del Movimiento franquista!, por cierto), que si trabajó en El Punt o en Preséncia… no precisamente sobrados de lectores. Que si se opuso a la “operación Garzón” en 1992 (desarticulación de Terra Lliure antes de que se hicieran daño)… No parece que le sobren títulos universitarios: que si “estudió” filología catalana, que si abandonó los estudios para “dedicarse al periodismo”, ambigüedades propias de políticos con poco lustre…

Pero es que luego está su circunstancia: su esposa, Marcela Topor, rumana llegada de Transilvania. Y es que nuestro honesto gerundense está casado con una rumana de la que solamente hace poco se han conocido algunos detalles. Que es de religión ortodoxa es normal en Rumanía. No es tan normal el que sea supersticiosa para algunos, vidente para otros y “maga” fanática del “mundo de los espíritus”. La Razón contó hace poco que Marcela le regaló a su marido en su toma de posesión un “gallo de Horezu”, talismán de la buena suerte (ver artículo completo en La Razón). Se añade: Su marido la comparte y al parecer desde mucho antes de conocerla: según algunos de sus compañeros de colegio, le gustaba vestirse de nigromante y leer libros de magia. Ahora está casado con una mujer que afirman es "profética" y que "predice el futuro en función de la naturaleza", tanto que adelantó a sus más allegados que su marido llegaría a lo más alto de la política catalana.” (informalia).

¿No será que la “vidente” le ha pronosticado a Puigdemont un glorioso futuro como presidente de la “República Catalana”? A ver si todo este embrollo va a terminar siendo el resultado de una santa alianza entre paletos catalanes y paletos rumanos. No sería nada raro: Ángel Colom, el hombre que ha traído a un millón de magrebíes a Cataluña, es también un individuo supersticioso, que, al menos en los 90, tenía una buena biblioteca sobre el tema y estaba atraído por las mancias. El propio Jordi Pujol era famoso que, entre salto y salto de cama con “la Pati”, dándole esquinazo a la “madre superiora”, la Ferrusola, consultaba a la vidente Adelina que le “limpiaba el aura” y le “restauraba los chakras”…

Ya lo decía Spengler: cuando la religión tradicional cae, no lo sustituye el materialismo, sino las supersticiones. Y en este terreno habría que terminar recordando que una de las ficciones del independentismo es pensar que todavía existe una “Iglesia Catalana” y que Montserrat sigue siendo el “corazón espiritual de Catalluña”. Pero esta es, por supuesto, otra historia.

7. LA PUNTILLA: BEIRAS, OTEGUI, LA ASAMBLEA INDEPENDENTISTA ANDALUZA…

El problema del independentismo es que se ha mostrado incapaz de reconocer el hecho esencial del momento actual: en Cataluña, aquí y ahora, no existe FUERZA SOCIAL suficiente como para que el independentismo pueda declarar la independencia de Cataluña. Se entiende por “fuerza social” el impulso que una sociedad tiene para hacer realidad determinado proyecto que es, por su propia naturaleza, colectivo. Suele ocurrir en ambientes de oposición: si en 1976-1977 no fue posible la “ruptura democrática” se debió a que la oposición antifranquista no tenía fuerza social suficiente para forzarla. Pero el reconocer que el independentismo carece de fuerza social para su proyecto le llevaría a conclusiones indeseables, la primera de todas, el reconocimiento de que el “frente independentista” NO PUEDE HABLAR EN NOMBRE DE TODOS LOS CATALANES y lo que es peor, que HAY CATALANES QUE NO SOLAMENTE NO SON INDEPENDENTISTAS, SINO QUE NO CONTEMPLAMOS DESGAJARNOS DEL ESTADO ESPAÑOL.

Obviamente, la izquierda española con sus referencias a “democracia y libertad” son considerados como el “aliado objetivo” del independentismo en el resto del Estado. De hecho, la evolución de la crisis hubiera sido diferente si en Madrid se sentara un gobierno socialista-podemista… Hubiera habido referéndum, sí, pero no hubiera sino tan claro si el SI a la independencia se hubiera impuesto en Cataluña. Buena parte de la izquierda no quiere saber nada con aquellos que aspiran a crear más fronteras entre los pueblos.

Existe, obviamente, otra izquierda que se ha manifestado a favor de Puigdemont: son los Otegui, son los Beiras, es la Asamblea Independentista Andaluza, es Echenique… Es curioso como el nacionalismo vasco ha permanecido alejado del “procés catalán” y en un voluntario y deliberado tercer plano: ellos ya tuvieron un “Plan Ibarreche” y sabían cómo acabaría la cosa, además, la presencia de borrokas en el “procés”, les hacía desconfiar. Eran, en definitiva, conscientes de que si los “catalanes” ganaban o si perdían, eso generaría una reacción nacionalista española que podía afectar en el País Vasco. En lo que se refiere a Beiras, haría bien en buscar un buen psiquiatra y debería regresar a los tranquilizantes porque a su edad tanta efervescencia le puede pasar factura. En cuanto a la presencia de Otegui… era justo lo que necesitaba el catalanismo “moderado” para no tenerlas todas consigo. De los independentistas andaluces resulta imposible hablar sin recurrir a la guasa. Otro tanto en lo que se refiere a Echenique, triste individuo que precisa clases de cultura general.

Hoy cabe reconocer que los “apoyos” que ha cosechado el independentismo, tanto en España, como en el resto de Europa, han sido minúsculos, hasta el límite de lo inexistente. Los independentistas no se lo han creído hasta que en estos días están empezando a despertar de su sueño. Lo peor de algunos sueños placenteros es que, tanto o temprano, salvo en las novelas de terror, tienes que despertar.

CONCLUSIÓN: EL CAMINO A NINGUNA PARTE

Todo ha sido, a fin de cuentas, una tormenta en un vaso de agua. Lo venimos diciendo desde hace muchos años basado en nuestro conocimiento de la sociedad catalana que podemos reivindicar por nuestro árbol genealógico que arranca en el siglo XV cuando un pastor occitano terminó afincándose en esta parte de los Pirineos y dando lugar a mi linaje (del que estoy orgulloso y cuya continuidad está asegurada). Siempre hemos dicho que todo esto terminaría en nada. En cierto sentido nos hemos equivocado: “todo esto” lo que ha generado es una crisis que ha revitalizado el nacionalismo español. No era difícil preverlo y resumimos:

1) Los independentistas carecían de fuerza social suficiente: la sociedad catalana está atomizada más que la de cualquier otra parte del Estado.

2) Los tiempos de creación de nuevas naciones han quedado atrás: hoy, en plena globalización, pensar en términos nacionalistas indica un error de perspectiva.

3) La “catalanización” hace dos décadas llegó a su punto culminante y, desde entonces, está estancada y no avanza.

4) Los niveles de uso del catalán como lengua cotidiana están entre un 30 y un 35%

5) La Unión Europea no quería saber nada de aventuras regionalistas.

6) La economía catalana está íntimamente ligada a la española incluso en materia turística sin olvidar que Catlauña ha perdido un tercio de su tejido industrial desde principios de siglo.

7) El control de la gencat sobre los medios de comunicación choca con la despolitización de la sociedad, la desconfianza en la clase política y la brecha entre el “país real” y el “país oficial”.

8) El fenómeno independentista ha sido artificialmente estimulado por inyección de fondos públicos por parte de la gencat y ha avanzado a causa de la crisis económica de 2008.

9) Puestos ante el abismo de una independencia inviable, querida como máximo con un 30-35% de la población, los independentistas deberían ser capaces de redimensionar.

Utilizando términos casi existencialistas podríamos decir que la aventura (porque ha sido eso, una simple aventura de un grupo en el estaban presentes una mezcla de fanáticos enloquecidos, honestas gentes de pueblo con visiones desfiguradas de la realidad, funcionarios de la gencat y tejido social subsidiado) ha sido un viaje a ninguna parte. Viaje del cual nos encontramos ya en la estación término.

 

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