La periferia del PP: entorno gris
Infokrisis.- Un enjambre de webs, plataformas, cadenas mediáticas parecen situarse fuera del PP ¿lo están verdaderamente? ¿Quién no ha oído hablar de Intereconomía? ¿O de Libertad Digital? Existe todo un entramado de blogs que se permiten el lujo de criticar a Rajoy o de dárselas de independientes, pero que, a la hora de la verdad, siempre, absolutamente siempre, terminan apoyándole o… haciendo el trabajo sucio: paralizar todo lo que nace fuera del PP que puede amenazar, no solamente al PP, sino al bipartidismo imperfecto. No es de ahora, es la táctica utilizada por Fraga desde el principio de la transición expresada en la idea de “sin enemigos a mi derecha”.
Llamamos “periferia del PP” a todo ese sector que gravita en torno a la sigla “popular”, sin estar dado de alta en este partido y manifestando cierto grado de autonomía y crítica. En general, se trata de un fenómeno casi exclusivamente madrileño (allí hay menos poltronas que ambiciosos que aspiren a ocuparlas) y cuya composición ha ido variando a lo largo del tiempo. La referencia ideológica de todo este sector es el “liberalismo”, dando por sentado que cada cual tiene su particular versión de esta doctrina. El enganche con el PP se justifica en la medida en que dentro de este partido existe una corriente liberal de la que Esperanza Aguirre es el exponente más característico.
El “liberalismo” como factor de identificación
A diferencia de la mayoría de liberales actuales, Esperanza Aguirre puede argumentar un largo historial en este sector: en 1976 ya era una de las pocas afiliadas al Partido Liberal fundado por Enrique Larroque. Vale la pena señalar que una parte sustancial de los miembros de este partido eran colaboradores del Servicio de Documentación de la Presidencia del Gobierno (precedente del CESID y del CNI) que habían sido reclutados en su período universitario como “agentes antisubversivos”. En un primer momento, cuando todavía no se sabía cómo se iba a encarrilar la transición, la “opción liberal” era una de las que se promovían desde las “alcantarillas” de la época para construir una derecha organizada frente a la izquierda que se había organizado en la clandestinidad.
Existía otra opción liberal, la encabezada por Joaquín Satrústegui, un monárquico que había conspirado contra la República en 1936 y que participó en todos los saraos monárquicos durante el franquismo, siendo deportado a Fuerteventura por su participación en el “contubernio de Múnich”. Cuando llegó la transición, se produjo una carrera en todos los sectores políticos para alcanzar la “homologación”. Dentro del sector liberal, Satrústegui partía con ventaja, pero pronto resultó evidente que su Alianza Liberal (liberal… y monárquica) arrastraba siglas liberales detrás de las cuales no había absolutamente nada. De poco le sirvió a la Alianza Liberal que bajo los faldones de la mesa camilla en la que se constituyó figuraran siglas tan rimbombantes como la Federación de Partidos Demócratas y Liberales o la Unión Liberal Española, partidos con los que difícilmente se hubiera podido llenar un microbús. La Alianza dejó oficialmente de existir en 1978.
Por su parte, el Partido Liberal terminó integrándose –a la vista de que jamás alcanzó más allá de los 200 afiliados– en UCD, para abandonarla, naturalmente, cuando empezó la crisis del centrismo. En 1983, con el mismo nombre de PL, se federó con Alianza Popular, con el Partido Demócrata Popular (democristiano) y con la Unión Liberal de Pedro Shwartz. La coalición no dio los resultados electorales apetecidos pero sirvió para aproximar a los dos partidos liberales que terminaron fusionándose incorporando a José Antonio Segurado, dirigente de la patronal madrileña. Nueva coalición del AP y el PDP en 1986 y nuevo fracaso absoluto. Las listas que los liberales presentaron en las elecciones municipales y autonómicas de 1987 también tuvieron un resultado lamentable: 0’16% de votos en Castilla y León
Para la inmensa mayoría de la nueva ornada liberal esta etiqueta era solamente su opción para mantener independencia y exigencias en las formaciones con las que pactaban y satisfacer las ambiciones personales de sus miembros. Precisamente por eso, cuando tuvo lugar la transformación de AP en PP en 1989, se exigió a los liberales que se integraran en la nueva formación, desapareciendo completamente como partido autónomo. Y así seguirían en los siguientes 10 años.
Liberalismo digital
El liberalismo estuvo completamente ausente de la política española en la década de los 90. Fue el 8 de marzo de 2000 cuando empezó a publicarse Libertad Digital que, desde el principio se definió como liberal y que suponía la traslación digital de una publicación impresa, La Ilustración Liberal. El grupo era reducido pero contaba con algunos nombres notables: Jiménez Losantos, Alberto Recarte, Javier Rubio, Semprún Maura, López Campillo, Rodríguez Braun, Amando de Miguel, Gabriel Albiac, César Vidal, Enrique de Diego, etc. Desde el principio el contacto con think-tanks neoconservadores norteamericanos como el Cato Institute, dirigido por Robert Levy y la Heritage Foundation, han sido estrechos y permanentes.
Parte del capital inicial procedía de Julio Ariza del Grupo Intereconomía y la otra parte había sido aportada por el grupo liberal de Jiménez Losantos y Recarte. En 2005, Ariza vendió sus acciones a Arturo Baldasano, el cual poco después las vendió, a su vez, a Losantos y a Recarte hoy propietarios del 22% de la empresa. Libertad Digital es actualmente uno de los 40 digitales de más audiencia en España. Durante años Libertad Digital reprodujo las caricaturas de los norteamericanos Cox&Forkum, discípulos de Ayn Rand la “filósofa del egoísmo” y del neoliberalismo.
Fuera de sus propuestas económicas, siempre en la línea del neo-liberalismo más radical y de la cantinela diariamente repetida de “más mercado, menos Estado”, (más “mercado” en manos de un pequeño grupo de inversores y de trusts financieros internacionales capaz de imponer su canibalismo sobre la sociedad gracias a un Estado débil) el “liberalismo” de todas estas corrientes tiene como común denominador que, a la hora de la verdad, justo cuando comienzan los ciclos electorales, hacen propaganda a favor del PP…
Nunca existirá un Partido Liberal en España que agrupe a estas corrientes, a la vista de la impopularidad de sus propuestas que se resumen siempre en privatizaciones, más liberalismo y más libremercado… olvidando que precisamente, estos elementos son justamente los que nos han llevado a la crisis actual de la economía mundial. En cuanto a su sobrevaloración de la iniciativa privada y sus llamamientos a que el Estado no intervenga en economía, son la reedición de las viejas cantinelas incapaces de responder: sin planificación a medio y largo plazo ¿cómo vamos a poder salir de la crisis actual? ¿Cómo vamos a poder elaborar un nuevo modelo económico a la vista de que el anterior ha fracasado? Silencio en las filas liberales, silencio desde los think-tanks norteamericanos que inspiran a estas iniciativas: repetir en voz alta sus fórmulas equivaldría a aislarlos completamente.
En general, esa periferia del PP es “liberal”, sigue como el perro fiel las orientaciones de las fundaciones liberales norteamericanas y deben su popularidad, no tanto a sus principios liberales (que causan espanto a la vista de los resultados a los que ha llevado su aplicación y que, en lugar de rectificar, quieren aplicar de manera todavía más radical), como al radicalismo y a la sobreactuación de sus posturas antisocialistas que encuentran en toda la derecha (profundamente desideologizada) un eco notable.
Grupo Intereconomía: el carburante viene de EEUU
En estos años de intoxicación zapaterista de España, ha destacado la cadena Intereconomía (primero algunos medios impresos y radios, luego una TV en TDT y finalmente un diario) han alcanzado cierta notoriedad en los medios de derecha. Vale la pena recordar que la cadena es de inspiración católica y no en vano uno de sus primeros medios fue el semanario Alba. En general, los contenidos de Intereconomia TV son plúmbeos, soporíferos, mal producidos, facilones y no suelen suscitar comentarios elogiosos, ni abundar en espectadores… salvo El Gato al Agua. El radicalismo antisocialista y descontrolado de este programa en un momento en el que Zapatero suscita unanimidades en contra, es el gran atractivo de la cadena y el verdadero buque insignia de Intereconomía TV. El resto de programas tienen muy baja audiencia y una calidad técnica, en general, deleznable. En lo que se refiere a El Gato vale la pena recordar que su conductor, Carlos Dávila, fue uno de los periodistas que más trabajaron para justificar la participación de Aznar en la Conferencia de las Azores y que más justificaron la invasión de Irak con los argumentos más detestables y mentirosos. ¿Hay algún liberal que no anteponga los intereses estratégicos de los EEUU a los intereses de su propia patria?
En lo que se refiere al diario La Gaceta, el producto más reciente de la cadena, a lo largo del menos de su corta vida no ha brillado por sus cualidades redaccionales y su único mérito hasta ahora ha consistido en desvelar que José Bono ocultó patrimonio, información que en los días sucesivos fue ampliada y completada por otros medios de prensa.
Intereconomía se declara una empresa inspirada por el “humanismo y los valores cristianos” e “independiente de cualquier partido”. En la práctica no pasa de ser un medio que difunde informaciones inspiradas en la derecha del PP (frecuentemente en la extrema-derecha del propio PP), muy influida por los sectores neo-conservadores norteamericanos de los que ha procedido una parte de la inyección de capital que tuvo la cadena en el verano de 2009.
El grupo, como todo el resto de lo que llamamos “periferia del PP”, como máximo aspira a ser una especie de “conciencia crítica” de los planteamientos de centro-derecha de este partido en beneficio de la “derecha-derecha” del mismo. Y a esta lógica obedecen todos sus programas y los contenidos de los mismos.
El antiislamismo como sustitutivo de la lucha contra la inmigración
Otros sectores de la periferia del PP, ante la imposibilidad de jugar un papel propio y específico y al tener su personalidad muy desdibujada ante la falta de temas de agitación capaces de alcanzar popularidad entre el electorado y ante la falta de apoyos, han optado por la vía fácil: mendigar a las puertas de la embajada de Israel una ayudita a cambio de realizar en España propaganda anti-islámica (también hubiera podido reclamarlas en las embajadas árabes…). Con eso se logra crear un “espacio gris” que tiende a confundir “anti-islamismo” con “anti-inmigración”.
Se llega incluso a hablar de “nuestros hermanos sudamericanos”, en alusión a los andinos presentes en España y se olvida, especialmente, el carácter pluricultural de la inmigración presente en España: ¡no son sólo islamistas los inmigrantes presentes en España, sino procedentes de horizontes muy diversos! El burka por ejemplo, que algunos ayuntamientos han prohibido, es una prenda que en rigor solamente se utiliza en Afganistán, sin embargo el “velo islámico” más habitual en España es el niqab marroquí del que la “periferia del PP” (y el propio PP) ni siquiera se preocupan… Y no es raro, Marruecos es el aliado preferencial de EEUU en la zona del Estrecho y en el Magreb y no se trata de crear problemas a los amigos de los amigos…
Generalmente, esta obsesión anti-islamista viene acompañada por dos rasgos igualmente preocupantes: la insistencia en presentar al terrorismo islámico como un peligro realmente existente en España (cuando en España no se ha producido en los últimos 25 años ni un solo atentado islamista, aceptando que sobre el 11-M subsisten las más serias dudas sobre la versión oficial que ya han costado duros enfrentamientos entre Enrique de Diego, uno de los apóstoles del anti-islamismo, y Luis del Pino investigador contrario a la “versión oficial” del crimen. El anti-islamismo difunde en España las tesis emanadas por la administración norteamericana sobre la existencia de una conspiración islamista mundial para cometer atentados. Efectivamente, existen atentados terroristas de marca islámica en Palestina, en Irak, en Afganistán… pero cualquier atentado cometido en Europa y atribuido a los islamistas –salvo el asesinato de Theo van Gogh– han dejado el mismo rastro de dudas que el 11-M.
No es por casualidad que este sector “gris” de la periferia del PP tenga como posiciones en materia internacional: 1) una admiración indisimulable hacia los EEUU, sea quien sea quien gobierne, pero especialmente si gobierna una administración republicana y 2) una toma de posición continua e inequívoca a favor del Estado de Israel. Sobre lo primero cabe decir que los intereses de EEUU y de Europa son cada vez más divergentes; sobre lo segundo, vale la pena recordar que, desde Europa, no se trata tanto de tomar partido por palestinos o por judíos como de procurar que un conflicto en el que no tenemos nada que ganar, nos salpique. Se entiende el interés de EEUU por apoyar a Israel a la vista del peso del “dinero judío” en la economía norteamericana (y para ello no hay que recurrir a ningún antisemita ultramontano de baratillo sino al sociólogo norteamericano James Petras, autor, entre otros de The Power of Israel in the United States o de Rulers and Ruled in the U.S. Empire: Bankers, Zionists, Militants… sobre la base de datos objetivos incuestionables).
Los promotores del anti-islamismo, no está tan interesado en liquidar el fenómeno de la inmigración en Europa como en defender y popularizar la causa del Estado de Israel. Es evidente que el Islam no tiene lugar en Europa, que es una doctrina del desierto y que es allí en donde debe permanecer. Es evidente que en caso de existir terrorismo islamista en Europa, habría que combatirlo decididamente… pero no haciéndose eco de las alarmas que cada tres meses parten de los EEUU para mantener viva la sensación del “peligro”.
No hay lugar para el Islam a este lado de Gibraltar en la sagrada tierra de Europa. Pero no olvidemos que los problemas de la inmigración generados en España lo son por llegada masiva de 6.000.000 de inmigrantes (+ 1.000.000 que ya han recibido la nacionalidad española), mucho más de lo que nuestro mercado laboral y nuestra hacienda pública pueden sostener, inintegrables y para los que no existen posibilidades de trabajar en tiempos de crisis. Un país con 5.000.000 de parados, líder en déficit público, no necesita inmigrantes. Y la condición de inmigrante es independiente de si es islamista, católico, hinduista, ateo o animista.
Conclusión: la periferia del PP como caballo de Troya del PP
El principio acuñado por Fraga (“sin enemigos a la derecha”) sigue grabado a fuego en la estrategia del PP. Inicialmente este principio iba orientado contra la extrema-derecha clásica heredera del franquismo. Fraga selló los pactos de la transición e impuso la destrucción de la extrema-derecha que le garantizaba el control de un amplio espacio político que iba desde el centro hasta los confines de la derecha. Paradójicamente, en nombre del anti-socialismo, parte de esa extrema-derecha ingresó en el PP… No fue la primera confusión. Hoy ha aparecido otra nueva: pensar que el actual movimiento anti-inmigración es la continuación de aquella extrema-derecha franquista. No solamente no lo es, sino que es su antítesis. Los votos no es están en la derecha (que se siente muy cómoda en el PP con Rajoy especialmente ahora que no tienen dudas de que derrotará a ZP, y olvidan fácilmente que fue Aznar, el “querido líder” de la foto de las Azores y de la amistad entrañable con el colega Bush, quien abrió las puertas a la inmigración para favorecer su modelo económico). Los votos están entre los trabajadores amenazados por la crisis y por la competencia desleal de la mano de obra inmigrantes que compite con ellos y que vive en sus barrios generando problemas de convivencia, los votos están entre los jóvenes el 60% de los cuales están en paro y víctimas del sistema educativo, los votos no están con los “satisfechos” por la derecha, sino los que perciben que la corrupción ha asfixiado al sistema político español ¡y que esa corrupción está anidada en el propio PP!, los votos están entre los abstencionistas que expresan su rechazo votando nulo, o votando en blanco o simplemente no acudiendo al voto y que se aproximan al 50%. Los votos no están entre los satisfechos por la gestión de Rajoy…
Manejando la ambigüedad en materia de inmigración, lo que hemos denominado la “periferia del PP” elude el hecho fundamental: que ante la crisis actual no pueden mantenerse las ambigüedades. Ya no basta con decir que “hay que regular los flujos migratorios”, o que “hay que combatir el burka en las escuelas” o señalar a los islamistas como “perversos y terroristas”, temas habituales del “anti-inmigracionismo” de la “periferia del PP”… Hay más inmigrantes que no pueden permanecer en este país además de los islamistas y todo lo que no sea repetir una y mil veces la consigna “Única solución: ¡repatriación!”, es engañarse y engañar al electorado.
Y a este trapo no entra la periferia del PP que, por una parte, aspira a ser una opción diferenciada del PP en el día a día, pero convergente con él en los ciclos electorales con la secreta esperanza de que el PP “tenga en cuenta” los servicios prestados. En buena medida este sector está compuesto por gentes que tienen un ojo puesto en el PP y el otro en cualquier sector que le pueda aportar algo de clientela para hacerse notar por el PP. Otros son, simplemente, submarinos del PP para tratar de controlar y ridiculizar todo lo que aparece fuera de la periferia de este partido y su misión es reconducir estos sectores hacia la periferia del PP.
Todo para cumplir el viejo axioma fraguista: “Sin enemigos a la derecha”… Lo que está “vendiendo” políticamente toda esta periferia del PP es simplemente mercancía averiada: pro-sionismo, liberalismo rancio, pro-americanismo, ocultar la temática anti-inmigración agitando el fantasma del “terrorismo islámico”, sobreactuando en el tema del burka y eludiendo la cuestión del niqab, para terminar apoyando al PP, a la hora de la verdad… Poco ruido y menos nueces y, las pocas que salen, podridas.
(c) Ernest Milà - infokrisis@yahoo.es - http//infokrisis.blogia.com - Prohibida la reproducción de este texto sin citar origen.
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