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Fuerzas Armadas Marroquíes, análisis pormenorizado

Fuerzas Armadas Marroquíes, análisis pormenorizado

Redacción.- Las Fuerzas Armadas españolas son insuficientes como para asegurar la defensa nacional y mucho menos la integridad territorial de Ceuta, Melilla y Canarias. Ahora bien, están en condiciones de disuadir a las tropas marroquíes de cualquier ataque convencional. La amenaza militar contra las plazas españolas solamente puede derivar de un ataque por sorpresa o de una insurrección interior de los elementos islamistas afectos al vecino país. En este estudio ofrecemos un análisis pormenorizado de la realidad de las FFAA marroquíes.

 

El 17 de febrero de 2000, resultó condenado a cinco años de prisión, al capitán Mustapha Adib de las fuerzas aéreas marroquíes, tras un proceso a puerta cerrada. El capitán Adib, se había atrevido a denunciar la corrupción que corroe a las fuerzas armadas marroquíes. Las acusaciones formales eran por "violación de las consignas militares y ultraje al ejército", pero, en realidad, tal como informó France-Press desde Rabat, el verdadero motivo era que "había hablado con la prensa extranjera y denunciado la corrupción en el ejército marroquí".

El capitán Mustapha Adib, en octubre de 1998, había dirigido, al entonces heredero, príncipe Sidi Mohamed, una carta en la que denunciaba el tráfico de gasoil en la base de Errachidia. Una investigación posterior demostró que Adib tenía razón. La investigación llevó a la conclusión de que 120 toneladas de carburante, destinados al funcionamiento de un radar, habían sido robadas y vendidas. Los culpables fueron procesados; se trataba de altos mandos de las fuerzas armadas, entre ellos el teniente-coronel Marhoum, comandante en jefe de la base, que resultó condenado a 18 meses de prisión y expulsado del ejército. Otros 20 oficiales fueron procesados y expulsados.

Este episodio tuvo consecuencias en escalones superiores del ejército marroquí. El mismo inspector general de las Fuerzas Reales del Aire, debió ser reemplazado. Adib no había exagerado ni mentido en sus afirmaciones, pero, a partir de ese momento, la vida se le hizo irrespirable en Errachidia. Debió cumplir 90 días de arrestos injustificados e injustificables. A finales de 1998, fue trasladado a la base de Salé, pero la situación no mejoró. Las vejaciones y los abusos de poder contra él, prosiguieron, así que, nuevamente, fue trasladado de base en febrero de 1999. Sin embargo, en esta ocasión, Adib rechaza incorporarse a su destino y presenta denuncia ante el Tribunal Administrativo de Rabat contra estos traslados que considera abusivos. Cuando Adib llega a este punto, había alcanzado una conciencia política inédita en el ejército marroquí. Sostenía la necesaria democratización del Estado y se muestra decidido a que todo el mundo conozca el nivel de corrupción interior del ejército marroquí. Para ello se puso en contacto con Claude Juvenal, director de la oficina de France Press en Rabat. Ambos congeniaron y Juvenal supo apreciar la fiabilidad de los datos aportados por el capitán.

En diciembre de 1999, Claude Juvenal, presenta al capitán Adib a Jean Pierre Tuquoi, periodista de Le Monde. No parece claro que Adib conociera los riesgos a los que se exponía entrevistándose con dos periodistas europeos. Un verdadero suicidio para un funcionario del Estado marroquí. El 16 de diciembre, Le Monde publica un artículo titulado: "Oficiales marroquíes denuncian la corrupción en las fuerzas armadas". El nombre del capitán Adib aparece citado, con todo lo que ello implica.

Es imposible descartar que los dos periodistas ignorasen lo que ocurriría a continuación. Poco antes, habían ocasionado un escándalo internacional cuando ya habían protagonizado "scoops" previos, como en el asunto de Beni Ounif, cuando supuestos islamistas argelinos se refugiaron en Marruecos tras un atentado en su país. Ahora no se trataba de gasoil, ni siquiera de otro extraño atentado, sino un escándalo de corrupción generalizada en el seno de las fuerzas armadas y de una supuesta red de oficiales que trabajaban por la democratización de Marruecos. Haría falta preguntar a quién sirven estos dos periodistas: ¿a la búsqueda de la verdad?, ¿a la manipulación de la verdad en función de un títular escandaloso?, ¿o a potencias empeñadas en enturbiar las relaciones entre Francia y Marruecos? ¿periodistas, en definitiva, o mercenarios de la información? De hecho, en agosto de 1999, cuando el asunto Beni Ounif, las relaciones entre Argelia y Marruecos se habían deteriorado al máximo, Rabat vivía las horas decisivas posteriores a la muerte de Hassán II y la entronización de Mohamed VI. Además, el 14 de julio de 1999, se celebraba el desfile en los Campos Elíseos y, por primera vez desfilaba la Guardia Real Marroquí, abriendo la parada con cuatro compañías y un total de 510 soldados. Era la primera vez que una fuerza armadas extranjera desfilaba en cabeza y de forma autónoma en la fiesta nacional francesa. El presidente Chirac se deshizo en elogios hacia el nuevo monarca al que nombró "Compagnon de la Libération". Pocos meses antes, el Sidi Mohamed, entonces príncipe heredero, y hoy Mohamed VI, ocupaba el cargo de coordinador de las oficinas y servicios del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Reales. Con él al frente, Marruecos estuvo presente con pequeñas unidades en la pacificación de Bosnia, en Somalia, etc. Esta presencia en las misiones de NNUU, llevó a Edward Gabriel, embajador de EEUU en Marruecos, a "la importancia de la fidelidad marroquí y su cooperación en temas militares".

El asunto del capitán Adib, manipulado o no por un par de periodistas, ha tenido amplia resonancia en Marruecos. Era la primera vez en el reinado de Mohamed VI que salía a la superficie un caso de corrupción en las fuerzas armadas. Un pilar fundamental del régimen, empezaba a fallar.

Guerra "fría", guerra "caliente" y guerra "subversiva"

A principios de diciembre de 2003, Colin Powell, entonces Secretario de Defensa de los EEUU, tras entrevistarse con Mohamed VI en Marrakech, anunció que su gobierno había decidido doblar la ayuda militar a Marruecos. Los EEUU se habían convertido –junto a Francia- en los principales proveedores de armamento del reino alauí. Las Fuerzas Armadas Reales, se beneficiaban ya de la asistencia limitada de instructores norteamericanos y habitualmente participaban en ejercicios militares conjuntos. La NASA, así mismo, disponía de instalaciones propias de seguimiento de satélites en la base aérea de Benguerir, a 60 kilómetros al Oeste de Marrakech. A partir de mayo de 2004, con la firma del Acuerdo de Libre Comercio entre EEUU y Marruecos, esa cooperación aumentó de manera asindótica.

Colin Powell, durante su viaje a Marruecos, pudo utilizar los atentados de Casablanca, como argumento estrella: "nos hemos encontrado unidos en la tragedia del terrorismo (…) Apoyamos las iniciativas de Marruecos para luchar contra este mal". Acto seguido, recordó que seguían las negociaciones para perfilar el Tratado de Libro Comercio entre ambos países no olvidando mencionar que se trataría del primer acuerdo de este tipo firmado con un país africano. Se trataba de buenas palabras, pero la realidad era que EEUU estaba retrasando la firma del acuerdo, haciendo interminables las negociaciones sobre productos agrícolas. Y es que, en ese momento, las relaciones de Bush con José María Arnar, vivían un idilio tras la cumbre del G-8. EEUU no quería dar la sensación a España de que su amistad con Marruecos iba a ir mucho más allá de lo que nuestro país podía admitir. Pero, aun a pesar de eso, Powell prometió doblar la ayuda militar, seis meses después del incidente de Isla Perejil.

En Perejil lo que hubo fue un riesgo de conflicto armado. La ocupación de la isla por la gendarmería marroquí y el asalto posterior que protagonizaron unidades especiales españolas, hicieron que se rozase la guerra "caliente". Las reivindicaciones marroquíes sobre espacios territoriales españoles siguen ahí: el gobierno marroquí reivindica –como hemos visto- cinco territorios españoles, pero el Islam marroquí reivindica mucho más. Para los islamistas moderados, el Reino Nazarí de Granada es otro de los territorios indiscutiblemente marroquíes, y en cuanto a los radicales, esta loca aspiración de dominio se prolonga a toda Al-Andalus, no a Andalucía, sino a toda España. Los hay, incluso, que llegan a prolongar este dominio hasta Poitiers, límite máximo de expansión del Islam en Occidente.

Todo esto no es nada bueno para las relaciones bilaterales y hace necesario, para concluir esta pequeña obra, realizar una reflexión sobre las posibilidades de guerra abierta entre ambos países. Esta posibilidad puede parecer dramática y fuera de lugar. No lo es. Nada está fuera de lugar cuando se trata de la defensa del territorio nacional. Por otra parte, de lo que se trata es de saber si las FFAA españolas están en condiciones de disuadir a las FAR marroquíes de cualquier tentación agresiva. Pero, además, escribimos estas líneas en el primer día de toque de queda en Francia tras los disturbios provocados por jóvenes de origen magrebí. Para nadie que siga la política francesa con detenimiento, estos incidentes habrán supuesto algo sorprendente. Desde mediados de los años noventa, más de mil barrios y ciudades francesas han sido considerados como zonas de "non droit", es decir, en donde el Estado francés no tiene ya vigencia. En esas zonas, ni la policía entraba para atajar los robos e incendios de vehículos (que, insistimos, no son una novedad de noviembre de 2005, sino una constante), ni existía recaudación de impuestos, ni legislación social. Eran zonas que habían sido abandonadas a las bandas étnicas. Y es importante tener presente que estas bandas étnicas están formadas casi exclusivamente por magrebíes y subsaharianos. Con una precisión: no se trata de ilegales –estos, en realidad, son una minoría- sino de inmigrantes de segunda y tercera generación. Si tenemos en cuenta que el crecimiento de las bolsas de inmigración es hoy mucho más acelerado en España que en cualquier otro país y que el gobierno Zapatero pretende aplicar las mismas soluciones y tópicos que han fracasado en toda Europa, está claro que, en breve, la insurrección magrebí que se ha producido en Francia, con chispazos en Alemania y Bélgica, se extenderán también a España. Que a nadie le quepa la menor duda de que en Francia, hablar de "bandas étnicas", supone hablar de magrebíes y subsaharianos. En España, por el momento, las "bandas étnicas" son patrimonio de grupos juveniles andinos, pero la formación de guetos magrebíes y las dificultades insuperables de integración que estos grupos encuentran en toda Europa, hace que también en nuestro país, estén cristalizando los guetos en la zona mediterránea y en el centro de España. Digámoslo ya: tenemos un millón de magrebíes en nuestro territorio. De esta cifra, más de la mitad se han declarado admiradores de Bin Laden y una inmensa mayoría aprueban los atentados suicidas en Palestina e Irak. Es absurdo pensar que el crecimiento desordenado de esta inmigración masiva, no vaya a provocar problemas antes o después; y resulta absolutamente ingenuo pensar que lo que no ha sido posible invirtiendo miles de millones de euros o de francos en Francia, va a dar algún resultado en España.

Así pues, además de la posibilidad de "guerra caliente", hay que contemplar otra posibilidad, la de insurrecciones internas. Y esto forma también parte de la defensa nacional y no puede ser olvidado frívolamente. En Francia se olvidó, y las consecuencias han resultado, hasta ahora, caras; y, tenemos motivos suficientes como para pensar que lo peor todavía no ha llegado. En noviembre de 2005, las revueltas fueron espontáneas, sin coordinación previa y sin una columna vertebral. No han tenido nada que ver con la religión, sino sólo con el grupo étnico. Por algún motivo que los sociólogos no logran explicar, los jóvenes de los arrabales, blancos, negros, magrebíes, asiáticos, sufren los mismos problemas de falta de trabajo, contratos en precario y salarios de miseria… pero, sin embargo, sólo los magrebíes y subsaharianos, responden agresivamente y protagonizan revueltas urbanas. Esto ocurrirá, inevitablemente, en nuestro país y se superpondrá al conflicto con Marruecos y a sus reivindicaciones territoriales.

Este conflicto está adquiriendo en Francia la forma de una "guerra revolucionaria" en la que grupos sociales concretos se sublevan contra la autoridad del Estado. En España, hay que preverlo, no va a ser diferente. No en vano, para bien o para mal, somos Europa. Es más, somos la frontera sur-oeste de Europa. Las fronteras están para defenderlas y, mucho nos tememos, que el gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero, no tiene ni siquiera la sensación de que merezca la pena defender la frontera sur-oeste de Europa, optando por la política de mano tendida hacia un Estado del que solo un ciego puede ignorar sus intenciones. Nosotros creemos que vale la pena tomarse muy en serio la defensa de la frontera sur-oeste de Europa.

Las Fuerzas Armadas Reales: balance y perspectivas

La organización de las fuerzas armadas marroquíes es particularmente compleja e, incluso, incomprensible para el esquema habitual de los ejércitos occidentales. Hay que remontarse a la historia de Marruecos para entender la desconfianza que Hassán II albergó siempre en relación a su propio ejército, el cual le deparó varios golpes de Estado y conspiraciones incluso contra su vida. Hassán II intentó siempre evitar que el mando supremo de las fuerzas armadas recayera sobre un solo hombre, por muy de su confianza que fuera. Hassán II solamente albergó confianza en una sola persona, él mismo.

Hassán II humillaba a su ejército prohibiendo que sus oficiales pudieran desplazarse por el país mientras él se encontraba en el extranjero. Los aviones militares no podían volar en las inmediaciones del palacio real ni de cualquier otra residencia en la que se encontrara el rey. Incluso, la gendarmería custodiaba los polvorines del ejército. Finalmente, el grueso del ejército está desplazado al Sáhara, a pesar de que desde hace 10 años existe un alto el fuego con el Frente POLISARIO; es evidente que la monarquía alauí prefiere mantener a los militares lejos de Rabat, es decir, lejos de la figura del rey.

Unas fuerzas armadas humilladas hasta ese punto por unas medidas que indican sólo desconfianza y reserva, es un ejército bajo sospecha y cuya eficacia en combate es más que dudosa. Difícilmente estarán dispuestas a defender y mucho menos a morir, por quien les trata de una manera tan absolutamente odiosa. De hecho, las tropas acuarteladas en el Sáhara han demostrado ser el grupo social más permeable a la penetración del fundamentalismo islámico.

El servicio militar obligatorio es de 18 meses, y los reservistas —150.000 en total— se mantienen en esa situación hasta que cumplen 50 años. El bajo nivel cultural y la escasez de personal cualificado repercuten negativamente en la operatividad del ejército marroquí.

El mando supremo de las fuerzas armadas marroquíes corresponde a Mohamed VI, así mismo Jefe del Estado Mayor y ministro de Defensa. Si bien la constitución española también atribuye al Rey el mando supremo de las FFAA, en nuestro país se trata de un mero formalismo, no así en Marruecos. El rey es efectivamente, el jefe de las tres armas –las Fuerzas Armadas Reales o Ejército de Tierra, la Marina Real y las Fuerzas Reales Aéreas- así como de la Gendarmería Real y las Fuerzas Auxiliares, dependientes del Ministerio de Interior y del Ministerio de Defensa. Del rey dependen también el Mando de la Zona Sur, los Sectores Militares territoriales y los Comandantes de la Plaza de Armas de las principales ciudades. El monarca dispone de un Estado Mayor General y de un Estado Mayor Avanzado, formado por los jefes de las 2ª y 3ª secciones —inteligencia y operaciones, respectivamente— del Estado Mayor General, además de algún colaborador, y que constituye el verdadero gabinete asesor. También existe el Alto Comité de la Defensa (formado por los máximos jefes militares y por los ministros civiles con interés en asuntos de seguridad, cuya misión es asesorar al rey) y la Inspección General de las FAR (legalmente formado por los jefes operativos de las fuerzas terrestres, navales y aéreas). Esta estructura extremadamente rígida hace que cualquier nivel deba de consultar antes al rey para tomar una decisión por simple que sea. Otro nuevo factor que merma su operatividad.

El mando supremo de las fuerzas armadas marroquíes corresponde a Mohamed VI, así mismo Jefe del Estado Mayor y ministro de Defensa. Si bien la constitución española también atribuye al Rey el mando supremo de las FFAA, en nuestro país se trata de un mero formalismo, no así en Marruecos. El rey es efectivamente, el jefe de las tres armas –las Fuerzas Armadas Reales o Ejército de Tierra, la Marina Real y las Fuerzas Reales Aéreas- así como de la Gendarmería Real y las Fuerzas Auxiliares, dependientes del Ministerio de Interior y del Ministerio de Defensa. Del rey dependen también el Mando de la Zona Sur, los Sectores Militares territoriales y los Comandantes de la Plaza de Armas de las principales ciudades. El monarca dispone de un Estado Mayor General y de un Estado Mayor Avanzado, formado por los jefes de las 2ª y 3ª secciones —inteligencia y operaciones, respectivamente— del Estado Mayor General, además de algún colaborador, y que constituye el verdadero gabinete asesor. También existe el Alto Comité de la Defensa (formado por los máximos jefes militares y por los ministros civiles con interés en asuntos de seguridad, cuya misión es asesorar al rey) y la Inspección General de las FAR (legalmente formado por los jefes operativos de las fuerzas terrestres, navales y aéreas). Esta estructura extremadamente rígida hace que cualquier nivel deba de consultar antes al rey para tomar una decisión por simple que sea. Otro nuevo factor que merma su operatividad.

 

Marruecos dispone de unas fuerzas terrestres con un volumen muy superior a lo que cabría esperar en un país del Magreb. Cuando en España vivíamos los momentos más duros de la transición, en 1977, las fuerzas armadas de Marruecos estaban formadas por 84.650 hombres con un presupuesto de 345 millones de dólares, mientras que a principios de 2005, habían duplicado su número (195.500 hombres) y sextuplicado su dotación presupuestaria (1.800 millones de dólares). El 60% del presupuesto se destina a la presencia militar en el Sáhara.

Las FAR se organizan en un mando principal —el de la Zona Sur—, en mandos de sector y en un amplio número de unidades independientes. La organización de la fuerza es la siguiente:

- 3 Brigadas de Infantería Mecanizada

- 2 Brigadas Paracaidistas

- 1 Brigada Ligera de Seguridad

- 8 Regimientos de Infantería Mecanizada

- 1 Batallón de Montaña

- 37 Batallones de Infantería de Sector

- 3 Batallones Motorizados y sobre camello

- 10 Grupos de Escuadrones Acorazados

- 2 Grupos de Escuadrones a Caballo

- 4 Unidades de Operaciones Especiales

- 2 Batallones Aerotransportados

- 12 Grupos de Artillería Autopropulsada

- 3 Grupos de Artillería Remolcada

- 1 Grupo de Defensa Antiaérea

- 1 Regimiento de Transmisiones

- 3 Regimientos de Zapadores

- 5 Grupos Logísticos

- 4 Batallones de Reparación de Material

- 3 Batallones de Municionamiento

- 3 Batallones de Transporte

Estas fuerzas están concentradas en el Sáhara (en Dráa, Aaiún, Dajla y en el Cuartel General de Agadir). Las unidades destacadas en el Sáhara están protegidas por un muro defensivo de 1.200 kilómetros de distancia. Vale la pena hacerse una idea de cómo son estos "muros" defensivos. Apenas están formados por una muralla de piedra y arena de entre 3 y 5 metros de altura, y entre 4 y 6 metros de ancho en su base; delante existe un foso con alambradas, minas y defensas. Cada 5 kilómetros hay una compañía y cada 15 un radar para la artillería de campaña. El resto del ejército marroquí está destinado en la frontera con Argelia. En el resto del territorio metropolitano no hay unidades de combate, especialmente al norte de la línea Rabat-Meknés-Fez-Oujda, dato que evidencia a las claras que Marruecos, actualmente, no amenaza militarmente ni a Ceuta ni a Melilla.

En general, el material con el que cuenta el ejército marroquí está anticuado y gastado por el conflicto del Sáhara. Pero, con todo, se trata del ejército mejor preparado del Magreb. La instrucción de la tropa y de la oficialidad sigue los patrones de los cursos realizados en Francia, España y EEUU, a los que han asistido oficiales salidos de la Academia Militar o de los cursos de la Escuela de Estado Mayor. Los especialistas aceptan que la preparación de estas tropas es inferior a las de cualquier ejército incluido en la OTAN.

La Marina es extremadamente reducida y su valor estratégico irrelevante en una guerra moderna e incluso para la protección de sus costas. La historia de Marruecos tiene poco que ver con el mar y su población carece de vocación marinera. La marina marroquí está compuesta por un total de 7.000 voluntarios. Sus bases se encuentran en Casablanca, Agadir, Al Hoceima y Dajla. El límite máximo de operatividad de esta flota consiste en la interceptación de buques desarmados que naveguen cerca de sus costas, poco más. La columna central está formada por la corbeta Teniente Coronel Errhamani y cuatro patrulleras de fabricación española con capacidad de ser armadas con misiles Exocet. Estos buques son escasamente operativos, carecen casi por completo de defensa antiaérea y de unidades preparadas para el combate aeronaval, sólo la corbeta está provista de armas antisubmarinas. No hay helicópteros adscritos a la marina, ni tampoco buques desminadores. Su nivel de instrucción es extremadamente bajo y la mayor parte del tiempo sus buques permanecen en el puerto. Disponen, eso sí, de una pequeña fuerza de desembarco capaz de transportar a 400 infantes. Existe una unidad de Infantería de Marina de 1.500 hombres. Sus bases navales se encuentran en Agadir, Casablanca, Dajla, Al Hoceima, Kenitra, Safi y Tanger.

La aviación, inicialmente llamada "Aviation Royale Chérifienne" fue creada en noviembre de 1956 y heredó de Francia las bases de Mekinez, Rabat y Kenitra y de EEUU, Benguérir, Boulhault, Nouaseur y Sidi Slimane. En 1961, pasó a llamarse "Force Aérienne Royale Marocaine". Recibió de la URSS 12 cazas MiG-17, 2 entrenadores MiG-15UTI y 4 bombarderos Ilyushin Il-28 y de Francia 24 entrenadores Fouga Magister. La independencia marroquí llegó en un momento de auge del nacionalismo panárabe (en 1956 tuvo lugar la crisis del Canal de Suez) de ahí que la URSS se convirtiera en el primer suministrador de aviones de combate a reacción. Tras la muerte de Mohammed V (1961), estallaron tensiones fronterizas con Argelia ("guerra de las Arenas" en 1963), conflicto en el curso del cual se evidenció que la URSS consideraba como aliado preferente a Argelia. Hassán II, a partir de ese momento, orientó sus compras de armas a EEUU y Francia. Los Mig soviéticos estuvieron operativos hasta 1983, fecha en que un consejero militar norteamericano sugirió que el último fuera trasladado a un museo militar de EEUU, donde actualmente se encuentra decorado con las escarapelas de Vietnam del Norte.

EEUU pudo facilitar 5 cazas tácticos F-5A y 2 entrenadores biplazas F-5B que, posteriormente se elevaron hasta 20 y 4 de estos modelos, respectivamente. Así mismo, los EEUU donaron 10 antiguos Douglas DC-3 (C-47), 18 Fairchild C-119G y 6 Lockheed C-130H, 24 helicópteros Augusta-Bell AB205A, 60 entrenadores de hélice North American T-6 "Texan". Posteriormente llegaron los Mirage F-1CH, Beech T-34C, y los Aérospatiale Puma. A finales de los años 70, seguían empleando aviones extremadamente antiguos, algunos procedentes de la II Guerra Mundial. Pero cuando la guerra del Sáhara llegó a su auge (principios de los años 80), las fuerzas aéreas marroquíes mejoraron su dotación adquiriendo nuevos caza-bombarderos tácticos F-5. La estrategia marroquí consistió en atrincherarse en torno a lo que llamaban "Sáhara útil": El Aiún, Smara y Bou-Craa. Luego comenzó la construcción de los "muros defensivos" que contaban con la cooperación de Unidades de Intervención Rápida transportadas por helicópteros AB 205, Puma y Chinook. Mientras los F-5 demostraban su eficacia ante las incursiones del Frente POLISARIO, los Mirage F-1 se destinaron a la frontera con Argelia.

Como el entrenamiento de los pilotos marroquíes de F-1 se hizo en Francia, la FARM prescindió de dotarse de modelos biplazas. La primera remesa entregada pertenecía al modelo F-1CH y entraron en servicio entre febrero de 1978 y diciembre de 1978. El segundo bloque lo formaron 14 Mirage F1EH, recibidos entre diciembre de 1979 y julio de 1982, con mejoras en el los equipos de navegación de cara a las misiones aire-tierra, y finalmente entre julio de 1980 y junio de 1982 se recibieron 6 Mirage F1EH-200 dotados de sonda de repostado en vuelo.

Las pérdidas en combate de los antiguos Fouga Magister condujeron a comprar, con dinero saudí, 6 Rockwell OV-10A, a los que debían sumarse otros 24. Pero su eficacia fue extremadamente reducida y varios resultaron derribados por el Frente POLISARIO. En 1989, además, habían sido abatidos 7 Mirage F-1 y 1 C-130 Hércules, a lo que había que sumar 6 Mirage F-1 y 3 C-130 Hércules, perdidos en diversos accidentes. A lo largo de los 90, Marruecos adquirió nuevos Mirage 2000 y F-16 gracias a la ayuda financiera de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Unos años después, se adquirieron 12 F-16A y 4 F-16B que anteriormente habían servido en la Guardia Nacional de los EEUU.

En 1981, Marruecos adquirió 6 OV-10A cuyo funcionamiento fue mostrado por asesores norteamericanos en la base área de Kenitra. Era la primera vez que asesores norteamericanos formaban a pilotos marroquíes. Dos de estos aviones se perdieron en sendos accidentes.

La fuerza aérea cuenta con 13.500 hombres, de los cuales 300 son pilotos. Para sustituir a los F-5 y F-1 se han estudiado cuatro modelos de aviones: el F-20 Tigershark, el Mirage 2000, el F-16 y el Tornado. También es necesaria la renovación de los misiles aire-aire AIM-9J Sidewinder y MATRA R.550 Magic 1 por versiones más modernas de esas armas. La fuerza aérea marroquí está capacitada para realizar misiones de apoyo táctico y de transporte. Han alcanzado un nivel aceptable en apoyo a las unidades de tierra. La instrucción de los pilotos es extremadamente débil. Apenas pueden contar con 100 horas anuales, cifra, a todas luces, insuficiente.

La fuerza de interceptación está compuesta por los Mirage F-1CH. Las defensas antiaéreas marroquíes son muy limitadas. La artillería antiaérea dispone de cañones de pequeño calibre, remolcados o autopropulsados. Disponen de 37 lanzadores de misiles antiaéreos Chaparral autopropulsados y 70 SA-7 soviéticos portátiles, efectivos solamente contra aviones que vuelen a muy baja altura. Que sepamos, no disponen de misiles guiados por radar.

Es posible atacar todos los elementos sensibles de su aparato defensivo a gran altura. No existe capacidad para el combate nocturno y su defensa antiaérea es insuficiente. A esto se une la falta de personal capacitado. La mayor parte de la fuerza aérea esta estacionada en el Noroeste del país, orientada hacia la defensa de ataques procedentes de Argelia y España. Su capacidad es superior a la de otros países del Magreb, pero insuficiente para hacer frente a otros ejércitos europeos, incluido el español.

¿Hay que esperar una ofensiva marroquí?

En caso de conflicto convencional, en principio, las fuerzas armadas españolas están mejor preparadas y cuentan con un material más sofisticado para responder a una eventual agresión marroquí. Pero, es preciso realizar algunas matizaciones.

Las limitaciones presupuestarias, la complicada organización interna y la desconfianza de la casa real hacia el estamento militar, la escasa preparación y nivel técnico de la tropa, hace que, incluso en el arma aérea, las fuerzas armadas marroquíes, aun contando con un material aceptable (a diferencia de la marina) no estén en condiciones de asegurar la defensa de su territorio nacional y, mucho menos, de emprender una campaña ofensiva.

Ahora bien, los factores geopolíticos juegan en contra de España. Ceuta y Melilla son contiguas al territorio marroquí y carecen de espacio suficiente para asegurar su defensa. En cuanto a Canarias registra un problema de alejamiento de la península. La única carta que Marruecos podría, eventualmente, jugar, no es la ofensiva militar convencional, sino una insurrección interior de los elementos afectos a Marruecos hoy residentes en Ceuta, Melilla y, en menor medida, en Canarias. Y para una acción de este tipo, inicialmente la estrategia a adoptar sería la de la "guerra subversiva" (en la que lo importante no es conquistar territorios, sino los "corazones" de un sector de la población) para, finalmente, desembocar en el episodio insurreccional. La "guerra subversiva" presenta tres situaciones posibles para el agresor: defensiva estratégica (cuando no cuenta con fuerzas suficientes como para imponerse sobre el adversario), equilibrio de fuerzas (cuando está en situación de igualdad estratégica con el adversario) y ofensiva estratégica (cuando está en mejor posición que al adversario). Pues bien, en la actualidad nos encontramos en Ceuta y Melilla en una situación, todavía, favorable. Los presuntos peones del expansionismo marroquí, no han alcanzado aún la situación ideal para garantizar el éxito de una insurrección. Pero no hay que olvidar que, poco a poco, la población marroquí e islamista, va creciendo en estas dos Plazas de Soberanía, a medida que la población española va disminuyendo progresivamente. En menos de una década (quizás, apenas, en un lustro) se habrá llegado a la situación de "equilibrio de fuerzas". Esto, unido al desinterés absoluto, demostrado día a día, con el que el actual gobierno socialista considera a estas dos zonas del territorio nacional, puede inducir situaciones de renuncia al ejercicio de la soberanía primero y a la cesión después. En efecto, el gobierno Zapatero, desdiciendo la lógica de la defensa nacional, la historia, los intereses nacionales y las realidades geopolíticas, considera que Ceuta y Melilla son, efectivamente, "colonias similares a Gibraltar". El propio Rodríguez Zapatero ha sido ganado por la absurda teoría aireada desde los años 70 por Hassán II, según la cual, la entrega de Ceuta y Melilla, favorecería inmediatamente, la retirada inglesa de Gibraltar. En este sentido puede decirse que el gobierno ZP ha sido "ganado" por la dialéctica del "enemigo". Hay que recordar que la defensa nacional es viable sólo cuando un gobierno tiene voluntad explícita de asumirla. Y este es el problema.

El gobierno surgido de las bombas del 11-M (y no se trata de no reconocer la victoria socialista del 14-M, sino de explicarla y no hay más explicación que los atentados, puesto que antes de las bombas, la cuestión no era si Zapatero ganaba las elecciones, sino que todo el misterio giraba en torno a si Aznar obtenía o no la mayoría absoluta) carece de política de defensa, más allá de las buenas intenciones, el idealismo ingenuo y la pura y simple impreparación. De ahí que de los labios de Bono salgan frases tan absolutamente intolerables para un ministro de Defensa como "prefiero morir a matar", "hemos creado soldados sin fronteras" y otras lindezas que, mezcladas con cierto verbalismo patriótico, limitaciones presupuestarias y un catastrófico sistema de reclutamiento de voluntarios, todo esto, juega a favor de Marruecos y debilita a nuestro país. Así pues, la ventaja de España en material y medios de defensa, queda reducida por el desinterés y la impreparación de nuestras autoridades en materia de defensa nacional.

Por su parte, las FFAA españolas cuentan con 143.450 hombres, de los cuales 92.000 pertenecen al Ejército de Tierra, 26.950 a la marina y 24.500 al ejército del aire. El ejército de tierra dispone de 688 carros de combate, entre ellos 150 AMX-30, 931 piezas de artillería y 153 helicópteros, de los que 28 son de ataque. Ceuta y Melilla están defendidas por 8.100 soldados, entre ellos dos regimientos de la Legión. La marina cuenta con 8 submarinos y 16 navíos de combate en superficie. En cuanto a las fuerzas aéreas, la columna vertebral son 180 F 18, 220 F 5, y 180 Mirages F1. España es el país de la OTAN que destina menos dinero para la Defensa; apenas el 0’95%, frente a una media del 2,25% en el resto de países de la OTAN. Para colmo, este presupuesto esquelético se divide en un 58% para gastos de personal y un 42% para material.

En la actualidad, existen sólo cuatro Brigadas pesadas. Tres forman parte de la División Acorazada "Brunete", adscrita al Eurocuerpo, más la de Caballería. En total existen cuatro batallones de carros (con apenas dos Escuadrones). El resto de Regimientos de Caballería ("España" y "Numancia" de la Brigada de Caballería y "Villaviciosa" de la "Brunete") sólo tienen un Escuadrón".

Todo este material, por sí mismo, parece tener el suficiente poder disuasivo para evitar un ataque frontal, pero es ampliamente insuficiente para evitar el riesgo de insurrecciones interiores de elementos adictos al régimen marroquí.

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