Argelia: los enemigos de mis enemigos ¿son mis amigos?
Redacción.- España mantiene relaciones privilegiadas con Argelia, país del que dependemos casi completamente en el suministro de gas. Argelia es un país extremadamente inestable en el que el Islamismo se ha convertido desde 1991 en la primera fuerza política y social. Las disputas entre Argelia y Marruecos han sido constantes desde 1962 y todavía prosiguen hoy, a pesar de que ambos pertenecen a la Unión del Magreb Árabe. La dependencia energética de un país inestable constituye un grave riesgo para nuestro país, especialmente, cuando en todo el Magreb, el Islamismo se revela como la fuerza política y social mayoritaria.
Marruecos vecino de Argelia y ambos socios de la Unión del Magreb Árabe, comparten los mismos rasgos: ambos han sido, en efecto, países de fuerte influencia francesa que, en el momento actual están registrando una importante penetración norteamericana, con un fuerte movimiento islamista dividido entre sectores radicales y moderados; ambos países ricos en hidrocarburos y con fuertes contingentes de población inmigrada en Europa en donde experimentan un creciente rechazo por parte de las poblaciones autóctonas; dotados ambos de una demografía explosiva y de un sistema político completamente inestable y en el que los sectores militares han ocupado siempre un papel preponderante.
Aparentemente, la única diferencia es que en Argelia se han vivido años de terrorismo generalizado, mientras que en Marruecos el terrorismo ha sido mucho más limitado. La "subversión integrista" en Argelia
En 1991, se anuló la segunda vuelta de las elecciones generales ante el riesgo de que el FIS copara el 90% de los escaños. La que, a partir de ese momento se llamó "subversión integrista", no era un fenómeno nuevo en Argelia.
A mediados de los años ochenta, operó en el país el Grupo de Lucha por la Prohibición de lo Ilícito, dirigido por El Buyali. El movimiento se vio favorecido por la crisis que supuso la retirada de la ayuda soviética y el endurecimiento de las condiciones de vida para la población de los barrios marginales. A esto se unió el apoyo que este grupo terrorista recibió del entonces naciente Estado Islámico iraní, gracias a lo cual El Buyali pudo multiplicar atentados y actos de bandidaje hasta que, finalmente, fue localizado y muerto en enero de 1987. Doscientos militantes del grupo fueron procesados en Medea. En 1989, uno de los líderes del grupo, Abdelkader Chebuti, autor de varias masacres y asesinatos, fue inexplicablemente amnistiado, provocando una pequeña crisis de gobierno.
En 1989 distintos grupos islamistas terminaron unificándose en el Frente Islámico de Salvación que resultó legalizado en el mes de septiembre de ese año. Apenas doce meses después, la organización recibió su primer baño de masas en Argel cuando se sintió suficientemente fuerte como para reunir a islamistas de todo el mundo en un congreso para debatir sobre el papel político internacional del Islam.
Dos años después, cundía la alarma en Marruecos y Túnez, países vecinos, por el ascenso imparable del FIS. El presidente tunecino, Zine el Abidine Ben Alí, concretó esta sensación solicitando ayuda del mundo árabe para "contener la subversión integrista en Argelia".
La victoria electoral del FIS en las elecciones municipales y regionales de 13 de junio de 1990 hizo que estas alarmas no parecieran infundadas. El FIS, bruscamente, había pasado a controlar 32 de las 48 asambleas regionales y 853 de los 1.539 consejos locales. El vuelco político supuso también una ruptura con la iconografía tradicional que había presidido Argelia desde el tiempo de la independencia. Los distintivos de la independencia fueron sustituidos por los islamistas.
El FIS cometió en ese período errores de inmadurez que luego le serían fatales. Las ciudades con mayoría del FIS pasaron a ser "Ciudades Islámicas" y en algunas se instauró la ley coránica en contradicción con el código civil vigente. La islamización de la sociedad asustó a las élites argelinas que percibieron como el país podía dejar de ser un país con orientación mediterránea y convertirse en un país que miraba exclusivamente a La Meca, con todo lo que ello suponía. En su manifiesto de 1991, el FIS llamó a la "desobediencia civil" y un año antes abría ventanillas de reclutamiento para enviar voluntarios a Irak, tras la ocupación de Kuwait; llegó incluso a pedir que estos voluntarios fueran entrenados por las fuerzas armadas. En mayo de 1990, cuando la victoria electoral del FIS parecía inevitable, el gobierno intentó cambiar la legislación electoral, provocando disturbios que, una vez más, evidenciaron la vitalidad del islamismo y su alto nivel de adhesión de las masas. A esto siguió la "huelga general insurreccional e ilimitada", con petición de elecciones anticipadas. El país quedó sumergido en el caos y la parálisis más absolutos. Para colmo, el FIS llamó a la creación de milicias armadas.
El FIS no entendía que aunque se sea capaz de movilizar a las masas, no siempre es conveniente poner toda la carne en el asador, so pena de generar efectos perversos e indeseables. El FIS era muestra de la inmadurez del movimiento islamista argelino que creía que todo el poder era el poder de las masas. En junio cayeron los primeros gendarmes víctimas del terrorismo islamista y unos días después, dirigentes del FIS amenazaban con proclamar la "Yihad" y llamaban a sus militantes a acumular armas.
El 30 de junio, seis de los principales líderes del FIS fueron detenidos, pero ya nada podía impedir su victoria en la primera vuelta de las elecciones siguientes.Dos procesos electorales paralelos
Las elecciones generales del 27 de septiembre de 2002 en Marruecos, tienen su paralelismo en las que tuvieron lugar en Argelia el 26 de diciembre de 1991 y que abrieron el camino a la guerra civil. En ambos casos es indudable que los electores de ambos países optaron inequívocamente por el islamismo.
El hecho de que en las instituciones de ambos países, los partidos islamistas no estén presentes con su peso social real, es una muestra de la escasa salud de las democracias magrebíes. El Magreb real no tiene nada que ver con el Magreb oficial. Resulta peligroso establecer vínculos económicos con instituciones que no están respaldadas con el apoyo popular. Además de que en las instituciones representativas está falseada la representación que en verdad corresponde a los islamistas (Marruecos), y a la ilegalización del islamismo político (Argelia), se unen los altísimos índices de abstención que ostentan ambos países. Oficialmente, en Argelia fue del 41% y en Marruecos del 48,39%, pero está demostrado que, especialmente en este último país las cifras fueron falseadas y alcanzaron porcentajes muy superiores. Los presidentes e interventores de las mesas electorales, reconocieron que la máxima afluencia a urnas tuvo lugar tras la oración en las mezquitas, de las 13:00 a las 14:00 horas, mientras que la versión oficial indicó que a las 16:00 horas la participación era del 30%, lo que implicaba que el 21,61%, habría votado de las 16:00 a las 19:00 horas, algo, estadísticamente improbable. Las estimaciones más benévolas sugieren que la participación real no debió superar el 35% del censo. A lo que hay que añadir los votos nulos o en blanco, inusualmente altos para los estándares europeos. En Argelia fue del 6,97%, en Marruecos del 15,55%.
En Argelia, el Frente Islámico de Salvación logró la mayoría relativa del 24,6% (3,2 millones de votos) y 188 escaños, con posibilidades de vencer en la segunda vuelta en otros 199. Es decir 387 escaños sobre 411. Tras la primera vuelta electoral, el 26 de diciembre de 1991, fue fundado en Argel un Comité Nacional para la Salvaguardia de la República y el 2 de enero unas 300.000 simpatizantes del Frente de Fuerzas Socialistas, partido integrado en la Internacional Socialista, se manifestaron pedir el golpe de Estado. El ejército ya había tomado la decisión de golpear. El 11 de enero los tanques salieron a las calles. A principios de febrero, el FIS era ilegalizado. Por su parte, en Marruecos, quince días después de las elecciones se ignoraban los votos que había obtenido cada partido y se sabía sólo el número de escaños que les correspondía. La impresión general era que el gobierno marroquí había limitado el fraude electoral a una decena de escaños que deberían haber correspondido al PJD, pero que fueron atribuidos "a dedo" al Istiqlal y a los socialistas a fin de que los islamistas sólo fueran el tercer partido y quedara salvaguardada la imagen de un Marruecos libre del contagio islamista, una obsesión de Mohamed VI. El semanario independiente de Casablanca Al Ayam reconoció: "No debemos disimular la verdad: los islamistas se han convertido, después de estos comicios, en la primera fuerza política". Y esto a pesar de los esfuerzos previos a las elecciones por frenar su avance. Antes de las elecciones se produjeron detenciones de presuntos miembros de Al-Qaeda (de los que jamás quedó demostrada su pertenencia, por cierto) que fueron amalgamados deliberadamente con el PJD, por la prensa socialista y excomunista.
Llama la atención que el PJD apenas realizara protestas leves ante el fraude electoral de que fue víctima. Hay que entenderlo en la medida en que el control del partido lo tienen los sectores moderados, conscientes de que su posición es parecida a la del FIS argelino en 1991. Ahora bien, no es seguro que, eternamente, estos sectores moderados puedan seguir ocupando la dirección del partido. Cualquier conflicto económico-social –una brusca subida de precios de algún producto de primera necesidad- puede contribuir a radicalizar al islamismo marroquí, a abandonar su moderación y a situarse al frente de la protesta popular. De hecho, es cuestión de tiempo que eso ocurra.
La conclusión de todo esto es que, tanto Argelia como Marruecos, son países en los que la dominante es la inestabilidad política. Dadas las características de ambos países, no existe una clase media sobre la que asentar una estabilidad democrática. Los treinta años que Argelia tuvo un sistema "socialista" con un fortísimo sector estatal han impedido, hasta ahora, la formación de esta clase sobre la que se asienta la estabilidad democrática en todo el mundo. En Marruecos, la corrupción, especialmente, ha cercenado esa misma posibilidad. Ambos países tienen extraordinarias posibilidades económicas y han experimentado un fuerte crecimiento desde sus respectivas independencias… que se ha traducido solamente en la formación de una aristocracia económica (en Marruecos vinculada al majzén y el Argelia al FLN primero y al ejército después), mientras que el grueso de la población permanece en el umbral de la miseria o absolutamente sin recursos.
Esto ha permitido la acción de los partidos islamistas y el que encontraran un caldo de cultivo extremadamente favorable en los arrabales de las grandes ciudades. En esas zonas y en las áreas rurales, el analfabetismo está lejos de haber sido erradicado. La sociología afirma que a medida que descienden las tasas de analfabetismo, la demografía tiende a estabilizarse y, a partir de ese momento, al despegue económico, se une la aparición de condiciones óptimas para la generación de sistemas democráticos. Esto que es, hasta cierto punto, discutible, no es aplicable al Magreb. En este ámbito geográfico, hay un factor de desestabilización, el islamismo, moderado o radical. El "pensamiento mágico" difícilmente es compatible con sistemas políticos democráticos. Por eso, vale la pena recordar lo dicho por la hija del jeque Yassín, dirigente de JyC, tras las elecciones: "La democracia es un sistema de representación política completamente ajeno al proyecto islamista". Vale la pena tomar nota, para saber con quien nos la estamos jugando. Ningún estudio sociológico ha encontrado el más mínimo dato que permita pensar que la influencia de la religión islámica irá descendiendo a medida que mejoren otros parámetros. Habitualmente, lo que ocurre es todo lo contrario: en países como Irán, Turquía o la propia Arabia Saudí, el analfabetismo es menor que en Marruecos y Argelia, sin embargo, la presencia socio-política del Islamismo es asfixiante. El factor que ha escapado a los sociólogos "políticamente correctos" es el vigor del "pensamiento mágico", esto es el factor islamista. La irracionalidad es capaz de alterar, antes o después, cualquiera moderación y de barrer lo que sería, racional.
A partir de los datos socio-políticos hay que establecer políticas en relación al Magreb, no en función de idealismos irresponsables o de esperanzas que la realidad se encargará de desmentir.Cuando España mira a Argelia
La España de Franco no fue capaz de labrar vínculos con Argelia tras su independencia, a diferencia de lo que había logrado con Marruecos. Esto se debió, en primer lugar, a circunstancias históricas (España estuvo presente en el protectorado de Marruecos, pero Argelia, en cambio, fue provincia francesa), pero también al régimen implantado en Argelia tras la independencia. Éste país se ubicó pronto en la órbita "socialista" (fue hasta el inicio de la perestroika el aliado fiel de la URSS en el Magreb) y no pudo olvidar que los militares galos partidarios de la "Argelia Francesa" que lograron escapar después del "golpe Argel" y del terrorismo de la OAS, se refugiaron en España. España, por su parte, no podía olvidar que el Frente POLISARIO había nacido en Argelia y que hasta noviembre de 1975 atentó contra intereses españoles y asesinó a nuestros soldados. Posteriormente, entre 1973 y 1978, Antonio Cubillo, jefe del MPAIAC, un pequeño movimiento independentista canario, había encontrado asilo político en Argel y, así mismo, hasta 1986, éste país fue un verdadero "santuario" de ETA, en donde, incluso encontró la muerte en un accidente Domingo Iturbe (a) "Txomin", entonces líder de la banda, en un campo de entrenamiento. En contrapartida, desde 1965, el líder de la Argelia independiente, Ahmed Ben Bella, encontró en España refugio. Pero, en octubre de 2002, se produjo un cambio.
El presidente argelino Chadli Benjedid visitó España, cuando hacía ya siete años que su país se había convertido en el primer suministrador de gas natural. Hubo un primer intento de normalizar las relaciones en 1983, cuando los Reyes visitaban Argel; en reciprocidad, Benjedid vendría a España en 1985. Durante ese período apenas se firmaron 12 acuerdos de cooperación con Argelia, mientras que con Marruecos rubricaron 76, en el mismo período. De todas formas, las perspectivas de cooperación con Argelia iban viento en popa, hasta que la guerra civil y el terrorismo terminaron por arruinarlo todo.
El conflicto, además de generar 150.000 muertos y desmanteló su economía. En apenas ocho años, el PIB argelino se redujo a la mitad. El país quedó en quiebra técnica y pasó a ser el primer deudor internacional de España. La alarma cundió en nuestro país, a raíz de este conflicto, e impulsó en 1998 al gobierno de Aznar a prohibir en la Ley de Hidrocarburos que un solo país suministrase más del 60% de energía. Era evidente que se referían al gas argelino.
Las distintas leyes de "reconciliación" adoptadas a partir de 1998, consiguieron encarrilar la situación económica y paliar la crisis. El 27 de abril de 1999, tomaba posesión el nuevo presidente Abdelaziz Bouteflika que, en lugar de visitar Francia, realizó dos viajes a España en julio y octubre. El idilio se confirmó con la visita de Aznar a Argel en 2000, impulsando un Tratado de Amistad al año siguiente.
Este acercamiento tiene una base geopolítica precisa. Mientras Marruecos volvía una y otra vez a intentar cortar la siguiente "rodaja del salchichón", las relaciones hispano-argelinas, a partir de 1985, eran extremadamente buenas. Existía una coincidencia en relación al Sáhara: Argelia quería que se cumpliera la resolución de NNUU, se celebrara el referéndum y, en su caso, el país pasara a ser independiente; Marruecos, en cambio, lo consideraba una propiedad. Además, en territorio argelino estaban refugiados los exiliados saharauis, justamente en Tinduf, zona reivindicada por Marruecos.
En abril de 2002, el presidente argelino Bouteflika firmó en Valencia el Acuerdo de Asociación con la UE, el primero en diez años. El 60% del comercio argelino se realiza con Europa. Hoy es nuestro principal suministrador energético (el 98,2% de importaciones procedentes de Argelia a España son hidrocarburos) y el 12º socio comercial. España acaba de acordar con Argelia su primer intercambio de deuda por inversiones y ha concedido créditos por valor de 130 millones de euros. Grandes empresas españolas están presentes en el escenario argelino. La presa de Beni Haroum (que supone la cuarta parte de capacidad de embalse del país) fue realizada por Dragados y Construcciones. Repsol y Cepsa están presentes en el sector petrolero.
España por cuestiones energéticas y Francia por razones históricas, presentaron a Argelia en la UE. Para Bouteflika este puente era importante por que la UE proporciona el 56% de las importaciones de Argelia y recibe el 64% de sus exportaciones. El Acuerdo de Asociación con la UE, entró en vigor el 1 de septiembre de 2005.
La amistad de España con Argelia es importante, pero peligrosa. Aznar ya previno sobre la excesiva dependencia energética de España en relación a Argelia. La inestabilidad política argelina no es el mejor aval, desde luego. La prosperidad de una compañía como Catalana de Gas, cuyo accionista mayoritario es La Caixa que, a la vez está presente como accionista mayoritario de Repsol YPF, depende del gaseoducto Argel-Sevilla que, para colmo, pasa a través de Marruecos. Podemos imaginar lo que podría ocurrir si un grupo islamistas radical decidiera atentar contra estas instalaciones (aunque, por motivos, incomprensibles, el terrorismo islámico asesina personas, pero pone especial cuidado en no dañar intereses económicos…), o si se instalaran en Argelia o Marruecos, un gobierno islamista que instaurara la ley coránica y considerase rechazables facilitar gas a países "impíos". O si se produjera un conflicto entre ambos países (precedentes no han faltado) en el curso del cual uno o los dos países decidieran interrumpir el flujo de gas. Demasiado riesgo para depender del gas argelino. La red europea de gaseoductos, en cambio, pone el gas ruso en el Pirineo, atravesando la que, sin duda, es ahora mismo, la zona más estable del planeta.
Es mejor mantener buenas relaciones con un país que estar enfrentado a él, naturalmente. Y, en este sentido, es bueno que España y Argelia vivan un idilio. Pero el óptimo estado de las relaciones diplomáticas y comerciales, no debe hacer olvidar los riesgos que implica Argelia.El terrorismo argelino
El 3 de octubre de 1997 el GIA atacaba por primera vez una ciudad, Blida, 40 kilómetros al sur de Argel. Una veintena de balas de mortero cayeron sobre la población, mientras que grupos del FIS asesinaban en las inmediaciones de la ciudad a 89 personas. De poco servía que el EIS de Madani Mezrag estuviera negociando la entrega de armas; el GIA y su escisión, los salafistas del GSPC, seguían adelante con sus actos terroristas.
Hoy, oficialmente, la "guerra civil" ha terminado en Argelia. El balance fue desalentador: más de 150.000 muertos, 10.000 desaparecidos, decenas de miles de torturados, millón y medio de desplazados, medio millón de exiliados y centenares de huérfanos y minusválidos. Las distintas medidas de gracia, amnistías y reinserciones, no han impedido que en 2001, cuando la guerra civil oficialmente había quedado atrás, el terrorismo generase la escalofriante cifra de 800 muertos. Pero en esta guerra civil hubo algo mucho más sucio que la propia guerra.
Desde 1995 circula por Argelia una versión intranquilizadora sobre el terrorismo que vivió el país: los servicios secretos argelinos habrían intentado atenuar la adhesión de las masas al FIS apoyando directamente a los islamistas más radicales. Es algo similar a lo que sostenemos que ha ocurrido en Maruecos. Quien combate al terrorismo puede elegir entre detener y eliminar a unas u otras fracciones dentro del mismo movimiento y, así, generar que el grupo sea controlado bien por los sectores más radicalizados e irresponsables, o bien por los propios infiltrados. La historia, además, registra numerosos casos en los que un movimiento terrorista ha sido mediatizado, creado o manipulado por determinado servicio secreto. En Argelia, según la teoría conspirativa, el objetivo de los servicios secretos habría sido enfrentar a unos integristas con otros y cometer deliberadamente atrocidades, lo que terminaría por restarles popularidad. Esta política, a decir verdad, dio excelentes resultados. Durante un tiempo, grupos escindidos del FIS cometieron actos particularmente horrorosos: degüellos en masa, decapitaciones; parecía extraño que un grupo islamista que intentaba ganar a las masas para su causa, cometiera actos que, inevitablemente, le enajenarían la simpatía de esas mismas masas. Era evidente que el FIS, tenía experiencia política suficiente como para abominar de este tipo de actos criminales, sin embargo, los medios de comunicación oficiales jugaban con la ambigüedad y la confusión deliberada: los actos eran cometidos por terroristas ajenos a la disciplina del FIS, pero era al FIS al que se le atribuía la responsabilidad de estas acciones.
Esta política de terrorismo-antiterrorista, fue completada con la política de "concordia civil" que suponía una posibilidad de reinserción para los integristas arrepentidos. Para evitar confusiones y manipulaciones, el Ejército Islámico de Salvación, brazo militar del FIS, entregó públicamente las armas. No así otros grupos islamistas, entre los que el más importante es el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, escisión del Grupo Islámico Armado, que prosiguen sus atentados.
La Ley de Concordia Civil establece el carácter secreto de los sumarios incoados a presuntos terroristas. No se podrá hacer público ni los crímenes que han cometido, incluidas las peores masacres. En contrapartida, los militares y patriotas obtendrán igualmente impunidad con la que podrán disfrutar los beneficios de sus exacciones durante los años de guerra y sus actividades contrarias a la ley local y a los derechos humanos. Pero esta ley tiene un anexo con el que prácticamente el presidente Bouteflika mata dos pájaros de un tiro: se reconoce la exclusiva responsabilidad del terrorismo islámico en la guerra civil y, el gobierno se reserva el derecho "de prohibir a los responsables de la instrumentalización de la religión toda posibilidad del ejercicio de una actividad política, bajo cualquier cobertura que sea", lo que quiere decir mantener la prohibición del FIS.
Esta política corre el riesgo de ser extremadamente negativa en los años venideros: demuestra que los crímenes pueden resultar impunes, no importa el sector al que se pertenezca. En aras de la "reconciliación" nadie tiene que responder por nada, incluidos los crímenes más odiosos y condenables; nadie, salvo el FIS que queda ilegalizado in aeternum. No hay que olvidar a este respecto que la independencia argelina emana del terrorismo del FLN entre 1956 y 1961. Las actividades del FLN (y, por otra parte, la respuesta contundente del Ejército Francés) fueron similares en crueldad a las espantosas acciones terroristas cometidas 35 años después por el ejército y por los islamistas radicales. Tampoco, cuando Argelia accedió a la independencia, hizo nada para juzgar a los que habían cometido aquellas atrocidades. Hoy, esta ignominia vuelve a repetirse. ¿Cuántas veces más volverá a ocurrir esta situación en el futuro? Asesinar, en Argelia, sale barato y, en ocasiones, es una posibilidad de progresar socialmente.
Además, hay otro factor a tener en cuenta. Argelia alardea de que ha vencido al terrorismo, pero, paradójicamente, en los foros internacionales suele alertar sobre la amenaza potencial que constituye el terrorismo islamista. Desde 1999, Argelia alardea de que los focos terroristas que permanecen en actividad son residuales. Residuales hasta cierto punto: los 800 muertos por terrorismo que tuvieron lugar en 2001, es una cifra impresionante en Europa. Sin embargo, a nivel internacional, se solicita la cooperación para "combatir al terrorismo" y se reivindica un lugar para Argelia en la "lucha mundial contra el terrorismo". Este discurso, siempre suena bien ante la administración norteamericana. Por que EEUU alberga un interés indisimulado por Argelia.
Se suele decir que EEUU ha mejorado su relación con Argelia por ser un "adalid de la lucha contra el terrorismo internacional". Al igual que Marruecos, también Argelia se presenta como "objetivo de Al-Qaeda". En Argelia, el GSPC es considerado como la "sección de Al-Qaeda" y su desplazamiento hacia el Sur, a causa del hostigamiento de que ha sido objeto en los últimos años por las fuerzas armadas, es explicado por las autoridades militares como un intento de establecer bases terroristas en el Sáhara. A pesar de ser poco probable, esta amenaza fantasma ha acelerado la cooperación con EEUU y el lanzamiento de un programa de operaciones conjuntas entre el Comando Europeo de EEUU y tropas argelinas dentro de la ya mencionada Iniciativa Pan-Sahel. EEUU a la conquista de Argelia
A lo largo de 2001, Bouteflika visitó en dos ocasiones al presidente de EEUU e ingresó en instituciones como el Diálogo Mediterráneo de la OTAN. Una base militar estadounidense fue instalada a continuación, cerca de Tamanrasset, al sur del país, en donde estarían acuartelados 400 miembros de las fuerzas especiales. Estos dos datos son suficientemente elocuentes de la aproximación irresistible que EEUU siente por Argelia.
EEUU justifica este interés "para ayudar a este país a afrontar la amenaza terrorista", pero en realidad, tiene la vista puesta en los recursos energéticos, pues no en vano, Argelia abastece el 20% del mercado del gas norteamericano y el proyecto de gaseoducto Argelia-Nigeria (4.500 kilómetros) supondría un puente entre Argelia y el Golfo de Guinea, dos zonas ricas en hidrocarburos.
Desde 1981, las relaciones entre EEUU y Argelia experimentaban una discreta mejora. Reagan había subido al poder en EEUU, y la URSS, presionada por la amenaza que suponía la "Guerra de las Galaxias", debió de cancelar la ayuda a algunos países que, hasta ese momento, habían sido sus aliados. Argelia, entre otros. A esto se unió la ayuda diplomática que el gobierno argelino prestó a EEUU, cuando se produjo la crisis de los rehenes de la embajada norteamericana en Teherán. Así mismo, Argelia mantenía una actitud conciliadora en el conflicto de Palestina.
Luego siguieron las compras de armamento norteamericano. En 1984, por ejemplo, Argelia adquirió una partida de C-130 "Hércules" a EEUU. Cuando ya se había producido el golpe de Estado, en 1993 el General Lamari, alto mando del Ministerio de Defensa, realizaba dos visitas secretas a EEUU encabezando una importante delegación militar que trató cuestiones relativas al terrorismo islamista.
Tras la guerra civil, en 2002 se realizó el ejercicio "AUCEX 2002", que tuvo lugar en las costas argelinas con presencia de unidades de la VI Flota. Fue el inicio de una nueva etapa de colaboración militar pródiga en contactos bilaterales. En noviembre de 2002, Argelia organizaba por primera vez el seminario de investigación anual que reúne a diplomáticos, a militares y a expertos de la OTAN y los socios del Diálogo Mediterráneo y enviaba una importante delegación a la Cumbre de Praga de la Alianza. Así mismo, en 2003 se realizaron ejercicios conjuntos de desminado en varios puertos de Argelia.
Cuando esto ocurría, los analistas ya habían advertido que EEUU se habían arrojado en plancha sobre el Magreb. En el 2004, el monto total de intercambios comerciales entre ambos países ascendía a 8.000 millones de dólares. EEUU había pasado a ser, en marzo de 2005, el primer socio comercial de Argelia, recibiendo el 16,26% de sus exportaciones.
Francia, alarmada por la creciente presencia norteamericana, intentó recuperar una posición preeminente en aquel país. En 2003, el presidente Chirac viajó a Argelia con la intención de reconstruir la situación, pero este acercamiento se ve dificultado por la presencia de un millón de argelinos en territorio galo, progresivamente, más agresivos y, en ocasiones en situación de revuelta (Perpignan y arrabales de París en junio y noviembre de 2005, respectivamente, por citar solo dos ejemplos recientes). Pero resulta aventurado pensar que estas iniciativas vayan a constituir un contrapeso eficaz a la decisión de EEUU de profundizar su penetración en la zona. EEUU no tiene un pasado colonial en Argelia, como tiene Francia, elemento que se muestra como el principal escollo en el desarrollo de las relaciones entre la exmetrópoli y la excolonia.
Por otra parte, mientras que para Francia la recuperación de su influencia en Argelia es una cuestión de historia y de política mediterránea, para los EEUU se trata de una cuestión estratégica que afecta a un conjunto de zonas (el Shael y el Magreb) dentro de una política global (la "lucha internacional contra el terrorismo").Marruecos frente a Argelia
Si Marruecos alberga reivindicaciones sobre territorios españoles, ocurre otro tanto en sus relaciones con Argelia. En el momento en que Argelia iba a incorporarse como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de NNUU, el Partido Liberal Reformador marroquí, dirigido por Mohamed Aluah, había creado el Frente de Liberación de la Argelia Marroquí (FLAM). Sus reivindicaciones no eran pocas: ¡el 40% del territorio argelino! El Partido Liberal Reformador ya se había dado a conocer durante la crisis de Perejil cuando afirmó estar trabajando para la constitución de un movimiento de liberación de las ciudades de Ceuta y Melilla.
En noviembre de 2004, el FLAM se jactó de haber realizado "primer ataque en territorio argelino". La operación había consistido en un ataque de 29 "combatientes", a un grupo de soldados argelinos en la madrugada del 29 de octubre cerca del bosque de Mizab, en la wilaya argelina de Tlemcen. El gobierno argelino reaccionó llamando a consulta a su embajador en Rabat. Luego, el poder judicial actuó contra el FLAM.
El origen de la reivindicación de estos territorios es la tesis de Allal El-Fassi sobre el "Gran Marruecos". El fundador del Istiqlal sostiene que estos territorios le fueron arrebatados a Marruecos como resultado del Tratado de Lalla Maghnia de 1844, cuando Argelia era un departamento más de Francia. Es discutible, pero, en cualquier caso, allí está la acción del FLAM para recordarnos que, en cualquier momento, Marruecos puede volver a las andadas y resucitar la "Guerra de las Arenas" que ya enfrentó a ambos países por la zona de Tinduf y Bechar en 1962-3.
En realidad, todos los países limítrofes de Marruecos han sido objeto de la voracidad territorial de los nacionalistas del Istiqlal. El expansionismo marroquí, tras haber intentado impedir la independencia de Mauritania e integrarla en su territorio, optó por emplear la misma táctica que había empleado contra las posiciones españolas en Ifni: improvisar un "movimiento de liberación" que atacara a Argelia. Marruecos, por todo ello, demuestra ser un importante factor de desestabilización de todo el Magreb.Las relaciones ideales con Argelia
Marruecos no es ni más ni menos inestable que Argelia. Todo el Magreb es, igualmente, inestable. Pero no, desde luego, por la existencia del extraño y nebuloso "terrorismo internacional", sino por el muy real y bien delimitado peso del islamismo en estas sociedades. Allí en donde existe islamismo políticamente organizado, allí existe un foco de inestabilidad y no importa si se trata de islamismo moderado o radical. El islamismo es –no somos nosotros quienes lo decimos sino las propias autoridades islamistas- incompatible con la democracia e incompatible con el modo de vida occidental. Incompatible, en definitiva, con el progreso y con Europa. De ahí que lo más prudente sea contener y limitar los intercambios comerciales con estos países, y muy especialmente, evitar los estados de dependencia energética como los que España tiene en la actualidad: empresas como Gas Natural tienen como bien más preciado -en el que basan su cotización en bolsa- un gaseoducto que transcurre por zonas inestables y que, en cualquier momento, puede saltar por los aires o ser objeto de represalias contra "países impíos, poblados por infieles y cruzados". El movimiento islamista argelino es buena muestra de lo que decimos: no surgió en un país perdido entre las arenas y gobernado por sátrapas medievales, sino en un país que se había declarado "socialista", había alcanzado su independencia mediante la actividad –terrorista, eso sí- del Frente de Liberación Nacional" y estaba más cerca de Franz Fanon, del Debray de los años 60 y del Ché Guevara, que de las suras del Corán. Pues bien, ese movimiento que parecía controlarlo todo un país, bruscamente se disuelve como un azucarillo y da lugar a la irrupción de lo irracional. Esto demuestra que los países de confesión islámica, tienden a adherirse en masa al islamismo político en cuanto aparece la primera crisis económica. A partir de ese momento, sólo la fuerza puede enderezar la situación (caso de Argelia) o bien el falseamiento de la voluntad popular unido a la amenaza pura y simple (caso de Marruecos).
Existen buenas razones para interpretar por qué ocurre este proceso. La primera razón es la demografía argelina que, exactamente igual a la marroquí, ha hecho que el país esté mayoritariamente formado por jóvenes menores de treinta años, que en su mayoría carecen de perspectivas de ascenso social. Un 30% de la población está en paro, pero esta cifra llega al 50% entre los jóvenes. Lo único que les queda es la realidad de la inmigración a Europa (en donde los contingentes procedentes del Magreb son cada vez más denostados) o el pensamiento mágico, la esperanza para desesperados, que constituye el Islam. Estas franjas de la población –a diferencia de en Europa- no depositan sus esperanzas en la democracia, sino en la economía negra y la violencia como forma de ascenso social. A esto se une la inestabilidad económica endémica que, incluso en momentos de crecimiento hace aumentar la diferencia de renta entre una minoría excepcionalmente limitada y la pobreza de la mayoría de la población, alta tasa de paro, escasez de viviendas, desabastecimiento de mercados, escasez de agua, ausencia de infraestructuras, imposibilidad de instalar industrias a causa de la corrupción administrativa que lo invade todo. Países con estas características ¿cómo iban a poder ser estables? La única forma posible de estabilidad se mantiene mediante el miedo, la liquidación del adversario (que, por otra parte, muy frecuentemente, busca hacer otro tanto con el Estado), la represión, la provocación y las restricciones a las libertades públicas.
¿Puede cambiar todo esto? Generalmente se dice que la prosperidad económica genera estabilidad política. Dejando aparte que esta ley se cumple en los países de la UE, pero de forma mucho menor en el resto del mundo, hay que preguntarse de dónde procedería esta "prosperidad económica". De los hidrocarburos, sin duda. Pero, hoy sabemos lo que es la "paradoja del crecimiento": frecuentemente, en los países del Magreb, lejos de contribuir a crear una clase media que sirva de colchón a los conflictos y sea la clase sobre la que se instaure un sistema democrático digno de tal nombre, lo que contribuye es a aumentar las desigualdades sociales y, en consecuencia, la posibilidad del conflicto.
Los países del Magreb no son, pues, socios fiables. Sus regímenes pueden venirse abajo en cualquier momento. Argelia no ha neutralizado eternamente al islamismo. Marruecos, veremos durante cuanto tiempo es capaz de hacerlo. En estas circunstancias, depender de un gran proveedor de gas, es un riesgo que la seguridad nacional y el crecimiento económico español no se pueden permitir. Si el gaseoducto Orán-Marruecos-Sevilla era una opción arriesgada, el segundo gasoducto, Orán-Almería, cuando esté aprobado y concluido, no dará muchas más garantías.
¿Relaciones ideales con Argelia? Como entre vecinos, es mejor llevarse bien que mal, pero es preciso no perder de vista el riesgo que implica depender siempre de la taza de azúcar que suministra el vecino. En otras palabras, España debe tener un objetivo prioritario: disminuir progresivamente su dependencia energética de Argelia. Cualquier otra política mezcla buenos deseos con realidades. En definitiva, un riesgo que España no puede permitirse.
(c) Ernesto Milà - infokrisis - infokrisis@yahoo.es
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