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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

La derecha y la cuestión homosexual

La derecha y la cuestión homosexual Redacción.- La diferencia entre el homosexual de derechas y el de izquierdas, consiste en que el primero es ajeno al movimiento de liberación gay que se tiene como un “grupo social” progresista y, fundamentalmente de izquierdas. En tanto que tales, hay homosexuales en todos los partidos que constituyen un lobby transversal que recorre al mundo político. No es de extrañar que exista una extraña proximidad en la postura de todos los partidos políticos ante la cuestión homosexual.

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La partitocracia y la ley del número

Recientemente, en una asamblea de jóvenes agricultores, un miembro del Alto Vinalopó, sostenía que el PSOE estaba interesado en resolver cualquier problema, menos el de la agricultura y, al acabar su intervención, afirmaba: “Hay más maricones que agricultores, por tanto el PSOE apoyará más a los maricones que a los agricultores”. En el fondo, nuestro agricultor tenía razón: el PSOE, instalado en precario en el poder, no tiene otra ambición en esta legislatura más que alcanzar una mayoría absoluta cuando se convoquen elecciones anticipadas. Busca votos en aquellos colectivos que pueden dárselos: el felipismo se alzó en el poder aupado por tres millones de porreros, el zapatontismo pretende afianzar una mayoría absoluta con el apoyo del 3-5% de la sociedad española que tiene veleidades homosexuales.

El cálculo de ZP es que, en cualquier momento puede estar obligado a convocar elecciones anticipadas. De ahí que, desde los primeros meses de gobierno, su gestión haya ido orientada a captar de manera clientelar a “grupos sociales”: feministas con el tema de la cuota, homosexuales y travestís con la ley de parejas, divorciados con la reforma de la ley del divorcio, etc. Si uno no es ni inmigrante, ni feminista, ni travestí, ni divorciadas, puede considerar que el gobierno no ha pensado en ellos, ni mucho menos ha gobernado para ellos.

El fracaso de la ley de parejas gay

En lo que lleva la ley aprobada y puesta en práctica, 120 días, apenas han contraído matrimonio gay, 60 parejas en todo el territorio nacional. Poco, muy poco, como para el revuelo que se armó. En cuando a adopciones, todavía no se conoce ninguna y resultará complicado que progrese alguna. En principio podría decirse que esta ley ha provocado “mucho ruido y pocas nueces”. Pero hay algo más.

En el orden de prioridades del PSOE lo que se encuentra es todo un esfuerzo por priorizar las formas extrañas, anómalas y frustradas de pareja. Lo que tiene como primera consecuencia, torpedear la paternidad. Si a esto unimos medidas como las ignominiosas soluciones habitacionales de 30 m2, en las que resulta imposible que se aloje una pareja y mucho menos que piense en tener un hijo, se verá que el gobierno ZP, no solamente es una dolorosa irrisión para el presente, sino una catástrofe cantada para el futuro.

Amparado en las estadísticas más manipuladas y retocadas, ZP, haciendo gala de la mejor de sus (estúpidas) sonrisas, ha cantado victoria: la paternidad repunta en España, brutalmente, además. Se equivoca, como siempre y, como siempre, oculta la preocupante realidad que todos conocemos: la natalidad repunta gracias a los inmigrantes, pero sigue a mínimos entre nuestra población que, tiene el dudoso honor de disponer de la tasa de natalidad más baja del mundo. Nuestro futuro está comprometido. En 2050, en torno al 40% de la población española será de origen inmigrante. Un vuelco demográfico de tales características es imposible que se produzca sin alteraciones traumáticas de nuestra sociedad.

Pues bien, ZP ha apoyado a inmigrantes, gays, lesbianas, travestís, divorciados… ignorando que la primera necesidad de un país es perpetuarse en el tiempo a través de generaciones.

La ley de parejas gay era socialmente inútiles: de hecho, ya hemos visto que solo 60 parejas han recurrido a ellas. El debate podía haberse evitado, no era urgente, ni siquiera necesario, ni mucho menos oportuno. Se podía debatir sobre docena y media de problemas mucho más graves y que afectan a sectores más amplios y representativos de la sociedad española. Pero ZP lo que quería era votos… Lo mismo, precisamente, que el PP.

La derecha y sus mariconetis

En este tema de los homosexuales, las opiniones varían en la derecha. En las bases, salvo contadas excepciones, lo que prima en la derecha es un rechazo a lo que representa lo gay. Los homosexuales de derechas, parecen ser como los de siempre: viven su sexualidad de forma íntima, para sí y para su pareja, sin alardear de su condición, sin gentes dramáticos, ni peticiones exageradas. Claro está que hay algún sector de dimensiones mínimas que intenta capitalizar los votos del mundo gay, ese tipo atildado, remilgado y de mirada lánguida, responsable del colectivo gay del PP y que ayer pidió casarse con su amante, de las mismas características (evidentemente, habían nacido el uno para el otro).

El electorado gay puede sentirse sorprendido de que, precisamente, la gran esperanza blanca de la derecha, Esperanza Aguirre, haya cuestionado la decisión de presentar recurso de inconstitucionalidad a la ley de parejas homosexuales. Ella, la más de derechas de todo el PP, baluarte de la defensa de la familia y de las buenas costumbres… ella, Esperanza Aguirre, la más derechista de toda la derecha, protesta por un recurso que puede llevar al traste a la ley de parejas gay. Pero no es eso lo que le interesa, sino quedar bien con el colectivo gay. Votos cuentan.

En cuanto a Rajoy, no ha tenido el menor recato en presentarse como hombre respetuoso de la constitución y por tanto “verse obligado” a presentar el recurso… ¿Este es el único motivo por el que Rajoy ha cuestionado el matrimonio gay? Si, solamente, por “coherencia”. Es evidente que Rajoy no se ha atrevido a decir los verdaderos motivos del recurso: si no lo presentaba, parte de su electorado podría cuestionarse su voto y, desde luego, su apoyo al “líder” de la derecha en un próximo congreso. Así, dando ese pobre argumento, Rajoy ha quedado bien con su parroquia de derechas, y con su parroquia homosexual, con Esperanza Aguirre y con cualquier opinión que pudiera aparecer. Rajoy no ha hecho más que practicar la misma indignidad que ZP: mendigar un puñado de votos gays; nada más.

En otras palabras: a la derecha le falta convicción, doctrina, principios, o dicho de otra manera, a la derecha le falta un modelo social propio.

La pobreza argumental de la que ha hecho gala la derecha pepetera a la hora de oponerse a los matrimonios gays es lacerante. ¿Qué ocurrirá cuando en algunas zonas, dentro de ocho años, los islamistas radicales sean mayoría y tengan derecho a voto en las elecciones municipales? ¿qué argumentos presentará Rajoy para atraerse el voto islámico? ¿cuándo se vestirá con los colores de los latin-king para ganar el voto hispano? ¿y si por una mutación genética inesperada, los violadores pasaran a representar un colectivo con entidad real y mayoritario? ¿acaso moderaría sus posiciones y propuestas contra los violadores? Pues no estamos del todo seguro, pero casi apostaríamos a que sí: cuando se empieza a adoptar decisiones al margen de cualquier principio ético o moral, finalmente, lo que se logra es renunciar a la ética y a la moral. Rajoy está emprendiendo ese camino y Esperanza Aguirre ya está instalado en él. A la postre, la derechota está pasando a ser una nueva tonalidad de rosa.

[para completar la lectura de este artículo se recomienda la lectura de "Los gays vistos por un hetero" de Editorial PYRE. El libro puede ser pedido a adb@pyrelibros.com o bien a infokrisis@yahoo.es, al precio de 12,00 € más 5 de gastos de envío. Así contribuirás a mantener este blog]

© Ernesto Milà – infokrisis – infokrisis@yahoo.es

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