La Conferencia Autonómica: callejón sin salida
Redacción.- La negativa del tripartito catalán a acudir a la conferencia de Presidentes Autonómicos propuesta por ZPlus, con la excusa de que la Generalitat quiere una negociación aparte y personalizada, evidencia que la crisis inevitable del gobierno se aproxima inexorablemente. Da la sensación de que, en el mejor de los casos, la clase política catalana está literalmente en babia y, en el peor, está preparándose para el saqueo final. En cualquiera de los dos casos, nada buena para el ciudadano.
La Generalitat, una galaxia aparte
El nacionalismo catalán, como cualquier otro nacionalismo, tiende a considerar que Catalunya es algo completamente diferente a lo que está situado fuera de su marco geográfico. Por tanto, su Catalunya precisa una negociación autónoma y personalizada con el gobierno. Seguramente, Ceuta y Melilla opinan lo mismo. Así que, desde el punto de vista nacionalista, una conferencia de presidentes autonómicos, en la que todos se sienten en un plano de igualdad, es una afrenta.
Cuando Maragall hablaba de federalismo asimétrico, muchos sonreían. En realidad, era para carcajearse, lo que ocurre es que ese bufón es ahora presidente de la Generalitat de Catalunya. Y lo que quería decir es que no habrá federalismo en situación de igualdad con otras regiones españolas.
La Generalitat y el nacionalismo siguen mirándose al ombligo. No se dan cuenta de lo que está ocurriendo a su alrededor. No advierten que Valencia ha sustituido a Catalunya como el gran puerto del Mediterráneo, no ven las noticias salvo las que hablan de ellos- e ignoran que hoy se ha inaugurado en Mallorca el Salón Náutico que ha sustituido al que se celebraba en la Feria de Muestras de Barcelona. El SONIMAG ha sido vencido y derrotado por el SIMO de Madrid. Sólo Alimentaria y Construmat aguantan el tirón. Los actores, presentadores y compañías catalanas, acuden a Madrid como tierra de promisión, mientras TV3 pelea por que su señal siga llegando a Valencia pero cierra con uñas y dientes la posibilidad de que las televisiones valencianas se vean en Catalunya. Y así sucesivamente.
Nunca el presupuesto de la Generalitat de Catalunya ha sido tan abultado, nunca el déficit público tan gigantesco, nunca el contribuyente catalán se está viendo tan asfixiado por su propia administración y por el ayuntamiento de Barcelona (que hoy mismo ha decidido cobrar un segundo impuesto de circulación con el que se grava el aparcamiento en la ciudad). Nunca el coste de la vida ha sido tan elevado en Catalunya y nunca, finalmente, un gobierno como el tripartito ha hecho tantas promesas incumplidas. Porque al actual tripartito no le interesa otra cosa que la catalanización de Catalunya. Llegan tarde, CiU ha tenido 25 años y por las buenas ya no se puede catalanizar más. Ahora lo que queda es la limpieza étnica. Con su habitual irresponsabilidad y autosuficiencia, ERC se ha aprestado a ello, sin tener en cuenta que en los últimos 4 meses el prestigio de Maragall ha caído 9 puntos.
Cada región es importante especialmente para los que han nacido en ella
Lo normal es que cada región sea considerada importante, especialmente, por los que han nacido en ella. Y para el gobierno que tiene la obligación de articular una política a nivel de Estado. Pero cuando el nacionalismo y la partitocracia entran en juego, todo este planteamiento normal se altera. El nacionalismo introduce una corrección: mi región no es región, es nación, por tanto, es diferente a cualquier otra nación (no en vano, el nacionalismo es el individualismo de los pueblos). Y en cuanto a la partitocracia muestra en este terreno sus efectos más perversos: torpedearé a la región gobernaba por el partido rival es el primer mandamiento del capitoste partitocrática en materia autonómica. Así nos luce el pelo.
El problema es que las regiones cada vez se parecen más entre sí. La malhadada expresión regiones históricas, olvida que todas las regiones son históricas y que, puestos a historiar, Asturias y Cantabria tienen más derecho a ser consideradas nacionalidades históricas que Catalunya y, como mínimo, el mismo, que el País Vasco. León es tan nacionalidad histórica como Galicia y ésta lo es tanto como Granada y así sucesivamente.
No hay más factor diferencial que el espoleado por el propio nacionalismo para justificarse a sí mismo. Hoy el catalán se utiliza tanto como hace 25 años cuando no era obligatorio. Incluso en aquel momento se utilizaba mucho más en algunas zonas de la Catalunya tradicional (el Penedés, por ejemplo). El día en que alguien tenga ganas de calcular lo que la Generalitat ha dedicado en los últimos 25 años a subvencionar los factores diferenciales y lo compare con los resultados obtenidos, seguramente, nos sorprenderemos. Si todo ese dinero no se hubiera tirado para satisfacer los ideales mezquinos y pequeño burgueses del nacionalismo, la Generalitat hoy no tendría el monstruoso déficit que tiene.
Ahora bien, si cada región es importante para los que han nacido en ella, si las diferencias entre unas regiones y otras, no cesan de disminuir ¿qué sentido tiene un federalismo asimétrico? Su sentido es meramente psicológico: así los nacionalistas en cuya ecuación personal, la frustración ocupa un terreno prioritario- tienen un mecanismo de compensación: Nosotros no somos iguales a cualquier otro. Pero lo son. Los problemas de la Catalunya real son los mismos que los de la Galicia real. Los problemas incluso del nacionalismo catalán, vasco o gallego, son, así mismo, idénticos.
El 50% de lo recaudado en Catalunya ¿para la Generalitat?
¿Quiere un consejo? No ponga un cofre con un tesoro, cerca de un cleptómano. Dicho con otras palabras: hace solamente un mes y medio se extinguieron los primeros ecos mediáticos del escándalo más gigantesco que ha sacudido un gobierno autonómico: el caso de las mordidas del 3%. Y afectó a Catalunya. Pues bien, esa Generalitat, bajo sospecha de corrupción, que ha practicado la ley de la omertá y del silencio cómplice, esa Generalitat se cree ahora capaz de reclamar la recaudación de impuesto es exclusiva. Como poner el cofre del tesoro en manos del cleptómano.
El nacionalismo catalán es un nacionalismo llorón, falsario y acomplejado. Y además, arcaizante. Desde Prat de la Riba el nacionalismo catalán no ha evolucionado en su teoría política. A principios del siglo XX, cuando se escribía La nacionalidad catalana, existía la idea de que el Norte catalán alimentaba al Sur andaluz. Luego resultó que el Norte catalán se hizo con los brazos y esfuerzos del Sur andaluz. Y, finalmente, ocurrió que gracias a los fondos estructurales, las diferencias entre Norte y Sur, se atenuaron. Hoy, Norte y Sur, en España, son dos conceptos geográficos, pero cada vez distan más de ser definiciones sociológicas. Paradójicamente, los nacionalistas catalanes han fracasado en su intento de preservar la identidad catalana. Ésta es hoy convergente con la de cualquier otra nacionalidad o región del Estado. De la misma forma que la vida en España no es radicalmente diferente a la vida en Inglaterra o en Suecia.
La globalización ha restado la razón de ser a cualquier nacionalismo. ¿Qué le queda al nacionalismo? Una sola opción: explotar el factor emotivo y sentimental para justificar el saqueo de la caja. Hoy el tripartito catalán, Maragall (si es que es capaz todavía de enterarse de algo) y Carod (si es capaz de entender algo), aspira, como exigencia básica, a controlar al recaudación fiscal ellos, precisamente, los gobiernos del 3% y del más gigantesco déficit autonómico.
La Conferencia de Presidentes Autonómicos: preludio a la crisis
ZPlus tendrá tiempo de arrepentirte de haber convocado la conferencia de presidentes autonómicos. Ni Ibarreche ni Maragall, van a ir, y de los que vayan, los del PP, se van a lanzar a degüello. ZPlus pide que otros aporten las ideas que él no tiene y, para colmo, quiere que esas ideas puedan ser aceptadas por los ausentes. Pide demasiado. Es evidente que dicha reunión va a ser una olla de grillos, pero en ella quedará claro que el PP se opondrá a cualquier reforma constitucional que implique una modificación en el sentido al que aspiran los nacionalistas. A partir de ese momento, ZPlus se irá debilitando en ese frente hasta llegar al debate en septiembre sobre el Estado de las Autonomías. Ya lo hemos dicho: llegará a él pero no lo superará.
A partir de ese momento, ERC revisará su apoyo. Hará falta ver los niveles de popularidad tanto de Maragall como de ZPlus en septiembre. Si esta sigue erosionándose como hasta ahora, parece difícil que Carod siga prestando su apoyo a un gobierno de tan problemático futuro y renuncie a superar a CiU en las elecciones autonómicas catalanas. Sabe que la rotura del gobierno ZPlus podría darle aumentar su peso político, pero viajando permanentemente con ZPlus podría caer con éste.
Hoy, ZPlus hablaba en el Bierzo de diálogo como si para él no hubiera pasado un año. Hace un año, la alusión al talante, sonaba bien, ahora, es el tópico más característico con el que se escuda aquel que carente de ideas quiere que otros las aporten. Si el patriotismo es la última trinchera de los bribones, el diálogo es la última excusa de los pobres de ideas.
© Ernesto Milá infokrisis infokrisis@yahoo.es
La Generalitat, una galaxia aparte
El nacionalismo catalán, como cualquier otro nacionalismo, tiende a considerar que Catalunya es algo completamente diferente a lo que está situado fuera de su marco geográfico. Por tanto, su Catalunya precisa una negociación autónoma y personalizada con el gobierno. Seguramente, Ceuta y Melilla opinan lo mismo. Así que, desde el punto de vista nacionalista, una conferencia de presidentes autonómicos, en la que todos se sienten en un plano de igualdad, es una afrenta.
Cuando Maragall hablaba de federalismo asimétrico, muchos sonreían. En realidad, era para carcajearse, lo que ocurre es que ese bufón es ahora presidente de la Generalitat de Catalunya. Y lo que quería decir es que no habrá federalismo en situación de igualdad con otras regiones españolas.
La Generalitat y el nacionalismo siguen mirándose al ombligo. No se dan cuenta de lo que está ocurriendo a su alrededor. No advierten que Valencia ha sustituido a Catalunya como el gran puerto del Mediterráneo, no ven las noticias salvo las que hablan de ellos- e ignoran que hoy se ha inaugurado en Mallorca el Salón Náutico que ha sustituido al que se celebraba en la Feria de Muestras de Barcelona. El SONIMAG ha sido vencido y derrotado por el SIMO de Madrid. Sólo Alimentaria y Construmat aguantan el tirón. Los actores, presentadores y compañías catalanas, acuden a Madrid como tierra de promisión, mientras TV3 pelea por que su señal siga llegando a Valencia pero cierra con uñas y dientes la posibilidad de que las televisiones valencianas se vean en Catalunya. Y así sucesivamente.
Nunca el presupuesto de la Generalitat de Catalunya ha sido tan abultado, nunca el déficit público tan gigantesco, nunca el contribuyente catalán se está viendo tan asfixiado por su propia administración y por el ayuntamiento de Barcelona (que hoy mismo ha decidido cobrar un segundo impuesto de circulación con el que se grava el aparcamiento en la ciudad). Nunca el coste de la vida ha sido tan elevado en Catalunya y nunca, finalmente, un gobierno como el tripartito ha hecho tantas promesas incumplidas. Porque al actual tripartito no le interesa otra cosa que la catalanización de Catalunya. Llegan tarde, CiU ha tenido 25 años y por las buenas ya no se puede catalanizar más. Ahora lo que queda es la limpieza étnica. Con su habitual irresponsabilidad y autosuficiencia, ERC se ha aprestado a ello, sin tener en cuenta que en los últimos 4 meses el prestigio de Maragall ha caído 9 puntos.
Cada región es importante especialmente para los que han nacido en ella
Lo normal es que cada región sea considerada importante, especialmente, por los que han nacido en ella. Y para el gobierno que tiene la obligación de articular una política a nivel de Estado. Pero cuando el nacionalismo y la partitocracia entran en juego, todo este planteamiento normal se altera. El nacionalismo introduce una corrección: mi región no es región, es nación, por tanto, es diferente a cualquier otra nación (no en vano, el nacionalismo es el individualismo de los pueblos). Y en cuanto a la partitocracia muestra en este terreno sus efectos más perversos: torpedearé a la región gobernaba por el partido rival es el primer mandamiento del capitoste partitocrática en materia autonómica. Así nos luce el pelo.
El problema es que las regiones cada vez se parecen más entre sí. La malhadada expresión regiones históricas, olvida que todas las regiones son históricas y que, puestos a historiar, Asturias y Cantabria tienen más derecho a ser consideradas nacionalidades históricas que Catalunya y, como mínimo, el mismo, que el País Vasco. León es tan nacionalidad histórica como Galicia y ésta lo es tanto como Granada y así sucesivamente.
No hay más factor diferencial que el espoleado por el propio nacionalismo para justificarse a sí mismo. Hoy el catalán se utiliza tanto como hace 25 años cuando no era obligatorio. Incluso en aquel momento se utilizaba mucho más en algunas zonas de la Catalunya tradicional (el Penedés, por ejemplo). El día en que alguien tenga ganas de calcular lo que la Generalitat ha dedicado en los últimos 25 años a subvencionar los factores diferenciales y lo compare con los resultados obtenidos, seguramente, nos sorprenderemos. Si todo ese dinero no se hubiera tirado para satisfacer los ideales mezquinos y pequeño burgueses del nacionalismo, la Generalitat hoy no tendría el monstruoso déficit que tiene.
Ahora bien, si cada región es importante para los que han nacido en ella, si las diferencias entre unas regiones y otras, no cesan de disminuir ¿qué sentido tiene un federalismo asimétrico? Su sentido es meramente psicológico: así los nacionalistas en cuya ecuación personal, la frustración ocupa un terreno prioritario- tienen un mecanismo de compensación: Nosotros no somos iguales a cualquier otro. Pero lo son. Los problemas de la Catalunya real son los mismos que los de la Galicia real. Los problemas incluso del nacionalismo catalán, vasco o gallego, son, así mismo, idénticos.
El 50% de lo recaudado en Catalunya ¿para la Generalitat?
¿Quiere un consejo? No ponga un cofre con un tesoro, cerca de un cleptómano. Dicho con otras palabras: hace solamente un mes y medio se extinguieron los primeros ecos mediáticos del escándalo más gigantesco que ha sacudido un gobierno autonómico: el caso de las mordidas del 3%. Y afectó a Catalunya. Pues bien, esa Generalitat, bajo sospecha de corrupción, que ha practicado la ley de la omertá y del silencio cómplice, esa Generalitat se cree ahora capaz de reclamar la recaudación de impuesto es exclusiva. Como poner el cofre del tesoro en manos del cleptómano.
El nacionalismo catalán es un nacionalismo llorón, falsario y acomplejado. Y además, arcaizante. Desde Prat de la Riba el nacionalismo catalán no ha evolucionado en su teoría política. A principios del siglo XX, cuando se escribía La nacionalidad catalana, existía la idea de que el Norte catalán alimentaba al Sur andaluz. Luego resultó que el Norte catalán se hizo con los brazos y esfuerzos del Sur andaluz. Y, finalmente, ocurrió que gracias a los fondos estructurales, las diferencias entre Norte y Sur, se atenuaron. Hoy, Norte y Sur, en España, son dos conceptos geográficos, pero cada vez distan más de ser definiciones sociológicas. Paradójicamente, los nacionalistas catalanes han fracasado en su intento de preservar la identidad catalana. Ésta es hoy convergente con la de cualquier otra nacionalidad o región del Estado. De la misma forma que la vida en España no es radicalmente diferente a la vida en Inglaterra o en Suecia.
La globalización ha restado la razón de ser a cualquier nacionalismo. ¿Qué le queda al nacionalismo? Una sola opción: explotar el factor emotivo y sentimental para justificar el saqueo de la caja. Hoy el tripartito catalán, Maragall (si es que es capaz todavía de enterarse de algo) y Carod (si es capaz de entender algo), aspira, como exigencia básica, a controlar al recaudación fiscal ellos, precisamente, los gobiernos del 3% y del más gigantesco déficit autonómico.
La Conferencia de Presidentes Autonómicos: preludio a la crisis
ZPlus tendrá tiempo de arrepentirte de haber convocado la conferencia de presidentes autonómicos. Ni Ibarreche ni Maragall, van a ir, y de los que vayan, los del PP, se van a lanzar a degüello. ZPlus pide que otros aporten las ideas que él no tiene y, para colmo, quiere que esas ideas puedan ser aceptadas por los ausentes. Pide demasiado. Es evidente que dicha reunión va a ser una olla de grillos, pero en ella quedará claro que el PP se opondrá a cualquier reforma constitucional que implique una modificación en el sentido al que aspiran los nacionalistas. A partir de ese momento, ZPlus se irá debilitando en ese frente hasta llegar al debate en septiembre sobre el Estado de las Autonomías. Ya lo hemos dicho: llegará a él pero no lo superará.
A partir de ese momento, ERC revisará su apoyo. Hará falta ver los niveles de popularidad tanto de Maragall como de ZPlus en septiembre. Si esta sigue erosionándose como hasta ahora, parece difícil que Carod siga prestando su apoyo a un gobierno de tan problemático futuro y renuncie a superar a CiU en las elecciones autonómicas catalanas. Sabe que la rotura del gobierno ZPlus podría darle aumentar su peso político, pero viajando permanentemente con ZPlus podría caer con éste.
Hoy, ZPlus hablaba en el Bierzo de diálogo como si para él no hubiera pasado un año. Hace un año, la alusión al talante, sonaba bien, ahora, es el tópico más característico con el que se escuda aquel que carente de ideas quiere que otros las aporten. Si el patriotismo es la última trinchera de los bribones, el diálogo es la última excusa de los pobres de ideas.
© Ernesto Milá infokrisis infokrisis@yahoo.es
3 comentarios
celeste -
Antonio García Fuentes (escritor y Filósofo) -
armando -