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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

REFORMA DE LA LEY DEL DIVORCIO: UN CLAVO HUNDE A OTRO CLAVO

REFORMA DE LA LEY DEL DIVORCIO: UN CLAVO HUNDE A OTRO CLAVO Redacción.- Cuando en lo más duro de la transición Pacordoñez, ministro profesional pasado de UCD al socialismo con armas y bagajes, presentó su ley del divorcio, no consiguió unanimidad. La ley era necesaria, pero la aprobada ha sido durante más de 20 años un poso de situaciones absurdas. Llama la atención el interés del PSOE en garantizar siempre aborto, divorcio, matrimonio gay y demás lindezas… y su inexistente interés en proteger a la familia, la natalidad y la demografía nacional…




LAS FEMINISTAS AL ATAQUE



La reforma de la Ley del Divorcio inicia su tramitación con una fuerte contestación por parte de asociaciones de mujeres separadas y divorciadas, colectivos feministas, familias numerosas y el Defensor del Menor. Las feministas, eternas amargadas, piensan que esta nueva ordenación va a conseguir que no todas las sentencias de divorcio atribuyan la custodia de los hijos a las madres. Este era, desde luego, uno de los aspectos más injustos de la ley Pacordoñez: salvo en casos en los que la madre era toxicómana, sufría graves problemas mentales o manifestaba su desinterés por la guardia y custodia de sus hijos, el juez, de oficio, entregaba el control de los hijos a la madre, automáticamente.



Durante estos años se llegó a situaciones absolutamente increíbles. Incluso en casos de abandono del hogar por parte de la madre y de conducta errática, los juzgados fueron concediendo sistemáticamente la guarda y custodia de los hijos a la madre. En los casos de divorcio problemático, las madres utilizaron a sus hijos como armas arrojadizas en unos casos y como puro chantaje en otras.



El irracionalismo feminista es así: protesta por el aparente restablecimiento de una situación de equilibrio. En realidad muchas feministas protestan por que la custodia compartida tiende a eliminar el “chollo” que para muchas de ellas supone el divorcio y puede reducir la pensión pasada por el exmarido.



Pero es quizás el único elemento que podríamos considerar como “positivo”. En la reforma, todo lo demás, tiene rasgos problemáticos.



CONTRA ANTES SE DISUELVA LA FAMILIA, MEJOR



Ante el divorcio hay dos posiciones, por encima de las confesiones religiosas: las que colocan la estabilidad de las familias como primer y más importante valor y las que sitúan el divorcio como el primer valor. Por nuestra parte, consideramos que en un momento de crisis de natalidad, quiebra demográfica y dificultades para acceder a la paternidad, el Estado tiene que situar sobre cualquier otro valor la protección de la familia y el estímulo a la natalidad… y en segundo lugar facilitar los trámites a aquellas parejas que decidan disolver el vínculo civil. Para el socialismo, el orden de prioridades es sensiblemente diferente: lo privado (la felicidad de los cónyuges) se sitúa por encima de la comunitario (el curso normal de la sociedad).



En este sentido, la reforma legal acelera extraordinariamente los tiempos de divorcio: los cónyuges se podrán separar a los tres meses de haberse casado… y no al cabo de un año como establecía la Ley Pacordoñez. No será necesario un período previo de separación y en apenas dos meses de trámites estarán resueltos y el vínculo roto.



Todo esto parece muy justo y necesario por que cuando una convivencia de hace imposible lo más recomendable es liquidarla para evitar males mayores. Si, pero…



CUANDO EL FRAUDE ENTRA POR LA VENTANA



En un juzgado de Barcelona un ciudadano chino, junto con su compañera española, intentaron inscribir su matrimonio en el registro civil. El problema era que ni el chino hablaba una palabra de español, ni la española una palabra de chino. Lo suyo debió ser un flechazo por que apenas se habían visto en una ocasión antes de la celebración del matrimonio civil. Evidentemente se trataba de un matrimonio fraudulento para que el cónyuge extranjero pudiera obtener primero el permiso de residencia y luego la nacionalidad española, un caso cada vez más frecuente.



Y resulta inquietante que la reforma de la ley no castigue con la máxima dureza estos casos de fraude. Pero ya se sabe que legislar algo que pudiera interferir en la voluntad de las mafias de la inmigración es algo que no entra en los planes del PSOE.



Y, por otra parte… ¿a qué viene tanta rapidez en liquidar los trámites? ¿Es que no hay un número relativamente elevado de parejas que tras una decisión impulsiva de separarse, recapacitan, examinan con calma los pros y los contras y dan marcha atrás? ¿Tanta prisa hay en disolver el vínculo? “El Estado debe facilitar la vida de los ciudadanos y no ponérsela más difícil” ha dicho Maria Teresa Fernández de la Vega para justificar esta ley. Así se justifica la velocidad meteórica en los trámites que sólo iguala a la fugacidad de los matrimonios celebrados en Las Vegas. Tiene toda la razón la vicepresidenta, pero también podría haber dicho: “El Estado debe facilitar la viabilidad de las parejas que decidan vivir en común y tener descendencia”. Y ahí, la vicepresidenta, viva imagen de la esterilidad más mustia, ha callado.



EL DESTINO DE LOS HIJOS: CUSTODIA COMPARTIDA



Otra novedad de la ley es, como decíamos, la introducción de la “custodia compartida” de los hijos. La futura norma refuerza la libertad de decisión de los padres respecto al ejercicio de la patria potestad, o lo que es lo mismo, permite que los cónyuges puedan acordar un reparto de la tutela, por lo que los niños convivirían una temporada con la madre y otra con el padre, en base a una fórmula de custodia compartida. Bien, en principio, pero…



… Pero la cosa no es tan simple como parece. Dos padres, ecuánimes, deciden divorciarse. El padre tendrá al hijo durante tres días a la semana y la madre cuatro. Cada semana alternarán la proporción: a la semana siguiente, el hijo estará cuatro días en casa del padre y tres en casa de la madre. ¿Todos contentos? Quizás sí. Todos salvo en hijo que pasa a ser como una pelota, con cada pie en un hogar distinto, sin un lugar que pueda considerar propio, en plena situación de inestabilidad, yendo y viniendo de un sitio para otro, vagando sin hogar estable. Cualquier psicólogo, incluso progresista, sabe que esta situación no es la que conviene más a la mentalidad infantil. “Inseguridad emocional”, tal es la figura psicológica que genera la “custodia compartida”.



Y, a veces, es bueno que los padres, divorciados o no, piensen en los hijos. Es incluso bueno que accedan a seguir manteniendo una convivencia aunque solo sea por la estabilidad y la felicidad de los hijos. Tiene gracia que el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, mantuviera que esta reforma "ahorrará mucho sufrimiento", cuando precisamente corre el riesgo de operar el fenómeno contrario especialmente en los hijos.



EL DIVORCIO EN CIFRAS



La familia goza de mala salud en España. En cambio, el divorcio da gloria verlo… En los últimos años ha descendido un 3% el número de matrimonios y, sin embargo, ha aumentado un 30% el número de divorcios. Hoy, en 2004, se producen 347 divorcios cada día. El año pasado fueron 30.000 parejas las que se separaron. El 32% de los matrimonios no llega a los diez años de convivencia. La tasa del divorcio es de un 0’9 por mil.



Cualquier gobernante y legislador con la cabeza sobre los hombros, a la luz de estas cifras, abordaría campañas de educación prematrimonial: si hay divorcios es por que se producen matrimonios impulsivos y poco meditados. Luego, hay que mejorar la preparación de los cónyuges para el matrimonio. Y eso implica, a la postre, mejorar y reforzar el sistema de enseñanza. Antes la Iglesia cumplía esta función. Ahora, la debilidad estructural y la falta de sacerdotes, hace que esta función educativa deba de ser asumida progresivamente por el Estado a través de su sistema de Enseñanza.



Hay algo peor que divorciarse… casarse sin haber meditado suficientemente la opción.



Y sin embargo, lo que hace falta es una medida complementaria que resuelva nuestro principal problema de futuro: la baja demografía. Para ello deben de haber más matrimonios que divorcios (así pues el Estado debe promover los matrimonios y limitar, mediante una educación prematrimonial, los divorcios), debe de estimular la natalidad (y para ello es mejor pensar en promover medidas de protección de las familias numerosas, de la procreación, facilitar el acceso a la vivienda… en lugar de tener una obsesión por facilitar las cosas a las parejas de maricones, banalizar el aborto y permitir, sino promover, la especulación inmobiliaria sin fin).



No albergamos la menor duda de que la nueva ley del divorcio, figurará entre los “logros” más caóticos del segundo período socialista, el presidido por el gobierno débil e inconsecuente. Por que esta ley no va a resolver los puntos negros de aquella otra de Pacordoñez, sino que va a aumentar la inestabilidad de las familias y los problemas psicológicos de las víctimas del divorcio, los hijos. Un clavo, en este caso, no saca a otro clavo. El socialismo español es especialista en abrir crisis donde no existían y aumentarlas allí donde se habían manifestado. Para el socialismo español, un clavo hunde más a otro clavo. Que el pueblo español se lo demande…



© Ernesto Milà – infoKrisis – infokrisis@yahoo.es – 17.09.04

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