BARGALLO EXISTE. HABIA SERIAS DUDAS
Redacción.- En Conseller en Cap de la Generalitat de Catalunya no se había perdido en un vórtice entre el más allá y el nunca jamás, ni siquiera era una construcción holográfica o un modelo en 3D solo visible con gafas apropiadas
Bargalló tiene existencia real a pesar de que en su biografía política lo irreal esté muy presente y que su papel como conseller en cap sea aun más surrealista. Pasen y vean.
Profesor de literatura, concejal durante unos años de su pueblo, Torredembarra, y miembro de un colla de diables y de otra de castellers. Así podía resumirse el corrículo de Bargalló cuando fue elegido Conseller en Cap. Sin duda, de todos los posibles candidatos, este era el más insípido y, desde luego, aquel dotado de un historial más pobre. Además, a las 19:00, cada día, Bargalló, interrumpe sus actividades y se va a su pueblo como alma en pena.
Con estos precedentes no es raro que la población catalana albergue serias dudas sobre la existencia de vida inteligente en el Palau de la Generalitat. En el fondo, Bargalló es un poble diable que pasaba por ahí y que, vaya usted a saber porqué, recibió el consenso de las partes para ocupar un cargo que, a todas luces, le viene como el traje de un almirante de tomo y lomo a un niño de primera comunión.
Maragall y Carod son los responsables de la elección de Bargalló. El primero se entiende bien con él (o al menos, hace como que se entiende). Con el segundo terminó peleándose. En efecto, Carod quería seguir siendo conseller en cap, tras haber dimitido. De hecho, la elección de Bargalló fue debida a que las partes lo consideraban un pelele que se adaptaría bien a sus exigencias. Con Maragall no ha habido grandes problemas. Con Carod si.
Pero un buen día Bargalló supo que le tocaba gobernar. Habían pasado seis meses desde que lo colocaran en la poltrona y era cuestión de hacer algo. Así que encendió Catalunya Radio, puso TV3 y, por los medios se enteró que no, que no había ninguna tarea de gobierno efectiva que hubiera realizado en los últimos seis meses. Aira, visitó permanentemente la sede de la Corporación Catalana de Radio i Televisio y abroncó a los responsables: no saben ustedes transmitir el mensaje del nuevo gobierno catalán. Nadie de los presentes le chistó aun cuando todos sabían que no había nada a transmitir.
Acto seguido hizo público su plan magistral para restructurar Catalunya: en lugar de las cuatro provincias históricas o de las tres decenas de veguerías no menos históricos, él, Bargallo, el diable y el casteller, iban a dividir Catalunya en seis veguerías A nadie se le escapa que esto va a traer más problemas que a resolverlo, pero él, Bargalló había tenido seis meses para meditarlo. Ahora sólo quedan unas cuantas disputas por superar para ver cuáles son las nuevas capitales, lo cual, en estos momentos, ya está avivando odios seculares entre poblaciones rivales.
Pero quedaba el nuevo plan de Bargalló: la ecotasa. De poco importa que la temporada turística esté camino del fracaso más absoluto, de nada importa que el número de reservas hoteleras en la Costa Brava haya descendido un 35% y que este año el turismo deje mucho menos dinero que el anterior, ni siquiera de poco importa que el turista mayoritariamente sea ciudadano de la Unión Europea, lo que importa es gravar al turismo con una tasa para salvaguardar el medio ambiente Se intentó en Baleares, poco antes de que el gobierno de concentración antipepero se hundiera en la miseria, pero dejó un buen recuerdo en la izquierda: era la forma de realizar una profesión de fe ecologista, la que le exige el tercero en discordia: el matrimonio Joan Saura Inma Mayol, uno en la Generalitat y la otra en el ayuntamiento de BCN, los dos por Iniciativa per Catalunya en el interior de la cual, las tensiones son cada vez más lacerantes y la coalición corre el riesgo de deshacerse como un azucarillo.
No hay duda de que las ecotasas son una posibilidad en momentos de ascenso de la demanda turística, pero suponen un riesgo añadido en tiempos como el presente en los que el turismo español no puede competir en precios con Grecia, Marruecas o Centroeuropa. Bargalló era profesor de literatura, diable y casteller, nadie le exigía entender de turismo, ni siquiera de lógica aristotélica.
Seamos claros: Maragall ha demostrado ser en 10 meses lo que algunos temíamos que fuera, el caos hecho president de la generalitat. Bargalló ha seguido siendo lo que era, un profesor de literatura metido a un cargo para el que carece de preparación. El tripartito catalán, un monstruoso frankenstein político que ha tenido como virtud el que, incluso los sectores más antinacionalistas, recuerden con cariño a Pujol
© Ernest Milà infoKrisis krisis1@yahoo.es
Profesor de literatura, concejal durante unos años de su pueblo, Torredembarra, y miembro de un colla de diables y de otra de castellers. Así podía resumirse el corrículo de Bargalló cuando fue elegido Conseller en Cap. Sin duda, de todos los posibles candidatos, este era el más insípido y, desde luego, aquel dotado de un historial más pobre. Además, a las 19:00, cada día, Bargalló, interrumpe sus actividades y se va a su pueblo como alma en pena.
Con estos precedentes no es raro que la población catalana albergue serias dudas sobre la existencia de vida inteligente en el Palau de la Generalitat. En el fondo, Bargalló es un poble diable que pasaba por ahí y que, vaya usted a saber porqué, recibió el consenso de las partes para ocupar un cargo que, a todas luces, le viene como el traje de un almirante de tomo y lomo a un niño de primera comunión.
Maragall y Carod son los responsables de la elección de Bargalló. El primero se entiende bien con él (o al menos, hace como que se entiende). Con el segundo terminó peleándose. En efecto, Carod quería seguir siendo conseller en cap, tras haber dimitido. De hecho, la elección de Bargalló fue debida a que las partes lo consideraban un pelele que se adaptaría bien a sus exigencias. Con Maragall no ha habido grandes problemas. Con Carod si.
Pero un buen día Bargalló supo que le tocaba gobernar. Habían pasado seis meses desde que lo colocaran en la poltrona y era cuestión de hacer algo. Así que encendió Catalunya Radio, puso TV3 y, por los medios se enteró que no, que no había ninguna tarea de gobierno efectiva que hubiera realizado en los últimos seis meses. Aira, visitó permanentemente la sede de la Corporación Catalana de Radio i Televisio y abroncó a los responsables: no saben ustedes transmitir el mensaje del nuevo gobierno catalán. Nadie de los presentes le chistó aun cuando todos sabían que no había nada a transmitir.
Acto seguido hizo público su plan magistral para restructurar Catalunya: en lugar de las cuatro provincias históricas o de las tres decenas de veguerías no menos históricos, él, Bargallo, el diable y el casteller, iban a dividir Catalunya en seis veguerías A nadie se le escapa que esto va a traer más problemas que a resolverlo, pero él, Bargalló había tenido seis meses para meditarlo. Ahora sólo quedan unas cuantas disputas por superar para ver cuáles son las nuevas capitales, lo cual, en estos momentos, ya está avivando odios seculares entre poblaciones rivales.
Pero quedaba el nuevo plan de Bargalló: la ecotasa. De poco importa que la temporada turística esté camino del fracaso más absoluto, de nada importa que el número de reservas hoteleras en la Costa Brava haya descendido un 35% y que este año el turismo deje mucho menos dinero que el anterior, ni siquiera de poco importa que el turista mayoritariamente sea ciudadano de la Unión Europea, lo que importa es gravar al turismo con una tasa para salvaguardar el medio ambiente Se intentó en Baleares, poco antes de que el gobierno de concentración antipepero se hundiera en la miseria, pero dejó un buen recuerdo en la izquierda: era la forma de realizar una profesión de fe ecologista, la que le exige el tercero en discordia: el matrimonio Joan Saura Inma Mayol, uno en la Generalitat y la otra en el ayuntamiento de BCN, los dos por Iniciativa per Catalunya en el interior de la cual, las tensiones son cada vez más lacerantes y la coalición corre el riesgo de deshacerse como un azucarillo.
No hay duda de que las ecotasas son una posibilidad en momentos de ascenso de la demanda turística, pero suponen un riesgo añadido en tiempos como el presente en los que el turismo español no puede competir en precios con Grecia, Marruecas o Centroeuropa. Bargalló era profesor de literatura, diable y casteller, nadie le exigía entender de turismo, ni siquiera de lógica aristotélica.
Seamos claros: Maragall ha demostrado ser en 10 meses lo que algunos temíamos que fuera, el caos hecho president de la generalitat. Bargalló ha seguido siendo lo que era, un profesor de literatura metido a un cargo para el que carece de preparación. El tripartito catalán, un monstruoso frankenstein político que ha tenido como virtud el que, incluso los sectores más antinacionalistas, recuerden con cariño a Pujol
© Ernest Milà infoKrisis krisis1@yahoo.es
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