365 QUEJÍOS (182) Apu vive
365 QUEJÍOS (182) – ¡SALVAR A APU! BOLSONARO Y LOS SIMPSON
Ayer domingo, las agencias informativas hacían correr dos noticias contradictorias entre sí: la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil y la intención de los productores de Los Simpson de eliminar el personaje de Apu, el entrañable gerente del badulaque. La primera noticia supone una bofetada a lo políticamente correcto, propinada por el electorado brasileño ante una izquierda local corrupta, especializada en destinar dinero para “los pobres” que luego reaparece en sus cuentas corrientes en Suiza o en cualquier otro paraíso fiscal. En las antípodas tenemos la eliminación de Apu de la serie como canto a la corrección política. Se objeta contra él, el que, a pesar de ser uno de los personajes más populares, “estereotipa” a los inmigrantes hindúes y pakistaníes. Ambos sucesos son sintomáticos.
De un tiempo a esta parte, divertirse se ha convertido en algo sospechoso para los sumos sacerdotes del progresismo. Los chistes de gays han sido completamente eliminados de los espectáculos públicos porque “mantienen los clisés”, con los chistes de gays se han ido también los de gangosos. No se les ocurra contar un chiste de tartamudos porque pueden ocasionar una revuelta de los defensores de la corrección, por “trata vejatorio, denigrante y humillante”. Se sabe, por ejemplo, que feministas y gays han protestado cuando aparece como asesino, criminal o manipulador algún personaje mujer u homosexual. No hará ni diez años un personaje de la popular serie Aida, fue censurado por algún chiste sobre un afectado por el “síndrome de Shekel” (enanismo, palabra prohibida). Y si alguien piensa en colocar a un inmigrante en una serie, cuidado, debe ser un tipo abnegado, entregado, heroico, honesto y con valores positivos que se salgan a borbotones desde el momento mismo en que salta de la patera o cruza la valla. Por algún motivo solamente se concede que existan inmigrantes malvados, sádicos, crueles, alcoholizados y agresivos, entre… los que llegan de países eslavos. Fíjense y lo comprobarán. ¿El resto? Almas cándidas.
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