Guinea Ecuatorial: Tras una independencia modélica, 42 años de miseria y terror
Infokrisis.- La consideración de Guinea Ecuatorial como “provincia española” no pudo evitar que la ONU impusiera la “descolonización”, así que el gobierno español, para evitar la censura internacional, dio la independencia a este pequeño territorio cuadrangular el 12 de octubre de 1968. En aquel momento Guinea Ecuatorial compartía con Sudáfrica posiciones de cabeza en cabeza por renta per cápita en el continente africano. Lo que vino después, tras el expolio de los españoles, fueron 42 años de terror y miseria o de miseria y terror, que tanto monta… como Teodoro Obiang Ngema y Teodoro Ngema Obiang, más conocido como “Teodorín”, hijo del dictador.
A principios de los años 60, la “colonia”, convertida ya en provincia alcanzó unos estándares de civilización superiores a los de cualquier otro país africano. En 1963 se convocó un referendo que aprobó la autonomía y en 1965 la ONU aprobó una resolución en la que se pedía a España que fijase lo antes posible la fecha para la independencia de Guinea Ecuatorial. Dos años después se iniciaba la Conferencia Constitucional que daría la independencia definitiva en 1968 con el 63% de los votos.
Las cosas empezaron más. Francisco Macías fue elegido presidente y en enero de 1969, el jefe de la oposición, Bonifacio Ondó, resultó asesinado. En marzo de 1969, Macías anunció la existencia de un fantasioso golpe de Estado aprovechando para expulsar a los españoles y asesinar a algunos. Un año después, la selva ya había invadido las explotaciones de cacao y las serrerías habían detenido su actividad. La TV local instalada por los españoles apenas funcionó unos meses; lo mismo ocurrió con otras infraestructuras del país que retrocedió en pocos meses a la edad media. Era el inicio de la dictadura y de la ruina del país.
Dictadura y miseria
En 1972, Macías se autoproclamó “presidente vitalicio”. En pocos meses más de 100.000 personas escaparon de Guinea, otras 50.000 fueron asesinados y 40.000 sentenciadas a trabajos forzados. Las escuelas se clausuraron en 1975 y el culto católico fue abolido en 1978 con la excusa de la exaltación de “la negritud”. Macías dio ejemplo cambiando su nombre por el de Masie Nguema Biyogo Ñegue Ndong… lo que no impidió que el 3 de agosto de 1979 fuera derrocado por su sobrino, Teodoro Obiang Nguema, antiguo alcaide de la prisión de Black Beach. En ese momento la población del país había descendido un tercio de la que tuvo en la independencia y no existía ni un dólar en las arcas del Estado.
El gobierno español de UCD empezó a enviar masivamente “ayuda humanitaria” que siguió llegando durante toda la década siguiente bajo Felipe González. Esta ayuda y el traslado de miles de “cooperantes” españoles, no logró absolutamente ningún resultado. Se perdió en las redes de corrupción locales o en las trenzadas por los “cooperantes”. En 1989, todo seguía como antes. Dos años después, España y Francia, principales dispensadores de dinero pusieron como condición que el régimen se democratizara. Regresaron algunos exiliados… que fueron encarcelados. En 1996, Obiang fuera reelegido con el 98% de los votos. Ese mismo año Mobil-Oil empezó a extraer petróleo en territorio guineano. Hoy, es el tercer productor africano tras Angola y Nigeria.
La cleptocracia en el poder
El petróleo no ha cambiado la miseria guineana, ni el carácter sanguinario de la dictadura, a pesar de que Bush reemprendiera relaciones diplomáticas. El régimen de Obiang practica habitualmente, como la cosa más natural, la tortura, las desapariciones, la falta de libertad de prensa y de libertades políticas.
El 9 de julio de 2009, Human Rights Watch publicó el informe “Well Oilet, Oil and Human Rights in Equatorial Guinea” en el que denunciaba los increíbles niveles de corrupción y las brutalidades que se producían en Guinea Ecuatorial tolerados internacionalmente sólo por el carácter petrolero del país.
Sin embargo, Teodoro Obiang Nguema tiene mala salud. Desde hace años, los círculos europeos bien informados que residen en Guinea aluden constantemente a sus problemas de próstata. Parece difícil que pueda superar su mandato electoral de siete años para el que fue reelegido con el 96’7% de los votos. Pero si Obiang Nguema está a punto de entonar su canto del cisne, Nguema Obiang, su hijo, alias “Teodorín”, está al quite. ¿Quién dijo que en África los padres nunca consiguen superar a sus hijos? Con 40 años, “Teodorín” ha superado a su padre en quemar dineros públicos en un país asolado por la miseria.
Desde 2005, se sabe de la existencia de “Teodorín” gracias a un artículo publicado por El Mundo. Entonces era Ministro de Medio Ambiente demostrando su “vocación ecologista” gastando un millón de euros sólo en ocio en Sudáfrica, cuando en Guinea Eduatorial la casi totalidad de la población debe vivir con apenas un dólar al día. Al chico le gustan los coches. En Sudáfrica compró un Bentley Arnage negro, un Mulliner color crema de la misma marca y un Lamborghini Murciélago blanco, según informó el diario sudafricano The Star, cuyo valor total superaba el 1.300.000 euros. Durante su última noche en Sudáfrica gastó 1.700 euros sólo en champaña francesa. Por entonces contaba con una casa en Londres, otra en París y otra más en Los Angeles, cada una con un valor de más de tres millones de euros.
La familia Obiang, ocupa más de una docena de cargos ministeriales en el Gobierno. Desde 1995, Teodorín edificó un verdadero imperio económico que abarca desde compañías madereras hasta productoras de música, aerolíneas y emisoras radiofónicas (la única autorizada por su padre le pertenece, naturalmente, Radio Asonga). Desde entonces ya se barajaba que podría ser el sucesor de su padre. Los otros aspirantes a suceder a Obiang Nguema son el hermano de “Teodorín”, Gabriel Mbegha Nguema Lima, ministro de Petróleo, y su tío, el general Armengol Ondo Nguema, consejero de Seguridad Nacional. No es una monarquía, sino una cleptocracia africana.
Teodorín o la locura africana
Hoy, el PIB de Guinea Ecuatorial vuelve a ser uno de los más altos de África (29.883 dólares por habitante), pero, como siempre, el PIB no refleja la situación real del país; para conocerla habrá que recurrir a la renta per cápita. Ninguno de los beneficios producidos por los 400.000 barriles de petróleo extraídos al día llega a la población y todo se reparte entre la familia Obiang. La mayoría de los más de 500.000 habitantes de Guinea Ecuatorial vive con menos de un dólar al día. Solo en el Riggs Bank de Washington, Obiang guardaba más de 600 millones de dólares según datos del FBI.
En 2007, una investigación de la policía francesa demostró que “Teodorín” tenía numerosas cuentas en Barclays, BNP y Paribas a través de la que había gestionado la compra de nuevos vehículos: un Ferrari 550 Maranello, otro Ferrari 512M, dos Maseratis, un Rolls y varios Bugattis, cada uno valorado entre millón y millón y medio de dólares. La automoción le va a la criatura…
Esta cantidad, según la policía francesa procedería del blanqueo de dinero obtenido por malversación de fondos públicos. Tranparency International se presentó como parte civil en la denuncia que fue desestimada por el Tribunal de Apelación de París, seguramente por la situación que Francia aspira a mantener en Guinea. Otras ONGs prosiguieron la ofensiva contra “Teodorín”. Global Witness, por ejemplo, destacó en su informe que el sueldo oficial de “Teodorín” era de 4.000 dólares mensuales que en ningún caso le permitirían acumular las propiedades que mantiene en Francia y en EEUU. En EEUU se han presentado contra él denuncias similares que sistemáticamente no son tenidas en cuenta acaso por el papel de guinea en el suministro de petróleo a los EEUU.
En 2009, “Teodorín” visitó Houston, sede de las grandes compañías petroleras norteamericanas. Para la prensa norteamericana no era el hijo del masacrador de su pueblo, sino el africano que había ligado por la rapera Eve y que había comprado lujosas propiedades en Malibú. Sin embargo, “Teodorín” no debería estar tan tranquilo en EEUU.
En efecto, el Departamento de Justicia norteamericano elaboró un memorándum en septiembre de 2007 demostrando que los ingresos de “Teodorín” procedían de “extorsiones, robo de fondos públicos y otras prácticas corruptas”. En Miami, por su parte, el Departamento de Inmigración precisó que el guineano había llegado a EEUU introduciendo más de un millón de dólares, infracción fiscal penada en ese país con 5 años de prisión. Otra investigación abierta en EEUU aspira a establecer el origen de 35 millones de dólares sospechosos, transferidos a una cuenta del banco Riggs a nombre del Jefe del Estado guineano. Esto no es todo.
Según el FMI (ver Le Monde Diplomatique del mes de febrero de 2010) la familia Obiang tendría 2.000 millones de dólares en bancos comerciales en el extranjeros procedentes del desvío de ingresos del gobierno. “Teodorín” en concreto, entre 2005 y 2006 solamente habría ordenado al Banco de Francia transferir 73 millones de dólares a sus cuentas en EEUU. En EEUU se cree que esas sumas procederían del “impuesto revolucionario” que Somagui Forestal, propiedad de “Teodorín” estableció para la explotación de madera ecuatoguineana.
Lo sorprendente es que preguntado por el Tribunal Supremo de Sudáfrica sobre estos movimientos, “Teodorín” afirmó simplemente que “era una práctica común en Guinea Ecuatorial”, testimonio que no pudo evitar que le fueran embargadas dos villas en Ciudad del Cabo por valor de cinco millones de libras esterlinas por parte de una empresa constructora sudafricana. “Teodorín” declaró que era “normal” que los “ministros creasen sociedades conjuntamente con las empresas adjudicatarias de los contratos públicos”. El problema con “Teodorín” es que, a sus 40 años sigue viendo a Guinea Ecuatorial como la finca de su familia y ni siquiera tiene conciencia del latrocinio que están cometiendo.
El petróleo está en el fondo de la cuestión. Empresas norteamericanas mantienen el control sobre los 2/3 de las reservas petroleras guineanas, Francia controla buena parte del tercio restante empeñado en mantener su presencia en el África francófona (a la que se ha incorporado de facto Guinea Ecuatorial). El petróleo es lo que permite a los Obiang, padre e hijo, corruptelas de dimensión internacional. Mientras Francia cree que su presencia se verá favorecida por la introducción del “franco CFA”, moneda de curso legal en Guinea desde 1984, y por la enseñanza creciente del francés, los EEUU entran en forma de rodillo con sus multinacionales petroleras, a cambio de impunidad para el gobierno local. Según la revista Forbes, el presidente Obiang es uno de los hombres más ricos del mundo.
No es algo nuevo en África. Lo que sí es triste es que esto esté ocurriendo en una exprovincia española.
© Ernest Milà – infoKrisis – infoKrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen
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