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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

La situación exige un gobierno de técnicos y expertos

Infokrisis.- En momento de convulsiones insuperables, es mejor aparcar lo secundario y concentrar baterías en lo esencial. Afrontamos una crisis de dimensiones desconocidas hasta ahora y estamos dirigidos por un gobierno de ineptos y una oposición que no logra perfilar cuál es exactamente su alternativa de manera concreta y que se muestra incapaz de generar entusiasmos. Siempre hemos dicho que Cristóbal Montoro es una de las mentes más lúcidas del PP, especialmente en lo que se refiere a la crítica a la política económica gubernamental, pero sus propuestas son insuficientes (y en ocasiones increíbles) para salir de la crisis. Señalamos a continuación algunos comentarios sobre la nueva situación que se está creando:

1.- Las últimas medidas aprobadas por el gobierno para reducir el déficit distan mucho de satisfacer a las instituciones financieras, a conjurar riesgos y a bastar por sí mismas para alcanzar el objetivo. Se trata de medidas titubeantes en algunos casos, no apuntan contra los grandes factores de aumento del déficit (entre otros no dicen nada sobre la inmigración) y tendrán un efecto contraproducente sobre la estabilidad social del país. En efecto todos estas medidas no buscan la eficiencia de las administraciones, ni siquiera la reactivación de la economía, lo único que pretenden son dar tijeretazos a los presupuestos a la espera de que el gasto del Estado sea menor…

Es posible que estas medidas lo único que sirvan es para evitar el aumento del déficit, pero servirán mucho menos para disminuirlo: a medida que se vayan aplicando los tijeretazos, disminuirá la inversión pública y la economía… se paralizará todavía más. Por otra parte, las instituciones de crédito seguirán con la espita cerrada, intentando obtener ingresos solamente con la compra de deuda pública al 3% (con dinero impreso por el Banco de España y comprado al 1%... mientras el Banco Central Europeo no suba los tipos de interés) y con la venta de su cartera de inmuebles una vez ejecutadas las hipotecas.

Ninguna institución de crédito europea o ningún centro financiero internacional está dispuesto a dar créditos a bancos españoles para que puedan abrir, a su vez, la espita del crédito. Por lo tanto, hay que prever una parálisis creciente de la empresa privada y, por tanto, el enquistamiento del problema del paro.

2.- La crisis económica ya se ha transformado en crisis social: lo que preveíamos desde hace un año y medio se está produciendo estos días con las torpes medidas de ZP para paliar el déficit. Lo que inicialmente era una “crisis económica” con unos efectos exclusivamente económicos (crecimiento negativo del PIB, agotamiento del modelo económico aznarista, etc.) a partir de la generación de tasas espectaculares de paro, se ha convertido en una “crisis social” cuando nos situamos en 4.500.000 de parados. La habilidad de ZP en estos últimos dos años ha consistido en saber mantener la “esperanza” del pueblo español (parados, clases medias, trabajadores en precario, jóvenes), pero a medida que esta crisis ha ido avanzando, la decepción se ha ido imponiendo cada vez más y en este momento –tras las medidas para paliar el déficit- la esperanza se ha disuelto y las frases optimistas de ZP son consideradas ya como una ofensa para los que sufren la crisis.

Pero la situación no se detendrá aquí. A pesar de que la impresión es que “se ha tocado suelo” con el 20% de paro, la realidad es que las medidas económicas del gobierno pueden ampliar entre septiembre y abril próximos el paro hasta el 22-23%... y ahora ya no hay posibilidades de extender los subsidios a los parados. Los mismos sindicatos, aunque raquíticos, ultrasubvencionados y megasumisos al poder, están reaccionando negativamente a las medidas gubernamentales percibiendo que de no hacerlo perderán por completo lo que queda de su prestigio entre los trabajadores. La duda que tienen en estos momentos los sindicatos es qué ocurrirá si llaman a la gente a la calle… cuando ya no tienen militancia suficiente para encuadrarla. Los sindicatos corren el riesgo de verse desbordados por la cólera popular, la decepción, la desesperación y la evaporación de la “esperanza”.

Las medidas gubernamentales tendrán un efecto balsámico mínimo sobre la economía y generarán otros problemas. En tanto que se trata de medidas incompletas será preciso añadir otras más. Las enumeramos: aumento general de impuestos (por mucho que ZP diga que solamente será para los “privilegiados”, todos sabemos que será sobre todo contra las clases medias contra quienes apuntará), aumento de dos años en la edad de jubilación, copago en los servicios de la sanidad pública, recortes en los presupuestos autonómicos, venta de empresas públicas por parte del Estado y de las Comunidad Autónomas… Y eso es lo que tenemos ante el futuro: en total, según el economista Santiago Niño Becerra “cuatro años más de crisis aguda”.

Las medidas drásticas impuestas (“recomendadas”) por el Fondo Monetario Internacional supondrán un impacto brutal para a sociedad española. Estas medidas se habían aplicado hasta hace poco solamente en el Tercer Mundo, pero con la crisis griega se intentaron en ese país y ahora en España. Estas medidas suponen un golpe contra las clases medias que vivirán una situación de proletarización. En el caso español se suele decir que la deuda pública no es alta (y no lo es, en efecto, supone un 50% del PIB), pero lo realmente grave y lo que tiene la crisis española de diferencial en relación a Grecia es que la “deuda total” (suma de la deuda del Estado, de las Comunidades Autónomas, de los Ayuntamientos, de las familias y de las empresas) supone un ¡400% del PIB! Insoportable y prácticamente impagable.

No hay que perder de vista que si Santiago Niño tiene razón (y su esquema está muy bien argumentado) acabamos de entrar en lo “peor” de la crisis y permaneceremos en ella durante cuatro años). A lo largo de estos cuatros años la crisis social se irá “pudriendo” y consumiendo a la sociedad. Haya elecciones en 2012 o antes, lo cierto es que el PP gobernará en un entorno social muy degradado y aplicará exactamente las mismas medidas que está aplicando hoy ZP, medidas impuestas por la alta finanza internacional y las instituciones financieras europeas temerosas de que el desplome de España arrastre en su caída al euro. El PP estará obligado a aplicar con brazo de hierro las medidas neoliberales que el zapaterismo no se ha atrevido a aplicar… con la consiguiente reacción iracunda de la sociedad española. Justamente en ese momento, la “crisis social” empezará a solaparse sobre la “crisis política” que se irá agravando de mes en mes: al reciente fracaso socialista se unirá el fracaso del centro-derecha. Ambos partidos quedarán sumidos en el desprestigio absoluto… y con ellos el sistema político nacido en 1978.

3.- Parece muy difícil que el gobierno logre mantenerse hasta marzo de 2012 en estas circunstancias, pero si persiste a la espera de que en los dos próximos años la situación de la economía internacional mejore y esto arrastre una recuperación de la economía española, se equivoca de medio a medio. Estos dos próximos años van a ser simplemente el de una agonía prolongada, similar a la que vivió el felipismo en sus últimos tres años de gobierno, cuando su cinismo estuvo en condiciones de engañar a una parte del electorado y conservar el poder, pero no fue suficiente para estimular las inversiones.

Vamos a asistir pues a una operación de acoso y derribo del zapaterismo por parte de todos los sectores sociales y cada vez cobra más cuerpo la posibilidad de que en 2012 se produzca el desplome electoral y la desintegración de este partido. En el otoño se reiniciará la guerra interior para buscar un sustituto a ZP. Chamuscado y requemado Bono, no queda nadie más que Pepinho Blanco como sustituto: demasiado burdo, demasiado ignorante, demasiado mentiroso, demasiado demagogo y sin perfil ideológico, al PSOE ya no queda ninguna carta más: está a las puertas del desplome.

4.- Lo razonable en este momento y ante la gravedad de la crisis es un gobierno de técnicos y expertos de indudable patriotismo y capacidad. En los ambientes económicos y bursátiles empieza a oírse el run-run del “gobierno de concentración nacional” que supondría en la práctica una coalición entre el PSOE y el PP. Error. No solamente ambos partidos se odian tras 35 años de competir por la llave de la caja del Estado, sino que ninguno de los dos tienen propuestas concretas y claras para salir de la crisis. Dependen de su electorado y no quieren adoptar medidas que puedan hacerles perder un solo voto… pero tampoco saben qué proponer.

A situaciones excepcionales corresponden remedios no menos excepcionales. Hoy no hacen falta políticos, sino expertos. Hoy ya no tiene sentido –en medio de la mayor crisis de nuestra historia- discutir tal como está haciendo el gobierno si las menores de 16 años irán acompañadas a abortar o lo harán con autorización de un facultativo, hoy ya no es hora de discutir medidas de igualdad, sino de PLANIFICAR cómo salir de la crisis. Eso no lo puede hacer ni un gobierno que se despedirá en unos meses, ni una oposición que no ha aportado salidas creíbles en positivo, ni mucho menos una coalición que aunará las impotencias de unos y de otros. Esto solamente lo pueden resolver TÉCNICOS Y EXPERTOS con indudable capacidad técnica y dotas de patriotismo y responsabilidad ante la gravedad de la crisis. Esos técnicos y expertos existen… pero no están encuadrados en partidos políticos.

Los partidos políticos mayoritarios se han convertido en un lastre para España, son los responsables por acción u omisión de habernos llevado hasta el punto caótico en el que nos encontramos. Para salir de la crisis es preciso eludir el pernicioso influjo de los partidos y de la clase política sobre los asuntos económicos. Da igual si esto ocurre ahora cuando empieza a ser imprescindible para paliar la crisis o la evolución de los próximos años los evidenciará como incapaces en los próximos años. Salir de la crisis no pasa por los partidos tradicionales. Así pues, prescindamos de ellos cuanto antes.

Es evidente que a la Casa Real le correspondería poner orden en todo este caos y convocar en La Zarzuela a un equipo de técnicos y expertos de indudable patriotismo y capacidad técnica. No lo hará, por supuesto. Pero, probablemente, esa sería la única medida que lograría que en la próxima crisis que se avecina, la monarquía no fuera considerada como otro elemento que ha tolerado la crisis sin decir nada y que corriera el mismo destino que presumiblemente le espera al PP y al PSOE en 2014. Cuando la crisis social se transforme en crisis política, muy posiblemente, se abra la posibilidad para una reforma en profundidad de la constitución. Y, en ese momento, cómo la monarquía llegue sin tener los deberes hechos, ya puede pensar en una salida a lo Alfonso XII.

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