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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

El pensamiento excéntrico (Anexo A)

Infokrisis.- Como complementos al trabajo sobre El Pensamiento Excéntrico incluimos tres anexos. Uno de ellos ya ha sido incluido (Sobre el Universalismo Masónico), siendo los otros dos sendos ensayos que publicamos hace 10 años en la revista El Viejo Topo. El primero -que publicamos a continuación- fue publicado, si no recordamos mal, en el número de julio de 1996 y el segundo -realizado a petición del director de la publicación y que suscitó, curiosamente, la oposición de algunos lectores de esta revista de izquierdas, significativamente, en favor de la New Age- en el número 100.

 

Lo paranormal, los ovnis y la izquierda del abuelo

 

En agosto de 1995 dos semanarios de amplia tirada —Tiempo y Cambio 16— publicaban como tema de portada las fotografías, presuntamente tomadas a un extraterrestre en 1947. El diario El Mundo, entre escándalo y escándalo, insertó una página en honor del extra—terrestre viviseccionado. La revista Año Cero publicó, así mismo, en sus números de agosto y septiembre las fotos, defendiendo fervorosamente la autenticidad del OVNI caído en Roswell, Estados Unidos. El 28 de agosto, las grandes cadenas europeas de televisión emitieron la filmación del presunto extra—terrestre. El vídeo se vendía por Internet desde hacía dos meses. El 3 de septiembre Antena 3TV la emitió en España... Mi hija de 5 años me preguntó: “Papá ¿qué le están haciendo a Casper?”, y me costó mucho explicarle que no se trataba de Casper el fantasma de Walt Disney, sino de un muñeco de latex, espuma de poliuretano e higadillos de cerdo.

Cuando la serie de mayor éxito es Los Expedientes X, en el momento en que en todas las reuniones sociales siempre hay algún especialista en astrología que tiene la habilidad de derivar la conversación hacia su especialidad, cuando los tableros de oui-ja se venden como juegos infantiles, los que han visto OVNIs o han sido secuestrados por extraterrestres proliferan como setas, la literatura sobre “ángeles” registra dos docenas de títulos publicados en menos de 10 meses, abundan los brujos titulados, los fotógrafos “kirlian”, los lectores de auras, los limpiadores astrales, los quirománticos de todos los pelajes, cuando las estatuillas de San Pancrario (“salud y trabajo”) no se venden en tiendas de obtejos píos sino que figuran junto a estatuillas del Buda, imágenes vudú y velas de colores en tiendas ocultistas, cuando ocurre todo esto y cada vez a un nivel más masivo, no debemos albergar ninguna duda: lo irracional vuelve a abrirse paso en una sociedad que ha vuelto de espaldas a la religiosidad tradicional y, como preveyera Spengler, han abrazado la “segunda religiosidad”, hecha de supersticiones. Es la hora del ocultismo....

Unos pocos conceptos para aclarar ideas

Es fundamental fijar conceptos para establecer rigurosamente de qué diablos estamos hablando. Debemos distinguir a un lado las grandes religiones tradicionales (aquellas que nacen en determinados contextos históricos y logran impregnar profundamente hasta la médula de una sociedad: budismo, hinduismo, islam, catolicismo, etc), de las doctrinas esotéricas relacionadas con una concepción mágica y gnóstica de la vida, habitualmente vinculadas a las religiones tradicionales como doctrina interior o interpretación restringida a una élite). Por otra parte encontramos corrientes sapienciales (el hermetismo griego del período alejandrino redescubierto en el Renacimiento por Giordano Bruno, Marsilio Ficino, Pico della Mirandola, Cornelio Agrippa y otros78. Todas estas corrientes tienen solo una lejana familiaridad con el ocultismo que nació después, hacia mediados del siglo XVIII, a caballo de determinadas corrientes de grupos masónicos irregulares.

Es sólo a partir de mediados del siglo XVIII cuando aparece el embrión de lo que hoy conocemos como “ocultismo” y que se tiende a confundir con “esoterismo”. La raíz del ocultismo, al revés del esoterismo, carece de antigüedad, de tradición manifiesta; no se trata aunque tiene aspiración a ello de una “verdad revelada”, sino de un conjunto de especulacio-nes realizadas por individualidades en torno a las cuales se crea una escuela ocultista que suele periclitar a la muerte de su fundador: Eliphas Levi, “Papus”, Stanislas de Guaita, Josephin Peladan, Spencer Lewis, Max Heindel, Aleister Crowley, H.P. Randolph, Helena Petrovna Blavatsky y un largo etcétera.

No siempre las fronteras entre estos conceptos están bien definidas. Es frecuente observar que los grupos ocultistas intentan conseguir filiaciones tradicionales: la teosofía de la Blavatsky gustaba presentarse como “la verdadera doctrina hindu”, los rosacruces de AMORC, fundados por Spencer Lewis, son capaces de establecer una filiación directa e ininterrumpida con Akenaton; en los años ochenta el universo ocultista francés se vió sacudido por un personajillo que se pretendía “gran maestre” del “Priorato de Sión” y en calidad de tal, último descendiente de la dinastía merovingia y, por consiguiente, heredero legítimo del trono de Francia... rey legítimo, por lo demás, en tanto que su familia entroncaba con la dinastía del rey David y, en consecuencia, entre sus antepasados figuraba un tal Jesús el Cristo... Este hombre no luchaba por una poltrona cualquiera, sino por sentarse a la diestra de dios padre.

El ocultismo y la izquierda

Lo anterior puede ser más o menos discutible, pero no afecta para nada a la izquierda; lo que sigue, pertenece a la historia jamás contada o siempre silenciada del albúm de familia de la izquierda utópica. Asómbrense.

En el último tercio del siglo XVIII, nace, se desarrolla y muere, una sociedad secreta, paralela a la masonería, la Orden de los Iluminados de Baviera. El abate Barruel en su Memoria para servir a la historia de los jacobinos considerará la “conjura de los iluminados” como el “ensayo general con todo” de la Revolución Francesa. Barruel inaugurará una escuela de la que mamarán los conspiranoicos de todos los tiempos, que contemplará los distintos procesos históricos de manera teleológica, esto es, dirigidos a un único fin, prefijado. De ahí saldrá la idea de la “conspiración judeo—masónica”. Pero lo cierto es que la frustrada “conjura de los iluminados”, supone una primera muestra de unión entre el ocultismo propio de las sociedades secretas y los ideales humanitarios y utópicos que luego configurarán las características de lo que hoy conocemos como “izquierda”79.

En el siglo XIX todo esto resulta mucho más evidente; el ocultismo se configura como el hermano bastardo del progresismo decimonónico. Más aún: las ideas ocultistas se gestaron en un ambiente de izquierdas80, creció junto a los partidos obreros e incluso su revival actual procede de los más discutibles escalones de la contracultura. No es por casualidad que Carlos Castaneda inició su aventura chamánica en mayo de 1968...

Parece como si la izquierda quisiera ocultar que a lo largo del siglo XIX, el socialismo, paradigma de la racionalidad absoluta, fue primo hermano de la irracionalidad más descabellada. Hoy, que se habla tanto de depurar responsabilidades políticas, haría falta también depurar las ideológicas. En cualquier caso, una parte del ocultismo contemporáneo forma parte del bagaje ideológico de cierta izquierda utopista: queramos o no recuperarlo, está ahí.

El teosofismo como síntoma

El teosofismo teorizado por Helena Petrovna Blavatsky fue el primer movimiento ocultista en adquirir,  a finales del siglo XI, el rango de fenómeno de masas. La Blavatsky, tenida generalmente por embaucadora, estaba dotada de gran capacidad para la persuasión y una energía poco común; hasta sus últimos días sostuvo opiniones tan avanzadas en lo social como grotescas en ocultismo. En 1848, durante su estancia en Londres frecuentó los ambientes revolucionarios y se afilió en 1856 al carbonarismo y a la Joven Europa de Mazzini. Frecuentó paralelamente los círculos espiritistas que, como veremos más adelante, compartían estos mismos ideales políticos.

En 1863 la Asociación Carbonaria la llama a Italia; allí conoce a Garibaldi y combate con él en Viterbo y Mentana donde resulta gravemente herida; a partir de ahí se consagrará al espiritismo y al ocultismo; resulta curioso que a pesar de llamar a su asociación “Sociedad Teosófica”, era una atea empedernida al estilo del siglo pasado. Escribía “No hay Dios personal e impersonal”, a lo que uno de sus partidarios le respondió “Si no hay Dios, no puede haber enseñanza teo-sófica”... pero la objeción no pareció importarle mucho.

En 1884 se constituyó la “Logia Isis”, rama parisina de la Sociedad Teosófica, presidida por un ex—miembro de la Comuna, Louis Dramard, así mismo colaborador de la Revue Socialiste, (cuya lectura era recomendada a los teósofos por su boletín Lucifer del 15 de mayo de 1888). Meses después se constituyó la otra logia teosófica, la “Hermes”, presidida por otro antiguo miembro de la Comuna, Arthur Arnould.

La Blavatsky más adelante se afiliaría en EE.UU. a un rito disidente de la masonería, el Rito de Menphis—Misraïm, en el que encontraremos a otros destacados revolucionarios de izquierda militante; allí fue iniciado Blanqui, afiliado a la logia “Los filadelfos”, o Joseph Proudhom, iniciado en 1847 en Besançon en la logia “Sincera y Perfecta Unión”; François Raspail, por su parte, republicano de izquierdas y socialista o los hermanos Elias, Eliseo y Paul Reclus, los tres anarquistas y socialistas revolucionarios fueron iniciados en la logia “Los Elegidos de Hiram”. Hay que añadir que en el Rito masónico de Menphis y Misraïm el ateismo y el progresismo político se daban la mano con la magia ceremonial y las prácticas espíritas...

Volviendo a la Sociedad Teosófica, la sucesora de la Blavatsky, Annie Besant, le sería presentada por el socialista Herbert Burrows en 1889; ya para entonces, la Besant se había forjado un prestigio notable entre la izquierda más radical. En 1872, había abandonado a su marido para irse a vivir con el librepensador Charles Bradlaugh, propagandista antireligioso del National Reformer del que llegaría a ser directora; Annie Besant trabajó con el doctor Aveling, yerno de Carlos Marx, multiplicando sus iniciativas malthusianas, feministas, filantrópicas y librepensadoras.

En 1880 asistió al Congreso de Librepensadores de Bruselas y afirmó su programa muy en voga entre la izquierda inglesa de la época: “... la propagación del ateismo, del republicanis-mo, del sepelio civil, la abolición de la Cámara de los Lores y del sistema de propiedad aun vigente”. Tras suceder a la Blavatsky al frente de la Sociedad Teosófica siguió manteniendo sus postulados progresistas, feministas y socialistas, lo cual no le impidió proclamar a un niño hindú “guía de la humanidad para la era de Acuario”. Este niño daría luego mucho que hablar, propagó su influencia entre la contracultura de los años sesenta, —fue entonces cuando leimos sus libros— su nombre era Jiddu Krishnamurthi.

Ya hemos visto como, políticamente, las direcciones teosofistas miraban hacia la izquierda, pero ¿cuáles eran sus doctrinas?. Hace falta recorrer las más cinco mil páginas de Isis sin Velo y La Doctrina Secreta para tener una idea aproximada de ello y aun así habrá que recurrir a los escritos de Annie Besant, Charles Leadbeater, Sinet, Alice Ann Bailey y Mario Roso de Luna, para poder hablar con propiedad. Viaje inútil, no encontraremos en todo ese fárrago nada más que una gigantesca acumulación inorgánica de datos, a menudo fantasiosos, interpretaciones delirantes y, sobre todo, divagaciones personales... dichos libros, según explicó la Blavatsky, fueron dictados mediante “escritura automática” por los “guías de la humanidad”, los famosos “mahatmas” o “superiores desconocidos”, especie de entidades inmateriales “evolucionadas”, o, para entendernos, semidioses...

Del caos ideológico teosofista solamente nos vamos a ocupar de un aspecto conocido como “teoría de las razas matrices”; estas serían siete, cada una de las cuales supone una gran subdivisión de la humanidad, divididas a su vez en subrazas. Cada una de estas “razas matrices” es hegemónica en la humanidad durante un cierto período de millones de años hasta que es sustituida por la siguiente hasta completar progresivamente la ronda de siete. Se concibe una evolución de la humanidad desde la “primera raza matriz” hasta la última, evolución que redundará en un perfeccionamiento de las capacidades y sentidos humanos. En la actualidad nos encontramos en el período de hegemonía entre la cuarta raza (Atlante) y la quinta raza (Aria). La quinta es superior a la cuarta, como la sexta lo será a esta; cada raza, progresivamente, engloba cualidades más elevadas; así pues la séptima se caracteriza-rá por su completo desarrollo espiritual y cada ser viviente será un dios.

Nada hasta aquí hay que sea excesivamente interesante. Cada grupo ocultista tiene doctrinas tan peregrinas como estas. La teosofía fue matriz de muchas sociedades actuales: “Nueva Acrópolis” (surgida de una escisión de la Teosofía Argentina en 1959), la “Antroposofía” de Rudolf Steiner, los gnósticos de Samael Aun Weor, buena parte del ocultismo francés contemporáneo, etc. Aunque algunas de estas sectas han sido consideradas “destructivas”, van muy por detrás de otra que también nació del común tronco teosofista.

Ideas peligrosas

Nuestro tedioso viaje en torno a la teoría de las “razas matrices” está justificada por lo que sigue. A principios del siglo XIX un grupo de ocultistas alemanes decidió “germanizar” la teosofía. Así nació una nueva corriente que pasará a la historia de las ideas con el nombre de “Ariosofía”. Si según la Blavatsky el ciclo actual estaba dominado por la “quinta raza matriz” o “raza aria”, no podía evitarse que algunos alemanes interpretaran que a ellos les correspondía la hegemonía mundial y redujeron el ambiguo concepto teosófico “ario” al más concreto “nórdico germánico”. Así nacieron publicaciones como Ostara en torno a las que se polarizó el movimiento “völkish”...

En 1909 un joven menesteroso de Viena visitaba a Joris von Liebenfels, director de “Ostara”. El visitante le dice que es asiduo lector de la revista y que desearía adquirir unos ejemplares atrasados. Liebenfels, observando la extrema pobreza del sujeto, le regala los ejemplares y le da dinero para un tranvía. Este joven ha pasado a la historia con el nombre de Adolf Hitler81.

Hoy es imposible cuestionar la existencia de raíces ocultistas en la prehistoria del nazismo, entre 1919 y 1922. La “Logia Thule”, a partir de la cual se constituyó el partido nazi, había sido creada de la “Orden de los Germanos”, uno de los grupos ariosóficos surgidos de la disidencia alemana de la teosofía; el barón Sebottendorf, “Gran Maestre” de la “Logia Thule” había publicado sus libros en la editorial teosófica de Munich. La simbología de las SS y sus rituales fueron ideados por antiguos miembros de estos círculos y de la “Orden de los Nuevos Templarios”, otro grupo ariosófico. En la misma cúpula del III Reich figuraban tres iniciados en la logia ariosófica “Thule”: Hess, Rosemberg y Frank. Himmler, jefe de las SS, antes de afiliarse al nazismo había pertenecido a la “Sociedad Alemana de Palingenesia” (alquimia) y así sucesivamente...

Hitler en Mi Lucha ataca a los grupos “völkish” (nacional-racistas) a los que considera desvinculados de las masas; a partir del frustrado golpe de Munich, se sacudirá completamen-te la tutela de las sectas ocultistas en beneficio de una “línea de masas”, contrariamente a Sebottendorf y Himmler que optaban por un “movimiento de élites”; pero la investigación histórica de los últimos veinte años, es indudable que sus posturas racistas y antisemitas de Hitler procedieron de las lecturas ariosóficas de juventud.

No es aventurado afirmar que una parte del irracionalismo inherente a la doctrina nacional-socialista procedía de un sector minoritario del ocultismo europeo (aunque hegemónico en Alemania), el cual, en su tronco mayoritario, se sentía próximo a la izquierda progresista de la época. Otro ejemplo nos confirma en esta tesis, el de la Sociedad Espiritista.

Espiritismo Socialismo, ¿mismo combate?

El 13 de febrero de 1898, ocho mil manifestantes entregaron un mensaje al alcalde de Barcelona pidiendo la libertad de los presos del castillo de Montjuïch. Desfilaron en el mismo cortejo socialistas revolucionarios, anarquistas, republicanos, masones y espiritistas, cada grupo bajo sus propios estandartes. En ese período existía todo un ambiente contracultural barcelonés en el que se daban la mano los numerosos teósofos y espiritistas que hacían causa común con la Asamblea de Logias de Barcelona, vinculadas a la Gran Logia Simbólica Regional de Catalunya, hasta hacía poco impulsada por Rosendo Arús i Arderiu quien, por lo demás, también había promovido distintos círculos y revistas librepensadoras y positivistas. Este ambiente masónico, junto con libertarios, cooperativistas, tesófosos, espiritistas y republicanos, militaban naturistas—nudistas y un amplio espectro de tendencias vegetarianas y esperantistas, en un magma que hasta ahora ha sido poco estudiado pero cuyo análisis probablemente nos depare sorpresas sobre el ambiente cultural —o incluso contra—cultural— de nuestros bisabuelos.

En 1934, cuando todo esto vivía su cenit, tuvo lugar en Barcelona el Congreso Espiritista Internacional. Algunos sectores liberales y progresistas habían visto con desconfianza el nacimiento y desarrollo del espiritismo vinculado a Allan Kardec que consideraban, con razón, como el alba de una seudo—religión. Kardec realizó verdaderamente una tarea misional difundiendo el mensaje de los “espíritus desencarnados”, que adquirió la forma de un confuso misticismo repleto, por lo demás, de mediums que se revelaron como verdaderos farsantes.

Pronto el espiritismo tuvo sus escisiones y algunas de estas se consideraban a sí mismas como “fuerzas democráticas y progresistas”. Tal era lo que se dió en llamar “espiritismo científico”, frente al denostado “espiritismo fanático”. Manuel Porteiro, uno de los representan-tes de aquella tendencia escribió a principios de siglo: “El Espiritismo no viene a adormecer las conciencias, ofreciendo al mundo el opio de una nueva religión dogmática y conservadora como son todas las religiones; (...) El Espiritismo es, por su propia esencia, revolucionario, en el elevado concepto de la palabra, lo mismo en la ciencia y en la filosofía que en la moral y en la sociología”. Y este mismo autor que gozaba de gran predicamento entre los “espiritas” españoles, declaro que el espiritismo disponía de una “doctrina social”. No eran poco espíritas quienes se situaban en su línea.

Jon Aizpurua, presidente del Movimiento Cultural Espirita de Caracas nos resumió hace poco la doctrina que dominaba el movimiento espiritista en aquel tiempo: “...su concepción era la de un socialismo humanista y de base espiritualista, respandado por la noble idea de la inmortalidad del espíritu y su progresiva evolución (...) un socialismo idealista”. Y refiriéndose al citado Manuel Porteiro decía de su doctrina que “conjugaba el espiritismo con el socialismo y lejos de encontrar antagonismos entre amos los sentía indisolublemente unidos”. Otro espiritista argentino, Mariño Cosme, había escrito “El socialismo es un capítulo del Espiritismo”. Insistimos en que no se trata de opiniones aisladas, sino de una línea de tendencia.

La beligerancia contra el “espiritismo fanático” evidenciaba que este amplio sector espiritista estaba próximo del socialismo: La Confederación Espiritista Argentina, declaró en su 1935 que “lucha contra los conceptos conservadores y religiosos que hacen del Espiritismo una caricatura del ideal dinámico, progresista y renovador que en realidad es nuestra filosofía científica” y su voluntad era la de “presentar una filosofía científica y no una nueva revelación de carácter religioso”.

Alguien nos dirá que este era un signo de los tiempos y que el ascenso de las luchas revolucionarias hizo que sectores de la pequeña burguesía, dotados de una confusa ideología mística se mimetizaran tras los movimientos sociales más avanzados, con lo cual estaríamos ante un caso de “seguidismo” sin más interés. Nada más lejos de la realidad: es justamente entre los movimientos sociales más avanzados y en sus élites intelectuales, en donde cobra forma buena parte de la teorización espiritista; y si bien es Allan Kardec, un burgués apolítico, quien coagula todos estos esfuerzos, los precursores están en otra parte: en la izquierda utópica. Asómbrense.

La reencarnación, un mito y su origen

¿Se han preguntado ustedes dónde nació la absurda creencia en la reencarnación? No del budismo, desde luego, en cuyos textos canónicos no se encuentran referencias a una ida y venida de una misma alma adoptando distintas personalidades; el budismo alude, como máximo a “cambios de estado”, lo que René Guenon, llama “estados múltiples del ser”. El Pitagorismo se refiere a “metempsicosis”, en un concepto muy próximo al budismo y al hinduismo que incluso da qué pensar si no proceden de una fuente común. En las religiones de tronco abrahámico no encontramos nada similar al reencarnacionismo. ¿Entonces? ¿cuándo aparece en el universo ocultista?

René Guenon en su exaustivo estudio crítico sobre el teosofismo se pregunta lo mismo y la respuesta no deja de ser sorprendente: “Como quiera que sea, esta idea de la reencarnación, al igual que la de evolución, es muy moderna: adquirió cuerpo sobre todo por los años 1830 y 1848, en algunos ambientes socialistas franceses. La mayoría de los revolucionarios de esa época eran “místicos” en el peor sentido de esta palabra y ya se sabe que extravagancias motivaron entre ellos las teorías furieristas, saint—simonistas y otras de esta índole. Para estos socialistas, el concepto de que se trata y cuyos primeros inventores fueron, quizá, Fourier y Pierre Leroux, tenía como única razón de ser explicar al desigualdad de las condiciones sociales, o por lo menos quitarle lo que hallaban de repelente, atribuyéndola a las consecuencias de las acciones realizadas en alguna existencia anterior”. Y en una nota a pié de página amplía estas ideas: “la misma idea [de reencarnación] había sido formulada anteriormente en Alemania por Lessing, en la segunda mitad del siglo XVIII. No hemos podido hallar ninguna fuente más antigua, ni saber si los socialistas franceses se habían inspirado en Lesing directa o indirectamente, o si, por el contrario, “re-inventaron” la teoría reencarna-cionista a la que proporcionaron, de cualquier modo, una difusión que nunca había tenido antes de ellos”.

Da  la  sensación  que  Fourier perteneció a alguna sociedad  secreta de carácter  místico  probablemente rosacruciano u ocultista pero, por algún motivo, solamente recibió una parte de la enseñanza dispensada, ya sea porque la sociedad en cuestión se disolvió o porque Fourier perdió contacto con ella; quizás es que la entendiera mal; el caso es que en sus escritos se percibe con mucha claridad este elemento. En la biografía de Fourier hay un momento decisivo en el que decide abandonar París en 1800 para radicarse en Lyon. Lyon era en aquella época la capital del ocultismo europeo. Fourier colaboró en el Bulletin de Lyon en el que participaba también Ballanche, jefe de los “iluminados lioneses” y otros notorios ocultistas de la época.

Cuando los hermetistas del siglo XVI afirmaban que existía una ley de correspondencia entre el macrocosmos y el microcosmos, Fourier repetía a modo de eco que “el movimiento social es la réplica exacta del movimiento celeste y que la Tierra con sus habitantes es como el reflejo del cielo estrellado”. La Tabla Esmeralda, paradigma hermético alejandrino tenía escrito “Lo que está arriba es como lo que está abajo”.  

En cuanto a la reencarnación, escribe Fourier: “Nuestras almas al final de la carrera planetaria, habrán alternado 80 veces de uno a otro mundo, en ida y vuelta, en emigración e inmigración”. De estas 810 reencarnaciones 765 serán “felices”, 45 “desagradables”. Cada persona pasará 54.000 años en el otro mundo y 27.000 en éste, yendo y viniendo... Obsérvese que Fourier utiliza un viejo procedimiento cabalístico llamado “aritmosofía” para establecer estas cifras, la suma de los números de cada una de ellas dan siempre nueve: 27.000 = 2 + 7 + 0 = 9, 810 = 8 + 1 + 0 = 9, 765 = 7 + 6 + 5 = 18 = 1 + 8 = 9... Pocos ocultistas han ido tan lejos en sus delirios82.

Hacia mediados del siglo pasado la creencia en la reencarnación transpasó el ámbito del socialismo utópico para difundirse en los medios ocultistas y espiritistas. La hegemonía del marxismo en el seno de la izquierda durante un siglo, obró una depuración de conceptos y la calcinación de buena parte de los residuos místicos del socialismo.

Pero todo esto debería volver a manifestarse al irrumpir la contracultura; esta vez en las universidades norteamericanas, especialmente en California, se produjo la ósmosis. El vehículo que facilitó el proceso fue el cannabis y el LSD; la alteración de la conciencia ordinaria que provocaba el estímulo de los alcaloides, inducía visiones y experiencias que daban una sensación de “realidad” y de “despertar”. Como en la Barcelona de finales de siglo, desfilaron juntos grupos aparentemente contradictorios, los Hare-Khrisna junto a los miembros del SDS, los Blak Panthers con la Iglesia de Satán, en manifestaciones anti—guerra de Vietnam. En la Universidad Libre de Berkeley los cursos sobre astrología, chamanismo, dianética y tarot, se impartían entre los de guerrilla urbana, movimientos de liberación tercermundistas y freudomarxismo o cocina macrobiótica.

Aquello no tardó en estallar, pero aquellas aguas trajeron estos lodos: el último avatar hoy se llama New Age; pero esta es otra historia.

La extraña tesis del “camarada Posadas”

En 1969 los militantes del Partido Obrero Revolucionario (trotskysta), escisión “posadista” del Buró Latinoamericano de la IVª Internacional, presos en la Cárcel Modelo, sorprendían al resto de reclusos con sus exóticas tesis.

Los dirigentes del POR(t) estaban convencidos de la inminencia de una guerra nuclear de caracteres apocalípticos y, dado que su condena por asociación ilegal, les iba a mantener entre rejas hasta el hecatombe atómica, no tenían nada que perder encabezando todo tipo de motines suicidas. Además esperaban la llegada de los extra—terrestres de los que no albergaban dudas sobre su filiación política. En efecto, dado que su nivel científico debía ser excepcionalmente alto como evidenciaba su capacidad para recorrer el espacio interestelar y dado que en todo el cosmos rigen las mismas leyes, estos viajeros interplanetarios debían ser necesariamente materialistas dialécticos; y, en la medida en que la interpretación más afinada de esta concepción era el trotskysmo, se podía deducir sin dificultad que los marcianos eran trotskystas y, si se nos apura, posadistas... Pierre Frank en su Historia de la IV Internacional, escribió piadosamente: “... a partir de esa época Posadas comenzó a defender concepciones y a manifestar juicios cada vez más extravagantes”.

Veinticinco años después ni han venido los extra—terrestres, ni ha acontecido el apocalipsis nuclear. Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial la existencia de naves tripuladas venidas de otros planetas afectaba solo al dominio de la ciencia—ficción. Las tesis sobre “astronautas en la prehistoria”, “OVNIS en la Biblia” y demás, constituyen solo temas en los que el oportunismo del escritor de turno tiene su contrapartida en la ignorancia supina del lector. No fue sino hasta un período mal definido, pero en cualquier caso, no anterior a 1946, ni posterior a 1948, cuando tomó cuerpo en EE.UU. la teoría de que nuestro planeta era visitado periódicamente por seres extraterres-tres.

En los 45 años siguientes ningún “ufólogo” ha conseguido facilitar prueba indiscutible alguna, por pequeña que sea, de tal fenómeno; siempre las fotografías presentadas, tras ser analizadas, han demostrado ser meros trucajes; lo visto por los testigos, o bien se trataba de fenómenos atmosféricos o bien de ingenios procedentes de la misma tierra, los pocos casos inexplicables no lo son tanto: se trata sólo de fenómenos atmosféricos escasamente estudiados o de los que, hasta hace poco, en razón de su rareza, no habían sido suficiente-mente conocidos. Todo lo cual no impide que periódicamente surja una serpiente veraniega y se propaguen nuevos rumores, recibidos acríticamente y aceptados como hechos verificados.

En sí mismos, tales comidillas apenas tienen interés, demuestran hasta que punto la credulidad de las masas se une a la ausencia de capacidad crítica; pero hay un trasfondo que merece ser estudiado.

Y lo dramático es que en el origen de la creencia sobre la vida extraterrestre figuran de forma destacada los socialistas utópicos. Otra vez es Fourier quien marca el camino. Le gustaba lo que hoy llamamos ciencia—ficción y solía aludir a los extra—terrestres. En el Bulletin de Lyon escribió: “... los habitantes del sol, de la vía láctea y de los planetas de anillos como Saturno son anfibios porque tienen abierto el tabique del corazón y tienen un quinto miembro común a los dos sexos”. A duras penas un conocedor de la temática rosacruciana puede entreveer de qué está hablando Fourier: de la intuición (el “quinto miembro”), llamada también en esos medios “inteligencia del corazón”, unido a la “armonía celestial” a que aludía Platón. Todo esto nos confirma en lo ya dicho, a saber, que Fourier debió tener acceso a algún conventículo ocultistas lyonés que abandonó sin haber completado la enseñanza; es solo así como puede entenderse que confundiera símbolo con realidad.

Desde Fourier hasta los actuales “ufólogos” ha llovido mucho, pero no lo suficiente como para que pudiera demostrarse la veracidad de sus teorías. La idea de existencia de vida extraterrestre que logra atravesar el espacio interestelar para llegar a la tierra constituye una tesis espectacular que solo precisa de una demostración equivalente. Ya se sabe el adagio “grandes tesis, grandes demostraciones”. Y hoy, por no haber, no hay ni pequeñas demostraciones.

Los estudios más recientes en relación a los OVNIs indican que los “avistamientos” que hasta ahora carecían de explicación, estarían provocados por las ondas electromagnéticas procedentes del espacio exterior en colisión con ondas electromagnéticas procedentes de la tierra, los puntos de interferencia producirían efectos luminosos y sensación de movimiento. Estas ondas serían emitidas por fenómenos tales como terremotos, inyeccion de agua en yacimientos de hidrocarburos, etc. En realidad esta teoría no es nueva; ya en 1960 los medios ufológicos americanos advirtieron la relación entre temblores de tierra y avistamientos OVNIS, solo que los “ufólogos” consideraron que la proximidad de naves extraterrestres provocaba los temblores de tierra... y no al revés: los temblores provocaban la aparición de fenómenos luminosos por el procedimiento descrito. La revista francesa Science et Vie correspondiente al mes de mayo de 1995 ofrecía un artículo desmitificador; si se logra demostrar esta relación electromagnética, prácticamente el número de avistamientos OVNI que han quedado sin explicación se reducirá a cero...

La religion OVINI y el amigo americano

...Lo cual no impide que la religión OVNI progrese. Desde los años 70 han aparecido los “Grupos RAMA”, y desde quince años antes Eugenio Siracusa había puesto en pié su “Fraternidad Cósmica”, sociedad que preparaba a la humanidad para el contacto con seres de otra galaxia. Hoy proliferan grupos de este tipo por todas partes.

Buena parte de la “ufología” pasa por España. En 1954, Fernando Sesma, más conocido como “el profesor Sesma”, había fundado la “Asociación de Amigos de los Visitantes del Espacio”. Sesma alcanzaría fama mundial en el campo de la “ufología” cuando anunció el aterrizaje de un OVNI en Aluche, aterrizaje que luego algunos afirmaron que efectivamente se había producido. Un periodista publicó luego un libro —Un caso perfecto, mejor olvidar el nombre del periodista en cuestión— en el que incluía fotos del OVNI y !una pieza metálica! el primer fragmento físico y tangible de un OVNI. Luego resultó que las fotos eran tan falsas como el fragmento, pero esto no es lo sorprendente, sino lo habitual, del caso. A partir de ese momento empezaron a llegar a manos de periodistas especializados en “ufología”, documentos en los que se expresaban las características del planeta Ummo, su organización económico—social, sus avances científicos, su ubicación en el espacio.

El material, aun cuando parecía extraido de la ciencia—ficción era increiblemente preciso y estaba redactado con coherencia científica. ¿Se trataba de un “jeux d’esprit”? ¿quizás de auténticos extraterrestres que como pretendían estaban preparando a la tierra para su llegada? Los paquetes de documentos afluían desde todos los rincones del globo, lo que denotaba la existencia de una red internacional de distribución. Antonio Ribera, “abuelo” de los “ufólogos” catalanes, fue uno de sus principales beneficiarios y aún hoy no ha logrado explicarse el “asunto Ummo”. Sin embargo, él fue el primero en denunciar que la organización social descrita por los “ummitas” era, extrañamente similar al “american way of life”...

Y es que los OVNIS han revalorizado los cielos. La actitud de los habitantes del “primer mundo” en relación a los OVNIS es similar a la de los pueblos primitivos con sus “cargo cults”. En momentos de crisis y desasosiego, el hombre alza su vista a los cielos esperando que entre las nubes aparezca el redentor providencial. Olvidados los viejos dioses, sumidos en un mundo dominado por la técnica, el redentor debía adquirir los rasgos de unos viajeros del espacio, provistos del poder de una ciencia infinitamente superior a la nuestra, llegados para enseñarnos el buen camino. Y si este se asimilaba al “estilo de vida americano” tanto mejor.

Un tipo especial de “contactados” suponen el último hito en la concreción de esta nueva religiosidad. Hacía falta “apóstoles” e “iniciados”. Llamados “abducidos” por los “ufólogos”, estos protagonistas de encuentros en la “cuarta fase”, han manifestado haber sido “secuestrados” por extraterrestres; conducidos luego al interior de una nave espacial, allí han sido objeto de todo tipo de análisis y pruebas. Estos análisis les dejan marcas en el cuerpo y siempre, tras la experiencia, el “abducido” sufre tal impacto que su vida adquiere un nuevo sentido y asume unos nuevos valores, en ruptura con su vida anterior. Esta fenomenología está fuera de dudas.

Diez mil norteamericanos dicen haber sufrido este tipo de experiencia desde que en 1966 se publicó Un viaje interrumpido, crónica del secuestro de que fue objeto una pareja afroamericana. Han pasado casi 30 años y los casos de abducciones se propagan en progresión geométrica. En número infinitamente menor han aparecido unos pocos casos en Europa y algunos en España. Los abducidos, a veces en estado de trance hipnótico, reconstruyen la experiencia con todo detalle y de forma extrañamente similar en casi todos los casos.

El fenómeno no puede desdeñarse con un mero gesto de escepticismo. Está ahí: no se trata de ningún fenómeno electromagnético y, por lo demás, es imposible pensar que los más de 10.000 “abducidos” mienten, deliberadamente o por afán de notoriedad. Está claro que solamente puede afirmarse con seguridad una cosa: sea lo que sea lo que han visto los “abducidos” no puede tratarse de extraterrestres... luego, es otra cosa.

Con los “abducidos” se extrema el carácter seudo—religioso del fenómeno OVNI. Los abducidos son llevados a la nave, habitualmente, por una “dama blanca”, etérea y luminosa; los elementos del interior de la nave son ingrávidos, las manipulaciones físicas a las que son sometidos en el curso de los análisis resultan terriblemente dolorosas y frecuentemente está presente el elemento sexual (se les extrae esperma y se les manipulan las células sexuales)... Una querida amiga que ignoraba toda esta temática logró sorprenderme cuando me repitió todos estos elementos al describirme uno de sus sueños; la única variación consistía en que en lugar de extraerle células sexuales, era inseminada artificialmente y paría al cabo de tres meses...

La “dama blanca” equivale a la Virgen y a las formas angélicas tan de moda hoy83, su carácter espiritual queda resaltado por la ingravidez de que hacen gala, mientras que los “pequeños hombrecillos grises” demuestran poseer pasmosas cualidades paranormales; las manipulacio-nes físicas, fundamentalmente sexuales, derivan verosímilmente de obsesiones situadas en el dominio de la psicología profunda; todo el episodio equivale a una ceremonia iniciática, cuyo mecanismo es siempre el mismo (muerte del hombre en la anterior etapa de su vida y nacimiento de un “hombre nuevo”, tránsito que se realiza con sufrimiento y dolor), finalmente el nuevo adepto obtiene la “señal de los elegidos” en forma de una incisión en su carne. El trauma que provoca la experiencia cambia radicalmente la vida del sujeto, tiene lugar la “conversión de Saulo” o la “iluminación de San Ignacio”, una ruptura total con la vida anterior: el misticismo entra en sus vidas.

Control mental para un mundo feliz

A partir de los años setenta, cuando las agencias de información y seguridad latinoamericanos y la CIA, comprobaron que la iglesia latinoamericana estaba mayoritaria e irremisiblemente virada hacia la izquierda, propulsaron la actividad de todo tipo de iniciativas religiosas anticomunistas: desde el reverendo Moon y su Iglesia de Unificación, con su desdoblamiento político CASUSA, hasta “Familia, Trabajo y Propiedad”, emanada a partir del núcleo brasileño de Plinio Correa de Oliveira, pasando por los grupos evangélicos y fundamentalistas que invadieron toda América Latina. Su influencia llegó en Guatemala hasta las esferas del poder cuando el dictador Efraim Ríos Mont, miembro de una secta evangélica, llegó al poder; o cuando los misioneros de Moon recorrieron los campamentos miskitos reclutando “freedoms fitghers”, menos pomposamente llamados “contras”. El mismo Pinochet, ante el talante democrático de una parte de la iglesia chilena, amenazó con convertirse al protestantismo. Y en cuanto a TFP se desenmascaró durante el conflicto de las Malvinas, cuando a pesar de su implantación latinoamericana, apoyó oficialmente las tesis norteamericanas y pro—británcas. Los ejemplos podrían multiplicarse.

Las interferencias entre la “acción psicológica” de los servicios de inteligencia y la cuestión religiosa no es nueva: jugar con la creencia en una vida futura, en un más allá y en un dios todopoderoso, tal como muestra la historia, es quizás el más fuerte elemento de control mental, condicionamiento y fanatización de las masas.

El extraterrestre del verano 95

No es cuestión de preguntarse por qué Ray Santilli, el hacedor del extraterrestre modelo verano—95,  se decidió por el caso de un “objeto volante no identificado” caido sobre el desierto de Nuevo México en julio de 1947, para presentar el burdo muñeco de latex como víctima de ese accidente. Acaso fue porque sobre este caso existían informaciones equívocas y contradictorias emanadas de medios militares. En 1947 los restos de “algo” cayeron cerca de la base militar de Roswell en Nuevo Méjico. En un principio los militares declararon que se trataba de un globo sonda; mintieron; se trataba de un detector aerostático de radiaciones atómicas que apuntaba a la Unión Soviética; un “arma secreta” de la guerra fría. Gracias a esta mentira los “ufólogos” han podido decir que los militares estaban interesados en “tapar” el caso; se difundió en los años setenta que en las cámaras frigoríficas de la base de Roswell se guardaban los cadáveres de varios extra—terrestres.

Ciertamente en un primer comunicado, el mando militar local —ignorante de que había recuperado los restos de un “arma secreta” y sin saber que era exactamente lo que había recuperado, soo que había caído del cielo— aludió a un “Objeto Volante No Identificado”. Pero cuando en 1947 se hablaba de “Objetos Volantes No Identificados”, no se pensaba precisamente a naves extraterrestres, a los que se llamaba “platillos volantes”; solo en una época posterior —hacia finales de los años 60— ambos conceptos se identificaron.

No fue sino hasta 1978 cuando se supo que en lugar de un globo sonda, se trataba de un globo de tipo “Mogul”, mantenido en secreto en 1947, destinado a captar posibles explosiones nucleares en territorio soviético. El globo, fuera de control, había caído en Nuevo México. La explicación no es solo la más convincente: es la más coherente.

Pero no es esto lo que nos interesa. Lo cierto es que estamos ante caso especial por muchos motivos. El productor británico de TV Ray Santilli, afirmó haber comprado las cintas de 16 mm a Jack Barnet, antiguo cámara de la Fuerza Aérea de EE.UU. por 18 millones de pesetas. Las cintas, pasadas a vídeo, de una calidad extremadamente deficiente, han sido comercializadas a través de la red Internet, por 7.000 pesetas unidad. La revista francesa VSD compró la exclusiva y en España fue Año Cero la que, no creyendo excesivamente en la autenticidad de las fotos, no dudó en publicarlas como tema de portada de sus numeros de agosto y septiembre, con el título “Secreto: las primeras fotos de un extraterrestre”.

Hace ya unos meses que Guy Debord prefirió apearse del mundo. Quizás le hubiera gustado añadir un “addenda” a su libro La Sociedad del Espectáculo. Había escrito hace treinta años: “El espectáculo es la pesadilla de la sociedad moderna encadenada, que finalmente no expresa más que su deseo de dormir. El espectáculo es el guardián de este sueño” y añadía “El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas mediatizadas por imágenes” y también “En el mundo realmente invertido, lo verdadero es un momento de lo falso”. La conocida tesis de Debord es que la sociedad moderna tiende a reducir a espectáculo cualquier actividad: sólo tiene lugar en su interior aquello que es puro espectáculo, solo espectáculo. La verdad no importa o es secundaria en relación al show. Y el espectáculo es tal en tanto que produce rentabilidad; entre la verdad y el espectáculo, el fulcro se decanta inevitablemente hacia donde está la rentabilidad y ¿dónde se ha visto que la objetividad y la verdad sean rentables?

La narcosis social que se vive hoy no tiene parangón en la historia y afecta a todos los dominios. La novedad estriba en que no hay alternativa; parafraseando a Mussolini cabría decir “todo dentro del espectáculo, nada fuera del espectáculo”. ¿Y que mejor espectáculo que descubrir lo oculto, lo misterioso, lo mágico y velado, aquello que está en las estrellas y que viene a conocernos a darnos una alternativa, unos dioses, aunque verdes, cabezones ellos, canijos y asexuados —faltaría más— pero dueños y señores de la técnica, esencia inseparable de lo divinizable en este período pre—apocalíptico hecho a base de chorraditas espectaculizables?

El arma de la crítica es lo único que tenemos a disposición para entonar el “no pasarán” contra las vanguardias del irracionalismo. Y la izquierda parece ausente de este debate que, en buena parte, fue originado por los delirios de sus abuelos.

 

© Ernesto Milá – Infokrisis – Infokrisis@yahoo.es – http://infokrisis.blogia.con

 

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