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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

Hace un año de El Carmelo. Homenaje y recuerdo a quienes lo perdieron todo

Hace un año de El Carmelo. Homenaje y recuerdo a quienes lo perdieron todo

Redacción.- La crisis del 3% derivó del hundimiento del barrio de El Carmelo. El tripartito ha evitado cualquier investigación. La omertá precedió al “nou Estatut”. Los vecinos han sido los grandes ignorados. El día 14 de diciembre de 2004, habían aparecido unas grietas en varios edificios de la calle xxx, afectada por las obras de construcción del ferrocarril suburbano. Pocas horas después seis edificios del barrio de El Carmelo habían sido evacuados. Un millar de vecinos lo habían perdido todo.

Fisonomía del barrio 

Joan Marsé, en “Últimas tardes con Teresa” (1965), describe con detalle el barrio de El Carmelo. Recuerda que se trataba de un barrio difícil. Hasta 1958 no hubo transportes públicos. En la postguerra se cortaron los árboles para utilizarlos como leña.

En 1919, El Carmelo contenía cinco masías que cultivaban flores, hortalizas y viña. En la calle Carmen, una vaquería vendía leche y, no muy lejos, otra granja producía leche de cabra. Así era barrio que nunca conocimos. 

El Carmelo es un barrio empinado, formado por tres colinas y cuyas calles son el reflejo de los antiguos caminos que antes comunicaban estas alturas. El “turó” (colina) de la Creueta del Coll tiene 247 metros y es hoy un discreto parque público. En la colina del Coll del Portell se encuentra el santuario de El Carmelo que da nombre al barrio; cada 16 de julio, una romería movilizaba a la clase obrera barcelonesa. Hasta los años 60, una fuente manaba un agua rojiza que hacía decir a los vecinos que en las entrañas de la montaña había oro.

Al otro lado del Portell, puede verse el turó d’en Mora (hoy turó del Carmel). Finalmente, el turó de la Rovira, atravesado por un túnel, es también conocido como la “Montaña Pelada”.
 

Sociología de la población
 

En 1990, el 45’5 de los residentes en El Carmelo habían nacido fuera de Catalunya. Uno de cada cuatro residentes, era andaluz y el 64’5% de las barracas de la calle Casellas, estaban pobladas por andaluces.

Durante la crisis de hace un año, llamó la atención que, mientras las autoridades se empeñaran en referirse al barrio como “El Carmel”, los vecinos, sin excepción, hablarán una y otra ver de “El Carmelo”. La “O”, marcaba la diferencia y daba la razón a Francisco Candel y a su novela “Cuando la ciudad cambia de nombre”. Hay zonas que “están” en Catalunya, pero que no son lo que las autoridades esperan que “sea” Catalunya. El Carmelo es una de ellas.


 Las penosas condiciones de vida del barrio, dieron lugar, a finales de los años 60 a un fuerte movimiento asociativo. En 1969 se creó la “Comisión de Barrio”, de la que emanó la Asociación de Vecinos que protagonizó sonoras protestas en toda la década y sólo languideció durante el felipismo.

 

El barrio siempre ha estado mal comunicado y los distintos ayuntamientos jamás se han preocupado mucho de aquella zona situada entre las colinas de Collcerola. Algunas calles, como las de la Murtra, Feijó y Conca de Tremp, tienen desniveles del 20%. En el barrio, circulaba la leyenda de que marcas de motos de trial utilizaban sus calles para probar la bondad de sus productos. Esto explica comportamientos sociológicos propios del barrio: en los años 90, la gente que regresaba de trabajar, salía muy poco de “El Carmelo”, pero tampoco se identificaba con él. El Ayuntamiento reconocía en 1989, que pocos ciudadanos estaban satisfechos de vivir en El Carmelo.


 El 80% del barrio fue construido entre 1960 y 1980. El 48% de las viviendas tienen menos de 60 metros cuadrados y solamente el 0’7% alcanzan los 120 metros. En 1986, el 58% de la población estaba compuesta por obreros, proporción que había descendido al 61% cinco años después, a causa de  reajustes y jubilaciones anticipadas. Sólo un 7% de los vecinos eran profesionales, técnicos y directivos. 

 

A partir de 1948 existió un verdadero enjambre de barracas. El barrio sólo disponía de tres fuentes. En 1979, fueron derribadas 123 barracas de la calle Ramón Casellas y en 1990, cayeron las últimas 42 de las calle Francisco Alegre. 

El Carmelo es un barrio olvidado y difícil, no por sus habitantes, sino por su situación entre colinas y por la composición de su población que jamás ha votado significativamente a opciones nacionalistas catalanas.

 

Tabasa y el precedente de las grietas 

En 1973, Enric Massó, presidente de Tabasa, había iniciado una campaña de publicidad titulada “La fe mueve montañas”, piadosa alusión a la construcción del Túnel de la Rovira que iba a construir su empresa.

La Asociación de Vecinos, se movilizó contra expropiaciones de terrenos para el túnel. El 13 de marzo de 1973, ocuparon el Ayuntamiento de Barcelona, precipitando la caída del alcalde Porcioles y su sustitución por el propio Massó.  

Pronto empezaron las obras del túnel… e, inmediatamente, aparecieron grietas en los edificios. La Asociación instaló en el interior de una jaima traída de Marruecos, la exposición “El Carmelo ignorado”. Buena parte de la exposición era sobre Tabasa; es decir, contra Tabasa. 

Finalmente, Tabasa se rindió, reparó las grietas y propuso buscar alojamiento a los afectados. En 1982, la empresa quebró y las obras se interrumpieron. El túnel, finalmente, fue inaugurado en 1987. No hay nada nuevo bajo el sol. 

Política real y ensoñaciones 

El drama de El Carmelo en noviembre-diciembre de 2004, constituyó la primera ocasión en la que el tripartito catalán, debió descender a la arena para gobernar, en lugar de seguir perdido en ensoñaciones nacionalistas. No estuvieron a la altura. Maragall y su equipo, salieron trasquilados.  

El hundimiento del barrio se había debido al empleo de un sistema arriesgado, pero más barato, de abrir túneles. El consejero Nadal, antiguo alcalde de Gerona y excandidato del PSC a la presidencia del a Generalitat, tuvo que dar la cara, sacrificando su carrera política. La Comisión creada al efecto, no logró aclarar nada y todos los partidos, salvo el PP, rechazaron el que se investigara las alusiones de Maragall al 3%. La omertá estaba más en vigor que nunca.  

En 1983 el ayuntamiento colocó un monumento a las Brigadas Internacionales; alcalde y concejales salieron favorecidos en la foto. Poco después anunció a bombo y platillo que iban a plantarse 1000 árboles en la “Muntanya Pelada”. Así se hizo. La mayoría de los árboles murieron por falta de previsión en el riego. Y es que “gobernar” es algo más que hacerse una foto o hacer profesión de fe ecolo-izquierdista o caer en ensoñaciones pretenciosas. Por que si hay un gobierno catalán que carece de legitimidad para proclamar un “nou Estatut” es el “gobierno del 3%”.

© Ernesto Milà – infokrisis – infokrisis@yahoo.es
 
 
 
 

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