Discurso real y momentos decisivos
Redacción.- La tradicional alocución de Navidad del Rey, ha sido algo relativamente diferente a la de años anteriores. Quien ha escrito el discurso real ha evidenciado cierta preocupación por la marcha de los acontecimientos, que había estado ausente en anteriores ediciones. Y no es para menos: nos aproximamos a momentos decisivos. Será difícil que los problemas aplazados durante tantos años no eclosionen en el próximo 2005, año de la "gran crispación".
Un país en el que el talante es pura ficción
Como se sabe, la Corona intenta siempre situarse por encima de las opciones políticas. Frecuentemente, eso le lleva a una situación alejada de los hechos políticos reales, algo que Juan Carlos I no elude, por que, en realidad, jamás ha dado la sensación de que le interesaran mucho los acontecimientos políticos cotidianos. El problema reside en que, el año 2005 va a ser decisivo: se verán los límites y el alcance del Plan Ibarreche y de las reformas de los Estatutos de Autonomía vasco y catalán, se evidenciarán los resultados de la impreparación de ZP y su equipo, se evidenciará hasta donde alcanza la crisis económica y el estallido de la burbuja inmobiliaria y se verá, definitivamente, si después de la presumible ruptura del tripartido catalán, ZP consigue apoyos suficientes para seguir gobernando o se ve obligado a convocar elecciones anticipadas. Así que 2005 no va a ser un año similar a otros, sino un año decisivo.
De ahí el consejo real: "Las diferencias políticas deben resolverse con prudencia, buscando la concordia y el interés colectivo, dentro del respeto a la Constitución". Y una reflexión sobre lo que ha supuesto la convulsión política que ha llevado a ZP a un lugar que no le corresponde: "Tras las elecciones generales del pasado mes de marzo, se abría una nueva legislatura y un gobierno era relevado por otro de distinto signo político, ambos guiados por el afán de servir leal y eficazmente a España".
Error, de todas formas, cuando el Rey dice: "la alternancia política es siempre de escenarios de nuevos proyectos y debates" por que es demasiado conceder a ZP la posesión de un proyecto político, más allá del talante fofo y mendaz. Pero, en fin, "debatir es algo propio del buen funcionamiento de toda democracia". Vale la pena recordar que ni en la España del felipismo, ni en la del aznarismo, ni en la de la debilidad zapatarista, ha existido debate alguno, siempre se ha tratado de arrasar al contrario cuando ello ha sido posible, denunciándolo, además, ante la opinión pública que la crispación es obra del contrario. Eso ha sido la joven democracia española, que, parece caduca y cascada, aunque apenas haya acabado de nacer.
España como sociedad política inmadura
Cuando Juan Carlos dice: "Las diferencias políticas deben resolverse con prudencia, buscando la concordia y el interés colectivo, dentro del respeto a la Constitución", en la práctica lo que está negando es realidad al talante. Sería difícil encontrar precedentes en la historia de España de un gobierno que tanto predica el talante y que, en la práctica, ni en política exterior, ni en materia de defensa, ni en política de seguridad ciudadana, ni política económica, ni siquiera en la estructuración del país, ni en la reforma del sistema judicial, haya sido capaz de buscar el consenso. ZP se ha limitado a pactar con nacionalistas e independentistas la mayoría absoluta y luego el cansao ha comparecido ante las cámaras de TV con cara de carnero degollado achacando a otros la falta de diálogo y la crispación.
Mayor error ha cometido el Rey cuando ha aludido a España como a una sociedad "abierta, madura y moderna como la española" y a una democracia "estable como la nuestra, necesita mantener instituciones sólidas y debidamente apoyadas, así como fomentar los planteamientos integradores" por que la sociedad española es cerrada, inmadura e inestable. Basta un atentado para reorientar la intención de voto de 3.000.000 de ciudadanos. Basta que unos cuantos politicastros del tres al cuarto, pacten el impulso de nuevos estatutos o de una reforma constitucional, justo en los aspectos que menos precisan ser reformados, para que la sociedad lo acepte acríticamente como los borregos aceptan ir al matadero.
En 2005 los problemas ya no podrán aparcarse más
Por que, el fondo de la cuestión es la articulación del Estado. Y en este terreno Juan Carlos I ha dicho: "No podemos mirar hacia delante sin antes recordar cómo hemos logrado construir la España plural y diversa que hoy disfrutamos" ( ) "sin la estabilidad política, social y económica que asegura la vigencia y el respeto de nuestra Constitución". No hay estabilidad política (los Ibarreche y los Maragall la han borrado de nuestro ordenamiento político. No existe estabilidad social: la sociedad española, receptora de 4.000.000 de inmigrantes en pocos años, carece de la posibilidad de integrarlos, tal como han demostrado las detenciones de terroristas marroquíes que operan en nuestro país. Y en cuanto a la estabilidad económica, inútil es recordar que la economía española sigue siendo una economía especulativa basada en el crecimiento artificial del sector inmobiliario que registra las inversiones de una mínima parte de la sociedad española, lo que contribuye a aumentar las desigualdades sociales.
Resulta aventurado afirmar, como hizo el Rey, que la corona "preservará la unión solidaria de las diversas tierras de España", ¿cómo? ¿de qué forma? ¿asumirá la tarea de ordenar a las FFAA que garanticen la integridad del territorio nacional? ¿a qué FFAA? ¿aún existen fuera de las tareas propias de ONGs en el exterior?
El tiempo de la reforma innecesaria
Cuando el Rey dice: "Mantengamos los principios y valores de nuestra Constitución y el preciado consenso en que se basa", se olvida de decir que el consenso ha quedado atrás, es un eco remoto de otro tiempo, con ZP lo que ha llegado es la imposición soft de cara a la oposición y la renuncia preventiva de cara a nacionalistas e independentistas.
Más vale que el Rey lea la prensa todos los días. Verá que en Catalunya, los nacional-socialistas (Maragall) y los independentistas (Carod) no sólo no comparten, sino que rechazan explícitamente la noción de España "como nación labrada durante siglos por nuestros antepasados" (Rey dixit) y que para estos politicastros, España dista mucho de ser "la tierra a la que pertenecemos y el hogar común que, progresivamente, hemos ido mejorando. Una tierra que encierra un cúmulo de riquezas históricas, artísticas, culturales y lingüísticas, así como tradiciones y valores que debemos proteger y promover", para ser la plasmación de todas sus frustraciones, el culpable de todas sus tragedias nacionales y el objetivo a abatir.
Los riesgos del 2005 que no van a ser pocos
Por que en 2005 se van a poner de manifiesto tres peligros heredados del año 2004:
- El de fractura política entre un poder que se mueve como una caña al viento, sin opinión propia y sin objetivo, con la única aspiración a durar.
- El de fractura autonómica entre el Estado y las Comunidadades Autónomas (tras País Vasco y Catalunya, seguirán Galicia, Andalucía, etc, reivindicando ser naciones y, por tanto, techos autonómicos superiores.
- El de fractura social entre los que cada vez poseen más acumulación de capital y niveles de bienestar y aquellos otros que cada vez encuentran más dificultades para mantener una capacidad adquisitia.
A lo que habrá que añadir otros tres riesgos, no contemplados por el monarca:
- El riesgo de una inmigración descontrolada que el proyecto Caldera-Rumi hará que se reavive de nuevo el efecto llamada contribuyendo a la alteración total del sustrato étnico y cultural de nuestro país.
- El riesgo del terrorismo marroquí que aparece cada día como más amenazante y extendido y del que no puede olvidarse que ha causado 192 muertos.
- El riesgo de ser gobernados por una clase política y un presidente sin talla, ni proyecto, ni carácter, ni visión de Estado.
Ahora bien, hay un punto en el que puede compartirse sin reservas la opinión del monarca: "Hemos acogido con gran alegría la designación de Valencia para la Copa América de vela 2007 y la más reciente elección de Zaragoza para la Exposición Internacional del 2008" ( ) "Ahora debemos trabajar codo con codo en favor de la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos del 2012".
No basta con apuntar problemas: hay que definir soluciones
En definitiva, al igual que en otras ocasiones, la Casa Real ha apuntado algunos de los problemas, pero ha sido incapaz de utilizar un lenguaje claro y tajante: ¿qué hará la monarquía si el plan Ibarreche prosigue sistemáticamente la secesión del País Vasco? ¿o si como es de prever- las cosas se le escapan de las manos a Maragall y Carod logra mejorar su posición a fin de año en las previsibles elecciones anticipadas en Catalunya? ¿o si se produce otro atentado criminal como el del 11-M que evidencia lo ya demasiado visible para ser eludido, a saber, la existencia de un terrorismo islámico extendido y operativo?
Ciertamente, el papel de la monarquía en relación a los partidos políticos, debe ser diplomático y sutil pero de cara al pueblo español debe ser claro y sin fisuras. Y hoy, cada vez más, la situación exige pronunciamientos claros, no divagaciones. Y el discurso del Rey en estas navidades del 2004 ha sido una nueva divagación.
© Ernesto Milà infokrisis infokrisis@yahoo.es
Un país en el que el talante es pura ficción
Como se sabe, la Corona intenta siempre situarse por encima de las opciones políticas. Frecuentemente, eso le lleva a una situación alejada de los hechos políticos reales, algo que Juan Carlos I no elude, por que, en realidad, jamás ha dado la sensación de que le interesaran mucho los acontecimientos políticos cotidianos. El problema reside en que, el año 2005 va a ser decisivo: se verán los límites y el alcance del Plan Ibarreche y de las reformas de los Estatutos de Autonomía vasco y catalán, se evidenciarán los resultados de la impreparación de ZP y su equipo, se evidenciará hasta donde alcanza la crisis económica y el estallido de la burbuja inmobiliaria y se verá, definitivamente, si después de la presumible ruptura del tripartido catalán, ZP consigue apoyos suficientes para seguir gobernando o se ve obligado a convocar elecciones anticipadas. Así que 2005 no va a ser un año similar a otros, sino un año decisivo.
De ahí el consejo real: "Las diferencias políticas deben resolverse con prudencia, buscando la concordia y el interés colectivo, dentro del respeto a la Constitución". Y una reflexión sobre lo que ha supuesto la convulsión política que ha llevado a ZP a un lugar que no le corresponde: "Tras las elecciones generales del pasado mes de marzo, se abría una nueva legislatura y un gobierno era relevado por otro de distinto signo político, ambos guiados por el afán de servir leal y eficazmente a España".
Error, de todas formas, cuando el Rey dice: "la alternancia política es siempre de escenarios de nuevos proyectos y debates" por que es demasiado conceder a ZP la posesión de un proyecto político, más allá del talante fofo y mendaz. Pero, en fin, "debatir es algo propio del buen funcionamiento de toda democracia". Vale la pena recordar que ni en la España del felipismo, ni en la del aznarismo, ni en la de la debilidad zapatarista, ha existido debate alguno, siempre se ha tratado de arrasar al contrario cuando ello ha sido posible, denunciándolo, además, ante la opinión pública que la crispación es obra del contrario. Eso ha sido la joven democracia española, que, parece caduca y cascada, aunque apenas haya acabado de nacer.
España como sociedad política inmadura
Cuando Juan Carlos dice: "Las diferencias políticas deben resolverse con prudencia, buscando la concordia y el interés colectivo, dentro del respeto a la Constitución", en la práctica lo que está negando es realidad al talante. Sería difícil encontrar precedentes en la historia de España de un gobierno que tanto predica el talante y que, en la práctica, ni en política exterior, ni en materia de defensa, ni en política de seguridad ciudadana, ni política económica, ni siquiera en la estructuración del país, ni en la reforma del sistema judicial, haya sido capaz de buscar el consenso. ZP se ha limitado a pactar con nacionalistas e independentistas la mayoría absoluta y luego el cansao ha comparecido ante las cámaras de TV con cara de carnero degollado achacando a otros la falta de diálogo y la crispación.
Mayor error ha cometido el Rey cuando ha aludido a España como a una sociedad "abierta, madura y moderna como la española" y a una democracia "estable como la nuestra, necesita mantener instituciones sólidas y debidamente apoyadas, así como fomentar los planteamientos integradores" por que la sociedad española es cerrada, inmadura e inestable. Basta un atentado para reorientar la intención de voto de 3.000.000 de ciudadanos. Basta que unos cuantos politicastros del tres al cuarto, pacten el impulso de nuevos estatutos o de una reforma constitucional, justo en los aspectos que menos precisan ser reformados, para que la sociedad lo acepte acríticamente como los borregos aceptan ir al matadero.
En 2005 los problemas ya no podrán aparcarse más
Por que, el fondo de la cuestión es la articulación del Estado. Y en este terreno Juan Carlos I ha dicho: "No podemos mirar hacia delante sin antes recordar cómo hemos logrado construir la España plural y diversa que hoy disfrutamos" ( ) "sin la estabilidad política, social y económica que asegura la vigencia y el respeto de nuestra Constitución". No hay estabilidad política (los Ibarreche y los Maragall la han borrado de nuestro ordenamiento político. No existe estabilidad social: la sociedad española, receptora de 4.000.000 de inmigrantes en pocos años, carece de la posibilidad de integrarlos, tal como han demostrado las detenciones de terroristas marroquíes que operan en nuestro país. Y en cuanto a la estabilidad económica, inútil es recordar que la economía española sigue siendo una economía especulativa basada en el crecimiento artificial del sector inmobiliario que registra las inversiones de una mínima parte de la sociedad española, lo que contribuye a aumentar las desigualdades sociales.
Resulta aventurado afirmar, como hizo el Rey, que la corona "preservará la unión solidaria de las diversas tierras de España", ¿cómo? ¿de qué forma? ¿asumirá la tarea de ordenar a las FFAA que garanticen la integridad del territorio nacional? ¿a qué FFAA? ¿aún existen fuera de las tareas propias de ONGs en el exterior?
El tiempo de la reforma innecesaria
Cuando el Rey dice: "Mantengamos los principios y valores de nuestra Constitución y el preciado consenso en que se basa", se olvida de decir que el consenso ha quedado atrás, es un eco remoto de otro tiempo, con ZP lo que ha llegado es la imposición soft de cara a la oposición y la renuncia preventiva de cara a nacionalistas e independentistas.
Más vale que el Rey lea la prensa todos los días. Verá que en Catalunya, los nacional-socialistas (Maragall) y los independentistas (Carod) no sólo no comparten, sino que rechazan explícitamente la noción de España "como nación labrada durante siglos por nuestros antepasados" (Rey dixit) y que para estos politicastros, España dista mucho de ser "la tierra a la que pertenecemos y el hogar común que, progresivamente, hemos ido mejorando. Una tierra que encierra un cúmulo de riquezas históricas, artísticas, culturales y lingüísticas, así como tradiciones y valores que debemos proteger y promover", para ser la plasmación de todas sus frustraciones, el culpable de todas sus tragedias nacionales y el objetivo a abatir.
Los riesgos del 2005 que no van a ser pocos
Por que en 2005 se van a poner de manifiesto tres peligros heredados del año 2004:
- El de fractura política entre un poder que se mueve como una caña al viento, sin opinión propia y sin objetivo, con la única aspiración a durar.
- El de fractura autonómica entre el Estado y las Comunidadades Autónomas (tras País Vasco y Catalunya, seguirán Galicia, Andalucía, etc, reivindicando ser naciones y, por tanto, techos autonómicos superiores.
- El de fractura social entre los que cada vez poseen más acumulación de capital y niveles de bienestar y aquellos otros que cada vez encuentran más dificultades para mantener una capacidad adquisitia.
A lo que habrá que añadir otros tres riesgos, no contemplados por el monarca:
- El riesgo de una inmigración descontrolada que el proyecto Caldera-Rumi hará que se reavive de nuevo el efecto llamada contribuyendo a la alteración total del sustrato étnico y cultural de nuestro país.
- El riesgo del terrorismo marroquí que aparece cada día como más amenazante y extendido y del que no puede olvidarse que ha causado 192 muertos.
- El riesgo de ser gobernados por una clase política y un presidente sin talla, ni proyecto, ni carácter, ni visión de Estado.
Ahora bien, hay un punto en el que puede compartirse sin reservas la opinión del monarca: "Hemos acogido con gran alegría la designación de Valencia para la Copa América de vela 2007 y la más reciente elección de Zaragoza para la Exposición Internacional del 2008" ( ) "Ahora debemos trabajar codo con codo en favor de la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos del 2012".
No basta con apuntar problemas: hay que definir soluciones
En definitiva, al igual que en otras ocasiones, la Casa Real ha apuntado algunos de los problemas, pero ha sido incapaz de utilizar un lenguaje claro y tajante: ¿qué hará la monarquía si el plan Ibarreche prosigue sistemáticamente la secesión del País Vasco? ¿o si como es de prever- las cosas se le escapan de las manos a Maragall y Carod logra mejorar su posición a fin de año en las previsibles elecciones anticipadas en Catalunya? ¿o si se produce otro atentado criminal como el del 11-M que evidencia lo ya demasiado visible para ser eludido, a saber, la existencia de un terrorismo islámico extendido y operativo?
Ciertamente, el papel de la monarquía en relación a los partidos políticos, debe ser diplomático y sutil pero de cara al pueblo español debe ser claro y sin fisuras. Y hoy, cada vez más, la situación exige pronunciamientos claros, no divagaciones. Y el discurso del Rey en estas navidades del 2004 ha sido una nueva divagación.
© Ernesto Milà infokrisis infokrisis@yahoo.es
1 comentario
Gualterio Malatesta -