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Black M: provocación de Estado

Black M: provocación de Estado

El affaire del rapero Black M., una provocación de Estado. Por Guillaume Faye. 04.06.2016 – Novo Press

Programar la actuación de Alpha Dialo, alias Black M, rapero africano musulmán de origen togolés, miembro del grupo Sexion d’Assaut, en la celebración del centenario de la batalla de Verdún el 29 de mayo, no se debió a alcalde de esta ciudad, Samuel Hazard, un error de casting, un patinazo, sino una opción deliberada de provocación, con el aval del Elíseo. Hollande se vio obligado a retroceder y anular el concierto ante la enorme movilización de protesta en las redes sociales. Y es que piensa en su reelección.

El error de análisis de Pascal Bruckner

Pascal Burckner denunció merecidamente la idea completamente absurda de orgnizar un concierto de rap en Verlín: “ante grandes males, es preciso una gran música” (Le Figaro, 21-22 de mayo de 2016). Resaltó el “festivismo”, la superficialidad”, el espíritu de cnfusión nihilista de nuesta época: “No se celebra batalla de Verdún cuya carga simbólica es inmensa con una música de variedades. Convertir lo trágico en festivo es el pecado original de la izquierda desde Mitterand. Este gobierno es, desde luego, insensible. No ha percibido el ultraje a la memoria francesa que suponía invitar a Black M.” ¡Naturalmente que lo ha percibido¡ ingenuo Pascal Bruckner que no has entendido nada.

Bruckner comenta: “Y para añadir la necedad a la ceguera, ahora grita que el fascismo es el responsable de la anulación del concierto”. En realidad, no hay ni necedad, ni ceguera. Solamente un plan lúcido y bien preparado desde hacía tiempo. Se incribe en la voluntad de romper, de desarraigar como se arranca un diente, la idea de patria francesa étnicamente arraigada y la de memoria histórica nacional. Nuestros vecinos europeos registran el mismo problema pero con menos gravedad. El asunto de Verdún no es más que un episodio de una empresa global que pasa también por la demolición de la Educación Nacional y los estímulos a la inmigración masiva. Intentemos comprender este asunt.

Un test para ver hasta dónde llega la tolerancia de la opinión pública

Inicialmente hay que recordar que este rapero de origen togolés que ha producido “canciones” no solamente antifrancesas sino tabén antisemitas y homófobas. Pero los pecados capitales del racismo, del antisemitismo y de la homofobia le son perdonados a los negros y a los muslmanes en general, que parecen beneficiarse del privilegio de exención de responsabilidades permitiéndoles escupir sobre judíos, gays, blancos, Francia, las mujeres, etc.

Este negro islamizado suele repetir que Francia: “Este país de kouffars” (“despreciables descreíbles” en la jerga islámica); o llamar al asesinato e homosexuales: “Creo que ha llegado el momento en que los invertidos mueran”. En lacanción “Le ghetto s’exprime”, está presente la expresión: “follar a esta perra de Francia”. Sin contar, por supuest, las alusiones insultantes a los “youpins”, es decir, a los judíos.

Este Black M., rapero francés, racista anti-francés, musulmán antisemita, “él, y no otro, fue elegido para dar un concierto después de ceremonia internacional, en presencia de François Hollande, de Angela Merkel y ante 4.000 jóvenes llegados de toda Francia y de los dieciséis Länders alemanes” (Valeurs Actuelles, 19-25 de junio de 2015). El alcalde Verdún. Samuel Hazard, desde 2014, tenía la aprobación de François Hollande, en el curso de una visita al Eliseo, para que actuara el rapero. Se trata, pues, de una provocación premeditada. Aprobada por François Hollande, esta alucinante opción de Hazard no fue el producto… del azar. No se trató de un planchazo, ni de un error de casting, sino de una elección voluntaria, de un test. Sí, el poder ha querido testear la capacidad de resistencia de la opinión pública ante una enormidad, una provocación que traspasaba la línea roja.

Sin olvidar que el otro escándalo era el coste del concierto, lo que se llevaba el rapero “franco”-togolés: 150.000 €, de los que 67.000 eran pagados por la Misión del Centenario. El test provocador ha dado un resultado negativo: el alcalde ha dado marcha atrás y anulado el concierto bajo la presión de las protestas en las redes sociales. Pero, obstinado, Hollande ha querido, incluso entonces, mantenerlo. Prometiendo una protección policial (“poner medios en marcha”) esta misma policía que tiene la orden de no proteger a los vecinos de Calais de los robos y las agresiones de los inmigrantes clandestinos. La guinda del pastel: para intentar restablecer su concierto, el rapero “franco”-togolés se ha sacado de la manga la gran estupidez: uno de sus abuelos, “tirador senegalés”, habría combatido en Verdún. ¿Y por qué no en Alesia?

La oligarquía virtuosa contra el pueblo pecador

Resultan interesantes las reacciones escandalizadas del poder y de la oligarquía y la amplitud de las protestas populares en las redes sociales. Madame Azoulay, ministra de Cultura, evoca en un doble discurso, el “retorno de un orden moral nauseabundo” y una “capitulación ante el Front National”, mientras que este último no hace alusión al origen del problema en Internet . El secretario de Estado para los Ex Combatientes se ha atrevido a hablar de “prefiguración del fascismo”. El alcalde Verdún, siempre inspirado y fusioso con el fracaso de su provocación, ha evocado un “derramamiento del odio y del racismo” y ha justificado su proyecto en nombre de un “eclecticismo de conmemoraciones”. En cuanto al elefante trotskista Cambadélis, jefe del Partido Socialista, ha denunciado: “La policía del pensamiento del Front National, de Ménard y de los reaccionarios republicanos”. El semanario Le Nouvel observateur, órgano oficial de la ideología dominante ha deplorado: “una victoria de la fachósfera”.

Dicho de otra manera, rechazar que un negro musulmán antifrancés, antisemita y hoófobo, insulte a Francia y recibe 150.000 euros por cantar sus estupideces en Verdún en el centenario de la batalla, sería “racismo” y “fascismo”. ¿Queda algo en el cerebro? No, desde luego: se permanece en la lógica estática de lo maravilloso, de la culpabilización, de la destrucción de la identidad nacional muy bien organizada. Con todo lo que implica su componente cultural y su componente migratoria y demográfica…

Robert Ménard, alcalde de Béziers, por su parte, ha comprendido la maniobra: “esta idea de un concierto de rap es el reflejo de una reescritura de la historia de Francia que está realizando la ideología de izquierda desde hace años bajo la presión de los lobbies de la inmigración”.

Samuel Hazard ha confiado a Le Figaro: “Black M. representa la diversidad de nuestro país, es el artista preferido de los franceses en 2016, es adulado por los jóvenes”. Precisemos sobre esta mentira: no es, en absoluto, ni de lejos, el “artista preferido de los franceses”, sino, como es negro, militante musulmán, antifrancés y antisemita, es efectivamente adulado por los jóvenes árabo-usulmanes y afro-musulmanes. Y es por esto que ha sido invitado a Verdún por este colaboracionista 2.0 que es Samuel Hazard con la autorización expresa de François Hollande.

Desafortunadamente para ellos, el pueblo francés, por medio de las redes sociales, ha resistido y ha hecho retroceder esta alianza de los lobbies de la inmigración, de los islamistas y de la oligarquía estatal y mediática de los colaboracionistas, en este pequeño asunto de Verdún pero extremadamente sibólico.En la guerra civil étnica que se anuncia, es preciso saber que el puebl, el auténtico, tendrá como enemigo al aparato del Estado y a sus aliados. El Estado –en concomitancia con los medios oficiales- está en conflicto con el pueblo originarIo; quiere demostrar su “firmeza”, no contra los invasores sino contra los resistentes. El Estado contra la Nación.

 

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