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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

Magia y homosexualidad

Infokrisis.- en 1995, la lectura de la obra de Frances Yates sobre giordano Bruno en la que insistía sobre todo en los textos alejandrinos que forman el Corpus Hermeticum, así como la relectura de Metafísica del Sexo de Julius Evola, nos impulsó a realizar un estudio sobre una relación que Evola no tocaba: el proceso de desvirilización que sufren los practicantes de la magia ceremonial y que no puede explicarse sino como la desviación de una forma de energía que inicialmente da fuerza y caracter al proceso de la sexualidad, en otra dirección: la de la realización mágica. Al poco de ser escrito, otras actividades nos concentraron y el trabajo se convirtió en un archivo informático con un número y olvidado en un diskette de 3,1/5 pulgadas. Hoy lo rescatamos para nuestros amigos.

 

Es frecuente encontrar en el mundo de los magos, videntes y  mediums, a individuos con los rasgos propios de su sexo atenuados. Y esto vale tanto para hombres como para mujeres. Se diría que el ejercicio de la magia y la videncia provocan "efectos  secundarios", el principal de  los cuales alteraría las pautas standar de la sexualidad.

Unos, como el mago y satanista británico Aleister Crowley,  aumentaron  de manera desmesurada su sexualidad; otros por el contrario, como la misma fundadora de la Sociedad Teosófica,  H.P. Blavatsky, dan la impresión de haberse asexuado.

¿Las alteraciones de la sexualidad son derivación de prácticas mágicas o de videncia, o, por el contrario, los individuos que las poseen de partida son más proclives este tipo de prácticas  paranormales?

EL MITO DEL ANDROGINO

Varias doctrinas tradicionales admiten que en el estado  originario, no existía diferenciación sexual. Platón, para  ilustrar esta creencia explica en "El Banquete" su concepción  mágica de la sexualidad.

Los primeros seres no tenían roles sexuales diferenciados: eran  andróginos, poseían los dos sexos. "Su corazón alimentaba  orgullosos  propósitos", en efecto, quisieron alzarse contra los  dioses y ser como ellos. Los dioses para neutralizar su potencia  los dividieron en hombre y mujer.

A partir de este mito Platón explica el impulso erótico: el  hombre y  la mujer verían en su unión sexual, un eco ancestral,  remoto, de su unión originaria: el acto sexual es la forma de reconstruir su unidad andrógina perdida. La Biblia reproduce el mismo episodio en el mito de Adán. Este se encuentra  solo, no hay  diferenciación sexual; Dios crea a la mujer separando una parte de  Adán. De esta diferenciación deriva la "caída".

En estos mitos el ser andrógino era fuerte y poderoso y perdió sus cualidades al diferenciarse sus dos naturalezas; recomponiendo tal unión, volverá a gozar de ese  mismo poder. El tránsito del andrógino a la pareja, supone un descenso de la Unidad a la Dualidad, es decir, a la contradicción y al conflicto. Recomponer la Unidad supone situarse en disposición de competir nuevamente con los dioses.
Esta idea apareció en la historia de las ideas antes y despues de que Platón enunciara el mito del andrógino. Las corrientes  presocráticas, el taoismo, y la alquimia, entre otros, ya habían  manejado idéntico orden de ideas.

EL CONCEPTO ALQUIMICO DEL ANDROGINO

Es suficientemente conocido el signo del ying yang, en el que dos  figuras interpenetadas forman una unidad. Sus dos colores,  blanco y negro, acentúan la polaridad. Menos conocido, pero acaso más completo, es el símbolo alquímico del andrógino.


La segunda fase de la Obra Alquímica culmina con el llamado  "matrimonio filosofal". Básicamente la operación consiste en unir una parte masculina con una parte femenina. Esta corresponde al "espíritu", bagaje mental y volitivo del sujeto, el cual, depurado a través de las técnicas de ascesis, deja de sufrir la atracción de la materia  para liberar un estrato más  profundo, el alma.

Ahora bien, mientras que el espiritu se sitúa bajo el signo de lo  femenino, el alma se identifica con los masculino. Aquí el concepto "femenino" es tomado en su acepción lunar o acuosa: la  mente es cambiante como la luna y fluida como el agua, difícil de fijar, sin luz ni forma propia, su forma depende del recipiente que la contiene. En cuanto al alma, es estable, serena e inmutable, luminosa; masculina y solar.

La unión de ambos principios da paso a la tercera fase de la Obra  Alquímica, en la que, una vez resueltas las contradicciones se  trata solo de profundizar en la misma dirección a través de  operaciones de  nombre significativo como la "multiplicación" que  reforzarán las cualidades adquiridas por la totalidad (unidad) reconstruida.

Será a partir de estas operaciones cuando el alquimista logre   realizar fenómenos paranormales: transmutaciones, clarividencia,  ubicuidad, etc. Ir de la dualidad a la Totalidad, supone situarse  fuera de las coordenadas en las que se desarrolla la primera:  espacio y tiempo. Ahora bien, para ello, es condición sine qua  non llevar a buen término estas "bodas filosofales", el  "matrimonio hermético" o el "andrógino perfecto".

LA ECONOMIA SEXUAL: CASTIDAD

Recorrer el universo de la magia y de la videncia supone, en   definitiva, pasar a través de todo un catálogo de prohibiciones y recomendaciones. Los distintos sistemas sapienciales suelen  exigir del adepto determinados períodos de castidad, es decir, de ahorro de la energía sexual, cada vez que se pretende conseguir ciertos  efectos.

No se trata de imposiciones dictadas por unos principios  moralistas, sino, más bien, de exigencias prácticas que responden  al popular dicho: "el que algo quiere, algo le cuesta". Se trata,  en definitiva, de ahorrar una energía, que habitualmente se  desparrama en la sexualidad ordinaria, para reconducirla y  canalizarla hacia otros fines.

Como se sabe, por ejemplo, el despertar de lo que se llama "kundalini" tiene similitudes con estados alcanzados en los climax de orgasmo profundo. En ambos casos existe la sensación de una fuerza basal que naciendo de los riñones se eleva por la columna  vertebral.  Así mismo, el momento del orgasmo se penetra en otro estado de conciencia en el cual se cesa de percibir el mundo como dualidad y se producen sensaciones de ruptura de la conciencia. Realizada la unión sexual bajo ciertas prescripciones estos efectos pueden intensificarse. Al mismo tiempo, el coito reiterativo, especialmente entre los mismos parteners, tiende a atenuar estas sensaciones y, especialmente, en el caso  del varón a localizarlas en los órganos sexuales.

Todo ello abunda en la cuatro ideas fuerza de la metafísica del  sexo, a saber: 1) el eros es una fuerza, 2) es la mayor fuerza de la naturaleza, 3) esta fuerza puede ser canalizada y conducida  mediante prescripciones y "trucos" y 4) la fuerza contenida en el eros está relacionada con la energia dispensada en magia y  videncia.

Si algún lector desea valorar lo que decimos, puede probar a analizar los resultados obtenidos realizando una experiencia bien simple. Caminando por la calle, fijar la atención y la concentración en la nuca de algún sujeto que camine ante nosotros a no más de 2 metros de distancia; desear de manera  behemente que vuelva inopinadamente la cabeza. Si el nivel de  concentración es bueno y la correlación de fuerzas  óptima (es  decir, si nuestra capacidad de concentración, es superior a su  receptividad), el sujeto se volverá. Realizar esta  experiencia un cierto número de veces y registrar los resultados en dos listas:  habiendo realizado algún tipo de acto sexual en los dos días anteriores a la experiencia, o no habiendo realizado  ninguno. Se comprobará que la capacidad de sugestión y  concentración aumenta en razón directa al tiempo transcurrido  desde el uso de la sexualidad y disminuye con ésta.

CELIBATO Y CRISTIANISMO

Vale la pena realizar un alto en el camino e insertar una nota  sobre  el papel del celibato en el cristianismo. Como se sabe, el   cristianismo, desde San Pablo, condena toda sexualidad que no se haga en vistas a la procreación.

Pero, es evidente que la sexualidad sirve para algo más que para  generar descendencia. Por de pronto sirve para gozar. Pero además, sirve como vehículo para experiencias de  trascendencia.

A partir de aquí la posición de la Iglesia Romana es, en parte,  comprensible: en efecto, el sacerdote, y el religioso que ha optado por la vida contemplativa, debe renunciar a la  sexualidad, no por un sentido moralista, ni para huir del pecado,  sino para realizar economizar energía y transmutarla del plano del Eros al de la pura trascendencia. 

Todas las escuelas ascéticas de todos los tiempos han sabido que  no se trata tanto de "vencer la tentación"  San Antón, tentado en el desierto, quemado interiormente por una concupiscencia  que le acosaba  como de abandonar todo interés por la sexualidad  profana, en tanto que el beneficio que se puede alcanzar no tiene  comparación con el estricto gozo de los  sentidos. La noción de pecado  no tiene cabida aquí...

El cristianismo ha impuesto prohibiciones sexuales. Ciertamente, tiene razón en intentar poner coto a un pansexualismo extremo, y aconsejar limitaciones a la sexualidad  en tanto que el pansexualismo  tiende a  relajar el impulso sexual y la capacidad de gozo , pero, el error consiste en afirmar que el sexo solo sirve para la procreación y que la castidad es preferible al gozo.

Dicho error deriva de la generalización de las exigencias requeridas para el que ha optado por el sacerdocio y el ascetismo, a cualquier otro que, temperamentalmente, se sienta poco abocado a seguir esta vía. Si bien todas las tradiciones coinciden en prescribir el celibato para quienes siguen la vía ascética, otros  carácteres, más  tentados por seguir otras vías -la vía del guerrero, la vía del trabajo-, dificilmente podrán tolerar la  castidad.

LA ABSORCION DE LA ENERGIA SEXUAL

Si aceptamos como ciertos los datos establecidos hasta aquí, es  decir, que existe una relación entre energía erótica y  realizaciones mágicas demostrada a través de consejos y  prohibiciones sobre el empleo de aquella para la obtención de  efectos paranormales, deberemos convenir que el empleo o si se  quiere, el consumo, de energía en tareas de magia y videncia,  provoca un debilitamiento de la misma, de tal forma, que si no se tiene en cuenta la posibilidad de reemplazar la energía utilizada, se corre el riesgo de sufrir un proceso de  atenuación de los caracteres correspondientes al propio  sexo.

Toda energía empleada y no repuesta provoca la pérdida  de vigor  del sistema, de la misma forma que la ley de la entropía en  termodinámica implica el que la atenuación progresiva de los  sistemas de energía que carecen de actualización.

De este planteamiento derivan dos consecuencias: o bien, el   practicante de disciplinas mágicas o paranormales, acepta el  riesgo  de asexualización progresiva, o bien, aborda el problema  del reemplazo de la energía utilizada. Y en esta segunda  hipótesis aparece una encrucijada.

El primer camino es frecuentemente llamado "vía de la mano  derecha", consiste, fundamentalmente, en reducir al máximo al  gasto de energía mediante la práctica de un sistema de ascesis  meditación, concentración, yogas, etc.  capaz de crear una  quietud interior y una armonía entre el yo interior y el cosmos  circundante, de tal forma que se produzca una especie de ósmosis  en la cual el tránsito de energía circula siempre de fuera hacia  adentro.

Esta posibilidad encuentra eco en las palabras de Platón sobre la "armonía de las esferas" o de Pitágoras sobre la "música  celestial", ideas que expresan la percepción de un orden en el  cosmos concebido como armonía, música, ritmo y medida, es decir,  una ley de sintonía, exenta de contradicciones, que gobierna el  universo. En momentos de éxtasis profundo, provocado por la  meditación o el climax del orgasmo, se tiene la sensación de  romper las barreras entre el "adentro" y "afuera" y aparecer una  sensación de sintonía entre el espacio propio de nuestra  individualidad y el cosmos. Los místicos de todos los tiempos la han llamado a esa sensaión "Amor".

SEGUNDA POSIBILIDAD: EL VAMPIRISMO

La otra posibilidad de restablecer el equilibrio energético en  nuestro interior es llamada "vía de la mano izquierda". En el  terreno  que nos interesa en este estudio, esta vía consiste en  realizar directamente un transvase de energía de una persona a  otra. Los textos clásicos del esoterismo recogen esta posibilidad  que tiene rasgos siniestros y de la que derivan fenómenos tan  conocidos y poco estudiados como el vampirismo.

Quien cede energía, puede hacerlo voluntaria o involuntariamente;  no  hace falta ni su complicidad, ni su autorización. El taoismo  chino codificó perfectamente las modalidades y procedimientos del  vampirismo sexual, pero en Occidente, el ya mencionado Aleister  Crowley practicó este tipo de  vampirismo.

El taoismo facilita una serie de consejos prácticos siempre   destinados al hombre: la "partener" debe tener menos de 30 años, y no haber tenido hijos, cambiar con frecuencia de partener y, sobre  todo, evitar emitir semen. Es fundamental armonizar las  respiraciones entre ambos parteners, abstraerse, el hombre fijará  la atención sobre los riñones, notará una fuerza que asciende por  la columna y finalmente llega al cerebro; la mujer sobre su  corazón y senos y luego descender sobre los riñones, para  finalmente terminar fijando la atención en el cerebro. Tal es la  fenomenología.

Otra técnica consiste en absorver el aliento del (o de la)  partener  en el momento del orgasmo, así se absorvería la energía  capaz de mantener el equilibrio y de evitar procesos  asexualizadores. El hecho de que los textos insistan en cambiar  frecuentemente de parteners implica un desgaste de los mismos y  lo que puede tenerse como fenómeno de vampirismo, es decir,  debilitamiento de una de las partes en beneficio de la otra.

Pero la cuestión es esta: en el desierto cuesta menos vaciar un  ánfora  que llenarla. Las prácticas paranormales  especialmente  cuando se  obtienen los resultados apetecidos  son tan peligrosos  como cualquier  droga y crean adicción  la oui ja, las consultas al  tarot, las  sesiones espiritistas, etc.  y estados obsesivos. En  ellos, el protagonista no advierte los cambios producidos en su propia constitución interior y, por tanto, no considera necesario hacer nada para evitarlos e invertir la tendencia. Se llega así a situaciones irreversibles, en donde, el sujeto tiende a un acomodamiento entre su prgresivamente deformada constitución  interior y sus hábitos sexuales. Estamos ante los casos de  magos, videntes y mediums, que progresivamente van variando los  rasgos sexuales propios de su sexo biológico.

CONCLUSION: LA "VIA PELIGROSA"

La magia y la videncia son terrenos peligrosos. En otro tiempo  fueron practicados por sacerdotes después de décadas de aprendizaje, educados, a su vez, por otros sacerdotes que se beneficiaban de los conocimientos adquiridos a lo largo de los siglos por linajes  iniciáticos y escueas esotéricas.

Salvo en algunas zonas de Oriente, estos linajes se han  extinguido en Europa. Dedicarse a la magia y a la videncia es afrontar, pues, un terreno en gran medida desconocido y para el que apenas contamos con puntos de referencia. Las incursiones que han realizado en este terreno espiritistas y mediums, es, en el mejor de los casos, decepcionante; en el peor peligroso: efectivamente, han abundado entre estas gentes casos de demencia, las psicopatías sexuales más lacerantes e incluso estados  catalépticos y pérdidas del sentido de la personalidad.

Y es que lo desconocido y lo prohibido, no solo pueden ser   emocionantes, sino también  y sobre todo  peligroso.
 
[recuadro fuera texto]

SEXO INTERIOR Y SEXO EXTERIOR


A este respecto vale la pena realizar una última precisión. Las  medicinas tradicionales, como la china o la tibetana, se basan en  el  conocimiento de la fisiología sutil del ser humano. La  acupuntura no orienta la acción de sus agujas hacia un determino punto del cuerpo físico en tanto que tal, sino hacia un centro de energía o un  "meridiano" de la fisiología sutil, atribuyendo a esta una importancia superior al cuerpo físico en sí.

Pues bien, las distintas tradiciones insisten en que tanto en el  cuerpo físico, como en el cuerpo sutil, existe sexualización.  Cuando el taoismo habla de ying y yang, alude precisamente a la  fuerza masculina y la fuerza femenina, que existen en el hombre y la mujer; aquí el concepto hombre y mujer indica cuerpos físicos, mientras que ying y yang lo hace a cuerpos sutiles.

Y no siempre la sexualización se produce en la misma medida: en   ocasiones los caracteres sexuales físicos no se corresponden con  las disposiciones interiores. Rasgos físicos masculinos,  responden a una emotividad femenina, de aquí derivan problemas  como la homosexualidad, el transexualismo, etc. que desde el  punto de vista de las doctrinas esotéricas y  tradicionales, son considerados como "defectos" de sexualización.

Estos "defectos" pueden ser atenuados, o acentuados, se pueden  alcanzar estados de simetría normales, o por el contrario, nuevos  desequilibrios. En los misterios clásicos, los sacerdotes de  Attis  presos de una embriaguez frenética se autocastraban para  asemejarse a  la diosa. Esta castración, unida a una disciplina  especial, favorecía que su constitución interior (espiritual) y su forma exterior (física) convergieran; el cuerpo asumía el  sexo que ya existía latente en el interior del sectario de Attis,  al servicio de la Gran Madre, en su espíritu ya estaba  feminizado.

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