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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

Alquimia en el siglo XX. Fabricantes de oro en la modernidad

Infokrisis.-Reproducimos otros artículo encontrado en nuestros archivos personales y escrito en 1993, reproducido en aquel momento en varios medios de prensa. Aún hoy el artículo constituye un resumen relativamente completo (todo lo que puede permitir un artículo periodístico) de los distintos exponentes de las corrientes alquímicas contemporáneas.

¿Quién dijo que la alquimia era un producto del oscurantismo y de la ignorancia medievales? Siendo la edad media la época dorada de la Alquimia, existieron alquimistas antes y despues de ella. Y hoy, entre nosotros, en el siglo XX, varios de ellos han dejado su huella. Muy pocos nombres de los adeptos al "noble arte de la alquimia" han salido a la superficie; hoy, los practicantes de la ciencia de Hermes, huyen de la publicidad... Superchería, realidad o mística, sea como fuere, el siglo XX ha vivido una auténtica renovación de la alquimia.

FULCANELLI, LA ALQUIMIA CLASICA RESTITUIDA

Fulcanelli es el nombre clave de la alquimia en el siglo XX; sus dos obras -"El misterio de las catedrales" y "Las moradas filosofales" - han contribuido, más que ninguna otra, al redescubrimiento de la alquimia por parte de las jóvenes generaciones. Esto se debe, sin duda, a la elegancia del estilo utilizado, lo minucioso de las ilustraciones y lo sistemático de sus exposiciones. Esto contrasta con los escritos alquímicos escritos hasta ese momento, repletos de indicaciones, a menudo incoherentes y de constantes trampas. Fulcanelli no miente en sus exposiciones: su técnica consiste en fragmentar la totalidad de las operaciones alquímicas hablando de cada una de ellas con todo detalle, pero presentándolas de manera desordenada. Esto, evidentemente, puede confundir al lector poco avisado, pero es, desde luego, mucho más de lo que otros hermetistas nos ofrecieron. Louis Pauwels y Jacques Bergier en su famoso libro "El retorno de los brujos" , un auténtico best-seller de los años sesenta, hizo que el seudónimo "Fulcanelli" fuera universalmente conocido.

¿Quién era el "maestro desconocido"? El paso de los años han ido desvelando algunos datos sobre su vida, que permiten elucidar el misterio.
Las obras firmadas por Fulcanelli son en realidad el trabajo de un colectivo de personas, algunas de las cuales nos son perfectamente conocidas: el pintor Jean Julian de Champagne, que las ilustró, el librero y alquimista Pierre Dujols, que estaba en posesión de un fichero esotérico excepcionalmente completo y que aportó su erudición; el egiptólogo Schwaller de Lubicz, que trabajó junto a Julien de Champagne en su propio laboratorio alquímico y a quien se deben algunos de los comentarios insertados en "El misterio de las Catedrales"; Eugene Canseliet, el compilador y redactor de las dos obras; y finalmente, el "adepto desconocido" que conseguiría la Piedra Filosofal.

De éste último se conocen solo unos pocos datos fragmentarios. Nació en un pueblo del centro de Francia en 1839. Mantuvo amistad con Fernando de Lesseps (diplomático y constructor del Canal de Suez), uno de cuyos hijos, Paul de Lesseps, conoció también a Julien de Champagne, el ilustrador de Fulcanelli. Los De Lesseps vivían en la Avenida Montaigne de París y en aquellos años quien quisiera entrevistarse con Fulcanelli -cuya serena erudición era ya conocida en ciertos ambientes esotéricos parisinos- no tenía nada más que trasladarse al domicilio de los De Lesseps; un pequeño círculo de estudios herméticos se reunía allí y operaban en el laboratorio alquímico de la familia De Lesseps.

En 1871, al producirse la insurrección de la Comuna de París, Fulcanelli participó en las operaciones militares de defensa de la capital, bajo el mando de un teniente coronel de ingenieros que daría luego mucho que hablar: Roger Emmanuel Viollet le Duc, arquitecto y restaurador de la mayoría de monumentos góticos franceses en el siglo pasado: desde Notre Dame de París hasta la fortaleza de Carcasona. Puede inferirse que la afición de Fulcanelli al gótico no era ajena a la amistad que le prodigó Viollet, sin duda el redescubridor de este arte.

También los restringidos círculos de hermetistas tradicionales que operan hoy comentan la amistad que mantuvo Fulcanelli con diversos científicos de su época: como Berthelot cuyos estudios sobre la historia de la alquimia, supusieron una primera sistematización y análisis racional de los textos clásicos; o como Grasset d'Orcet, arqueólogo y criptógrafo; o el mismo Pierre Curie, antes de que él y su mujer, Marie, empezaran a investigar sobre la radiactividad natural.

Entre los artistas e intelectuales de su tiempo, Fulcanelli se relacionó con Anatole France, inspirándose una de sus piezas, "La hostería de la reina Pedauque" en la que el alquimista y su discípulo, Canseliet, serían protagonistas con los rasgos levemente disimulados. También mantuvo relaciones con representantes de las vanguardias artísticas de su tiempo; importante es señalar la amistad que le unió al poeta Roussel, surrealista precoz .

Al mismo tiempo Fulcanelli compartió amistad con otros alquimistas parisinos, algunos de los cuales participaron en la redacción de sus obras, como "Auriger" o "Magophon", nombre hermético de Pierre Dujols y autor de un monumental comentario sobre el famoso "Mutus Liber" , uno de los libros clásicos de la alquimia.

Fulcanelli, despues de abandonar Marsella -allí conocería al joven Canseliet, su discípulo- se estableció en París, cerca del Temple de l'Amitié; su piso era amplio y espacioso, compuesto por ocho habitaciones y doce ventanas. El sótano albergaba el laboratorio y allí prosiguió ininterrumpidamente el trabajo alquímico con mineral de antimonio de 1919 a 1930.

Según declaraciones de sus discípulos, desde 1920, Fulcanelli había alcanzado la primera fase de la obra alquímica -el "opus nigrum"- y diez años después culminaría sus trabajos operando varias transmutaciones de plomo en oro. En 1952 Canseliet afirmará haberlo visto en Sevilla cuando ya habría superado los cien años; sin embargo sus rasgos estaban rejuvenecidos. Fulcanelli le preguntará: "¿Me reconoces?".

EUGENE CANSELIET Y SU ESCUELA

Canseliet (1889-1983) alardeó siempre de ser el único discípulo de Fulcanelli. Ningún dato induce a pensar que fuera de otra manera. Se inició pronto en la alquimia tras haber leido a los 15 años el pequeño tratado de Ciliany sobre la piedra filosofal . Ese mismo año se desplazó a Marsella para continuar sus estudios artísticos; hospedado en las proximidades de la rue Dieudé, una anciana sirvienta le presentará a Fulcanelli. En 1916 será aceptado de facto como su discípulo y conocerá a Julien de Champagne, el ilustrador que trabajaba para Fulcanelli desde 1910.

En 1920, cuando Cansleliet ya había alcanzado el tercer estadio de la Obra hermética -la "obra al rojo" o "rubedo"-, Canseliet, siguiendo las indicaciones de su maestro, empezó a operar en el laboratorio; la dedicación del discípulo sería premiada por el maestro en 1922, cuando, Canseliet siguiendo las instrucciones de Fulcanelli y ante Julien de Champagne y el químico Gaston Sauvage, realizó supuestamente una transmutación de 120 gr. de plomo en oro.

Un año después Fulcanelli le hará entrega de unas notas manuscritas que luego, revisadas, por Canseliet, y con añadidos de otros autores, constituirán el texto más difundido de la alquimia del siglo XX. A los dos libros ya conocidos se añadía otro, "Finis gloriae mundi" que jamás verá la luz del día; al parecer Fulcanelli se arrepindió de haberlo escrito dado que presentaba el procedimiento alquímico de manera excesivamente clara. En cuanto a los otros serán publicados en 1925 y 1930 y desde entonces han sido reeditados en multitud de ocasiones a prácticamente todas las lenguas occidentales.

En 1932, Canseliet se une casualmente a un general del ejército turco, Muktar Pachá, interesado por la alquimia, con él, según su testimonio, asistirá a dos transmutaciones protagonizadas por hermetistas árabes .

Mientras continúa con sus trabajos en el laboratorio, que se prolongarán hasta la fecha de su muerte. Canseliet escribirá varios libros  y un sin fin de artículos en revistas esotéricas. "Dos moradas alquímicas" será el primero publicado en 1945, seguirán unos comentarios al "Liber Mutus" y "La alquimia explicada en sus textos clásicos", ambos traducidos al castellano. Cuando sufre un infarto en 1974, logrará restablecerse ingiriendo un destilado de sal de rocío realizado por él mismo.

Varios jóvenes acudieron entre los años 50 y 70 en busca de los consejos de Canseliet. Este mantuvo a lo largo de su vida una abundante correspondencia con estudiosos del hermetismo de todo el mundo. René Alleau, Bernard Husson y Jean Laplace fueron, entre otros, sus más aventajados discípulos.

Laplace impulsó la revista francesa "La turba de los filósofos" publicada a partir de 1977 en Grenoble. Esta revista estaba inspirada en otra anterior, "Los cuadernos de la Tour Saint Jacques" (aludiendo a la iglesia de Saint Jacques de la Bucherie, de la que hoy solo queda una hermosa torre en las proximidades de la plaza del Chatelet en París, fue lugar habitual de reunión de los alquimistas medievales) que se publicará durante 6 años, a partir de 1956. Laplace, poco a poco abandonó sus actividades personales y profesionales y se dedicó al estudio y a la práctica de la alquimia. Algunas fuentes afirman que reside en la actualidad en Andalucía continuando sus trabajos herméticos.

En cuanto a Bernard Husson, operó también en el laboratorio durante unos años, consiguiendo pequeños resultados que -como él mismo confiesa - le causaron las mayores satisfacciones de su vida; junto a este trabajo operativo fue el introductor y comentarista en las reediciones de varios textos clásicos de alquimia.

René Alleau, perteneció también a este círculo y es, así mismo, autor y colaborador de distintos libros y publicaciones ampliamente conocidos en medios esotéricos. El interés fundamental de Alleau es el estudio de los aspectos simbólicos del hermetismo y sobre esto trata su obra capital "Aspectos de la alquimia tradicional" .

ARMAND BARBAULT Y EL ORO DE LA MILESIMA AURORA

Barbault está fuera de la disciplina de la escuela de Fulcanelli, difiere en métodos y objetivos, que ha explicado ampliamente en su libro "El oro de la milésima aurora", publicado en 1967 .

El punto de partida de Barbault es la primera plancha del "Mutus Liber" -que data del siglo XVII- en el cual se indica con claridad que la fecha indicada de inicio de los trabajos es a partir de la primavera, mientras que en la segunda queda clara cual es la materia prima, agua de rocío. Barbault empezó a trabajar a partir de estos dos datos.

La técnica que utilizó no puede calificarse de alquimia, sino que es espagiria, es decir, el trabajo realizado sin incluir minerales, tendente a obtener lo que llamaba "oro potable", es decir, una bebida que regeneraría la naturaleza del alquimista. Después de 20 años de destilar ininterrumpidamente el agua de rocío y añadirle estractos de plantas, el resultado fue un líquido imposible de analizar por los laboratorios, pero que estos mismos laboratorios certificaban que disponía de un de un evidente poder curativo.

JULIUS EVOLA Y EL GRUPO DE UR

Evola no fue propiamente alquimista pero si ha sido autor del tratado de alquimia más completo del siglo XX, "La tradición hermética" , e inspirador del Grupo de Ur. La obra de Evola es de tal envergadura que no dudamos en afirmar que quien desee penetrar en los arcanos del hermetismo con la seguridad de pisar firme en un terreno de por sí vidrioso, antes o despues, tendrá que leer su libro "La Tradición Hermética". Calseliet así lo reconoce en varios de sus libros.

En cuanto al Grupo de Ur fue directamente inspirado por Evola y Arturo Reghini entre 1927 y 1929, su tarea fue recopilar materiales -reunidos luego en las de 1500 páginas en tres volúmenes bajo el título "Introducción a la magia" - sobre distintas prácticas y técnicas esotéricas; el hermetismo y la alquimia ocupaban un lugar central en los intereses y las prácticas del Grupo de Ur.

Los trabajos que se publicaban en los fascículos seguían un criterio progresivo de enseñanza. A mediados del tercer año de actividades, la masonería -entonces ilegal en Italia- realizó un intento de asumir la dirección del colectivo; esto, unido a que lo esencial de las materias ya había sido tratado, entrañó la autodisolución del grupo.

LOS HERMANOS MAYORES DE LA ROSA + CRUZ

Algunos estudiosos de la alquimia, procedían del ocultismo. Tal fue el caso de Jollivet-Castelot y Tiffereau fundadores de la "Sociedad Alquímica de Francia". Llamaron a su técnica "yatroquímica" o "hiperquímica". Permanecían alejados de las inspiraciones de la alquimia clásica y toda su ambición consistía en fabricar oro a partir de procedimientos químicos. La técnica consistía en provocar reacciones violentas que alteraran la composición molecular de los materiales empleados. Afirmaban poder fabricar por este procedimiento pequeñas cantidades de oro.

Diferente fue el intento de Jean Deleuve, nombre iniciático "Kamala-Jnana", autor de un "Diccionario de filosofía alquímica" ilustrado con fotografías en las que demostraba los cambios que sufre la materia prima en el horno de fusión. En torno a este autor  -que había trabajado efectivamente en el laboratorio alquímico- se concentró una escuela llamada "Maestros de Ajunta" que sería el círculo interior de una orden llamada "Hermanos Mayores de la Rosa Cruz" cuyo único miembro conocido es Roger Caro residente hoy en el sur de Francia.

Caro ha publicado distintos textos alquímicos y rosacrucianos. Afirma que su orden fue fundada en 1316, dos años después de la disolución de la Orden del Temple y se muestra enigmático respecto  a los inspiradores de esta fraternidad hermética .

ALQUIMIA A LA AMERICANA: FRATER ALBERTUS  SPAGIRICUS

En los años 70 las declaraciones de un tal Frater Albertus Spagiricus, (de nombre auténtico Albert Riddel) causaron cierta sorpresa en la "escuela de Fulcanelli". Hasta entonces la única transmutación reconocida era la que tuvo lugar en la fábrica de gas de Sarcelles, teniendo a Canseliet por operador. Frater Albertus, a través de su revista trimestral "Parachemy" hizo saber a quien quisiera creerle que Fulcanelli transmutó "media libra de plomo en oro y 100 grs. de plata en uranio". Esto ocurriría en 1937.
Frater Albertus dirige en Salt Lake City (USA) la "Paracelsus Research Society, una especie de escuela de alquimsitas que organiza cursos periódicos en su sede. Durante 14 días y a cambio del pago de unos honorarios módicos, los neófitos reciben instrucciones básicas sobre alquimia. Los libros editados por Frater Albertus y la revista trimestral "Parachemy", difunden las tesis de la escuela, a la que en 1982 pertenecían medio millar de adeptos.

Frater Albertus gusta ser llamado "el alquimista de las montañas rocosas", y con ese título publicó una autobiografía en la que pretendió emular la técnica de los rosacruces del siglo XVII, que solían incluir enseñanzas iniciáticas bajo la forma de relatos novelados .

La técnica de Frater Albertus es parecida a la de Armand Barbault y, a pesar de haberse entrevistado con Eugen Canseliet, éste no se tomó muy en serio sus trabajos.

EL CASO DUNIKOWSKI

Con Dunikowski caemos ya en el terreno de la estafa pura y simple y si lo traemos a colación junto a los maestros de la alquimia contemporánea es solo a título ilustrativo: la búsqueda de la piedra filosofal, genera pillos y timadores. El caso Dunikowski es significativo al respecto.
Ocurrió en diciembre de 1932 y el escándolo fue protagonizado por este ingeniero polaco, Zbaniew Dunikowski, establecido en París poco tiempo antes.

A través de varios medios de comunicación hizo saber que había diseñado un aparato generador de "rayos Z" que, proyectados sobre la tierra, eran capaces de extraer los microgramos de oro que eventualmente pudieran ocultarse.

No se negó a realizar una de estas transmutaciones en público en la Escuela Central de París el 10 de marzo de 1932. A la hora de la verdad y ante un comité científico, Dunikowsky afirmo que le habían robado la pieza esencial de su aparato y que, en tales condiciones, la demostración era imposible. El escándalo fue mayúsculo y llegó hasta los tribunales que condenaron al polaco a dos años de cárcel y a una considerable multa en 1937.
Dunikowski no ingresó en prisión; logró huir a Italia y establecerse en San Remo donde se jactaría de seguir utilizando los "rayos Z" para llevar lun ostentoso tren de vida en la Riviera. Tras la vorágine de la guerra mundial reapareció discretamente en París. Varios autores aseguran que solía visitar el café de los artistas de la rue Saint Merri, entre cuya clientela se encontraban los principales surrealistas franceses.

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No hemos pretendido ser exhaustivos. Somos conscientes de que varios nombres han quedado en el tintero y quizás sea mejor así; contrarios a la publicidad, los alquimistas del siglo XX, huyen de la luz pública como lo han hecho en todas las épocas. Siguen fieles a su voto de silencio y al anonimato con que realizan sus trabajos. Hay que respetarlos en su noble deseo de no llamar la atención. ¿Por qué habría de ser de otra manera? Fulcanelli termina su "Misterio de las Catedrales" con estas palabras: "En la ciencia, en el bien, el adepto debe siempre callar".


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