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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

El fracaso de la “política social” de ZP

El fracaso de la “política social” de ZP Redacción.- El partido que sostiene al gobierno débil e incapaz, se llama “socialista” y “obrero”. Esto implica que debería, al menos en teoría, ser capaz de practicar una política social de protección de las clases populares. No solamente no es eso, sino que es, justamente, lo contrario. Difícilmente encontraríamos una política tan antisocial como la que está desarrollando ZP. El programa socialista ha fracasado en seis frentes: los seis frentes que corresponden a una justa política social.


Los seis frentes antisociales de ZP

Sanidad, trabajo, vivienda, educación, pensiones e inmigración, son los seis frentes en donde se evidencia el carácter antisocial del gobierno ZP. Se trata de seis frentes clave en los que debería articularse una razonable política social. Son, además, los frentes gracias a los cuales el PSOE obtuvo los votos de amplias capas populares en 2004 y a los que dedicaba secciones enteras de su programa.

El programa electoral de 2004 fue inmediatamente olvidado cuando se cerraron las urnas del 14-M y enmudecieron los SMS. A partir de entonces, ni la verdad sobre lo ocurrido el 11-M volvió a interesar a los dirigentes socialistas, ni el cumplimiento del programa fue otra cosa más que papel mojado. No en vano, Tierno Galván, el “viejo profesor”, ya había dicho que los programas electorales “están para incumplirlos”. En un alarde de cinismo, el PSOE ha adoptado como ley de oro esta sentencia del “viejo profesor”.

Sanidad: cada vez más enferma

ZP había prometido una sanidad pública “de calidad”. Lo único que ha hecho ha sido ceder a las autonomías tres veces más de lo inicialmente previsto, para enjugar el cuantioso déficit de la sanidad autonómica. Dinero a cambio de silencio. Y, sobre todo, dinero a las comunidades gobernadas por el PSOE. Y esto lo presentó como un gran avance. El dinero que maneja ZP es todavía el resto del excedente de caudales que quedaron como resultado de la era Aznar. Pero ese dinero se está agotando y ZP no podrá volver a callar a las autonomías y el deterioro de la sanidad recurriendo a la sopa boba. La próxima vez que se enjugue el déficit de la sanidad autonómica, se hará –como se ha intentado hacer en esta ocasión- recurriendo a las subidas impositivas.

Aparte de esto, ZP lo único que ha hecho ha sido reducir mínimamente el gasto farmacéutico. Pero también aquí se ha llegado a un límite: el recurso a los genéricos ha aliviado la situación… que se ha agravado por el aumento del consumo farmacéutico. Este aumento se ha generado por el ingreso de cinco millones de inmigrantes provisto de tarjeta sanitaria muchos de los cuales llegaron a España en malas condiciones físicas. En el próximo ejercicio fiscal, lo más probable es que ZP recurra a la subida impositiva y, especialmente, al co-pago sanitario.

Tras la propuesta de “una sanidad pública de calidad”, lo que se esconde es un deterioro acelerado de la sanidad. El déficit crece de forma incontrolable: mientras las plantillas médicas están congeladas, aumenta la burocracia y los gastos suntuarios.

Lejos de ampliarse las coberturas de la seguridad social, lo que está ocurriendo es justamente lo contrario: mientras, de un lado, se toman medidas demagógicas destinadas a satisfacer los grupos sociales más exóticos y aberrantes (operaciones gratuitas de cambio de sexo), por otro los medicamentos más usuales para tratar las dolencias más habituales, son de pago, servicios como optometría y óptica no son contemplados por la seguridad social, y así sucesivamente.

Esta es “la sanidad pública de calidad”… un oscuro túnel que tiene al final del camino una inevitable subida de los impuestos.

Vivienda: la dignidad perdida de la ministra Trujillo

Los 30 metros cuadrados de “solución habitacional”, es lo más parecido a la propuesta del programa socialista: “hacer efectivo el derecho a una vivienda digna”. Pues no, 30 metros cuadrados no son una vivienda digna. Como tampoco es una vivienda digna aquella a la que hay que dedicar hasta el 70% de los ingresos familiares, o los alquileres que se revalorizan cada año el doble del IPC… En ese mismo programa socialista se había escrito que el PSOE procuraría que el gasto de vivienda no fuera más allá del 30% de los ingresos familiares…

El resultado de la gestión de la ministra de cuota encargada de la nueva cartera de Vivienda, ha sido que ni se persiguen los pelotazos inmobiliarios, ni el coste de la vivienda se ha moderado significativamente, ni se han frenado las tendencias que aparecieron en los últimos años del felipismo y se fortalecieron durante todo el aznarismo: considerar al “ladrillo” como el refugio del dinero especulativo.

En realidad, la única tarea digna de mención realizada por el ministerio de la vivienda (la casi totalidad de competencias posibles de este departamento ya están transferidos a las comunidades autónomas) ha sido, precisamente, la constitución del propio ministerio. Nada más.

Educación: degradación galopante

El programa socialista proponía alcanzar la media comunitaria en el 2010. El resultado ha sido que, hoy, la Unión Europea ha situado a la cola de la educación europea a España. Justo en ese mismo día, se ha sabido, gracias a un reportaje con cámara oculta, que determinado colegio de Madrid, vende literalmente los aprobados a cambio de una cuantiosa matrícula. Y aquí no ha pasado nada. Del ministerio no ha partido ni una declaración, ni la promesa de una investigación, ni siquiera una condena a los centros privados que realizar esta práctica mafiosa.

Pero hay algo peor. Si, sobre parte de la enseñanza privada recaen sospechas de corrupción, sobre la enseñanza pública lo que existe es evidencia de desintegración. El curso pasado pudimos ver los centros de estudios españoles convertidos en territorios comanche dominados por latin kinas, ñetas, maras salvatruchas, etc. Pudimos ver como un jefe de estudios del instituto en el que acababa de ser acuchillado uno de nuestros muchachos, decía que “comprendía” que los latin kinas, llevaran navaja; el imbécil afirmaba condescendientemente “forma parte de su cultura”. El que un funcionario público, dedicado a la enseñanza, no sepa siquiera distinguir la cultura, del crimen, sería suficiente para enviarlo a galeras y en un Estado democrático, simplemente destituirle y sancionarle. En la España de ZP, nada ocurrió.

La gratuidad de los libros de texto contemplada en el programa socialista, no se ha llevado a cabo. A PRISA no le gusta pues, no en vano, mantiene dos divisiones editoriales de libros de texto. No se ha dado ningún paso para alcanzar la reforma de la enseñanza propuesta en el programa socialista. El fracaso escolar sigue siendo del 40%. El analfabetismo estructural avanza. Las aulas convertidas en fotocopias reducidas de NNUU, con alumnos de docena o docena y media de nacionalidades, hace que las familias literalmente “huyan” de la enseñanza pública, degradada y con profesores desmotivados, convertida en verdadero almacén de alumnos en horario laboral de sus padres, pero, desde luego, cada vez más, alejado de su función didáctica.

ZP solamente ha sido capaz de abrir una polémica absurda sobre la enseñanza de la religión. Ha negado a la religión tradicional de nuestra sociedad, estar presente en las aulas, y, paralelamente ha realizado contrataciones masivas de enseñantes de religión islámica… Estas decisiones absurdas han servido para que el principal partido de la oposición perdiera los papeles: lo importante no es si se enseña tan o cual cosa… sino explicar el por qué del fracaso escolar tan elevado que nos sitúa a la cola del mundo desarrollado.

Si a todo esto añadimos que la enseñanza está presa de los intereses de los nacionalismos periféricos, maestros en la falsificación de la historia y en convertir a la enseñanza en vehículo ideológico, podemos entender el por qué la enseñanza está absolutamente moribunda.

Trabajo: trabajar menos, trabajar más barato…

El programa socialista proponía “crear más empleo y de más calidad”. Contrariamente, hemos tenido un empleo progresivamente más precario, salarios un 0’8% más exiguos y abaratamiento del despido…

Cuando el gobierno habla de flexibilización del mercado laboral lo que está hablando es de abaratamiento del despido que ha pasado de 33 días por año de indemnización, a 45 días…

Cuando el gobierno habla de “empleo de calidad”, olvida que entre abril y junio de 2005, el salario neto a descendido un 0’8%.

Cuando el gobierno habla de “atajar la precariedad”, olvida que en el mes de julio de 2005, por poner un ejemplo cercano, el 92’6% de los contratos son temporales y la precariedad alcanza a un tercio del mercado laboral.

Estas son las cifras, la realidad.

Bienestar social: apenas un chiste en el país de ZP

El programa electoral del PSOE proponía la mejora de las pensiones más bajas y aumentar el fondo de reserva. Ha ocurrido justo lo contrario. El 76% de los pensionistas, en este momento, está cobrando menos de 600 €. Si no tienen ahorros previos, tres cuartas partes de los pensionistas se sitúan prácticamente en el umbral de la pobreza. De hecho, las cifras son absolutamente terribles y descorazonadoras para quienes cotizamos desde hace décadas a la seguridad social: 8.000.000 de personas viven por debajo del umbral de la pobreza, con apenas 400 € mensuales de pensión.

Esta situación contrasta con la realidad de los trabajadores españoles: comparados con otros trabajadores europeos, nuestros trabajadores se jubilan más tarde, es decir, que cotizan más tiempo a la seguridad social y, por tanto, deberían percibir una pensión mayor. Pues no: la tendencia de la reforma propuesta por ZP-Caldera que debería de aplicarse en el 2015 va en una dirección extremadamente desagradable para los trabajadores. La reforma está basada en el abaratamiento de las pensiones y en estimular capitalizaciones privadas, alargar la edad de jubilación y elevar los plazos de cotización para recibir pensiones. De hecho, la propuesta Caldera lleva de los 15 años actuales de cotización para recibir una pensión, a un mínimo de 20 años, lo que supone, en la práctica un recorte del 20%.

Alguien se ha equivocado en sus cálculos, pero será, sin duda, uno de los que perciben las pensiones más altas, esto es, algún funcionario socialista.

Inmigración

Disipado ya el mito –en el que solo los tontos como Caldera siguen defendiendo contra toda lógica- de que los cinco millones de inmigrantes están aquí para pagar las pensiones de nuestros abuelos, ahora toca afrontar la inmigración como lo que es: un problema.

El inmigrante medio tiene un perfil perfectamente definido: “trabajador extracomunitario no cualificado, sin contrato o con contrato en precario, habitante de un gueto, preferentemente hispanoamericano, magrebí o pakistaní y con una importancia creciente en el mercado de trabajo español”.

El 81% de los inmigrantes que se encuentran en España son extracomunitarios. De ellos, 1 de cada 3 son latinos (ecuatorianos, colombianos y peruanos, esto es, andinos). Aunque parezca increíble las cifras sobre la presencia de marroquíes, oscilan entre los 250 y los 400.000. Una colonia de gitanos romanís procedentes de Rumania, engloba a 30.000 personas, dedicados, fundamentalmente, a la mendicidad y a actividades de dudosa legalidad. Catalunya, Madrid, Valencia y Andalucía, son las zonas que registran un mayor índice de presencia inmigrante. Construcción, hogar y campo, los sectores laborales que nos emplean… precisamente los tres sectores que evidencian mayor precariedad laboral.

Lo más sorprendente es que hoy residen en España 5.000.000 de inmigrantes… pero solamente 1.750.000 cotizan a la seguridad social ¿y el resto? Misterio… un misterio que los cerebros que idearon la reforma de la ley de extranjería no resuelven. Por otra parte, esta cifra es todavía más significativa si la redimensionamos: los inmigrantes tienen los niveles salariales más bajos y, paralelamente, los núcleos familiares más fértiles y numerosos. De ahí que, en lo que a la Seguridad Social se refiere, los inmigrantes absorban mucho más recursos que lo que pagan en concepto de cotizaciones (bajos salarios y a tiempo parcial, frecuentemente, a los que corresponden las cotizaciones más bajas, casi simbólicas)…

Seamos claros: los derechos de los trabajadores españoles no son los mismos que los derechos de los recién llegados. En justicia, no pueden tener los mismos derechos, aquellos que residen en España desde generaciones y, desde generaciones han contribuido con sus impuestos, a la construcción de este país, que quienes acaban de llegar, sin ser invitados. Puede parecer duro, pero un Estado no difiere esencialmente de una vivienda: allí viven los que tienen derecho a vivir en ese espacio por que tienen algún vínculo entre sí, han construido ese espacio o lo han mejorado progresivamente… en una vivienda cualquier recién llegado, aun siendo acogido con generosidad y voluntad de integración, tendría sus movimientos disminuidos y sus derechos jamás serían los mismos que los de los propietarios del inmueble. Por una perversión de la mente, aplicar este criterio y esta lógica a la inmigración, se considera lesivo para los derechos humanos. Quien habla de “humanidad”, habla de algo vago, ambiguo, indeterminado y nebuloso. La “humanidad”, como tal, no existe, existen los seres humanos, que se organizaban en tribus en el neolítico y en naciones en la modernidad. La historia ha generado “culturas” que corresponden a naciones o bloques de naciones. Esa es la llana, límpida y absoluta realidad. El hecho de que ZP, a Caldera, a la Rumi y sus secuaces, tengan problemas de identidad, no quiere decir que esa tara cultural, deba sufrirla toda nuestra nación. La cultura española forma parte de la occidental. La nación española forma parte de la Unión Europa. Está claro que ZP y su diálogo de civilizaciones no puede advertir conceptos tan simples como “cultura”, “nación”, “espacio geopolítico”, “diferencias culturales”, “dificultad de integración”, “asimilación de la inmigración”, etc. Para sobrevivir, una nación y el pueblo que la habita, precisa tener muy claros y vivos estos conceptos.

En una nación dada, los habitantes de esa nación son los primeros beneficiarios de lo que ellos y las generaciones que les han precedido, han sido capaces de construir. Por eso los derechos de los trabajadores españoles y de sus familias, son, en el marco de la nación española, prioritarios ante los derechos de cualquier otro colectivo alógeno. Si, “españoles primero”. Es así de simple. Al optar entre los derechos de los inmigrantes, el gobierno ZP afirma, confirma y opta por una política decididamente antisocial lesiva para los trabajadores españoles.

© Ernesto Milà – infokrisis – infokrisis@yahoo.es

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