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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

La tercera recesión ya

La tercera recesión ya

Info|krisis.- La crisis económica mundial ha llegado a tal extremo que para evitar referirse a ella como a un todo, se utiliza el eufemismo de aludir a “recesiones”. Vamos por la tercera desde 2007. Resulta inevitable que afecte de manera brutal a la economía española. Menos comprensible parece que afecte incluso a las locomotoras del a UE (Alemania y Francia). Sin embargo, todo se entiende mucho mejor si se tiene en cuenta que las grandes economías de Iberoamérica (Argentina y Brasil) empiezan a fallar y que tienen un volumen suficientemente grandes como para que sus repercusiones afecten a todo el mundo. Delicias del mundo globalizado.

Argentina y Brasil, dos países inmensamente ricos y con potencialidades económicas espectaculares y, sin embargo, mal gestionados, amenazan con situarse en el ojo del huracán de lo que se empieza a llamar “tercera recesión”. La coyuntura política internacional caracterizada además por las sanciones de “Occidente” a Rusia, a raíz de la crisis ucraniana, agrava la posición de la UE. Los EEUU parece que resisten las primeras avanzadas de la nueva recesión, pero en el momento en el que ésta vaya creciendo en Iberoamérica se verán arrastrados también. En Europa, en cambio, la nueva situación ya no puede explicarse como las dos recesiones anteriores, por el despilfarro del “frívolo Sur” en detrimento del “virtuoso Norte”.

Tampoco los excesos en materia inmobiliaria ni en exposición a riesgos bancarios, explican el que la economía de la zona Euro entre en recesión. Lo único que explica esta situación es la interrelación entre las economías nacionales de la zona euro con el resto de economías extra europeas dentro de un mundo globalizado en el que cualquier pequeña crisis local repercute en todas las economías mundiales al poco tiempo. Obviamente, los mentores de la globalización prefieren aludir a “recesiones” localizadas geográficamente en algunas zonas, evitando dar la impresión de que forman parte del mismo fenómeno: la crisis económica mundial desencadenada a partir de 2007, esto es, la primera gran crisis de la globalización. Esta crisis es irreversible y su prolongación demuestra, en sí misma, la imposibilidad de un sistema mundial globalizado.

Si ese modelo económico mundial sigue en pie es solamente porque permite al capital especulativo obtener unos beneficios imposibles de alcanzar en una economía productiva a escala nacional o de “gran espacio económico”. La transformación de la economía productiva en especulativa es precisamente el desencadenante de este vaivén de recesiones.

El segundo gran desencadenante afecta a la economía productiva, pero tiene también que ver con la obsesión por la búsqueda de máximos rendimientos al capital invertido. No es lo mismo producir en un polígono industrial de cualquier región española que en los arrabales de Hunan en China… Estamos ante una economía en la que las economías que tienen los costes de producción más bajos y los países que antropológicamente están más predispuestos para el trabajo servil y automatizado, con menos condiciones laborales, son más competitivos en relación a los países de nuestro entorno cultural. En esas condiciones la deslocalización empresarial con la consiguiente desertización industrial en el antiguo Primer Mundo, resulta inevitable… y con él la precarización de las condiciones de vida, la inseguridad y el empobrecimiento inevitable de la mayor parte de las sociedades occidentales.

No es raro que las dos recesiones anteriores hayan dejado especialmente en Europa un agrio sabor de boca: las nuevas generaciones advierten que faltan oportunidades y que difícilmente van a poder ejercer sus carreras en el Viejo Continente, al menos con una remuneración que suficiente que justifique años de estudio. El paro aumenta poco a poco en toda Europa y en aquellas zonas en las que está más disminuido (como en Alemania) es porque aumenta la precarización del trabajo y el mileurismo. Europa ya no puede alardear de tener las leyes sociales más justas y avanzadas: cada día que pasa, para ser “competitiva”, precisa rebajarse a las condiciones del “mandarinato”. No es raro que la brecha entre la “Europa oficial” y la “Europa real” vaya en aumento y en todas partes, al centro-derecha y al centro-izquierda tradicional vayan perdiendo influencia en beneficio de movimientos más radicales que piden una rectificación, no sólo del modelo económico europeo y de su papel dentro de la globalización, sino también de los sistemas políticos y especialmente de las correlaciones de fuerzas que se han mantenido inalterables desde 1945. La “construcción europea” está detenida desde hace diez años: primero por la timidez en definir Europa en aquel proyecto de constitución elaborado por Giscard d’Estaing y sometido en España a referéndum por un recién llegado ZP. Luego por el inicio de la crisis económica. No sólo el modelo económico mundial es inviable, sino que el modelo de la UE no ha hecho, desde el inicio de la crisis, más que aumentar el euroescepticismo.

No se sale de la crisis ni de sus reediciones dándoles el nombre de “desaceleración” o de “recesión”, sino emancipándose de la globalización.

Y luego está el particular caso de España. Contrariamente a la propaganda de un gobierno que ya está preparando el próximo año electoral, no solamente no salimos de la crisis, sino que cada vez el país está más empantanado. Las exportaciones, mucho más que el consumo interior, es lo que han salvado a España en los últimos años y eso a costa de ganar competitividad rebajando conquistas sociales con el beneplácito de los sindicatos subvencionados. La subsistencia de algunas zonas del país, especialmente  de la orilla mediterránea, está vinculada estrechamente al fenómeno turístico. Se entiende perfectamente porqué la Generalitat de Cataluña ha considerado casi una cuestión de “seguridad” el impedir que los medios de comunicación local trataran como se merecía la crisis de la legionela que en pocos días ha costado diez vidas a causa del negligente control del autogobierno catalán sobre 19 torres de refrigeración de Sabadell y Rubí. Si el turismo se hunde en Cataluña, ciudades como Barcelona, cuya única actividad y su fuente preferencial de ingresos, es el turismo, quedarían al nivel de Detroit, quebradas, abandonadas y con las malas hierbas creciendo en las calles (con o sin independencia).

El hecho de que esta vez el foco de la crisis se sitúe en Iberoamérica hace que afecta más directamente a la economía española. Nuestros bancos han sobrevivido gracias a los más de 200.000 millones de euros insertados por socialistas y populares entre 2008 y 2014 para cubrir su agujero negro y sus actuales beneficios proceden de dos actividades: la compra de deuda pública del Estado con dinero del Banco Central Europeo y de la actividad desarrollada fuera de España… en buena medida en Argentina y Brasil. Amén de que ambos países son destinos habituales para nuestras exportaciones.

No es que, la nueva realidad económica, “disminuya” las previsiones optimistas del gobierno formuladas hace apenas un trimestre: es que las anula completamente. No es que “el crecimiento se modere”, no es que en los próximos meses vayamos a “crecer menos”, como dicen los portavoces del gobierno: es que nuestra sociedad se precarizará mucho más.

La unión de estos tres factores: repercusiones de las sanciones a Rusia, tercera recesión y avance del ébola, no sólo nos harán “perder una décimas” en el crecimiento económico previsto por De Guindos… sino que, de confirmarse, generarán un repunte del paro, mantendrán el estancamiento de los salarios, impedirán el pago de la deuda, corriendo el riesgo de sepultar los actuales equilibrios de fuerzas políticas y al propio sistema político.

¿O es que alguien pensaba que una sociedad –por muchos que sean los mecanismos ideados para mantenerla narcotizada- puede soportar impasible ocho años de crisis económica sin que la crisis social generada resquebraje el sistema político? La “tercera recesión” corre el riesgo de ser la tumba del régimen nacido en 1978.

© Ernesto Milá – info|krisis – infokrisis@yahoo.es – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen

 

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