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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

LA DEPRESION: ENFERMEDAD DEL OTOÑO


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Infokrisis.- Artículo escrito para la revista Nuevos Horizontes en su número 9. Este artículo fue luego desarrollado en un libro publicado por PYRE del que se vendieron en pocos meses 3.000 ejemplares: "La Depresión y la madre que la parió". Por formación siempre hemos experimentado particular interés por la psicología y la psiquiatría y nos ha interesado particularmente la mente humana, acaso por haber conocido a demasiada gente perturbada. De todas las enfermedades de la mente, seguramente la depresión es una de las más demoledoras y terribles, no solo para quien la sufre, sino para quien está cerca del que la sufre. Estas páginas periodísticas pueden ser consideradas como una introducción al tema

 

ABATIMIENDO Y FRUSTRACION EN EL RETORNO AL TRABAJO

La depresión: enfermedad del otoño

El retorno de las vacaciones no supone solo una movilidad geográfica o el retorno a lo cotidiano en nuestras vidas, es un "momento de riesgo" que nos enfrenta a la posibilidad de un desmoronamiento interior. Septiembre es el mes de las depresiones. Las depresiones son las enfermedad del siglo XXI.

A partir de los últimos días de vacaciones se evidencia un sentimiento de frustración y desánimo. A pesar de que nuestro cuerpo sigue en el lugar de ocio y esparcimiento, nuestra mente empieza a valorar lo que supondrá el retorno: el enfrentamiento con los problemas que se han dejado antes de las vacaciones, mismos lugares, mismos rostros, mismos incidentes... De hecho, muchos ya no están en condiciones de reincorporarse al trabajo el 1º de septiembre.

LOS PRIMEROS SINTOMAS

Existen muchos deprimidos que ignoran serlo; creen que están atravesando "un mal momento", que tienen motivos objetivos y racionales para sentirse tristes, o que están atravesando una dolencia que los médicos no saben aislar e identificar. Están deprimidos sin saberlo y, lo que es peor, corren el riesgo de agudizar en las semanas siguientes ese estado.

Los síntomas que aparecen suelen ser diversos, pero se repiten en todos los pacientes: una tristeza irreprimible, quizás sin motivos o bien exagerando algún motivo; esta tristeza se evidencia en un estado de abatimiento permanente y de reclusión en uno mismo; abundan los llantos sin motivo, el no querer salir de casa. Invariablemente lo depresivos se sienten agotados, especialmente a primeras horas de la mañana, carecen de fuerza para salir de casa, les fallan las piernas, se agotan incluso al hablar; algunos desarrollan estados hipocondríacos convencidos de que tienen anemia, alguna enfermedad orgánica o símplemente están desarrollando tumores. El hecho de que pierdan peso y no tengan ganas de comer les confirman en estos temores.

Para colmo tienen necesidad de soledad, pero la soledad les crea pensamientos sombríos. No encuentran respuestas: ni razones para vivir, ni se sienten útiles, ni le ven sentido a la vida. Aparecen ideas de suicidio posteriores a las dificultades para estructuras un pensamiento orgánico y coherente. Sienten que les cuesta trabajo concentrarse y pensar. Su nivel de autoestima desciende hasta extremos alarmantes: empiezan dudando de sus propias capacidades y terminan odiándose a sí mismos. En el extremo límite de la enfermedad experimentan alucinaciones. En tal estado, el único tratamiento aconsejable es el internamiento en un centro de salud mental.

EL DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD

Detectar la depresión justo en sus primeros síntomas es el mejor método para atajar su avance. Desgraciadamente, casi siempre se llegar tarde. Son raros los casos de depresión advertidos antes de los cuatro meses de aparición de los primeros síntomas. En realidad el paciente ignora lo que le ocurre. A partir del hecho de asumir su enfermedad, el desarrollo de la misma puede prolongarse entre uno y dos años. Son raras las depresiones que se prolongan por más tiempo, por el contrario, son relativamente frecuentes las recaidas cíclicas.

Existen depresiones leves en las que el paciente intenta aliviar su dolencia; la gravedad de una depresión se mide en el momento en que el paciente renuncia a su propia curación. Es posible que incluso sufra tendencias masoquistas y, en cualquier caso, autodestructivas que pueden llevarle al suicidio.

LOS TRATAMIENTOS


Puede resultar paradójico el que se aconseje a los familiares de los depresivos que no hagan nada, se abstengan de darle consejos, eviten tratarlo como a un enfermo, enfadarse con él, o simplemente darles consejos que no tendrán fuerza para realizar. Cuando el depresivo ve en torno suyo preocupación y desvelos, experimenta un sentimiento de culpabilidad que le sume más en la tristeza. Si se le lanzan recomendaciones del tipo "haz un viaje", "distráete", la imposibilidad que tiene para sacar fuerzas, le confirma en su sensación de estar acabado. Seguir el consejo es algo superior a sus fuerzas.

En estos casos, los familiares de los deprimidos lo pasan casi tan mal como él. No pueden hacer nada, solamente seguir una serie de consejos: evitar convencer lógica y racionalmente al deprimido de que puede superar su enfermedad (no puede), no enfadarse con el deprimido ni afearle su actitud (si lo hacemos se sumirá más en la enfermedad), evitaremos agobiarle (procuraremos no demostrar ni afecto excesivo, ni distanciamiento toal), vigilar de cerca pero discretamente la evolución de su enfermedad (puede derivar hacia tendencias autodestructivas), vigilar la medicación (ya sea una terapia convencional o naturista, lo importante es que la regularice)... poco más puede hacerse con el depresivo.

Una depresión no dura siempre. Una vez tocado fondo, el depresivo no tiene otra opción que recuperarse. La velocidad de esta recuperación dependerá de muchos factores (intensidad de la crisis, personalidad del enfermo, situación emotiva y social, etc.) pero siempre, antes o después, llegado al extremo de la crisis, mejorará.

La depresión no es una enfermedad terminal (solo puede serlo en casos autodestructivos o extremos). Es un signo de los tiempos: a un época caracterizada por la velocidad, la competitividad, la inestabilidad y lo cotidiano, corresponde una dolencia del alma que aparece en todos aquellos que no se sientes en condiciones de afrontar el día a día. El número de afectados por depresión en los países occidentales cuadruplica al número de afectados por dolencias cardíacas. La depresión nos amenaza a todos, está ahí, a la vuelta de la esquina, al retorno de las vacaciones.

[RECUADRO]

ESQUEMA DE FUNCIONAMIENTO DE LA MENTE

El estudio del cerebro y los mecanismos de la psicología humana han sufrido un retraso desde el Renacimiento, en relación a otras ciencias. Solo a lo largo del siglo XX fue posible establecer un modelo aproximado del funcionamiento de la mente.

Existen distintos niveles en la mente:

Consciente: compuesto por todo lo que sentimos, vemos y experimentamos aquí y ahora.

Inconsciente: compuesto por procesos dinámicos que no llegan necesariamente a la mente consciente, pero que condicionan nuestros comportamientos. Está formado por los instintos propios de la especie más todo el trasfondo reprimido, caótico e irracional que albergamos.

Preconsciente: es una parte del inconsciente compuesta por pensamiento y sentimientos almacenados en la memoria y que pueden salir a la superficie con un leve esfuerzo de la voluntad.

El inconsciente tiene unas características de trabajo propias:

-    Es atemporal: los problemas no resueltos en el inconsciente quedan latentes y aparecen en cualquier momento.
-    Es paradójico: alberga en su interior pensamientos contradictorios, A y no-A pueden estar presentes al mismo tiempo. La lógica y la contradicción son asuntos del consciente, el inconsciente es paradójico e irracional.
-    Utiliza símbolos: los símbolos son expresiones sensibles de ideas, dramatizaciones esquemáticas que funcionan mediante analogías. El inconsciente entiende los símbolos (que llevan al pensamiento mágico) y rechazan el pensamiento lógico.

[recuadro]

CLASES DE DEPRESIONES

DEPRESION ENDOGENA: Son las producidas por problemas interiores del sujeto que no tienen nada que ver con su mundo exterior. Se originan dentro del propio organismo sin causa externa que resulte identificable.

DEPRESION EXOGENA: Son producidas por sucesos traumáticos generados en el medio ambiente del sujeto.: conflictos familiares o laborales graves, etc. En estos casos el paciente es capaz de comprender y avaluar lo que le está sucediendo y la realidad del entorno.

DEPRESION PSICOTICA: Caso extremo de depresión en la que aparecen alucinaciones (percepciones falsas), delirios (creencias falsas) y alteraciones en la percepción y evaluación de la realidad.

PSICOSIS MANIACO DEPRESIVAS: caracterizada por la alternancia de ciclos de euforia sin límites alternados con depresiones, sin que exista lógica para unas situacioens ni para otras.

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