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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

Las políticas de la Nueva Era

Infokrisis.- Este artículo, escrito en 1989 debía de formar parte de una obra bastante extensa sobre el pensamiento de la New Age. Una vez acabada, el volumen no justificaba la banalidad del tema abordado y hubimos de desechar su publicación. Algunos capítulos aislados, sin embargo, tienen cierto interés incluso veinte años después de haber sido escritos.

 

La correlación entre el activismo contracultural y social de los años 60 y primeros 70 era demasiado evidente como para que desapareciera toda huella en la fase siguiente, la "New Age". Así como, en general, la contracultura tuvo una traducción política habitualmente de izquierda radical y utópica, el perfil político del "newager" tiene unas raíces más profundas, si bien con un carácter mucho más desdibujado.

Las raíces fabianas

El fabianismo es una de las variedades peor conocidas de socialismo. Es difícil encontrar en lengua española más de tres páginas dedicadas a los fabianos en las distintas y voluminosas historias del socialismo. Y sin embargo, una parte de los "newagers" reconocen a los fabianos como precursores.

Fundada en 1884 por el matrimonio Webb, la Sociedad Fabiana tomó este nombre de la historia de Roma. Existió un general, Quintus Fabius Máximus, que durante meses hizo creer a Aníbal y a sus cartagineses que Roma accedería a una paz honrosa. Los cartagineses, confiados en sus posiciones ventajosas, aceptaron negociar con Quintus Fabius, quien lo único que buscaba era ganar tiempo para ir mejorando las posiciones, reforzando la retaguardia y reorganizando las legiones. Quintus Fabius fue, por esto, llamado "el contemporizador" y su estrategia se mostró acertada. F. Podmore, uno de los fundadores de la Sociedad Fabiana escribió. "Es preciso saber esperar el momento oportuno, como Fabio hizo pacientemente en su lucha contra Aníbal a pesar de las críticas de que era objeto por su lentitud; cuando llegue el momento, hará falta atacar como hizo Fabio"...

Los Socialistas Fabianos querían "contemporizar" con el capitalismo, reformarlo gradualmente (también se ha llamado al fabianismo, "socialismo gradualista") y evitar todo choque frontal entre las fuerzas sociales emergentes y el poder. Estaba aun caliente la masacre de St. Peter's Field, más conocida como la "Matanza de Peterloo" (las fuerzas represivas fueron mandadas por Lord Wellington, el vencedor de Napoleón en Waterloo); este episodio, con 11 muertos y 500 heridos, convenció a la clase obrera británica de la imposibilidad de un asalto frontal al poder.

Algunos de los primeros fabianos (los Webb, Herbert Georg Wells, Bertrand Russel, Leonard y Virginia Woolf, William Morris, Georg Bernard Shaw, etc.) habían sido simpatizantes del socialismo utópico y esteticista teorizado por Jhon Ruskin. Socialistas, pero no marxistas, utópicos en sus ideales, pero suficientemente realistas como para buscar vías estratégicas tangibles, inspirados en ideales filantrópicos, fraternos y progresistas, los fabianos constituyeron un sector de socialistas místicos, muchos de cuyos miembros frecuentemente pertenecían a sociedades ocultistas y teosóficas; pronto los fabianos constituyeron un grupo de presión dentro del Partido Laborista y pusieron en marcha verdaderos centros de formación de cuadros, el más importante, sin duda, la London Economic School, en donde, a partir de su fundación en 1894, se han ido formando las élites ilustradas de la finanza y el poder, frecuentemente movidas por inspiraciones filantrópicas y humanitarias.

La estrategia fabiana se centraba en la penetración en el Partido Laborista y en la acción municipal. La idea del matrimonio Webb anticipaba la propuesta de los "newagers ("pensar globalmente, actual localmente") y pretendía "encontrar soluciones administrativamente factibles a los problemas sin preocuparse de la filosofía subyacente" (C.D. Cole). Los fabianos querían actuar fundamentalmente a través de los niveles administrativos y municipales más próximos a la población. Este trabajo y un conjunto de prestigiosos intelectuales y científicos, harían posible la transformación de la sociedad en un sentido progresista.

Pues bien, uno de los primeros fabianos fue H.G. Wells, el famoso autor de novelas de ciencia ficción. Wells terminó peleándose con los Webb, pero su libro "La conspiración franca"   expone, no tanto los ideales personales del autor, como las reflexiones que había realizado durante sus casi veinte años de colaboración con la Sociedad Fabiana. Y este libro -un verdadero manifiesto- ha sido muy tenido en cuenta por los teóricos de la "New Age".

Cuando Marilyn Fergusson titula a su famoso libro "La conspiración de Acuario", lo hace evocando la figura y el libro de Wells y considera explícitamente que la acción de los "newagers" pretende llevar adelante lo teorizado por Wells y los fabianos.

Wells y los fabianos pretendían que el poder cambiaría cuando por presión de las bases de la sociedad, cuando éstas hubieran, a su vez, cambiano. Y para eso pretendieron asaltar el poder municipal, pues de él dependían las reformas que más pronto llegaban al ciudadano y a través de él se podía incidir sobre la educación. La componente mística era evidente; el primer capítulo del libro de Wells se titulaba "Necesidad de una religión para la vida humana". Hablaba implícitamente de holismo: "La conspiración franca debe ser heterogénea", decía. Sentó las bases de una comunidad mundial: "la alegría del bienestar físico habrá de ser un día patrimonio general de la Humanidad" (...) "La conspiración franca es el despertar de la humanidad".

Pues bien, todos estos elementos se encuentran presenten en la "New Age" que ha agradecido en muchos textos y reconocido la patermidad de ideas que adeudan a Wells.

Restos de la resaca contracultural

El fin de la guerra del Vietnam, la represión (proceso a los "ocho de Chicago"), la dimisión de Nixon, el cansancio por años de activismo sin avances patentes, fueron causas objetivas encadenadas que desmovilizaron los movimientos por los derechos civiles y el pacifismo, anexos al movimiento de la contestación contracultural. Con la mayoría del SDS desmovilizado, las fuerzas de izquierda perdieron terreno, el mismo feminismo moderó sus postulados, desaparecieron los grupos armados, "Watherman" y "Black Panther", y muchos contestatarios se reciclaron en movimientos de potencial humano, sectas orientalistas, grupos de psicología transpersonal, etc. En muchos de ellos el recuerdo de sus orígenes políticos siguió presente aun en forma de rescoldo.

Jerry Rubin, uno de los ocho de Chicago reconoció el error de la contestación: "EL movimiento espiritual es el verdaderamente revolucionario. Si no hay autoconciencia, el activismo político se  convierte en un perpetuo ciclo de irritación... Yo no podía cambiar a nadie sin haberme cambiado a mí mismo". Rubin, en el fondo era el paradigma de lo que había pasado con la contracultura. Agitador en 1965, veinte años después siempre empezaba sus conferencias mostrando su tarjeta de crédito Master Card.

El contracultural americano terminó integrado en el sistema que pretendía destruir. Su capacidad de adaptación fue impresionante; muchos de ellos alcanzaron puestos de responsabilidad en las administraciones republicanas y demócratas y el mismo Clinton, ligado al movimiento contra la guerra del Vietn-Nam, ha llegado a la Casa Blanca. Ya que no era posible la revolución social, mejor optar por la revolución "interior". Era una nueva orientación adecuada al tiempo de reflujo.

Pero siempre en el movimiento de la "New Age" permanecerá el recuerdo de la contracultura a la hora de organizarse y seleccionar algunos métodos de acción: el feminismo se moderará y reciclará en forma mística, el pacifismo y la ecotopía cobrarán renovados bríos.

Tanto la contracultura como la Nueva Era son integrados por sus partidarios dentro de la historia americana entendida como una búsqueda de libertad: la libertad de todo vínculo de opresión nacional sería el leit-motiv de la guerra de la independencia y de lo que ha sido llamado el primer gran despertar de la espiritualidad americana (proliferación de grupos masónicos que inspiraron, con Washington y Franklin al frente, la constitución y la Declaración de Independencia), la liberación de todo vínculo físico y de la esclavitud, sería el tema del segundo gran despertar y de la guerra de secesión; entonces proliferaron, primero grupos religiosos específicamente americanos (adventistas, mormones, testigos de jehová) y luego sectas ocultistas (espiritistas, teósofos y neo-rosacrucianos). El tercer gran despertar, que se coagularía en una parte de la contracultura y en la "New Age" tiene como tema central también la liberación, pero ahora solo del cuerpo y de la mente.

Mundialismo

A lo largo del siglo XIX un pastor unitario, Ralph Waldo Emmerson, ministro de la Old North Chrusch de Boston, se separó de su iglesia y llevó la idea protestante del libre examen a sus consecuencias límites. A finales de siglo la Iglesia Unitaria, nombre que adoptaron los partidarios de Emmerson, empezaron a difundir ideas muy abiertas y plurales, ecumenistas, en definitiva.

Emmerson había pertenecido al "Trandescentalist Club", un grupo político-religioso que pretendía seguir una tercera vía entre el tradicionalismo y el materialismo. Defendían la superioridad del espíritu y la necesidad de fundamentar sólidamente la verdad religiosa; para ello proponían utilizar el alma iluminada por una especie de luz interior. En la práctica Emmerson defendía un idealismo panteista que traducía en una temática holística que fue recogida por la New Age.

La Iglesia Unitaria y Universalista, constituida en 1961 siempre han estado teñidas de un carácter extremadamente liberal y abierto, sus ceremonias son, en la práctica, asambleas de discusión sobre temas, dentro de un marco completamente desprovisto de ritualismo y muy liberal. Muchos de los contraculturales y "newagers" pertenecieron a esta comunidad religiosa, uno de cuyos puntos era precisamente el "mundialismo". Si Dios es universal, si se encuentra en todas partes y se manifiesta en cada objeto del cosmos, si todo hombre debe estar unificado con los demás, si Dios está en todo, las fronteras, las divisiones de clase y nacionalidad, huelgan y por tanto lo adecuado a esta situación es un gobierno mundial.

Algunas de estas ideas eran defendidas por fabianos y teósofos (sin que entre unos y otros pudiera establecerse una frontera sólida, ambos ambientes estaban en ósmosis) y a partir de la tercera generación de teósofos, en algunas ramas del movimiento la idea universalista se convirtió en tema central.

A partir de los años 20, la taósofa Alice Ann Bailey, fundó Lucis Trust -que unicialmente se llamó "Lucifer Trust"- sosteniendo la idea de que defendía la idea de que a un "gobierno mundial" correspondería una "religión mundial". Tras la segunda guerra mundial, Alice Bailey consideró que la "era de la luz" se había iniciado en 1945 con la creación de las Naciones Unidas, organismo en el que veía el embrión de un gobierno mundial. Algunos de los fundadores de las NN.UU. (Trigve Lye, Dag Hammarskjold, sus primeros Secretarios Generales) compartían estos mismos ideales hasta el punto de autorizar la apertura de una "Sala de la Meditación" en la sede de las NN.UU. en Manhattan, que ha sido considerado como el primer templo de la "religión mundial". La sala que responde a una geometría esotérica tiene en su centro un altar de magnetita y un cuadro de resonancias khabalísticas.

El "mundialismo" o "universalismo" ha pasado a ser, la definición del "newager" ante la cuestión nacional. La "Nueva Era" implica la superación de todo nacionalismo y la proclamación de un ecumenismo, a veces con rasgos sincrétidos.

Ultraliberalismo y estrategias de acción

Los valores de la politica "newager" muy frecuentemente se confunden con los del ultraliberalismo, tanto en su acepción americana (no tanto como doctrina económica, sino como forma de comportamiento no sometida a limitaciones ni más reglas que la ética y la moral) como en su consideración más europea. En efecto, las críticas de la "New Age" respecto a la economía de mercado son casi inexistentes. Ni un solo "New Ager" ataca directamente el "viejo paradigma económico" basado en el dominio del capital y los vaivenes del mercado. Las críticas se refieren solo a los prejuicios causados por los sistemas de producción a la naturaleza.

Las posturas "newagers" en este terreno son muestra de su idealismo utopista y del desconocimiento glogal de la naturaleza del "viejo paradigma económico". De hecho buena parte del movimiento vive de ese mismo mercado y de la colocación en él de sus productos. ¿Cómo iban a criticar aquello que les permite vivir?

Por otra parte, no se plantean en ningún momento modalidades efectivas de acción y de organización. Su idea general es que primero todos debemos cambiar, llegaremos a ese cambio mediante la discusión de ideas y la experimentación del nuevo paradigma. Cuando todos hayamos cambiado, el sistema de producción-consumo, el mercado, cambiará automáticamente. Me gustaría que me explicaran, no solo como van a cambiar de mentalidad los magnates del capital internacional y sino también los hambrientos del tercer mundo.
 
En cuanto al modelo organizativo, es libertario. Los "newagers" lo llaman SPINs (Segmented Polycentric Integrated Networks: Redes integradas policéntricas segmentadas): "Todo SPIN obtiene su energía de la asociación, a base de combinar y volver a combinar habilitades, instrumentos, estrategia, elementos, contactos. Al igual que el cerebro, el SPIN puede disponer de múltiples conexiones simultáneas en muchos puntos. Los segmentos de un SPIN son los grupos pequeños, que cooperan entre sí de forma fluida, sobre la base de valores compartidos. La multiplicidad de grupos robustece al movimiento". A los anarquistas de siempre esto les sonará a "grupos de afinidad", es decir, a aquella forma de organización que ha sido inoperante durante más de 150 años...

Estamos ante un vacío organizativo. Si bien es cierto que algunas tendencias han constituido organizaciones políticas clásicas (en el fondo el Partido Humanista y los ideales de su fundador, Silo, encajan perfectamente con una cierta visión de la "New Age" y serían el ejemplo más claro de un movimiento político inspirado en una parte de estos ideales.
 
Hay algo más que decir. Algunos "New Agers" están convencidos de que la administración americana puede ser ganada "desde dentro". Parfa ello alegan que tanto el Departamento e Defensa, como algunas entidades asistenciales ligadas al gobierno, ha acudido a ellos en busca de ayuda y cooperación, han firmado acuerdos para experimentar terapias psicológicas,  (la Marina en San diego autorizó cursos de Meditación Trascendental para sus tropas) "Han habido proyectos de investigación sobre meditación, biofeedback, fenómenos psíquicos y medicinas alternativas que se han financiado con fondos del Ministerio de Defensa". Es el viejo tema fabiano de ir ganando poco a poco espacio y hurtándolo al adversario. Existe toda una tradición americana de ver con desconfianza el aparato estatal federal y de procurar que éste quede reducido a la mínima expresión. La extrema-derecha y sus milicias armadas y el ultraliberalismo coinciden en que el Estado debe intervenir lo menos posible en la vida de los ciudadanos. Esta es también la opinión de la "New Age".

Autarquía transpersonal

Los "newagers" sostienen que toda persona debe vivir en plena autarquía interior, no necesitar nada fuera de sí. Autarquía quiere decir para Marilyn Fergusson: "gobernarse a sí mismo" y esto implica, no tanto una dimensión comunitaria, sino algo interior que estaría próximo al "ser uno mismo". Pero hay en esta consideración una compotente egoista e individualista no desdeñable y que enlaza con otras tendencias de la "New Age": ideas y consejos para triunfar en la dimensión social, para "vivir a gusto con el dinero", no "tener miedo al éxito".

Así el mensaje que estaba grabado en el Templo de Eleusis -"Conócete a tí mismo"- está amputado del que figuraba en la otra columna "Nada de más", verdadera llamada a la austeridad y a vivir sin atender a la llamada de lo superfluo y del consumo. El mensaje eleusino tiene un claro sentido globalmente considerado, que pierde si se secciona. "Conócete a tí mismo", reducido a la mera dimensión del yo.
 
De estos cinco elementos deriva la línea política de la "New Age". Es evidente que los "nesagers" debían necesariamente hablar de política si tenían una concepción "holística" de la sociedad, pero no es éste el terreno en el que mejor se mueven. La "New Age" tiene por revolucionario aquello que es solamente irracional. Idealismo utopista, ecología, mundialismo, pacifismo, una mezcla de antiautoritarismo pero aceptando fórmulas de liderismo limitado, aligeración de las estructuras de poder, evitar un enfrentamiento frontal con ese mismo poder, cuestionar las relaciones entre el poder y la población, pero dejando indemnes tanto el concepto del mercado y el resto del patriomonio del liberalismo económico, negligencia a estructurarse en organizaciones amplias y sólidas, capaces de movilizar masas y afrontar luchas en profundidad y de larga duración. Tales son las características de lo que se ha llamado pomposamente "política de la conciencia" o "política de transformación".

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