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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

¿Por qué ya nadie habla del 11-M? ¿Queda algo que decir?

¿Por qué ya nadie habla del 11-M? ¿Queda algo que decir?

Infokrisis.- La sentencia se publicó a principios de noviembre y, desde entonces, lo único que se ha hablado sobre el juicio del 11-M es a causa del libro de la mujer del juez que ha recibido críticas unánimes de la magistratura y ha borrado de un plumazo la sensación de limpieza y honestidad del juicio. Desde entonces, ningún medio ha vuelto a publicar ninguna información adicional sobre el mayor atentado de la historia de España. ¿Qué podemos pensar de este silencio? 

¿Informadores sobre el 11-M? ¿quiénes? ¿por qué?

Durante tres años y medio, quienes han investigado el atentado del 11-M en sentido crítico no han tenido dificultades en obtener informaciones contrarias a la versión oficial. Si todos los confidentes que han llamado al Mundo, a Libertad Digital y a la COPE se pusieran en fila, seguramente darían la vuelta a la manzana. Claro está que no todos venían con informaciones precisas y veraces. Siempre que se abre una redacción aparecen cinco tipos de sujetos:

-         Los que paranoicos que ofrecen información “averiada” simplemente porque en su locura creen haber llegado a una verdad incontrovertible, cuando no han hecho otra cosa más que reunir sus obsesiones personales a unos cuantos datos sesgados utilizados teleológicamente al servicio de su paranoia.

-         Los “confites” de los servicios de información (nacionales o extranjeros, públicos o privados, no lo olvidemos, que de todo hay) que intentan crear pistas falsas, desviar investigaciones solventes, y, en definitiva, impedir que los árboles dejen ver el bosque. Es una práctica habitual que se encuentra en el manual de operación de cualquiera de estos servicios.

-         Los “listos” que intentan vender información sin valor a precio de oro. Durante la transición cualquier individuo que llegaba a una redacción con informes sobre “grupos terroristas” de extrema-derecha, recibía una buena recompensa aun cuando a todos les constaba que la información eran un pastel de dimensiones colosales. Cámbiese eso por información sobre “terrorismo islámico” y se tendrá la situación actual.

-         Los “benefactores” que trabajando también para servicios información (insistimos, nacionales o extranjeros, públicos o privados) intentan colar informaciones veraces simplemente porque benefician a sus intereses y perjudican a otros competidores.

-         Finalmente, los que tienen verdaderamente informaciones veraces y consideran un deber ético darles salida, ¿dónde? Justo en los medios que se han manifestado, desde el principio, críticos respecto a la versión oficial del 11-M. En este caso, como en el primero, es posible que ni siquiera quienes aportan estas informaciones, sean completamente conscientes del valor y de la importancia del material de que disponen.

¿Se han secado las fuentes de información?

Lo que ha ocurrido en el caso del 11-M es que algunas de estas fuentes se han, efectivamente, secado. La sentencia ha generado el tránsito de la “verdad oficial” a la “verdad judicial” y esto ha cortado, en primer lugar, las fuentes que proceden de los servicios especiales (una vez dictada la sentencia ¿para qué seguir intoxicando?). Así mismo, los “listos” también han desaparecido de las redacciones (si ya hay verdad judicial y se ha cerrado el caso en los tribunales –a falta de los recursos de apelación- el valor del material de intoxicación ha bajado también).

La verdad, es que entre unos y otros, se había producido una verdadera invasión de información falsa en las redacciones de todos los medios que se han dedicado a investigar sobre estos temas… lo que, de paso, demuestra que estos medios iban bien enfocados y que alguien consideraba necesario intoxicar y obstaculizar la investigación. Lo que implica decir: “cuando han intoxicación es que hay intoxicadores… y que éstos trabajan en función de determinados objetivos de encubrimiento”.

Por otra parte, no hay que olvidar un elemento importante: estamos en período electoral y no se sabe, en este momento, de qué lado va a caer el poder en marzo de 2008. Este elemento es importante porque no hay que olvidar que a lo largo de estos últimos tres años y medio buena parte de la información contraria a la “versión oficial” ha procedido de elementos policiales “disidentes”. Se trata de funcionarios que, por muchos motivos, bien por repugnancia hacia la manipulación que se ha producido a partir del 11-M, bien porque fueron marginados por la administración socialista, lo cierto es que en estos momentos, a tres meses de las elecciones, ningún funcionario se quiere jugar su futuro. Además, es preciso recordar que da la sensación de que algunos medios están reteniendo información para lanzarla en los últimos treinta días previos a la consulta en las urnas. Por todo ello, durante unas semanas vamos a tener escasez de informaciones sobre el 11-M.

Pero ¿hay algo nuevo que revelar?

¿No será que no hay nada nuevo a revelar y que la sentencia ya ha cerrado la posibilidad a investigar una vía alternativa? En absoluto, de todas es esta la excusa más irreal. La sentencia no ha cerrado absolutamente nada, ha sido una especie de cierre el falso realizado en la esperanza de que este frente se mantenga calmado hasta las elecciones y luego ya se verá.

Sobre el 11-M queda casi todo por decir y lo fundamental es establecer una verdadera “hipótesis alternativa” que dé cuerpo e integre las informaciones difundidas por las empresas periodísticas que han trabajado en esa dirección. En nuestra opinión, con los socialistas en el poder jamás se podrá realizar una investigación objetiva y con voluntad de llegar hasta el final. Los propios socialistas temen lo que puede descubrirse y hasta donde pueda llegar una investigación e incluso temen que alguno de ellos pueda resultar salpicado. Para que se abra una investigación contraria a la que hasta ahora ha sido “versión oficial” es condición sine qua non que los socialistas sean alejados de los resortes del poder.

De lo contrario utilizarán toda su presencia en los mecanismos de poder o en la dirección de los distintos cuerpos de seguridad del Estado para bloquear y tergiversar esa investigación.La segunda condición es que una nueva investigación debe de partir de cero y considerar todos los elementos que sucedieron en aquella infausta mañana del 11-M de 2004.

Y ahí si que algunos directivos de informativos de la SER deberán de explicar cómo les llegaron informaciones tendenciosas desde pocos minutos después de cometido el atentado, lo que supone una voluntad deliberada desde el arranque del affaire a manipular a la opinión pública.

La tercera condición es modificar algunos elementos del código penal y acentuar las penas para funcionarios que mientan u oculten datos relativos al ejercicio de su cargo, aumentar las penas por perjurio y las penas por delitos de encubrimiento y difusión deliberada de noticias e informaciones falsas.

La última es investigar sin apriorismos y sin barreras: ni la Renault Kangoo, ni la mochila de Vallecas, ni la finca de Morata de Tajuña, ni el piso de Leganés lo explican todo. De hecho, sobre cada una de estas “pruebas” es posible establecer una sombra pesada de duda. Resumiendo, una nueva investigación sobre el 11-M debe partir de este hecho: sabemos muy poco sobre los atentados y de lo que sabemos, buena parte es discutible, incomprobable o, simplemente, intoxicación. Si no hay que partir de cero, caso hay que hacerlo de cero. Y con pies de plomo.

© Ernesto Milà – infokrisis – infokrisis@yahoo.es  

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