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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

La inmigración explicada a mi hija en 20 diálogos. 07. El "efecto llamada" y los responsables de las muertes

La inmigración explicada a mi hija en 20 diálogos. 07. El "efecto llamada" y los responsables de las muertes

Infokrisis.- Diariamente mueren ilegales en el Atlántico o en el Estrecho, llegar a Europa cuesta un tributo de sangre a la inmigración. En 2001, según ONGs marroquíes habían muerto en torno a 10.000 personas en el Estrecho, mientras el gobierno español las reducía apenas a 500. Pero hasta el mes de enero de 2006, la propia Guardia Civil, informaba al gobierno de que 3000 subsaharianos habían muerto en cayukos hundidos que preendían alcanzar Canarias. El responsable de esas 3000 muertes tiene un nombre: el desaprensivo que ha generado el "efecto llamada": ZP y su criminal política de inmigración.

 

 

Diálogo VII

El efecto llamada y los responsables de las muertes

[23 de octubre de 2006]

Papá, se dice que solo en un año han muerto 3.000 personas, la mayoría subsaharianos que intentaban entrar en España en cayuko, ¿qué sientes ante esta cifra?

Una mezcla de ira y dolor. Dolor porque ningún ser humano en su sano juicio se alegra de la muerte de otro ser humano. Pero tampoco la provoca. De ahí mi ira. Ira contra los que han generado, favorecido y estimulado el “efecto llamada”, gracias al cual se ha producido esta larga marcha hacia el norte. Experimento una gran repugnancia y náusea al citar el nombre completo del presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, así que la náusea es mejor citando solamente sus iniciales ZP, pero hay que recordar que el único descerebrado que ha creado falsas esperanzas a los subsaharianos de que podrían encontrar un hueco en el mercado laboral español, ha sido él y toda su política en inmigración no ha hecho otra cosa, ni ha servida para otra cosa más que para estimular el “efecto llamada”. Las 3.000 víctimas de los cayukos -3.000 en enero de 2006, hoy son muchas más, desde luego más de 4.000- son víctimas de la política criminal de ZP. Entenderás, por tanto, que el dolor por las víctimas que eran pobre gente a la busca de un mundo mejor, debe, necesariamente, de acompañarla la sensación de náusea y asco por la figura de ZP.

¿Tu crees que es posible combatir el “efecto llamada” y conseguir que las cosas vuelvan a su cauce normal? Estoy oyendo cada vez con más frecuencia, que la oleada migratoria es imparable…

No lo es y miente como un bellaco quien así lo afirme. Para detener la oleada, basta simplemente, tener voluntad de hacerlo. Te acordará que hace ocho meses, cuando el gobierno defendía la entrada de LaCaixa en Endesa, a través de Gas Natural, para satisfacer una de las exigencias del pacto del Tinell, cambió la ley que rige las OPAs, de un día para otro. Así que, cuando la cosa es urgente, no hay ley que resista una enmienda en forma de decreto-ley.

Sin embargo, el gobierno ZP no es capaz de reformar la ley de inmigración, ni de enviar circulares a los responsables de la Seguridad del Estado para que repatríen a los ilegales de manera expeditiva una vez pisan territorio español.

En África, el sueño de todo adolescente es tener unos pantalones vaqueros y calzado deportivo de marca. En África este sueño es muy difícil de satisfacer, pero inmediatamente llegan en cayukos a Canarias, los reciben junto a las raciones alimentarias. No es que critique estas medidas humanitarias es que te estoy exponiendo la triste realidad africana: si pudieran, todos los africanos pobres llegarían a Canarias para obtener ese premio. Dado que no puede ser, el problema consiste en demostrar, a las claras, sin fisuras, ni lenguajes humanitarios, algo tan duro como simple: no hay lugar para más inmigrantes en España. Y la prueba es que todo el que llega se va de regreso el mismo día en que llega. Y no solamente en cayukos, sino a los que entran por Barajas, por el Pirineo o por la frontera portuguesa.

¿”Efecto patada” frente a “efecto llamada”?

No es la mejor forma de definirlo, sin duda, pero la frase la pones tú: llámalo como quieras, ha muerto demasiada gente porque un gobierno holgazán y débil solo considera los problemas cuando son irresolubles, empezando por los que el mismo crea. La oleada de pateras, cayukos, los saltos a las alambradas, el desembarco masivo de Boeings-patera, etc, ha alcanzado tal volumen que, entiéndelo bien, no se trata solamente de poner un cartelito que diga “reservado el derecho de admisión” o respetar los escrúpulos de la ley de inmigración en cuanto a los plazos de repatriación: estamos viviendo una situación excepcional y a una situación excepcional corresponden medidas excepcionales.

Supongamos que lo que estoy proponiendo puede llamársele “efecto patada”. Dime ¿qué es mejor, dar una patada en el culo a cualquier intruso y dejar que este cuente lo que le ha pasado –en España me dieron una patada en el culo- o bien darle una bolsa de comida, otra de ropa, un par de mantas, llevarle en avión de Canarias a Castilla o a Murcia y decirle “Búscate la vida”?  En el primer caso, el inmigrante expulsado se convierte él mismo en un “efecto desmoralización”. Nadie más lo intenta porque sabe como termina la aventura. En el segundo caso, cada inmigrante que logra llegar ilegalmente a España se convierte en un reclamo para decenas de imitadores… buena parte de los cuales morirán en la travesía del mar. ¿Qué es más inhumano? La irresponsable tolerancia que cuesta vidas y traslada la pobreza a nuestro territorio, o el coraje de decir “No, tu no puedes venir aquí, está reservado el derecho de admisión, lo lamentamos, pero no hay sitio para ti”?

Creo que las dos actitudes son muy duras…

¿Qué crees que piensa el hombre que se está ahogando cuando su patera de ha partido en dos y no hay cerca un barco de rescate? Te lo diré: tiene miedo, recuerda a su familia que jamás volverá a ver, está desesperado por saber que va a morir. Pues bien, el responsable de estas tragedias que se repiten a diario, es solamente el imbécil incapaz de practicar una política enérgica en materia de inmigración.

El “efecto patada” tiene la ventaja de que desactiva situaciones como ésta. Puede que no haya más gente que pueda realizar su “sueño africano” (vaqueros y deportivas), pero, al menos, no mueren como se muere de manera terrible en medio del océano: sólo y desesperado, lentamente.

¿Y no sería mejor cumplir escrupulosamente lo establecido en la ley de inmigración, incluidos los plazos de repatriación?

No, y te explicaré el por qué. Esa ley fue reformada por unos completos incapaces que no valoraron el alcance de lo que estaban haciendo. Hasta no hace mucho era posible cumplir leyes análogas por la sencilla razón de que existía una inmigración por goteo. Ahora es “a chorro”. Estamos ante un problema masivo. Es como el problema de la droga: un cocainómano en 1977, era una excepción que alarmaba solamente a sus familiares, hoy es una epidemia; ha dejado de ser un fenómeno individual para convertirse en un fenómeno de masas. Así mismo, la Ley de Inmigración está pensada para resolver casos individuales… pero hoy estamos ante una oleada migratoria. Los trámites son largos y angustiosos para el repatriado. Por lo demás, la inmensa mayoría de inmigrantes ilegales que llegan, se quedan. Hace poco una web senegalesa decía: “España es el mejor camino para entrar en Europa. Basta con llegar a Canarias. Luego Zapatero te lleva en avión a Europa”. “Zapatero” es, sin duda, el único nombre de presidente de un país europeo que conocen los desheredados de África. Todo un honor. La triste realidad –para nosotros- es que hoy, casi la totalidad de inmigrantes que pisan España, se quedan aquí y solamente un porcentaje ínfimo es repatriado, solamente para que la prensa se haga eco de ello y no cunda todavía más la alarma. Por ejemplo, cuando Rubalcava habla de que en 2005 se realizaron 65.000 expulsiones de territorio nacional, miente descaradamente y sabe que miente: una cosa es que se expidieran 65.000 órdenes de expulsión y otra que solamente una parte ínfima de las mismas, sea por vía de urgencia, es decir, que la propia policía los acompañe a la frontera. En el resto de los casos, la “expulsión” se reduce a la recepción de un papel, nada más.

Por otra parte, si no puede expulsarse a nadie del que se desconozca su nacionalidad, eso equivale, en la práctica, a invitar a los inmigrantes ilegales a que la silencien. Claro que conocen su nacionalidad, pero ¿cómo admitir que callen? Ya han vulnerado demasiadas leyes como para seguir teniéndolos entre paños calientes: han vulnerado la ley de extranjería y mienten al ocultar su nacionalidad para beneficiarse de ello. Están incurriendo en un fraude de ley. Bastaría solamente una tarde plácida en el congreso de los diputados para que quedara establecido que la ocultación de nacionalidad es un delito penado con prisión o para que algún diputadillo enviara al Parlamento Europeo una proposición de ley en la que se instara a los gobiernos ribereños a repatriar inmediatamente con carácter de urgencia al último país del que procedan, a los inmigrantes ilegales. Oponerse a la readmisión por parte de Argelia, Marruecos, Libia, Mauritania, equivaldría a sanciones económicas y a pérdida de ayudas.

En cuanto a la petición de asilo político, resulta innegable que África es el paraíso de los conflictos civiles, pero Europa no puede admitir a todos los refugiados políticos que desean establecerse en nuestro territorio. Bastaría, simplemente, con establecer que las peticiones de asilo deberían realizarse en el consulado español más próximo al lugar de procedencia. Sin embargo, resulta inadmisible imponer una política de hechos consumados diciendo: “soy exiliado político, he llegado ilegalmente y aquí me quedo”. Ese gesto de desprecio a la legislación española debería ser castigado con la repatriación inmediata.

Por otra parte, es evidente que la inmensa mayoría de quienes solicitan ser considerados “refugiados políticos”, mientras sobre su origen e identidad. Pero esta es otra historia.

Nuestra legislación garantista y establecida para períodos de goteo de inmigración, pero no de riadas migratorias, está desbordada por la llegaba masiva de menesterosos. La saturación en Canarias no es de ahora, se inició en febrero de 2005 cuando empezó a realizarse la regularización masiva. Cada vez que la saturación llama la atención de los medios –a falta de otras noticias- ZP se preocupa y sus voceros parlamentarios durante un par de días afirman que la situación “no es grave”. Es el tiempo que tardan en transferir esos inmigrantes a la península y distribuirlos por todas las comunidades autónomas. Al cabo de pocos días, la historia se repite: los centros de acogida canarios vuelven a estar sobresaturados, nueva noticia y en avión para España, salvo a unos pocos desafortunados a los que les toca hacerse la foto en el vuelo de regreso a su país… vuelo que, por lo demás, hay que pagar al país de origen para que acepte a sus propios funcionarios.

Esto no es política migratoria, esto es, sencillamente, una vergüenza nacional en la que gobiernos de países miserables, dirigidos por salteadores de caminos, exigen el pago de “derechos” por admitir a sus propios ciudadanos. Con gentes de esa calaña ¿podemos negociar algo cuando en realidad solamente entienden el lenguaje de la amenaza y el gesto de fuerza?

¿No crees que ZP actúa así por humanidad?

Me cuesta trabajo pensar que ZP actúa por otra cosa que no sea por consideraciones electorales. Después de meses de que la Guardia Civil le alertara sobre los cayukos hundidos y las víctimas llegaran a 3.000, empezó a hacerse eco de la gravedad de la situación. Antes ya sabía que era una situación de extrema gravedad, pero los medios no la habían reflejado y si los medios no sabían nada, era que el problema no existía. De repente, los medios, informados por policías, por cierto, advirtieron sobre el conflicto y fue entonces cuando ZP empezó a tomar cartas en el asunto. Movilizó a los Moratinos, Rumi, Caldera y demás ineptos, para que viajaran a los países africanos afectados y negociaran las repatriaciones: ¿negociaran? ¿qué puede negociarse con países que se niegan a readmitir a sus propios ciudadanos? El resultado de todo este cúmulo de insensateces es que a los 18 meses de haberse iniciado el conflicto de los cayukos, estos siguen fluyendo hacia Canarias y dejando su cuota de ahogados. Se ha comprado a precio de oro la cooperación de Marruecos (40 millones de Euros en noviembre de 2005, para que tomara cartas en el asunto en la crisis de las vallas de Ceuta y Melilla), se ha comprado la cooperación de Mauritania y Malí… pero ni uno solo de esos países hace absolutamente nada para detener el flujo. Es más, las últimas negociaciones ya eran con Nigeria, país alejado y al que, por supuesto, también se le comprará la colaboración.

Me dices si no será que ZP actúa así por “humanidad”. Ya hemos visto que los ahogados en los cayukos son, directamente, culpa suya. Al mismo tiempo, el despilfarro de fondos en materia de inmigración, también lo es. España no es un país rico como para sufragar todos los gastos de establecimiento masivo de ilegales sin trabajo, de repatriaciones excepcionalmente caras o de coberturas sociales a inmigrantes sin trabajo y sin posibilidades de tenerlo. Todo el dinero que se despilfarra en esta materia, se sustrae de causas mucho más urgentes y justificadas. Mantener cada día a un inmigrante ilegal menor de edad cuesta al día 80 euros. Y son miles.

¿Qué hacemos, por cierto, con los menores ilegales? ¿tampoco eres partidario de que se les trate con humanidad?

Claro que lo soy. Crees que soy un monstruo, me conoces lo suficiente para saber que no. El monstruo es la Ley del Menor. Esa ley, en materia de ilegales, prescribe que los menores ilegales que se encuentran en España quedan bajo tutela del Estado y de las Comunidades Autónomas. ¿Eso es humanidad? Si se trata de aplicar medidas humanas, la primera de todas, incuestionable y cristalina, es que todo menor tiene el derecho de estar junto a sus padres y éstos tienen la obligación de tenerlo con ellos. Cualquier otra disquisición es monstruosa.

Así pues, un gobierno digno de tal nombre y no un atajo de mocos coriáceos, deberían de preocuparse por repatriar con más celeridad si cabe a los menores ilegales que a cualquier otro. Hacer lo contrario, esgrimiendo la coartada humanitaria, es contribuir a que el niño inmigrante ilegal crezca en un ambiente que no es el suyo, alejado del cariño de su familia.

Por otra parte, no hay que olvidar que una parte de esos menores se integran pronto en los circuitos de la delincuencia. Se han desarticulado bandas de kosovares en los que una parte eran menores. Los kosovares conocen perfectamente la Ley del Menor, así que saben que si esos menores roban y son detenidos, se beneficiarán de la laxitud de la ley, pero si no son detenidos, el producto de sus robos beneficiará a toda la banda. Incluso, algunos cuando son detenidos, echan la culpa a sus hijos para salvarse de la condena. Estamos ante otro fraude de ley. Utilizar a menores para robos debería de ser considerado como un agravante ante la ley. Por otra parte, el menor detenido en la primera comisión de un delito, debería ser repatriado inmediatamente, sin esperar a que cometa el segundo (lo cual tiene lugar al día siguiente, en la mayor parte de los casos). La única diferencia con los inmigrantes adultos delincuentes, debería ser que mientras estos cumplen íntegramente la condena en España y al ser liberados ser patriados al país de origen, inmediatamente, los menores, tras cometes el primer delito, deberían ser repatriados al país de origen.

Esto resulta tan lógico que frecuentemente he hablado con inmigrantes que me han asegurado no entender por qué diablos, los gobiernos españoles no asumen posiciones drásticas. Es tan evidente que la dejadez, el desinterés y las coartadas humanitarias, contribuyen a agravar estos fenómenos, que los propios trabajadores inmigrantes legales, son los primeros en reclamar medidas urgentes para neutralizar estos fraudes de ley, esta legislación débil y tísica, y este papanatismo humanitarista.

Resumiendo, una política de fuerza

El monopolio de la violencia corresponde al Estado. Nadie puede desafiar al Estado y pensar que quedará impune. Si ocurre esto, el Estado pierde su prestigio ante la sociedad y no digamos ante la comunidad internacional. Como sabes, ayer sábado, Chirac abroncó nuevamente –y va la cuarta- a ZP por su regularización masiva de 2005, ¿tu crees que un Estado como el Español no queda desprestigiado por tener un gobierno inepto como el gobierno ZP? ¿tu no crees que un gobierno de ineptos hunde el prestigio de toda una Nación?

Como sabes, viajo bastante al extranjero. En varios países de Europa, América y Africa me ha sido dado hablar sobre la política española. He visto como a Aznar se le odiaba en algunos países. Pero, créeme, no ha habido una sola conversación sobre ZP que no haya sido irónica. A Aznar se le odiaba, de ZP se le ríen. El prestigio de España no está mejor ahora que hace tres años, sino mucho más hundido. La España de ZP ha demostrado en todos los foros internacionales, ser un socio poco fiable. Recuerdo que una de las primeras fotos de ZP en Europa –a poco de las bombas del 11-M y de salir elegido- fue aquella en la que se le veía con Schröder y con Chirac. “El País” tituló: “España regresa a Europa” y “Nace el eje franco-hispano-alemán”. Pocos meses después Schröeder cayó, lo sustituyó la “fracasada” Angela Merkel, que como represalia bendijo la OPA de Eon a Endesa y, en cuanto a Chirac, ha tomado por costumbre abroncar en público a ZP. ¿Se podía caer más bajo? Si, por supuesto. A finales de julio de 2006, la Fernández de la Vega, visitó Bolivia, explicando que España había intentado oponerse a las medidas de la UE que exigían visado para los ciudadanos bolivianos que entraban en España. Simplemente, se limitó a echar las culpas de la medida a “Europa” (“No somos nosotros, es Europa, quien se opone a la entrada libre de bolivianos”). Una semana después, de regreso a Europa, en Helsinki, la misma vicepresidenta, pidió ayuda a Europa en materia de inmigración. ¡Claro que se puede caer más bajo! El gobierno ZP logra superarse cada día. ¿Cómo puedes dudarlo? Durante el período de gobierno de Felipe González todas las mañanas nos levantábamos con la seguridad de que íbamos a encontrarnos con un nuevo caso de corrupción; durante el período de Aznar, la preocupación de las mañanas eran las “armas de destrucción masiva” y el “terrorismo internacional”. Con ZP –lo ha aprendido de Maragall- cada mañana nos levantamos teniendo la sensación de que esa noche el gobierno habrá logrado superarse a sí mismo y generar un nuevo conflicto. Y raramente nos equivocamos. ¿Y tú que opinas?

No te preocupes, en este tema, opinamos lo mismo…

 

(c) ErnestoMilá - infokrisis@yahoo.es

 

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