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INFOKRISIS, el blog de Ernest Milà

Irak, nueva etapa: vietnamización

Irak, nueva etapa: vietnamización Redacción.- La resistencia irakí ha dado el preaviso de Navidad a los EEUU en forma de atentado contra la mayor base militar norteamericana en la región. 24 muertos y 62 heridos, la mayoría norteamericanos, recrean un paisaje similar al cerco a la base militar norteamericana en Da-Nang durante la guerra del Vietnam. Este atentado marca un nuevo punto de inflexión en la ocupación norteamericana de Irak: a la sensación de que el país está “fuera de control”, se une la sensación de “derrota inminente” del ejército americano.

Un país, una situación.

La base de Mosul está situada sobre lo que antes fue l histórica y bíblica Nínive a 370 km al norte del Kurdistán irakí, próxima a la frontera con el “futuro Estado de la Unión Europea”, Turquía… En esa zona, ningún partido kurdo tiene un presencia mayoritaria. A pesar de que un grupo islámico, hasta ahora especializado en secuestro de extranjeros y cobro de rescates, se ha atribuido en Internet el ataque, por la forma de ejecutarlo y la capacidad de escapar al cerco de los peshmergas, todo induce a pensar que la acción ha sido realizada por miembros de la resistencia miitar-baasista. De hecho, las milicias kurdas, constituyen hoy la principal punta de lanza contra la resitencia iraquí en la región.

El atentado tuvo como testigo privilegiado a un periodista norteamericano que, inmediatamente, colocó en su web la crónica del ataque. Era lo peor que le podía pasar a la administración Bush, el mismo día en que el presidente había salido en defensa de Ronald Rumsfeld –“el hombre más humano y caritativo que conozco…” y nuevamente hubiera afirmado que las elecciones se iban a celebrar sin grandes obstáculos. En realidad es todo lo contrario y es fácil prever lo que va a ocurrir.

Jeremy Redmon, periodista del diario Richmond Times-Dispatch, se hallaba encuadrado dentro del contingente militar con el 276º Batallón de Ingenieros de Virginia y presenció en directo el ataque. Gracias a él se han conocido los detalles estremecedores de cómo se desarrolló. Dentro de la base, los marines deambulaban de un sitio para otro, consumiendo hamburguesas o perritos calientes o con sus walkman escuchando música. Era la hora del rancho y el comedor estaba repleto de soldados. De repente una explosion alcanzó la tienda de campaña que servía de comedor y cantina de la base militar; la onda expansiva de las explosiones arrancó de cuajo de sus asientos a muchas personas. "Una bolsa de fuego envolvió la parte superior de la tienda de campaña mientras la metralla caía sobre los comensales", explica el reportero del Richmond Times-Dispatch, antes de que empezaran a escucharse los gritos de: "¡Médico, un médico!". Se ignora si el ataque fue causado por cohetes tierra-tierra o por morteros de grueso calibre.

Tras el cerco a Falluja, las unidades guerrilleras adscritas al “Alto Mando de la Resistencia Iraquí” (unidades formadas a partir de los cuerpos de élite del Ejército Iraquí y de las milicias del partido Baas) han desplazado su teatro de operaciones en la zona más al norte. En Mosul. Allí se encuentra el núcleo del futuro Estado títere kurdo y el control del territorio está en manos de los peshmergas, milicias kurdas constituidas a partir de las milicias del Partido Democrático del Kurdistán y de la Unión Patriótica del Kurdistán, dueños virtualmente del terreno desde 1991, cuando se constituyó la zona desmilitarizada del norte por imposición de los norteamericanos.

La estrategia del Alto Mando de la Resistencia Irakí

En tanto que organización militar regular que ha adoptado la estrategia de guerra de guerrillas ante un adversario superior en número y medios, pero aislado sobre el terreno, es fácil intuir cuál es la estrategia con la que operan estas unidades: morder y huir. Morder sobre todo a los “colaboracionistas”, las milicias que han aceptado hacer el trabajo más sucio, traicionar a su pueblo y colaborar con el ocupante, morder sistemática y especialmente, a los cuerpos militarizados (policía, ejército, funcionarios, milicias de apoyo al ocupante). Y golpear a las unidades norteamericanas que se aventuras a salir de sus recintos fortificados que, en buena medida, son hoy ya zonas cercadas por la resistencia, a partir de la insurrección general de Semana Santa. La fase siguiente era golpear al ocupante dentro de sus bases.

La estrategia norteamericana en la actualidad es similar a la que imprimió Nixon cuando se hizo cargo de la presidencia y heredó el conflicto de Vietnam: “vietnamizar” es ahora “irakizar”. E “irakizar” implica dar a los colaboracionistas la responsabilidad de hacer frente a la resistencia, esto es, convertir a los colaboracionistas en carne de cañón. Esto, acompañado por la celebración de elecciones hace que se cree una situación falsa de existencia de un “Estado Irakí” que, en realidad, no existe más allá de donde hay una unidad norteamericana.

De hecho, ante las próximas elecciones a celebrar en enero, vamos a asistir a atentados en masa contra los candidatos que se presenten y, el mismo día de las elecciones, parece difícil que la jornada pueda celebrarse sin una cadena de atentados. La población civil lo sabe y no acudirá en masa a los colegios electorales. Nadie duda de que las elecciones van a constituir un inmenso fraude, pero también una gigantesca sangría.

Pero esta estrategia norteamericana de “irakización” choca con la realidad: cada día son más los irakís alistados en los organismos colaboracionistas los que desertan, vuelven a su casa o se integran con armas y bagajes en la resistencia. Desde la insurrección de Semana Santa, el número de desertores ha aumentado en razón directa al número de atentados cometidos contra los colaboracionistas. Finalmente, lo que se está reconstruyendo es un esquema mucho más complejo pero, en cierto sentido, similar al que existe en Afganistán desde diciembre de 2001, a saber, un territorio nominalmente ocupado por los norteamericanos que, también nominalmente, tiene una administración propia afgana, pero que en la práctica controla solamente el territorio próximo a los ministerios y al palacio presidencial, esto es, algunos barrios de Kabul. El resto sigue en manos de los talibanes, de los señores de la guerra o, simplemente, de los bandidos locales.

El declive del poder unilateralista

Los medios de comunicación norteamericanos, hoy en manos de capitales no norteamericanos, tienen poco interés en Irak. No es de prever que se produzca una reacción mediática contraria a la guerra como la que tuvo lugar con Vietnam. La mayoría de norteamericanos piensan que están allí defendiendo la democracia y la integridad de su territorio, están convencidos de que la resistencia es Al Qaeda… cuando resulta muy aventurado decir que Al Qaeda esté presente en Irak y que el propio Al Zarkahui sea otra cosa que el “icono del mal”, creado por la unidad de operaciones psicológicas de Fort Brad destacada en Irak. En efecto, de la misma forma que nadie sabe exactamente qué o quién es Bin Laden, dónde está y a quien sirve, tampoco se sabe mucho más de Al Zarkahui, salvo que “se dice” que es el responsable de Al Qaeda en Irak. A él se le atribuyen los atentados más sangrientos y siempre, como Bin Laden, logra huir in extremis. Más parece el lobo del cuento, una “distracción” que replica la idea de Bin Laden – icono del mal – ataque 11-S – Irak = Saddam Hussein responsable del ataque al WTC, luego si Al Zarkahui opera en Irak es por que Saddam le abrió las puertas. Un razonamiento tan primario y falaz como éste no se apoya en ningún dato objetivo, pero sí en las necesidades de operaciones psicológicas del ejército norteamericano.

Pero, como decíamos, la prensa norteamericana no está por la labor de denuncia de lo que está pasando en Irak. De hecho, en España tenemos más información sobre Irak que en los EEUU. Pero está Internet e Internet es un reguero de pólvora, las noticias corren por la red a más velocidad que en los medios de comunicación convencionales. E Internet informa puntualmente de la situación: los marines, hasta ahora salían poco de sus bases, a partir de ahora, ni siquiera están seguros en sus bases.

A lo largo del 2005 vamos a asistir al fortalecimiento de la presencia militar de EEUU en Irak, a la disminución de los contingentes extranjeros en la zona, empezando por los polacos y terminando por los ingleses, cada vez más incómodos por su situación allí, por su creciente aislamiento y por un panorama del que sus militares, en primer lugar, son conscientes de que no tiene solución favorable para ellos. Vamos a ver también como se recrudecen las acciones de la resistencia, se debilita el número de colaboracionistas y lo que salga de las elecciones no va a ser otra cosa más que futuros blancos con diana colgada sobre el pecho, para las fuerzas de la resistencia irakí.

¿Y América? Derrotada. La primera potencia mundial, no puede acabar con una guerrilla. El desarrollo de nuevas armas tecnológicamente de vanguardia, las teorizaciones sobre una guerra asimétrica en la que el propio bando no tenga bajas y el enemigo las tenga todas… se han demostrado inaplicables en la práctica. Finalmente, todo depende de la actitud de la población civil y de la calidad y motivación del enemigo. Si éste asume que va a tener pérdidas incalculables, la guerra de guerrillas es factible. Las fuerzas de la resistencia lo han asumido. La tecnología llega a bombardear a gran altura con una precisión creciente, a descubrir mediante sensores, cámaras de aire situadas tras los muros aparentemente inocuos o enterrados en las arenas, en donde se encuentran arsenales de la resistencia… pero no sirve para penetrar en el corazón de un pueblo que se ve ocupado y que quiere ver al ocupante lejos de su patria. No hay tecnología capaz de superar los obstáculos con los que se encuentran los marines sobre el terreno.

América está derrotada en esta aventura. Solo que la administración norteamericana todavía no lo ha comprendido. Pero esta no va a ser otra derrota más en una colección de derrotas. Esta es la derrota que se produce cuando EEUU ya ha iniciado la pendiente de la decadencia como “poder imperial”. Si el instante del derribo de la estatua de Saddam Husein en Bagdad marcó el zenit de ese poder, las bombas en la base de Mosul llegan en un momento en que está claro que EEUU está progresivamente aislada en todos los frentes políticos y hostigada cada vez con mayor precisión en el frente militar irakí.

La guerra de Irak no ha servido para nada, ni ha abaratado el precio del petróleo como le hicieron creer a Aznar, ni ha dado el control de las fuentes energéticas irakíes a los EEUU, como pretendían los petroleros, ni ha facilitado el lanzamiento de nuevas armas que luego podrían venderse a precios exorbitantes en los mercados internacionales, como aspiraba el complejo militar-industrial, ni ha servido para que EEUU se aureole del rango de “nación elegida por Dios” con lo que deliraban los enloquecidos fundamentalistas, ni siquiera ha servido para galvanizar a la opinión pública norteamericana y evitar que se convirtiera en una “nación blanda”, con una canalización de la vida pública, tal como, finalmente quería la logia neoconservadora de discípulos de Leo Strauss que gobierna en los corredores de Washington y teledirige al bobo que se sienta en el despacho oval. A este respecto creemos que en nuestro libro “Lo que está detrás de Bush” que puede ser descargado gratuitamente en estas mismas páginas, damos una visión completa del poder de esta logia, verdadero centro de ideación de las estrategias políticas de la administración Bush.

Irak no ha servido para nada, o mejor si, ha servido para algo: para demostrar que el unilateralismo norteamericano que se vivió entre 1990 y 2003 no ha podido mantenerse y que la aspiración imperial que asumió EEUU, a partir de 1996, sobrevaloraba la propia fuerza, minimizaba la de los posibles opositores e ignoraba la deficiencia fundamental de la economía norteamericana. El mundo ha comprendido que es mal asunto ser aliado de los EEUE. Ahí está Aznar para recordarlo y proclamarlo, muy a pesar suyo, con su sola presencia. Tras Vietnam los aliados de EEUU recordaron que la amistad con este “país bendecido por dios” es la gran posibilidad de encontrarse “tirados” a la primera dificultad. Le pasó a Vietnam del Sur y a Camboya. Fueron precisos quince años para reconstruir una política de alianzas que suscitara credibilidad en alguien. Luego vino Kuwait y la primera guerra del golfo, una de las más brillantes páginas del cenit imperial norteamericano. Más tarde el derribo de la estatua de Saddam. Y hoy, la demostración de impotencia. Cuando termine el 2005, todo esto se habrá evidenciado brutalmente. Decenas de miles de iraquíes habrán muerto y desde luego, es seguro que las víctimas norteamericanas ascenderán ya a 3000. Quedarán todavía tres años de mandato de Bush… la única duda es si la sociedad norteamericana logrará soportar el extraordinario déficit público, insoportable para cualquier país y si Internet logrará movilizar a la opinión pública contra la política presidencial de sostenella y no enmendalla en Irak. Dos buenas cuestiones que se resolverán en los treinta próximos meses

© Ernesto Milá – infokrisis – infokrisis@yahoo.es

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